jueves, 2 de febrero de 2017

¡Cuídame! -Cap.11-


-Dificultades y enredos.-

Sasuke se encontraba escondido en un callejón oscuro tenía la respiración agitada por haber corrido hasta conseguir alejarse lo suficiente de la cárcel y adentrarse en la villa pero su descansó fue interrumpido cuando pudo sentir el chackra del kyubi explotar e inundar el ambiente.

– Naruto… – Murmuró sintiendo un pequeño dolor en su vientre. – ¡Mierda!. – Se quejó. – “Ya sé que no puedo hacer ejercicio físico en este estado pero tenía que huir de aquel maldito lugar. Por favor bebé, sé fuerte. Vamos a ir en busca de tu oto-san y tus hermanos, así que aguanta. Tenemos que ser fuertes.” – Pedía en su pensamiento el Uchiha mientras aplicaba su propio chakra en su estómago para relajar la tensión abdominal, protegiendo al producto que crecía en su interior y no se produjera un aborto.

Cuando el dolor disminuyó en el vientre de Sasuke, el chico decidió ir en la dirección del chakra del kyubi, donde estaba seguro se encontraba Naruto pero Sasuke sabía que debía de camuflar su chakra y presencia lo más posible para no ser  percibido por alguna persona de la villa ninja.

Sasuke podía presentir que Naruto no se encontraba bien, por algún motivo, era consciente de que el rubio lo necesitaba con urgencia… de que lo estaba llamando.

……

Akira miraba por la ventana de la habitación las estrellas, el niño estaba pidiendo con todas sus fuerzas. -como cada noche hacía-, el que sus padres estuviesen bien y fueran a buscarlos. El niño, también, pedía que aquella mujer pelirroja cumpliera su promesa y sin poderlo evitar, como cada noche, recordó las palabras que sus padres le dijeron en más de una ocasión que despertaba asustado por un mal sueño.

+_+_+_Flash back +_+_+_

Akira había despertado sudoroso, con los ojos cristalizados y con la respiración agitada debido a una pesadilla donde una sombra lo perseguía y él sólo podía correr y correr, hasta que esa sombra lo alcanzaba para levantarlo por el cuello. Después, despertar demasiado alterado y asustado.

Akira caminó hasta la habitación de sus padres donde ambos dormían tranquilamente y su oto-san abrazaba a su ka-san, quien se acurrucaba sobre el pecho de su oto-san.

– Ka-san. – Llamó en voz baja, aún con algunas lágrimas en sus ojos que comenzaron a descender por su rostro y temeroso de que apareciese aquella sombra para capturarlo. – Oto-san.

Sasuke se removió en su lecho y al abrir los ojos, aún adormecido, consiguió escuchar como lo llamaban.

El moreno sin esperar encendió la vela que había en la mesita de noche y descubrió a su primogénito que estaba llorando, abrazado al marco de la puerta de la habitación de donde lo estaba llamando.

– Ka-san… – Pronunció el rubito.

– ¿Akira, que pasa?. –Preguntó Sasuke levantándose de la cama para ponerse una yukata amarilla pálido e ir a abrazar a su pequeño que no dudó en aferrarse al cuerpo de su ka-san con todas sus fuerzas para esconder su pequeño rostro en el pecho del mayor. – ¿Qué ocurre, hijo?. – Volvió a preguntar escuchando los gimoteos de su pequeño que había estallado en llanto al acunarlo en su regazo.

– ¿Sasuke…? – Llamó Naruto al despertar a causa de la luz de la vela que estaba sobre la mesita de noche y los ruidos de alguien llorando junto con la voz del Uchiha susurrando.

Sasuke movió la cabeza de un lado a otro cuando escuchó la voz del Uzumaki para luego, oír los pasos que anunciaban que el rubio mayor se acercaba a donde se encontraba con Akira.

– ¿Akira?. – Llamó Naruto al ver a su hijo sollozando en los brazos de Sasuke y sin más, el de mejillas marcadas, se dejó caer sobre su trasero en el suelo mientras alargaba sus brazos para llevar a su regazo al Uchiha con su hijo. – ¿Akira, por qué lloras?. – Preguntó con calma Naruto.

 El pequeño levanto el rostro para ver los semblantes preocupados de sus padres.

