-Lo que genera un beso.-
Eren
no pudo dejar de preguntarse mientras cenaba en si era correcto el aceptar la
propuesta de Irvin, a pesar de que fuese el capitán de la legión de exploración,
se sentía mal el poder exentarse unos minutos, o quizás unas horas, para que el
capitán Smith conversara de lo que fuese con él cuando aún había mucho trabajo
que hacer en el cuartel y sentía que sus compañeros o el propio sargento
Rivaille, no estaban contentos con que Irvin lo librase del trabajo.
Los
pensamientos de Eren fueron interrumpidos cuando escuchó el arrastras de la
silla que había hecho Rivaille para marcharse del comedor sin pronunciar
palabra alguna.
–
Levi, ¿tan rápido te marchas?. Eso no es considerado de tu parte para los que
acabamos de llegar. – Habló Irvin pero solo se escuchó un bufido de parte del
sargento, el cual ignoró al capitán Smith y abandonó apresuradamente el
comedor. – Nunca cambiará. – Comentó en forma de suplica al aire el capitán.
Eren
volvió su mirada al plato casi vacío de su cena mientras volvía a escuchar como
todas las personas que estaban en el comedor volvían a retomar sus charlas que
habían detenido por un instante ante la marcha del sargento Rivaille y a nadie
pareció importarle el que Eren hubiese estado ausente mientras cenaban.
En ese
momento, y por primera vez desde que había pasado todo el ajetreo de Trost,
Eren echo de menos a sus compañeros y en especial a Mikasa, su hermana
adoptiva, y a Armin, su amigo y al que consideraba como un hermano, porque en
ese instante se sentía solo.
–
¿Eren ya has terminado?. – Preguntó amablemente Petra al acercarse
improvisadamente al chico.
–
¿Eh…?. – Fue el único sonido que emitió el muchacho, se había enfrascado en los
recuerdos de sus compañeros, amigos y familia.
– Te
he preguntado de que si ya has terminado de cenar, todos ya se han ido y estaba
ayudando a Aurou a recoger los platos pero… ¿te ocurre algo?. Se te ve turbado,
si es por el comportamiento del sargento no debes de preocuparte. El sargento
Rivaille suele irritarse más de lo normal cada vez que tiene que cumplir con
sus obligaciones con personas de cargo superior aunque siempre que el capitán y
el sargento se reúnen, el sargento Rivaille parece estar más irritado de lo
normal. – Indicó Petra recibiendo el plato y cubiertos en el que Eren había
comido su cena aunque el plato aún contenía parte de la comida.
–
Gracias. – Agradeció Eren a la mujer que le volvió a sonreír. – Solo estaba
pensando en que quería hablar el capitán Irvin conmigo. – Mintió Eren mientras
se levantaba de la silla. – Creo que será mejor que me marche a la cama.
–
Eren, sonará mal lo que te voy a decir pero por favor, no digas nada imprudente
al capitán Irvin. El sargento Rivaille se molestará mucho si recibe una
amonestación y él… no es un mal oficial. – Comentó Petra para terminar con sus
mejillas más sonrosadas de lo habitual. – No pienses que te digo esto por algún
tipo de interés o intención hacia el sargento Rivaille, es que tan solo no
quisiera que el sargento tenga más responsabilidades de la podría soportar. Lo
comprendes, ¿verdad, Eren?. – Se justificó rápidamente Ral y con nerviosismo.
–
Entiendo, yo… tampoco quiero ser una carga para el sargento Rivaille ni ser el
causante de más molestia, ya hizo mucho por mi cuando me aceptó en el equipo. – Farfulló Eren antes de marcharse del comedor
después de ver como la mujer sonrió al mismo tiempo que asentía con la cabeza.
Eren
se dirigía hacia las escaleras que daban al sótano cuando pasó frente a las
escaleras que llevaba a los pisos superiores del cuartel donde se detuvo.
El
adolescente miró las escaleras de madera mientras volvían a su cabeza las
preguntas de si debía o no ir a hablar con Rivaille sobre la petición de Irvin.
El
chico mordió un poco su labio inferior antes de sacudir su cabeza para comenzar
a subir la escalera, hablaría con el sargento ya que era posible que Levi
conociera lo que Irvin quería conversar con él y podría darle alguna
información. Además, que sentía que necesitaba la aceptación de Rivaille para
poder enfrentar la charla con el capitán Smith pero Eren no se planteó en
ningún momento si hacía bien o no en ir hasta la habitación de Rivaille en
busca de consejo y aprobación.
