lunes, 2 de octubre de 2023

Amor de hilo



» Los personajes no me pertenecen y no hay intenciones de lucro al escribir esta corta historia.«
Manga/Anime: Boku no Hero Academia 
Para todos los públicos.
Clasificado: Yaoi
Pareja: Izuku Midoriya/Katsuki Bakugou
Género: Angustia, drama.
Aclaración: Escribí esta historia como una teoría del popular mito asiático <hilo rojo del destino>.



Hace mucho tiempo, una mujer afirmaba poder ver el hilo rojo que los dioses ponían para unir a las personas. Ella aseguraba que era capaz de verlo con claridad y que se trataba del hilo que solo el alma puede sentir cuando se encuentra a quien posee el otro extremo. El hilo con el que toda persona nacía pero sin importar cuán distanciados o enredado estuviera su hilo, no sé rompería ni se podría cortar por mucho que se intentase porque era parte del destino de las personas encontrar a quien estaba al otro lado, sin importar el tiempo o el momento.

El hijo del emperador, escuchó sobre la mujer que tanta popularidad obtuvo por sus declaraciones de ver el hilo rojo entregado por los dioses a los humanos que nadie era capaz de ver y la llamó a su presencia para probar cuan cierta eran sus palabras. Por ello, el joven noble ordenó a la mujer que siguiese su hilo, ya que nadie podía verlo salvo ella, para encontrar quien poseía el otro extremo.

La mujer aceptó y comenzó a seguir el hilo rojo enredado en el dedo meñique del noble, siendo seguida por este mismo y sus guardias.

La mujer caminó y caminó hasta llegar donde una mujer de aspecto humilde y miserable se encontraba con un bebé dormitando en sus brazos. Se giró hacia el joven señor para indicarle que su hilo terminaba ahí.

El joven noble sintiéndose molesto e insultado por la mujer al ver a quien aseguraba compartir su hilo, arremetió contra ella. Acusándola de mentir y engañarlo la declaró ser una bruja mientras ordenaba su aprensión y condena a muerte.

En el ajetreo de inmovilizar a la acusada, la otra mujer fue empujada por el noble, provocando que el bebé cayese de sus brazos y con una piedra, el infante se hiriese la frente, de la cual brotó sangre ante la desagradable herida ocasionada en medio del alboroto hecho por el hijo del emperador.

Enfadado y humillado por creer en mentiras, el joven noble regresó a palacio para continuar con sus estudios, olvidando el vergonzoso suceso.

Años pasaron de lo ocurrido y el viejo emperador ya se retiraba de su puesto para cederlo a su hijo pero antes de que su sucesor tomara el trono debía casarse con la hija de un honorable y valiente general que los había servido muy bien en todos esos años.

El hijo aceptó la condición propuesta por su padre de contraer nupcias con la mujer que no conocía y no vio a su futura esposa hasta que llegó el día de la boda.

La novia apareció en su boda con un tupido velo que no dejaba ver su rostro y fue cuando al terminar la ceremonia que la joven mujer retiró su velo, el futuro emperador vio el rostro de su esposa.

Sorprendido el hombre, preguntó por la cicatriz en la frente de su mujer y está con una pequeña risa le respondió que fue a causa de un accidente cuando era una bebé.

Ese día entendió, que aquella mujer no había mentido y lo llevó hasta la persona que sostenía el otro extremo de su hilo.



Izuku recordó ese cuento sobre el hilo rojo, es parte de la historia y mitos de Japón, su madre gustaba de contarle antes de dormir cuando era pequeño. Incluso, en ese entonces, se preguntaba si la bruja en realidad lo que poseía para poder ver el hilo rojo del destino en las personas era una peculiaridad pero ahora, sabía que no podía ser un don, debido a que fue muchos siglos después que apareció y se registró el primer don manifestado.

Sin embargo, sabía que el hilo rojo existía y él lo podía sentir porque hacía mucho tiempo que podía apreciarlo, quizás no con su vista pero si el movimiento que le recordaba que ahí se encuentra una importante unión.

Midoriya sabía dónde estaba el otro extremo de su hilo, quien era la persona que lo sostenía porque cada vez que se movía aprecia los pequeños tirones , rudos o suaves, que ejercían desde el otro extremo. Esos tirones que comienza a sentir desde el dedo meñique de su mano derecha pero que aprieta su corazón. No obstante, también era consciente de que no importaba cuanto la vida los intentara unir o el destino los hiciera gravitar entre ellos porque no saldría nada.

Izuku no lo entendió al comienzo o la primera vez que conoció a quien tenía el final de su hilo del destino, quizás porque era muy pequeño y todo a su alrededor iba bien, por lo que la amistad floreció sin percance, entre juegos, risas y sueños inocentes e ignorantes de lo que el futuro les depara.

Izuku Midoriya conoció a Katsuki Bakugou el verano que cumplió 3 años en el parque del barrio en el que vive, donde lo llevó su madre. Después de esa primera tarde de juegos, eran los dos mejores amigos y más tarde, se encontrarán en la escuela, solo fue un aliciente para que casi fuesen inseparables.


Boku no Hero Academia


Todo ese tiempo de felicidad rosa terminó un año después, los niños de 4 años comenzaron a mostrar sus peculiaridades o usar las mutaciones que hasta hacía poco solo parecía una extremidad o particularidad sin uso real.

Si bien Katsuki obtuvo su don que llamó «Explosión», una combinación de los dones de sus padres, Masaru Bakugou que tiene la peculiaridad de «Sudor ácido» y Mitsuki Bakugou que posee el don de «Glicerina», recién el niño rubio cumplió los 4 años.

Izuku no parecía querer manifestar ningún poder especial, a pesar de que sus padres tenían dones, Hisashi Midoriya tiene el poder de «Respiración de fuego» e Inko Midoriya con el don de «Atracción de pequeños objetos».

La preocupación de Inko por la falta de que su hijo aún no mostraba un don como el resto de niños después de cinco meses del cuarto cumpleaños del pecoso, así como la impaciencia del pequeño, la empujó a llevar a Izuku a un médico recomendado y especializado sobre los dones y mutaciones. Fue en ese momento que la realidad apareció para la pequeña familia como una bofetada cruel, después de la realización de algunas pruebas, el médico certificó la sin peculiaridad del niño de cabello verde.

Izuku Midoriya no poseía una peculiaridad, por lo tanto no manifestaría ninguna extravagancia o don.

Cualquiera hubiera pensado que Izuku tendría una peculiaridad ya fuera una, la combinación o las dos peculiaridades que poseían sus padres. Sin embargo, estás parecieron anularse entre sí y mostrar a un niño normal pero desvalido, sin un don en una época que las peculiaridades son parte biológica de las personas.

