-Vacilaciones.-
Itachi
miró a su hija que dormía plácidamente en su regazo para luego, volver a mirar
a su hermano que estaba sentado frente a él en espera de que hablase.
–
Debo… disculparme por la improcedencia en que me marché, Sasuke, y lo siento no
debí de tomar una decisión tan precipitada porque puede… que el camino que
elegí continuar no fue el correcto. – Se disculpó Itachi escuchando el sonido
de la tetera que indicaba que el agua de su interior ya estaba caliente. – Sin
embargo, no me arrepiento de lo que hice.
– No
te disculpes si aún no me has contado nada. – Respondió Sasuke mientras se
levantaba de su lugar y apartaba la tetera del fuego para preparar el té que
sirvió a su hermano. – A pasado mucho tiempo sin que haya sabido de ti y ahora
apareciste de la nada. Te he necesitado y no he podido dejar de sentirme
preocupado por ti en todo este tiempo.
– No
era mi intención. – Itachi suspiró antes de continuar. – Sasuke, yo… yo antes
de marcharme conocí a un hombre y aunque me habían advertido de las intenciones
que tenían los hombres ante las mujeres y los donceles no fui capaz de soportar
lo que sus elegantes modales y sus palabras bondadosa comenzaron a hacerme
sentir. – Itachi hizo una pausa para mirar a su hermano a los ojos. – Yo me
enamoré irremediablemente de ese hombre y todo pasó tan rápido que no me
percaté del instante que me abrigó con su cuerpo para formar parte de él.
–
Itachi, tú… – Pronunció Sasuke con temor.
– Sí,
yo he pecado con ese hombre, Sasuke, pero lo hice por amor y lo volvería hacer mil
veces más porque lo que Kurama me hace sentir va más allá de los sentimientos
de cariño que alguna vez había imaginado cuando pensaba en el amor o lo que
reflejan los libros de romances. – Afirmó con convencimiento Itachi. – Por eso,
cuando él me pidió irme a su lado no pude rechazarlo porque quería mostrarle
que era el doncel que podría llegar a hacerlo feliz. Quería transferir mi
sentimientos en él, que supiera que lo que siento por él va más allá de lo
conocido y creí haberlo conseguido cuando nació Minako pero… pero… – Itachi no
pudo continuar hablando sin que la presión que oprimía en su pecho saliera en
un sollozo.
Sasuke
observaba a la nada, aún conmocionado a causa de conocer lo que había hecho su
hermano y lo que le había ocurrido con su familiar en todo ese tiempo mientras
escuchaba a Itachi llorar su frustración. Le era muy difícil a Sasuke concebir
que su hermano gemelo se hubiese comportado de una manera tan descabellada y
que hubiese tenido una hija, fruto de sus pecados, el doncel no sabía que
pensar de todo aquello ya que ni palabras se le venían a la cabeza en el estado
de sopor en el que había entrado mientras hacía un esfuerzo por asimilar todas
aquellas palabras que describían actos deshonrosos y mancillaba el nombre de su
familia, así como la estricta educación que sus padres le habían dado y hacía
ver a Itachi como un doncel vulgar, indigno de la mirada de Dios.
El
llanto de Itachi provocó que la niña se despertase contagiada del llanto de su
madre que al escucharla comenzó a acunarla en sus brazos y Sasuke pareció
despertar de su estado de perturbación ante el sollozo de la pequeña para dar
comienzo a un bombardeo de sentimientos en su interior que iban desde la
vergüenza a la felicidad, de la tristeza a la ira.
– Pero
hace poco me enteré sin querer de una terrible noticia. – Retomó la
conversación Itachi cuando su hija y él habían conseguido calmarse. – Sé que no
está bien escuchar conversaciones de otras personas sin ser invitado pero no
tuve opción y menos cuando escuché que hablaban de los marqueses de Sharingan.
–
¿Nuestra familia?. – Inquirió Sasuke curioso, aquellas palabras de su hermano
habían hecho un alto de sus emociones y volviese a prestar atención a las
palabras de Itachi.
