-Un triunfo sin recompensa.-
Karin
abandonó aquel antiguo puesto de vigía para seguir a Naruto y Sasuke porque, -a
pesar de que no quería verse en medio de un enfrentamiento que ocasionaría el
perder la confianza de esa villa e incluso, el que su esposo se comportara hostil
con ella debido a que lo clasificaría como un acto de deshonra y deslealtad no
le importaba-, tenía que ayudar a esos dos hombres.
Sin
embargo, Karin dejó de correr cuando escuchó como la llamaban una voz que
conocía de sobra y se giró para afrontar a aquella persona, en un movimiento que parecía mecánico, mientras sentía como su
respiración se congelaba y su cuerpo desprendía un sudor frío.
Sin
lugar a dudas, el que estuviese esa persona allí, solo haría más difíciles las
cosas y no pudo evitar que algunas lágrimas se amontonaran en sus ojos carmín mientras
sus piernas cedían a su peso, cayendo caer sobre sus rodillas como una muñeca
de trapo.
–
Shi…Shino…– Pronunció en un murmullo apenas audible.
El
alto hombre de pelo rizado y negro que ocultaba sus ojos detrás de aquellas
pequeñas gafas de sol, se acercó a gran velocidad a la pelirroja al verla caer
al suelo igual a una hoja que caía de un árbol.
El
moreno levantó a la chica en sus brazos para acercarse a un banco de piedra y
fue ahí, donde se dio cuenta de la presencia de dos personas más que acompañaban
a Shino, se trataban de Lee y Kurenai.
– ¿Te
encuentras bien?. – Preguntó la entusiasta voz de Lee, en la que se podía
apreciar un atisbo de preocupación.
Karin
asistió con la cabeza ante la pregunta del chico de espesas cejas con un tenue
sonrojo por la bochornosa situación.
– Me
alegro mucho, Karin-san. Pensé que se encontraba enferma. – Expresó con una
enorme sonrisa el chico de mallas verdes.
Kurenai
miró con picardía a la pareja, presintiendo que necesitaban estar a solas ante
el fortuito reencuentro tras semanas de no verse.
– Creo
que será mejor dejaros solos. – Comentó
Kurenai. – Lee, adelantémonos a la torre hokage. Shino nos alcanzará más
tarde.
– ¿Y
qué hay del reporte de la misión?. – Preguntó Lee confundido.
– No
te preocupes y descansemos un poco antes de ir con el hokage. Estoy segura que
ansias por llegar a casa y relajarte un poco. – Afirmó Kurenai para recibir un
asentimiento del chico de peinado redondo para luego ambos desaparecer y dejar
a la pareja sola.
Durante
un buen rato, el matrimonio permaneció en silencio escuchando el cantar de los
pájaros y el bullicio lejano procedente de
los aldeanos y niños.
–
Shino, ¿tú confías en mí?. – Rompió el silencio la pelirroja, sintiendo como el
moreno la miraba fijamente sin comprender a que venía esa extraña pregunta. –
Si te contara algo que parece inverosímil pero que es real. ¿Me creerías?.
–
Confío en ti, Karin. Eres mi esposa pero si no me dices jamás entenderé a que
te refieres. – Explicó con calma el hombre escuchando el pesado suspiró de la
pelirroja.
–
Resulta que conozco a alguien que tiene varios hijos y estaba viviendo en un
lugar en perfecta armonía hasta hace poco porque fueron arrancados de su hogar,
separado de su familia y, por si las cosas no fuera bastante mal, está en una situación
delicada porque… está esperando un bebé. – Reveló Karin agachando la cabeza para
ver sus manos con las que apretó su pantalón corto.
–
¿Piensas qué podemos ayudar a esa persona?. – Inquirió el Aburame escuchando
otro pesado suspiro de parte de su mujer.
