-Un invitado del pasado.-
Naruto
se encontraba completamente sudoroso sobre un Sasuke en iguales condiciones. El
Uzumaki no dejaba de penetrar ferozmente al Uchiha, sintiendo cada vez más
cerca la llegada del orgasmo mientras escuchaba como el moreno no dejaba gemir, removiéndose de placer bajo su cuerpo.
–
Sasuke… – Gruñó el rubio al llegar al clímax.
–
Naru…to… – Consiguió pronunciar Sasuke al llegar al éxtasis, sin soltar
el fuerte cuello del contenedor del kyubi.
Naruto
besó amante, después de lograr calmar su agitada respiración para que
desenredara sus blancas piernas de su cintura y deshaciendo su unión con el moreno.
Sasuke dejó libre la cintura de su compañero, dejándose llevar por aquel beso y
sintiendo el vacío que dejaba el rubio al retirarse.
El
besó terminó y los brazos de Sasuke abandonaron el cuello de Naruto para que
este se recostara a su lado.
Sasuke
se levantó de la cama luego de unos minutos, dejando ver todo su desnudo cuerpo
pálido pero con el rastro de sus actos.
El
poseedor del sharingan cogió su bóxer y se los puso antes de buscar un simple
kimono color gris claro que ató con una cinta negra. Luego, pasó sus manos por
su cabello utilizando sus dedos como peine para adecentar su revuelto pelo.
–Voy a
hacer el desayuno. – Informó Sasuke girándose a donde estaba Naruto para ver
como este lo miraba agotado intentando levantarse para acompañarlo. – Naruto… quédate aquí y descansa. – El
Uchiha suspiró al ver que su compañero quería protestar pero antes de que pusiera decir o hacer algo, Sasuke se acercó a la cama y dio un beso e los labios al rubio, logrando su propósito.
Sasuke
fue al baño donde se ducho y luego se dirigió a la cocina donde calentó la
leche para dos biberones, cocinó arroz y huevos revueltos antes de exprimir las
naranjas para hacer zumo que pondría en una jarra.
–¡Buenos
días, ka-san!. – Escuchó Sasuke dos vocecitas adormiladas de unas personas que
entraba en la cocina.
Esas
voces adormiladas pertenecían a dos niños de pelo dorado y ojos negros, cuya
piel es blanca. El mayor de los niños tenía unos 6 años y el otro, 4 años de
edad.
–
¡Buenos días, Akira, Shinji!. – Respondió a su hijo sin dejar de exprimir las naranjas.
– Akira, ve y llama a tu padre para que venga a desayunar pero si ves que está
dormido o tiene fiebre, no lo molestes, ¿entendiste?
– ¡Sí!
– Exclamó el niño antes de dirigirse corriendo a la habitación de sus padres.
Sasuke
terminó de hacer el zumo para servir los vasos y dejar la jarra sobre la mesa,
justo a tiempo en que regresaba Akira acompañado de Naruto cargando a la
pequeña Amaya de 2 años en un brazo y en su otro brazo, cargaba a Kenta de 1
año. Ambos niños también eran rubios de ojos negros.
Sasuke
se acercó y cogió a Kenta antes de sentarse en su lugar para poder darle su
biberón.
Naruto
sentó a Amaya en una sillita para bebés que Sasuke había conseguido obtener, -cuando
Akira comenzó a comer alimentos sólidos,- para acercarle el biberón a la niña,
quien no dudó en agarrar el recipiente con sus pequeñas manos para
inmediatamente llevarlo a su boca.
– ¡Itadakimasu!.
– Escuchó decir a sus hijos antes de que comenzaran a comer.
– Hoy
voy a ir a la aldea para ver si puedo vender algunas de las verduras y comprar
leche, carne y telas. – Le informó al rubio que estaba bebiendo el zumo de
naranja.
–
¿Puedo ir, ka-san?. – Preguntó ilusionado Akira.
– No. – Habló Sasuke escuetamente.
– ¿Oto-san…?
– Has
caso a tu Ka-san. – Lo interrumpió Naruto antes de que el niño insistiese.