–
Escuché como decían que nuestros padres, nuestro abuelo, todos los que vivíamos
en el palacio de las propiedades de nuestra familia habían sido asesinados por
un hombre y aunque no llegué a escuchar el nombre de esa persona, sé que ellos
lo saben. – Itachi se detuvo para alargar una de sus brazos y coger una de las
manos de Sasuke. – Estoy aquí hermano para pedirte ayuda. Necesito tu ayuda
para que el padre de mi hija no muera por seguir a su amigo a enfrentar a un
asesino porque ahora, creo que esos hombres lo puso Dios ante mí para cumplir
lo que le había pedido la noche en que nos quedamos solos y lo volví a hacer
cuando Kakashi me rechazó sin ninguna impunidad. Sasuke, yo le roge a nuestro Dios
por justicia, por nuestro cuidado, protección y felicidad. – Terminó de hablar
Itachi dejando una pausa con un cargado ambiente en aquella habitación.
–
Itachi, me estas pidiendo un imposible. ¿Cómo puedo ayudarte, hermano, si el
único hombre que podría escucharme es mi esposo?. – Cuestionó Sasuke apartando
la mano de su hermano con pesar, cambiando el brillo de los ojos esperanzado de
su gemelo por uno triste.
– Sé
que irrumpir en tu vida con mis problemas no está bien y comprendo que no
quieras inmiscuirte en el mismo miedo que tengo yo, Sasuke. – Comentó Itachi
retirando su brazo y rodear el bulto que tenía apoyado a su pecho. – Kurama es
el padre de mi hija y Dios lo puso en mi camino para cumplir mi suplica y si él
con su amigo van a enfrentarse a su final solos, es su decisión pero no puedo
reprimir la necesidad que siento de pedir auxilio cuando puedo percibir que mi
hija puede perder a su padre a tan temprano tiempo. Perdóname, Sasuke, estoy
siendo egoísta contigo.
– No
te precipites Itachi, yo le contaré a Naruto, le diré para que ayude a ese
hombre al que amas. Él mismo me ha dicho que haría cualquier cosa por mí y no
se opondrá cuando le cuente que es para ayudarte a ti y a mi sobrina pero...
eso no implica el que sienta temor porque el hombre que me cuida ponga su vida
en peligro. Yo… no sé que podré hacer si él… – Sasuke se mordió el labio
inferior sin atreverse a pronunciar más palabras que parecían estrujar su
corazón dolorosamente con el hecho de imaginarse a su marido siendo asesinado.
–
Sasuke… gracias, sabía que podía contar contigo. – Susurró Itachi mirando a su
gemelo que parecía haber entrado nuevamente en un estado de mutismo.
Itachi
acompañó a almorzar a su hermano y a su desconocido cuñado, al que no dejaba de
observar en la forma que trataba a Sasuke y eso le hizo sentir un poco de celos
de su hermano, Kurama jamás lo había tratado de una manera tan amable como
Naruto trataba a Sasuke.
Sasuke
disfrutó de la compañía de su hermano y cogió a su sobrina en brazos, sin poder
evitar el imaginar el qué se sentiría tener a un hijo suyo y de Naruto en su
regazo o cómo sería su aspecto, por lo que no dejó de sonreír mientras mecía al
bebé en sus brazos.
Sin
embargo, después del almuerzo Sasuke acompañó a su hermano hasta una de las
habitaciones para que descansara junto a Minako y no había terminado de entrar
en la habitación, Naruto había llegado con una cuna, que había hecho días atrás,
para que Itachi pudiese recostar a su hija. Acto seguido, el matrimonio dejó a
Itachi con la niña en la habitación.
Sasuke
había terminado de cerrar la puerta cuando sintió como su mano era agarrada por
otra mano más grande que la suya y al girarse hacia el propietario de la mano
que sujetaba la suya se encontró con el rostro de su esposo.
–
¿Estás bien?. – Preguntó Naruto con preocupación porque desde que había entrado
a almorzar y durante toda la comida había percibido como su esposo había
cambiado el humor de esa mañana.
Sasuke
ante la pregunta, soltó el agarre que tenía con Naruto y le dio la espalda.
