-Dificultades y enredos.-
Sasuke
se encontraba escondido en un callejón oscuro tenía la respiración agitada por
haber corrido hasta conseguir alejarse lo suficiente de la cárcel y adentrarse
en la villa pero su descansó fue interrumpido cuando pudo sentir el chackra del
kyubi explotar e inundar el ambiente.
–
Naruto… – Murmuró sintiendo un pequeño dolor en su vientre. – ¡Mierda!. – Se
quejó. – “Ya sé que no puedo hacer
ejercicio físico en este estado pero tenía que huir de aquel maldito lugar. Por
favor bebé, sé fuerte. Vamos a ir en busca de tu oto-san y tus hermanos, así
que aguanta. Tenemos que ser fuertes.” – Pedía en su pensamiento el Uchiha
mientras aplicaba su propio chakra en su estómago para relajar la tensión
abdominal, protegiendo al producto que crecía en su interior y no se produjera
un aborto.
Cuando
el dolor disminuyó en el vientre de Sasuke, el chico decidió ir en la dirección
del chakra del kyubi, donde estaba seguro se encontraba Naruto pero Sasuke
sabía que debía de camuflar su chakra y presencia lo más posible para no
ser percibido por alguna persona de la
villa ninja.
Sasuke
podía presentir que Naruto no se encontraba bien, por algún motivo, era
consciente de que el rubio lo necesitaba con urgencia… de que lo estaba
llamando.
……
Akira
miraba por la ventana de la habitación las estrellas, el niño estaba pidiendo con
todas sus fuerzas. -como cada noche hacía-, el que sus padres estuviesen bien y
fueran a buscarlos. El niño, también, pedía que aquella mujer pelirroja cumpliera
su promesa y sin poderlo evitar, como cada noche, recordó las palabras que sus
padres le dijeron en más de una ocasión que despertaba asustado por un mal
sueño.
+_+_+_Flash back +_+_+_
Akira
había despertado sudoroso, con los ojos cristalizados y con la respiración
agitada debido a una pesadilla donde una sombra lo perseguía y él sólo podía
correr y correr, hasta que esa sombra lo alcanzaba para levantarlo por el
cuello. Después, despertar demasiado alterado y asustado.
Akira
caminó hasta la habitación de sus padres donde ambos dormían tranquilamente y
su oto-san abrazaba a su ka-san, quien se acurrucaba sobre el pecho de su oto-san.
– Ka-san.
– Llamó en voz baja, aún con algunas lágrimas en sus ojos que comenzaron a
descender por su rostro y temeroso de que apareciese aquella sombra para
capturarlo. – Oto-san.
Sasuke
se removió en su lecho y al abrir los ojos, aún adormecido, consiguió escuchar
como lo llamaban.
El
moreno sin esperar encendió la vela que había en la mesita de noche y descubrió
a su primogénito que estaba llorando, abrazado al marco de la puerta de la
habitación de donde lo estaba llamando.
– Ka-san…
– Pronunció el rubito.
–
¿Akira, que pasa?. –Preguntó Sasuke levantándose de la cama para ponerse una
yukata amarilla pálido e ir a abrazar a su pequeño que no dudó en aferrarse al
cuerpo de su ka-san con todas sus fuerzas para esconder su pequeño rostro en el
pecho del mayor. – ¿Qué ocurre, hijo?. – Volvió a preguntar escuchando los
gimoteos de su pequeño que había estallado en llanto al acunarlo en su regazo.
–
¿Sasuke…? – Llamó Naruto al despertar a causa de la luz de la vela que estaba
sobre la mesita de noche y los ruidos de alguien llorando junto con la voz del
Uchiha susurrando.
Sasuke
movió la cabeza de un lado a otro cuando escuchó la voz del Uzumaki para luego,
oír los pasos que anunciaban que el rubio mayor se acercaba a donde se
encontraba con Akira.
–
¿Akira?. – Llamó Naruto al ver a su hijo sollozando en los brazos de Sasuke y
sin más, el de mejillas marcadas, se dejó caer sobre su trasero en el suelo
mientras alargaba sus brazos para llevar a su regazo al Uchiha con su hijo. –
¿Akira, por qué lloras?. – Preguntó con calma Naruto.
El pequeño levanto el rostro para ver los semblantes
preocupados de sus padres.
– Oto-san…
yo… – Intentaba decir el pequeño sin soltar la tela de la yukata de Sasuke.