Ese día todo comenzó a cambiar para Izuku; su mejor amigo se distanció al saber de su estado sin peculiaridad, lo humillaba por no tener un don, creó un sobrenombre que se podía leer en su nombre como un insulto, lo cual era doloroso para el pequeño pecoso y se le recordaba constantemente que no era como los demás al no tener una peculiaridad.

Katsuki, poco a poco, iba dejando en claro que no quería ser amigo ni quería saber nada de Izuku por su estado de ser un sin don.

Midoriya dejó de intentar retomar la amistad que alguna vez tuvieron, después de ser golpeado en el parque por Katsuki y dos niños que seguían al pequeño Bakugou, al intentar razonar de que dejarán tranquilo a otro niño que lloraba indefenso.

Así es como Izuku, a pesar de que seguía admirando al chico que compartía su hilo divino y que alguna vez fue su amigo, terminó solo, sin amistades. Siendo un paria en el que los matones de la escuela no dudaban en meterse aunque los pequeños tirones del hilo mágico daba un poco de consuelo al niño de cabello rizado aún no desaparecía la frialdad de sentirse aislado.

Sin querer mostrarse ni sentirse afectado por su soledad y dolor en su corazón, el cual no comprendía. Izuku decidió volcar esas emociones a lo que más le gustaba, haciéndolo sentir bien y soñaba poder ser uno en el futuro, los héroes.

No obstante, la vida seguía insistiendo en unirlos, al terminar la escuela primaria no significó que al llegar a la escuela media estuvieran ambos en un centro educativo diferente a la del otro o mucho menos, los dos niños estuvieran en clases y aulas distintas.

En todo ese tiempo, Izuku había obtenido un hábito que parecía ser la molestia de todos sus compañeros de clase y no era otra que murmurar sobre cualquier cosa que pasaba por su mente en un monólogo inteligible y veloz consigo mismo. También, estaba el hecho de escribir libretas sobres sus amados héroes, en los que habían dibujos y diseños de sus trajes. Aunque esas libretas que llamó «Análisis de héroes para el futuro» comenzaron en sus intentos de pensar en él cómo héroe, terminó trasladando en ellas todos los datos interesantes que la prensa y entrevistas mostraban de los héroes que le gusta y admira.

Izuku sabía de lo difícil que sería para él ser un héroe, cumplir su sueño, al no tener una peculiaridad pero quería intentarlo, se negaba a  resignarse sin probar. Es por ello que todos los años veía el festival deportivo que UA transmitía por televisión para presentar a los futuros héroes que estudiaban en la academia e Izuku deseaba ser uno de los participantes que competían por la medalla de oro de UA.

Así es como Izuku sintió tener una oportunidad en ingresar a la academia cuando UA mostró un cambio en sus reglas a favor de las personas que no poseían una peculiaridad, abriendo sus puertas para chicos como Izuku pero también, fue esa decisión que sintió su mayor dolor después de que el profesor, de su último año de escuela media, revelará a la clase que Midoriya deseaba asistir a la UA.

Ese día fue un círculo vicioso de dolor y alegría para Izuku.

Katsuki le aconsejó que el morir era una mejor opción y le advirtió que no fuera a la UA mientras su hilo se apretaba alrededor de su dedo. Un villano que huía casi lo asesina mientras regresaba a casa después de la charla de Bakugou. All Might lo rescató, le dio su autógrafo, descubrió la verdadera apariencia del Símbolo de la Paz y le respondió que no podía ser un héroe si no poseía una peculiaridad. Katsuki fue apresado por el mismo villano que casi lo mata, su cuerpo se movió en un intento de ayudarlo mientras sentía lo apretado y tenso que está su hilo divino pero All Might intervino salvando a los dos adolescentes. Izuku fue regañado por su actitud temeraria, Bakugou estaba más molesto con él por intentar ayudarlo y All Might lo tomó como sucesor para transferir la peculiaridad llamada «One For All».

Después de meses siguiendo el entrenamiento estricto hecho por All Might, Izuku obtuvo OFA, realizó los exámenes de UA y logró entrar en la academia después de despertar la peculiaridad en el examen práctico al querer salvar a una chica que estaba atrapada de ser aplastada por un robot gigante, justo antes de que terminara el examen.

Obviamente, Izuku sabía que a Katsuki no le agradó saber que el pecoso fue admitido y podía sentir como aquel hilo invisible se apretaba, casi cortando su flujo sanguíneo en su dedo meñique y tiraba de la red envuelta en su corazón. Esa misma sensación ocurrió cuando ambos descubrieron que estaban en la misma aula y regresó a Midoriya cuando mostró su peculiaridad en las pruebas de inicio de Aizawa.

El día que All Might hizo la prueba práctica ficticia de héroes contra villanos, la sensación fue mayor. Izuku pudo sentir como el hilo tiraba en un intento de arrancar su dedo meñique y su corazón se oprimía, dificultando su respiración, movimiento y reacción. No fue hasta que despertó en la enfermería de Recovery girl y marcharse tan rápido como podía para encontrar a Bakugou. Necesitaba tener una leve conversación donde Izuku lo notó con más precisión, no era aceptado a pesar de compartir el mismo hilo. Su compañero destinado lo odia.

No había sido una sorpresa y posiblemente, Katsuki preferiría que no existiera pero no por ello, dolía menos. Saber que la persona que la vida eligió unir a él por un hilo invisible había querido matarlo, había hecho derramar lágrimas desconsoladas esa noche cuando fue a la cama mientras aceptaba el rechazo del rubio.

No fue fácil el ignorar los fuertes tirones del hilo pero se esforzaba en no mostrar cuánto le dolía y entonces, pasó lo de la USJ.

Fue duro el poder presenciarlo pero de alguna manera no lo molesta, sino todo lo contrario, se sentía contento porque algo había nacido entre Kirishima y Bakugou ese día.

Todos los sentimientos que se revolvían como una tormenta en Izuku, hizo que se sobresaltara al saber que ya había llegado el momento de participar en el festival deportivo y la declaración de Todoroki sobre vencerlo, así como el deseo de Midoriya de querer ayudar a su compañero de clase para que usará el lado de fuego que tenía su dual don, hizo que no sé cerniera en la tristeza constante que causaba el rechazo en su alma.

El final del festival deportivo logró que Midoriya no solo meditará más sobre su situación sino el llegar a la conclusión de que debía hacer lo mismo que hizo Katsuki, quizás la persona al otro extremo de su hilo no lo quería cerca pero eso no impedía que se apoyará en otras personas y tal vez, encontrar alguien a quien querer. Una conclusión que resurgió ante de sus pasantías con Gran Torino al decidir que su nombre de héroe fuese «Deku» porque el significado que dio Uraraka era justo lo que deseaba mostrar tanto hacia él mismo como a los demás porque todos podían hacer lo que se propusieran.