……
Habían
pasado ocho años desde que Naruto había desaparecido junto al Uchiha sin
encontrar rastros o pistas de él y seis años desde que Kakashi ocupó el puesto
de sexto hokage de Konoha y tan sólo habían transcurrido cuatro años desde que
las búsquedas en alguna pista que pudiera dar con el paradero del Uzumaki
desistiera. Ese día todos los conocidos del contenedor del Kyubi, e incluso los
ciudadanos que en alguna ocasión despreciaron a Naruto, maldijeron al Uchiha
por arrebatarle al Uzumaki, el héroe que salvó el mundo y su amada villa.
Sai se
había despertado pero no encontró a su esposa en la cama, supuso que ya habría
bajado a preparar el desayuno y no se equivocó, cuando al entrar a la cocina la
encontró juntó a su hija de tres años que devoraba con impaciencia su tazón de
cereales.
–
¡Buenos días, Sai!. – Escuchó la voz de su mujer.
–¡Bones
días, Oto-san!. – Saludó su hija a la que le dedicó una dulce sonrisa antes de
sentarse a la mesa donde cogió una tostada que untó con mantequilla.
–
¡Buenos días, Miki, Sakura!. – Las saludó Sai antes de darle un mordisco a su
tostada.
–
¡Miki!, no comas de esa manera. Te puedes atragantar. – Reprendía Sakura a su
hija.
– Si,
oka-san. – Respondió la niña para comenzar a comer con más lentitud.
Sin
embargo, la agradable escena familiar fue interrumpida por un ambu en la
ventana.
– El hokage
pide tu presencia, Sai.
El
moreno asintió con la cabeza para ver como el ambu desaparecía en una nube de
humo y escuchar un suspiro.
Cuando
terminó de comer Sai abandonó la casa donde se había quedado Sakura y Miki para
dirigirse a la torre hokage donde ya se encontraban Shikamaru, Neji y Tenten.
–
Bien, ahora que estamos todos aquí os informaré de la misión y Shikamaru. Tú
serás el líder en esta misión. – Comenzó a hablar Kakashi antes de comunicarle en
qué consistía la misión. – Es algo bastante sencillo para vosotros, debéis
llevar este pergamino, el cual contiene el acuerdo con el País del Arroz que
beneficiará a ambos pero que el País de la Cadena no está de acuerdo en que está alianza se
llegué a concluir e intentará de todo para impedir que Konoha forme esta
alianza.
Todos
los shinobis asintieron con la cabeza al escuchar y entender cuál era su
misión.
Kakashi
se acercó a Shikamaru entregándole el pergamino que contenía el sello de
Konoha.
Shikamaru
se giró hacia sus compañeros, con el
pergamino en la mano derecha, y rascándose la nuca perezosamente con su mano
izquierda, miró a todos los componentes de su equipo.
– Esto
será problemático pero nos veremos en la entrada norte, en una hora.
Neji,
Tenten y Sai asintieron con la cabeza antes de abandonar el despacho del hokage.
–
Shikamaru, te en cuenta que esta de esta misión depende que Konoha tenga un
mejor futuro, no solo para nosotros sino también para las futura generación. –
Le recordó el hombre de cabello plateado.
– Lo
tengo muy en cuenta, hokage-sama. – Respondió antes de salir del despacho.
……
Sasuke
terminó de hacer los sellos pertinentes para invocar a un enorme halcón que no
dudó en subir junto con la enorme bolsa en la que llevaba las verduras que
pensaba vender o cambiar por otros productos.
–
¡Ka-san!. – Llamó Kenta desde los brazos de su padre viendo como se alejaba
Sasuke sobre el halcón.
Naruto
sonrió antes de entrar en la casa siendo seguidos por los niños y un clon de
Sasuke que iba de la mano con la pequeña Amaya.
Cuando
Sasuke llegó a las proximidades utilizó el Hengen que usaba Naruto con el
nombre de Sexy no jutsu convirtiendo su cuerpo en el de una mujer para no ser
reconocido en aquella aldea.
