domingo, 28 de mayo de 2017

Repercusiones -31-


-Vacilaciones.-

Itachi miró a su hija que dormía plácidamente en su regazo para luego, volver a mirar a su hermano que estaba sentado frente a él en espera de que hablase.

– Debo… disculparme por la improcedencia en que me marché, Sasuke, y lo siento no debí de tomar una decisión tan precipitada porque puede… que el camino que elegí continuar no fue el correcto. – Se disculpó Itachi escuchando el sonido de la tetera que indicaba que el agua de su interior ya estaba caliente. – Sin embargo, no me arrepiento de lo que hice.

– No te disculpes si aún no me has contado nada. – Respondió Sasuke mientras se levantaba de su lugar y apartaba la tetera del fuego para preparar el té que sirvió a su hermano. – A pasado mucho tiempo sin que haya sabido de ti y ahora apareciste de la nada. Te he necesitado y no he podido dejar de sentirme preocupado por ti en todo este tiempo.

– No era mi intención. – Itachi suspiró antes de continuar. – Sasuke, yo… yo antes de marcharme conocí a un hombre y aunque me habían advertido de las intenciones que tenían los hombres ante las mujeres y los donceles no fui capaz de soportar lo que sus elegantes modales y sus palabras bondadosa comenzaron a hacerme sentir. – Itachi hizo una pausa para mirar a su hermano a los ojos. – Yo me enamoré irremediablemente de ese hombre y todo pasó tan rápido que no me percaté del instante que me abrigó con su cuerpo para formar parte de él.

– Itachi, tú… – Pronunció Sasuke con temor.

– Sí, yo he pecado con ese hombre, Sasuke, pero lo hice por amor y lo volvería hacer mil veces más porque lo que Kurama me hace sentir va más allá de los sentimientos de cariño que alguna vez había imaginado cuando pensaba en el amor o lo que reflejan los libros de romances. – Afirmó con convencimiento Itachi. – Por eso, cuando él me pidió irme a su lado no pude rechazarlo porque quería mostrarle que era el doncel que podría llegar a hacerlo feliz. Quería transferir mi sentimientos en él, que supiera que lo que siento por él va más allá de lo conocido y creí haberlo conseguido cuando nació Minako pero… pero… – Itachi no pudo continuar hablando sin que la presión que oprimía en su pecho saliera en un sollozo.

Sasuke observaba a la nada, aún conmocionado a causa de conocer lo que había hecho su hermano y lo que le había ocurrido con su familiar en todo ese tiempo mientras escuchaba a Itachi llorar su frustración. Le era muy difícil a Sasuke concebir que su hermano gemelo se hubiese comportado de una manera tan descabellada y que hubiese tenido una hija, fruto de sus pecados, el doncel no sabía que pensar de todo aquello ya que ni palabras se le venían a la cabeza en el estado de sopor en el que había entrado mientras hacía un esfuerzo por asimilar todas aquellas palabras que describían actos deshonrosos y mancillaba el nombre de su familia, así como la estricta educación que sus padres le habían dado y hacía ver a Itachi como un doncel vulgar, indigno de la mirada de Dios.

El llanto de Itachi provocó que la niña se despertase contagiada del llanto de su madre que al escucharla comenzó a acunarla en sus brazos y Sasuke pareció despertar de su estado de perturbación ante el sollozo de la pequeña para dar comienzo a un bombardeo de sentimientos en su interior que iban desde la vergüenza a la felicidad, de la tristeza a la ira.

– Pero hace poco me enteré sin querer de una terrible noticia. – Retomó la conversación Itachi cuando su hija y él habían conseguido calmarse. – Sé que no está bien escuchar conversaciones de otras personas sin ser invitado pero no tuve opción y menos cuando escuché que hablaban de los marqueses de Sharingan.

– ¿Nuestra familia?. – Inquirió Sasuke curioso, aquellas palabras de su hermano habían hecho un alto de sus emociones y volviese a prestar atención a las palabras de Itachi.