Eren
subió la escalera más rápido de lo que le hubiera pensado llegar a la segunda
planta para caminar con nerviosismo hasta la puerta que sabía, pertenecía a la
alcoba que ocupaba Rivaille. Fue entonces que Eren se sintió algo arrepentido y
volvió a dudar sobre que lo había llevado a estar frente la robusta puerta de
madera porque, posiblemente, esa necesidad que sentía tan solo podría tratarse
de una tontería que terminaría causando enfado en Rivaille por ir a fastidiar a
esas horas por sus inseguridades.
Eren
pretendía macharse pero el rumor que venía de las escaleras que indicaba que
Petra y Erd regresaban a sus habitaciones provocó tensión en Eren porque él no
quería que lo vieran ahí ya que seguramente confundirían la razón que lo había
llevado hasta estar enfrente de la puerta del sargento y no solo terminaría
siendo regañado por ellos sino que provocaría un pequeño alboroto mientras Eren
intentaría explicar el por qué estaba ahí, haciendo salir de la alcoba a un
enojado Rivaille.
En un
impulso guiado para no causar alboroto, Eren golpeteó la puerta de la
habitación frente a él con los nudillos de su mano y aguardó unos segundos en
espera a escuchar la voz del sargento pero al no escuchar sonido alguno, intuyó
que debería de presentarse para darse a conocer de quien era. Eren suspiró
pesadamente en un vano intento de darse fuerza a si mismo ya que se sentía
coaccionado por lo que su decisión lo había llevado a estar ahí junto al no
desear crear un ajetreo para cuando sus compañeros lo vieran en ese lugar y no lo
mal interpretaran por no estar en su habitación asignada.
–
Sargento… soy Eren. – Se dio a conocer Jaeger percatándose que el tono de su
voz había delatado su inquietud.
Eren
esperó unos segundos más cuando escuchó como los pasos de la persona en el
interior del cuarto se acercaban a la puerta y esto provocó que el muchacho
convirtiese sus manos en puños que apretaba con fuerza debido a la tensión que
estaban generando sus nervios.
–
Pasa. – Dijo Rivaille después de abrir la puerta más de lo necesario para que
el muchacho entrara y le explicara qué era lo que lo había hecho ir hasta ahí.
Eren
asintió con la cabeza, sintiéndose incapacitado para hablar en ese momento, su
lengua pareció desaparecer de su boca para responder con un sencillo “sí”.
Eren
entró en al interior del cuarto de Rivaille, sintiendo sus pies más pesado de
lo normal, no había entrado en la habitación, ni siquiera cuando comenzaron con
la limpieza del cuartel y saber que esa alcoba era la del sargento lo ponía más
nervioso aunque no esperó encontrarse frente a él, en el suelo, un montón de
objetos tirados, algunos estaban rotos y esto dejó a Jaeger paralizado al ver
el desorden que había mientras se preguntaba qué había pasado ya que con lo
poco que conocía a Levi, Eren comprendía que el sargento no era la clase de
hombre que gustara de vivir en el caos.
Eren
escuchó como el sargento cerraba la puerta a su espalda haciéndolo dar un
pequeño saltito por el susto y despertando de la paralasis que le había
provocado el desconcierto para percatarse de que Rivaille se acercaba a donde
estaba él y lo pasaba unos pasos más de largo para acuclillarse y comenzar a
recoger los objetos que estaban tirados en el suelo.
–
¿Puedo ayudarle?. – Preguntó Eren aún más incómodo y un poco abrumado por la
situación ya que no se sentía bien estar a solas en el cuarto junto a un
Rivaille ocupado en arreglar un desorden mientras el permanecía de pie en medio
de la habitación observando.
– No
es necesario. ¿A qué has venido?. – Pidió con la acostumbrada severidad que
mostraba su voz Rivaille sin detenerse en recoger el desorden. – Habla rápido,
no creas que porque Irvin esté aquí tendrás el placer de dormir cuanto te
apetezca. – Aportó para que Eren le dijera de una vez a que había ido a
buscarlo.
– Yo…
solo quería saber si está bien lo que dijo el capitán en el comedor. – Inquirió
Eren con tono preocupado ya que como había intuido antes de golpear la puerta
para entrar, Rivaille se había molestado por la interrupción.