–
Akira, si nos cuentas te sentirás mejor. – Intervino Sasuke acariciando los
rebeldes, cortos y suaves cabellos dorados de su hijo.
–
¿Tuviste una pesadilla?. – Preguntó Naruto al ver reflejado el miedo en sus
ojitos negros y entonces vieron como el niño asentía.
–
Akira, no debes de tener miedo, era sólo un sueño. No es algo real. – Susurró
Sasuke apresando más a su pequeño entre sus brazos. – No te va a pasar nada,
hijo.
– Es
cierto, Akira-chan, nosotros estamos aquí para que no te pase nada malo y
protegerte. – Aseguró Naruto para besar la mejilla de Sasuke al mismo tiempo
que revolvía lo cabellos de su vástago.
–
Pero… pero en mi sueño… no estabais… – Habló Akira pasando su brazo por sus
ojos, frotándolo para limpiar sus lágrimas.
–
Akira, siempre estaremos contigo, aun cuando no estemos cerca, todos nosotros
estamos junto a ti. – Argumentó Sasuke con una sonrisa viendo como su pequeño
lo miró de la misma manera que lo hacía su padre cuando no comprendía algo. –
Akira nosotros compartimos un lazo muy fuerte y aunque no se pueda ver con los
ojos, se encuentra aquí. – Reveló Sasuke tocando con su dedo el pechito del
niño donde se encontraba su corazón.
Akira
se llevó las manitas al lugar donde el mayor lo había tocado para sentir sus
palpitaciones y luego mirar a sus padres, quienes lo veían con una sonrisa.
– ¿Y
si… me olvido?. – Preguntó el pequeño temeroso.
–
Entonces mira al cielo de noche, Akira, porque cada una de las estrella te
están escuchando y te dirán que no estás sólo, que nos tienes a nosotros y a
tus hermanos. – Aportó Naruto para ver como su hijo miraba hacia la ventana
para ver el cielo nocturno.
– ¿Las
estrellas?. – Preguntó el niño para ver como Sasuke se acercaba para besar su
frente.
– Ella
siempre no recuerdan a nuestros seres queridos, como lo es tu papá, tus
hermanos y tú para mí. – Habló con
cariño el Uchiha.
– ¿Y
sabes algo más Akira?. Cuando deseas algo con todas tus fuerzas y pides ese
deseo a las estrellas podrán hacer ese deseo realidad. Eso fue lo que yo hice y
ahora mi deseo se está cumpliendo porque todos ustedes era mi deseo. – Confesó
Naruto con una sonrisa, haciendo sonrojar a Sasuke que le pellizcaba una pierna
al rubio por contarle algo tan cursi y vergonzoso a su pequeño.
Akira
sonrió tranquilo en el regazo de sus padres.
–
Entonces… debo recordaros para que las pesadillas no se cumplan. – Afirmó el
niño viendo como los adultos asentían con su cabeza.
– Será
mejor que volvamos a la cama. – Dijo Naruto bostezando.
– ¿Ka-san,
puedo dormir contigo y oto-san?. – Pidió el pequeño a lo que sus padres
sonrieron.
–
Claro, vamos a la cama, hijo. – Habló Sasuke levantándose para ir a la cama aunque
su pequeño, se había adelantado porque había corrido hasta el mueble y ocupar el
lugar del medio, quedando entre sus los cuerpos de su padres, quienes lo
abrazaron protectoramente.
+_+_+_End flash back +_+_+_
Akira
tenía sus manitas en su pecho, sobre la tela del pijama que tenía puesto, y
sentía unas terribles ganas de llorar porque, realmente, echaba de menos a sus
padres pero toda su tristeza fue olvidada cuando escuchó a su hermano. No podía
permitirse que lo viera triste, él era el mayor y tenía que cuidar de todos
mientras sus padres no estaban a su lado y sus hermanitos lo necesitaban.
–
Akira, ¿puedo dormir en tu cama?. – Preguntó Shinji.
–
¿Otra vez no puedes dormir?. – Inquirió el rubito mayor.
– No,
¿puedo?.
– Sí.
– Afirmó para sentir como su hermano se colaba en su cama.
–
Quiero estar con Ka-san y oto-san. – Susurró Shinji comenzando a derramar
lágrimas. – ¿Crees qué se olvidaron de nosotros?.