– Escuché como decían que nuestros padres, nuestro abuelo, todos los que vivíamos en el palacio de las propiedades de nuestra familia habían sido asesinados por un hombre y aunque no llegué a escuchar el nombre de esa persona, sé que ellos lo saben. – Itachi se detuvo para alargar una de sus brazos y coger una de las manos de Sasuke. – Estoy aquí hermano para pedirte ayuda. Necesito tu ayuda para que el padre de mi hija no muera por seguir a su amigo a enfrentar a un asesino porque ahora, creo que esos hombres lo puso Dios ante mí para cumplir lo que le había pedido la noche en que nos quedamos solos y lo volví a hacer cuando Kakashi me rechazó sin ninguna impunidad. Sasuke, yo le roge a nuestro Dios por justicia, por nuestro cuidado, protección y felicidad. – Terminó de hablar Itachi dejando una pausa con un cargado ambiente en aquella habitación.

– Itachi, me estas pidiendo un imposible. ¿Cómo puedo ayudarte, hermano, si el único hombre que podría escucharme es mi esposo?. – Cuestionó Sasuke apartando la mano de su hermano con pesar, cambiando el brillo de los ojos esperanzado de su gemelo por uno triste.

– Sé que irrumpir en tu vida con mis problemas no está bien y comprendo que no quieras inmiscuirte en el mismo miedo que tengo yo, Sasuke. – Comentó Itachi retirando su brazo y rodear el bulto que tenía apoyado a su pecho. – Kurama es el padre de mi hija y Dios lo puso en mi camino para cumplir mi suplica y si él con su amigo van a enfrentarse a su final solos, es su decisión pero no puedo reprimir la necesidad que siento de pedir auxilio cuando puedo percibir que mi hija puede perder a su padre a tan temprano tiempo. Perdóname, Sasuke, estoy siendo egoísta contigo.

– No te precipites Itachi, yo le contaré a Naruto, le diré para que ayude a ese hombre al que amas. Él mismo me ha dicho que haría cualquier cosa por mí y no se opondrá cuando le cuente que es para ayudarte a ti y a mi sobrina pero... eso no implica el que sienta temor porque el hombre que me cuida ponga su vida en peligro. Yo… no sé que podré hacer si él… – Sasuke se mordió el labio inferior sin atreverse a pronunciar más palabras que parecían estrujar su corazón dolorosamente con el hecho de imaginarse a su marido siendo asesinado.

– Sasuke… gracias, sabía que podía contar contigo. – Susurró Itachi mirando a su gemelo que parecía haber entrado nuevamente en un estado de mutismo.

Itachi acompañó a almorzar a su hermano y a su desconocido cuñado, al que no dejaba de observar en la forma que trataba a Sasuke y eso le hizo sentir un poco de celos de su hermano, Kurama jamás lo había tratado de una manera tan amable como Naruto trataba a Sasuke.

Sasuke disfrutó de la compañía de su hermano y cogió a su sobrina en brazos, sin poder evitar el imaginar el qué se sentiría tener a un hijo suyo y de Naruto en su regazo o cómo sería su aspecto, por lo que no dejó de sonreír mientras mecía al bebé en sus brazos.

Sin embargo, después del almuerzo Sasuke acompañó a su hermano hasta una de las habitaciones para que descansara junto a Minako y no había terminado de entrar en la habitación, Naruto había llegado con una cuna, que había hecho días atrás, para que Itachi pudiese recostar a su hija. Acto seguido, el matrimonio dejó a Itachi con la niña en la habitación.

Sasuke había terminado de cerrar la puerta cuando sintió como su mano era agarrada por otra mano más grande que la suya y al girarse hacia el propietario de la mano que sujetaba la suya se encontró con el rostro de su esposo.

– ¿Estás bien?. – Preguntó Naruto con preocupación porque desde que había entrado a almorzar y durante toda la comida había percibido como su esposo había cambiado el humor de esa mañana.

Sasuke ante la pregunta, soltó el agarre que tenía con Naruto y le dio la espalda.