– Oto-san… yo… – Intentaba decir el pequeño sin soltar la tela de la yukata de Sasuke.

– Akira, si nos cuentas te sentirás mejor. – Intervino Sasuke acariciando los rebeldes, cortos y suaves cabellos dorados de su hijo.

– ¿Tuviste una pesadilla?. – Preguntó Naruto al ver reflejado el miedo en sus ojitos negros y entonces vieron como el niño asentía.

– Akira, no debes de tener miedo, era sólo un sueño. No es algo real. – Susurró Sasuke apresando más a su pequeño entre sus brazos. – No te va a pasar nada, hijo.

– Es cierto, Akira-chan, nosotros estamos aquí para que no te pase nada malo y protegerte. – Aseguró Naruto para besar la mejilla de Sasuke al mismo tiempo que revolvía lo cabellos de su vástago.

– Pero… pero en mi sueño… no estabais… – Habló Akira pasando su brazo por sus ojos, frotándolo para limpiar sus lágrimas.

– Akira, siempre estaremos contigo, aun cuando no estemos cerca, todos nosotros estamos junto a ti. – Argumentó Sasuke con una sonrisa viendo como su pequeño lo miró de la misma manera que lo hacía su padre cuando no comprendía algo. – Akira nosotros compartimos un lazo muy fuerte y aunque no se pueda ver con los ojos, se encuentra aquí. – Reveló Sasuke tocando con su dedo el pechito del niño donde se encontraba su corazón.

Akira se llevó las manitas al lugar donde el mayor lo había tocado para sentir sus palpitaciones y luego mirar a sus padres, quienes lo veían con una sonrisa.

– ¿Y si… me olvido?. – Preguntó el pequeño temeroso.

– Entonces mira al cielo de noche, Akira, porque cada una de las estrella te están escuchando y te dirán que no estás sólo, que nos tienes a nosotros y a tus hermanos. – Aportó Naruto para ver como su hijo miraba hacia la ventana para ver el cielo nocturno.

– ¿Las estrellas?. – Preguntó el niño para ver como Sasuke se acercaba para besar su frente.

– Ella siempre no recuerdan a nuestros seres queridos, como lo es tu papá, tus hermanos y tú  para mí. – Habló con cariño el Uchiha.

– ¿Y sabes algo más Akira?. Cuando deseas algo con todas tus fuerzas y pides ese deseo a las estrellas podrán hacer ese deseo realidad. Eso fue lo que yo hice y ahora mi deseo se está cumpliendo porque todos ustedes era mi deseo. – Confesó Naruto con una sonrisa, haciendo sonrojar a Sasuke que le pellizcaba una pierna al rubio por contarle algo tan cursi y vergonzoso a su pequeño.

Akira sonrió tranquilo en el regazo de sus padres.

– Entonces… debo recordaros para que las pesadillas no se cumplan. – Afirmó el niño viendo como los adultos asentían con su cabeza.

– Será mejor que volvamos a la cama. – Dijo Naruto bostezando.

– ¿Ka-san, puedo dormir contigo y oto-san?. – Pidió el pequeño a lo que sus padres sonrieron.

– Claro, vamos a la cama, hijo. – Habló Sasuke levantándose para ir a la cama aunque su pequeño, se había adelantado porque había corrido hasta el mueble y ocupar el lugar del medio, quedando entre sus los cuerpos de su padres, quienes lo abrazaron protectoramente.

+_+_+_End flash back +_+_+_

Akira tenía sus manitas en su pecho, sobre la tela del pijama que tenía puesto, y sentía unas terribles ganas de llorar porque, realmente, echaba de menos a sus padres pero toda su tristeza fue olvidada cuando escuchó a su hermano. No podía permitirse que lo viera triste, él era el mayor y tenía que cuidar de todos mientras sus padres no estaban a su lado y sus hermanitos lo necesitaban.

– Akira, ¿puedo dormir en tu cama?. – Preguntó Shinji.

– ¿Otra vez no puedes dormir?. – Inquirió el rubito mayor.

– No, ¿puedo?.

– Sí. – Afirmó para sentir como su hermano se colaba en su cama.

– Quiero estar con Ka-san y oto-san. – Susurró Shinji comenzando a derramar lágrimas. – ¿Crees qué se olvidaron de nosotros?.