– ¡No
digas eso, Shinji! Estoy seguro que oto-san y ka-san también quieren estar con
nosotros y cuando vengan, volveremos todos a casa. – Aseguró Akira, sujetando
con fuerza los brazos de su hermano, molesto por creer que sus padres los había
abandonado.
–
Akira, me haces daño. – Murmuró Shinji soltando más lágrimas de sus ojitos
negros.
– Lo
siento, yo no quería lastimarte. – Se disculpó el mayor soltando rápidamente a
su hermano.
– Aniki,
yo lo siento no, debí decir eso de ka-san y oto-san pero es que escuche a
Sakura-san…
– ¿¡La
estuviste escuchando sin que ella supiera!?. – Casi gritó Akira ante lo hecho
por su hermano.
– Lo siento
pero no lo pude evitar.
–
Sabes que a ka-san no le gusta que escuchemos así. – Reprendió a su hermano.
– Lo
sé pero es que oí como hablaban de oto-san y decía que tenía algo muy malo. Que
se iba a morir. – Declaró rápidamente Shinji aterrado de sus propias palabras.
– Eso
es mentira Shinji, oto-san está enfermo pero ka-san siempre lo cura. Sakura-san
se lo inventó. – Aseguró Akira abrazando a su hermano para que se
tranquilizara.
– Akira-nii-chan,
arigato. – Murmuró el niño con una sonrisa pero su momento de fraternidad fue
roto cuando sintieron un aura muy poderosa que provenía de lo lejos, ambos
niños se levantaron de la cama y miraron por la ventana para intentar ver lo
que emitía ese poder pero le fue imposible a causa de las otras casas.
Sakura
abrió rápidamente la puerta y en sus brazos estaba Kenta y Miki.
–
Niños, tenemos que irnos. No hay tiempo de cambiarse de ropa, así que bajad y
poneos los zapatos. – Ordenó Sakura mientras a su espalda se acercaba Sai.
–
Sakura, yo iré a ver qué sucede. – Informó el moreno.
– Sai,
ten cuidado. Recuerda que el chakra de Kyubi es muy peligroso si llega a
tocarte. – Aconsejó la de cabello color rosa.
– Lo
sé. – Dijo el moreno para besar en la mejilla a la de ojos color verde y
después a Miki. – Ten cuidado tú también.
Los
niños se acercaron a Sakura una vez que Sai se había marchado.
–
Escuchadme bien, no os alejéis de mí porque es muy peligroso y podéis resultar
herido, ¿de acuerdo?. – Advirtió Sakura viendo como los niños asentían antes de
abrir la puerta de su casa para ver a muchas personas corriendo en dirección a
los refugios. – ¡Vamos!. – Dijo la de cabello color rosa para comenzar a
caminar hacia el refugio acompañada de los niños.
……
Kakashi
estaba en su despacho terminando de leer unos informes que debía firmar con
urgencia cuando sintió el chakra del kyubi.
Rápidamente,
el Hatake se levantó de su cómoda silla para mirar hacia el lugar donde se
encontraba el hospital. Observó el lugar donde estaba el edificio para
sorprenderse al apreciar grandes estelas de humo y polvo se elevaban debido al
enfrentamiento que se estaba dando. Sin perder tiempo, Kakashi abandonó el
despacho e iba avisando de que se inmovilizaran a todos los shinobis que se
encontraba en su camino hacia el hospital.
De
pronto, el Hatake vio como algunos edificios fueron derrumbado a la vez, por lo
que intuyó era una onda expansiva y luego, la babosa de Tsunade hacía aparición
en el campo de batalla mientras que los ciudadanos y ciudadanas de Konoha huían
de los alrededores para irse a refugiar en los puntos construido para la
salvaguarda de los habitantes desde el nacimiento de la villa, que se
encontraban situados en la montaña con el rostro esculpidos de los hokages de
Konoha.
– ¡KAKASHI-SAN!.
– Llamó la atención un shinobi moreno con un el pelo cortado en redondo y
vestido con mallas verdes. – Algo ha ocurrido con Naruto-kun para que el Kyubi
haya aparecido. – Hablaba con premura el extraño hombre. – Estoy ayudando a
despejar el terreno para que no hayan heridos. – Informó.
–
Entiendo Gai, sigue con tu trabajo. – Habló Kakashi antes de continuar su
camino para llegar al lugar donde se estaba llevando aquel enfrentamiento.