El
halcón descendió cerca de la población y el Uchiha de un salto abandonó el lomo
del ave con su cargamento.
– Espera
aquí. – Ordenó el dueño del sharingan para escuchar un agudo gañido* del halcón
antes de emprender camino a la aldea.
……
A la
hora acordada, todo el grupo de shinobis de Konoha abandonó la villa para
dirigirse a toda velocidad hasta el País del Arroz que le ocuparía dos días de
camino hasta la ciudad del Estanque.
El
camino fue tranquilo hasta llegar a aquel enorme barranco que separaba el País
del Arroz y el País del Fuego, desde ahí tan sólo le quedaba un día para poder
llegar a la ciudad del Estanque pero en ese lugar fueron sorprendidos por el
ataque de unos ninjas, que supusieron, habían sido enviados por el País de la Cadena.
Una
enorme bola de fuego separo al grupo quedando Neji junto a Tenten, que había
lazado kunais al lugar de donde provenía el jutsu, en un extremo, Shikamaru al
otro y Sai había logrado crear un ave de tinta en el que subió para esquivar el
ataque.
Sin
embargo, el moreno fue atacado por una lluvia de Kunais que no pudo esquivar y
el ave volvió a convertirse en tinta cayendo Sai al suelo.
De
entre los árboles aparecieron unos shinobis que no perdieron el tiempo en
presentaciones para comenzar el enfrentamiento.
Kunais
y shuriken rasgaban el aire en un intento de dañar a los adversarios y estos
ataques eran combinados con jutsus de diferentes elementos.
Sin
embargo, cuando los shinobis de Konoha estaba por saborear la victoria uno de
los ninjas enemigos utilizó un sello explosivo.
Neji
gritó para poner en sobre aviso a sus compañeros antes de dar un salto hacia
atrás pero no fueron lo suficientemente rápido para escapar de la onda
expansiva que lo lanzó al interior del bosque.
Tenten
ante el aviso del Hyuga simplemente
llegó a proteger con sus brazos la cabeza pero eso no evadió que su cuerpo
saliera despedido por la intensidad de la explosión.
Shikamaru,
también saltó al percibir el sello explosivo antes que el poseedor del byakugan
lo confirmara pero, igualmente, fue lanzado por la onda expansiva.
Sai no
había prestado la suficiente atención al grito de aviso de Neji y calló al
interior del barranco junto a uno de sus contrincantes pero este logró escapar
tomando a Sai como punto de apoyo y saltar hasta las rocas de la pared donde se
sujeto con su chakra.
En
cambio, el moreno salió impulsado hasta la otra pared y se golpeó con fuerza la
cabeza quedando desmayado.
El
cuerpo del shinobi de Konoha se impactó en el agua del río que lo acaudalaba y
la fuerte corriente arrastró el inmóvil cuerpo de Sai.
Shikamaru
se levantó del suelo escupiendo la tierra que tragó sin poder evitarlo.
– ¿ESTÁIS
BIEN?. – Gritó en busca de la respuesta de sus compañeros, notando su brazo
herido. – Que problemático.- Soltó en voz baja al ver la brecha que tenía en su
brazo izquierdo, de la cual salía abundante sangre.
– Sí.
– Respondió Tenten saltando frente al chico de coleta alta con algunas ramitas
incrustadas en su pelo marrón. – Para mi suerte, conseguí sujetarme de la rama
de un árbol cuando la onda expansiva me hizo volar. – Explicó quitándose las
ramitas del pelo sin dejar de mirar al Nara que se vendaba el brazo herido.
Neji
gruñó en respuesta cuando se acercó a los otros dos, dando a entender que el
también había salido ileso de la explosión aunque sus ropas blancas acabaron
sucias.
–
¿Dónde está Sai?. – Preguntó el Nara al percatarse de la ausencia del ex
miembro del Ne pero ninguno de sus compañeros respondió. – ¡Que problemático!
Debemos encontrarlo, no pudo haber caído muy lejos de aquí. Neji utiliza tu
byakugan. – Dictaminó el líder de equipo.
El
Hyuga asintió antes de utilizar su habilidad y observar su alrededor con
atención en busca de un fuente de chakra humana.
– No
está por aquí.
–
Quizás allá caído hacia otro lado. – Comentó la chica del grupo.
– Es
probable. – Contestó el de ojos blancos.
– Esto
es demasiado problemático, si no lo encontramos abortaremos la misión y
volveremos a Konoha para notificárselo al hokage, sería una temeridad, seguir
hacia delante nosotros solos. – Declaró Shikamaru a lo que los otros dos
asintieron.
……
Sai
despertó al sentir que no podía respirar para abrir con rapidez sus ojos y
salir a la superficie en donde tragó una gran bocanada de aire para luego toser
escupiendo el agua que había tragado.
El
moreno se dio cuenta que aquel río en el que cayó tenía una corriente demasiado
fuerte para poder combatirla por lo que trató de ponerse en pie con su chakra
para llegar hasta la pared de piedra caliza pero le era imposible. Aquella
corriente no le permitía mantener el equilibrio.
La
corriente del río continuaba arrastrando a Sai, hasta que el moreno vio un
pequeño saliente más adelante en el que podía subir. Sai utilizó todas sus
fuerzas para moverse y acabar sobre el saliente mientras era empujado por el
agua del río.
El
shinobi de Konoha consiguió llegar hasta el saliente rocoso en el que se
estrellaba el agua y donde descansó un poco, debido a su enorme cansancio
observando el crepúsculo del día con aquellos colores naranjas y rojos.
El chico
extremadamente pálido buscó en el interior de su mochila el pergamino y la
tinta para percatarse que el pergamino estaba demasiado empapado como para
dibujar algo en él y sabiendo que estaba demasiado agotado como para intentar
subir la pared rocosa con su chakra.
Sai se
puso en pie mirando su alrededor, hasta que sus negros ojos captaron un enorme
saliente en uno de los muros rocosos, el
cual consideró el lugar apropiado para descansar hasta el día siguiente. Además,
que estaba seguro que tenía el chakra suficiente para poder llegar hasta allí
sin problemas y dejar que su pergamino se secase para abandonar ese lugar.
De un
saltó, Sai se lanzó hacia la pared de la cual se agarró sin dificultad, gracias
a su chakra, pero no pudo separar sus manos del muro debido a lo deslizante que
eran aquellas rocas y el no poseer puntos de agarre en la pared, teniendo que
ir con sus extremidades apoyadas en el muro* para no volver a caer al río.
Cada
vez que se acercaba se sorprendía más porque en aquel enorme saliente había
construida una casa en el interior de un risco y podía ver que se encontraba
habitada debido al cultivado huerto o las luz que salía de las ventanas o el
humo que desprendía la chimenea.
Sai,
finalmente, llegó al enorme saliente, siendo sorprendido por el cacareo de dos
gallinas con pollitos y un gallo que picoteaban el suelo del pequeño corralillo
que los tenía cautivo en su interior.
El ex
miembro de Ne se acercó a la puerta en espera de que la persona o las personas
que vivían allí fueran generosas y no le importara hospedarlo esa noche pero
antes de llegar a la puerta, esta fue abierta.
–
¿Ka-san?. – Preguntó un niño rubio de unos 4 años que lo miraba confundido.
–
¡Hola, pequeño!. – Saludó Sai pero antes de responder la puerta fue abierta aun
más dejando ver a un hombre alto y rubio.
–
Shinji, ya sabes que a ka-san no le gusta que dejes la puerta abierta de la
casa cuando está el cielo está oscuro. – Reprendía el hombre al niño.
Sai
tenía los ojos muy abiertos debido al asombro de encontrarse a aquella persona
que creía muerto en aquel recóndito lugar.
–
Oto-san. – El niño señaló al moreno que parecía haberse congelado en donde se
encontraba.
– ¿¡Are*!?
– Pronunció el hombre mirando a la persona que señalaba su hijo. - ¿Quién eres?.
– Preguntó al moreno poniéndose frente a su hijo para protegerlo en caso de que
aquella persona intentara atacarlo. - ¡Shinji, entra en casa!. – Le susurró a
su hijo que obedeció inmediatamente.