– ¿Es
qué deseas faltarle el respeto a un superior?. – Preguntó Rivaille antes de
mirar al adolescente después de dejar unos libros sobre el escritorio mientras
que Jaeger parecía caer en la realidad con esa pregunta haciendo que se
encogiera en sí mismo por no haber considerado el que en ese momento podría
estarle faltando el respeto a un oficial de alto rango. – Irvin es el capitán
de las tropas de exploración, está por encima de mí para acometer lo que cree
adecuado y sus ordenes opacan las mías. – Escupió Rivaille mordazmente haciendo
que Eren se sintiese un completo estúpido por estar ahí preguntando el si
estaba bien el ausentarse por acceder a la petición de Irvin. – Si no tienes
intención de hablar con Irvin debes ser tu mismo quien se lo comunique. –
Apostilló Rivaille y Eren estaba demasiado avergonzado de sí mismo como para
decir algo más o continuar en esa habitación frente a ese hombre que no dejaba
de recordarle los que significaba la jerarquía y trato que debían tener
constantemente, unos a otros, los miembros perteneciente a la milicia.
– No,
no es… lo siento. – Se disculpó Eren que miraba el suelo y apretado sus puños
completamente azorado y enfadado consigo mismo. – Yo… lamento haberle
incomodado. – Farfulló el adolescente con la intención de salir del cuarto e ir
directo al sótano, justamente a su habitación, para poder desahogarse de todo los
sentimientos que lo estaban embargando en ese momento y por ello, Eren se giró
para caminar hacia la puerta y abandonar el dormitorio de Rivaille pero fue
detenido por el agarre en una de sus muñecas.
Confundido,
Eren observó en un flashazo la mano que lo detenía a marcharse para luego
enfrentar al propietario de la mano mientras se preguntaba la razón del por qué
lo había apresado.
–
Eren. – Lo llamó Rivaille haciendo que Jaeger volviese a centrar su mirada en
los ojos grises oscuros del sargento cuando pronunció su nombre con más
lentitud de la que era necesaria decir su nombre. – Mañana no te quedes mucho
tiempo hablando con Irvin, intenta que vuestra conversación sea corta. – Le
sugirió Rivaille apretando inconscientemente la muñeca del adolescente que
crispó un poco su labio ante la presión que Levi ejercía sobre su muñeca.
– S-Sí,
sargento. – Respondió Eren con nerviosismo ante la extraña mirada que le
mostraba Rivaille, pues aquellos ojos grises parecieron emitir un extraño
brillo que desconcertó al adolescente.
Levi
asintió con la cabeza y bajó un poco la cabeza sin soltar el agarre que
mantenía sobre la muñeca del quinceañero causando que Jaeger estuviese más
confundido por el raro comportamiento que estaba mostrando Rivaille.
Los
segundos parecieron ser horas para Eren, no estaba acostumbrado a presenciar
esa actitud del sargento y esperaba a que Rivaille lo soltase e iba a pedirle
que liberara su muñeca para poder regresar a su cuarto cuando Levi volvió a
levantar la vista con una mirada profunda que cortó toda posibilidad de que
Eren dijera algo.
–
Puede que Irvin sea el capitán pero es a mí a quien debes agradecer que se te
trate como un humano, a que el juez haya accedido que formes partes de la
legión de reconocimiento, Eren. – Le indicó Rivaille entrecerrando los ojos
volviéndolo intimidante.
– Lo
sé, sargento y le estoy muy agradecido por ello, por formar parte de las tropas
y estar dentro de su equipo bajo su cuidado, sargento. – Contestó Eren
confundido por el cambio de giro que parecía haber tomado la charla y sin
entender que estaba pasando para repentinamente sentirse que estaba siendo
amenazado por Rivaille.
Rivaille
soltó la muñeca de Eren que rápidamente el adolescente se cubrió con su mano
para frotarla y hacer desaparecer el rojez que tenía mientras que Rivaille emitía
un gruñido apagado que Jaeger, a duras penas, escuchó ya que había sonado tan
suave como si se tratase de un ronroneo de un gato pero que Eren interpretó
como el permiso de Levi de que podía marcharse de la alcoba de su superior.
–
Eren… – Llamó, otra vez, Rivaille deteniendo al quinceañero justo cuando iba a
accionar el picaporte para abrir la puerta pero, sorpresivamente, sintió como
era empujado y su cuerpo era giraba sobre sí mismo para que unas manos
apresaran su cuello con la suficiente fuerza que hizo que se inclinara, bajando
lo suficientemente su cabeza para que sus labios se colisionaran con los labios
de Rivaille con brusquedad.
Debido
al inesperado acto, Eren había abierto un poco su boca al emitir un jadeo
cuando fue obligado a inclinar su cuerpo y pudo sentir como la lengua de Levi
se colaba en el interior para comenzar a recorrer toda su cavidad bucal.