Cuando
Kakashi había llegado al lugar vio como se formaba la sexta cola y una especie
de esqueleto se comenzaba a formar, envolviendo el cuerpo del minikyubi.
– HOKAGE-SAMA,
GRACIAS A KAMI-SAMA, QUE HA LLEGADO YA. – Gritó un shinobi que se percato de su
presencia. – Tsunade-sama está peleando sola contra eso. – Señaló al minikyubi. – Es imposible
acercarse, sólo hemos conseguido golpearlo con jutsus de largo alcance. –
Informó el ninja observando como un enorme dragón de agua placaba al minikyubi
y Tsunade aprovechaba el instante para golpear el suelo abriendo una enorme
brecha y lo hacía caer pero el minikyubi simplemente salto para evitar quedar
atorado en el foso.
–
Entiendo. – Dijo con preocupación Kakashi dejando visible su sharingan. –
Continúen utilizando jutsus de larga distancia y no permitan que personas no
cualificadas aparezcan en la zona.
– Sí,
Hokage-–sama. – Acató el shinobi para volver a su posición y continuar atacando
al minikyubi.
……
Sakura
había llegado al refugio y se alegró de que aquellos niños fuesen obedientes,
acatando lo que les había pedido.
La chica
de cabello rosa se acercó hasta donde se encontraba algunas de sus conocidas y,
que por obvias razones, no podían enfrentar a Naruto poseído por el Kyubi.
–
¡Hola!. – Saludó Sakura viendo como aquellas personas cambiaron su mirada a una
de sorpresa y otras de culpas. – ¿Hacía tiempo que no os veía?.
–
Sa…Sakura-san, me alegro que se encuentre bien. – Se atrevió a hablar Hinata
que tenía una enorme barriga de 7 meses de gestación y a su lado había un niño
de pelo castaño con ojos blanquecinos idénticos a los de ella.
– Yo
también, me alegro de que no le haya ocurrido nada. – Habló Hanabi, la hermana
menor de Hinata que arrullaba a un bebé en sus brazos.
–
Gracias chicas pero veo que Kiba no ha perdido el tiempo, ¿cierto, Hinata?. –
Dijo con picardía la de cabello color rosa observando el abultado vientre que
tenía la mayor de ojos blancos, quien se sonrojó.
– Eso
ocurre por haberse enamorado de un perro. – Rió Hanabi al darse cuenta de la
reacción de su hermana.
– ¿Y
cómo está Neji?. – Preguntó la de cabello color rosa comenzando un diálogo de
lo que resultaría de lo más aburrido para los niños.
……
Sasuke
había llegado con algo de esfuerzo a la zona, donde pudo observar con horror
como Naruto no era Naruto sino un Kyubi de ocho colas, el cual estaba siendo
atacado sin respiro por los shinobis de la villa para intentar contenerlo.
–
¿Sasuke?. – Llamó una voz a su espalda y cuando el moreno se giró, mostro su
rostro compungido por la escena que estaba sucediendo a la dueña de aquella
voz.
– ¿Qué
ha ocurrido, Karin? ¿Por qué kyubi ha tomado posesión de Naruto?. – Exigió saber
el Uchiha.
–
Tranquilízate Sasuke, no es bueno para el bebé que te alteres. – Pidió la
pelirroja acercándose al moreno.
– ¡ME
CALMARÉ CUANDO ME CUENTES QUE PASÓ PARA QUE NARUTO ESTÉ ASÍ!. – Gritó el dueño
del sharingan señalando en donde se estaba llevando a cabo el enfrentamiento.
– Está
bien, te diré pero por favor, recuéstate en el suelo y deja revisarte. No
quiero que se agrave tu situación y ya pareces bastante fatigado. – Pidió Karin
y Sasuke aceptó para sentir las manos de la pelirroja sobre su vientre, como
aquel chakra frío se introducía en su cuerpo con suavidad escaneando su abdomen.
Sasuke
miró el rostro de la mujer de gafas y se fijó en como mordió un poco su labio
inferior para suspirar cuando terminó de revisarlo.
–
Sasuke, te has esforzado mucho. – Afirmó la pelirroja. – Tu cuerpo necesita
reposo y tranquilidad, no puedes sobreexponerte o podrías abortar.
