-Recuerdos conflictivos.-
Sasuke
despertó y lo primero que vio fue el
rostro de Naruto que descansaba plácidamente, al parecer la fiebre se le había
retirado, alegrándolo porque no le agradaba ver al Uzumaki sufriendo y por
mucho que en el pasa él había sido la causa del dolor del rubio, ahora, se
arrepentía de ello.
Intentó
levantarse pero un horrible dolor en su bajo vientre que surcaba su interior
desde su trasero hasta su ombligo y, desde ahí, se extendía por todo su cuerpo,
lo invadió atrozmente. Entonces, recordó todo lo sucedido el día anterior y con
la necesidad de comprobarlo, levantó las cobijas que lo cubrían descubriendo su
desnudez.
El
Uchiha vio su barriga que, a pesar, aún estaba hinchada ya no era como cuando
el bebé estaba en su interior. No pudo evitar pasar una de sus manos en una
añorada caricia pero ese momento fue interrumpido por un gimoteo que pretendía
convertirse en un sollozo cerca de él.
El chico
de ojos negros miró desde donde provenía aquel ruidito y descubrió a su bebé
que se movía dentro de la improvisada cuna que había creado a partir de un
cesto.
Con
esfuerzo e ignorando el horrible dolor, Sasuke se sentó en la cama y estiró sus
brazos para coger al niño que se había deshecho de la toalla que lo tenía
envuelto, resguardándolo del frío, y mostrando su desnudito cuerpecito mientras
movía sus extremidades sin parar como si deseara demostrar la vitalidad que
poseía.
El
Uchiha lo cargó en su brazos para envolverlo con la calidez de su piel, que no
estaba cubierta con algún tipo de tela y con sus negros ojos miró al pequeño,
aún y cuando permanecía con sus ojitos cerrado, -tenía el cuerpo cubierto de los
resto de placenta y sangre-, no dejaba
de moverse y gimotear.
Acarició
con delicadeza, en un tacto superficial, la pequeña cabeza sin pelo antes de
besar la frente de su hijo. Todavía asombrado de tenerlo en sus brazos el poseedor
del sharingan, lo comenzó a mecer. Cuando para su sorpresa, el bebé atrapó uno
de sus erectos pezones con su diminuta boca y comenzó a mamar para reclamar su
necesidad.
Completamente
asustado por lo que la inocente criatura había hecho, lo separó con rapidez de
su cuerpo y, entonces, vio como una gota blanquecina, casi trasparente, resbaló
por su pecho procedente de su rosado pezón.
Con
cuidado y manteniendo al bebé que estaba por llorar presionó su pecho para
comprobar que lo que había visto no era una alucinación sino la realidad y así
lo pudo comprobar, cuando de este salió otra gota de leche que sin dudar se
llevó a su boca probando la acida sustancia que estaba brotando de su cuerpo.
Sasuke
se sorprendió al comprobar que no tenía mal sabor y tampoco era nocivo para,
nuevamente, recordar que la producción de leche era de lo más habitual en las
mujeres y, en ese momento, maldijo a las drogas de Orochimaru y al mismo sannin
como a su fiel discípulo, Kabuto. Después de recordar un millón de improperios
calificando a su difunto sensei, acercó a su bebé a su pecho que volvió a
atrapar el pezón con la boquita y sin demora
extrajo su alimento.
Naruto
despertó y lo primero que captaron sus ojos azules fue el de su compañero
sentado con su espalda apoyada en las almohadas y entre sus brazos a su hijo.
Sonriendo se levantó para ver como el bebé succionaba uno de los pezones de
Sasuke con una de sus manitas apoyadas en el pecho del moreno.
Sasuke
miró al rubio con una cara de frustración absoluta y ojos de enfado, por el
hecho de que podía lactar para su hijo, -demasiado antinatural para un hombre-,
y sobre todo para él.
El
Uzumaki ante esa contemplación que prácticamente lo estaba regañando no pudo
hacer otra cosa que bajar su mirada con
tristeza, pensando que se merecía esa molesta mirada por no haber podido
ocuparse del estado de su compañero con anterioridad y practicar la cesárea que
habían planeado desde un principio. Eso hizo que su corazón palpitara
dolorosamente.
– Lo
siento. – Se disculpó el de ojos azules apretando las mantas que los cubrían.