– No
sé si podemos ayudarles pero podemos intentarlos. Cuando te pregunté de si
podrías creerme es porque esas personas de las que hablo, las conoces. Ellos
son Naruto y Sasuke. – La pelirroja miró el rostro serio de su esposo. – Se que
es increíble de creer pero Sasuke es capaz de embarazarse y está esperando un
bebé. Admito que yo al principio no lo creí, pero al parecer Orochimaru
experimento con su cuerpo y ahora puede procrear. – La pelirroja se soltó del
agarra de su esposo y se puso de pie frente a él. – Se que no es impensable
porque el hablar de un hombre capaz de gestar suena a chiste pero esos niños
que estaban con ellos… los niños son sus hijos biológicos y tengo prueba para
demostrarlo. Yo misma hice los análisis donde comparé y comprobé sus ADN. Todos
dieron favorables en los niños. – La pelirroja sacó del bolsillo trasero de su
pantalón unos papeles doblado que el moreno no dudó en mirar, al percibir como
su mujer estaba demasiada alterada intentando hacerle creer ese relato y el
cual, deseaba creer esas palabras porque él, en realidad, no tenía nada en
contra de Naruto o Sasuke. El rubio lo consideraba su amigo y si este había
decidido emparejarse con Sasuke, tendría sus propias razones para elegirlo como
compañero de vida.
Además,
de que el Aburame recordó de cómo él mismo estuvo atraído por un hombre pero jamás
fue correspondido hasta que comenzó a relacionarse con Karin y esta le hizo
olvidar aquel amor no correspondido que derivó en sentimientos hacia ella. La
mujer que lo había salvado de su dolor y de quien no solo estaba agradecido
sino también profundamente enamorado de ella.
……
Los
niños se encontraban en un rincón de la habitación a la que habían sido
llevados y a su lado, estaba aquel ninja con el enorme perro que los había
encontrado pero en aquel lugar, también se encontraba Sai, con su rostro
inexpresivo, que tenía sus puños fuertemente apretados dejando que sus nudillos
estuvieran extremadamente blancos. Aunque, el conocer o haber visto a alguna de
aquellas personas no impedía que los cuatro pequeños estuviesen asustados y abrazados, en busca de
repeler su miedo y tener un ancla de seguridad, mientras Kenta lloraba asustado
por el ambiente tenso que había en el despacho del hokage.
Kakashi
miraba aquellos niños que tenían apariencia indefensa pero que habían conseguido
escapar de un recinto cerrado, donde había cientos de personas y la mitad se
trataban de estudiantes de academia shinobi, chunnins o jounin. Incluso, esos
críos pudieron burlar a los guardias y salir sin ser vistos. Realmente, esos
niños tenían formación ninjas y estaban bien entrenados para elegir y esperar
por el oportuno momento de actuar.
Tsunade
a su lado miraba a aquellos niños inquisidoramente, aun sin poder creerse que
su mejor alumna (Sakura), no fuese capaz de advertirlos y eso la hacía suponer
que había relación al darse todos esos acontecimientos vez. Quizás, uno de los
planes del Uchiha era en parte ese, al ponerle el sello a Naruto o el que esos
niños tenían un papel aún más importante en los planes de Sasuke.
–
Kakashi, ¿no te resulta extraño que estos críos pudiesen huir sin ser
inadvertidos al mismo tiempo que el Uchiha escapó de la prisión aprovechando el
momento en que Naruto fue poseído por el kyubi y, sobre todo, que haya
desaparecido al igual que ese maldito traidor?. – Escupió Tsunade mirando al
Hatake.
–
¿Insinúas que todo ha sido premeditado?. – Preguntó el de cabello plateado. – Si fuese así, hay
algo que no encaja y eso es Naruto, así como estos niños.
–
Bueno, ten en cuenta que en todo este tiempo Sasuke lo ha tenido secuestrado
con ese sello, el cual, causó que todo se accionara. – Afirmó la rubia. –
Sasuke estaba esperando el momento oportuno para escapar y lo obtuvo cuando el sello
que le colocó a Naruto liberó el chakra del kyubi. Se aseguró de esperar y
tomar la oportunidad, al implantarle ese sello a Naruto. Es probable que los
niños también tengan un sello que se detonara en ese momento y puede que el encontrarlos
tan cerca de la zona, tenga algo que ver con que el kyubi tomara tan rápido el
control del cuerpo de Naruto. Nos mantuvo el tiempo suficientemente ocupado
para saber que estaba marchándose de la prisión. Aunque dudo que este fuera su
plan original, si que podría ser uno de sus recursos en caso de que se fuera
sorprendido o capturado antes de poder llevar su propósito principal a cabo. –
Explicó su hipótesis la escultural mujer.
