domingo, 28 de mayo de 2017

Repercusiones -26-


- Nupcias.-

Sasuke miraba como el sastre tomaba sus medidas con la cinta métrica para poder confeccionarle ropa nueva que estrenaría en el día de su matrimonio y eso, le había provocado emoción, pues hacía mucho tiempo que no vestía prendas nuevas y que solo estrenara él ya que sus ropas había sido usadas y compradas debido al bajo costo pero era preferible vestir esas ropas a estar desnudo o ponerse prendas inmundas como había tenido que usar.

Sin embargo, el doncel no podía dejar de sentirse inseguro y preocupado a la vez, no sabía nada de Itachi y aunque Naruto había pedido su mano, junto al hijo menor de los Sabaku con el doncel al que había llevado a presentar a sus padres, Sasuke no sabía si había hecho bien en aceptar a Naruto ya que, en realidad, a penas lo conocía y pronto se casaría con él.

Sasuke escuchaba como Karura discutía con el sastre acerca de cómo debía ser el traje, la tela que debía ser y los precios en lo que la matriarca Sabaku intentaba hacer que el hombre le rebajara el costo.

El doncel suspiró y se encaminó hasta un enorme sofá en el que Sai observaba la discusión para tomar asiento ya que el sastre había terminado de anotar sus medidas en un papel.

– Sai… – Llamó Sasuke después de unos segundos en que solo se oía el intento de regateo de Karura con el sastre. – ¿Estamos haciendo bien?.

Sai miró a Sasuke con confusión porque no comprendía a que se refería con aquella pregunta.

– No, no te comprendo. – Respondió Sai sin apartar su mirada de Sasuke que volvió a suspirar pesadamente.

– Me refiero a si estás seguro de que Gaara es el hombre adecuado para ti, que es el hombre con el que quieres vivir hasta envejecer. ¿Tú… puedes saberlo? – Terminó de explicarse Sasuke para ver como Sai sonreía.

– No conozco el futuro, Sasuke, pero sé, que lo que siento hacía Gaara es inexplicable y muy poderoso como para recordarme que estoy vivo. – Sai cerró sus brillantes ojos haciendo que su sonrojo fuese más notorio en el blanquecino rostro del joven. – Yo había soñado tanto con esto, que no puedo pensar en nada más y sé que quiero que Gaara esté a mi lado toda la vida. Me es difícil el imaginar mi futuro sin Gaara, el pensar que los hijos que traiga a este mundo no tienen sangre de Gaara y me da alegría el saber que después de desposarme con Gaara podré hacerle de comer y el comerá todo aquello que le prepare. El saber que no estaré solo en las noches y escuchar su voz por la mañana deseándome el buen día cuando aún está adormitado. – Comentó con ilusión.

Sasuke se quedó mirando a Sai por un instante antes de volver a mirar al frente donde parecía que la mujer había conseguido sus propósitos con el hombre y estaban discutiendo la fecha de entrega de los dos trajes.

– Yo… yo no sé lo que siento hacia Naruto. – Confesó en voz baja Sasuke debido a la incomodidad que sentía al anunciarlo.

– ¿Y por qué aceptaste el compromiso?. – Se atrevió a preguntar Sai al escuchar lo dicho por Sasuke.

– No… no sé. No estoy seguro, puede que pensara que era lo mejor, que debía decir que sí porque él se ha portado muy bien conmigo, me ha ayudado cuando lo he necesitado pero yo tampoco lo sé. – Susurró Sasuke con un tenue sonrojo en sus pómulos. – Quizás, solo quería dejar de seguir siendo una molestia para los señores Sabaku, se han hecho cargo de mí cuando yo no soy de su familia o puede que tan solo quiera arreglar mi deuda con Naruto, e incluso, dejar de sentirme solo ahora que Itachi no está a mi lado. – Sasuke bajó su mirada al suelo de madera sintiendo como sus ojos se humedecían. – Puede que el que me despose con Naruto es lo que todos esperan que haga y por ello, he aceptado cuando ni siquiera lo conozco.

