jueves, 2 de febrero de 2017

¡Cuídame! -Cap.5-


-Un invitado del pasado.-

Naruto se encontraba completamente sudoroso sobre un Sasuke en iguales condiciones. El Uzumaki no dejaba de penetrar ferozmente al Uchiha, sintiendo cada vez más cerca la llegada del orgasmo mientras escuchaba como el moreno no dejaba gemir,  removiéndose de placer bajo su cuerpo.

– Sasuke… – Gruñó el rubio al llegar al clímax.

– Naru…to… – Consiguió pronunciar Sasuke al llegar al éxtasis, sin soltar el fuerte cuello del contenedor del kyubi.

Naruto besó amante, después de lograr calmar su agitada respiración para que desenredara sus blancas piernas de su cintura y deshaciendo su unión con el moreno.

Sasuke dejó libre la cintura de su compañero, dejándose llevar por aquel beso y sintiendo el vacío que dejaba el rubio al retirarse.

El besó terminó y los brazos de Sasuke abandonaron el cuello de Naruto para que este se recostara a su lado.

Sasuke se levantó de la cama luego de unos minutos, dejando ver todo su desnudo cuerpo pálido pero con el rastro de sus actos.

El poseedor del sharingan cogió su bóxer y se los puso antes de buscar un simple kimono color gris claro que ató con una cinta negra. Luego, pasó sus manos por su cabello utilizando sus dedos como peine para adecentar su revuelto pelo.

–Voy a hacer el desayuno. – Informó Sasuke girándose a donde estaba Naruto para ver como este lo miraba agotado intentando levantarse para acompañarlo. – Naruto… quédate aquí y descansa. – El Uchiha suspiró al ver que su compañero quería protestar pero antes de que pusiera decir o hacer algo, Sasuke se acercó a la cama y dio un beso e los labios al rubio, logrando su propósito.

Sasuke fue al baño donde se ducho y luego se dirigió a la cocina donde calentó la leche para dos biberones, cocinó arroz y huevos revueltos antes de exprimir las naranjas para hacer zumo que pondría en una jarra.

–¡Buenos días, ka-san!. – Escuchó Sasuke dos vocecitas adormiladas de unas personas que entraba en la cocina.

Esas voces adormiladas pertenecían a dos niños de pelo dorado y ojos negros, cuya piel es blanca. El mayor de los niños tenía unos 6 años y el otro, 4 años de edad.

– ¡Buenos días, Akira, Shinji!. – Respondió a su hijo sin dejar de exprimir las naranjas. – Akira, ve y llama a tu padre para que venga a desayunar pero si ves que está dormido o tiene fiebre, no lo molestes, ¿entendiste?

– ¡Sí! – Exclamó el niño antes de dirigirse corriendo a la habitación de sus padres.

Sasuke terminó de hacer el zumo para servir los vasos y dejar la jarra sobre la mesa, justo a tiempo en que regresaba Akira acompañado de Naruto cargando a la pequeña Amaya de 2 años en un brazo y en su otro brazo, cargaba a Kenta de 1 año. Ambos niños también eran rubios de ojos negros.

Sasuke se acercó y cogió a Kenta antes de sentarse en su lugar para poder darle su biberón.

Naruto sentó a Amaya en una sillita para bebés que Sasuke había conseguido obtener, -cuando Akira comenzó a comer alimentos sólidos,- para acercarle el biberón a la niña, quien no dudó en agarrar el recipiente con sus pequeñas manos para inmediatamente llevarlo a su boca.

– ¡Itadakimasu!. – Escuchó decir a sus hijos antes de que comenzaran a comer.

– Hoy voy a ir a la aldea para ver si puedo vender algunas de las verduras y comprar leche, carne y telas. – Le informó al rubio que estaba bebiendo el zumo de naranja.

– ¿Puedo ir, ka-san?. – Preguntó ilusionado Akira.

– No. –  Habló Sasuke escuetamente.

– ¿Oto-san…?

