-No es gustar, es amor.-
A
pesar de que ese día, Rivaille, se había levantado con un humor de perros y su
cara era el vivo reflejo de no haber dormido en toda la noche, en ese momento,
se sentía bien, no podía decirse que estuviera feliz ya que la euforia que
había experimentado al escuchar la respuesta de Eren había ido desapareciendo
poco a poco a lo largo de ese día junto a su obsesiva concentración en la
limpieza y el orden.
Sin
embargo, Levi ya había acabado de limpiar todo los rincones de la torre en la que
se encontraba y estaba en ese ala e iba en busca de Eren, que debía de estar
terminando de fregar los pasillos, pero de camino a su objetivo, Rivaille, no
dudó en comprobar si estaba bien limpio los pasillos mientras caminaba con
cuidado para no dejar las huellas de sus pisadas en el húmedo suelo y teniendo
el máximo cuidado para no resbalar, hasta que llegó a donde se encontraba
Jaeger.
– ¡Eren!.
– Llamó Levi causando un sobresalto en el joven que estaba fregando antes de
mirar al sargento con el rostro enrojecido. – Cuando termines de fregar el
pasillo te espero frente en mi habitación. – Ordenó Rivaille.
– ¡Sí,
sargento!. – Contestó el quinceañero para ver como Rivaille asentía con la
cabeza antes de marcharse por el pasillo que aún estaba siendo fregado por Eren.
Rivaille
se quitó los pañuelos que usaba cada vez que limpiaba, para no aspirar el aire
polvoriento o ensuciar su cabello, de camino al exterior del edificio y caminó
hasta donde estaban Erd, Günter y Aurou para comprobar el trabajo que estaban
realizando al arreglar la fachada.
–
¡Sargento Rivaille!. – Llamó Erd siendo el primero en percatarse de la
presencia de Levi que caminaba hacia donde ellos se encontraban ataviados y
utilizando el equipo tridimensional.
Sin
embargo, fue Günter quien descendió por la pared del cuartel con ayuda de su
equipo tridimensional para recibir a Rivaille que miraba escrutadoramente el
laborioso trabajo que estaban haciendo sus hombres al tapar grietas y rellenar
agujeros con la mezcla de cemento y la utilización de ladrillos en algunos
casos.
–
También tenéis que reparar el tejado, podría aparecer goteras en esas
condiciones si llueve. – Apuntó Rivaille sin molestarse en saludar a su
subordinado mirando aquella parte del tejado que carecía de tejas y la cual,
era visible desde el suelo.
– Sí,
sargento. – Respondió Günter haciendo el saludo militar mientras también
dirigía su mirada al tejado del edificio viendo el destrozo que había provocado
el pasar del tiempo y la inhabilitación que había sufrido el cuartel por parte
de los miembros de la legión de exploración en todo ese tiempo.
–
Cuando terminéis con la fachada, os ocupareis del tejado. Luego, está los
establos y el almacén de armamento. También, la muralla y las torres de
vigilancias. – Indicó Rivaille con
apatía recordando todas las zonas dañadas que tenía ese cuartel mientras Schulz
asentía con la cabeza. – Este lugar es más desagradable de lo que esperaba. –
Murmuró pensando en todo el daño que tenía el edificio a causa del paso del
tiempo y el desuso.
–
Sargento, necesitaremos ir a la ciudad para buscar materiales, ya casi nos
hemos quedado si suministros para continuar con el trabajo de reconstrucción. –
Advirtió Günter y Rivaille chasqueó la lengua ante las palabras del hombre
frente a él porque suponía un retraso en acondicionar como se debía el lugar.
–
Entonces, preparara la carreta y a tu caballo para ir a buscar lo necesario
para seguir con los arreglos mientras tanto Aurou y Erd se quedaran para seguir
con el trabajo. Comunícaselos. – Ordenó Rivaille con disgusto por tener que
contar con esos contratiempos. – Mañana, antes de que partas a la ciudad, te
daré una carta para que le entregues a Irvin o al oficial encargado y comprenda
de tu llegada a Trost para que te facilite los materiales que necesitas. –
Añadió Levi pasándose una mano por el
pelo como si sus dedos se tratasen de un peine.