–
Sasuke… – Susurró dulcemente el nombre de su consorte. – Se que te ocurre algo
y está bien si no quieres contarme pero estoy preocupado por ti. – Dijo con el
mismo tono de voz baja.
–
Naruto... ¿puedo abrazarte?. – Habló Sasuke justo en el instante que su marido
pretendía dejarlo a solas.
– Sí.
– Respondió un poco confundido el hombre ante la repentina pregunta, Sasuke
solo pedía ese tipo de afecto en la privacidad de su alcoba.
El
doncel se abrazó a su esposo y este le envolvió con sus grandes brazos. Sasuke
al sentirse abrigado por el cuerpo de Naruto que le hacía sentir paz y calidez,
no pudo reprimir más todas las emociones que esa mañana habían aparecido en él
y tenido que almacenar en su alma para, en ese momento, soltarlas a través de
su llanto.
Cuando
el llanto del doncel cesó, se separó un poco del hombre antes de mirarle a la
cara y decirle que debían hablar. El matrimonio se dirigió a la cocina donde
Sasuke le contó todo lo que Itachi le había revelado y le pidió a Naruto que
ayudase a su hermano y al padre de su sobrina para que volviese con vida junto
a su hermano mientras le recordaba al carpintero las palabras que en más de una
ocasión le había dicho.
Naruto
no tuvo otra opción que aceptar la propuesta del doncel porque él no deseaba
otra cosa que no fuese la felicidad de su consorte.
Cuando
Itachi despertó de su siesta se percató de que el ocaso comenzaba a teñir el
cielo con sus colores tostados y debía marcharse antes de que Kurama y Jin
regresaran a la casa en la que convivían. Por ello, el doncel cogió a su hija
de la cuna para bajar las escaleras de la casa donde vivía su hermano gemelo y
al que encontró en la cocina preparando la cena.
–
Sasuke, debo marcharme ya. – Irrumpió el silenció Itachi.
–
Itachi. – Nombró Sasuke dejando de cortar las verduras con las que iba a
preparar su guiso. – Es muy tarde, deja que le diga a Naruto y él te
acompañará, no me gustaría que os pasara algo en el camino.
– No
es necesario Sasuke, ya te he causado muchos problemas y te he pedido demasiado
como… – Pero Itachi fue interrumpido.
– ¡No,
nada de eso!. No es una molestia y sé que a Naruto no le molestará acompañarte.
– Terminó de asegurar Sasuke para dejar a su hermano en la cocina e ir en busca
de su esposo.
Sasuke
no tardó en volver para acompañar a su hermano hasta el patio donde su marido
terminaba de ajustar a Kyubi a la carreta.
Cuando
Naruto terminó de ajustar el caballo al vehículo, se giró para ver a su esposo
que se estaba despidiendo de su hermano gemelo. Entonces, cuando los dos
donceles se percataron que ya todo estaba listo, Itachi se dirigió hasta la
carreta donde Naruto le ayudó a subir y salir de la casa donde Sasuke
permanecería aguardando el regreso de su marido mientras preparaba la cena.
Llevaban
ya parte del camino recorrido e Itachi le iba indicando a su cuñado, dejando en
medio de las necesarias indicaciones un silencio bastante incómodo para los
dos.
–
Sasuke me ha contado. – Se atrevió a decir Naruto para romper aquella tensión
con su cuñado pero este no respondió sino que agachó la cabeza en señal de
vergüenza. – Sé que vosotros no habéis tenido una situación sencilla pero nadie
tiene una vida fácil en esta ciudad y quiero contentar a mí esposo, así que no
tengo opción a negarme a sus peticiones. – Sonrió cuando escuchó los gorgoritos
de la pequeña niña.
–
Supongo que así debe ser. – Murmuró Itachi sin saber cómo responder a aquellas
palabras.
– Sí…
supongo que sí pero no lo hago solo por eso. Sé que eres el único familiar de
Sasuke y por ello, eres muy valioso para él. También eres una persona muy
importante para mí. – Naruto se rascó la nuca un poco sonrojado por lo que
estaba diciendo pero sentía la necesidad de que Itachi comprendiera sus buenas
intensiones con su hermano. – Conjeturo que esto es a lo que se llaman lazos
familiares pero no quiero que os ocurra nada y deberíais poner en sobre aviso
al hombre con el que habéis concebido a la criatura porque mañana me presentaré
ante vuestra puerta para saber de sus planes y conocer en qué puedo serle de
ayuda.