Las pasantías terminaron uniendo con más fuerza la amistad que tiene con Iida y Todoroki fue nueva incorporación al pequeño grupo de amigos de Midoriya, después de que los tres enfrentarán a Stain, el asesino de héroes.

La llegada a las clases solo sirvió para enfrentar sus exámenes finales y donde en un intento complicado de cooperación, Izuku junto a Katsuki lograron superar su examen práctico con All Might como su contrincante. Afortunadamente para ambos, lograron pasar la prueba que significaba el final del primer año escolar.

Como premio al esfuerzo de Izuku, Toshinori Yagi invitó a su sucesor para que lo acompañará hasta I-Island, donde se estaba celebrando una feria de tecnología, encontrando algunos de sus compañeros de clase que también viajaron a la isla, y se vieron involucrados en un ataque de villanos donde terminaron ayudando a los Shield.

Izuku regresó a Japón junto a All Might, quien le aconsejó descansara en sus últimos días de vacaciones antes de ir al campamento de verano que les prometió la UA y aunque el pecoso intentó relajarse no pudo quitar de su mente que Katsuki había ido con Eijirou, de todas las personas, a celebrar su premio en I-Island por ganar el festival deportivo de la UA.

Afortunadamente, los días de descanso terminaron e Izuku junto a todos sus compañeros, así como la clase B fueron al campamento de entrenamiento que UA había preparado ese verano junto a las Wild Wild Pushicat para que sus estudiantes mejoraran sus dones pero nadie previno lo que ocurrió.

El campamento de verano fue atacado por La Liga de Villanos durante la divertida prueba de valor que los estudiantes realizaban esa noche, sugerida por los héroes que coordinaban el campamento. Si bien, Izuku pudo salvar a Kota Izumi del villano conocido por Muscular o ayudar junto a Shoji a Tokoyami de su peculiaridad «Dark Shadow», quien venció a Monfish, para reunirse con Todoroki y Bakugou. Al final, nadie pudo evitar que Katsuki Bakugou fuera secuestrado por La Liga de Villanos.

Cuando Izuku despertó en el hospital, sentía los intermitentes pero fuertes tirones del hilo en su dedo pero que no llegaban a estrujar su corazón, recordándole lo sucedido en el campamento y el por qué se encontraba en ese lugar con vendas envolviendo su torso y yesos en sus brazos. 

A duras penas, el pecoso escuchó al doctor preocupado por sus compañeros pero especialmente, en el rubio explosivo. Por ello, cuando sus compañeros de clase lo visitaron y Kirishima le suplicó ayuda para rescatar a Bakugou, el corazón de Izuku dolió pero no tuvo forma de negarse.

Kirishima, Todoroki, Iida, Yaoyoruzu y Midoriya fueron los únicos que se dirigieron hasta Kamino para intentar rescatar a su compañero con el don de «Explosión» y si bien lograron salvar a Katsuki usando el vínculo que formó con Eijiro para que los siguiera a un lugar seguro. También fue el final de la carrera de héroe de All Might y el arresto de All For One aunque La Liga de Villanos escapará.

Esa noche, Izuku evitó mirar a Katsuki y Eijirou aunque sentía la presión que el hilo ejercía en su dedo mientras se concentraba en el último combate de su maestro. Luego, el pecoso solo se centró en reunirse con Shouto y Momo mientras hablaba con Iida sobre todo lo ocurrido esa noche. Una vez todos se reunieron, acompañando al rubio en la estación de policía más cercana, donde lo dejaron entrar solo, y el grupo se dirigió a la estación de tren para regresar a sus respectivas casas.

El regresó a la academia de héroes en formación, fue una nueva experiencia porque UA ahora contaba con dormitorios para todos sus estudiantes, convirtiéndose en un internado y a pesar del recelo de Inko a que su hijo continuará estudiando en UA, All Might junto al mismo Izuku lograron convencerla de que le permitiese seguir su sueño de ser un héroe.

Sin embargo, lo que el chico de cabello verde no espero fue que Bakugou le pidiera que lo siguiera para reclamar el hecho de que Izuku tuviese un don o de cómo todos parecían ser mejor que él e incluso, la cercanía de All Might a Midoriya. Ambos adolescente terminaron en una pelea invitada por el rubio y aunque Katsuki venció, Izuku nunca estuvo dispuesto de participar.

Toshinori llegó escuchando las acusaciones y exigencias del rubio de ojos rojos a su sucesor, lo que siguió a la confesión de la verdad y la peculiaridad que se le entregó al pecoso «One For All».

Después de esa noche parecía que algo cambió e Izuku no sentía aquellos tirones estrangulantes del hilo que compartían y así, los días pasaron en UA antes de obtener sus licencia de héroes.

Izuku, si bien conoció a Sir Nighteyes antes de fallecer en servicio mientras él hacía su pasantía en su agencia, el final amargo del héroe con el don de predecir el futuro, tuvo la nota dulce de haber salvado a Eri, una niña que la yakuza tenía retenida mientras la utilizaban para crear balas borradoras de peculiaridades.

Todo parecía ir normal hasta que Izuku comenzó a manifestar el don de uno de los usuarios que había portado el OFA y eso debió haber sido una señal de advertencia que ignoraron.

Izuku estaba haciendo sus pasantía en la agencia de Endevour junto a Shouto y Katsuki cuando la primera batalla estalló, siendo los héroes quiénes dieron el primer paso al atacar la sede del Ejército Paranormal donde también estaban los miembros de La Liga de Villanos y el hospital de Garaki donde Tomura estaba tomando la peculiaridad de su sensei.

Una batalla donde las bajas fueron más de las previstas para los héroes, donde Izuku decidió junto a All Might revelar cual era su don a sus compañeros en una carta porque debía seguir ese camino solo después de enterarse que AFO fue liberado junto a muchos villanos del Tártaro y los vestigios advirtieron a su portador que seguirá mostrando dones pertenecientes a cada uno de ellos. 

Esa realidad, tuvo un efecto contrario a lo esperado en los compañeros de clase de Midoriya quienes fueron en su busca para que regresará a la UA y tomará un descanso antes de la inminente batalla final, de la cual, muchos héroes al saber lo que sucedería y conocer lo que pasó en la misiva anterior, no queriendo enfrentar la posibilidad de fracasar o morir, renunciaron.

La vuelta del pecoso a la UA, también desveló a Yuga Aoyama como el espía de AFO y como el centenario villano tenía a su familia amenazada después de darle el don de «Ombligo lácer» a Yuga por petición de sus padres para que el adinerado niño no sufriera la discriminación de otros niños mientras crecía por no tener un don.

Al mismo tiempo, los héroes de Japón descubrieron que la inminente batalla final, era un suceso contrarreloj ante la noticia de la muerte de Star and Stripe, la heroína número 1 de Estados Unidos, a manos de Tomura Shigaraki y la planificación para obtener la victoria debía ser minuciosa.