Sasuke
volvió a mirar a su compañero confuso por no entender el por qué se estaba
disculpando.
–
¿¡Qué!?
– Perdóname,
se que estas molesto y lo merezco, después de todo soy una carga, no he podido
ni siquiera estar bien el día que más me necesitabas, el mismo día que nació el
bebé. – Naruto tragó saliva con fuerza y continuó hablando sin darle tiempo al
dueño del sharingan a interrumpirlo. – Ni siquiera debiste de quedar embarazado
o pasarlo aquí donde no había nadie más que te pudiese ayudar. Yo… lo siento
mucho, debí resistirme a mí mismo para que tú no acabaras sufriendo todo esto.
–
¿Pero qué estás diciendo? – El silencio fue la respuesta que obtuvo. –
Naruto, tú eres la persona a la que quiero y me has ayudado a traer a este niño
al mundo. No podría estar más feliz y agradecido contigo después de todo lo que
has hecho por mí. – Sasuke suspiró observando como el rubio continuaba en ese
estado deprimido. – No importa si me ayudaste antes o después a que nuestro
pequeño naciera porque has estado ahí, conmigo y has cumplido tu palabra de
ayudarme a traer al mundo a nuestro pequeño. Además, que ya tienes suficiente
con tus fiebres como para dejarte adoptar el papel de sumiso, créeme cuando te
digo que a mí no me importa serlo y algo insignificante comparado a lo que es
el estar contigo. – Terminó confesando con un leve sonrojo que el contenedor
del kyubi no captó.
– Por
favor Sasuke, tú sabes que soy una carga que ni siquiera puedo recordar quién
eras en mi vida antes de todo esto y que estoy enfermo yo sé… sé que estoy muriendo. – Confesó el de ojos
azules. – Así que no mientas, por favor, no soy tan idiota como para no
entenderlo.
Sasuke
abrió sus ojos al descubrir que Naruto se había dado cuenta de la finalidad de
aquel sello que lo estaba matando lentamente aún cuando le había puesto otro
sello para contenerlo.
El
moreno apartó al saciado bebé de su pecho para darle unos golpecitos en la
espalda y que expulsar los gases como había visto hacer a muchas de las mujeres
que eran parte de los experimentos de Orochimaru y habían tenido hijos en su
cautiverio. Cuando el pequeño soltó sus gases lo depositó en el interior del
cesto en el que lo abrigó con la toalla.
–
Naruto, sé que no eres idiota y ten por seguro que sino me importaras no hubiera
considerado el ayudarte en aquel momento, después de resultar herido. No
pienses que siento lástima por ti porque no es así, yo te amo y estoy feliz de
que sientas lo mismo hacia mí, de que estés aquí cada día y de haber tenido un
hijo contigo. – Sasuke observó como aquellos ojos azules chocaron con los suyo.
– No importa sino me recuerda porque lo que realmente importa es el ahora y el
cómo a partir de este momento comiences a escribir tú vida. La cual deseo que
quieras seguir junto a nosotros. – Terminó mirando a su pequeño que no dejaba
de moverse dentro de la cuna y ya se había vuelto a quitar la toalla para dejar
su pequeño cuerpito desabrigado. – Y no te engañaré, ese no es mi estilo. Todo
este tiempo he estado buscando algo para ayudarte y hacer desaparecer este
sello. – El moreno tocó el hombro de su compañero con su dedo índice. – No
puedo permitir que mueras… no ahora que somos una familia. – Reveló viendo aquellos
ojos azules que lo miraban asombrados.
–
Sasuke… gracias. – Musitó el Uzumaki abrazándose al Uchiha y siendo
correspondido por el contrario mientras comenzaba a sollozar al sentirse
querido por el de ojos negros.
Sasuke
apretó entre sus brazos al rubio cuando sintió como el cuerpo de su amante se
había desplomado sobre él.
+_+_+_Flash back +_+_+_
Naruto
se encontraba en el interior de una habitación concentrando su chakra junto a
un montón de kagebushin suyo, cuando fue interrumpido por unos leves toque en
la puerta.
Sin
más, el rubio deshizo la técnica y fue a abrir la puerta para terminar asombrado
porque frente a él estaba un hombre muy parecido a Sasuke. Aunque este
desconocido lo miraba con unos ojos de color rojo, tenía el pelo largo atada en
una coleta baja y en su rostro tenía marcadas unas ojeras.