– Gira
a la izquierda por esa calle. – Señaló Itachi el camino que debía seguir para
llegar a la casa. – Se lo diré, no tendrás de que inquietarte y te agradezco tu
deposición ante mi preocupación por lo que piensa hacer el padre de mi hija. –
Agradeció Itachi un poco abochornado haciendo una leve pausa. – Creo… que
Sasuke ha sido muy afortunando de haberos conocido y casado. – Afirmó el doncel
sin poder evitar el pensar en Kurama y por primera vez, cuestionarse en si el
hombre al que amaba tenía los mismos sentimientos hacia él, nunca había oído
salir de los labios de Kurama una declaración formal de sus sentimientos o de si
deseaba matrimoniarse con él.
– No
lo creo, pienso que yo soy el afortunado de haber conocido a Sasuke y que
después, vuestro hermano aceptara contraer nupcias con alguien como yo. –
Contradijo Naruto con una sonrisa a Itachi al escuchar sus palabras.
El
corto trayecto que quedaba del camino finalizo en un silencio menos tenso y
cuando llegaron a la pequeña casa donde Itachi vivía con Kurama y Jin, Naruto
le ayudó a bajar de la carreta antes de marcharse dejando a su cuñado.
Itachi
se despidió de Naruto y volvió a agradecerle mientras se disculpaba por las
molestias de haberlo traído pero al abrir la puerta de la casa, el doncel se
encontró con el rostro severo de Jin que estaba sentado en el sofá y a Kurama
que lo miraba de pie con enfado pero antes de poder decir nada, Kurama se había
acercado a él tan rápido como un rayo cerrado la puerta por la que había
entrado y sujetándolo por los hombros.
– ¿¡Se
puede saber por qué te has marchado!?¿¡A casos eres consciente del peligro de
las calles para que estés desaparecido en medio de esta ciudad llena de
personas deshonestas!?. ¿¡Pudo haberos pasado algo!?¿¡es qué no piensas
responderme!?… – Acribillaba a preguntas Minato al recién llegado mientras
apretaba su agarre sin darse cuenta de que estaba haciendo daño al doncel y lo
agitaba de atrás hacia delante como si se tratase de un muñeco y la niña ante
los gritos de su progenitor había comenzado a llorar con fuerza debido al miedo
que le generaba la escena.
–
¡Basta!. – Gritó Fugaku que apartó rápidamente a Minato de Itachi deshaciendo
el agarre ante la posibilidades de que el doncel pudiese soltar a la pequeña y
esta cayera peligrosamente al suelo ya que tan solo era un bebé, esa caída
podía ser mortal para Minako. – Cálmate de una vez y debería de estar agradecido
de que Itachi haya vuelto con Minako sanos y salvos. – Recomendó Fugaku para
luego mirar a Itachi. – No deberías de marcharte de esa forma, nos hemos
preocupado cuando regresamos y no haberos visto a ninguno de los dos.
– Lo
siento, no era mi intención… – Farfulló aún asustado por la bienvenida que
había obtenido Itachi.
– Si
no era tu intención, ¿por qué lo has hecho?. – Interrumpió Minato que apretaba
con fuerzas sus puños.
– ¡Ya
basta! Solo estás agravando la situación con tus palabras. – Volvió a intervenir
Fugaku ante la brusquedad que había tenido Minato para dirigirse al doncel. – Y
si…
– ¡Me
marche en busca de ayuda!. – Gritó desesperado Itachi interrumpiendo a Jin y
consiguiendo que los dos hombres lo miraran ante sus palabras. – Salí para
buscar a alguien que os pudiese ayudar porque yo… yo ayer en la noche os
escuché. Oí como os referíais a una persona y que pretendéis acusarlo pero que
sería muy peligroso para vosotros. Yo no quiero que mueras Kurama… no quiero
que no puedas ver a Minako crecer… – Terminó de confesar Itachi mientras su
sollozo ahogaba sus palabras en su garganta.