Sai miró a Sasuke y después de unos minutos en silencio en que solo se escuchaba a Karura y el sastre, Sai puso una de sus blancas manos sobre una de las manos de Sasuke y este ante el contacto sonrió levemente agradecido.

– No creo que debas matrimoniarte con un hombre al que no amas aunque los nobles y burgueses lo hagan continuamente o sientas que es lo que todos quieren que hagas porque el matrimonio es muy serio, es la aprobación de Dios para darnos hijos y nietos para agrandar nuestra felicidad, Sasuke. – Sai habló con voz amable. – Yo no puedo darte la respuesta que busca pero sé que tú mismo podrás encontrar solución a tu pregunta.

– Sai, gracias… – Murmuró Sasuke mirando a la cara del otro doncel, que asintió con la cabeza con complicidad.

– Bien, mis queridos donceles, ya podemos irnos y volver a nuestros quehaceres que el sastre y el sacerdote ya nos han escuchado para poder celebrar esta boda. – Interrumpió sonrientemente Karura a los dos jóvenes.

Los dos donceles asintieron con la cabeza y siguieron a la mujer hasta fuera del edificio donde Karura, como responsable del futuro esposo de su hijo pequeño, acompañó a Sai hasta la orfebrería antes de volver a la posada junto a Sasuke que no tuvo tiempo para descasar y debió coger sus utensilios de limpieza para ponerse a trabajar.

En ese mes que había pasado desde que se comprometiera con Sai, Gaara había encontrado una casa que estaba adecuando con ayuda de Naruto para irse a vivir con Sai y Sai por petición de los señores Sabaku se había mudado a vivir con la familia Sabaku, compartiendo habitación con Sasuke ya que el doncel había adquirido el cuarto de Temari cuando esta se casó y dejó el hogar familiar.

Sin embargo, a diferencia de Sai, Sasuke no veía a su prometido ya que le estaba prohibido el que Naruto fuese a la taberna o la posada en busca de Sasuke cuando la noche tomaba su lugar haciendo que las dudas de Sasuke aumentaran por no ver al mozo a causa de que se pasaba sus horas libres ayudando a Gaara en acondicionar la casa que compartiría con Sai.

Aunque el trabajo en la posada y la taberna mantenían ocupado a Sasuke, al llegar la noche y el tener que ir a su  cama a descansar, el silencio nocturno hacía que la cabeza de Sasuke recordara a su hermano provocándole tristeza y también, que sus dudas volviesen a su mente como flechas veloces que se clavaban con violencia.

“¿Madre, estoy haciendo bien? No sé si amo a ese hombre y llevo tiempo sin verlo, él ya no viene aunque sé que le es imposible el venir a verme pero el cortejo con él fue tan minucioso por la señora Karura que no conozco más de lo que sabía de Naruto. Es posible, que vaya a entregarme a un hombre que no pueda amar y temo lo que provocará esta unión. Ojalá estuviese aquí para aconsejarme, madre. Me hacéis falta, madre.” – Pensaba Sasuke mientras silenciosas lágrimas comenzaron a caer de sus negros ojos y rodaban por su blanca piel hasta fundirse en la tela de su almohada. – “Madre, os pido que me protejáis como os ruego cada noche que cuidéis de Itachi en donde esté, no permitáis que nada malo le ocurra a mi hermano, madre, o no sé si podré soportar el conocer una desventura de mi hermano.” – Terminó de decirse a sí mismo en el interior de su cabeza Sasuke antes de adentrarse al mundo de los sueños dejando caer sus lágrimas.

Los días pasaron tan veloz como un caballo que galopaba libremente pero Sasuke se sentía nervioso porque el día anterior había recogido sus ropas nuevas en el sastre y a pocas horas se casaría con Naruto, el hombre que había pedido su mano en compromiso y en matrimonio pero, al mismo tiempo, era un desconocido ante sus ojos.

Sasuke terminó de limpiar una de las alcobas de la posada cuando se dirigía a la habitación que ocupaba sintiendo como su estómago rugía de hambre, pues la señora Sabaku no le permitió comer nada, ni a Sai ni a él, solo tomaron una infusión de salvia para no desfallecer en el día y el diminuto corsé que tendría que ponerse le quedara bien ceñido a su cintura.