Eren
quería cerrar su boca por inercia pero las múltiples caricias que recibió en su
paralizada lengua hizo que un revoloteo en su estómago detuviese la intención
de cerrar su boca para cerrar sus ojos que repentinamente se habían humedecido
demasiado mientras que su mente no parecía querer hacerlo abandonar del estado
de shock en el que lo había sumergido por el inesperado acontecimiento
propiciado por el sargento Rivaille. A pesar de que tan solo pasaron unos
segundos antes de que, finalmente, Rivaille dejara el interior de su boca y
cesara el beso que había iniciado con Jaeger para despegarse de los labios del
adolescente y con extremada lentitud liberar el cuello del muchacho, al que
había obligado a inclinarse para poder besarlo pero el cerebro de Eren aún no
despertaba y sus parpados no parecían querer abrirse mientras sentía como un
calorcito abarcaba todo su rostro.
–
Eren. – Lo llamó Levi pero el chico no reaccionó a pesar de haberlo escuchado
perfectamente, así que Rivaille volvió a llamarlo mientras palmeaba un poco una
de las mejillas del adolescente que pareció haber despertado de su
inconsciencia y Eren no pudo evitar que su rostro se enrojeció ferozmente
mientras sentía que su cabeza se abrazaba junto a que su cuerpo había comenzado
a temblar debido a lo nervioso que se encontraba. – ¿Estás bien?. – Preguntó
Rivaille escudriñando a Jaeger mientras el chico intentaba detener el vibrar de
su cuerpo.
– S-sí…,
sí… – Respondió demasiado azorado el quinceañero por lo que había acabado de
suceder y que aún estaba asimilando. – Será mejor que me retire, ¡qué descanse,
sargento!. – Habló atropelladamente Eren antes de huir de la habitación de
Rivaille llevaba sus manos a su boca para cubrirla porque sentía que sus labios
quemaban y el interior de su boca abrazaba.
Con la
respiración agitada y el intenso golpeteo de su corazón en el interior de su
pecho Eren llegó a su habitación dando un portazo al entrar, se dirigió
apresuradamente a su cama donde se dejó caer sobre el mueble pesadamente ya que
su tembloroso cuerpo parecía no soportar más su peso.
Eren
hundió la cabeza en la almohada y gritó para intentar mitigar todo aquello que
sentía aunque sabía que sería en vano ya que estaba muy nervioso y confundido
por lo que escasos minutos ocurrió en la alcoba del sargento.
El
adolescente se giró quedando acostado sobre su cama boca arriba y sus ojos
miraban hacia la oscuridad del techo porque ni siquiera precisó de una luz para
llegar a su cuarto, conocía demasiado bien la ruta como para haberse detenido
en busca de un candil o una vela.
– Me…
besó… – Susurró Eren aceptado lo que había pasado para llevar los dedos de sus
manos a sus labios y comenzar a acariciarlos con suavidad de manera
inconsciente mientras las preguntas empezaban a fluctuar en su mente del por
qué Rivaille le había besado.
Eren
no dejó de dar vueltas en la cama intentando conciliar el sueño y a cada rato
sintiendo como le hervían las mejilla ya que su traicionera mente le recordaba
lo que había ocurrido.
Eren
finalmente conseguí sentir que sus ojos pesaban pero entonces la puerta de su
habitación se abrió y por ella apareció Mikasa vistiendo el conocido uniforme
pero sin la chaquetilla de los miembros de la milicia.
–
¡Eren aún no despierta!, ya ha pasado la hora del desayuno y te toca ir a
limpiar los cañones. – Llamó su hermana adoptiva. – Apresúrate o te regañaran y
tendrás que limpiar los establos con Conny.
– Ya
voy… – Respondió perezosamente Eren levantándose de su cama. – ¿Conny volvió a
ser castigado?. – Preguntó mientras se desperezaba.
– El
instructor lo volvió a ver corriendo en calzones después de perder jugando al
póker con Jean y Reiner. – Indicó sin ninguna emoción la chica antes de
marcharse.
Eren
se vistió y, al igual, que Mikasa no se puso la chaquetilla para ir hasta el almacén
de armamento en buscar los enceres que necesitaba para limpiar los cañones y
donde lo estaban esperando las personas que ese día también tendría que hacerse
cargo de la limpieza de los cañones pero al llegar a la cabaña que era el
almacén no había nadie aunque la puerta estaba abierta haciendo suponer a Eren
que sus compañeros estaban esperando dentro de la cabaña.
–
¡Perdón por el retraso!. – Exclamó Jaeger entrando en el almacén pero dentro
tampoco había nadie.