– Sí,
sargento Rivaille. – Respondió Günter antes de accionar las palancas del equipo
tridimensional para que las poleas
recogieran los cables y lo elevasen hasta donde estaba sus dos compañeros para
notificarles las órdenes de Rivaille.
Rivaille,
ahora, se dirigía hacia donde se encontraba Petra y por el camino examinaba
todos los rincones que aún estaban sin ser acondicionados.
El
jardín parecía parte del bosque, debido a que la maleza silvestre se había
mezclado con los setos, flores y arbustos florales que poseía y estaba seguro
de que la madreselva silvestre había erradicado mucha de las plantas del
jardín, así, que podía afirmar, que no sería un trabajo fácil el convertirlo
nuevamente en un jardín decente.
El
patio era un problema aún mayor, algunos adoquines se había resquebrajado y
otros, simplemente, habían desaparecido a causa de la hierba que había crecido,
sin hacer mención de que algunos arbustos que se las habían ingeniado para
crecer en medio del patio de piedra causando estragos y con ayuda de sus raíces
había levantado los adoquines, haciendo que la superficie que debía de ser
plana parecía un terreno ondeante y dificultoso para caminar.
La
pequeña muralla que rodeaba el cuartel y descansaba en torres de vigías,
tampoco tenían buenas condiciones y habría que repararla. Además, de eliminar
la enredadera que también crecía a sus anchas, cruzando de un extremo a otro la
muralla e incluso, alcanzaba el techo de las torres, las cuales era inaccesibles
ya que las escaleras de madera se había podrido y faltaba muchos escalones, sin
decir, que sería peligroso el intentar subir a alguna de ellas, posiblemente la
estructura estaba dañada.
No era
que Rivaille no se hubiera percatado al llegar al lugar de lo lamentable que
estaban estas zonas del cuartel, solo que lo primordial había sido el edificio
principal, en el que tendrían que convivir y dejando para más tarde el tenerse
que preocupar por el exterior del cuartel en el que iba a pasar mucho tiempo
por la peligrosa capacidad que tenía Eren.
Rivaille
llegó al lugar en el que se encontraba Petra haciendo la colada y logró
diferenciar que la tela que frotaba la mujer entre sus manos en el recipiente
con agua y jabón se trataba de un pantalón del uniforme militar aunque no
sabría decir a quien pertenecía aquel pantalón.
–
¡Sargento Rivaille!. – Exclamó Petra cuando Levi llegó junto a ella, la mujer
estaba muy concentrada en su trabajo que no se había percatado de que el
sargento se acercaba hacia donde estaba lavando.
–
Cuando termines de recoger esta colada ve a la cocina para hacer la cena y
avísale a los demás. – Indicó Rivaille sintiendo la suave brisa golpeando su
rostro en el lugar del cuartel que disponían para lavar las ropas y demás
telas.
–
Claro. – Respondió Petra con una sonrisa dulce. – Sargento… ¿desea que prepare
algún plato especial?. – Se atrevió a preguntar la mujer con un leve sonrojo
enmarcando sus mejillas.
–
Estará bien cualquier comida. – Contestó Rivaille frunciendo un poco su entrecejo
ante la pregunta de Ral, pues ella mejor que nadie sabía que no eran tiempos de
ser caprichoso con la comida ya que esta era valiosa.
Rivaille
recordaba que los padres de Petra trabajaban de jornaleros en los campos de
cosecha, a las afueras de Caranés, y la mujer conocía lo difícil que era cuidar
de las plantas ya que podían ser afectadas por sequías o plagas que
posteriormente se vería perjudicados la gran mayoría de las personas porque no
podrían contar con alimento, por ello, a Rivaille no le había agradado en
demasía que le preguntara a si quería comer algún platillo en especial porque
sus gustos ante los alimentos no era algo prioritario.