– Sasuke… – Susurró dulcemente el nombre de su consorte. – Se que te ocurre algo y está bien si no quieres contarme pero estoy preocupado por ti. – Dijo con el mismo tono de voz baja.

– Naruto... ¿puedo abrazarte?. – Habló Sasuke justo en el instante que su marido pretendía dejarlo a solas.

– Sí. – Respondió un poco confundido el hombre ante la repentina pregunta, Sasuke solo pedía ese tipo de afecto en la privacidad de su alcoba.

El doncel se abrazó a su esposo y este le envolvió con sus grandes brazos. Sasuke al sentirse abrigado por el cuerpo de Naruto que le hacía sentir paz y calidez, no pudo reprimir más todas las emociones que esa mañana habían aparecido en él y tenido que almacenar en su alma para, en ese momento, soltarlas a través de su llanto.

Cuando el llanto del doncel cesó, se separó un poco del hombre antes de mirarle a la cara y decirle que debían hablar. El matrimonio se dirigió a la cocina donde Sasuke le contó todo lo que Itachi le había revelado y le pidió a Naruto que ayudase a su hermano y al padre de su sobrina para que volviese con vida junto a su hermano mientras le recordaba al carpintero las palabras que en más de una ocasión le había dicho.

Naruto no tuvo otra opción que aceptar la propuesta del doncel porque él no deseaba otra cosa que no fuese la felicidad de su consorte.

Cuando Itachi despertó de su siesta se percató de que el ocaso comenzaba a teñir el cielo con sus colores tostados y debía marcharse antes de que Kurama y Jin regresaran a la casa en la que convivían. Por ello, el doncel cogió a su hija de la cuna para bajar las escaleras de la casa donde vivía su hermano gemelo y al que encontró en la cocina preparando la cena.

– Sasuke, debo marcharme ya. – Irrumpió el silenció Itachi.

– Itachi. – Nombró Sasuke dejando de cortar las verduras con las que iba a preparar su guiso. – Es muy tarde, deja que le diga a Naruto y él te acompañará, no me gustaría que os pasara algo en el camino.

– No es necesario Sasuke, ya te he causado muchos problemas y te he pedido demasiado como… – Pero Itachi fue interrumpido.

– ¡No, nada de eso!. No es una molestia y sé que a Naruto no le molestará acompañarte. – Terminó de asegurar Sasuke para dejar a su hermano en la cocina e ir en busca de su esposo.

Sasuke no tardó en volver para acompañar a su hermano hasta el patio donde su marido terminaba de ajustar a Kyubi a la carreta.

Cuando Naruto terminó de ajustar el caballo al vehículo, se giró para ver a su esposo que se estaba despidiendo de su hermano gemelo. Entonces, cuando los dos donceles se percataron que ya todo estaba listo, Itachi se dirigió hasta la carreta donde Naruto le ayudó a subir y salir de la casa donde Sasuke permanecería aguardando el regreso de su marido mientras preparaba la cena.

Llevaban ya parte del camino recorrido e Itachi le iba indicando a su cuñado, dejando en medio de las necesarias indicaciones un silencio bastante incómodo para los dos.

– Sasuke me ha contado. – Se atrevió a decir Naruto para romper aquella tensión con su cuñado pero este no respondió sino que agachó la cabeza en señal de vergüenza. – Sé que vosotros no habéis tenido una situación sencilla pero nadie tiene una vida fácil en esta ciudad y quiero contentar a mí esposo, así que no tengo opción a negarme a sus peticiones. – Sonrió cuando escuchó los gorgoritos de la pequeña niña.

– Supongo que así debe ser. – Murmuró Itachi sin saber cómo responder a aquellas palabras.

– Sí… supongo que sí pero no lo hago solo por eso. Sé que eres el único familiar de Sasuke y por ello, eres muy valioso para él. También eres una persona muy importante para mí. – Naruto se rascó la nuca un poco sonrojado por lo que estaba diciendo pero sentía la necesidad de que Itachi comprendiera sus buenas intensiones con su hermano. – Conjeturo que esto es a lo que se llaman lazos familiares pero no quiero que os ocurra nada y deberíais poner en sobre aviso al hombre con el que habéis concebido a la criatura porque mañana me presentaré ante vuestra puerta para saber de sus planes y conocer en qué puedo serle de ayuda.

– Gira a la izquierda por esa calle. – Señaló Itachi el camino que debía seguir para llegar a la casa. – Se lo diré, no tendrás de que inquietarte y te agradezco tu deposición ante mi preocupación por lo que piensa hacer el padre de mi hija. – Agradeció Itachi un poco abochornado haciendo una leve pausa. – Creo… que Sasuke ha sido muy afortunando de haberos conocido y casado. – Afirmó el doncel sin poder evitar el pensar en Kurama y por primera vez, cuestionarse en si el hombre al que amaba tenía los mismos sentimientos hacia él, nunca había oído salir de los labios de Kurama una declaración formal de sus sentimientos o de si deseaba matrimoniarse con él.

– No lo creo, pienso que yo soy el afortunado de haber conocido a Sasuke y que después, vuestro hermano aceptara contraer nupcias con alguien como yo. – Contradijo Naruto con una sonrisa a Itachi al escuchar sus palabras.

El corto trayecto que quedaba del camino finalizo en un silencio menos tenso y cuando llegaron a la pequeña casa donde Itachi vivía con Kurama y Jin, Naruto le ayudó a bajar de la carreta antes de marcharse dejando a su cuñado.

Itachi se despidió de Naruto y volvió a agradecerle mientras se disculpaba por las molestias de haberlo traído pero al abrir la puerta de la casa, el doncel se encontró con el rostro severo de Jin que estaba sentado en el sofá y a Kurama que lo miraba de pie con enfado pero antes de poder decir nada, Kurama se había acercado a él tan rápido como un rayo cerrado la puerta por la que había entrado y sujetándolo por los hombros.

– ¿¡Se puede saber por qué te has marchado!?¿¡A casos eres consciente del peligro de las calles para que estés desaparecido en medio de esta ciudad llena de personas deshonestas!?. ¿¡Pudo haberos pasado algo!?¿¡es qué no piensas responderme!?… – Acribillaba a preguntas Minato al recién llegado mientras apretaba su agarre sin darse cuenta de que estaba haciendo daño al doncel y lo agitaba de atrás hacia delante como si se tratase de un muñeco y la niña ante los gritos de su progenitor había comenzado a llorar con fuerza debido al miedo que le generaba la escena.

– ¡Basta!. – Gritó Fugaku que apartó rápidamente a Minato de Itachi deshaciendo el agarre ante la posibilidades de que el doncel pudiese soltar a la pequeña y esta cayera peligrosamente al suelo ya que tan solo era un bebé, esa caída podía ser mortal para Minako. – Cálmate de una vez y debería de estar agradecido de que Itachi haya vuelto con Minako sanos y salvos. – Recomendó Fugaku para luego mirar a Itachi. – No deberías de marcharte de esa forma, nos hemos preocupado cuando regresamos y no haberos visto a ninguno de los dos.

– Lo siento, no era mi intención… – Farfulló aún asustado por la bienvenida que había obtenido Itachi.

– Si no era tu intención, ¿por qué lo has hecho?. – Interrumpió Minato que apretaba con fuerzas sus puños.

– ¡Ya basta! Solo estás agravando la situación con tus palabras. – Volvió a intervenir Fugaku ante la brusquedad que había tenido Minato para dirigirse al doncel. – Y si…

– ¡Me marche en busca de ayuda!. – Gritó desesperado Itachi interrumpiendo a Jin y consiguiendo que los dos hombres lo miraran ante sus palabras. – Salí para buscar a alguien que os pudiese ayudar porque yo… yo ayer en la noche os escuché. Oí como os referíais a una persona y que pretendéis acusarlo pero que sería muy peligroso para vosotros. Yo no quiero que mueras Kurama… no quiero que no puedas ver a Minako crecer… – Terminó de confesar Itachi mientras su sollozo ahogaba sus palabras en su garganta.

Ambos hombres se miraron a los ojos mientras escuchaban los lloros de Itachi y Minako.

Naruto despidió a Itachi y volvió a subir a la carreta y tras darle la señal con una corta palabra mientras blandía las riendas se alejó del lugar, retomando el camino que había recorrido para llevar a su cuñado hasta allí pero en vez de que el carpintero volviese a su casa, se dirigió hasta la casa de su amigo.

Cuando Naruto llegó a la casa de Gaara, se encontró con Sai despidiéndose de una vecina y sin más, Naruto llamó al doncel para que se percatase de su presencia.

– ¡Buena noche, Sai! ¿Se encuentra Gaara?. – Preguntó el hombre una vez llegó al frente de la casa y bajándose de la carreta.

– ¡Buena noche!. – Saludó Sai acariciándose el vientre algo abultado por el embarazo. – Sí, él se encuentra dentro.

– Gracias. – Naruto agradeció mientras entraba junto al doncel a la casa donde pronto localizó al herrero.

– ¿Naruto? ¿qué haces a estas horas por aquí?. – Preguntó Gaara ante la repentina visita de su amigo. – Sai, será mejor que vayas a descansar ya es muy tarde. – Le aconsejó a su esposo que asintió y acto seguido, se perdió por el pasillo que llevaba al dormitorio principal.

– ¡Vaya! Sai se ve realmente bien, el embarazo lo hace ver hermoso. – Alagó Naruto una vez el doncel había desaparecido de su vista. – Te felicito nuevamente, Gaara, estoy seguro de que la fortuna no puede cobijar más tu techo, ahora que pronto serás padre.

– Sí, realmente me puedo sentir dichoso de que Sai haya quedado preñado con tanta rapidez pero no creo que te hayas acercado hasta mi morada para compartir mi felicidad y hacerme sentir celoso por tus palabras galantes hacía Sai, ¿cierto?. – Inquirió Gaara suspicazmente y observó como Naruto emitía una pequeña sonrisa.

– No se te puede engañar pero tampoco he venido por algo importante. – Respondió Naruto para luego suspirar y apartar la mirada del rostro de su amigo. – He estado pensando en que si me ocurriera algo, Sasuke quedaría solo y él no tiene familiares a los que acudir para que se hagan cargo de él. Quería saber si tú como mi amigo te harías cargo de esta responsabilidad pero ahora, me doy cuenta de que es una petición no solo egoísta sino también desconsiderada, tú no tienes por qué… – Pero Naruto fue interrumpido.

– Por supuesto que me haría cargo de tu esposo si ese momento llegara a ocurrir, Naruto, tú eres para mí como un hermano pero no te entiendo. Esto que me cuentas tan repentinamente, es abrumador y confuso. ¿Ha ocurrido algo para qué estés albergando esos pensamientos?. – Preguntó Gaara apoyando una de sus manos en uno de los hombros de su amigo.

– No, no. Es solo que ese pensamiento pasó por mi cabeza y lo he estimado demasiado. Será mejor que me marche ya o Sasuke se preocupara. ¡Adiós!. – Se despidió Naruto para caminar hasta la salida de la casa seguido de Gaara.

– ¡Adiós, Naruto!. Y está de más que te lo digas pero sabes que puedes confiar en mí, Naruto. – Aportó Gaara para ver como su amigo asentía mientras subía a la carreta y se ponía en marcha para volver a su hogar.

Cuando Naruto llegó a su morada desmontó la carreta y soltó al caballo que lo guió hasta las caballerizas donde se tomó su tiempo cepillando el pelaje y peinando las crines de los dos corceles. También, le cambió el heno del suelo y llenó el abrevadero de cada cuadra con agua, así como el comedero de avena para luego, entrar a la cocina.

El olor al cocido de verduras que había preparado Sasuke inundaba el cálido hogar y en la cocina, Naruto se encontró con Sasuke que al verlo se levantó de la mesa y corrió hasta donde estaba él.

– Naruto… – Pero Sasuke no pudo continuar hablando porque sus labios fueron cazados.

– No digas nada, Sasuke, y estoy agotado, me daré un baño e iré a dormir. Hoy ha sido un día muy largo y duro. – Habló Naruto cuando el beso concluyó para acercarse a la cocina y comenzar a calentar el agua que llevaría hasta el baño y poder asearse.

– Gracias. – Susurró Sasuke mirando la amplia espalda de su marido y sintiendo como una pequeña incomodidad se instalaba en su pecho por algún motivo desconocido, tenía un mal presentimiento sobre las decisiones que se habían tomado ese día.

Sasuke subió las escaleras de maderas y pronto llegó a aquella habitación que compartía con su cónyuge, donde se desvistió y se puso su camisón antes de acostarse en su lecho pero contrario a lo que el doncel esperaba, no conseguía conciliar el sueño como deseaba desde un comienzo.

Naruto entró en la alcoba con un trozo de tela enredado en su cintura y se dirigió hasta el armario de dónde sacó su ropa interior que se puso antes de meterse en lecho en el que ya estaba recostado Sasuke.

– ¿Aún estas despierto?. – Preguntó Naruto al sentir como Sasuke se abrazó a él y apoyaba su cabeza sobre su pecho.

– No puedo dormir. – Se limitó a responder mientras escuchaba el tamborileo del corazón guardado en el interior del torso de su marido. – Estoy muy preocupado por mi hermano, por su hija, por ese hombre al que no conozco pero que es el padre de Minako y el hombre al que ama Itachi y, también, por ti. – Enumeró sintiendo como una de las manos de Naruto comenzaba a acariciar su cabeza.

– ¿Por qué?.

– No lo sé pero desde que escuché la historia de Itachi me sentí perturbado, como si fuera un aviso de algo que aún no ocurre. – Confesó Sasuke para levantar su cabeza y mirar a los ojos a su esposo provocando que las caricias cesasen. – Naruto, sé que te pedí que ayudaras a mi hermano y protegieras a ese hombre pero… no hagas nada temerario. No deseo que te ocurra nada.

– Sasuke… – Pronunció el nombre en un suspiro al escuchar aquella voz perturbada por sentimientos de temor y preocupación. – Volveré a ti, vendré después de que eso pase aún y cuando apenas pueda moverme o ver porque eres el doncel al que amo.

– No es momento para que me digas ese tipo de palabras. – Comentó Sasuke golpeando suavemente el pecho de su marido con la mano derecha mientras sus ojos se humedecían al mismo tiempo que una tonta sonrisa se enmarcaba en sus labios. – Solo ten cuidado, no me gustaría que tú… – Sasuke apretó sus labios imposibilitado de poder pronunciar aquella palabra.

Naruto alargó sus manos y abrazó el cuerpo de su marido, obligando a Sasuke a que se recostara nuevamente en su pecho.

– Saber que sientes ese tipo de emociones hacia mí, hace que me sienta feliz. – Murmuró Naruto.

– Eso es absurdo y lo sabes. – Contestó Sasuke con una sonrisa mientras escuchaba la roca risa de su cónyuge al mismo tiempo que era liberado de aquellos brazos que lo obligaba a estar sobre aquel torso y era contagiado de la risa de su pareja.

Cuando la risa finalizó, ambos se miraron a los ojos viendo la sombra que hacían la llama de la vela en sus irises y sus pupilas dilatadas mientras lentamente, Sasuke descendía hasta los labios de Naruto. Entonces, el doncel cerró sus párpados al sentir el tacto de aquellos labios con los suyos que velozmente se comenzaron a mover algo torpe.

Las manos de Naruto abrazaron la estrecha cintura de Sasuke y poco tiempo después, ambas bocas se abrieron en sincronía para darle acceso a la lengua contraria con la que comenzaron a frotarse generando más humedad en las bocas.