El
hombre iba vestido con una especie de gabardina negra con nubes rojas y tenía
sus uñas pintadas de violeta.
Al
lado del moreno había un hombre alto con apariencia de tiburón, al grado que su
piel era extrañamente azulada y portaba una enorme espada pero iba vestido con
el mismo atuendo que su acompañante moreno.
– ¿No
me puedo cree que este enano sea el contenedor del nueve colas?.
–
¡Cállate Kisame!. – Ordenó el moreno. – Naruto-kun, nos gustaría que nos acompañaras.
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Naruto
se encontraba junto a figuras distorsionadas de lo que se suponía eran personas
saltando por las ramas de los árboles hasta llegar a un campo abierto donde se
detuvieron porque frente a ellos apareció el hombre que se parecía a Sasuke.
Escuchó
como un sonido corto que no logro diferenciar produjo una de las figuras.
–
Uchiha Itachi. – Pronunció con furia Naruto.
Una de
las figuras emitió unos sonidos extraños que no era capaz diferenciar.
– Hace
mucho que no nos vemos, Naruto-kun. – Habló el moreno y observó como su boca se
movía como pronunciando otra palabra sin sonido y que fue incapaz de leer.
–
Maldito. – Escupió el rubio. – No sólo habéis venido a por mí sino que también
tuvieron que involucrarlo a él, ¿eh?. – Naruto apretó sus puños antes de seguir
hablando y levantar su brazo para señalarlo. – Te voy a sacudir.
Otro
sonido procedente de otra de las figuras que estaba delante de él captó su
atención.
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Naruto
se encontraba muy enfadado en el interior de una cueva. Una figura
distorsionada lo estaba reteniendo y frente a él un rubio de pelo largo que
llevaba parte de su cabello suelto y una pequeña coleta hablaba con su
compañero más bajo. Ambos hombres tenían la gabardina negra con nubes rojas
aunque el atuendo del más bajo era una especie de capa.
– Maestro
Sasori, yo quiero hacer frente a este jinchuriki. – Pidió el rubio de coleta.
– No
debes tentar a tu suerte, Deidara. Recuerda que las órdenes son un jinchuriki
por miembro de Akatsuki. – Le recordó en una advertencia el más bajo sin dejar
de estar en alerta a un posible enfrentamiento inminente con Naruto y el resto
de personas que lo acompañaba
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Naruto
se encontraba corriendo y frente a él estaba una persona con una apariencia
extraña con dos seres de mascaras blancas que salían de su espalda.
El
Uzumaki estaba combatiendo contra ese extraño shinobi y antes de atacarlo se
oculto entre sus clones para engañarlo.
El
shinobi picó el anzuelo explosionando el kagebushin mientras él le asestaba su
jutsu por la espalda y cuando su enemigo se dio cuenta ya era demasiado tarde
para esquivarla.
Una
enorme explosión surgió al chocar su técnica contra el cuerpo de su enemigo
lanzándolo lejos de donde estaba padeciendo su jutsu aquel extraño sujeto.
Naruto
sonrió al ver su victoria.
– Lo
he vencido…- Afirmó Naruto. – He vencido a Kakuzu. – Pensó sin dejar de sonreír
por su reciente victoria.
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Naruto
se encontraba en medió del bosque oculto detrás de un árbol y una capa envolvía
su cuerpo ocultando sus ropas.
– Sé
que estás ahí, Naruto-kun.
El
Uzumaki salió de su escondite para quedar frente a él.
–
¿Quieres atraparme?. – Preguntó con recelo el contenedor del kyubi.
– No,
sólo deseo hablar contigo. – Aseguró mientras hacía explosionar a dos kagebushin
del Uzumaki que pretendían atacarlo por la espalda.
– ¡NO
VOY A ESCUCHARTE!. – Gritó el rubio. – ¡Y tampoco puedo dejarte escapar porque
te necesito para poder encontrar a Sasuke!
– ¿¡Mi
hermano!?. – Preguntó con atisbo de asombro en su rostro el moreno. – ¿Para qué
quieres encontrarlo?
–
Porque para mí, Sasuke es como un hermano. – Declaró con seguridad el Uzumaki.