Sai se
adelantó unos pasos, incapaz de creer que Naruto lo hubiese olvidado. Era
cierto que habían pasado algunos años y habían cambiado pero no lo suficiente
para no recordarlo.
– He
preguntado ¿quién eres? Y ¿cómo ha llegado hasta aquí? – Inquirió Naruto
posicionándose para atacar ante el mutismo del desconocido.
– ¿No
me recuerdas…?. – Pero antes de que el ninja de Konoha terminara la pregunta
fue embestido por un halcón que lo lanzó lejos de la casa.
El
halcón desapareció en una nube de humo cuando el kunai de Sai se enterró en la
carne del ave, haciéndolo comprender que se trataba de una invocación.
Cuando
Sai retomó su mirada a la figura del Uzumaki no podía creer quien se encontraba
a su lado pero más se sorprendió cuando observo como el recién llegado se
acercaba a Naruto y lo comenzaba a mirar, como si lo inspeccionara, sin comprender
que el Uchiha estaba mirando al rubio con preocupación de que hubiera sido
herido, para luego, Sasuke volver su mirada hacia él, con el sharingan activado
en sus ojos.
– ¿A
qué has venido?. – Preguntó el Uchiha.
– ¿Qué
le has hecho?. – Gritó Sai mirándolo sin ningún atisbo de temor en su rostro.
Sasuke
se encontraba tras la espalda de Sai en un parpadeó, con uno de los kunais del
ex miembro de Ne en su cuello.
–
Responde. ¿Qué haces aquí?. – Volvió a preguntar percatándose de que Naruto se
acercaba a paso.
–
Acabé en este lugar. – Respondió Sai a sabiendas de que Sasuke no dudaría en
matarlo cuando presionó el cuchillo en su garganta dejando que una gota de
sangre saliera al exterior para escurrir por el afilado metal del arma. – Ahora
respóndeme tú.
– No
tengo que contestarte a nada. – Dijo con recelo el Uchiha. – Lárgate de aquí. –
Ordenó.
–
Sasuke. – Habló Naruto mirando a los dos hombres y captando la atención del
poseedor del sharingan. Momento que fue aprovechado por Sai para golpearlo en
el estómago y alejarse de su agresor.
– ¡Taiyu
kagebushin!. – Exclamó Naruto formando 10 copias de él mientras que el
autentico ayudaba a Sasuke a levantarse
del suelo donde Sai lo había dejado
cuando lo golpeó.
Sai se
posicionó para defenderse antes de que los kagebushines de Naruto lo atacaran
pero todo fue interrumpido cuando al voz de una niña de casi tres años se
escuchó.
–
¡Ka-san…!¡Oto-san…! – Lloriqueó la pequeña rubita corriendo hasta donde se
encontraba Naruto y Sasuke sin poder evitar el tropezar y caerse repelidas
veces.
Sasuke
abrió sus brazos para abrazar a la niña que lloraba agarrada a su kimono.
Sasuke miró al extraño.
–
Lárgate de una vez. – Siseó el Uchiha que acariciaba la cabecita de la menor
mientras se ayudaba de Naruto para estar de pie después del fuerte golpe que le
había propinado en el vientre.
– Por
mucho que quieras, no puedo irme, Uchiha. – Escupió Sai el apellido de Sasuke
como si de un insulto se tratase. – No pudo utilizar mi jutsu de tinta para
salir de aquí. – Se vio obligado a decir porque aquella escena que estaba
viendo antes sus ojos hizo que Sai recordara a Miki y él como la pequeña lo
abrazaba.
Sasuke
gruñó antes de responderle algo que sabía no le iba a gustar.
– Te
quedaras aquí hasta mañana.
Aclaración de los términos:
*
Gañido: es como se llama el sonido que hacen los halcones.
*
“Extremidades apoyadas en el muro”: Bueno aquí quería describirlo a cómo va
Spiderman cuando trepa un edificio.
* Are:
Es esa palabreja japonesa tanto dicen en los animes como el itae cuando se caen
o hacen daño.
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