martes, 1 de agosto de 2017

L.c.d.l.s.d.t. Capítulo ~6~

-Lo que genera un beso.-


Eren no pudo dejar de preguntarse mientras cenaba en si era correcto el aceptar la propuesta de Irvin, a pesar de que fuese el capitán de la legión de exploración, se sentía mal el poder exentarse unos minutos, o quizás unas horas, para que el capitán Smith conversara de lo que fuese con él cuando aún había mucho trabajo que hacer en el cuartel y sentía que sus compañeros o el propio sargento Rivaille, no estaban contentos con que Irvin lo librase del trabajo.

Los pensamientos de Eren fueron interrumpidos cuando escuchó el arrastras de la silla que había hecho Rivaille para marcharse del comedor sin pronunciar palabra alguna.

– Levi, ¿tan rápido te marchas?. Eso no es considerado de tu parte para los que acabamos de llegar. – Habló Irvin pero solo se escuchó un bufido de parte del sargento, el cual ignoró al capitán Smith y abandonó apresuradamente el comedor. – Nunca cambiará. – Comentó en forma de suplica al aire el capitán.

Eren volvió su mirada al plato casi vacío de su cena mientras volvía a escuchar como todas las personas que estaban en el comedor volvían a retomar sus charlas que habían detenido por un instante ante la marcha del sargento Rivaille y a nadie pareció importarle el que Eren hubiese estado ausente mientras cenaban.

En ese momento, y por primera vez desde que había pasado todo el ajetreo de Trost, Eren echo de menos a sus compañeros y en especial a Mikasa, su hermana adoptiva, y a Armin, su amigo y al que consideraba como un hermano, porque en ese instante se sentía solo.

– ¿Eren ya has terminado?. – Preguntó amablemente Petra al acercarse improvisadamente al chico.

– ¿Eh…?. – Fue el único sonido que emitió el muchacho, se había enfrascado en los recuerdos de sus compañeros, amigos y familia.

– Te he preguntado de que si ya has terminado de cenar, todos ya se han ido y estaba ayudando a Aurou a recoger los platos pero… ¿te ocurre algo?. Se te ve turbado, si es por el comportamiento del sargento no debes de preocuparte. El sargento Rivaille suele irritarse más de lo normal cada vez que tiene que cumplir con sus obligaciones con personas de cargo superior aunque siempre que el capitán y el sargento se reúnen, el sargento Rivaille parece estar más irritado de lo normal. – Indicó Petra recibiendo el plato y cubiertos en el que Eren había comido su cena aunque el plato aún contenía parte de la comida.

– Gracias. – Agradeció Eren a la mujer que le volvió a sonreír. – Solo estaba pensando en que quería hablar el capitán Irvin conmigo. – Mintió Eren mientras se levantaba de la silla. – Creo que será mejor que me marche a la cama.

– Eren, sonará mal lo que te voy a decir pero por favor, no digas nada imprudente al capitán Irvin. El sargento Rivaille se molestará mucho si recibe una amonestación y él… no es un mal oficial. – Comentó Petra para terminar con sus mejillas más sonrosadas de lo habitual. – No pienses que te digo esto por algún tipo de interés o intención hacia el sargento Rivaille, es que tan solo no quisiera que el sargento tenga más responsabilidades de la podría soportar. Lo comprendes, ¿verdad, Eren?. – Se justificó rápidamente Ral y con nerviosismo.

– Entiendo, yo… tampoco quiero ser una carga para el sargento Rivaille ni ser el causante de más molestia, ya hizo mucho por mi cuando me aceptó en el equipo. –  Farfulló Eren antes de marcharse del comedor después de ver como la mujer sonrió al mismo tiempo que asentía con la cabeza.

Eren se dirigía hacia las escaleras que daban al sótano cuando pasó frente a las escaleras que llevaba a los pisos superiores del cuartel donde se detuvo.

El adolescente miró las escaleras de madera mientras volvían a su cabeza las preguntas de si debía o no ir a hablar con Rivaille sobre la petición de Irvin.

El chico mordió un poco su labio inferior antes de sacudir su cabeza para comenzar a subir la escalera, hablaría con el sargento ya que era posible que Levi conociera lo que Irvin quería conversar con él y podría darle alguna información. Además, que sentía que necesitaba la aceptación de Rivaille para poder enfrentar la charla con el capitán Smith pero Eren no se planteó en ningún momento si hacía bien o no en ir hasta la habitación de Rivaille en busca de consejo y aprobación.