–
Sigue quedando cabos sueltos, Tsunade-sama y eso es la desaparición de Naruto.
– Objetó el Hatake.
–
Tienes razón pero por si las dudas creo que debería analizar a estos niños. Temo
que Uchiha esté siguiendo los pasos de Orochimaru y haya experimentado con sus
cuerpos o implantados sellos. – Habló la de ojos castaños señalando a los
críos.
– Me
parece lógico, puede que sí tenga razón. Es probable que posean algún tipo de
jutsu en el interior de su cuerpo. – Confesó Kakashi mientras asentía. – Y es
obvio que los informes del comportamiento de estos niños que me han sido entregado
no puedo darle credibilidad ante lo ocurrido recientemente.
Tsunade
caminó para acercarse a los niños y Akira se posicionó delante de sus hermanos,
en una señal de protegerlos, sintiendo como Shinji y Amaya se sujetaban del
pijama que vestía y escuchando a Kenta llorando.
– No
voy a dejar que nos hagas nada. – Siseó Akira para mostrar, ante la sorpresa de
todos los presentes, el sharingan con una sola aspa en sus ojos, anteriormente
negros pero que ahora se habían vuelto rojos.
– Pero…
¿qué demonios…? – Farfulló Tsunade.
– ¡El
sharingan…! – Habló impresionado el de cabello plateado porque no creyó que ese
niño fuera poseedor del sharingan siendo rubio ya que esa característica no
correspondía a los Uchihas.
Pero
antes de que nadie le diese tiempo para reaccionar, la puerta del despacho fue
abierta abruptamente y para mayor asombro de los que se encontraban en aquel
despacho se hallaron de frente con un rubio de rostro serio y molesto.
–
Naruto… – Pronunció Sai mirando al Uzumaki para después ver como detrás de él
aparecía el Uchiha.
– ¡OTO-SAN,
KA-SAN!. – Gritó Shinji, que intentó correr hasta sus padres, pero fue detenido
por el enorme perro que le impidió el acercarse a sus progenitores.
Naruto
frunció el entrecejo, al igual que Sasuke, al ver como sus hijos estaban
llorando, con sus ropas y sus rostros sucios y no les permitían acercarse a
ellos.
–
Naruto, ¿estás bien…? – Prácticamente las palabras se le atoraron en la
garganta a la Senju para ver como el rubio la miró de manera fiera y fría.
– He
venido a buscar a mis hijos. – Aclaró el Uzumaki con lentitud mientras apretaba
sus puños.
–
Ot…oto-san…– Pronunció entrecortadamente Akira porque nunca había visto a su
padre de esa manera y percibiendo el aura aterradora que se estaba comenzando a
formar a su alrededor.
– ¿Tus
hijos?. – Preguntó Sai mirando al de ojos azules para después mirar al Uchiha
con el ceño fruncido. – ¡Despierta de una vez, Naruto!. No te das cuenta que el
Uchiha te está manipulando porque no recuerdas. – Acusó con furia para después
mirar, nuevamente, a aquellos niños que retrocedieron un paso ante la iracunda
mirada de Sai y, que por supuesto, logró molestar más a los padres de los niños.
–
¡Cállate! No vuelvas a decir eso de Sasuke sino entiendes. La próxima vez que
te refieras de esa manera a él y mires de así a mis hijos, no responderé de mis
actos. – Aseguró con furia el Uzumaki.
Todos
los presentes abrieron los ojos al máximo mientras que Tsunade se cubría la
boca por lo dicho, sintiendo una enorme punzada en su corazón que gritaba por
extenderse dolorosamente y sintiendo ganas de llorar por lo que acababa de
decir el chico que consideraba como un hijo o un nieto.
– Hablas
de él como tu pareja pero aún si lo fuera… ¿cómo es posible que ellos sean tus
hijos, Naruto? Hasta donde yo sé, la procreación sólo resulta cuando un hombre
y una mujer se unen y no cuando son dos hombres son los que están unidos. –
Irrumpió el Hatake en un intento de hacer comprender al Uzumaki de que Sasuke
le había estado mintiendo.
– Los
milagros también existen. – Pronunció Naruto sonriendo con soberbia.