–
Karin, se realista de una maldita vez. – Sasuke se sentó en el pavimento. – Se
lo que puede ocurrir con este bebé. – Se tocó el vientre donde estaba incubando
a aquel ser que crecía poco a poco. – ¿Pero a caso cambiaría algo si me quedo
en esa maldita prisión?. – Preguntó viendo como la pelirroja agachaba la
cabeza. – Dime, ¿vale la pena que ahora me dé la vuelta y vuelva a mi celda para
tomar reposo si al cabo de unas horas me volverán a torturar y quieren que les
cuente algo qué no sé lo que es porque no creen nada de lo que les digo?.
– No.
– Murmuró la pelirroja.
–
Entonces, si al menos quieres ayudarme cuéntame que ha pasado con Naruto. Al
menos, dime eso.
De
pronto se escuchó un alarido procedente de aquel Kyubi con esqueleto acompañado
de una explosión. El rostro de Sasuke se endureciera y una de sus manos acabara
en su vientre transfiriendo chakra debido a una punzada de dolor.
–Tsunade,
descubrió una técnica en uno de los pergaminos que revisaba pero debía
modificar algunas partes cuando la terminó, sólo lo probó en algunos sellos y
todos fueron bien. Tan solo tenía que hacer esa misma prueba en algún ser vivo,
-como un pez o una gallina-, pero Tsunade no lo vio necesario, a pesar de que
se lo advirtieron, y así que fuimos… – La pelirroja fue interrumpida.
– Tú
también estabas presente.– Sasuke vio como la de gafas asentía con la cabeza.
– Te
dije que formaba parte del equipo de Tsunade. – La chica suspiró para
continuar. – El sello que tenía en su hombro fue retrocediendo cuando le
aplicamos ese jutsu hasta que por fin el selló fue eliminado pero, aunque no
habían indicios, que el sello del Kyubi fuese afectado. El chakra del zorro de
nueve colas apareció en el cuerpo de Naruto. Todo fue muy rápido y pronto tenía
tres colas. Tsunade lo golpeó para alejarlo del hospital y poder salvar a las
personas de los alrededores, esto es lo que ha ocurrido desde entonces. El kyubi
ha sacado más colas y a aparecido esa especie de esqueleto a su alrededor. –
Terminó de contarle Karin.
Sasuke
se levantó ante la atenta mirada de la de ojos color rojo.
– ¿Qué
pretendes hacer Sasuke?. – Preguntó algo asustada la mujer.
–
Karin, yo ya no tengo nada en esta vida que no sea Naruto y mis hijos. Sé que
mi fin está cerca pero si voy a morir, prefiero que sea junto a la persona que
amo. – Habló con voz profunda el moreno. – Quiero que le digas a mis hijos la
verdad si muero y, también, que los amo
mucho. Los adoro pero tengo que cumplir con Naruto, no solo por mí sino por
ellos, también. Así que si consigo salir de esta con aquel hombre que ahora
está siendo poseído por un estúpido binju, espero poder confiar en ti para que
me ayudes a reunir a mi familia, la familia que Konoha me está arrebatando por
segunda vez.
–
Sasuke… – Pronunció Karin acercándose al Uchiha. – Deja que te acompañe al
menos, quiero ser útil y ayudarte en este momento o sino jamás me lo podría
perdonar. – Pidió la mujer viendo como Sasuke sonrió un poco y asintió para que
ambos emprendieran camino hacia donde se estaba llevando a cabo la batalla.
……
Akira
observo como Sakura seguía conversando con aquellas mujeres mientras arrulla a
su hija, la cual sostenía en sus brazos, mientras que Kenta estaba dormido
junto a su hermana sobre una especie de futón de caña.
Akira
se acercó a Shinji, quien estaba comenzado a dormirse.
–
Shinji, no te duermas. – Habló moviendo a su hermano que lo miró mientras se
frotaba un ojo con su puñito.
– ¿Qué
pasa, Akira?. – Preguntó algo desorientado a su hermano mayor.
–
Tienes que ayudarme a escapar de aquí. – Informó Akira con una actitud
determinada. – Debemos despertar a Amaya para poder ir a buscar a oto-san y ka-san.
– ¿Y
Kenta?. – Preguntó Shinji observando a su hermano menor.
– Lo
llevaré en la espalda porque si despierta lo más probable es que se ponga a
llorar y Sakura-san nos descubra.