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Naruto
estaba rodeado de cuervos que no dejaban de graznar y con los mismos ojos que
tenía Itachi. Cuando uno de esos cuervos se introdujo en su boca y sin poder
hacer nada para evitarlo, lo tragó.
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Naruto
estaba luchando junto a más personas a las que aún no podía distinguir por la
deformidad que los cubría contra un hombre de mascara color naranja y la misma
gabardina negra con nubes rojas que Itachi, al que no eran capaz de asestarle
un golpe porque lo atravesaba como si cuerpo no fuera real. Cuando al lado del
hombre apareció desde la rama del árbol
otro hombre de ojos dorados, pelo verde con la mitad del cuerpo blanco y la
otra negra que parecía una gigantesca planta.
– La
batalla ha concluido entre Sasuke e Itachi. – Anunció el recién llegado al
enmascarado sin tomarle importancia a Naruto y el resto de personas.
– ¿Y
cuál ha sido el resultado, Zetzu?
–
Sasuke ha vencido, Tobi. – Afirmó el extraño ser de piel bicolor.
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Naruto
está sobre los sapos que era capaz de invocar y a su alrededor, tan sólo había
un gran cráter.
– ¿Qué
ha ocurrido aquí?. – Pensó en voz alta Naruto.
Dejó de seguir asiéndose preguntas al sentir una presencia pero, para su
sorpresa, aparecieron ante él 6 personas de pelo naranja y ojos ondeantes. Los
seis vestían la gabardina negra con nubes rojas.
– Ya
era hora de que aparecieras. – Dijo uno de aquellos desconocidos de raros ojos.
– Esos
son Pain, Naruto. – Le informó uno de los sapos que estaban en su hombro. – Fueron
los que mataron a Jiraiya.
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Naruto
se encontraba frente a un pelirrojo sobre una especie de carro que se le
marcaban las costillas y una mujer de pelo azul con una flor en la cabeza que
vestía la misma gabardina negra con nubes rojas.
– Ponte
a un lado Konan. – Le dijo el pelirrojo a la mujer.
–
Nagato…
– Así
que te escondías aquí. – Afirmó Naruto. – Pain real.
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–
Entonces él era Yahiko. – Dijo Naruto con un libro en sus manos recordando al
último Pain de pelo corto y naranja. Ojos ondeantes y 6 piercing en la nariz.
–
Ambos tuvimos el mismo sensei. – Dijo el pelirrojo de ojos ondeantes.
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La
mujer de pelo azul estaba frente a Naruto y formó con papel un ramo de rosas que
le entregó a Naruto.
–
Nagato creyó en ti y yo también lo haré, ahora. – Habló la mujer de pelo azul.
– Yo
he heredado la voluntad de mi sensei y sus alumnos anteriores a mí. – Afirmó el
rubio viendo como la mujer sonreía.
– Me
iré de Akatsuki ahora que no está Nagato, ya no somos enemigos, Naruto. –
Aseguró Konan.
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Naruto
dio un salto para poder coger entre sus brazos a aquella figura distorsionada
recibiendo un arañazo en su mejilla debido a un kunai.
Cuando
el rubio giró su cabeza para ver a la persona que tenía en sus manos el kunai
que lo había ayudado se encontró con Sasuke. Pero el contacto visual de ambos
no duró mucho cuando Sasuke tomó posición de defensa para protegerse de un
ataque de alguien a quien no podía ver su aspecto o escuchar su voz.
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Naruto
salió corriendo sobre el agua para atacar a Sasuke con una de sus mejores
técnicas sin apartar ni un instante la conexión con la mirada de demencia de
Sasuke.
Naruto
escuchó un sonido agudo a su espalda pero no le prestó atención sólo podía
pensar en detener a Sasuke.
– ¡CHIDORI!.
– Gritó Sasuke chocando su jutsu con el de Naruto.
–
¡RASENGAN!. – Gritó Naruto chocando su técnica con la del Uchiha.
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Naruto caminó unos pasos delante de las
figuras deformes escuchando el ruido de una de ella, sin dejar de observar a
Sasuke que se encontraba junto al enmascarado y a una parte del hombre de pelo
verde.
–
Tengo que decirle algo a Sasuke. – Habló Naruto.
–
Espera. – Pidió Sasuke poniéndose de pie totalmente.