– ¿¡Es
que no puedes ver la realidad!?, te está engañando. Él te ha hecho mucho daño e
incluso, ahora… ¡está jugando con tus sentimientos!. – Exclamó desesperada
Tsunade.
–
Naruto, entra en razón. Amigo. Te estamos diciendo la verdad y si continuas así,
sólo conseguirás sufrir. – Habló por primera vez Kiba, señalando a ambos,
Naruto y Sasuke.
Sasuke
bajó la cabeza y abrazó el fuerte brazo del Uzumaki, sintiendo una pequeña
punzada de dolor en su bajo vientre y al instante colocó su mano para
transferirse un poco de chakra y menguar el dolor. Aquellas palabras lo estaban
afectando más de lo que había previsto y el haberse excedido estaba pasando
factura en su cuerpo, a su bebé.
–
Puedo comprender que no me crean cuando digo que yo amo a Naruto. Si os afirmo
que ellos son nuestros hijos o que yo estoy arrepentido de todos mis errores
del pasado. – Comenzó a hablar Sasuke. – Pero no me importa volver a prisión y
que me hagáis lo que queraís pero solo pido que dejen a los niños con su padre,
con Naruto. Él es quien debe hacerse cargo de ellos. – Sasuke levantó la mirada
mostrando como algunas lágrimas escaparon de sus ojos. – No me importa si
queréis abrirme en canal, yo estoy dispuesto a aceptar mi destino pero no
separéis a los niños de Naruto. – Suplicó sintiendo como cada palabra cortaba
su garganta como una cuchilla demasiado fina y afilada.
– Ka-san…
– Dijo Akira al ver a Sasuke tan frágil y débil. Incluso, estaba llorando
provocando un revoltijo de sentimientos en el niño al ver a su progenitor así
ya que él no lo había visto ni concebido el que llorara, ni siquiera cuando se
cortaba con el cuchillo al pelarle una fruta o preparar la comida.
Todos
miraron al Uchiha y, a pesar de persibir la fragilidad que se exteriorizaba
Sasuke, no se dejaron amilana. Aseveraron sus rostros porque para ellos era una
táctica de manipulación que estaba utilizando el Uchiha, pues no podía ser todo
tan sencillo o al menos, al tratarse de Sasuke.
–
Sasuke, no digas eso. Yo no os dejaré atrás, no sería capaz de vivir teniendo
eso en mi conciencia. No os cambiare cuando sé que no puedo teneros a todos a
mi lado. – Susurró el Uzumaki cogiendo de la mano que Sasuke tenía abrazando su
brazo para entrelazar sus dedos.
– No
creas que vamos a caer en tu estrategia Uchiha. – Escupió Sai tomando pose de
defensa.
– ¡SASUKE,
NARUTO!. – Gritaron desde su espalda para ver como en el despacho entraban
Karin y Shino.
–
Hokage-sama, Tsunade-sama… ellos dicen la verdad. Los niños son sus auténticos
hijos. – Reveló escuetamente Karin mientras Shino asentía. – Aquí está la
prueba de que el ADN de los niños son compatibles con los de ellos. – Señaló la
pelirroja a la pareja mientras extendía unos papeles con los resultados de los
análisis. – Entiendo que es difícil de creer pero es la verdad.
Tsunade
se acercó con rapidez y arrebató bruscamente esos papeles para comenzar a
leerlos.
–
¿Esto debe de ser un error? ¿No puede ser verdad?. – Se negaba creer aquellos
resultados la rubia mientras le entregaba los papeles a Kakashi.
– No,
Tsunade-sama, los resultados y lo que dicen es real. Sasuke puede engendrar
vida en su cuerpo como una mujer, yo misma hice esos análisis unas cinco veces
cada uno y todos dieron el mismo resultado. – Afirmaba la pelirroja mientras
veía como Sai cogía aquellos papeles con desconfianza.
– ¿¡Y UNA
MIERDA…!? – Gritó Sai para hacer trizas aquellos papeles con sus manos ante los
ojos de los presentes. – Tú has inventado esos resultados, después de todo
fuiste parte de su equipo hasta que te dejó y ahora vuelves a caer en sus
encantos. – Acusó Sai a la de ojos rojos.
–
¿Qué…qué estas insinuando?. – Preguntó Karin mirando con molestia al paliducho.