– Solo
pensé que estaría bien preparar alguna comida que le gustara para animarlo,
sargento Rivaille. Hoy no se ve muy bien. – Comentó Petra un poco cohibida por
la respuesta que Levi le había dado.
Rivaille
no dijo nada, solo se limitó a girar y volver a dirigir sus pasos hacia el
interior del edificio dejando a Petra que continuaba con su tarea encomendada
de hacer la colada.
Rivaille
terminó de subir las escaleras que llevaba al pasillo donde se encontraba su
habitación y ahí vio a Eren.
Tal y
como él le había pedido, Eren se encontraba esperando recargando su espalda en
la pared del pasillo frente a la puerta de su alcoba y una sonrisa
imperceptible brotó en los labios del sargento mientras se acercaba a donde
estaba el chico.
Levi
aceleró su andar hasta llegar a donde estaba Eren que había dejado de apoyar su
espalda en la pared al percatarse de que el sargento había aparecido en el
pasillo y cuando Rivaille estuvo lo suficientemente cerca del adolescente, no
dudó en llevar sus manos a la cara del Jaeger y obligarlo a inclinarse para
poder besarlo.
Un
beso en el que solo Rivaille participó porque Eren había vuelto a paralizarse
ante la inesperada acción del sargento pero Eren no le privó a Rivaille de que
saboreara su boca ya que por instinto, Eren abrió su boca para emitir un
quejido de asombro que fue callado por la boca del sargento y la lengua de Levi
entró ávidamente y sin reparo ante la invitación inconsciente que Eren le
proporcionaba cada vez que lo besaba de esa manera.
Cuando
Rivaille decidió terminar el beso, no se contuvo en mirar el rostro de Jaeger aún
aturdido pero mostrando un sonrojo que de alguna forma le gustaba ver ya que
hacía que los grandes ojos verdes de Eren parecieran brillar con más intensidad
de lo que lo hacían habitualmente.
–
Entremos. – Propuso, después de unos minutos, Rivaille y Eren asintió con la
cabeza creyéndose incapaz de poder hablar en ese momento.
Como
habría de esperar, la alcoba del sargento Rivaille estaba pulcramente ordenada.
La
ventana estaba abierta, haciendo que la brisa pudiera bailar con las cortinas,
a pesar, de que estas estuviesen corridas hacia los lados para poder dejar
entrar la luz solar en el cuarto.
Entonces,
Eren recordó la primera vez que había entrado en esa habitación donde había un
desorden impropio y, en esos momento, se preguntaba si lo habría imaginado.
– Siéntate
ahí. – Señaló Rivaille con su mano el único sofá que había en el cuarto, no era
muy grande pero si lo bastante cómodo, que se encontraba a un lado del
escritorio y frente a una pequeña mesa.
Eren
solo se limitó a sentarse en el sofá mientras Rivaille cerraba la puerta de su
alcoba y se dirigía al escritorio donde tomó un papel, abrió un pequeño bote de
tinta negra para coger una de las plumas de ganso que tenía para comenzar a
escribir la carta que debería darle a Günter antes de que partiera a Trost en
busca de materiales que necesitaban para seguir reparando ese viejo cuartel.
El
silencio había inundado la habitación en la que solo se escuchaba el rasgar de
la pluma al escribir en el papel aunque en medio del silencio, Rivaille no
dejaba de mirar a cada segundo a Eren que se removía en su asiento cada vez que
sus miradas colisionaban fortuitamente.
Rivaille
terminó la carta y limpió la pluma antes de dejarla en su lugar correspondiente
para, luego, cerrar el pequeño bote de tinta y, acto seguido, levantarse de la
silla frente al escritorio e irse a sentar en el sofá, justo al lado de Eren.
Rivaille
no dudó en cruzar sus piernas antes de buscar sin ninguna vergüenza la mano del
chico y entrelazar sus dedos con los suyos.
– ¿Te
sientes incómodo?. – Preguntó Rivaille con su mirada fija en el rostro del
quinceañero después de dejar transcurrir algunos segundos en silencio.
– No.