Cuando Sasuke entró a la habitación fue recibido por un regaño mientras era empujado hacia donde estaba la bañera en la que se encontraba Sai y en la que también tuvo que adentrarse Sasuke para poder asearse bien.

Los donceles salieron con la ropa interior donde la matriarca de los Sabaku los esperaba con los corsé que después de ser bien apretados y atados a las cinturas de los donceles se vistieron con sus nuevas ropas en la que la clara diferencia de las telas era muy apreciables a los ojos de cualquier persona.

Karura peinó, perfumó y maquilló a los donceles después de haberse vestido y ambos jóvenes se veían hermosos con sus trajes nuevos y sus velos tupidos que cubrían su rostro, impidiendo que se apreciara a simple vista los bellos rasgos de los damiseles.

Antes de ponerse en camino a la pequeña iglesia en donde ambos donceles contraerían nupcias, la mujer le dio un té espeso de un sabor especial y aroma muy intenso que hizo que los donceles se sonrojaran intensamente para luego, retirarle las tazas vacías de las manos y abrazar a ambos jóvenes.

– Escuchadme bien, este día que os casáis debéis saber algunas cosas para hacer feliz a vuestro futuro marido. – Habló Karura mirando a Sai y Sasuke que estaban sentado sobre una butaca cada uno después de deshacer el abrazo. – El sacerdote terminará dándoos la aprobación de Dios a vuestro amor para que seáis felices y traigáis el regalo de los hijos varones a vuestros respectivos esposos pero hay algo que debéis saber ambos.– La mujer bajó la voz para continuar. – Cuando la celebración terminé vuestros maridos os llevarán a las casas en las que viviréis y criaréis a vuestros hijos pero cuando lleguéis ahí, como todos los hombres, ellos os pedirán algo especial.

– ¿Algo especial?. – Preguntó Sai un poco preocupado por el tono que había utilizado su suegra y que por alguna razón le dio pavor.

– Sí, ellos querrán vuestra prueba de fe. – Respondió Karura y ambos jóvenes se miraron sin comprender.

– ¿Qué es eso?. – Esta vez preguntó Sasuke.

– Es la prueba de que llegáis puros ante Dios y ante él. – Contestó Karura haciendo que Sasuke se sintiera un poco incomodo porque recordó que en el pasado en una ocasión Naruto lo había besado y eso era pecado aunque no fue el único ya que Sai también se removió intranquilo en su asiento por los innumerables besos que él y Gaara se habían dado. – Vosotros debéis dejar que lo compruebe.

– ¿D-De qué forma?. – Se atrevió a preguntar Sasuke tragando saliva con dificultad.

– No será algo agradable para ustedes pero debéis dejar que ellos lo hagan porque es una prueba que debéis pasar con vuestros esposos, será un acto que os unirá más, siendo algo que solo haréis con vuestro respectivo marido pero tranquilos, vosotros tenéis que beber de este té y os ayudará en esa dura prueba. – Aseguró Karura levantando una de las tazas vacías para luego abrazar a los dos donceles. – Estoy muy feliz por ambos y espero, tengáis muchos hijos.

Cuando la charla terminó entre la mujer y los dos damiseles se dirigieron a la iglesia con torpeza, pues tanto Sai como Sasuke se sentían acalorados y con la cabeza turbada.

Yamato esperaba a Sai en la puerta junto a Kankuro, quien sería quien entregaría a Sasuke a Naruto. Una vez los donceles llegaron y cada hombre recibió a su doncel en el altar, el párroco comenzó la ceremonia que concluyó con la aceptación de los participantes y con un Sai muy apegado a Gaara y un Sasuke a Naruto.

Cuando salieron del edificio sagrado se dirigieron a la taberna de los Sabaku donde comerían el festín que la familia Sabaku había dejado preparado para ese día.

– ¿Estás bien, Sasuke?. – Preguntó Naruto con preocupación a su recién cónyuge, el cual asintió con la cabeza mientras era sostenido con fuerza de la cintura porque estaba caminando con torpeza. – Es que no se te ve como siempre. Estas caminando con las rodillas unidas. – Observó.