– Has caso a tu Ka-san. – Lo interrumpió Naruto antes de que el niño insistiese.

……

Habían pasado ocho años desde que Naruto había desaparecido junto al Uchiha sin encontrar rastros o pistas de él y seis años desde que Kakashi ocupó el puesto de sexto hokage de Konoha y tan sólo habían transcurrido cuatro años desde que las búsquedas en alguna pista que pudiera dar con el paradero del Uzumaki desistiera. Ese día todos los conocidos del contenedor del Kyubi, e incluso los ciudadanos que en alguna ocasión despreciaron a Naruto, maldijeron al Uchiha por arrebatarle al Uzumaki, el héroe que salvó el mundo y su amada villa.

Sai se había despertado pero no encontró a su esposa en la cama, supuso que ya habría bajado a preparar el desayuno y no se equivocó, cuando al entrar a la cocina la encontró juntó a su hija de tres años que devoraba con impaciencia su tazón de cereales.

– ¡Buenos días, Sai!. – Escuchó la voz de su mujer.

–¡Bones días, Oto-san!. – Saludó su hija a la que le dedicó una dulce sonrisa antes de sentarse a la mesa donde cogió una tostada que untó con mantequilla.

– ¡Buenos días, Miki, Sakura!. – Las saludó Sai antes de darle un mordisco a su tostada.

– ¡Miki!, no comas de esa manera. Te puedes atragantar. – Reprendía Sakura a su hija.

– Si, oka-san. – Respondió la niña para comenzar a comer con más lentitud.

Sin embargo, la agradable escena familiar fue interrumpida por un ambu en la ventana.

– El hokage pide tu presencia, Sai.

El moreno asintió con la cabeza para ver como el ambu desaparecía en una nube de humo y escuchar un suspiro.

Cuando terminó de comer Sai abandonó la casa donde se había quedado Sakura y Miki para dirigirse a la torre hokage donde ya se encontraban Shikamaru, Neji y Tenten.

– Bien, ahora que estamos todos aquí os informaré de la misión y Shikamaru. Tú serás el líder en esta misión. – Comenzó a hablar Kakashi antes de comunicarle en qué consistía la misión. – Es algo bastante sencillo para vosotros, debéis llevar este pergamino, el cual contiene el acuerdo con el País del Arroz que beneficiará a ambos pero que el País de la Cadena no está de acuerdo en que está alianza se llegué a concluir e intentará de todo para impedir que Konoha forme esta alianza.

Todos los shinobis asintieron con la cabeza al escuchar y entender cuál era su misión.

Kakashi se acercó a Shikamaru entregándole el pergamino que contenía el sello de Konoha.

Shikamaru se  giró hacia sus compañeros, con el pergamino en la mano derecha, y rascándose la nuca perezosamente con su mano izquierda, miró a todos los componentes de su equipo.

– Esto será problemático pero nos veremos en la entrada norte, en una hora.

Neji, Tenten y Sai asintieron con la cabeza antes de abandonar el despacho del hokage.

– Shikamaru, te en cuenta que esta de esta misión depende que Konoha tenga un mejor futuro, no solo para nosotros sino también para las futura generación. – Le recordó el hombre de cabello plateado.

– Lo tengo muy en cuenta, hokage-sama. – Respondió antes de salir del despacho.

……

Sasuke terminó de hacer los sellos pertinentes para invocar a un enorme halcón que no dudó en subir junto con la enorme bolsa en la que llevaba las verduras que pensaba vender o cambiar por otros productos.

– ¡Ka-san!. – Llamó Kenta desde los brazos de su padre viendo como se alejaba Sasuke sobre el halcón.

Naruto sonrió antes de entrar en la casa siendo seguidos por los niños y un clon de Sasuke que iba de la mano con la pequeña Amaya.

Cuando Sasuke llegó a las proximidades utilizó el Hengen que usaba Naruto con el nombre de Sexy no jutsu convirtiendo su cuerpo en el de una mujer para no ser reconocido en aquella aldea.