– Respondió Jaeger sonrojado mientras miraba su mano en el regazo de Rivaille
con sus dedos entrelazados. – Solo es extraño. – Murmuró en un hilo de voz que
Levi logró escuchar.
–
Ahora no estamos en condición de oficial y subordinado, Eren. Este momento
estamos como dos personas que siente algo especial hacia el otro. – Aseguró
Rivaille presionando un poco la mano de Eren que se había puesto más colorado.
– Recuerda que aceptaste el tener una relación conmigo. – Objetó un poco
molesto por tener que recordárselo ya que era obvio que tendrían ese tipo de
contactos tan superficiales pero a la vez significativos.
– Lo
sé, es que no… yo no he estado así con nadie. – Confesó Eren con vergüenza.
– Te
acostumbrarás. – Se limitó a decir Rivaille y Jaeger asintió con la cabeza no
muy seguro de las palabras del sargento. – ¿Te atraigo?. – Preguntó
repentinamente Rivaille después de unos minutos de silencio y Eren se
sobresaltó en su lugar antes de mirar al sargento. – ¿Te atraigo, Eren?. –
Repitió sin apartar sus ojos del adolescente que volvió enrojecer su rostro. –
Tú a mí sí. – Murmuró deshaciendo sus manos para acercar su rostro a Eren que
se reclinó en busca de mantener un espacio prudencial con Rivaille.
– Sí… –
Titubeó el quinceañero mientras giraba la cabeza. – Pero…
– Eren
deja de hablar y acércate. – Ordenó Rivaille frustrado por la indecisión del
chico y ansioso de poder volver a probar los labios que ya le pertenecían.
Sin
embargo, y contrario a lo que podía pensarse, Eren hizo caso a las palabras de
Rivaille, pues el tono que el sargento había utilizado había hecho que Jaeger
se sintiera hechizado por la voz serena que era capaz de intimidar al mismísimo
demonio.
El
adolescente se sintió envuelto en sus impulsos primarios ante el tono que había
utilizado Levi para hablarle y dejándose llevar por sus instinto se apegó más a
Rivaille, con timidez abrazó la cintura del sargento mientras que el rostro
sonrojado del adolescente se inclinó para comenzar un beso cohibido.
Rivaille
se agarró de los hombros de Jaeger mientras sus lenguas jugaban en un intento
que pedía ser más anhelante pero, no obstante, era lento, dulce y temeroso.
Tan
exhorto y concentrado estaba Rivaille en el beso que no se percató como Eren se
dejaba llevar cada vez más y más por sus instintos, comenzando a imponerse el
adolescente sobre Rivaille, pues Jaeger se reclinaba cada vez más, recargándose
sobre el cuerpo del sargento. Obligando a Levi a ir recostándose sobre el sofá
y las manos de Jaeger comenzaron a moverse en suaves caricias por el costado
del cuerpo de Rivaille al sentirlo a su merced.
Rivaille
había dejado que sus manos volaran en agasajos hacia el cuello y cabeza de Eren
que no dejaba de tocarlo a un ritmo pausado como si Levi pudiese con sus manos encontrar
la forma de fusionarse con el cuerpo del
joven que hacía más presión en el beso del que habría supuesto en un comienzo y
haciéndole sentir a Rivaille que Eren, también pretendía buscar la manera de sentirlo
más allá de lo que estaba permitido.
Varios
gemidos fueron insonorizados en la boca contraria y la excitación comenzaba a
germinar en sus cuerpos como un torrente de agua porque ambos habían dejado de
lado la conciencia, solo dejándose llevar por sus instintos, aquello que le
gritaban el querer percibir el calor del contrario, saborear el aliento de su
compañero y sentir la piel oculta bajo las ropas del otro.
Eren
con osadía y sin separarse de aquella boca que besaba, tiró de la camisa del
sargento, logrando que la prenda subiera lo suficiente para dejar al
descubierto un abdomen tonificado por los duros entrenamientos y sin prestarle
la más mínima atención dejó que sus manos rodasen por la piel sin vello, siendo
las manos de Eren las únicas que estuviese conociendo esa piel normalmente
escondida por prendas.