–
Llegas tarde, ya los demás se marcharon hace rato cansados de esperarte. Soy la
única que se quedó aquí esperando a que aparecieras. – Gruñó Annie que estaba
apoyada sobre la puerta mirando fríamente a su compañero.
–
¿¡Eh…!?, ¿tanto he tardado en llegar?. – Inquirió sorprendido Eren ya que no
había pensado que se hubiese retrasado tanto.
– Eso
ya da igual, ni tú ni yo haremos hoy nuestro deber, los demás se ocuparán de encubrirnos.
– Comentó Annie separándose de la puerta para cerrarla.
– Eso no está bien y… ¿por qué cierras la
puerta?. – Inquirió confundido el adolescente por lo que estaba haciendo la
chica.
– No
querrás que el instructor se percate que estamos ocultos aquí porque eso nos
traería problemas a los dos. – Contestó Annie girándose hacia Eren y liberando
su cabello de la gomilla que utilizaba para hacerse el recogido mientras se
acercaba a Eren.
– ¿Qué
haces?. – Preguntó Eren asustándose al sentir como caía al suelo cuando la
chica utilizó aquella técnica que le había enseñado en medio de uno de los
entrenamientos que tenían.
– Solo
haremos algo para pasar el tiempo. – Le afirmó mientras le daba una nalga en el
trasero a Eren logrando que el chico quedara tumbado sobre el suelo y actuando
rápidamente, antes de que Jaeger se sentara, ella se sentó sobre la ingle del
chico.
–
Annie, si es una broma ya basta. Esto no es divertido. – Le gritó a la chica
que parecía imperturbable.
–
¿Quién cree que soy?, ¿es qué me has visto bromear en alguna ocasión, Eren?. –
Preguntó Annie comenzando a deslizarse hacia las rodillas de Eren. – Yo no soy
una niña que le guste bromear. – Afirmó mientras habría el pantalón de Eren que
la miraba entre absorto, sorprendido y asustado.
– E-espera…
¡Annie! – Terminó gritando Jaeger sonrojado al ver como Leonhardt cogía su pene
entre sus manos y comenzaba a estimularlo. – Detente… – Pidió en un hilito de
voz Eren ante las caricias de la rubia.
Sin
embargo, Annie no se detuvo sino que bajo la cabeza para llevarse a la boca a
aquel trozo de carne que estaba acariciando.
–
¡Ah…! – Gritó Eren cerrando sus ojos sintiendo como su entrepierna era atendida
tan afanosamente. – No… no sigas, por favor. – Pidió Eren volviendo a abrir sus
ojos para encontrarse con el techo de madera de la cabaña en la que estaban.
Eren
sentía como poco a poco estaba más y más excitado e iba a pedirle nuevamente a
la mujer que se detuviese cuando se percató de que el cabello de la persona que
estaba haciéndole la felación no era rubia sino que su cabello era de color
negro y entonces, esa persona levantó la cabeza mostrando su rostro apático.
– ¿No
te gusta Eren?. – Preguntó con voz monocorde.
– ¡S-sa…
sargento Rivaille!. – Gritó Eren al reconocer a la persona que estaba sobre él
ofreciéndole sexo oral.
–
¡Oh…! – Fue lo que dijo Rivaille antes de volver a tragar el pene de Eren para
continuar dándole placer al quinceañero y logrando que Eren llegara clímax en
el interior de su boca para luego escupir a un lado el líquido que se había
derramado dentro de su boca.
Eren
vio como Rivaille escupió mientras se sentía frustrado por haberse excitado y
eyaculado por las caricias de Rivaille y eso, no podía estar bien.
–
Eren. – Llamó Rivaille que se había levantado y estaba con sus pies acorralando
el cuerpo del adolescente que había comenzado a derramar lágrimas. – No olvides
que me perteneces porque gracias a mí puedes decir que eres humano. – Le dijo
Rivaille mirándolo desde lo que su altura le permitía.
Eren
despertó, sintiendo su agitada respiración, su boca seca, su corazón quererse
salir de su pecho y percatándose de que estaba completamente sudado, además de
que había vuelto a derramar lágrimas mientras dormía.
– ¿Q-qué…
ha sido eso?. – Preguntó a la nada el adolescente porque él sabía perfectamente
la respuesta pero aún así, le era imposible no haberse hecho esa pregunta tan
obvia. – ¡Mierda!. – Exclamó Jaeger al percatarse de la humedad en la zona del
pantalón en la que reposaba su entrepierna y dándole la respuesta que tanto no
deseaba saber de lo que había ocurrido en el mundo de Morfeo. Eren había tenido
un sueño erótico con Rivaille.
No hay comentarios:
Publicar un comentario