El halcón descendió cerca de la población y el Uchiha de un salto abandonó el lomo del ave con su cargamento.

– Espera aquí. – Ordenó el dueño del sharingan para escuchar un agudo gañido* del halcón antes de emprender camino a la aldea.

……

A la hora acordada, todo el grupo de shinobis de Konoha abandonó la villa para dirigirse a toda velocidad hasta el País del Arroz que le ocuparía dos días de camino hasta la ciudad del Estanque.

El camino fue tranquilo hasta llegar a aquel enorme barranco que separaba el País del Arroz y el País del Fuego, desde ahí tan sólo le quedaba un día para poder llegar a la ciudad del Estanque pero en ese lugar fueron sorprendidos por el ataque de unos ninjas, que supusieron, habían sido enviados por el País de la Cadena.

Una enorme bola de fuego separo al grupo quedando Neji junto a Tenten, que había lazado kunais al lugar de donde provenía el jutsu, en un extremo, Shikamaru al otro y Sai había logrado crear un ave de tinta en el que subió para esquivar el ataque.

Sin embargo, el moreno fue atacado por una lluvia de Kunais que no pudo esquivar y el ave volvió a convertirse en tinta cayendo Sai al suelo.

De entre los árboles aparecieron unos shinobis que no perdieron el tiempo en presentaciones para comenzar el enfrentamiento.

Kunais y shuriken rasgaban el aire en un intento de dañar a los adversarios y estos ataques eran combinados con jutsus de diferentes elementos.

Sin embargo, cuando los shinobis de Konoha estaba por saborear la victoria uno de los ninjas enemigos utilizó un sello explosivo.

Neji gritó para poner en sobre aviso a sus compañeros antes de dar un salto hacia atrás pero no fueron lo suficientemente rápido para escapar de la onda expansiva que lo lanzó al interior del bosque.

Tenten ante el aviso del Hyuga  simplemente llegó a proteger con sus brazos la cabeza pero eso no evadió que su cuerpo saliera despedido por la intensidad de la explosión.

Shikamaru, también saltó al percibir el sello explosivo antes que el poseedor del byakugan lo confirmara pero, igualmente, fue lanzado por la onda expansiva.

Sai no había prestado la suficiente atención al grito de aviso de Neji y calló al interior del barranco junto a uno de sus contrincantes pero este logró escapar tomando a Sai como punto de apoyo y saltar hasta las rocas de la pared donde se sujeto con su chakra.

En cambio, el moreno salió impulsado hasta la otra pared y se golpeó con fuerza la cabeza quedando desmayado.

El cuerpo del shinobi de Konoha se impactó en el agua del río que lo acaudalaba y la fuerte corriente arrastró el inmóvil cuerpo de Sai.

Shikamaru se levantó del suelo escupiendo la tierra que tragó sin poder evitarlo.

– ¿ESTÁIS BIEN?. – Gritó en busca de la respuesta de sus compañeros, notando su brazo herido. – Que problemático.- Soltó en voz baja al ver la brecha que tenía en su brazo izquierdo, de la cual salía abundante sangre.

– Sí. – Respondió Tenten saltando frente al chico de coleta alta con algunas ramitas incrustadas en su pelo marrón. – Para mi suerte, conseguí sujetarme de la rama de un árbol cuando la onda expansiva me hizo volar. – Explicó quitándose las ramitas del pelo sin dejar de mirar al Nara que se vendaba el brazo herido.

Neji gruñó en respuesta cuando se acercó a los otros dos, dando a entender que el también había salido ileso de la explosión aunque sus ropas blancas acabaron sucias.

– ¿Dónde está Sai?. – Preguntó el Nara al percatarse de la ausencia del ex miembro del Ne pero ninguno de sus compañeros respondió. – ¡Que problemático! Debemos encontrarlo, no pudo haber caído muy lejos de aquí. Neji utiliza tu byakugan. – Dictaminó el líder de equipo.