Rivaille
no pudo evitar presionar más a Eren al sentir como las manos del adolescente
habían tomado la confianza suficiente para tocarlo sin pudor, sintiendo como
cada caricia comenzaba a quemarle en la piel como fuego y fue, en ese momento,
que Rivaille se dio cuenta que deseaba algo más profundo e intimo con Eren.
Rivaille quería algo prácticamente prohibido a ser exigido y solo conseguido con
paciencia porque Rivaille se percató de que quería a Eren para siempre como
antes no había ocurrido con nadie y aquel sentimiento, hizo que Rivaille se creyera
aplastado como un insignificante insecto, aturdiéndolo más de lo que hubiese
previsto cuando le había pedido tener una relación a Eren que solo concebía
como algo fugaz pero que en ahora ese pensamiento se veía abolido por la
palabra eternidad.
Sin
embargo, el momento de entrega entre la pareja fue interrumpido por unos
golpecitos en la puerta que hizo que Eren pareciera despertar del influjo en el
que había caído y se separó bruscamente de Rivaille cayendo al suelo y
golpeándose la cabeza con la pequeña mesa de café que había frente al sofá
mientras que Rivaille emitió un pequeño gruñido inconforme ante la
interrupción.
–
Sargento Rivaille, la cena ya está. – La voz de Petra se escuchó desde fuera de
la habitación.
–
¡Bien!. – Vociferó Levi para que pudiera escuchar la mujer y se marchara
mientras se incorporaba alisando su camisa. – ¿Estás bien?. – Preguntó Rivaille
a Eren que se había llevado las manos a la zona adolorida de su cabeza.
– Sí.
– Contestó Jaeger limpiándose los ojos que se habían humedecido ante el dolor
sufrido al golpearse en la coronilla.
– Deja
ver. – Pidió Rivaille apartando las manos del adolescente y ver el chichón que pugnaba
con crecer en la cabeza de Eren debido el fuerte golpe.
– No
es nada. – Insistió Eren pero Rivaille no le hizo caso y fue hasta uno de los
muebles de la habitación donde abrió una gaveta para sacar un pequeño tarro que
abrió.
– Esto
ayudará a que desaparezca la inflamación. – Explicó el sargento haciendo caso
omiso al quinceañero que había obligado a arrodillarse y comenzó a aplicar con
delicadeza el frío ungüento.
– G-gracias.
– Agradeció Eren un poco desconcertado por la amabilidad de Rivaille mientras
se volvía a poner de pie después de que Levi terminase de aplicar la crema.
–
Eren. – Llamó Rivaille al adolescente que lo miró. – Si no deseas esto, es el
momento de decirlo. No tienes que seguir con una relación conmigo y, mucho
menos, si te sientes obligado.
– No,
yo no me siento así. Yo ahora… – Eren calló rápidamente mientras se sonrojaba
mientras intentaba descifrar lo que sintió o buscar una respuesta a lo que
había pasado cuando había comenzado a besar a su superior pero sintiéndose
bloqueado miró a Rivaille y suspiró para poder ser lo más franco, no solo con
él mismo sino, también, con Rivaille. – Yo no acepté solo porque sintiera
curiosidad o me sintiese forzado. Yo quería saber… – Eren se detuvo apretando
los puños mientras sus ojos descendieron al suelo antes de levantar su rostro
para enfrentar la mirada del sargento mostrando determinación y seguridad en
sus ojos verdes. – ¡Quería saber el por qué me siento así desde aquella vez que
me besó!. – Exclamó con una voz que hizo que los pelillos de la nuca de
Rivaille se erizaran y el estómago se le retorciera tan grotescamente que podía
sentir como un calor emergía desde el centro de su pecho para extenderse por
todo su cuerpo. – No puedo explicarlo pero aquel día, me sentí extraño y,
ahora, cuando… bueno, se sentía bien aunque tenía muchas sensaciones
desconocidas pero eso me gustó. Yo creo que todo eso que estoy sintiendo hacia
usted… – Eren se detuvo un instante mordiéndose el labio antes de cerrar los
ojos. – ¡Sargento Rivaille, usted me gusta!. – Gritó enrojecido Eren al
confesar sus sentimientos.