– Ten
cuidado con lo que dices. – Advirtió Shino poniéndose delante de su esposa y
dejando salir a alguno de sus insectos a su alrededor. – Mi esposa no está
mintiendo.
– ¡YA
BASTA!. – Gritó Tsunade mientras rompía el escritorio asustando a los menores y
provocando que los dos más pequeños lloraran con intensidad.
Sasuke
miró a sus hijos y el enorme deseo de ir a consolarlo lo atormentaba pero era
consciente de que podría empeorar todo si intentaba, tan siquiera dar un paso
hacia delante para acercarse a los menores. Cuando sintió como Naruto le
apretaba su mano haciendo que lo mirara para verlo con aquel rostro demasiado
serio y alerta que lo hacía ver como un gran ninja, capaz de hacer lo imposible,
y trasmitiéndole seguridad en silencio.
– No
creo que un hombre sea capaz de embarazarse pero tampoco creo que esos análisis
sean manipulados. – Habló Tsunade para mirar a la de ojos rojos.
– Por
supuesto que no he manipulado los análisis. Aún conservo las muestras o podemos
tomar nuevas para que pueda comprobarlo. – Aseguró Karin para luego mirar a
Sasuke. – Cuando yo estuve con Orochimaru vi como hacía muchos experimentos y
entre ellos, buscaba la forma de crear más cuerpos para no tener que ir
mejorando a los shinobis que pronto iban a ser su nuevo cuerpo. – Karin se
colocó sus gafas antes de proseguir su explicación. – Entre todos sus
ocurrencias aparición el poder obtener más cuerpo a través de embarazos,
incluyendo la manipulación del cuerpo masculino, para que se diera dicho
acontecimiento, pero muchos de sus intentos, de que un hombre pudiera mantener
a otro ser, fracasaron. Sin embargo, parece que Orochimaru no se dio por
vencido con la experimentación y utilizó a Sasuke, también, aunque su cuerpo si
acogió el procedimiento. Su anatomía está modificada para poder llevar un
embarazo con eficiencia como cualquier mujer fértil lo hace. – Explicó la pelirroja.
– Eso
es imposible. Por muy mal de la cabeza que estuviese Orochimaru, es imposible
que consiguiese algo como embarazos masculinos y que el cuerpo de ese, sea
ahora capaz de engendrar. No hay pruebas evidentes para demostrarlo, solo un
resultado que de seguro has inventado como tu historia. – Intervino Sai viendo
la cara de dudas de Tsunade, Kiba y Kakashi.
Karin
miró a Sasuke sabiendo que si existía dicha prueba pero ella no era la persona
adecuada para revelar acerca de ese ser que estaba incubando el Uchiha en su
interior.
– Si
que hay una prueba. – Habló Sasuke captando toda la atención.
–
Sasuke, no… – Pero Naruto no terminó, al sentir un dedo del moreno sobre sus
labios.
– Es
lo mejor. – Susurró el Uchiha sólo para obtener un gruñido en respuesta del
contenedor del kyubi. – Yo estoy esperando un bebé, estoy embarazado. – Declaró
el moreno mirando los rostros desencajados de Kiba, Kakashi, Tsunade y Sai. –
Sino me creen puede comprobarlo, Tsunade-sama. – Dijo con voz trémula a causa
de la desconfianza que sentía a que intentaran algo en contra de ese inofensivo
ser que estaba creciendo poco a poco en su vientre.
La
rubia no espero, y casí corrió a ver si era cierto, mientras Sasuke sintió otro
apretón en su mano de parte del Uzumaki, indicándole que él no dejaría que le
hiciera nada ni a él ni a ese bebé no nato.
La Senju
aplicó un poco de chakra sobre la ropa del Uchiha percibiendo como el chico se
encontraba tenso pero, entonces, pudo percibirlo. Era un chakra muy suave y
débil en su cuerpo que fluía en el interior del Uchiha. La de ojos castaño era
consciente que no se trataba de una farsa, así que se giró ante el resto.
– Es
cierto, he podido sentir el chakra que emite la presencia de una vida en su
vientre. Una vida humana. – Confirmó la de coletas para volver a mirar al
moreno, aún sorprendida por el acontecimiento.