– No te preocupes, no es nada pero Naruto… hasta hace poco tiempo estaba preguntándome si te quería y si hacía bien en casarme contigo, incluso le pedía a mi difunta madre una respuesta. – Cambio de tema Sasuke sujetándose con fuerza del pecho de Naruto.

Naruto se sintió asombrado y desconsolado por lo que Sasuke estaba contándole.

– ¿Y qué te hizo cambiar para que quisieras contraer nupcias conmigo?. – Preguntó intentando ocultar el dolor que sintió.

– No lo sé pero creo que eres un buen hombre y puedo llegar a quererte como Sai ama a Gaara y yo, ahora, necesito de alguien como tú aunque parezca que actué por egoísmo siento que mi lugar es estar a tu lado. – Confesó Sasuke haciendo muecas raras en su cara.

– Sasuke, creo que en realidad no quieres aceptar tus sentimientos hacia mí y estas escudándote en tus miedos a pesar de que sabes que yo te amo con toda mi alma y sería capaz de hacer cualquier cosa que me pidas. – Le contestó Naruto a Sasuke que se había abochornado por tal confesión. – Sé que en el pasado no hacia lo correcto pero he cambiado, ahora soy un hombre honrado y enamorado del lindo doncel con el que me he casado. – Dijo haciendo que el rostro del doncel enrojeciera un poco más. – Por favor, Sasuke, no me cierres tu corazón porque soy el único que puede cuidarlo. – Murmuró en el oído de Sasuke provocándole un escalofrío.

– ¿Por qué tu eres el único que me da una respuesta a las inquietudes que siento?. – Inquirió Sasuke mirando a los ojos de su esposo.

– Porque soy el único que desde el momento en que te vi también vio tu alma, Sasuke. – Concluyó la conversación con una sonrisa que hizo que el doncel mirara a otro lado con un nuevo sonrojo en su cara.

Sin decir nada más todos llegaron a la taberna de los Sabaku, la cual estaba cerrada ese día a causa de la celebración y en la que tanto Sai como Sasuke solo bebían aquel extraño té mientras comían la deliciosa comida.

Cuando el banquete terminó, los Sabaku se quedaron recogiendo todos los enceres junto a Temari y su esposo mientras que los dos nuevos matrimonios volvieron a sus respectivas casas donde comenzarían su vidas de casados.

Naruto se despidió de Gaara y dirigió a Kyubi hasta su hogar sintiendo como Sasuke se apegaba a él en busca de su cuerpo y gemía o suspiraba en cada movimiento o cada vez  que lo tocaba para impedir que se cayera del caballo.

Cuando por fin llegó a su casa, desmontó a su corcel para abrir la puerta y adentrarse en el patio para después volver a cerrar el pórtico.

Naruto tiró de las riendas hasta llevar a Kyubi hasta su establo y ayudó a Sasuke a bajar del jamelgo para luego, coger la bolsa con las pocas pertenencias del doncel y ayudar al joven entrar a la casa donde lo sentó en una de las sillas de la cocina para él poder volver al establo y desensillar al equino, cepillarle el pelaje antes de dejarle agua y comido al animal.

Al terminar, Naruto volvió a adentrarse a la cocina donde Sasuke permanecía sentado emitiendo leves ruiditos.

– ¿No te has movido de aquí, Sasuke? Te dije que tenías libertad para que vieras la casa y eligieras una de las alcobas. – Acercándose al doncel.

– Naruto… – Pronunció trémulamente Sasuke mientras se abrazaba a Naruto. – Siento calor y… te quiero. – Farfulló en voz baja pero lo suficientemente alta para que su esposo lo pudiese escuchar.

– Sasuke, no estás bien. Tú no te estás comportando como eres y… – Se interrumpió Naruto cuando comenzó a escuchar como Sasuke sollozaba.

– Me duele… – Susurró pegándose más al cuerpo contrario haciendo que Naruto notase su excitación. – Me… duele mucho.