Levi
tan solo se acercó al adolescente y sin decir nada se abrazó a él, en ese
momento las palabras de Jaeger le hicieron sentir el humano más feliz sobre la
tierra, era por ello, que necesitaba estar seguro que se trataba de Eren de
quien había escuchado aquellas palabras. Rivaille necesitaba abrazarlo para
sentir su calor y saber que no estaba soñando pero cuando hundió su rostro en
el pecho de Jaeger, el corazón frenético del muchacho le dio una prueba más de
que no se encontraba en medio de una fantasía del subconsciente.
–
Realmente… realmente esta vez… este mocoso ha logrado que yo… me haya enamorado.
– Pensó Rivaille sonrojándose porque, por primera vez, aceptaba que aquel “me
gustas” se trataba de un “te amo” y apretó, con algo más de fuerza en el
abrazo, al joven porque Rivaille estaba sintiendo el nuevo sentimiento que no
podía negarse más y deseando quedarse de esa forma para siempre pero, al mismo
tiempo, Rivaille se sentía vulnerable a lo que pudiese pasar a partir de ese
instante porque solo podía ser consciente de una cosa, del miedo y la necesidad
que había engendrado sin darse cuenta de todo lo que relacionaba a Eren. – Ma cœur est à toi désormais, Eren*.
– Susurró aquella corta oración que recordaba de una lengua extinta y que
siempre le había gustado pero que jamás le había dicho a nadie.
– ¿Sargento Rivaille…? – Preguntó Eren sin
entender bien lo que había dicho y dejándose abrazar por el hombre que en ese
momento se veía tan diferente a como de costumbre.
Lentamente,
Rivaille se fue separando del cuerpo que no deseaba dejar de abrazar mientras
secretamente se prometía el cuidar de Eren y aún si tendría que dar su vida a
cambio. También, prometiéndose de que haría todo lo que estaba en su mano para
que Jaeger lo amara tanto como él se había percatado en ese momento de que lo
ama.
–
Eren… – Llamó al joven que lo observaba atentamente pero no dejó que hablara
solo tomó la cara del adolescente para besarlo y sellar la promesa que se había
hecho a sí mismo Rivaille. – Será mejor que vayas al comedor, yo iré de
inmediato. – Le indicó a regañadientes, no quería dejarlo salir de su
habitación pero era consciente de que no solo de aire y arrumacos podía vivir
una persona.
Eren
asintió con la cabeza antes de marcharse de la alcoba de Rivaille para
dirigirse al comedor pero no pudo evitar girar la cabeza para ver al sargento
que lo observaba desde el lugar en el que estaba antes de abrir la puerta y
desaparecer detrás de esta.
Rivaille
caminó hacia el sofá y se dejó caer sobre el asiento para llevarse las manos a
la cara, cubriendo su rostro como si hubiese alguien que pudiese verlo.
– No
te permitiré que te alejen de mí. – Murmuró Rivaille en el silencio de la
habitación con voz amenazadora, como si alguien lo hubiera retado y él tuviese
la necesidad de responder de esa forma tan demandante.
Aclaración de los términos:
* Ma cœur est à toi désormais, Eren: Esta
corta oración en francés dice literalmente “Mi corazón es tuyo, Eren”. Bueno,
esto es lo que quería escribir no sé si está bien escrito, pues mi francés deja
mucho que desear. Si esto lo he escrito mal, podéis decirme y rápidamente lo
corregiré para escribirlo como se debe ^^. También, os diré que no aparecerán
más palabras, frases u oraciones de Rivaille hablando en francés y, ya os
aclaro, que no acostumbro a hacer este tipo de cosas, esto fue solo un pequeño
regalito para que os imagines a Rivaille hablando francés (al menos, se que una
persona estará encantada con este pequeño aporte).
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