–
Ahora, devolvednos a nuestros hijos. – Habló Naruto. – Ya sabéis que no
mentimos, dadnos a nuestros hijos.
– ¿Y qué
pensáis hacer?. – Preguntó el Hatake haciendo un gestó con la mano para que
Kiba apartara a Akamaru y dejara que los niños fueran hacia sus padres. – Sabes
que no podré dejaros ir así sin más, Naruto. Tú aun no has recuperado la
memoria, por lo que necesitas cuidados y Sasuke debe pagar por todos sus
crímenes.
Akira,
al ver como aquel perro se movía cogió como pudo a su hermano Kenta y corrió
hacia sus padres seguido de Shinji, que tironeaba de su hermana, para ir al
regazo de sus padres.
Sasuke
se acuclilló para abrazar a todos sus hijos y consolar a los dos menores
mientras repartía besos a cada uno de sus pequeños, al mismo tiempo, que
sollozaba de felicidad tener a sus pequeños entre sus brazos.
– Os
he echado de menos. – Murmuró Sasuke sintiendo las manitas de sus hijos
apresando sus ropas.
– Se
que Konoha quiere que Sasuke cumpla una condena pero yo no lo puedo permitir,
Kakashi-sensei. – Pronunció el rubio, haciendo que todos los presentes abrieran
los ojos enormemente al comprender que Naruto si había recuperado la memoria. –
Nos iremos de la villa, sé que mi familia no es bien recibida en Konoha, debido
a los errores que cometió Sasuke en el pasado y por lo ocurrido en la noche,
conmigo de seguro vuelve a verme como una amenaza. Por eso, soy consciente de
que cuando los ciudadanos se enteren que mis hijos es el resultado de la unión
de dos hombres serán rechazados por provenir de Sasuke y de mí, como padre, no
me pudo permitirlo. No permitiré que mis hijos pasen una infancia como la pasé
yo, en la que tan sólo recibía miradas de odio y repugnancia. Volveremos al
lugar que ha sido nuestro hogar durante los últimos años, nuestra casa. Donde
podremos vivir en tranquilidad y si intenta impedirlo, le advierto que estoy
dispuesto a enfrentarme a cualquier cosa por el bienestar de mi familia hasta
lograr mi objetivo de poder vivir en tranquilidad.
El
Hatake sonrió reconociendo a su alumno rubio.
–
¿Pero qué hay del Uchiha?. ¿Naruto, quien lo atenderá cuando sea el momento de
que venga esa criatura al mundo?. – Preguntó la Senju preocupada.
– He
ayudado a Sasuke a traer a mis hijos al mundo y este no será diferente. – Habló
mientras hacía cuatro kagebushin y cargaba a sus hijos mayores mientras que
Sasuke era cargado por el autentico Naruto. – Adiós. – Pronunció antes de
comenzar a dar pasos hacia la salida.
– ¿Lo
dejará ir así, sin más?. – Preguntó Sai viendo como se marchaban.
– Es
lo mejor para ellos Sai. Tal y como Naruto ha dicho, aquí no serán felices. –
Dijo Tsunade.
–
Naruto ha crecido mucho. – Murmuró el Hatake viendo al cuarto hokage alejándose
y no a Naruto. – “Sensei estarás orgullos
de Naruto, él se ha convertido en un hombre extraordinario.” – Pensó
Kakashi.
–
Escuchadme todos, no podéis divulgar esto, es una orden. – Ordenó Tsunade. –
Ahora, salid y no dejéis que nadie le impida el paso a Naruto y su familia. –
Indicó la anciana sintiendo como Kakashi apoyaba lo dicho.
Naruto
corría por las calles de Konoha hacia la salida junto a sus clones para
observar cómo, rápidamente, se posicionaban a su lado Sai, Kiba junto a su
perro, Karin y Shino.
– Os
haremos de escolta hasta la salida de la villa. – Le Informó Karin con una
sonrisa.
–
Gracias. – Agradeció Naruto.
– No
tienes que darlas Naruto, es una orden de Tsunade-sama y el hokage. – Habló
Kiba para mirar la cara de duda del Uzumaki. – Ahora Kakashi-san es el hokage
de Konoha.
Ante
la noticia el de ojos azules sonrió para continuar hacia el exterior.