– ¡No digas eso, Shinji! Estoy seguro que oto-san y ka-san también quieren estar con nosotros y cuando vengan, volveremos todos a casa. – Aseguró Akira, sujetando con fuerza los brazos de su hermano, molesto por creer que sus padres los había abandonado.

– Akira, me haces daño. – Murmuró Shinji soltando más lágrimas de sus ojitos negros.

– Lo siento, yo no quería lastimarte. – Se disculpó el mayor soltando rápidamente a su hermano.

– Aniki, yo lo siento no, debí decir eso de ka-san y oto-san pero es que escuche a Sakura-san…

– ¿¡La estuviste escuchando sin que ella supiera!?. – Casi gritó Akira ante lo hecho por su hermano.

– Lo siento pero no lo pude evitar.

– Sabes que a ka-san no le gusta que escuchemos así. – Reprendió a su hermano.

– Lo sé pero es que oí como hablaban de oto-san y decía que tenía algo muy malo. Que se iba a morir. – Declaró rápidamente Shinji aterrado de sus propias palabras.

– Eso es mentira Shinji, oto-san está enfermo pero ka-san siempre lo cura. Sakura-san se lo inventó. – Aseguró Akira abrazando a su hermano para que se tranquilizara.

– Akira-nii-chan, arigato. – Murmuró el niño con una sonrisa pero su momento de fraternidad fue roto cuando sintieron un aura muy poderosa que provenía de lo lejos, ambos niños se levantaron de la cama y miraron por la ventana para intentar ver lo que emitía ese poder pero le fue imposible a causa de las otras casas.

Sakura abrió rápidamente la puerta y en sus brazos estaba Kenta y Miki.

– Niños, tenemos que irnos. No hay tiempo de cambiarse de ropa, así que bajad y poneos los zapatos. – Ordenó Sakura mientras a su espalda se acercaba Sai.

– Sakura, yo iré a ver qué sucede. – Informó el moreno.

– Sai, ten cuidado. Recuerda que el chakra de Kyubi es muy peligroso si llega a tocarte. – Aconsejó la de cabello color rosa.

– Lo sé. – Dijo el moreno para besar en la mejilla a la de ojos color verde y después a Miki. – Ten cuidado tú también.

Los niños se acercaron a Sakura una vez que Sai se había marchado.

– Escuchadme bien, no os alejéis de mí porque es muy peligroso y podéis resultar herido, ¿de acuerdo?. – Advirtió Sakura viendo como los niños asentían antes de abrir la puerta de su casa para ver a muchas personas corriendo en dirección a los refugios. – ¡Vamos!. – Dijo la de cabello color rosa para comenzar a caminar hacia el refugio acompañada de los niños.

……

Kakashi estaba en su despacho terminando de leer unos informes que debía firmar con urgencia cuando sintió el chakra del kyubi.

Rápidamente, el Hatake se levantó de su cómoda silla para mirar hacia el lugar donde se encontraba el hospital. Observó el lugar donde estaba el edificio para sorprenderse al apreciar grandes estelas de humo y polvo se elevaban debido al enfrentamiento que se estaba dando. Sin perder tiempo, Kakashi abandonó el despacho e iba avisando de que se inmovilizaran a todos los shinobis que se encontraba en su camino hacia el hospital.

De pronto, el Hatake vio como algunos edificios fueron derrumbado a la vez, por lo que intuyó era una onda expansiva y luego, la babosa de Tsunade hacía aparición en el campo de batalla mientras que los ciudadanos y ciudadanas de Konoha huían de los alrededores para irse a refugiar en los puntos construido para la salvaguarda de los habitantes desde el nacimiento de la villa, que se encontraban situados en la montaña con el rostro esculpidos de los hokages de Konoha.

– ¡KAKASHI-SAN!. – Llamó la atención un shinobi moreno con un el pelo cortado en redondo y vestido con mallas verdes. – Algo ha ocurrido con Naruto-kun para que el Kyubi haya aparecido. – Hablaba con premura el extraño hombre. – Estoy ayudando a despejar el terreno para que no hayan heridos. – Informó.

– Entiendo Gai, sigue con tu trabajo. – Habló Kakashi antes de continuar su camino para llegar al lugar donde se estaba llevando aquel enfrentamiento.

Cuando Kakashi había llegado al lugar vio como se formaba la sexta cola y una especie de esqueleto se comenzaba a formar, envolviendo el cuerpo del minikyubi.

– HOKAGE-SAMA, GRACIAS A KAMI-SAMA, QUE HA LLEGADO YA. – Gritó un shinobi que se percato de su presencia. – Tsunade-sama está peleando sola contra  eso. – Señaló al minikyubi. – Es imposible acercarse, sólo hemos conseguido golpearlo con jutsus de largo alcance. – Informó el ninja observando como un enorme dragón de agua placaba al minikyubi y Tsunade aprovechaba el instante para golpear el suelo abriendo una enorme brecha y lo hacía caer pero el minikyubi simplemente salto para evitar quedar atorado en el foso.

– Entiendo. – Dijo con preocupación Kakashi dejando visible su sharingan. – Continúen utilizando jutsus de larga distancia y no permitan que personas no cualificadas aparezcan en la zona.

– Sí, Hokage-–sama. – Acató el shinobi para volver a su posición y continuar atacando al minikyubi.

……
Sakura había llegado al refugio y se alegró de que aquellos niños fuesen obedientes, acatando lo que les había pedido.

La chica de cabello rosa se acercó hasta donde se encontraba algunas de sus conocidas y, que por obvias razones, no podían enfrentar a Naruto poseído por el Kyubi.

– ¡Hola!. – Saludó Sakura viendo como aquellas personas cambiaron su mirada a una de sorpresa y otras de culpas. – ¿Hacía tiempo que no os veía?.

– Sa…Sakura-san, me alegro que se encuentre bien. – Se atrevió a hablar Hinata que tenía una enorme barriga de 7 meses de gestación y a su lado había un niño de pelo castaño con ojos blanquecinos idénticos a los de ella.

– Yo también, me alegro de que no le haya ocurrido nada. – Habló Hanabi, la hermana menor de Hinata que arrullaba a un bebé en sus brazos.

– Gracias chicas pero veo que Kiba no ha perdido el tiempo, ¿cierto, Hinata?. – Dijo con picardía la de cabello color rosa observando el abultado vientre que tenía la mayor de ojos blancos, quien se sonrojó.

– Eso ocurre por haberse enamorado de un perro. – Rió Hanabi al darse cuenta de la reacción de su hermana.

– ¿Y cómo está Neji?. – Preguntó la de cabello color rosa comenzando un diálogo de lo que resultaría de lo más aburrido para los niños.

……

Sasuke había llegado con algo de esfuerzo a la zona, donde pudo observar con horror como Naruto no era Naruto sino un Kyubi de ocho colas, el cual estaba siendo atacado sin respiro por los shinobis de la villa para intentar contenerlo.

– ¿Sasuke?. – Llamó una voz a su espalda y cuando el moreno se giró, mostro su rostro compungido por la escena que estaba sucediendo a la dueña de aquella voz.

– ¿Qué ha ocurrido, Karin? ¿Por qué kyubi ha tomado posesión de Naruto?. – Exigió saber el Uchiha.
– Tranquilízate Sasuke, no es bueno para el bebé que te alteres. – Pidió la pelirroja acercándose al moreno.

– ¡ME CALMARÉ CUANDO ME CUENTES QUE PASÓ PARA QUE NARUTO ESTÉ ASÍ!. – Gritó el dueño del sharingan señalando en donde se estaba llevando a cabo el enfrentamiento.

– Está bien, te diré pero por favor, recuéstate en el suelo y deja revisarte. No quiero que se agrave tu situación y ya pareces bastante fatigado. – Pidió Karin y Sasuke aceptó para sentir las manos de la pelirroja sobre su vientre, como aquel chakra frío se introducía en su cuerpo con suavidad escaneando su abdomen.

Sasuke miró el rostro de la mujer de gafas y se fijó en como mordió un poco su labio inferior para suspirar cuando terminó de revisarlo.

– Sasuke, te has esforzado mucho. – Afirmó la pelirroja. – Tu cuerpo necesita reposo y tranquilidad, no puedes sobreexponerte o podrías abortar.

– Karin, se realista de una maldita vez. – Sasuke se sentó en el pavimento. – Se lo que puede ocurrir con este bebé. – Se tocó el vientre donde estaba incubando a aquel ser que crecía poco a poco. – ¿Pero a caso cambiaría algo si me quedo en esa maldita prisión?. – Preguntó viendo como la pelirroja agachaba la cabeza. – Dime, ¿vale la pena que ahora me dé la vuelta y vuelva a mi celda para tomar reposo si al cabo de unas horas me volverán a torturar y quieren que les cuente algo qué no sé lo que es porque no creen nada de lo que les digo?.

– No. – Murmuró la pelirroja.

– Entonces, si al menos quieres ayudarme cuéntame que ha pasado con Naruto. Al menos, dime eso.
De pronto se escuchó un alarido procedente de aquel Kyubi con esqueleto acompañado de una explosión. El rostro de Sasuke se endureciera y una de sus manos acabara en su vientre transfiriendo chakra debido a una punzada de dolor.

–Tsunade, descubrió una técnica en uno de los pergaminos que revisaba pero debía modificar algunas partes cuando la terminó, sólo lo probó en algunos sellos y todos fueron bien. Tan solo tenía que hacer esa misma prueba en algún ser vivo, -como un pez o una gallina-, pero Tsunade no lo vio necesario, a pesar de que se lo advirtieron, y así que fuimos… – La pelirroja fue interrumpida.

– Tú también estabas presente.– Sasuke vio como la de gafas asentía con la cabeza.

– Te dije que formaba parte del equipo de Tsunade. – La chica suspiró para continuar. – El sello que tenía en su hombro fue retrocediendo cuando le aplicamos ese jutsu hasta que por fin el selló fue eliminado pero, aunque no habían indicios, que el sello del Kyubi fuese afectado. El chakra del zorro de nueve colas apareció en el cuerpo de Naruto. Todo fue muy rápido y pronto tenía tres colas. Tsunade lo golpeó para alejarlo del hospital y poder salvar a las personas de los alrededores, esto es lo que ha ocurrido desde entonces. El kyubi ha sacado más colas y a aparecido esa especie de esqueleto a su alrededor. – Terminó de contarle Karin.

Sasuke se levantó ante la atenta mirada de la de ojos color rojo.

– ¿Qué pretendes hacer Sasuke?. – Preguntó algo asustada la mujer.

– Karin, yo ya no tengo nada en esta vida que no sea Naruto y mis hijos. Sé que mi fin está cerca pero si voy a morir, prefiero que sea junto a la persona que amo. – Habló con voz profunda el moreno. – Quiero que le digas a mis hijos la verdad si muero y, también, que  los amo mucho. Los adoro pero tengo que cumplir con Naruto, no solo por mí sino por ellos, también. Así que si consigo salir de esta con aquel hombre que ahora está siendo poseído por un estúpido binju, espero poder confiar en ti para que me ayudes a reunir a mi familia, la familia que Konoha me está arrebatando por segunda vez.

– Sasuke… – Pronunció Karin acercándose al Uchiha. – Deja que te acompañe al menos, quiero ser útil y ayudarte en este momento o sino jamás me lo podría perdonar. – Pidió la mujer viendo como Sasuke sonrió un poco y asintió para que ambos emprendieran camino hacia donde se estaba llevando a cabo la batalla.

……

Akira observo como Sakura seguía conversando con aquellas mujeres mientras arrulla a su hija, la cual sostenía en sus brazos, mientras que Kenta estaba dormido junto a su hermana sobre una especie de futón de caña.

Akira se acercó a Shinji, quien estaba comenzado a dormirse.

– Shinji, no te duermas. – Habló moviendo a su hermano que lo miró mientras se frotaba un ojo con su puñito.

– ¿Qué pasa, Akira?. – Preguntó algo desorientado a su hermano mayor.

– Tienes que ayudarme a escapar de aquí. – Informó Akira con una actitud determinada. – Debemos despertar a Amaya para poder ir a buscar a oto-san y ka-san.

– ¿Y Kenta?. – Preguntó Shinji observando a su hermano menor.

– Lo llevaré en la espalda porque si despierta lo más probable es que se ponga a llorar y Sakura-san nos descubra.

Shinji asintió y ambos hermanos se acercaron a los niños más pequeños. Shinji despertó a Amaya que tan sólo la niña se dejó hacer, cogiendo la mano de su hermano mayor para ser guiada por este mientras se acercaban a Akira, que ya había puesto a Kenta sobre su espalda.

– Vamos. – Dijo Akira para alejarse del grupo en el que se encontraba Sakura hasta la entrada donde estaba resguardada por guardias.

– ¿Ahora qué hacemos, Akira?. – Preguntó Shinji mientras era abrazado por Amaya que se encontraba muy asustada.

– No sé, pero hay que buscar alguna forma de que se vayan de ahí si queremos ir a buscar a oto-san y ka-san.

De pronto, sintieron como la tierra se movía acompañada de los gritos de toda la gente que se encontraban allí.

Akira vio la oportunidad y cogió la mano de Shinji y sin tardanza corrió en medio del terremoto pasando frente a los guardias que estaban más preocupados por sujetarse a alguna piedra de la pared en un intento de aguantar el equilibrio, que prestando atención al camino que permitía entrar o abandonar ese refugio.

Los niños corrieron hasta que terminaron de bajar la gran escalera y su respiración estaba completamente agitada.

– Lo hemos conseguido, Akira. – Habló feliz Shinji dando un salto de alegría junto a su hermana que también comenzó a dar saltitos sin entender el por qué de la situación.

– Sí, pero no podemos quedarnos aquí debemos ir a buscar a ka-san y oto-san. – Anunció al mayor para comenzar a caminar por las desiertas calles de Konoha.

……

Cuando Tsunade se dio cuenta de la aparición del hokage en el campo de batalla, decidió dejarlo actuar para comenzar a atender a los múltiples heridos que yacían por todo el campo en espera de atención médica.

Kakashi estaba agotado, no deseaba utilizar aquella técnica contra aquel ser porque él no podía ver a Kyubi sino a Naruto, su alumno, el hijo de su sensei y cuarto hokage de Konoha. Aquel chico que todos dieron por idiota y cabeza hueca, sin instinto de supervivencia para ser ninja pero que para sorpresa de todos se había convertido en una leyenda aun más famosa que la de su padre.

El Hatake escuchó otro grito y observó como más shinobis habían sido heridos al ser repelidos con las colas de chakra rojo. Incluso, la babosa de Tsunade había sido derrotada, al igual que algunas invocaciones más que se habían realizado, pero que no eran lo suficientemente poderosas para frenar al kyubi y este, sacara más colas. Podía ver como la novena y última cola luchaba por aparecer.

Kakashi miró a su alrededor para ver el gran destrozo de la villa y el cráter que se había formado en el lugar de encuentro cuando una sola imagen apareció por su cabeza. La imagen de su hijo de ocho años, le hizo recordar que tenía a alguien valioso a quién proteger y apretó los puños, tenía que hacerlo por su hijo, por su villa y se concienció de que aquel ser frente a él se trataba de un demonio, que ya no de su antiguo alumno que había resultado ser un diamante en bruto e iba moldeándose poco a poco para convertirse en una leyenda que se recordaría por siglos.

– Perdónenme… sensei, Jiraiya-sama pero eso no es Naruto, ¡SOLO ES UN MONSTRUO INCAPAZ DE CONTROLARSE!. – Gritó para abalanzarse y dar todo de sí para enfrentar al kyubi pero este, con un rugido lo lanzó haciendo que se golpeará duramente en una piedra.

……

Karin había conducido a Sasuke al interior de la batalla, mucho cuerpos de shinobis estaban despedazados y esparcidos por el terreno, otros simplemente gemían de dolor debido a la grave herida que los aquejaba o tan sólo agonizaban en las puertas de la muerte.

– Sasuke, no debemos acercarnos más, será muy peligroso. – Advirtió la pelirroja sintiendo como el aire caliente le quemaba la piel debido a los movimientos de las colas del kyubi que estaban agitándolas sin parar para remover el aire a su alrededor, volviéndolo un infierno.

– No, Karin. Tú puedes permanecer aquí, ya has hecho mucho. Yo tengo que acercarme un poco más. – Habló Sasuke continuando su camino mientras aun transfería su chakra al ser que crecía en su interior.

– Sa…Sasuke… – Susurró demasiado inaudible la pelirroja para comenzar a derramar lágrimas por aquel chico que se acercaba a lo que, probablemente, significara su muerte.

“Lo siento bebé, me hubiese gustado conocerte y sostenerte en mis brazos para poderte decir lo mucho que te quiero y estoy seguro que tu oto-san también te amaría. Quería que conocieras a tus hermanos mayores pero, probablemente, ninguno de los dos sobreviva. Espero que entiendas que no puedo dejar a tu padre así. No quiero que muera por culpa de un binju que él no eligió tener en su interior, perdóname porque no sólo me sacrificaré yo sino que tú también perecerás conmigo. Lo siento.” – Pensó Sasuke para mirar al frente y mostrar sus ojos con el sharingan activado mientras deprendía un millar de lágrimas.

Sasuke vio a su ex sensei que a duras penas podía sostenerse en pie mientras miraba a aquel kyubi con odio, el Uchiha se apresuró a poder tener contacto visual con aquella especie de masa roja y negra que estaba poseyendo a la persona que ama.

Sasuke lo consiguió, se encontraba dentro del interior de Naruto, pero se sorprendió al ver en el suelo un líquido espeso y rojizo que anteriormente había sido agua, ahora se trataba de sangre.

Sin embargo, hubo algo que sorprendió al Uchiha y fue el encontrar un enorme globo de chakra que floraba sobre su cabeza como una especie de sol pero, rápidamente,  lo ignoró y miró en el interior de aquel lugar hasta que dio con lo que buscaba.

Sasuke corrió hasta donde estaba Naruto, escuchando los alaridos de alegría del kyubi por tener el control del cuerpo de su contenedor.

Cuando el moreno llegó al rubio, pudo escuchar que estaba sollozando mientras se repetía las mismas palabras una y otra vez.

– Naruto. – Llamó con ternura el Uchiha apoyando su mano sobre el hombro del Uzumaki que levantó su rostro para mostrar que de sus ojos salía sangre como si fueran sus lágrimas, algo que horrorizó al moreno. – ¿Naruto, que te pasa?.

– Yo te amo, Sasuke. – Susurró el rubio bajando su mirada. – ¿Por qué no me contaste del pasado? ¿Por qué no me dijiste que yo nunca te importe? ¿Por qué no me contaste de lo que pasaba entre nosotros?. – Preguntó en el mismo tono suave y bajo.

Sasuke apretó su mandíbula, entendiendo lo que había ocurrido y no pudo evitar derramar lágrimas para abrazar por el cuello a Naruto mientras apoyaba su cabeza a la contraria.

– Yo...no sé…creo que temí que me abandonaras… temí que me repudiaras si te contaba nuestro pasado…temí  el que me separaras de nuestros hijos… – Confesó por primera vez el Uchiha.

– Yo te amo… – Repitió como autómata Naruto. – ¡Me intestaste matar en muchas ocasiones!.

– Naruto, perdóname… no sabes cómo me he arrepentido de todo los errores que he cometido… no sabes lo culpable que me siento escuchándote… yo sólo quiero que seas feliz… – Murmuró Sasuke para besar la cabeza en la que estaba apoyada su propia cabeza.

– ¿Y quieres que te crea?. – Preguntó una voz a su espalda y al girarse el poseedor del sharingan se encontró con un Naruto diferente, era como el yo oscuro del Uzumaki. – Intenté hacerte recapacitar sin importarme mi propio pellejo y tú sólo me respondías  con golpes e intentos de acabar con mi persona porque así era tu capricho. – Le recordó con saña aquel Naruto. – Nunca te he importado, sólo te importas tú y el que te revolcaras conmigo era para hacerme más daño. – Aquel Naruto comenzó a aplaudir de forma cínica. – Bravo, Sasuke Uchiha. Bravo por ti, lo has conseguido has matado a mi cordura y hecho añicos mi corazón.

–¡NO!. – Gritó el Uchiha desgarradoramente sintiéndose más miserable de lo que ya era. – Yo no quería eso, yo no quiero eso. Yo te amo, Naruto. – Afirmaba dejándose caer sobre sus rodillas mientras comenzaba a derramar más lágrimas. – Tú y nuestros hijos son mi única familia. Naruto, créeme… por favor. – Rogó  para agarrar la tela de la camisa de aquel extraño Naruto mientras que a su lado el otro Naruto no dejaba de repetir lo mismo que le había contestado al principio.