Ochako Uraraka se acercó a Izuku, el adolescente había salido del edificio de seguridad antes de iniciar el combate final que se llevaría a cabo en unas horas. La chica pareció ser la única en darse cuenta del estado de ánimo de su compañero y lo siguió a fuera para hablar de los sentimientos que compartían en común ante lo que estaban por afrontar. No obstante, el pecoso no habló del anhelo y tristeza que sentía por no tener a su compañero de hilo ahí para confiarle sus miedos y esperanzas, en vez de ella.

Izuku había sabido eso hace mucho tiempo, Katsuki no lo necesitaba y no lo quería, no hace falta la realización de una guerra para apreciarlo aunque el saber que Bakugou tenía a Kirishima, de alguna manera consolaba su soledad. Quizás, ese consuelo solo se debía a que hace bastante tiempo que dejó de sentir los tirones del hilo con tanta brusquedad, siendo ahora, un suave roce que le decía que estaba ahí.

La batalla comenzó, aunque las cosas no pasaron exactamente como se planeó.

Tomura era más fuerte y poderoso de lo que nadie imaginó, Katsuki fue herido mortalmente pero con la ayuda de BEST Jeanis y el sacrificio de Enge Shot, el rubio de las explosiones sobrevivió. Izuku casi perdió el control al saber de Bakugou cuando llegó al campo y no dudó en darlo todo hasta que venció al líder de La Liga de Villanos.

All Might murió como vivió, a pesar de no tener un don y con la ayuda de una armadura hizo frente a AFO, dando su vida para salvar a todos con una sonrisa.

Los días después de la guerra, fueron días grises para el país, los funerales, homenajes y eventos en gratitud a los héroes que participaron en batalla estaban unidos a la reconstrucción de las ciudades destruidas y apresamiento de los villanos que utilizaban el caos ocurrido para hacer sus fechorías.

Izuku despertó una semana después y a pesar del dolor y la fría soledad que siente en la inmaculada habitación, sus ojos parecían haberse secado o simplemente, se negaron a derramar más lágrimas.

Ochako fue la primera de todos sus compañeros en visitarlo, ella hablo del esfuerzo y los ánimos de todos que ayudaban a reconstruir los edificios, parques y carreteras destruidas por la guerra, así como en declarar sus sentimientos porque todo por lo que pasaron le dió el valor necesario para poder confesar su amor. 
 
Quizás fuera la honestidad de la chica de cabello castaño o puede que fuera que sabía del amor que sentía o simplemente, se tratase de su estado vulnerable o era el deseo de anhelo de querer ser amado por el que aceptó los sentimientos de Uraraka.

Tres días después, Inko y Ochako acompañan a Izuku mientras salía del hospital para regresar a casa porque al día siguiente volvía a la UA, con los ánimos renovados y deseando encontrarse con todos sus amigos y compañeros de clase.

Sin embargo, está vez que Katsuki e Izuku se encontraron una sonrisa de reconocimiento brotó de los labios de ambos chicos mientras sus respectiva pareja le tomaba de la mano.

– Te tardaste, Izuku.

– Lo siento, Katchan pero ya estoy aquí.




"Quizás, los dioses tejen un hilo rojo alrededor del dedo meñique de la mano derecha para conectar los corazones de dos personas pero es posible, que ese hilo no indique que cuando encuentres a esa persona unido a ti, todo vaya a ser e ir fácil.

Quizás, el encontrar a quien sostiene el otro extremo del hilo, solo sea una muestra de las diferentes variables que tiene el amor."




~ Fin. ~





jueves, 18 de abril de 2019

Yo no puedo enamorarme de ti

» Los personajes no me pertenecen y no hay intenciones de lucro al escribir esta corta historia.«
Manga/Anime: Shingeki no kyojin (Attack on titan)
Para mayores de 16 años.
Clasificado: Yaoi
Pareja: Armin Arlet/Jean kirschtein- Jean kirschtein/Marco Bott
Género: Romance.
Aclaración: Anteriormente, lo había publicado en Amor Yaoi.



– Lo que quiero decirte con todo esto es que… que tú me gustas… Jean. – La voz del chico salió como un sopor que pretendía camuflarse en el aire haciendo parecer que los ojos claros que poseía parecieran resplandecer al confesar aquellas simples palabras mientras un sonrojo surgía en el rostro del joven debido a lo vergonzoso que era confesar esa clase de amor.

Jean no pudo evitar asombrarse ante las palabras mientras llevaba una mano a su rostro al mismo tiempo que un involuntario chasquido fue emitido por su lengua como un acto reflejo a esa situación tan comprometida en la que se encontraba. En ese momento, sin poder encontrar una lógica exacta en su cabeza ante las palabras que había acabado de escuchar porque cualquier  pensamiento en la mente de Kirschtein pareció haberse desvanecido como si fuera humo.

Sin embargo, las palabras que le habían dicho le habían dejado demasiado patidifuso, pues Jean no había esperado oír algo así proveniente de él, realmente, no había concebido esa posibilidad que ahora parecía darle un bofetada en toda la cara para que despertara a una realidad desconocida de algún universo alterno que sus ojos habían estado ocultándole para no ver las señales que lo alertarían de que se fuese a producir ese instante y pudiese evitar el que estuviera pasando ahora mismo por ello.

“¿Cuándo había comenzado a sentir esas clases de sentimientos hacia él?”, fue la primera pregunta que logró hacerse a sí mismo después de ir hasta ese lugar donde lo había citado para escuchar lo que tan importante quería contarle y que parecía, que la cabeza de Jean no iba a dejar de repetirse con frenesí antes de volverlo a mirar,  como este, aún estaba observando a algún punto de las profundas y frías aguas del río que cruzaba bajo el puente de piedra en el que se encontraban y que no había dejado de mirar desde que comenzaron a hablar hasta llegar a esa inesperada confesión.

Jean caminó hasta el muro donde se encontraba su compañero y, también, dirigió su mirada a las animadas aguas del río, que llegaban desde fuera de los muros para atravesar territorio humano antes de volverse a marchar a las peligrosas tierras del exterior. Aunque todo movimiento que hizo Jean había sido de manera automática y a pasos bruscos, como si careciera de conciencia o razonamiento propio, simplemente, su cuerpo se movió por inercia mientras su mente divagaba en como poder afrontar la situación en la que se había expuesto fortuitamente por las miles de vueltas que daban una y otra vez la vida de un humano.

Jean miró por el rabillo de sus ojos al chico que estaba a un lado de él mientras apoyaba sus brazos sobre el muro de piedra y dejaba descansar parte de su torso ya que necesitaba sentir algo que le sirviera como punto de apoyo que le asegurará estar en medio de la realidad y no en un sueño, no en uno muy agradable para Kirschtein, y que aún no parecía poder asimilar.

