- Nupcias.-
Sasuke
miraba como el sastre tomaba sus medidas con la cinta métrica para poder
confeccionarle ropa nueva que estrenaría en el día de su matrimonio y eso, le
había provocado emoción, pues hacía mucho tiempo que no vestía prendas nuevas y
que solo estrenara él ya que sus ropas había sido usadas y compradas debido al
bajo costo pero era preferible vestir esas ropas a estar desnudo o ponerse
prendas inmundas como había tenido que usar.
Sin
embargo, el doncel no podía dejar de sentirse inseguro y preocupado a la vez,
no sabía nada de Itachi y aunque Naruto había pedido su mano, junto al hijo
menor de los Sabaku con el doncel al que había llevado a presentar a sus padres,
Sasuke no sabía si había hecho bien en aceptar a Naruto ya que, en realidad, a
penas lo conocía y pronto se casaría con él.
Sasuke
escuchaba como Karura discutía con el sastre acerca de cómo debía ser el traje,
la tela que debía ser y los precios en lo que la matriarca Sabaku intentaba
hacer que el hombre le rebajara el costo.
El
doncel suspiró y se encaminó hasta un enorme sofá en el que Sai observaba la
discusión para tomar asiento ya que el sastre había terminado de anotar sus
medidas en un papel.
– Sai…
– Llamó Sasuke después de unos segundos en que solo se oía el intento de
regateo de Karura con el sastre. – ¿Estamos haciendo bien?.
Sai
miró a Sasuke con confusión porque no comprendía a que se refería con aquella
pregunta.
– No,
no te comprendo. – Respondió Sai sin apartar su mirada de Sasuke que volvió a
suspirar pesadamente.
– Me
refiero a si estás seguro de que Gaara es el hombre adecuado para ti, que es el
hombre con el que quieres vivir hasta envejecer. ¿Tú… puedes saberlo? – Terminó
de explicarse Sasuke para ver como Sai sonreía.
– No
conozco el futuro, Sasuke, pero sé, que lo que siento hacía Gaara es
inexplicable y muy poderoso como para recordarme que estoy vivo. – Sai cerró
sus brillantes ojos haciendo que su sonrojo fuese más notorio en el blanquecino
rostro del joven. – Yo había soñado tanto con esto, que no puedo pensar en nada
más y sé que quiero que Gaara esté a mi lado toda la vida. Me es difícil el
imaginar mi futuro sin Gaara, el pensar que los hijos que traiga a este mundo
no tienen sangre de Gaara y me da alegría el saber que después de desposarme
con Gaara podré hacerle de comer y el comerá todo aquello que le prepare. El
saber que no estaré solo en las noches y escuchar su voz por la mañana
deseándome el buen día cuando aún está adormitado. – Comentó con ilusión.
Sasuke
se quedó mirando a Sai por un instante antes de volver a mirar al frente donde
parecía que la mujer había conseguido sus propósitos con el hombre y estaban
discutiendo la fecha de entrega de los dos trajes.
– Yo…
yo no sé lo que siento hacia Naruto. – Confesó en voz baja Sasuke debido a la
incomodidad que sentía al anunciarlo.
– ¿Y
por qué aceptaste el compromiso?. – Se atrevió a preguntar Sai al escuchar lo
dicho por Sasuke.
– No…
no sé. No estoy seguro, puede que pensara que era lo mejor, que debía decir que
sí porque él se ha portado muy bien conmigo, me ha ayudado cuando lo he
necesitado pero yo tampoco lo sé. – Susurró Sasuke con un tenue sonrojo en sus
pómulos. – Quizás, solo quería dejar de seguir siendo una molestia para los
señores Sabaku, se han hecho cargo de mí cuando yo no soy de su familia o puede
que tan solo quiera arreglar mi deuda con Naruto, e incluso, dejar de sentirme
solo ahora que Itachi no está a mi lado. – Sasuke bajó su mirada al suelo de
madera sintiendo como sus ojos se humedecían. – Puede que el que me despose con
Naruto es lo que todos esperan que haga y por ello, he aceptado cuando ni
siquiera lo conozco.
Sai
miró a Sasuke y después de unos minutos en silencio en que solo se escuchaba a
Karura y el sastre, Sai puso una de sus blancas manos sobre una de las manos de
Sasuke y este ante el contacto sonrió levemente agradecido.
– No
creo que debas matrimoniarte con un hombre al que no amas aunque los nobles y
burgueses lo hagan continuamente o sientas que es lo que todos quieren que
hagas porque el matrimonio es muy serio, es la aprobación de Dios para darnos
hijos y nietos para agrandar nuestra felicidad, Sasuke. – Sai habló con voz
amable. – Yo no puedo darte la respuesta que busca pero sé que tú mismo podrás
encontrar solución a tu pregunta.
– Sai,
gracias… – Murmuró Sasuke mirando a la cara del otro doncel, que asintió con la
cabeza con complicidad.
–
Bien, mis queridos donceles, ya podemos irnos y volver a nuestros quehaceres
que el sastre y el sacerdote ya nos han escuchado para poder celebrar esta
boda. – Interrumpió sonrientemente Karura a los dos jóvenes.
Los
dos donceles asintieron con la cabeza y siguieron a la mujer hasta fuera del
edificio donde Karura, como responsable del futuro esposo de su hijo pequeño,
acompañó a Sai hasta la orfebrería antes de volver a la posada junto a Sasuke
que no tuvo tiempo para descasar y debió coger sus utensilios de limpieza para
ponerse a trabajar.
En ese
mes que había pasado desde que se comprometiera con Sai, Gaara había encontrado
una casa que estaba adecuando con ayuda de Naruto para irse a vivir con Sai y
Sai por petición de los señores Sabaku se había mudado a vivir con la familia
Sabaku, compartiendo habitación con Sasuke ya que el doncel había adquirido el
cuarto de Temari cuando esta se casó y dejó el hogar familiar.
Sin
embargo, a diferencia de Sai, Sasuke no veía a su prometido ya que le estaba
prohibido el que Naruto fuese a la taberna o la posada en busca de Sasuke
cuando la noche tomaba su lugar haciendo que las dudas de Sasuke aumentaran por
no ver al mozo a causa de que se pasaba sus horas libres ayudando a Gaara en
acondicionar la casa que compartiría con Sai.
Aunque
el trabajo en la posada y la taberna mantenían ocupado a Sasuke, al llegar la
noche y el tener que ir a su cama a descansar,
el silencio nocturno hacía que la cabeza de Sasuke recordara a su hermano
provocándole tristeza y también, que sus dudas volviesen a su mente como
flechas veloces que se clavaban con violencia.
– “¿Madre, estoy haciendo bien? No sé si amo a
ese hombre y llevo tiempo sin verlo, él ya no viene aunque sé que le es
imposible el venir a verme pero el cortejo con él fue tan minucioso por la
señora Karura que no conozco más de lo que sabía de Naruto. Es posible, que
vaya a entregarme a un hombre que no pueda amar y temo lo que provocará esta
unión. Ojalá estuviese aquí para aconsejarme, madre. Me hacéis falta, madre.”
– Pensaba Sasuke mientras silenciosas lágrimas comenzaron a caer de sus negros
ojos y rodaban por su blanca piel hasta fundirse en la tela de su almohada. – “Madre, os pido que me protejáis como os
ruego cada noche que cuidéis de Itachi en donde esté, no permitáis que nada
malo le ocurra a mi hermano, madre, o no sé si podré soportar el conocer una
desventura de mi hermano.” – Terminó de decirse a sí mismo en el interior
de su cabeza Sasuke antes de adentrarse al mundo de los sueños dejando caer sus
lágrimas.
Los
días pasaron tan veloz como un caballo que galopaba libremente pero Sasuke se
sentía nervioso porque el día anterior había recogido sus ropas nuevas en el
sastre y a pocas horas se casaría con Naruto, el hombre que había pedido su
mano en compromiso y en matrimonio pero, al mismo tiempo, era un desconocido
ante sus ojos.
Sasuke
terminó de limpiar una de las alcobas de la posada cuando se dirigía a la
habitación que ocupaba sintiendo como su estómago rugía de hambre, pues la
señora Sabaku no le permitió comer nada, ni a Sai ni a él, solo tomaron una
infusión de salvia para no desfallecer en el día y el diminuto corsé que
tendría que ponerse le quedara bien ceñido a su cintura.
Cuando
Sasuke entró a la habitación fue recibido por un regaño mientras era empujado
hacia donde estaba la bañera en la que se encontraba Sai y en la que también
tuvo que adentrarse Sasuke para poder asearse bien.
Los donceles
salieron con la ropa interior donde la matriarca de los Sabaku los esperaba con
los corsé que después de ser bien apretados y atados a las cinturas de los
donceles se vistieron con sus nuevas ropas en la que la clara diferencia de las
telas era muy apreciables a los ojos de cualquier persona.
Karura
peinó, perfumó y maquilló a los donceles después de haberse vestido y ambos
jóvenes se veían hermosos con sus trajes nuevos y sus velos tupidos que cubrían
su rostro, impidiendo que se apreciara a simple vista los bellos rasgos de los
damiseles.
Antes
de ponerse en camino a la pequeña iglesia en donde ambos donceles contraerían
nupcias, la mujer le dio un té espeso de un sabor especial y aroma muy intenso
que hizo que los donceles se sonrojaran intensamente para luego, retirarle las
tazas vacías de las manos y abrazar a ambos jóvenes.
–
Escuchadme bien, este día que os casáis debéis saber algunas cosas para hacer
feliz a vuestro futuro marido. – Habló Karura mirando a Sai y Sasuke que
estaban sentado sobre una butaca cada uno después de deshacer el abrazo. – El
sacerdote terminará dándoos la aprobación de Dios a vuestro amor para que seáis
felices y traigáis el regalo de los hijos varones a vuestros respectivos
esposos pero hay algo que debéis saber ambos.– La mujer bajó la voz para
continuar. – Cuando la celebración terminé vuestros maridos os llevarán a las
casas en las que viviréis y criaréis a vuestros hijos pero cuando lleguéis ahí,
como todos los hombres, ellos os pedirán algo especial.
–
¿Algo especial?. – Preguntó Sai un poco preocupado por el tono que había
utilizado su suegra y que por alguna razón le dio pavor.
– Sí,
ellos querrán vuestra prueba de fe. – Respondió Karura y ambos jóvenes se
miraron sin comprender.
– ¿Qué
es eso?. – Esta vez preguntó Sasuke.
– Es
la prueba de que llegáis puros ante Dios y ante él. – Contestó Karura haciendo
que Sasuke se sintiera un poco incomodo porque recordó que en el pasado en una
ocasión Naruto lo había besado y eso era pecado aunque no fue el único ya que
Sai también se removió intranquilo en su asiento por los innumerables besos que
él y Gaara se habían dado. – Vosotros debéis dejar que lo compruebe.
– ¿D-De
qué forma?. – Se atrevió a preguntar Sasuke tragando saliva con dificultad.
– No
será algo agradable para ustedes pero debéis dejar que ellos lo hagan porque es
una prueba que debéis pasar con vuestros esposos, será un acto que os unirá
más, siendo algo que solo haréis con vuestro respectivo marido pero tranquilos,
vosotros tenéis que beber de este té y os ayudará en esa dura prueba. – Aseguró
Karura levantando una de las tazas vacías para luego abrazar a los dos
donceles. – Estoy muy feliz por ambos y espero, tengáis muchos hijos.
Cuando
la charla terminó entre la mujer y los dos damiseles se dirigieron a la iglesia
con torpeza, pues tanto Sai como Sasuke se sentían acalorados y con la cabeza
turbada.
Yamato
esperaba a Sai en la puerta junto a Kankuro, quien sería quien entregaría a
Sasuke a Naruto. Una vez los donceles llegaron y cada hombre recibió a su
doncel en el altar, el párroco comenzó la ceremonia que concluyó con la
aceptación de los participantes y con un Sai muy apegado a Gaara y un Sasuke a
Naruto.
Cuando
salieron del edificio sagrado se dirigieron a la taberna de los Sabaku donde
comerían el festín que la familia Sabaku había dejado preparado para ese día.
–
¿Estás bien, Sasuke?. – Preguntó Naruto con preocupación a su recién cónyuge,
el cual asintió con la cabeza mientras era sostenido con fuerza de la cintura
porque estaba caminando con torpeza. – Es que no se te ve como siempre. Estas
caminando con las rodillas unidas. – Observó.
– No
te preocupes, no es nada pero Naruto… hasta hace poco tiempo estaba
preguntándome si te quería y si hacía bien en casarme contigo, incluso le pedía
a mi difunta madre una respuesta. – Cambio de tema Sasuke sujetándose con
fuerza del pecho de Naruto.
Naruto
se sintió asombrado y desconsolado por lo que Sasuke estaba contándole.
– ¿Y
qué te hizo cambiar para que quisieras contraer nupcias conmigo?. – Preguntó
intentando ocultar el dolor que sintió.
– No
lo sé pero creo que eres un buen hombre y puedo llegar a quererte como Sai ama
a Gaara y yo, ahora, necesito de alguien como tú aunque parezca que actué por
egoísmo siento que mi lugar es estar a tu lado. – Confesó Sasuke haciendo
muecas raras en su cara.
–
Sasuke, creo que en realidad no quieres aceptar tus sentimientos hacia mí y
estas escudándote en tus miedos a pesar de que sabes que yo te amo con toda mi
alma y sería capaz de hacer cualquier cosa que me pidas. – Le contestó Naruto a
Sasuke que se había abochornado por tal confesión. – Sé que en el pasado no
hacia lo correcto pero he cambiado, ahora soy un hombre honrado y enamorado del
lindo doncel con el que me he casado. – Dijo haciendo que el rostro del doncel
enrojeciera un poco más. – Por favor, Sasuke, no me cierres tu corazón porque
soy el único que puede cuidarlo. – Murmuró en el oído de Sasuke provocándole un
escalofrío.
– ¿Por
qué tu eres el único que me da una respuesta a las inquietudes que siento?. –
Inquirió Sasuke mirando a los ojos de su esposo.
–
Porque soy el único que desde el momento en que te vi también vio tu alma,
Sasuke. – Concluyó la conversación con una sonrisa que hizo que el doncel
mirara a otro lado con un nuevo sonrojo en su cara.
Sin
decir nada más todos llegaron a la taberna de los Sabaku, la cual estaba
cerrada ese día a causa de la celebración y en la que tanto Sai como Sasuke
solo bebían aquel extraño té mientras comían la deliciosa comida.
Cuando
el banquete terminó, los Sabaku se quedaron recogiendo todos los enceres junto
a Temari y su esposo mientras que los dos nuevos matrimonios volvieron a sus
respectivas casas donde comenzarían su vidas de casados.
Naruto
se despidió de Gaara y dirigió a Kyubi hasta su hogar sintiendo como Sasuke se
apegaba a él en busca de su cuerpo y gemía o suspiraba en cada movimiento o
cada vez que lo tocaba para impedir que
se cayera del caballo.
Cuando
por fin llegó a su casa, desmontó a su corcel para abrir la puerta y adentrarse
en el patio para después volver a cerrar el pórtico.
Naruto
tiró de las riendas hasta llevar a Kyubi hasta su establo y ayudó a Sasuke a
bajar del jamelgo para luego, coger la bolsa con las pocas pertenencias del
doncel y ayudar al joven entrar a la casa donde lo sentó en una de las sillas
de la cocina para él poder volver al establo y desensillar al equino,
cepillarle el pelaje antes de dejarle agua y comido al animal.
Al
terminar, Naruto volvió a adentrarse a la cocina donde Sasuke permanecía
sentado emitiendo leves ruiditos.
– ¿No
te has movido de aquí, Sasuke? Te dije que tenías libertad para que vieras la
casa y eligieras una de las alcobas. – Acercándose al doncel.
–
Naruto… – Pronunció trémulamente Sasuke mientras se abrazaba a Naruto. – Siento
calor y… te quiero. – Farfulló en voz baja pero lo suficientemente alta para
que su esposo lo pudiese escuchar.
–
Sasuke, no estás bien. Tú no te estás comportando como eres y… – Se interrumpió
Naruto cuando comenzó a escuchar como Sasuke sollozaba.
– Me
duele… – Susurró pegándose más al cuerpo contrario haciendo que Naruto notase
su excitación. – Me… duele mucho.
– “Esto no está bien, no así.” – Pensaba
Naruto mientras cogía a Sasuke en brazos para llevarlo al baño donde había
hecho una bañera de madera de roble y puso al doncel en su interior. –
Escúchame, Sasuke. Lo que estas sintiendo no es normal sino impuesto por algo
que tomaste o comiste pero no te preocupes que intentaré…
–
¡No…! No me dejes… como Itachi… no te vayas de mi lado. – Lloriqueó Sasuke
sujetando con fuerza el cuello de Naruto. – No quiero… quedarme solo.
– Tú
no estarás solo porque me tienes a mí, solo voy a buscar agua para…
–
¡No…! – Gritó mientras hipeaba a causa de su llanto.
Naruto
se pasó una mano por su cabello rubio con frustración porque él no deseaba que
las cosas ocurrieran de esa manera pero al parecer no le iba a quedar de otra
forma y volvió a cargar a Sasuke en sus brazos que estaba llorando en su hombro
para llevarlo al dormitorio principal, el cual él ocupaba.
Cuando
Naruto llegó a la habitación, dejó al doncel con delicadeza sobre la cama y se
deshizo del abrazo de Sasuke para desnudarse y luego, desnudar al doncel.
Naruto
se puso sobre Sasuke que lo volvió a abrazar con fuerza y el mozo aprovechó
para besarlo mientras llevaba su mano al miembro del doncel para masturbarlo y
el cual, no tardó en correrse.
– Escucha, Sasuke. Yo quería que esto pasase
de otro modo pero sé que no tengo tiempo para ayudarte y va a doler lo que voy
a hacer, tanto a ti como a mí, pero puedes agarrarte a mi tanto como quieras e
incluso, puedes morderme o gritar si lo deseas pero tendrás que soportarlo, ¿de acuerdo?. – Le pidió a su
esposo que no parecía querer dejar de sollozar.
Naruto
acarició un poco su pene hasta conseguir endurecerlo lo suficiente para poder
adentrarse en el doncel.
Con
delicadeza abrió las piernas de Sasuke y Naruto encaminó su miembro al pequeño
hueco que sintió húmedo para, lentamente, comenzar a adentrarse mientras sentía
como el doncel arqueaba su espalda y mordía su hombro con fuerza propulsado por
el dolor al mismo tiempo que gritaba.
Naruto
apretó sus ojos por el dolor que le provocaba la mordida de Sasuke y la presión
en su pene pero no se detuvo, debía entrar del todo en Sasuke y por ello,
continuó avanzando lentamente e interiormente rezaba para no dañar a su esposo
demasiado, pues conocía la consecuencias de tener sexo en los donceles vírgenes
mientras que al mismo tiempo, Naruto maldecía a la persona que le había dado
ese afrodisiaco a Sasuke porque ni siquiera le había permitido ensanchar la
entrada de su esposo a causa de que estaba un poco dilatada y esta le impedía
el abrirla un poco más.
Cuando
por fin Naruto estuvo completamente en el interior de Sasuke, se detuvo y
comenzó a besar el hombro del doncel para sentir como su esposo aflojaba su
mordedura y la sangre brotase de la cortada que habían hecho los dientes del
doncel.
– No
haré nada hasta… que estés preparado. – Susurró Naruto sintiendo como por fin
Sasuke dejaba su hombro libre para que la sangre de sus entrañas fluyese y
escurriera por su piel.
–
Naru…to… – Llamó.
–
Tranquilo, sé que es… doloroso pero pasará… pronto, te lo prometo. – Volvió a
susurrar antes de comenzar a besar a Sasuke que aceptó el beso y que sin saber
el por qué en medio de aquel beso movió sus caderas indicándole
inconscientemente a Naruto que ya podía moverse.
El
hombre no se hizo esperar y salió de la agosta cueva con lentitud para volver a
entrar despacio y poco a poco ir aumentando el ritmo hasta alcanzar un ritmo
frenético que terminó con la llegada del orgasmo entre los gemidos placenteros
de la pareja.
Sin
embargo, el afrodisiaco aún estaba haciendo efecto en el cuerpo de Sasuke y
Naruto sabía que no podía parar hasta que los efectos terminaran o su esposo
sentiría un fuerte dolor proveniente de su barriga, peor que las consecuencias
que le dejaría el coito. Así que después de haber alcanzado el clímax por
tercera vez, Sasuke parecía estar más somnoliento que excitado y el pequeño
pene de su esposo volvió a su estado normal indicando que ya los efectos del
afrodisiaco habían terminado.