–
Naruto. – Llamó Sai. – Quiero que sepas que el Uchiha sigue sin caerme bien y
no me agrada que ambos seáis pareja e incluso, aun me cuesta aceptar que los
críos sean vuestros hijos pero lo siento. Fue por mi causa que hayáis pasado
por todo eso.
– Sai…
– Pronunció el contenedor del kyubi.
–
Naruto, ni siquiera le des las gracias que al final fue quien se casó con
Sakura hasta tienen una hija. – Le comentó divertido el Inuzuka. – Aunque tú
tampoco tienes nada que envidiar te quedaste con el chico más cotizado de
nuestra generación, estoy seguro que muchas chicas lo darían todo por estar en
tu lugar, una lástima para ellas que resultase que el chico de sus sueños es gay.
– Se mofó Kiba sacando una sonrisa al Uchiha.
– ¿¡Te
casaste con Sakura-chan!?. – Se escandalizó el Uzumaki para sentir como el
moreno molesto apretó su agarre en los hombros haciéndole daño.
Sai sonrió
mientras asentía.
– Ella
lo pasó muy mal después de ir en tu busca y sólo encontrar el cuerpo de aquel
maldito de Madara. – Confesó Sai. – Sakura cayó en una depresión y la iba a
visitar con frecuencia, la animaba hasta que ambos nos dimos cuentas que nos
gustamos y decidimos casarnos pero no fue hasta que nació Miki que Sakura
consiguió recuperarse.
– No
sabía que había ocurrido todo eso pero aun así me alegro porque ambos estéis bien.
– Pronunció Naruto llegando, finalmente, al enorme pórtico por el que saldrían
de Konoha.
–
Adiós a todos. – Se despidió antes de dar un enorme salto seguido de los clones
y perderse en la maleza de los árboles.
– Ojalá
no tuvieran que marcharse de Konoha para ser felices. – Habló Kiba acariciando
la cabeza de Akamaru que ladró en respuesta a su amo para volver todos al interior
de la villa de la Hoja.
Naruto
ya podía ver el barranco por donde se encontraba la casa en la que Sasuke se
había ocupado de él todo ese tiempo en que sufría amnesia. El rubio bajó sin
dificultada, usando su chakra, y se encontró con que las gallinas habían sido
liberadas de su corralillo y el cultivo les había servido de alimento a las
aves.
El
contenedor del Kyubi dejó a sus pequeños en el suelo y a Sasuke. La pareja vio
como los niños salieron corriendo hacia una de las gallinas que tenía varios
pollitos a su alrededor para poderlos tocar.
– Por
fin, estamos en casa. – Habló Naruto poniendo sus manos en su cadera.
– Sí
pero, ahora, todo será diferente. – Comentó divertido Sasuke mirando al rubio
que lo miraba sin comprender. – Ahora, serás tú quien me tendrá que cuidar a mí
y voy a aprovecharme de ello. – Declaró Sasuke con voz de superioridad.
Naruto
se acercó al moreno para cogerlo de la cintura y pegarlo a su cuerpo.
– Y
estoy encantado de cuidarte a ti y esa pequeña. – Susurró Naruto sobre los labios
del moreno que cerró sus parpados al sentir el cálido aliento chocar contra sus
labios para luego abrirlos lentamente.
–
¿Cómo estás seguro que será una niña?. – Preguntó sonriendo el de ojos negros
enredando sus brazos en el cuello del de ojos azules.
–
Simplemente lo sé, soy su padre. – Contestó antes de besar aquellos labios que
le eran irresistible.
El
beso fue dulce y lento pero que desgraciadamente terminó para que ambos se
mirasen a sus ojos.
–
Naruto, creo que vas tener que comenzar tu trabajo de enfermero. – Sonrió
Sasuke sintiendo como tenía una erección después de aquel beso y como el rubio
andaba en las mismas condiciones. – Estoy deseoso de recibir tus cuidados.
– Tan
sólo pídemelo y te atenderé complacientemente. – Murmuró el contenedor del kyubi.
–
Cuídame ahora, Naruto. ¡Cuídame!. – Exclamó lo último Sasuke al sentir como el
Uzumaki lo levantaba en sus brazos para llevarlo al interior de la casa para
atenderlo mientras los niños se divertían corriendo detrás de la gallina y los
pollitos.
Fin.
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