Shinji
asintió y ambos hermanos se acercaron a los niños más pequeños. Shinji despertó
a Amaya que tan sólo la niña se dejó hacer, cogiendo la mano de su hermano
mayor para ser guiada por este mientras se acercaban a Akira, que ya había
puesto a Kenta sobre su espalda.
–
Vamos. – Dijo Akira para alejarse del grupo en el que se encontraba Sakura
hasta la entrada donde estaba resguardada por guardias.
–
¿Ahora qué hacemos, Akira?. – Preguntó Shinji mientras era abrazado por Amaya
que se encontraba muy asustada.
– No
sé, pero hay que buscar alguna forma de que se vayan de ahí si queremos ir a
buscar a oto-san y ka-san.
De
pronto, sintieron como la tierra se movía acompañada de los gritos de toda la
gente que se encontraban allí.
Akira
vio la oportunidad y cogió la mano de Shinji y sin tardanza corrió en medio del
terremoto pasando frente a los guardias que estaban más preocupados por
sujetarse a alguna piedra de la pared en un intento de aguantar el equilibrio,
que prestando atención al camino que permitía entrar o abandonar ese refugio.
Los
niños corrieron hasta que terminaron de bajar la gran escalera y su respiración
estaba completamente agitada.
– Lo
hemos conseguido, Akira. – Habló feliz Shinji dando un salto de alegría junto a
su hermana que también comenzó a dar saltitos sin entender el por qué de la
situación.
– Sí,
pero no podemos quedarnos aquí debemos ir a buscar a ka-san y oto-san. –
Anunció al mayor para comenzar a caminar por las desiertas calles de Konoha.
……
Cuando
Tsunade se dio cuenta de la aparición del hokage en el campo de batalla,
decidió dejarlo actuar para comenzar a atender a los múltiples heridos que
yacían por todo el campo en espera de atención médica.
Kakashi
estaba agotado, no deseaba utilizar aquella técnica contra aquel ser porque él
no podía ver a Kyubi sino a Naruto, su alumno, el hijo de su sensei y cuarto hokage
de Konoha. Aquel chico que todos dieron por idiota y cabeza hueca, sin instinto
de supervivencia para ser ninja pero que para sorpresa de todos se había
convertido en una leyenda aun más famosa que la de su padre.
El
Hatake escuchó otro grito y observó como más shinobis habían sido heridos al
ser repelidos con las colas de chakra rojo. Incluso, la babosa de Tsunade había
sido derrotada, al igual que algunas invocaciones más que se habían realizado,
pero que no eran lo suficientemente poderosas para frenar al kyubi y este,
sacara más colas. Podía ver como la novena y última cola luchaba por aparecer.
Kakashi
miró a su alrededor para ver el gran destrozo de la villa y el cráter que se
había formado en el lugar de encuentro cuando una sola imagen apareció por su
cabeza. La imagen de su hijo de ocho años, le hizo recordar que tenía a alguien
valioso a quién proteger y apretó los puños, tenía que hacerlo por su hijo, por
su villa y se concienció de que aquel ser frente a él se trataba de un demonio,
que ya no de su antiguo alumno que había resultado ser un diamante en bruto e
iba moldeándose poco a poco para convertirse en una leyenda que se recordaría
por siglos.
–
Perdónenme… sensei, Jiraiya-sama pero eso no es Naruto, ¡SOLO ES UN MONSTRUO
INCAPAZ DE CONTROLARSE!. – Gritó para abalanzarse y dar todo de sí para
enfrentar al kyubi pero este, con un rugido lo lanzó haciendo que se golpeará
duramente en una piedra.
……
Karin
había conducido a Sasuke al interior de la batalla, mucho cuerpos de shinobis
estaban despedazados y esparcidos por el terreno, otros simplemente gemían de
dolor debido a la grave herida que los aquejaba o tan sólo agonizaban en las
puertas de la muerte.
–
Sasuke, no debemos acercarnos más, será muy peligroso. – Advirtió la pelirroja
sintiendo como el aire caliente le quemaba la piel debido a los movimientos de
las colas del kyubi que estaban agitándolas sin parar para remover el aire a su
alrededor, volviéndolo un infierno.
– No,
Karin. Tú puedes permanecer aquí, ya has hecho mucho. Yo tengo que acercarme un
poco más. – Habló Sasuke continuando su camino mientras aun transfería su
chakra al ser que crecía en su interior.
–
Sa…Sasuke… – Susurró demasiado inaudible la pelirroja para comenzar a derramar
lágrimas por aquel chico que se acercaba a lo que, probablemente, significara
su muerte.