Eren subió la escalera más rápido de lo que le hubiera pensado llegar a la segunda planta para caminar con nerviosismo hasta la puerta que sabía, pertenecía a la alcoba que ocupaba Rivaille. Fue entonces que Eren se sintió algo arrepentido y volvió a dudar sobre que lo había llevado a estar frente la robusta puerta de madera porque, posiblemente, esa necesidad que sentía tan solo podría tratarse de una tontería que terminaría causando enfado en Rivaille por ir a fastidiar a esas horas por sus inseguridades.

Eren pretendía macharse pero el rumor que venía de las escaleras que indicaba que Petra y Erd regresaban a sus habitaciones provocó tensión en Eren porque él no quería que lo vieran ahí ya que seguramente confundirían la razón que lo había llevado hasta estar enfrente de la puerta del sargento y no solo terminaría siendo regañado por ellos sino que provocaría un pequeño alboroto mientras Eren intentaría explicar el por qué estaba ahí, haciendo salir de la alcoba a un enojado Rivaille.

En un impulso guiado para no causar alboroto, Eren golpeteó la puerta de la habitación frente a él con los nudillos de su mano y aguardó unos segundos en espera a escuchar la voz del sargento pero al no escuchar sonido alguno, intuyó que debería de presentarse para darse a conocer de quien era. Eren suspiró pesadamente en un vano intento de darse fuerza a si mismo ya que se sentía coaccionado por lo que su decisión lo había llevado a estar ahí junto al no desear crear un ajetreo para cuando sus compañeros lo vieran en ese lugar y no lo mal interpretaran por no estar en su habitación asignada.

– Sargento… soy Eren. – Se dio a conocer Jaeger percatándose que el tono de su voz había delatado su inquietud.

Eren esperó unos segundos más cuando escuchó como los pasos de la persona en el interior del cuarto se acercaban a la puerta y esto provocó que el muchacho convirtiese sus manos en puños que apretaba con fuerza debido a la tensión que estaban generando sus nervios.

– Pasa. – Dijo Rivaille después de abrir la puerta más de lo necesario para que el muchacho entrara y le explicara qué era lo que lo había hecho ir hasta ahí.

Eren asintió con la cabeza, sintiéndose incapacitado para hablar en ese momento, su lengua pareció desaparecer de su boca para responder con un sencillo “sí”.

Eren entró en al interior del cuarto de Rivaille, sintiendo sus pies más pesado de lo normal, no había entrado en la habitación, ni siquiera cuando comenzaron con la limpieza del cuartel y saber que esa alcoba era la del sargento lo ponía más nervioso aunque no esperó encontrarse frente a él, en el suelo, un montón de objetos tirados, algunos estaban rotos y esto dejó a Jaeger paralizado al ver el desorden que había mientras se preguntaba qué había pasado ya que con lo poco que conocía a Levi, Eren comprendía que el sargento no era la clase de hombre que gustara de vivir en el caos.

Eren escuchó como el sargento cerraba la puerta a su espalda haciéndolo dar un pequeño saltito por el susto y despertando de la paralasis que le había provocado el desconcierto para percatarse de que Rivaille se acercaba a donde estaba él y lo pasaba unos pasos más de largo para acuclillarse y comenzar a recoger los objetos que estaban tirados en el suelo.

– ¿Puedo ayudarle?. – Preguntó Eren aún más incómodo y un poco abrumado por la situación ya que no se sentía bien estar a solas en el cuarto junto a un Rivaille ocupado en arreglar un desorden mientras el permanecía de pie en medio de la habitación observando.

– No es necesario. ¿A qué has venido?. – Pidió con la acostumbrada severidad que mostraba su voz Rivaille sin detenerse en recoger el desorden. – Habla rápido, no creas que porque Irvin esté aquí tendrás el placer de dormir cuanto te apetezca. – Aportó para que Eren le dijera de una vez a que había ido a buscarlo.

– Yo… solo quería saber si está bien lo que dijo el capitán en el comedor. – Inquirió Eren con tono preocupado ya que como había intuido antes de golpear la puerta para entrar, Rivaille se había molestado por la interrupción.