– “Esto no está bien, no así.” – Pensaba Naruto mientras cogía a Sasuke en brazos para llevarlo al baño donde había hecho una bañera de madera de roble y puso al doncel en su interior. – Escúchame, Sasuke. Lo que estas sintiendo no es normal sino impuesto por algo que tomaste o comiste pero no te preocupes que intentaré…

– ¡No…! No me dejes… como Itachi… no te vayas de mi lado. – Lloriqueó Sasuke sujetando con fuerza el cuello de Naruto. – No quiero… quedarme solo.

– Tú no estarás solo porque me tienes a mí, solo voy a buscar agua para…

– ¡No…! – Gritó mientras hipeaba a causa de su llanto.

Naruto se pasó una mano por su cabello rubio con frustración porque él no deseaba que las cosas ocurrieran de esa manera pero al parecer no le iba a quedar de otra forma y volvió a cargar a Sasuke en sus brazos que estaba llorando en su hombro para llevarlo al dormitorio principal, el cual él ocupaba.

Cuando Naruto llegó a la habitación, dejó al doncel con delicadeza sobre la cama y se deshizo del abrazo de Sasuke para desnudarse y luego, desnudar al doncel.

Naruto se puso sobre Sasuke que lo volvió a abrazar con fuerza y el mozo aprovechó para besarlo mientras llevaba su mano al miembro del doncel para masturbarlo y el cual, no tardó en correrse.

 – Escucha, Sasuke. Yo quería que esto pasase de otro modo pero sé que no tengo tiempo para ayudarte y va a doler lo que voy a hacer, tanto a ti como a mí, pero puedes agarrarte a mi tanto como quieras e incluso, puedes morderme o gritar si lo deseas pero tendrás que  soportarlo, ¿de acuerdo?. – Le pidió a su esposo que no parecía querer dejar de sollozar.

Naruto acarició un poco su pene hasta conseguir endurecerlo lo suficiente para poder adentrarse en el doncel.

Con delicadeza abrió las piernas de Sasuke y Naruto encaminó su miembro al pequeño hueco que sintió húmedo para, lentamente, comenzar a adentrarse mientras sentía como el doncel arqueaba su espalda y mordía su hombro con fuerza propulsado por el dolor al mismo tiempo que gritaba.

Naruto apretó sus ojos por el dolor que le provocaba la mordida de Sasuke y la presión en su pene pero no se detuvo, debía entrar del todo en Sasuke y por ello, continuó avanzando lentamente e interiormente rezaba para no dañar a su esposo demasiado, pues conocía la consecuencias de tener sexo en los donceles vírgenes mientras que al mismo tiempo, Naruto maldecía a la persona que le había dado ese afrodisiaco a Sasuke porque ni siquiera le había permitido ensanchar la entrada de su esposo a causa de que estaba un poco dilatada y esta le impedía el abrirla un poco más.

Cuando por fin Naruto estuvo completamente en el interior de Sasuke, se detuvo y comenzó a besar el hombro del doncel para sentir como su esposo aflojaba su mordedura y la sangre brotase de la cortada que habían hecho los dientes del doncel.

– No haré nada hasta… que estés preparado. – Susurró Naruto sintiendo como por fin Sasuke dejaba su hombro libre para que la sangre de sus entrañas fluyese y escurriera por su piel.

– Naru…to… – Llamó.

– Tranquilo, sé que es… doloroso pero pasará… pronto, te lo prometo. – Volvió a susurrar antes de comenzar a besar a Sasuke que aceptó el beso y que sin saber el por qué en medio de aquel beso movió sus caderas indicándole inconscientemente a Naruto que ya podía moverse.

El hombre no se hizo esperar y salió de la agosta cueva con lentitud para volver a entrar despacio y poco a poco ir aumentando el ritmo hasta alcanzar un ritmo frenético que terminó con la llegada del orgasmo entre los gemidos placenteros de la pareja.

Sin embargo, el afrodisiaco aún estaba haciendo efecto en el cuerpo de Sasuke y Naruto sabía que no podía parar hasta que los efectos terminaran o su esposo sentiría un fuerte dolor proveniente de su barriga, peor que las consecuencias que le dejaría el coito. Así que después de haber alcanzado el clímax por tercera vez, Sasuke parecía estar más somnoliento que excitado y el pequeño pene de su esposo volvió a su estado normal indicando que ya los efectos del afrodisiaco habían terminado.