– ¿Sasuke
recuerda lo que me dijiste cuando luchamos en el Valle del fin?. Estoy seguro
que has podido ver en mi interior y eres consciente de lo que ocurrirá en
nuestro próximo encuentro. – Anunciaba Naruto cruzándose de brazos deteniendo
sus pasos sobre el agua. – Ambos moriremos.
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Naruto
estaba junto a muchas figuras distorsionaban que no dejaban de gritar porque
frente ha ellos se encontraba un herido Kisame que había utilizado un jutsu de
agua, en el cual se encerró e hizo la
invocación de un tiburón.
Naruto
observó atónito como la propia invocación de Kisame lo devoraba al percibir el
olor de la sangre.
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Naruto
estaba en el suelo completamente agotado y frente a él estaba Sasuke con su
mangekyu sharingan activado, el cual lo había envuelto por una especie de
esqueleto.
Naruto
vio como la ballesta lo apuntaba y no pudo evitar sonreír a pesar de que
también se sentía asustado ante la inminente derrota.
– Te
lo dije desde el principio, Naruto. Este es tú fin. – Habló Sasuke con
superioridad antes de ver como se accionaba la ballesta de aquella extraña
técnica.
Naruto
ante lo inminente, cerró sus ojos con fuerza.
+_+_+_End Flash back +_+_+_
Naruto
abrió lentamente sus ojos azules para encontrarse con unas pupilas negras que
lo observaban con preocupación en la habitación iluminada con velas. Un
escalofrío recorrió el cuerpo del Uzumaki al recordar las últimas imágenes pero
al ver a su hijo le hizo sacudir su cabeza en un intento de borrar aquellas
imágenes que parecían tan reales, por
alguna razón que no entendía del todo y esperaba que no formasen parte
de su pasado porque sentía como le dolía en su interior.
El
Uchiha tenía en sus brazos al pequeño bebé completamente limpio y vestido con
una ropita que el moreno había hecho a partir de una de sus camisas y cubierto
con un pañal de tela su parte baja que se podía percibir por lo abultado que
estaba la ropa del infante.
Sasuke
tenía su pecho al descubierto mientras el pequeño niño chupaba con tranquilidad
el pezón del moreno para obtener su alimento.
–
¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?. – Preguntó volviendo a mirar a Sasuke
al mismo tiempo que se sentaba en el colchón.
– Todo
el día, ya ha anochecido. – Respondió el de ojos negros haciendo una mueca al
sentir como el bebé succionó con demasiada fuerza haciéndole daño al salir la
leche.
Naruto
desvió su atención a la llama de la vela y sus ojos presentaron un brillo
confuso al recordar, nuevamente, todas aquellas imágenes.
– ¿Te
encuentras bien, Naruto? – Preguntó Sasuke. – Mientras a estado desmayado no
has sufrido fiebre pero tampoco conseguí despertarte.
–
Cuando estaba inconsciente pude ver a personas… que dijeron cosas… y tú… – el
rubio sacudió su cabeza porque en su mente aún retumbaba la palabra “hermano”
unida al nombre de su compañero. Además, de que aún estaba dolido por aquella
actitud de Sasuke en la que parecía decidido en acabar con su vida.
– ¿Yo…?
– Preguntó Sasuke con algo de temor a que el rubio recordara su estupidez en el
pasado y quisiera abandonarlo por ello. En lo que podía incluir el llevarse a
su hijo, al cual afianzó en sus brazos protectoramente mientras seguía
comiendo.
–
¡Olvídalo! Puede que sea una alucinación o algo parecido después de haber
pasado por todas esas emociones que me provocó al nacer Akira. - Dijo con una sonrisa el rubio.
– ¿Akira?.
– Preguntó Sasuke con una pequeña idea a quien se refería con ese nombre.
– Sí, Akira.
Es el nombre que debería llevar nuestro hijo. – Afirmó acercándose a su
compañero para besar la calva cabecita del bebé. – Al fin y al cabo, es normal
que un padre decida el nombre de su hijo.
Sasuke
cerró sus oscuros orbes en una muestra de pensar lo dicho por el rubio y
suspiró porque el nombre que había elegido el ojiazul tampoco era tan malo.
– Me
parece un buen nombre para nuestro hijo. Uzumaki Akira. – Susurró Sasuke
observando a su pequeño que estaba dejándose dormir mientras aún continuaba
lactando.
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