– ¿Es qué deseas faltarle el respeto a un superior?. – Preguntó Rivaille antes de mirar al adolescente después de dejar unos libros sobre el escritorio mientras que Jaeger parecía caer en la realidad con esa pregunta haciendo que se encogiera en sí mismo por no haber considerado el que en ese momento podría estarle faltando el respeto a un oficial de alto rango. – Irvin es el capitán de las tropas de exploración, está por encima de mí para acometer lo que cree adecuado y sus ordenes opacan las mías. – Escupió Rivaille mordazmente haciendo que Eren se sintiese un completo estúpido por estar ahí preguntando el si estaba bien el ausentarse por acceder a la petición de Irvin. – Si no tienes intención de hablar con Irvin debes ser tu mismo quien se lo comunique. – Apostilló Rivaille y Eren estaba demasiado avergonzado de sí mismo como para decir algo más o continuar en esa habitación frente a ese hombre que no dejaba de recordarle los que significaba la jerarquía y trato que debían tener constantemente, unos a otros, los miembros perteneciente a la milicia.

– No, no es… lo siento. – Se disculpó Eren que miraba el suelo y apretado sus puños completamente azorado y enfadado consigo mismo. – Yo… lamento haberle incomodado. – Farfulló el adolescente con la intención de salir del cuarto e ir directo al sótano, justamente a su habitación, para poder desahogarse de todo los sentimientos que lo estaban embargando en ese momento y por ello, Eren se giró para caminar hacia la puerta y abandonar el dormitorio de Rivaille pero fue detenido por el agarre en una de sus muñecas.

Confundido, Eren observó en un flashazo la mano que lo detenía a marcharse para luego enfrentar al propietario de la mano mientras se preguntaba la razón del por qué lo había apresado.

– Eren. – Lo llamó Rivaille haciendo que Jaeger volviese a centrar su mirada en los ojos grises oscuros del sargento cuando pronunció su nombre con más lentitud de la que era necesaria decir su nombre. – Mañana no te quedes mucho tiempo hablando con Irvin, intenta que vuestra conversación sea corta. – Le sugirió Rivaille apretando inconscientemente la muñeca del adolescente que crispó un poco su labio ante la presión que Levi ejercía sobre su muñeca.

– S-Sí, sargento. – Respondió Eren con nerviosismo ante la extraña mirada que le mostraba Rivaille, pues aquellos ojos grises parecieron emitir un extraño brillo que desconcertó al adolescente.

Levi asintió con la cabeza y bajó un poco la cabeza sin soltar el agarre que mantenía sobre la muñeca del quinceañero causando que Jaeger estuviese más confundido por el raro comportamiento que estaba mostrando Rivaille.

Los segundos parecieron ser horas para Eren, no estaba acostumbrado a presenciar esa actitud del sargento y esperaba a que Rivaille lo soltase e iba a pedirle que liberara su muñeca para poder regresar a su cuarto cuando Levi volvió a levantar la vista con una mirada profunda que cortó toda posibilidad de que Eren dijera algo.

– Puede que Irvin sea el capitán pero es a mí a quien debes agradecer que se te trate como un humano, a que el juez haya accedido que formes partes de la legión de reconocimiento, Eren. – Le indicó Rivaille entrecerrando los ojos volviéndolo intimidante.

– Lo sé, sargento y le estoy muy agradecido por ello, por formar parte de las tropas y estar dentro de su equipo bajo su cuidado, sargento. – Contestó Eren confundido por el cambio de giro que parecía haber tomado la charla y sin entender que estaba pasando para repentinamente sentirse que estaba siendo amenazado por Rivaille.

Rivaille soltó la muñeca de Eren que rápidamente el adolescente se cubrió con su mano para frotarla y hacer desaparecer el rojez que tenía mientras que Rivaille emitía un gruñido apagado que Jaeger, a duras penas, escuchó ya que había sonado tan suave como si se tratase de un ronroneo de un gato pero que Eren interpretó como el permiso de Levi de que podía marcharse de la alcoba de su superior.

– Eren… – Llamó, otra vez, Rivaille deteniendo al quinceañero justo cuando iba a accionar el picaporte para abrir la puerta pero, sorpresivamente, sintió como era empujado y su cuerpo era giraba sobre sí mismo para que unas manos apresaran su cuello con la suficiente fuerza que hizo que se inclinara, bajando lo suficientemente su cabeza para que sus labios se colisionaran con los labios de Rivaille con brusquedad.

Debido al inesperado acto, Eren había abierto un poco su boca al emitir un jadeo cuando fue obligado a inclinar su cuerpo y pudo sentir como la lengua de Levi se colaba en el interior para comenzar a recorrer toda su cavidad bucal.