Ambos
hombres se miraron a los ojos mientras escuchaban los lloros de Itachi y
Minako.
Naruto
despidió a Itachi y volvió a subir a la carreta y tras darle la señal con una
corta palabra mientras blandía las riendas se alejó del lugar, retomando el
camino que había recorrido para llevar a su cuñado hasta allí pero en vez de
que el carpintero volviese a su casa, se dirigió hasta la casa de su amigo.
Cuando
Naruto llegó a la casa de Gaara, se encontró con Sai despidiéndose de una
vecina y sin más, Naruto llamó al doncel para que se percatase de su presencia.
–
¡Buena noche, Sai! ¿Se encuentra Gaara?. – Preguntó el hombre una vez llegó al
frente de la casa y bajándose de la carreta.
–
¡Buena noche!. – Saludó Sai acariciándose el vientre algo abultado por el
embarazo. – Sí, él se encuentra dentro.
–
Gracias. – Naruto agradeció mientras entraba junto al doncel a la casa donde
pronto localizó al herrero.
–
¿Naruto? ¿qué haces a estas horas por aquí?. – Preguntó Gaara ante la repentina
visita de su amigo. – Sai, será mejor que vayas a descansar ya es muy tarde. –
Le aconsejó a su esposo que asintió y acto seguido, se perdió por el pasillo
que llevaba al dormitorio principal.
– ¡Vaya!
Sai se ve realmente bien, el embarazo lo hace ver hermoso. – Alagó Naruto una
vez el doncel había desaparecido de su vista. – Te felicito nuevamente, Gaara,
estoy seguro de que la fortuna no puede cobijar más tu techo, ahora que pronto
serás padre.
– Sí,
realmente me puedo sentir dichoso de que Sai haya quedado preñado con tanta
rapidez pero no creo que te hayas acercado hasta mi morada para compartir mi
felicidad y hacerme sentir celoso por tus palabras galantes hacía Sai,
¿cierto?. – Inquirió Gaara suspicazmente y observó como Naruto emitía una
pequeña sonrisa.
– No
se te puede engañar pero tampoco he venido por algo importante. – Respondió
Naruto para luego suspirar y apartar la mirada del rostro de su amigo. – He
estado pensando en que si me ocurriera algo, Sasuke quedaría solo y él no tiene
familiares a los que acudir para que se hagan cargo de él. Quería saber si tú
como mi amigo te harías cargo de esta responsabilidad pero ahora, me doy cuenta
de que es una petición no solo egoísta sino también desconsiderada, tú no
tienes por qué… – Pero Naruto fue interrumpido.
– Por
supuesto que me haría cargo de tu esposo si ese momento llegara a ocurrir,
Naruto, tú eres para mí como un hermano pero no te entiendo. Esto que me
cuentas tan repentinamente, es abrumador y confuso. ¿Ha ocurrido algo para qué
estés albergando esos pensamientos?. – Preguntó Gaara apoyando una de sus manos
en uno de los hombros de su amigo.
– No,
no. Es solo que ese pensamiento pasó por mi cabeza y lo he estimado demasiado.
Será mejor que me marche ya o Sasuke se preocupara. ¡Adiós!. – Se despidió
Naruto para caminar hasta la salida de la casa seguido de Gaara.
–
¡Adiós, Naruto!. Y está de más que te lo digas pero sabes que puedes confiar en
mí, Naruto. – Aportó Gaara para ver como su amigo asentía mientras subía a la
carreta y se ponía en marcha para volver a su hogar.
Cuando
Naruto llegó a su morada desmontó la carreta y soltó al caballo que lo guió
hasta las caballerizas donde se tomó su tiempo cepillando el pelaje y peinando
las crines de los dos corceles. También, le cambió el heno del suelo y llenó el
abrevadero de cada cuadra con agua, así como el comedero de avena para luego,
entrar a la cocina.