– “Lo siento bebé, me hubiese gustado conocerte
y sostenerte en mis brazos para poderte decir lo mucho que te quiero y estoy
seguro que tu oto-san también te amaría. Quería que conocieras a tus hermanos
mayores pero, probablemente, ninguno de los dos sobreviva. Espero que entiendas
que no puedo dejar a tu padre así. No quiero que muera por culpa de un binju
que él no eligió tener en su interior, perdóname porque no sólo me sacrificaré
yo sino que tú también perecerás conmigo. Lo siento.” – Pensó Sasuke para
mirar al frente y mostrar sus ojos con el sharingan activado mientras deprendía
un millar de lágrimas.
Sasuke
vio a su ex sensei que a duras penas podía sostenerse en pie mientras miraba a
aquel kyubi con odio, el Uchiha se apresuró a poder tener contacto visual con
aquella especie de masa roja y negra que estaba poseyendo a la persona que ama.
Sasuke
lo consiguió, se encontraba dentro del interior de Naruto, pero se sorprendió
al ver en el suelo un líquido espeso y rojizo que anteriormente había sido
agua, ahora se trataba de sangre.
Sin
embargo, hubo algo que sorprendió al Uchiha y fue el encontrar un enorme globo
de chakra que floraba sobre su cabeza como una especie de sol pero, rápidamente, lo ignoró y miró en el interior de aquel
lugar hasta que dio con lo que buscaba.
Sasuke
corrió hasta donde estaba Naruto, escuchando los alaridos de alegría del kyubi
por tener el control del cuerpo de su contenedor.
Cuando
el moreno llegó al rubio, pudo escuchar que estaba sollozando mientras se
repetía las mismas palabras una y otra vez.
–
Naruto. – Llamó con ternura el Uchiha apoyando su mano sobre el hombro del
Uzumaki que levantó su rostro para mostrar que de sus ojos salía sangre como si
fueran sus lágrimas, algo que horrorizó al moreno. – ¿Naruto, que te pasa?.
– Yo
te amo, Sasuke. – Susurró el rubio bajando su mirada. – ¿Por qué no me contaste
del pasado? ¿Por qué no me dijiste que yo nunca te importe? ¿Por qué no me
contaste de lo que pasaba entre nosotros?. – Preguntó en el mismo tono suave y
bajo.
Sasuke
apretó su mandíbula, entendiendo lo que había ocurrido y no pudo evitar
derramar lágrimas para abrazar por el cuello a Naruto mientras apoyaba su
cabeza a la contraria.
–
Yo...no sé…creo que temí que me abandonaras… temí que me repudiaras si te
contaba nuestro pasado…temí el que me
separaras de nuestros hijos… – Confesó por primera vez el Uchiha.
– Yo
te amo… – Repitió como autómata Naruto. – ¡Me intestaste matar en muchas
ocasiones!.
–
Naruto, perdóname… no sabes cómo me he arrepentido de todo los errores que he
cometido… no sabes lo culpable que me siento escuchándote… yo sólo quiero que
seas feliz… – Murmuró Sasuke para besar la cabeza en la que estaba apoyada su propia
cabeza.
– ¿Y
quieres que te crea?. – Preguntó una voz a su espalda y al girarse el poseedor
del sharingan se encontró con un Naruto diferente, era como el yo oscuro del
Uzumaki. – Intenté hacerte recapacitar sin importarme mi propio pellejo y tú
sólo me respondías con golpes e intentos
de acabar con mi persona porque así era tu capricho. – Le recordó con saña
aquel Naruto. – Nunca te he importado, sólo te importas tú y el que te
revolcaras conmigo era para hacerme más daño. – Aquel Naruto comenzó a aplaudir
de forma cínica. – Bravo, Sasuke Uchiha. Bravo por ti, lo has conseguido has
matado a mi cordura y hecho añicos mi corazón.
–¡NO!.
– Gritó el Uchiha desgarradoramente sintiéndose más miserable de lo que ya era.
– Yo no quería eso, yo no quiero eso. Yo te amo, Naruto. – Afirmaba dejándose
caer sobre sus rodillas mientras comenzaba a derramar más lágrimas. – Tú y
nuestros hijos son mi única familia. Naruto, créeme… por favor. – Rogó para agarrar la tela de la camisa de aquel
extraño Naruto mientras que a su lado el otro Naruto no dejaba de repetir lo
mismo que le había contestado al principio.