Era cierto, en esos meses ambos se habían acercando y conocido más de lo que Jean había pensado en un principio al otro chico ya que jamás había creído relacionarse con él más allá que el cruzar algunas palabras bruscas o por mera necesidad u obligación pero eso no tenía por qué desembocar en lo que se había convergido la convivencia diaria.

Jean miró, nuevamente, a su acompañante haciendo una reflexión mental de las cualidades que poseía y una vez más preguntarse cómo había acabado de esa forma en la que escuchaba como el chico se le confesaba.

Kirschtein en su lista mental podría afirmar que el joven era enigmático, atrayente, dulce, incluso, la palabra frágil pareciera hecha para él pero, sobre todo, era inteligente, sagaz y calculador. Una persona capaz de recrear un plan o percatarse de lo que pasa antes que cualquier otra en cuestión de minutos y eso, lo había demostrado en varias ocasiones pero todas aquellas cualidades que solo parecía convertirlo en una contradicción hecho humano, solo estaba ocasionando que sintiera lástima, más hacia sí mismo que hacia el chico porque podría sentirse afortunado de que los ojos de su amigo se hubieran puesto sobre él pero Kirschtein no se sentía así.

Siendo que Jean tendría que añadir a ese listado mental que estaba realizando que la persona a su lado le había salvado el trasero en varias ocasiones pero esto, no lo admitiría tan fácilmente aunque se sintiera agradecido de ello, al mismo tiempo que se despreciara por tener una personalidad un tanto pedante que solía engrandarse en el momento de dar sus agradecimientos, los cuales dejaban mucho que desear por la forma tan poco ortodoxa de querer decir «gracias».

No obstante, Jean estaba seguro que todas las cualidades que portaba su compañero serían capaces de enamorar a cualquiera aunque, también, tenía su “pero”.

El aspecto de su amigo podía diferir mucho de todas esas buenas cualidades que poseía, él mismo se había preguntado en más de una ocasión que hacía un gallina que estaría más feliz durmiendo a las faldas de su mamá aspirando a pertenecer a uno de los tres escuadrones militares en que se dividía las fuerzas que salvaguardaban a la humanidad pero claro, en ese tiempo que se hacía preguntas de ese tipo ni siquiera lo conocía, solo había dejado que hablara por él, la primera impresión que le había provocado sin recapacitar de que estaba juzgando a alguien erróneamente.

Jean volvió a suspirar pensando en la mejor forma de afrontar la situación aunque no se le ocurría ninguna y ahí estaba el joven, a su lado, en espera de una respuesta que, a pesar de que Kirschtein la tenía tan clara como el agua, le costaba mil demonios decirla de una forma que no terminara causando daño. No quería herirlo, no lo merecía y Jean no se clasificaba dentro de las personas que contaban con el tacto suficiente para no causar con sus palabras una herida.

Kirschtein, tampoco estaba dentro de aquellas personas que daban rodeos para llegar al punto clave de la cuestión. Sencillamente, Jean carecía de sutileza para responder a cualquier tema delicado;  en más de una ocasión sabía que sus palabras no solo podrían dañar accidentalmente a otras personas sino meter la pata con demasiada profundidad causando un daño irreparable y no quería causar un dolor grave. Al menos, no quería causárselo al chico a su lado, ni a él mismo porque, probablemente, eso es lo que ocasionaría si no elegía las palabras correctas.

Jean tragó saliva y la forma en la que su compañero comenzaba a juguetear con un pequeño mechón de cabello le indicaba que estaba ansioso y el pequeño sonrojo que aún cruzaba el rostro de su acompañante, le daba a entender que no solo había tomado todo el valor de su alma para hablar con sinceridad y revelar sus sentimientos en la propuesta, sino que Kirschtein, también podía  adivinar que había calculado todas las posibilidades antes de declarar lo que a ambos los había sumiendo en un silencio incómodo que parecía estar alargándose más de lo necesario pero por alguna razón, el saber que el chico había estimado todas las posibilidades que podía provocar su confesión lo había tranquilizado un poco.

– Yo… – Murmuró en voz tan baja que apenas fue audible para Jean que lo miró directamente al verlo mover sus labios pero al sentirse observado por  Kirschtein volvió a callar para sumergirse, una vez más, en el mutismo y hacer que el sonrojo se extendiera por toda su cara mientras ladeaba un poco su rostro a un lado para evadir la mirada de Jean.

Kirschtein bufó, aquello no estaba bien, podía apreciarlo a la perfección y esos segundos que pasaban deliberadamente solo los torturaba más pero el cerebro de Jean volvía a tener la necesidad de intentar buscar cómo romper el hielo del molesto silencio, cómo tener que enfrentarse al chico, cuáles eran las palabras apropiadas que debía decirle para que no resultara demasiado herido y cuál sería el tono de voz más apropiado para hablarle sin provocar malos entendidos.

Jean levantó su mirada al cielo en espera de alguna señal divina que no parecía hacerse presente. Ese día no era para nada perfecto, según su criterio, pero para un miembro de la legión de reconocimiento no existía “los días perfectos” ya que podrían salir improvisadamente de expedición fuera de los muros y ser devorado en mitad de dicha misión a causa de algún titán  aunque, en ese momento, a Jean le importaba un comino el haber entrado al escuadrón de reconocimiento y no a la policía militar como había pensado en un principio. Tampoco, le importaba que tuviera que formar parte de una misión imprevista jugándose el cuello o el que acabara siendo uno de esos vómitos que dejaban como pegotes aquellos gigantes seres que vagaban detrás de los muros y, al mismo tiempo, sentía que eso era mucho más confortante que estar ahí sin saber que decir o como decir lo que realmente quería expresar de la manera más condescendiente.

Jean miró una vez más al chico en un intento de infundirse valor a sí mismo y hablar de una vez, estaba claro que él no era una persona que supiese escoger las mejores palabras del mundo pero alargar más esa espera solo sería una miseria para ambos. Además, comenzaba a sentir jaqueca y esa dolencia solo le ocasionaría problemas.

Kirschtein suspiró mientras cerraba sus párpados y apretaba sus manos hechas puños, al igual, que su mandíbula para luego mirar el cielo, otra vez, donde nubes viajeras pasaban para tomar el aliento necesario para hablar.

– Lo siento. – Susurró Jean arrastrando cada una de las silabas de esas dos palabras como si fueran pesados costales que le quitaban el aliento pero no miró a su compañero sino que sus ojos habían descendido de la bóveda celeste a las aguas del río y eso lo hizo sentirse aún peor, pues se estaba comportando como un cobarde que no era capaz de dar la cara.

– ¿¡Eh…!?