El
olor al cocido de verduras que había preparado Sasuke inundaba el cálido hogar
y en la cocina, Naruto se encontró con Sasuke que al verlo se levantó de la
mesa y corrió hasta donde estaba él.
– Naruto…
– Pero Sasuke no pudo continuar hablando porque sus labios fueron cazados.
– No
digas nada, Sasuke, y estoy agotado, me daré un baño e iré a dormir. Hoy ha
sido un día muy largo y duro. – Habló Naruto cuando el beso concluyó para
acercarse a la cocina y comenzar a calentar el agua que llevaría hasta el baño
y poder asearse.
–
Gracias. – Susurró Sasuke mirando la amplia espalda de su marido y sintiendo
como una pequeña incomodidad se instalaba en su pecho por algún motivo desconocido,
tenía un mal presentimiento sobre las decisiones que se habían tomado ese día.
Sasuke
subió las escaleras de maderas y pronto llegó a aquella habitación que compartía
con su cónyuge, donde se desvistió y se puso su camisón antes de acostarse en
su lecho pero contrario a lo que el doncel esperaba, no conseguía conciliar el
sueño como deseaba desde un comienzo.
Naruto
entró en la alcoba con un trozo de tela enredado en su cintura y se dirigió
hasta el armario de dónde sacó su ropa interior que se puso antes de meterse en
lecho en el que ya estaba recostado Sasuke.
– ¿Aún
estas despierto?. – Preguntó Naruto al sentir como Sasuke se abrazó a él y
apoyaba su cabeza sobre su pecho.
– No
puedo dormir. – Se limitó a responder mientras escuchaba el tamborileo del
corazón guardado en el interior del torso de su marido. – Estoy muy preocupado
por mi hermano, por su hija, por ese hombre al que no conozco pero que es el
padre de Minako y el hombre al que ama Itachi y, también, por ti. – Enumeró
sintiendo como una de las manos de Naruto comenzaba a acariciar su cabeza.
– ¿Por
qué?.
– No
lo sé pero desde que escuché la historia de Itachi me sentí perturbado, como si
fuera un aviso de algo que aún no ocurre. – Confesó Sasuke para levantar su
cabeza y mirar a los ojos a su esposo provocando que las caricias cesasen. –
Naruto, sé que te pedí que ayudaras a mi hermano y protegieras a ese hombre
pero… no hagas nada temerario. No deseo que te ocurra nada.
–
Sasuke… – Pronunció el nombre en un suspiro al escuchar aquella voz perturbada
por sentimientos de temor y preocupación. – Volveré a ti, vendré después de que
eso pase aún y cuando apenas pueda moverme o ver porque eres el doncel al que
amo.
– No
es momento para que me digas ese tipo de palabras. – Comentó Sasuke golpeando
suavemente el pecho de su marido con la mano derecha mientras sus ojos se
humedecían al mismo tiempo que una tonta sonrisa se enmarcaba en sus labios. –
Solo ten cuidado, no me gustaría que tú… – Sasuke apretó sus labios
imposibilitado de poder pronunciar aquella palabra.
Naruto
alargó sus manos y abrazó el cuerpo de su marido, obligando a Sasuke a que se
recostara nuevamente en su pecho.
–
Saber que sientes ese tipo de emociones hacia mí, hace que me sienta feliz. –
Murmuró Naruto.
– Eso
es absurdo y lo sabes. – Contestó Sasuke con una sonrisa mientras escuchaba la
roca risa de su cónyuge al mismo tiempo que era liberado de aquellos brazos que
lo obligaba a estar sobre aquel torso y era contagiado de la risa de su pareja.
Cuando
la risa finalizó, ambos se miraron a los ojos viendo la sombra que hacían la
llama de la vela en sus irises y sus pupilas dilatadas mientras lentamente,
Sasuke descendía hasta los labios de Naruto. Entonces, el doncel cerró sus
párpados al sentir el tacto de aquellos labios con los suyos que velozmente se
comenzaron a mover algo torpe.
Las
manos de Naruto abrazaron la estrecha cintura de Sasuke y poco tiempo después,
ambas bocas se abrieron en sincronía para darle acceso a la lengua contraria
con la que comenzaron a frotarse generando más humedad en las bocas.