Eren quería cerrar su boca por inercia pero las múltiples caricias que recibió en su paralizada lengua hizo que un revoloteo en su estómago detuviese la intención de cerrar su boca para cerrar sus ojos que repentinamente se habían humedecido demasiado mientras que su mente no parecía querer hacerlo abandonar del estado de shock en el que lo había sumergido por el inesperado acontecimiento propiciado por el sargento Rivaille. A pesar de que tan solo pasaron unos segundos antes de que, finalmente, Rivaille dejara el interior de su boca y cesara el beso que había iniciado con Jaeger para despegarse de los labios del adolescente y con extremada lentitud liberar el cuello del muchacho, al que había obligado a inclinarse para poder besarlo pero el cerebro de Eren aún no despertaba y sus parpados no parecían querer abrirse mientras sentía como un calorcito abarcaba todo su rostro.

– Eren. – Lo llamó Levi pero el chico no reaccionó a pesar de haberlo escuchado perfectamente, así que Rivaille volvió a llamarlo mientras palmeaba un poco una de las mejillas del adolescente que pareció haber despertado de su inconsciencia y Eren no pudo evitar que su rostro se enrojeció ferozmente mientras sentía que su cabeza se abrazaba junto a que su cuerpo había comenzado a temblar debido a lo nervioso que se encontraba. – ¿Estás bien?. – Preguntó Rivaille escudriñando a Jaeger mientras el chico intentaba detener el vibrar de su cuerpo.

– S-sí…, sí… – Respondió demasiado azorado el quinceañero por lo que había acabado de suceder y que aún estaba asimilando. – Será mejor que me retire, ¡qué descanse, sargento!. – Habló atropelladamente Eren antes de huir de la habitación de Rivaille llevaba sus manos a su boca para cubrirla porque sentía que sus labios quemaban y el interior de su boca abrazaba.

Con la respiración agitada y el intenso golpeteo de su corazón en el interior de su pecho Eren llegó a su habitación dando un portazo al entrar, se dirigió apresuradamente a su cama donde se dejó caer sobre el mueble pesadamente ya que su tembloroso cuerpo parecía no soportar más su peso.

Eren hundió la cabeza en la almohada y gritó para intentar mitigar todo aquello que sentía aunque sabía que sería en vano ya que estaba muy nervioso y confundido por lo que escasos minutos ocurrió en la alcoba del sargento.

El adolescente se giró quedando acostado sobre su cama boca arriba y sus ojos miraban hacia la oscuridad del techo porque ni siquiera precisó de una luz para llegar a su cuarto, conocía demasiado bien la ruta como para haberse detenido en busca de un candil o una vela.

– Me… besó… – Susurró Eren aceptado lo que había pasado para llevar los dedos de sus manos a sus labios y comenzar a acariciarlos con suavidad de manera inconsciente mientras las preguntas empezaban a fluctuar en su mente del por qué Rivaille le había besado.

Eren no dejó de dar vueltas en la cama intentando conciliar el sueño y a cada rato sintiendo como le hervían las mejilla ya que su traicionera mente le recordaba lo que había ocurrido.

Eren finalmente conseguí sentir que sus ojos pesaban pero entonces la puerta de su habitación se abrió y por ella apareció Mikasa vistiendo el conocido uniforme pero sin la chaquetilla de los miembros de la milicia.

– ¡Eren aún no despierta!, ya ha pasado la hora del desayuno y te toca ir a limpiar los cañones. – Llamó su hermana adoptiva. – Apresúrate o te regañaran y tendrás que limpiar los establos con Conny.

– Ya voy… – Respondió perezosamente Eren levantándose de su cama. – ¿Conny volvió a ser castigado?. – Preguntó mientras se desperezaba.

– El instructor lo volvió a ver corriendo en calzones después de perder jugando al póker con Jean y Reiner. – Indicó sin ninguna emoción la chica antes de marcharse.

Eren se vistió y, al igual, que Mikasa no se puso la chaquetilla para ir hasta el almacén de armamento en buscar los enceres que necesitaba para limpiar los cañones y donde lo estaban esperando las personas que ese día también tendría que hacerse cargo de la limpieza de los cañones pero al llegar a la cabaña que era el almacén no había nadie aunque la puerta estaba abierta haciendo suponer a Eren que sus compañeros estaban esperando dentro de la cabaña.

– ¡Perdón por el retraso!. – Exclamó Jaeger entrando en el almacén pero dentro tampoco había nadie.