Naruto salió con cuidado de Sasuke y se acostó a su lado para abrazar al doncel que se acorrucó en los brazos de su cónyuge mimosamente, dejándose dormir después de haber tenido su primera experiencia sexual.

Cuando Naruto despertó a la mañana siguiente no pudo evitar enternecerse con el apacible rostro de Sasuke durmiendo y después de besarle la frente al doncel, Naruto con cuidado se levantó del lecho para dirigirse al baño a asearse pero antes, se ocupó de dejar a su consorte bien cubierto con una manta para que no pasase frío.

Una vez Naruto estuvo aseado y vestido salió con prisas de la casa para ir a un boticario para comprar algún producto que ayudara a Sasuke con los problemas que le provocarían la noche anterior pero por muchos boticarios que visitó Naruto en aquella ciudad, ninguno tenía un remedio siendo así, que el hombre volviese a su casa con la esperanza de que su amado aún no se hubiese despertado.

Al llegar a su hogar, lo primero que hizo Naruto fue comprobar que Sasuke aún estuviese durmiendo y una vez se aseguró, se fue a la cocina a preparar algo de comer para volver a la habitación pero lo que Naruto no esperaba era que el agradable olor de los alimentos que llevaba en la bandeja consiguieran sacar a Sasuke del mundo de los sueños, quien comenzó a removerse en la cama.

Naruto dejó la bandeja sobre la pequeña mesita de noche en la que solo había un candelabro con una vela y miró al doncel justo en el momento que abría sus ojos y un tenue color rojo surcó su rostro.

– No, no te levantes. No es buena idea. – Aconsejó Naruto deteniendo a su esposo de que se hiciera más daño del que ya él le había causado en la noche. – Deja que te ayude.

– No soy un niño, puedo hacer esto sol… – Se interrumpió Sasuke al sentir como en el intento  de sentarse sobre la cama le causó un terrible dolor que subió por su espalda como un rayo.

– Te lo advertí, no podrás moverte tan libremente durante unos días y era por eso que no quería hacerlo contigo de la forma en que pasó, quería que fueras porque tu lo deseabas, por tú propia voluntad y no influenciado por algunas hierbas. – Explicó Naruto ayudando a Sasuke a sentarse sobre el colchón. – Toma, preparé esto. En estos días deberás alimentarte bien y descansar apropiadamente para que tu cuerpo se recupere.

Sasuke no dijo nada, solo dejándose hacer y aceptando lo que su marido le decía porque aún sentado podía sentir el agudo dolor que provenía de su trasero o mejor dicho, del interior de su vientre.

Naruto esperó a que Sasuke terminara de comer el guiso que le preparó para volverlo a ayudar a recostarse sobre la cama para salir de la alcoba y calentar un poco de agua que no tardó en subir en un recipiente con un trozo de tela para limpiar el cuerpo de Sasuke.

El doncel no dijo nada y aunque abochornado después de escuchar las intenciones de su esposo, no le impidió el que lo asease. En esos momentos, Naruto era su esposo y tenía todo los derechos sobre él.

Sasuke sintió como el trozo de tela empapado en el agua tibia iba pasando por todos los rincones de su piel gentilmente, casi como si temiese hacerle daño.

Sin embargo, cuando Naruto llegó al sexo de Sasuke abrió con cuidado las piernas del doncel y observó como los restos de sus fluidos mezclado con la sangre de Sasuke manchaba la blanca piel del doncel.

Naruto volvió a empapar la tela y la acercó con tanto cuidado como pudo para comenzar a palpar la delicada piel de aquella zona del cuerpo de su esposo para limpiar aquel lugar.

Al terminar el aseo de Sasuke, Naruto vistió a su esposo con cuidado y se marchó de la habitación para que pusiese descansar, algo que Sasuke no tardó en hacer al sentirse como aún el cansancio no abandonaba su cuerpo e ingresó al mundo de Morfeo sin que el mismo se percatase de que en un minúsculo susurro dijera el nombre de su marido mientras sus mejillas se tornaban rosas.


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