Con lentitud, el beso fue terminando, dejando en el matrimonio la excitación pero eso no detuvo al doncel, quien en ese tiempo se había ido acostumbrando a las reacciones que él era capaz de provocar en su esposo, así como las reacciones que su marido provocaba en su cuerpo.

Los ojos negros de Sasuke brillaron y sin importarle su incomodidad en la ingle, llevó una de sus manos hasta la semi-erección de Naruto que sacó al exterior.

– ¿Sasuke qu…? – Intentó preguntar Naruto al sentir como una de las manos de su consorte rodar por su pecho hasta su entrepierna pero no pudo continuar cuando sintió como aquella mano se enredaba en su pene tímidamente.

– Déjame hacerlo. – Susurró el doncel en una petición quejumbrosa.

Cuando el pene de Naruto quedó a la vista de los brillantes ojos de Sasuke, esté no se resistió a llevar su boca hasta el sexo de su marido para darle un rápido lametón en la cúspide mientras sus manos no dejaban de acariciarlo, haciendo que el pene de Naruto terminara erguido y duro mientras que su dueño no dejaba de jadear.

Naruto no perdía detalle de cómo su esposo saboreaba la piel de su sexo sin poder evitar el excitarse cada vez más mientras observaba la obscena imagen y entonces, sin poderlo prever, observó como Sasuke tragó su pene haciendo que lo inevitable sucediese y terminara eyaculando en la boca del doncel.

Sasuke levantó su rostro, el cual estaba manchado y comenzó a limpiarse con su camisón.

Naruto que se no había apartado su vista de Sasuke se sentó en el mueble cuando su respiración se había normalizado y besó a su esposo en un beso apasionado.

Las manos de Naruto se encargaron de buscar un lugar por el que colarse y poder comenzar a palpar la piel de Sasuke hasta que consiguió encontrar los pezones del doncel que comenzó a pellizcar y frotar con sus dedos sacando gemidos del doncel.

El beso concluyó y las manos de Sasuke se encontraban agarrando los hombros de Naruto mientras que la boca de su esposo había comenzado a atacar su cuello con pequeñas succiones y lametazos ocasionando que la fogosidad en el cuerpo del doncel aumentase con creces.

Naruto abandonó los pezones y llevó una de sus manos a la espalda de su consorte para comenzar a acariciarla y su otra mano, viajó hasta la entrepierna de Sasuke donde encontró el erecto pene que empezó a atender y no tardó en explotar impregnando su mano con aquella humedad mientras el doncel se recargaba en el pecho de Naruto, este aprovechó la ocasión para llevar su mano embadurnada con la sustancia al orificio trasero del cuerpo de Sasuke.

Naruto lentamente iba introduciendo sus dedos a medida que iba ensanchando el angosto hueco, al mismo tiempo que continuaba atacando el cuello de su compañero que había vuelto a excitarse y no dejaba de gemir.

Finalmente, el ano de Sasuke estaba lo suficientemente dilatado y Naruto se deshizo de la prenda que guardaba las intimidades del cuerpo de su pareja para obligar al doncel que se sentara sobre de él y a medida que Sasuke descendía, lograba que los amantes gimieran.

No era la primera vez que la pareja tenían esa intimidad, pues cuatro meses después de su noche de bodas, Sasuke y Naruto habían avanzado en su relación lo suficiente como para comenzar a tener ese tipo de actos.

Después de unos segundos, Sasuke comenzó a moverse con ayuda de su esposo para auto-penetrarse con el miembro de su esposo hasta que por fin, su límite fue rebasado y el doncel volvió a llegar al orgasmo junto a Naruto, quien liberaba su semen en el interior de Sasuke.

Cuando la pareja consiguió regular su respiración, Naruto ayudó a Sasuke a sacar su pene de interior del doncel para ambos recostarse en el lecho y por fin, visitar el mundo de Morfeo abrazados y con la llama de la vela extinguida para que no molestase sus sueños.



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