–
Antes no decías eso y sólo deseabas mi muerte. – Habló con ira aquel Naruto
oscuro. – ¿Sabes todas las ilusiones que rompías en mí cada vez que me hacías
daño?, ¿a caso comprendes de todas las noches que lloré por tu culpa o los
sentimientos que provocabas en mí, Sasuke?. ¿Acaso tienes conciencia de ello?.
– Lo
siento, lo siento… perdóname, mi amor… entiendo que estés furioso conmigo…
entiendo lo que sientes pero eso fue el pasado, un pasado… un pasado que me
atormenta y… he intentado remendar mis errores para mostrarte todo lo que te
amo… todo lo importante que eres para mí… – Se excusaba Sasuke soltándose de la
camisa de aquel Naruto oscuro para llevarse las manos a su rostro. – Tú y
nuestros hijos sois mi todo… Naruto…
– Tú
no te mereces el perdón de mi parte… – Pero fue interrumpido por un puñetazo
que lo hizo desvanecerse y cuando Sasuke miró se encontró con aquel otro Naruto
que hasta hace poco sólo se repetía lo mismo una y otra vez.
–
Sasuke, lo siento, perdóname. – Murmuró Naruto para abrazar al moreno. – Yo no
he querido decirte eso. Lo siento mucho, Sasuke, por haber reaccionado tarde y
dejar que mi otro yo te dijera todas esas barbaridades.
–
Naruto… – Lloró Sasuke abrazado al Uzumaki que lo separó después de un rato.
– Es
hora de que vuelva a la normalidad. – Anunció el rubio para mirar a Sasuke. – Prométeme
que cuando sea yo, vas a ocuparte de mi cuerpo porque, estoy seguro, kyubi ha
hecho estragos en mi cuerpo. – Naruto vio como Sasuke asentía limpiando sus lágrimas.
– Debes irte entonces, voy a salir de aquí.
–
Antes de irme de aquí quería decirte algo importante.
– ¿No
puede esperar?. – Ante esa pregunta Sasuke negó con su cabeza. – ¿Y qué es?.
–
Estoy esperando. – Confesó ruborizado viendo el rostro apacible del de ojos
azules. – Pero ahora mismo estoy muy mal y puede que este bebé... – Pero fue
interrumpido.
– No
digas eso, ese hijo mío nos conocerá, estoy seguro. – Aseguró el Uzumaki antes
de besar los finos labios de Sasuke. – No vemos fuera. – Sonrió para ver como
Sasuke se desvanecía.
Sasuke
parpadeó varias veces volviendo a ser sus irises negros y ver como Kyubi
desaparecía para formarse el cuerpo de Naruto. Sin esperar, Sasuke se apresuró
hacia el rubio, observando con dolor como su cuerpo desnudo estaba
completamente quemado.
–
Sasuke… – Habló Naruto abriendo sus ojos azules mientras movía sus mano al
rostro del Uchiha. – Te amo…
– Yo
también te amo, Naruto… – Susurró Sasuke besando la mano del rubio.
– Creo
que ahora vas a necesitar mi ayuda, Sasuke. – Habló una voz a su lado y al
mirar el moreno a la persona se encontró con Karin, quien sonreía. – Esta es
nuestra oportunidad para salir de aquí y de paso te lo lleves contigo. – La
pelirroja vio como el Uchiha asintió y sin hacerse esperar, Karin sacó un
pergamino de su bolsillo e hizo unos sellos que transportó a los tres hasta el
interior de una habitación. – Esto es un puesto de vigilancia abandonado,
podéis quedaros aquí, nadie sabrá de vosotros hasta que ambos os encontráis
bien y podáis ir a recuperar a vuestros hijos. – Dijo la pelirroja para ser
ella quien recostara al rubio y comenzara a aplicar su chakra e ir regenerando
la piel porque la pelirroja era consciente de que Sasuke no estaba en
condiciones para ser quien se ocupase del rubio.
–
Karin, gracias. – Dijo el moreno.
– No
me las des, sólo descansa y recupérate para que ese bebé pueda conocer a sus
padres. – Sonrió la pelirroja con una sonrisa.
Cuando
Karin se marchó, Sasuke se recostó a un lado del futón, donde la pelirroja
había dejado al Uzumaki para descansar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario