jueves, 2 de febrero de 2017

¡Cuídame! -Cap.9-


-Verdad descubierta.-

Después de hablar con el Uchiha, Karin se acercó al equipo que se encargaba de interrogar a Sasuke y pidió los informes revelando que en ellos figuraban las palabras que tan sólo escasa horas habían salido de la boca de Sasuke. Por ello, decidió hacer una copia que entregaría a Tsunade pero antes de abandonar la prisión decidió revisar bien aquellos informes del Uchiha y se sorprendió en uno que certificaba, el mismo Sasuke, estar enamorado del rubio pero eso no fue nada comparado con lo que venía a continuación, en donde Sasuke acreditaba que los niños que habían encontrado junto a él, en aquel lugar recóndito, se trataban de sus propios hijos biológicos, engendrados por él y ser el fruto de su amor con el contenedor del kyubi.

Arrancó cuidadosamente el papel del archivo y se lo escondió en el bolsillo, sabía que era imposible, pero recordó la demencia de Orochimaru y lo que su mente enferma concebía. Incluso, Karin no podía olvidar que en muchos de los experimentos fallidos del  serpentino sannin estaba el poder recrear vida en seres estériles, incapaces de concebir en su interior vida y aquella afirmación en uno de los interrogatorios del Uchiha le hacía dudar de si al final el fallecido sannin de las serpientes había logrado su objetivo en Sasuke con la única intención de poder perseverar a los Uchihas para su técnica de traspaso de cuerpo.

Karin llevó la copia a Tsunade, que enfurecida con el contenido de lo que habían conseguido del Uchiha la destrozó en miles de pedazos porque no revelaba nada nuevo para ayudar al rubio, sólo que Sasuke se excusaba de implantar el primer sello en el de ojos azules pero  admitía ser el creador del segundo y del cual, le había dejado en claro que no debía deshacer porque provocaría la rápida extensión del sello y con ello, la dolorosa muerte de Naruto.

Después de escuchar el berrinche de la ex hokage se fue a su casa donde se encontraría sola porque su esposo, Shino Aburame, estaba de misión y no vendría en unas semanas más.

Karin se dio un buen baño y cenó antes de volver a la habitación principal con el papel que había tomado de la prisión para volverlo a leer pero esta vez con atención y sin poder creerlo. Era consciente de que sólo podía hacer una cosa, comprobar que aquello era cierto tomando el ADN de los niños y de los supuestos padres biológicos para asegurarse de que aquello sólo se trataba de otra mentira del Uchiha creada por su defectuosa mente.

Al día siguiente, la pelirroja salió en dirección a casa de Sakura, no era que fuesen grandes amigas pero la de cabello color rosa era agradable y la había ayudado a integrarse en Konoha, muy a pesar de lo que los demás dijeran o actuaban hacia ella, la mujer de gafas estaba muy agradecida con la Haruno. Además, era la responsable de los niños y sólo esperaba tener la oportunidad de quedarse a solas con los pequeños para obtener lo que deseaba.

Cuando la mujer de gafas llegó frente a la casa, tomó un poco de aire para expulsarlo con lentitud antes de tocar la puerta blanca de madera. A los pocos segundos la de cabello color rosa abrió e invitó a Karin a pasar con una sonrisa.

– Hace mucho que no te veía, Karin, y dime ¿cómo te encuentras?. – Preguntó amablemente mientras le servía una taza de té verde junto a un pequeño platito que contenía dangos.

– Gracias. – Dijo al recibir la calida taza de té la pelirroja. – Muy bien aunque, ahora, estoy muy ocupada en medio de una investigación pero hoy decidí tomar el día libre. Ya sabes, se trabaja mejor con la cabeza despejada.

– Sí, tienes razón. No hay nada mejor que un descanso para liberar un poco la tención que se acumula antes de volver al trabajo. – Respondió la de cabello color rosa tomando un poco de té de su propia taza. – Me alegro mucho que vayan las cosas bien con Shino, es un hombre muy reservado pero muy buena persona.

– Sí, bueno… la verdad que a pesar de que no habla mucho y, después de esperar bastante tiempo, al final decidió dar el gran paso. – Dijo sonrojada Karin porque su esposo era todo lo contrario a su estereotipo de hombre que solía imaginar para compartir su vida.

– Te entiendo. Sai, tampoco era el chico con el que imaginaba casarme pero él me aportó tanto que sin darme cuenta me acabé enamorando de él y bueno, ahora estamos felices con nuestra pequeña Miki y pronto aumentaremos la familia. – Reveló la de ojos verdes con una gran sonrisa.

Karin se atragantó con la bola del dango que estaba comiendo al escuchar esas palabras de  Sakura, quien rápidamente se acercó a su compañera para darle unos golpecitos en la espalda y ayudarla.

– ¿Estas embarazada?. – Preguntó la de ojos carmesí.

– No, no es eso. Verá… He pensado en la adopción.

– ¿Adopción? Pero tú puedes tener a tus propios hijos, ¿por qué vas a adoptar?. – Cuestionó sorprendida sin dejar de mirar a la Haruno.

– Si, es cierto que puedo tener hijos pero Sai y yo hemos pensado adoptar al bebé que estamos cuidando. Pronto la misión terminará y los niños será dados en adopción porque no hay ningún tipo de rastro que los vuelva una amenaza. Es lógico que no podemos quedarnos con todos pero si hemos pensado en que sería bueno quedarnos con el bebé para proporcionarle un hogar estable para que crezca feliz y saludable. – Confesó Sakura.

Karin comprendió al entender lo que iba a ocurrir y suspiró antes de tomar otro sorbo de té.

– ¿Y tú cuando piensas animarte a tener un hijo? si no puedes concebir puedes adoptar a uno de los pequeños. – Dijo Sakura asiendo que Karin casi escupiera el té pero, entonces, vio su oportunidad de acercarse a los niños.

– No, no es que no pueda concebir Sakura, es sólo que Shino y yo queremos tomarnos un poco más de tiempo solos pero creo que tienes razón y ya va siendo hora de llenar la casa con un niño. ¿Te importaría si me muestras a los pequeños? siempre podría pensar en la adopción como tú. Además, esos pequeños necesitaran un hogar con urgencia. – Karin tuvo que mentir a la de cabello color rosa para conseguir su objetivo.

– Por supuesto, son unos niños muy tranquilos. Sígueme. – Indicó la Haruno dejando la taza de té en la pequeña mesita para guiar a la pelirroja hasta el cuarto donde su pequeña jugaba junto a los rubitos.

Cuando Karin entró en la habitación, vio las cuatro pequeñas cabecitas rubias y entre ellas a una sola niña que jugaba junto a Miki.

– Niños, venid un momento. – Pidió Sakura para ver como todos los pequeños se acercaron a donde se encontraba. – Karin, ellos son Kenta. – Indicó Sakura cargando al bebé para besarle el carrillo, esto hizo que el niño sonriera abiertamente mostrando toda su inocencia. –  Amaya. – Señaló a la niña rubia. – Shinji y Akira. – Terminó de presentar la de ojos verdes a los pequeños.

– ¡YO SOY MIKI!. – Gritó la pequeña de cabello color rosa de ojos negros a lo que las mujeres se rieron ante la busqueda de la atención de los adultos hacia ella.

– ¿Sakura, te importaría si me quedó aquí un momento con los pequeños?. – Preguntó Karin.

– No te preocupes, tomate todo el tiempo que necesites. – Ofreció la Haruno antes de volver a besar a Kenta que se rió.

– Oka-san… – Balbuceó el bebé cuando la de ojos verdes lo dejó en el suelo.

– ¡Hola! Yo soy Karin. – Se presentó la pelirroja. – Y me gustaría que me dijerais ¿qué os gustaría ahora?.

– ¡QUIERO HELADO DE FRESA!. – Chilló Miki dando saltitos a lo que Karin sonrió ante la hiperactividad de la niña.

– Yo quero un pelito. – Dijo Amaya mientras se mordisqueaba un dedo sin llegar a hacerse daño sacando un ápice de ternura en la adulta.

– Yo quiero estar con oto-san y ka-san. – Dijo Akira mientras que Shinji asentía con la cabeza.

– ¿Y quiénes son oto-san y ka-san? ¿Cómo se llaman?. – Preguntó presuponiendo la respuesta de los menores.

– Oto-san Naruto y ka-san Sasuke. – Respondió Akira escuetamente mientras sus ojitos negros reflejaba un brillo de tristeza y añoranza.

Tras estas palabras Amaya comenzó a llorar al recordar a sus verdaderos padres mientras que Miki comenzó a acariciarle la cabeza para calmar a la rubita.

– ¡AKIRA BAKA!. – Gritó Miki al ver a su amiga llorando.

– ¡KA-SAN UPA,UPA!. – Clamó de repente Kenta mientras aplaudía con una sonrisa para luego extender sus bracitos al aire y mirando a su alrededor esperando a que alguien lo cargara.

– Niños, ¿os importaría si tomo una pequeña muestra de sangre de vosotros?. – Pidió Karina abriendo su bolso que contenía todo lo necesario para tomar un poco de sangre de esos críos.

– ¿Duele?. – Preguntó Shinji al percatarse de la larga aguja de la jeringuilla.

–Sólo un poquito pero si dejáis que os saque un poquito de sangre intentaré que os lleven con vuestros padres. – Chantajeó la de gafas para ver como los dos niños mayores asentían.

– Bien, extiende tu bracito y mira hacia donde está la pelota roja. – Le indicó mientras ataba un elástico a su pequeño brazo y pasaba un algodón con alcohol por la piel que llevaba en el bolso. – Bien, ahora relájate y no dejes de mirar la pelota roja ¿de acuerdo?. –

– Sí. – Respondió al mismo tiempo que Karin clavaba la aguja en el bracito del niño para extraer la sangre. Después de obtener suficiente líquido vital, sacó la jeringa con cuidado para poner un algodón con alcohol antes de terminar de sacar la aguja del todo y flexionar el brazo de Akira para retirarle el elástico que presionaba su brazo.

– Lo has hecho muy bien, no estire el brazo aún ¿de acuerdo?. – Le indicó la de ojos rojos para ver como el niño asentía y repitió lo mismo con Shinji y Amaya aunque con esta última tuvo que soportar que Miki le tirara del pelo por hacer daño a su amiga que estaba dispuesta a defender y cuidar con uñas y dientes.

Por último, fue el bebé pero a él sólo utilizó un pequeño pincho que recogió unas pequeñas gotas de sangre para que Sakura no notara la herida. Después pasó por cada niño traspasando su chakra para cerrar el pequeño orificio y recogió todo antes de irse de aquel lugar.

– Muchas gracias Sakura, pensaré lo de la adopción. Son unos pequeños adorables. –Se despidió Karin para ir directo al hospital donde no le era difícil conseguir una  muestra de sangre del Uzumaki para comparar el ADN.

Con el corazón palpitándole a mil por hora, Karin hizo todo lo necesario para poder ver si en realidad era posible. La primera prueba que hizo Karin fue para revelar que todos los niños eran hermanos, la cual dio positiva. Luego, utilizó la sangre del Uzumaki para comprobar su parentesco y pudo comprobar que el resultado fue positivo. Naruto era el padre biológico de aquellos cuatro niños. Entonces, sólo podía pensar que Sasuke era la posible “madre” como decía en el informe que sacó sin permiso de la prisión.

Karin estaba demasiado confusa pero no podía hacer otra cosa más que ir y hablar con el Uchiha si quería confirmarlo. Siempre podía obligarlo con ayuda de los ambus a que le diera un poco de sangre, alegando que eran ordenes de Tsunade y poder confirmarlo.

La pelirroja introdujo las pruebas de paternidad y parentesco de los rubios en su mochila junto al material necesario para hacerle un análisis a Sasuke.

La de ojos color rojo salió a toda prisa hasta la prisión de Konoha y pidió ver a Sasuke, aunque tuvo que espera durante una hora y media antes de poder estar frente al Uchiha porque estaba en mitad de un interrogatorio con tortura incluida, y al saber eso, el estómago de la mujer de gafas se revolvió incómodo al recordar que ella pasó por ese tipo de procedimiento.

Cuando Karin llegó ante la celda de Sasuke vio al moreno desmayado sobre el suelo, sin pensarlo mucho arrancó el sello de la puerta y entró para comprobar que efectivamente se encontraba inconsciente. Rápidamente, Karin llamó a los ambus y pidió que lo llevara a la enfermería para poder atenderlo y aunque al principio no estaban de acuerdo, al final, aceptaron su exigencia. Cuando Karin se encontró a solas con Sasuke y después de comprobar que tan sólo era un desmayo debido a lo débil que se encontraba, le extrajo una muestra de sangre que se encargaría de analizar, aun y cuando, el moreno le dijese la verdad.

Cuando Sasuke despertó, se encontró en una pequeña habitación pero se dio cuenta que no estaba solo, al levantar un poco la cabeza se encontró con su ex compañera de equipo, Karin.

– Por fin despiertas, te encontré inconsciente en el suelo de tu celda. – Informó Karin que estaba sentada sobre un taburete. – Estoy otra vez aquí porque necesito que me aclares algo, ¿Orochimaru llegó a probar alguno de su experimentos contigo?. – Cuestionó la pelirroja.

Sasuke no respondió tan sólo cerró con fuerza sus ojos mientras se sentaba en la vieja camilla en la que estaba recostado, sintiendo el dolor en todo su cuerpo por la agresiva sesión de Ibiki.

– No me respondas si no quieres pero ya sé que esos niños que estaban junto a ti en el lugar que te escondías, son hijos de Naruto Uzumaki. – Afirmó la pelirroja colocándose bien las gafas. – ¿A caso eres tú la madre de esos niños?.

Sasuke miró a la pelirroja con el entrecejo fruncido, la pregunta era obvia para él pero estaba cansado de los insultos y las mofas a su costa cada vez que había asegurado que los niños eran sus hijos, que él los había gestado.

– Que más da lo que diga, si no me vas a creer, al fin y al cabo, soy tan malvado que solo saldrán mentiras por mi boca. – Respondió el moreno con enfado al sentirse tan impotente en ese lugar.

– Entonces, te da igual lo que le suceda a esos críos, ¿cierto?. – Preguntó la mujer en un intento de que el Uchiha hablara y viendo como este tensaba todos los músculos de su cuerpo. – Bueno, ayer parecías muy interesado en si estaban bien. – Ensartó desinteresadamente sin dejar de mirar al de ojos negros.

Sasuke apretó los puños con fuerza, pues él si quería saber sobre los niños, quería verlos y abrazarlos, llenarlos de besos y escuchar sus vocecitas llamándolo. Por ello, sin poder evitarlo, ante todos esos pensamientos de anhelo, el poseedor del sharingan comenzó a derramar lágrimas inconsolables.

Karin no pudo evitar sorprenderse por el estado tan frágil que estaba mostrando el Uchiha.

– ¿Si te digo me creerás?. – Preguntó el moreno mirando a la chica pero esta no hizo ninguna señal que mostrara que si lo creería. Por lo que en sus labios se formó una amarga sonrisa para dirigir su mirada al frente. – Yo… amo a Naruto, siempre lo he hecho pero nunca lo he aceptado hasta que me di cuenta de lo estúpido que he sido en todo este tiempo y que lo único que he estado haciendo es dejarme guiar por la oscuridad, por un odio que solo me ha dejado dolor. He cometiendo un error tras otro que sólo ha afectado a las personas que alguna vez les he importado o puede que aun les importe pero no pueden aceptarme como antaño. – Sasuke sorbió por su nariz con fuerza mientras se pasaba las manos por su rostro para secar la humedad. – Lo que te dije sobre el sello de Naruto y que fue Madara quien se lo puso es verdad, aunque entiendo que no quieras creerme. – Volvió a repetir el Uchiha con una carcajada amarga. – Mientras cuidaba de Naruto… mis sentimientos hacia él, que estaban dormidos, despertaron pero fui incapaz de hacer nada sólo me quedé junto a él cuidándolo porque debido a la fiebre era imposible que lo pudiese traer hasta Konoha aunque pensé muchas veces en avisar a los shinobis de esta villa, me fue imposible. No era capaz de arriesgarme y dejar a Naruto sólo con el peligro de que recayera en fiebre. Tenía miedo de lo que podría sucederle y sabía que no me lo perdonaría nunca. – Las manos del moreno apretaron los harapos que llevaba por ropa. – El tiempo fue pasando y, entonces, un día Naruto se me confesó, me dijo que él sentía lo mismo que yo sentía por él. – En esa parte una diminuta sonrisa apareció en los labios secos y resquebrajados del Uchiha al recordar el momento. – No es difícil imaginar lo que ocurrió. – El de ojos negros suspiró. – Al principio, no sabía que me ocurría pero a medida que iba pasando el tiempo me percaté de lo insólito que me estaba ocurriendo y, a pesar de que en un comienzo me asusté, termine aceptándolo. Le conté a Naruto del pequeño milagro que había formado nuestro amor. – Sasuke miró a Karin a los ojos mientras rememoraba lo ocurrido y la felicidad del momento. – Esa vez fue Akira quien llegó a nuestras vidas y detrás de él siguieron Shinji, Amaya  y Kenta. – Sasuke suspiró y esperó a lo que la mujer diría sobre ello.

– Así que no es una alucinación. – Afirmó Karin. – Orochimaru probó en ti la técnica de fertilidad y al parecer eres el único que lo ha conseguido aceptar en tu cuerpo permitiéndote albergar una nueva vida de manera natural como ocurre en el cuerpo de una mujer.

– ¿Entonces si fue por culpa de Orochimaru?. – Preguntó Sasuke al oír lo que en algún momento supuso. – Puede que no fuera una idea genial pero gracias a él he podido conseguir la representación material del amor que sentimos Naruto y yo. – Susurró acariciando su vientre acto que no se le escapó a Karin.

– Sasuke, si quiere recibir aunque sea un poco de mi ayuda debes decirme, ¿puedes confiar en mí?. – Se sinceró Karin acercándose al moreno, que asintió con la cabeza, para cogerles las manos. – ¿Estas embarazado ahora?. – Fue directa al grano.

Sasuke se sonrojó.

– Sí, creo que tengo poco más de un mes. – Murmuró avergonzado el de ojos negros.

– Vale… – Suspiró Karin cerrando los ojos reconociendo que eso no era bueno y mucho menos en la situación que se encontraba en esos momentos. – ¿Quién fue la persona que te atendió en el momento de  la llegada de tus hijos al mundo?. – No pudo evitar sonrojarse también ella al imaginarse a un Sasuke parturiento.

– Naruto. – Respondió claramente Sasuke si atisbo de duda. – Yo le enseñé como debía de comportarse y tenía que hacer para que me pudiera atender y ayudara a nuestros hijos a nacer. – Explicó el de ojos negros porque sabía que Karin podría ser su única oportunidad.

– ¿Has sufrido algún aborto?. – Preguntó con temor le pelirroja.

– No.

– ¿Has tenido algún problema durante los partos?.

– No.

– ¿Y problemas en medio del proceso de incubación del feto?.

– No.

– ¿Te han practicado cesárea?.

– No. – Ante esta respuesta de Sasuke, Karin se asombró. – ¿Ahora me dirás tu sobre mi familia?. – Pidió Sasuke lastimeramente, apretando las manos de la pelirroja, expectante a saber sobre sus hijos y Naruto.

Karin expulsó una gran cantidad de aire antes de empezar a contarle a Sasuke.

– Naruto se encuentra en el hospital y Tsunade-sama se ocupa de él. Yo pertenezco a su equipo, así que también me encargo del estudio del sello y controlar su estado. – Aclaró. – Al tercer día de traeros a Konoha, Naruto despertó muy alterado, no sé muy bien lo que ocurrió, pero Naruto intentó atacar a Tsunade-sama y por ello, está sedado con una fuerte dosis de calmantes para poder seguir analizando el sello y buscar algo que lo elimine sin arriesgar su vida ni que afecte al sello que tiene cautivo al binju. – Karin suspiró nuevamente porque sabía que lo que venía a continuación no sería fácil para el Uchiha. – Tus hijos se encuentran bien, Sasuke. Hoy, yo misma los he visto y están en perfectas condiciones. – Karin vio como Sasuke sonreía feliz por saber que sus hijos estaban bien. – El hokage pensó que tus hijos podrían ser peligrosos o que les habías puesto algún tipo de jutsu. Por ello, le pidió a dos ninjas de confianza de la villa que se hicieran cargo para saber si tenían algo sospechoso pero no han encontrado nada especial. Así que pronto se le retirará la custodia de tus hijos a esos shinobis.

–¿Y qué ocurrirá con mis hijos después?. – Preguntó Sasuke sintiendo como un enorme nudo de saliva se instalaba en su garganta, que a duras penas le dejaba hablar, y estaba comenzando a hiperventilar.

– Sasuke, el hokage dictaminó que si los niños resultaban ser inofensivos…ellos…serían tratados como cualquier huérfano de la villa. – Terminó susurrando la de ojos escarlata.

Sasuke abrió grandemente los ojos para comenzar a soltar lágrimas traicioneras de sus orbes negras.

– No…mis hijos no…¿qué pasa con Naruto? ¿por qué no se lo entregan a él, es su padre?¿no tienen derecho…? ¿no pueden hacerle eso a mis hijos? ¿no… no pueden separarlos?. – Lloró Sasuke porque él sabía mejor que nadie cual era el protocolo a seguir que llevaría un huérfano en Konoha hasta que al final, si nadie se declinaba a adoptarlo le daría una ratonera por casa y serían inscrito en la Academia Ninja siendo el blanco de las burlas y los desprecios del resto de alumnos y profesores teniendo en cuenta que él era parte de sus vidas.

Karin abrazó a Sasuke sin importarle que su situación fuera la de un delincuente peligroso porque ella sólo estaba viendo en ese momento a un ser destrozado por el sufrimiento, la angustia e impotencia de que iba a perder lo más preciado que tenía en la vida. Fue en ese momento que la pelirroja se arrepintió de todo lo que le había dicho el día anterior al moreno.

Karin se arrepintió de decirle la verdad a Sasuke y no pudo evitar el detestar a Sai en ese instante, por abrir su boca y revelar el paradero del rubio porque su intervención para traer de vuelta al Uzumaki había traído una grave consecuencia, no era otra, que el hacer  sufrir a una familia entera rompiendo la felicidad que mantenían en su escondite.

Sin lugar a duda, para Karin había sido un error demasiado grande el que se había ocasionado.


……


Naruto en medio de su anestésico estado inducido por los calmantes, sentía una fuerte opresión en el pecho, demasiado angustiante como para hacerlo derramar lágrimas sin saber la verdadera razón. El rubio sólo podía presentir de qué se trataba de algo muy malo y doloroso.

Sin embargo, nadie pareció darse cuenta de su padecimiento porque las pocas personas en aquella habitación estaban muy ocupadas en sus papeles y muestras.

“Sasuke… ¿qué pasa?”– Pensó antes de caer desmayado.

+_+_+_Flash back +_+_+_

Naruto, Sakura y Sasuke estaban en medio de un bosque y detrás de ellos estaba el anciano que bebía directamente de la boca de la botella. Frente a ellos había un ninja con una enorme espada que tenía a Kakashi retenido en el interior de una prisión de agua.

– ¡Escuchadme bien, no intentéis nada os ordeno que huyáis!. – Gritó Kakashi desde el interior de su celda liquida. – ¡Coged a Tazuna y salid de aquí! ¡No podréis enfrentaros a Zabusa vosotros solos, es muy peligroso!.

8–8–8–8–8–Interrupción–8–8–8–8–8

Sasuke, Naruto y Sakura estaban en un puente y frente a ellos estaba el Hatake que les mostro tres solicitudes.

– Esto es un poco repentino pero os he presentado para la prueba de acceso ninja a grado medio y podáis convertiros en chunin. – Reveló Kakashi entregándoles las solicitudes a sus alumnos.

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Sakura, Naruto y Sasuke estaban en una sala que les permitía salir a un patio interior del edificio en el que se encontraban y frente a ellos estaba un chico de ojos grandes y redondos, cejas pobladas, pelo cortado en redondo que vestía una horrible mallas verdes.

– Mi nombre es Rock Lee. – Se presentó el extraño chico. – Y debería presentarte por educación. – Espetó señalando a Sasuke.– ¿Me estas escuchando, Sasuke Uchiha?.

– Así que sabes quién soy… – Respondió Sasuke.

– Quiero pelear contra ti. – Confesó Lee.

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Naruto, Sasuke y Sakura se encantaban en una sala llena de figuras distorsionada pero Sasuke tenía a una rubia de pelo larguísimo atado en una coleta sobre su espalda.

– Te he extrañado mucho, Sasuke-kun… ya tenía ganas de abrazarte. – Coqueteaba la chica.

– ¡Ino-cerda, apártate de Sasuke-kun ahora mismo!. – Ordenó Sakura.

Las chicas comenzaron a pelearse mientras que Naruto miraba a dos chicos detrás de Sasuke, uno gordo que estaba comiendo papas fritas y con espirales dibujadas en sus mofletes mientras que el otro chico, tenía el pelo largo y negro que lo llevaba sujeto en una coleta alta y mantenía una actitud perezosa.

– ¿Qué hacéis ustedes aquí? No vais a superarlo. – Dijo el de coleta.

– Si sois los idiotas. – Respondió Naruto.

– Deja de referirte a nosotros con esa palabra. – Pidió el chico gordito.

– ¡Que problemático!. – Se quejó el de coleta.

– Shikamaru… – Sonrió el gordito antes de volver a engullir papas fritas.

– ¡Hola!. – Saludó un chico con colmillos y triángulos rojos pintados en sus mejillas que llevaba sobre su cabeza a un pequeño perro blanco con las orejas marrones.

– ¡H-ho…hola!. – Tartamudeó una chica de ojos blanquecinos y pelo corto negro que iba caminado cerca de un chico con pequeñas gafas de sol y con un aura misteriosa a su alrededor.

– Estáis todos. – Declaró el chico que tenía al perro.

– ¿Vosotros también?. – Preguntó con cansancio el de coleta.

El chico gordito se estaba acercando al dueño del perro cuando fue detenido por el que tenía gafas de sol.

– Ten cuidado por donde caminas, Chouji. –

– ¿A qué te refieres, Shino?. – Preguntó para ver como el de gafas le señalaba a un insecto que estuvo a punto de aplastar.

– Al parecer vamos a estar los nueve novatos. – Respondió el de los triángulos en el rostro. – Ya quiero saber lo fuerte que sois, ¿cierto Sasuke?.

– ¡Vaya! ¿Te crees bueno, Kiba?. – Contestó el Uchiha.

– No pienso perder. – Declaró Kiba.

– ¡Callanté! YO SÍ QUE NO VOY A PERDER ANTE VOSOTROS. – Gritó Naruto.

– Perdónalo, Naruto-kun… Ki~Kiba no lo dijo de esa forma… – Se excusó la chica de los ojos blanquecinos.

– Haber si os calláis. – Interrumpió un chico mayor que usaba gafas redondas y tenía el pelo plateado, peinado en una coleta baja.

– ¿Quién te crees para hablarnos así?. – Preguntó una molesta Ino.

–Me llamo Kabuto Yakushi. – Se presentó el desconocido.

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Un hombre alto, con cicatrices en la cara y con un pañuelo con la insignia ninja en su cabeza, estaba siendo acompañado de un grupo de figuras borrosas, aparecieron en medio de una nube de humo en el aula en que se encontraba Naruto junto a sus compañeros y más personas que solo podía ver como un montón de borrones.

– Soy Ibiki Morino y soy el encargado de esta primera fase del examen de acenso a chunin.

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Naruto se encontraba sentado en un pupitre de una gran aula.

– Na~Naruto-kun… – Llamó alguien a su lado.

– ¡Eres tú, Hinata!. – Dijo sorprendido el rubio al ver a la de ojos blancos sentada a su lado.

8–8–8–8–8–Interrupción–8–8–8–8–8

– El siguiente combate será entre Shikamaru de Konohagure y Temari de Tsunagakura. – Se escuchó en todo el estadio.

Naruto miraba como Shikamaru se iba a enfrentar a la chica de las cuatro coletas, que abrió el enorme abanico que portaba a su espalda.

8–8–8–8–8–Interrupción–8–8–8–8–8

Naruto estaba vestido de negro y llevaba una flor blanca en la mano, a su lado estaba Sasuke y Sakura. Los tres se acercaron para dejar la flor al lado de donde se encontraba la fotografía de un anciano.

– El tercer hokage… – Escuchó susurrar a Sasuke antes de depositar la flor que tenía entre sus manos junto a las demás.

+_+_+_End flash back +_+_+_


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