– Lo siento, Armin. – Repitió con más firmeza Jean pronunciando el nombre del chico con más dolor del que había estimado pero no podía negar que le preocupaba lo que sus palabras ocasionarían en el rubio que había dejado de juguetear con mechones de su cabello para reposarlas sobre la superficie de la pequeña pared. – Yo…

– No, está bien. Así está bien, puedo entenderlo. – Se apresuró a contestar Arlelt sin poder ocultar la decepción en su tono de voz que se había agriado al saberse rechazado.

– Yo realmente lo siento. – Se disculpó Jean llevándose una mano su propia cabeza y comenzando a frotar su alborotado pelo debido a que en ese momento se sentía el hombre más miserable del mundo al ver el rostro devastado por la tristeza que estaba mostrando Armin.

– Está bien. Supongo que realmente tus sentimientos por Mikasa no se tratan de un capricho, así que está bien saber aunque ya presentía que ibas a rechazarme. – Dijo Armin volviendo a mirar las aguas del río con los ojos cristalizados por las lágrimas que intentaban salir a borbotones de sus ojos. – Estaba preparado para esto, no es fácil que un hombre vea a otro hombre con sentimientos de romances. Mucho menos si tiene su corazón ocupado por alguien. – Habló el rubio más como dándose una explicación a sí mismo sobre el por qué había sido rechazado.

– ¿Mikasa…? – Repitió en voz baja Jean mirando nuevamente el cielo y dejaba que en esta ocasión fuera su espalda la que se apoyará en el muro de piedra del puente en el que estaban. – Ella es una mujer hermosa y fuerte pero no es que no pueda comprender tus sentimientos. – Farfulló con una pequeña sonrisa antes de levantar su mano derecha y llevarla a la cabeza del rubio que había vuelto a poner toda su atención en Kirschtein. – Perdona por no poder enamorarme de ti, Armin. Solo es que no puedo corresponderte como tú quisieras. – Comentó antes de revolverle un poco el pelo a Arlelt para, acto seguido, dirigir su mirada a las nubes que paseaban libres sobre sus cabezas.

Armin miró a su compañero con confusión, probablemente, analizando las palabras de Kirschtein mientras Jean tenía su mirada perdida en la bóveda celeste y sus labios apretados con tanta fuerza que se habían vuelto blancos.

– ¿Jean… tú…? – Intentó preguntar Armin ante aquel rostro nostálgico que mostraba Kirschtein mientras miraba el firmamento.

– Será mejor que me vaya y Armin… eres alguien increíble pero yo no soy la persona que pueda corresponderte. Estoy seguro que hay alguien que está esperando por ti en algún lugar y que conocerás algún día. – Repitió Jean antes de ofrecer una sonrisa afligida a Arlelt. – ¡Nos vemos!. – Se despidió Kirschtein viendo como Armin asentía con la cabeza para quedar solo en el puente.

Jean se dirigió hacia el establo, pensando que estaría bien si se ocupaba un poco del cuidado de su caballo, realmente necesitaba estar solo en esos momentos, y es que lo sucedido con Armin hacía escasos segundos le habían llevado a días pasado, en el que la situación con Arlelt se había convertido en un dejá vù.

Kirschtein suspiró como había estado haciendo toda esa tarde y es que la respuesta era tan simple del por qué no podía corresponder a los sentimientos de Armin que lo hacía sentir patético porque sí, Jean no podía olvidar a alguien que se había ganado su corazón pero también era la misma persona por la que se culpaba una y otra vez ya que sentía que había sido su culpa el que él estuviese muerto en esos momentos.

Jean sintió como sus ojos comenzaban a escocer, anunciándole que las lágrimas se aglomeraban en sus ojos pero no lo haría, al menos, no en ese instante porque hasta para mostrar su propio dolor, un dolor que aún quemaba como fuego en su alma era un cobarde por no poderse desahogar a placer sin importar que otros lo vieran o del momento que fuese y siendo la soledad la única que lo acompañaba pero que no le proporcionaba ningún consuelo.

Sin embargo, Jean sabía que jamás olvidaría a Marco, él había sido la primer persona que había logrado que su alma se abriera y el trauma generado al encontrar su cadáver medio devorado le torturaba hasta el presente haciéndole imaginar el cómo había sido asesinado por un titán.

Kirschtein se culpaba que Marco hubiese aparecido en su ayuda cuando su equipo tridimensional se había quedado sin gas y aquel espantoso titán había aparecido en medio de la estrategia que llevaban para poder sellar los muros de Trost, él no pudo hacer nada para ayudar a Marco y tampoco pudo despedirse de él como era apropiado, ni agradecerle.

No obstante, si algo realmente lamentaba Jean era que cuando Marco se le había confesado él lo había rechazado la primera vez aunque su insistencia había logrado que comenzaran una relación que a ojos de sus compañeros no se delataba nada más que como si fueran los amigos de siempre y solo cuando lo vio, cuando aceptó que jamás lo volvería ver sonreír o ser apoyado y animado por el otro joven, fue cuando Kirschtein se sintió la persona más miserable del mundo porque ya Marco no volvería a estar a su lado.

Jean aún cargaba con el luto de su amante y hasta que esa herida no cicatrizara lo suficiente no podría estar disponible para el amor aunque si algo estaba seguro Kirschtein es que la presencia de Marco no lo olvidaría ni siquiera aún cuando estuviese emprendiendo una nueva relación, que por el momento no estaba preparado a experimentar.


~ Fin. ~



Un día especial

» Los personajes no me pertenecen y no hay intenciones de lucro al escribir esta corta historia.«
Manga/Anime: Sekaiichi Hatsukoi
Para mayores de 16 años.
Clasificado: Yaoi
Pareja: Masamune Takano/Onodera Ritsu
Género: Romance.
Aclaración: Escribí esta historia hace mucho y anteriormente, lo había publicado en Amor Yaoi.



Tan solo hacía cuatro meses atrás que había aceptado sus sentimientos hacia Masamune y un mes y medio que había aceptado vivir bajo el mismo techo en condición de pareja con el hombre que normalmente lo hacía enfadar.

Sin embargo, Ritsu Onodera aún no se acostumbraba a la situación porque en todo ese tiempo se había habituado a la soledad de la soltería pero todo cambió cuando entró en la sección Esmeralda de la editorial en la que estaba trabajando actualmente con el fin de demostrarle a todas aquellas personas que lo consideraban el mimado hijo del dueño de la editorial Onodera que no se trataba de ningún engreído y caprichoso hombre en espera de legar la empresa de su padre. Por ello, todas las mañanas desde que decidió dejar de trabajar en la empresa de su familia y comenzar a ser uno de los componentes de la sección Esmeralda se había esforzado en su trabajo con el fin de tener su bien merecido reconocimiento a su labor.