Con
lentitud, el beso fue terminando, dejando en el matrimonio la excitación pero
eso no detuvo al doncel, quien en ese tiempo se había ido acostumbrando a las
reacciones que él era capaz de provocar en su esposo, así como las reacciones
que su marido provocaba en su cuerpo.
Los
ojos negros de Sasuke brillaron y sin importarle su incomodidad en la ingle,
llevó una de sus manos hasta la semi-erección de Naruto que sacó al exterior.
–
¿Sasuke qu…? – Intentó preguntar Naruto al sentir como una de las manos de su
consorte rodar por su pecho hasta su entrepierna pero no pudo continuar cuando
sintió como aquella mano se enredaba en su pene tímidamente.
–
Déjame hacerlo. – Susurró el doncel en una petición quejumbrosa.
Cuando
el pene de Naruto quedó a la vista de los brillantes ojos de Sasuke, esté no se
resistió a llevar su boca hasta el sexo de su marido para darle un rápido
lametón en la cúspide mientras sus manos no dejaban de acariciarlo, haciendo
que el pene de Naruto terminara erguido y duro mientras que su dueño no dejaba
de jadear.
Naruto
no perdía detalle de cómo su esposo saboreaba la piel de su sexo sin poder
evitar el excitarse cada vez más mientras observaba la obscena imagen y
entonces, sin poderlo prever, observó como Sasuke tragó su pene haciendo que lo
inevitable sucediese y terminara eyaculando en la boca del doncel.
Sasuke
levantó su rostro, el cual estaba manchado y comenzó a limpiarse con su
camisón.
Naruto
que se no había apartado su vista de Sasuke se sentó en el mueble cuando su
respiración se había normalizado y besó a su esposo en un beso apasionado.
Las
manos de Naruto se encargaron de buscar un lugar por el que colarse y poder
comenzar a palpar la piel de Sasuke hasta que consiguió encontrar los pezones
del doncel que comenzó a pellizcar y frotar con sus dedos sacando gemidos del
doncel.
El
beso concluyó y las manos de Sasuke se encontraban agarrando los hombros de
Naruto mientras que la boca de su esposo había comenzado a atacar su cuello con
pequeñas succiones y lametazos ocasionando que la fogosidad en el cuerpo del
doncel aumentase con creces.
Naruto
abandonó los pezones y llevó una de sus manos a la espalda de su consorte para
comenzar a acariciarla y su otra mano, viajó hasta la entrepierna de Sasuke
donde encontró el erecto pene que empezó a atender y no tardó en explotar
impregnando su mano con aquella humedad mientras el doncel se recargaba en el
pecho de Naruto, este aprovechó la ocasión para llevar su mano embadurnada con la
sustancia al orificio trasero del cuerpo de Sasuke.
Naruto
lentamente iba introduciendo sus dedos a medida que iba ensanchando el angosto
hueco, al mismo tiempo que continuaba atacando el cuello de su compañero que
había vuelto a excitarse y no dejaba de gemir.
Finalmente,
el ano de Sasuke estaba lo suficientemente dilatado y Naruto se deshizo de la
prenda que guardaba las intimidades del cuerpo de su pareja para obligar al
doncel que se sentara sobre de él y a medida que Sasuke descendía, lograba que
los amantes gimieran.
No era
la primera vez que la pareja tenían esa intimidad, pues cuatro meses después de
su noche de bodas, Sasuke y Naruto habían avanzado en su relación lo suficiente
como para comenzar a tener ese tipo de actos.
Después
de unos segundos, Sasuke comenzó a moverse con ayuda de su esposo para auto-penetrarse
con el miembro de su esposo hasta que por fin, su límite fue rebasado y el
doncel volvió a llegar al orgasmo junto a Naruto, quien liberaba su semen en el
interior de Sasuke.
Cuando
la pareja consiguió regular su respiración, Naruto ayudó a Sasuke a sacar su
pene de interior del doncel para ambos recostarse en el lecho y por fin,
visitar el mundo de Morfeo abrazados y con la llama de la vela extinguida para
que no molestase sus sueños.
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