Naruto
salió con cuidado de Sasuke y se acostó a su lado para abrazar al doncel que se
acorrucó en los brazos de su cónyuge mimosamente, dejándose dormir después de
haber tenido su primera experiencia sexual.
Cuando
Naruto despertó a la mañana siguiente no pudo evitar enternecerse con el
apacible rostro de Sasuke durmiendo y después de besarle la frente al doncel,
Naruto con cuidado se levantó del lecho para dirigirse al baño a asearse pero
antes, se ocupó de dejar a su consorte bien cubierto con una manta para que no
pasase frío.
Una
vez Naruto estuvo aseado y vestido salió con prisas de la casa para ir a un
boticario para comprar algún producto que ayudara a Sasuke con los problemas
que le provocarían la noche anterior pero por muchos boticarios que visitó
Naruto en aquella ciudad, ninguno tenía un remedio siendo así, que el hombre
volviese a su casa con la esperanza de que su amado aún no se hubiese
despertado.
Al
llegar a su hogar, lo primero que hizo Naruto fue comprobar que Sasuke aún
estuviese durmiendo y una vez se aseguró, se fue a la cocina a preparar algo de
comer para volver a la habitación pero lo que Naruto no esperaba era que el
agradable olor de los alimentos que llevaba en la bandeja consiguieran sacar a
Sasuke del mundo de los sueños, quien comenzó a removerse en la cama.
Naruto
dejó la bandeja sobre la pequeña mesita de noche en la que solo había un
candelabro con una vela y miró al doncel justo en el momento que abría sus ojos
y un tenue color rojo surcó su rostro.
– No,
no te levantes. No es buena idea. – Aconsejó Naruto deteniendo a su esposo de
que se hiciera más daño del que ya él le había causado en la noche. – Deja que
te ayude.
– No
soy un niño, puedo hacer esto sol… – Se interrumpió Sasuke al sentir como en el
intento de sentarse sobre la cama le
causó un terrible dolor que subió por su espalda como un rayo.
– Te
lo advertí, no podrás moverte tan libremente durante unos días y era por eso
que no quería hacerlo contigo de la forma en que pasó, quería que fueras porque
tu lo deseabas, por tú propia voluntad y no influenciado por algunas hierbas. –
Explicó Naruto ayudando a Sasuke a sentarse sobre el colchón. – Toma, preparé
esto. En estos días deberás alimentarte bien y descansar apropiadamente para
que tu cuerpo se recupere.
Sasuke
no dijo nada, solo dejándose hacer y aceptando lo que su marido le decía porque
aún sentado podía sentir el agudo dolor que provenía de su trasero o mejor
dicho, del interior de su vientre.
Naruto
esperó a que Sasuke terminara de comer el guiso que le preparó para volverlo a
ayudar a recostarse sobre la cama para salir de la alcoba y calentar un poco de
agua que no tardó en subir en un recipiente con un trozo de tela para limpiar
el cuerpo de Sasuke.
El
doncel no dijo nada y aunque abochornado después de escuchar las intenciones de
su esposo, no le impidió el que lo asease. En esos momentos, Naruto era su
esposo y tenía todo los derechos sobre él.
Sasuke
sintió como el trozo de tela empapado en el agua tibia iba pasando por todos
los rincones de su piel gentilmente, casi como si temiese hacerle daño.
Sin
embargo, cuando Naruto llegó al sexo de Sasuke abrió con cuidado las piernas
del doncel y observó como los restos de sus fluidos mezclado con la sangre de
Sasuke manchaba la blanca piel del doncel.
Naruto
volvió a empapar la tela y la acercó con tanto cuidado como pudo para comenzar
a palpar la delicada piel de aquella zona del cuerpo de su esposo para limpiar
aquel lugar.
Al
terminar el aseo de Sasuke, Naruto vistió a su esposo con cuidado y se marchó
de la habitación para que pusiese descansar, algo que Sasuke no tardó en hacer
al sentirse como aún el cansancio no abandonaba su cuerpo e ingresó al mundo de
Morfeo sin que el mismo se percatase de que en un minúsculo susurro dijera el
nombre de su marido mientras sus mejillas se tornaban rosas.
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