No obstante, Ritsu había tenido que vivir diversas situaciones comprometidas con su superior, Takano Masamune, para darse cuenta de que aún ese hombre seguía haciéndole sentir emociones que le provocaban vuelco a su corazón. Por tanto, Ritsu tenía sus sentimientos revividos aunque en un comienzo pensó haberlos borrado de sí mismo cuando se sintió humillado en su pasado como estudiante por el mismo hombre del que se había enamorado ya que no podía continuar negando sus sentimientos hacia Takano.

Onodera suspiró con hastío cada vez que recordaba todo lo que había pasado en esos últimos meses, era casi irreal, incluso el despertarse cada mañana desnudo en la enorme cama con nuevas marcas en su cuerpo o el inminente dolor en su cadera acompañado de la molestia que sentía en su ano por acceder a los tontos caprichos y deseos de su pareja.

Cuando Ritsu salió de la habitación esperaba encontrarse a Masamune en la cocina pero no estaba allí y lo comprobó con el ridículo post it pegado en la puerta de la nevera que ponía “Estaré reunido todo el día, no me esperes. Te amo”.

– ¿Qué clase de nota es esta?. Ya podía haberme avisado ayer. – Farfulló Ritsu cogiendo el papel con el corto mensaje y arrugándolo en sus manos antes de tirarlo a la basura. – Ni que me preocupara tanto por lo que hagas. – Susurró con enfado mientras abría la puerta del refrigerador para tomar el brick de leche pero esta resbaló de sus manos y cayó al suelo donde comenzó a derramarse. – En realidad, sí que me importa. – Farfulló avergonzado Onodera mirando como el líquido de color blanco se esparcía por el suelo de la cocina.

Ritsu volvió a suspirar esa mañana mientras recogía todo el desastre que había formado por estar pensando, como ya le era frecuente, en Masamune con sus actuaciones y formas de comportarse pero justo había terminado de limpiar el suelo de la cocina su teléfono móvil comenzó a sonar indicando que estaba recibiendo una llamada.

Ritsu corrió hasta el aparato creyendo que se trataría de Masamune pero rápidamente lo olvidó al verificar el nombre con el número telefónico que aparecía en la luminosa pantalla y contestó para escuchar la voz de su madre que lo había llamado para volver a pedirle que reconsiderada su situación con An y le diese una oportunidad recordándole lo buena chica que era para que aceptara aquel estúpido compromiso del cual, él nunca estuvo de acuerdo porque no sentía nada más hacia su amiga de la infancia que un sentimiento de hermandad. A pesar de que su madre era consciente de eso, no dejaba de insistirle en que debía casarse con la chica, por no decir, que últimamente sus peticiones habían comenzado a sonar más como ordenes o una obligación de la que debía responder cuando no era así y solo se trataba de un antojo de su progenitora.

Ritsu decidió no darle más vuelta en su cabeza al asunto con su amiga y las intenciones de su madre para comenzar a pensar nuevamente en Takano, después de todo, ya era un hombre adulto y sabía que tener esa clase de aspiraciones fantasiosas de parejas  comunicativas era solo sueños de adolescentes, que probablemente había fantaseado en aquel entonces antes de sentirse burlado y engañado pero, la realidad, es que él tampoco le hablaba mucho a Takano más que lo indispensable y no podía exigirle a su novio algo que él mismo no ofrecía en la relación. Por ello, en ese momento Ritsu se preguntó con qué palabra podía clasificar su relación con Takano y volvió a suspirar con cansancio por seguir cavilando banalidades.

Los pensamientos de Onodera fueron interrumpidos cuando escuchó como tocaban a la puerta y sin más, fue a abrir para encontrarse con un mensajero que cargaba un paquete.

– ¡Buenos días! traigo este envió para Onodera Ritsu. – Indicó el mensajero.

– Sí, soy yo. – Respondió quitando la cadenilla de la puerta para poder abrir y aceptar el paquete sin percatarse de la forma en que lo miraba el mensajero.

– Por favor, firme aquí. – Señaló el chico de mensajería un poco nervioso.

Onodera no se hizo esperar y firmó en la tablilla que le mostró el mensajero antes de despedirlo para volver a cerrar la puerta y abrir el misterioso paquete.

Observó la caja sellada por un instante pensando en que se trataba de algún regalo por parte de sus padres, ya que acostumbraban a enviarles alimentos, hasta que lo abrió y del paquete sacó un vestido de mucama tradicional.

– ¿¡Qué… qué es esto!?. – No pudo evitar preguntar a la nada al ver el traje de mujer que estaba sosteniendo con sus manos y mirando las reconocida vestimenta popular en muchas cafeterías de la zona cuando se percató de que había un papel doblado en el interior de la caja.

Onodera dejó el vestido de sirvienta nuevamente dentro de la caja y tomó el papel para leer lo que en él estaba escrito.
Estimada señorita:

Vuestro señor os manda este envío urgente de nuestras tiendas.

¡Tenga un buen día!
– ¿Qué significa esto?. – Se preguntaba sin dejar de mirar el papel escrito con tinta dorada y donde había un pequeño sello de la empresa en la que había sido adquirido el pudoroso vestido. – Ese idiota… – Gruñó recordando a Takano mientras visualizaba el rostro divertido de su pareja comprando ese ridículo vestido antes de chasquear la lengua y mirar el reloj porque ese tipo de cosas solo podía ser producidas por la mente de Masamune. – ¡Mierda!. Voy a llegar tarde. – Dijo antes de terminar de vestirse para salir de su casa tan rápido como le fue posible.

Cuando Onodera llegó a la editorial estaba agotado ya que si bien había conseguido abordar el tren subterráneo tuvo que correr para llegar a tiempo a la editorial aunque para su mala suerte, al entrar al ascensor del edificio no se percató que dentro ya estaba  Takafumi Yokozawa y como siempre hacía, lo estaba mirando de manera desagradable haciéndolo poner nervioso.

– ¡Buenos días!. – Saludó Ritsu para escuchar como el otro hombre gruñía.

Por suerte, y tras unos segundos demasiados incómodos para Onodera el elevador llegó a la planta en la que estaba la sección Esmeralda y se dirigió hasta su lugar donde se derrumbó sobre su asiento.

– ¡Buenos días!. – Saludó Onodera sin ningún tipo de ánimo y mirar fugazmente el lugar en donde debía de estar Masamune supervisando a todos ellos.

– ¡Buenos días!. – Le saludaron al unisonó el resto de componentes de la sección Esmeralda.

– Tienes mala cara, Onodera. – Señalo Mino. – No deberías de verte así aún.

– ¡Ah! no tuve una buena noche. – Contestó con nerviosismo y comenzando a coger algunos de los papeles que habían sobre su mesa.

– ¿Tú novia se enfadó contigo y te mandó a dormir al sofá?. – Indagó con meticulosidad Kisa.