– Llegas tarde, ya los demás se marcharon hace rato cansados de esperarte. Soy la única que se quedó aquí esperando a que aparecieras. – Gruñó Annie que estaba apoyada sobre la puerta mirando fríamente a su compañero.

– ¿¡Eh…!?, ¿tanto he tardado en llegar?. – Inquirió sorprendido Eren ya que no había pensado que se hubiese retrasado tanto.

– Eso ya da igual, ni tú ni yo haremos hoy nuestro deber, los demás se ocuparán de encubrirnos. – Comentó Annie separándose de la puerta para cerrarla.

 – Eso no está bien y… ¿por qué cierras la puerta?. – Inquirió confundido el adolescente por lo que estaba haciendo la chica.

– No querrás que el instructor se percate que estamos ocultos aquí porque eso nos traería problemas a los dos. – Contestó Annie girándose hacia Eren y liberando su cabello de la gomilla que utilizaba para hacerse el recogido mientras se acercaba a Eren.

– ¿Qué haces?. – Preguntó Eren asustándose al sentir como caía al suelo cuando la chica utilizó aquella técnica que le había enseñado en medio de uno de los entrenamientos que tenían.

– Solo haremos algo para pasar el tiempo. – Le afirmó mientras le daba una nalga en el trasero a Eren logrando que el chico quedara tumbado sobre el suelo y actuando rápidamente, antes de que Jaeger se sentara, ella se sentó sobre la ingle del chico.

– Annie, si es una broma ya basta. Esto no es divertido. – Le gritó a la chica que parecía imperturbable.

– ¿Quién cree que soy?, ¿es qué me has visto bromear en alguna ocasión, Eren?. – Preguntó Annie comenzando a deslizarse hacia las rodillas de Eren. – Yo no soy una niña que le guste bromear. – Afirmó mientras habría el pantalón de Eren que la miraba entre absorto, sorprendido y asustado.

– E-espera… ¡Annie! – Terminó gritando Jaeger sonrojado al ver como Leonhardt cogía su pene entre sus manos y comenzaba a estimularlo. – Detente… – Pidió en un hilito de voz Eren ante las caricias de la rubia.

Sin embargo, Annie no se detuvo sino que bajo la cabeza para llevarse a la boca a aquel trozo de carne que estaba acariciando.

– ¡Ah…! – Gritó Eren cerrando sus ojos sintiendo como su entrepierna era atendida tan afanosamente. – No… no sigas, por favor. – Pidió Eren volviendo a abrir sus ojos para encontrarse con el techo de madera de la cabaña en la que estaban.

Eren sentía como poco a poco estaba más y más excitado e iba a pedirle nuevamente a la mujer que se detuviese cuando se percató de que el cabello de la persona que estaba haciéndole la felación no era rubia sino que su cabello era de color negro y entonces, esa persona levantó la cabeza mostrando su rostro apático.

– ¿No te gusta Eren?. – Preguntó con voz monocorde.

– ¡S-sa… sargento Rivaille!. – Gritó Eren al reconocer a la persona que estaba sobre él ofreciéndole sexo oral.

– ¡Oh…! – Fue lo que dijo Rivaille antes de volver a tragar el pene de Eren para continuar dándole placer al quinceañero y logrando que Eren llegara clímax en el interior de su boca para luego escupir a un lado el líquido que se había derramado dentro de su boca.

Eren vio como Rivaille escupió mientras se sentía frustrado por haberse excitado y eyaculado por las caricias de Rivaille y eso, no podía estar bien.

– Eren. – Llamó Rivaille que se había levantado y estaba con sus pies acorralando el cuerpo del adolescente que había comenzado a derramar lágrimas. – No olvides que me perteneces porque gracias a mí puedes decir que eres humano. – Le dijo Rivaille mirándolo desde lo que su altura le permitía.

Eren despertó, sintiendo su agitada respiración, su boca seca, su corazón quererse salir de su pecho y percatándose de que estaba completamente sudado, además de que había vuelto a derramar lágrimas mientras dormía.

– ¿Q-qué… ha sido eso?. – Preguntó a la nada el adolescente porque él sabía perfectamente la respuesta pero aún así, le era imposible no haberse hecho esa pregunta tan obvia. – ¡Mierda!. – Exclamó Jaeger al percatarse de la humedad en la zona del pantalón en la que reposaba su entrepierna y dándole la respuesta que tanto no deseaba saber de lo que había ocurrido en el mundo de Morfeo. Eren había tenido un sueño erótico con Rivaille.


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