El Hyuga asintió antes de utilizar su habilidad y observar su alrededor con atención en busca de un fuente de chakra humana.

– No está por aquí.

– Quizás allá caído hacia otro lado. – Comentó la chica del grupo.

– Es probable. – Contestó el de ojos blancos.

– Esto es demasiado problemático, si no lo encontramos abortaremos la misión y volveremos a Konoha para notificárselo al hokage, sería una temeridad, seguir hacia delante nosotros solos. – Declaró Shikamaru a lo que los otros dos asintieron.

……

Sai despertó al sentir que no podía respirar para abrir con rapidez sus ojos y salir a la superficie en donde tragó una gran bocanada de aire para luego toser escupiendo el agua que había tragado.

El moreno se dio cuenta que aquel río en el que cayó tenía una corriente demasiado fuerte para poder combatirla por lo que trató de ponerse en pie con su chakra para llegar hasta la pared de piedra caliza pero le era imposible. Aquella corriente no le permitía mantener el equilibrio.

La corriente del río continuaba arrastrando a Sai, hasta que el moreno vio un pequeño saliente más adelante en el que podía subir. Sai utilizó todas sus fuerzas para moverse y acabar sobre el saliente mientras era empujado por el agua del río.

El shinobi de Konoha consiguió llegar hasta el saliente rocoso en el que se estrellaba el agua y donde descansó un poco, debido a su enorme cansancio observando el crepúsculo del día con aquellos colores naranjas y rojos.

El chico extremadamente pálido buscó en el interior de su mochila el pergamino y la tinta para percatarse que el pergamino estaba demasiado empapado como para dibujar algo en él y sabiendo que estaba demasiado agotado como para intentar subir  la pared rocosa con su chakra.

Sai se puso en pie mirando su alrededor, hasta que sus negros ojos captaron un enorme saliente en  uno de los muros rocosos, el cual consideró el lugar apropiado para descansar hasta el día siguiente. Además, que estaba seguro que tenía el chakra suficiente para poder llegar hasta allí sin problemas y dejar que su pergamino se secase para abandonar ese lugar.

De un saltó, Sai se lanzó hacia la pared de la cual se agarró sin dificultad, gracias a su chakra, pero no pudo separar sus manos del muro debido a lo deslizante que eran aquellas rocas y el no poseer puntos de agarre en la pared, teniendo que ir con sus extremidades apoyadas en el muro* para no volver a caer al río.

Cada vez que se acercaba se sorprendía más porque en aquel enorme saliente había construida una casa en el interior de un risco y podía ver que se encontraba habitada debido al cultivado huerto o las luz que salía de las ventanas o el humo que desprendía la chimenea.

Sai, finalmente, llegó al enorme saliente, siendo sorprendido por el cacareo de dos gallinas con pollitos y un gallo que picoteaban el suelo del pequeño corralillo que los tenía cautivo en su interior.
El ex miembro de Ne se acercó a la puerta en espera de que la persona o las personas que vivían allí fueran generosas y no le importara hospedarlo esa noche pero antes de llegar a la puerta, esta fue abierta.

– ¿Ka-san?. – Preguntó un niño rubio de unos 4 años que lo miraba confundido.

– ¡Hola, pequeño!. – Saludó Sai pero antes de responder la puerta fue abierta aun más dejando ver a un hombre alto y rubio.

– Shinji, ya sabes que a ka-san no le gusta que dejes la puerta abierta de la casa cuando está el cielo está oscuro. – Reprendía el hombre al niño.

Sai tenía los ojos muy abiertos debido al asombro de encontrarse a aquella persona que creía muerto en aquel recóndito lugar.

– Oto-san. – El niño señaló al moreno que parecía haberse congelado en donde se encontraba.

– ¿¡Are*!? – Pronunció el hombre mirando a la persona que señalaba su hijo. - ¿Quién eres?. – Preguntó al moreno poniéndose frente a su hijo para protegerlo en caso de que aquella persona intentara atacarlo. - ¡Shinji, entra en casa!. – Le susurró a su hijo que obedeció inmediatamente.

Sai se adelantó unos pasos, incapaz de creer que Naruto lo hubiese olvidado. Era cierto que habían pasado algunos años y habían cambiado pero no lo suficiente para no recordarlo.

– He preguntado ¿quién eres? Y ¿cómo ha llegado hasta aquí? – Inquirió Naruto posicionándose para atacar ante el mutismo del desconocido.

– ¿No me recuerdas…?. – Pero antes de que el ninja de Konoha terminara la pregunta fue embestido por un halcón que lo lanzó lejos de la casa.

El halcón desapareció en una nube de humo cuando el kunai de Sai se enterró en la carne del ave, haciéndolo comprender que se trataba de una invocación.

Cuando Sai retomó su mirada a la figura del Uzumaki no podía creer quien se encontraba a su lado pero más se sorprendió cuando observo como el recién llegado se acercaba a Naruto y lo comenzaba a mirar, como si lo inspeccionara, sin comprender que el Uchiha estaba mirando al rubio con preocupación de que hubiera sido herido, para luego, Sasuke volver su mirada hacia él, con el sharingan activado en sus ojos.

– ¿A qué has venido?. – Preguntó el Uchiha.

– ¿Qué le has hecho?. – Gritó Sai mirándolo sin ningún atisbo de temor en su rostro.

Sasuke se encontraba tras la espalda de Sai en un parpadeó, con uno de los kunais del ex miembro de Ne en su cuello.

– Responde. ¿Qué haces aquí?. – Volvió a preguntar percatándose de que Naruto se acercaba a paso.
– Acabé en este lugar. – Respondió Sai a sabiendas de que Sasuke no dudaría en matarlo cuando presionó el cuchillo en su garganta dejando que una gota de sangre saliera al exterior para escurrir por el afilado metal del arma. – Ahora respóndeme tú.

– No tengo que contestarte a nada. – Dijo con recelo el Uchiha. – Lárgate de aquí. – Ordenó.

– Sasuke. – Habló Naruto mirando a los dos hombres y captando la atención del poseedor del sharingan. Momento que fue aprovechado por Sai para golpearlo en el estómago y alejarse de su agresor.

– ¡Taiyu kagebushin!. – Exclamó Naruto formando 10 copias de él mientras que el autentico ayudaba a Sasuke  a levantarse del suelo donde Sai lo había  dejado cuando lo golpeó.

Sai se posicionó para defenderse antes de que los kagebushines de Naruto lo atacaran pero todo fue interrumpido cuando al voz de una niña de casi tres años se escuchó.

– ¡Ka-san…!¡Oto-san…! – Lloriqueó la pequeña rubita corriendo hasta donde se encontraba Naruto y Sasuke sin poder evitar el tropezar y caerse repelidas veces.

Sasuke abrió sus brazos para abrazar a la niña que lloraba agarrada a su kimono. Sasuke miró al extraño.

– Lárgate de una vez. – Siseó el Uchiha que acariciaba la cabecita de la menor mientras se ayudaba de Naruto para estar de pie después del fuerte golpe que le había propinado en el vientre.

– Por mucho que quieras, no puedo irme, Uchiha. – Escupió Sai el apellido de Sasuke como si de un insulto se tratase. – No pudo utilizar mi jutsu de tinta para salir de aquí. – Se vio obligado a decir porque aquella escena que estaba viendo antes sus ojos hizo que Sai recordara a Miki y él como la pequeña lo abrazaba.

Sasuke gruñó antes de responderle algo que sabía no le iba a gustar.

– Te quedaras aquí hasta mañana.


Aclaración de  los términos:

* Gañido: es como se llama el sonido que hacen los halcones.

* “Extremidades apoyadas en el muro”: Bueno aquí quería describirlo a cómo va Spiderman cuando trepa un edificio.


* Are: Es esa palabreja japonesa tanto dicen en los animes como el itae cuando se caen o hacen daño.

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