Onodera sonrió nerviosismo porque nadie de la editorial, salvo a excepción de  Yokozawa, sabía de que en realidad no era novia lo que tenía sino novio y esa persona no era otra que Masamune y si no había revelado al resto de sus compañeros su relación amorosa con su superior era para que no se viese implicado con su trabajo y creyeran que estaba siendo beneficiado a causa de su relación como había ocurrido con él en la editorial de su padre.

Afortunadamente para Onodera, antes de verse en la obligación de responder a la pregunta comprometedora el teléfono de su mesa sonó.

– ¡Bueno días! – Exclamó al reconocer la voz de la mangaka y con la cual, comenzó una conversación acerca de su trabajo y la aceptación del último volumen publicado. – ¡Maestra Erika!.

La jornada laboral de Onodera terminó agotadoramente, tuvo que llamar varias veces a la imprenta y a los diferentes mangakas que estaban a su cargo para saber cómo iban con sus trabajos, siendo que a esas horas, ya había anochecido, y volvía de regreso a su hogar después de un exhaustivo día de trabajo en el que ofreció su mejor esfuerzo para obtener buenos resultados.

Onodera no tardó en llegar al edificio donde ahora vivía y al abrir la puerta se encontró con el ridículo traje de maid dentro de la caja y con un papel que hacía de cartel para sus ojos que tenía escrito “Póntelo”.

Onodera dejó su abrigo en la percha, cerró con seguro la puerta principal y se quitó sus zapatos despreocupadamente dejándolos en la entrada del apartamento sin dejar de refunfuñar para coger la caja con el vestido en su interior y quitarlo de la entrada de la casa pero en la sala se tropezó con la intensa mirada de Takano que estaba vistiendo un kimono verde oscuro y bebiendo una cerveza, por lo que sin ningún tipo de modales dejó caer la caja de donde el vestido sobresalió a causa de la colisión contra el suelo y el papel voló hasta la pequeña mesa de la sala.

– ¿¡Se puede saber que significa esto!?. – Rugió señalando la caja con el vestido. – ¿Es que me crees ese tipo de persona para ponerme esta clase de ropas?.

Sin embargo, Takano se limitó a recoger el papel en el que había escrito la palabra “Póntelo” y se lo mostró mientras tomaba otro trago de su cerveza.

– ¿¡Pero me estas escuchando!?, no voy a ponerme esto. – Dijo para girarse con intenciones de ir a la cocina en busca de algún tentempié o un refrigerio cuando bruscamente fue cogido por el brazo y forzado a girarse.

– Póntelo, solo esta vez. – Le susurró Takano en el oído.

El cuerpo de Ritsu vibró con el tono de voz que utilizo Masamune junto al cálido aliento que acarició la piel de su oreja para pedirle que se pusiera aquel vestido de sirvienta.

– Sempai… – Farfulló en voz baja con un sonrojo en su rostro.

Sin saber la razón concreta de lo que le había ocurrido para acceder al capricho de Takano, Ritsu se había vestido con el ridículo vestido de mucama que contaba con medias de encaje y cuando salió de la habitación que compartía con Takano estaba completamente sonrojado. Además, se sentía abochornado por estar vistiendo aquellas prendas tan vergonzosas.

Takano miró a Ritsu y se acercó como un depredador sigiloso a su presa hasta que lo capturó con sus brazos para besarlo apasionadamente.

– Estarás contento ahora, así que como ya me has visto voy a quitármelo. – Habló con rapidez Onodera cuando terminó el beso.

– No, aún no puedes quitártelo porque hoy tú eres mi sirviente personal, Ritsu. – Comentó divertido mientras soltaba a su pareja. – Así que has bien tu papel y llámame amo o señor.

– ¿¡Qué…!? – Gritó ante la breve explicación de Masamune. – Esto solo se trata de una fantasía tuya, ¿cierto?. No tengo por qué satisfacerte, así que me voy a quitar est… – Se interrumpió cuando sintió como había sido empujado hacia la pared e inmovilizado con el cuerpo de Takano.

– Solo es un juego y te queda muy bien este tipo de ropa. Compláceme por esta noche, Ritsu. – Murmuró cerca de la oreja derecha de Onodera.

– No… no hagas eso. ¡Ugh…! – Consiguió pronunciar mientras Takano había recorrido con su lengua la unión de su oreja con su cabeza y terminar succionándole el lóbulo.

– ¿Lo harás?. – Inquirió.

– Sí pero deja de comportarte así. – Respondió avergonzado para sentir como Takano se separaba de su cuerpo y lo liberaba.

– ¿Qué desea, amo?. – Preguntó haciendo una reverencia completamente abochornado por la situación.

– ¡Oh!.- Exclamó Takano sin apartar sus ojos de Onodera. – ¿Qué me propones para celebrar esta noche tan especial?. – Interrogó para ver como su pareja levantaba la cabeza dejando ver su sonrojado rostro en el que podía leer perfectamente la pregunta que le estaba haciendo a causa de sus palabras. – Hoy fue el día en que el hombre al que amo volvió a aparecer frente a mí, debería de celebrarlo de alguna manera, ¿cierto?.

Onodera se giró con tristeza por no haber recordado que ese día fue cuando él había entrado a formar parte de la sección Esmeralda y lo había vuelto a ver de nuevo.

Ritsu se llevó una mano a la cabeza para despojarse del complemento del vestido.
– Takano… - Intentó hablar.

– Creo que deseo un servicio especial de ti. – Afirmó cogiendo a Ritsu de la cintura para llevarlo al interior de la habitación sin dejarle oportunidad a Onodera de que continuara hablando.

Onodera gimió cuando sintió como su cuerpo fue empujado para caer sobre la cama y se giró tan veloz como le fue posible pero lo hizo demasiado tarde porque ya tenía Masamune sobre él devorando sus labios.

Aunque ya Ritsu se había habituado al apetito sexual de su pareja cuando llegaban a la intimidad de su hogar pudo sentir que en esa ocasión fue distinta y especial en la forma en que Takano lo besaba o lo tocaba.

– No es como si esto fuese nuestro aniversario. – Farfulló Ritsu cuando había terminado toda la pasión y su respiración había vuelto a la normalidad. – No somos personas que necesitemos hacer este tipo de cosas.

– No importa si no te acordabas de este día o de si no tiene importancia para ti pero para mí es diferente porque tú eres el único que me hace sentir, Ritsu. – Murmuró abrazando a su pareja. – Te amo. – Fue lo último que dijo Takano antes de conciliar el sueño.

Onodera se había quedado pensando todo lo dicho por su compañero, luego solo dejó aflorar un suave murmullo que se perdió en la oscuridad de la habitación antes de viajar al mundo de Morfe.

– Te amo, sempai.


Fin.