– Antes no decías eso y sólo deseabas mi muerte. – Habló con ira aquel Naruto oscuro. – ¿Sabes todas las ilusiones que rompías en mí cada vez que me hacías daño?, ¿a caso comprendes de todas las noches que lloré por tu culpa o los sentimientos que provocabas en mí, Sasuke?. ¿Acaso tienes conciencia de ello?.

– Lo siento, lo siento… perdóname, mi amor… entiendo que estés furioso conmigo… entiendo lo que sientes pero eso fue el pasado, un pasado… un pasado que me atormenta y… he intentado remendar mis errores para mostrarte todo lo que te amo… todo lo importante que eres para mí… – Se excusaba Sasuke soltándose de la camisa de aquel Naruto oscuro para llevarse las manos a su rostro. – Tú y nuestros hijos sois mi todo… Naruto…

– Tú no te mereces el perdón de mi parte… – Pero fue interrumpido por un puñetazo que lo hizo desvanecerse y cuando Sasuke miró se encontró con aquel otro Naruto que hasta hace poco sólo se repetía lo mismo una y otra vez.

– Sasuke, lo siento, perdóname. – Murmuró Naruto para abrazar al moreno. – Yo no he querido decirte eso. Lo siento mucho, Sasuke, por haber reaccionado tarde y dejar que mi otro yo te dijera todas esas barbaridades.

– Naruto… – Lloró Sasuke abrazado al Uzumaki que lo separó después de un rato.

– Es hora de que vuelva a la normalidad. – Anunció el rubio para mirar a Sasuke. – Prométeme que cuando sea yo, vas a ocuparte de mi cuerpo porque, estoy seguro, kyubi ha hecho estragos en mi cuerpo. – Naruto vio como Sasuke asentía limpiando sus lágrimas. – Debes irte entonces, voy a salir de aquí.

– Antes de irme de aquí quería decirte algo importante.

– ¿No puede esperar?. – Ante esa pregunta Sasuke negó con su cabeza. – ¿Y qué es?.

– Estoy esperando. – Confesó ruborizado viendo el rostro apacible del de ojos azules. – Pero ahora mismo estoy muy mal y puede que este bebé... – Pero fue interrumpido.

– No digas eso, ese hijo mío nos conocerá, estoy seguro. – Aseguró el Uzumaki antes de besar los finos labios de Sasuke. – No vemos fuera. – Sonrió para ver como Sasuke se desvanecía.

Sasuke parpadeó varias veces volviendo a ser sus irises negros y ver como Kyubi desaparecía para formarse el cuerpo de Naruto. Sin esperar, Sasuke se apresuró hacia el rubio, observando con dolor como su cuerpo desnudo estaba completamente quemado.

– Sasuke… – Habló Naruto abriendo sus ojos azules mientras movía sus mano al rostro del Uchiha. – Te amo…

– Yo también te amo, Naruto… – Susurró Sasuke besando la mano del rubio.

– Creo que ahora vas a necesitar mi ayuda, Sasuke. – Habló una voz a su lado y al mirar el moreno a la persona se encontró con Karin, quien sonreía. – Esta es nuestra oportunidad para salir de aquí y de paso te lo lleves contigo. – La pelirroja vio como el Uchiha asintió y sin hacerse esperar, Karin sacó un pergamino de su bolsillo e hizo unos sellos que transportó a los tres hasta el interior de una habitación. – Esto es un puesto de vigilancia abandonado, podéis quedaros aquí, nadie sabrá de vosotros hasta que ambos os encontráis bien y podáis ir a recuperar a vuestros hijos. – Dijo la pelirroja para ser ella quien recostara al rubio y comenzara a aplicar su chakra e ir regenerando la piel porque la pelirroja era consciente de que Sasuke no estaba en condiciones para ser quien se ocupase del rubio.

– Karin, gracias. – Dijo el moreno.

– No me las des, sólo descansa y recupérate para que ese bebé pueda conocer a sus padres. – Sonrió la pelirroja con una sonrisa.


Cuando Karin se marchó, Sasuke se recostó a un lado del futón, donde la pelirroja había dejado al Uzumaki para descansar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario