martes, 1 de agosto de 2017

L.c.d.l.s.d.t. Capítulo ~5~

-Aprensiones e impulsos.-


Rivaille no dejaba de dar vueltas en la cama mientras su cuerpo estaba completamente empapado en sudor mientras leves gruñidos de inconformidad salían de su boca junto a su acelerada respiración que indicaba su desasosiego en el mundo de Morfeo.

– ¡No!. – Exclamó abruptamente abriendo los ojos y teniendo  su mano derecha estirada en medio de la oscuridad como si quisiera coger algo que estuviese frente a él pero no había ningún obstáculo entre él y el techo.

Rivaille dejó caer su mano pesadamente sobre el colchón, percatándose de que era otro de los sueños que lo había estado atormentando toda esa noche volviéndolo a despertar, nuevamente, dejándole la sensación de angustia y aprensión.

No era un hecho relevante que Rivaille tuviese pesadillas, la gran mayoría derivadas de sus vivencias en la tierra infectada de titanes y de los recuerdos de compañeros perdidos en medio de las expediciones al exterior cuando uno de aquellos gigantes aparecía con el fin de devorarlos.

Sin embargo, todos los sueños que había tenido Levi esa noche habían sido muy diferentes a las pesadillas que se había tenido que acostumbrar a padecer. En cada uno de esos sueños, Rivaille había visto aparecer repentinamente Eren y antes de darse cuenta Irvin ya estaba al lado del adolescente, alejándolo de él para, acto seguido, verse a él mismo corriendo desesperado para atrapar a Jaeger pero terminaba despertando sin lograr alcanzarlos o impedirle a Irvin el que se llevase al chico porque el capitán Smith no debería retirarle la custodia de Eren, después de insistirle tanto porque lo aceptara. Jaeger ya pertenecía a su equipo y Rivaille sentía que, en especial, el quinceañero le pertenecía a él, más que a cualquier institución, justicia o persona jerárquica.

Enfadado consigo mismo, Rivaille se levantó de la cama para ir a darse un baño, estaba empapado en sudor y necesitaba aclarar su mente después de haber soñado repetitivamente lo mismo, en que el capitán Smith y Eren se veían involucrados. Además, de que Levi sentía que de algún modo, ellos eran los causantes de que tuviese una mala noche aunque no podía diferir una buena escusa que los señalara como verdaderos culpables más que su desagrado de que ambos aparecieran en sus sueños para molestarlo.

Miró por la ventana antes de tomar el baño percatándose que pronto amanecería, ya se aperciba como el oscuro firmamento, a duras penas, tenía estrellas, comenzando a relegarse para dejar paso a la claridad que propiciaba los rayos del sol, lo cual revelaba otro día de duro trabajo y el sargento no necesitaba, para ese día, tener las preocupaciones que algunas pesadillas se habían ocupado de despertarlo antes de lo debido.

Rivaille limpió su habitación, antes de bajar, le era un hábito y ocuparía el tiempo necesario para que los demás miembros de su equipo fueran despertando.

No obstante, a pesar del margen de tiempo que le había dado al acondicionar su alcoba, fue el primero en llegar al comedor donde espero pacientemente la aparición del resto de ocupantes del cuartel.

La primera en despertar había sido Petra, quien después de saludarle tan alegremente al sargento fue directa a la cocina para preparar el desayuno. Günter y Erd prácticamente aparecieron al mismo tiempo y cada uno también se retiró a hacer sus quehaceres después de darle los buenos días a Rivaille, siendo los últimos en aparecer Aurou y Eren que hicieron lo mismo que sus camaradas para dejar al sargento solo en el comedor esperando a que la comida le fuera servida.

Todo el desayuno transcurrió en tranquilidad con algún que otro comentario de los veteranos del equipo Rivaille como solía estar ocurriendo en los últimos días pero nadie se percató de como Levi parecía estar ausente a lo que estaba sucediendo mientras se alimentaban ya que Rivaille solía permanecer en silencio al degustar su comida, solo hacía algún aporte si era necesario pero en esta ocasión ni siguiera se le escuchó gruñir al saborear la comida para indicar si era o no de su agrado.

– Irvin vendrá. – Anunció Levi repentinamente, captando la atención de todos.

– ¿El capitán Smith vendrá?. – Murmuró la pregunta Erd antes de girar su rostro hacia Eren al suponer que la pronta visita de Irvin se debía al adolescente.

– Este lugar deberá estar decente para cuando llegue. – Escupió Rivaille ignorando la pregunta de uno de sus subordinados.

– Entonces… el mensajero de ayer, vino para avisar de la llegada del capitán. – Farfulló Petra algo preocupada por la reciente noticia. – ¿No es demasiado pronto?. No hace mucho tiempo que salimos de Trost. – Recordó pero nadie pareció oírla.

– ¿Cuándo vendrá el capitán, sargento Rivaille?. – Preguntó Günter.

– No es seguro, solo me he sido informado de que vendrá. – Contestó con desagrado Rivaille para escuchar como comenzaban a hablar sobre lo dicho los cuatro veteranos de su equipo como si fueran viejas chismosas haciendo sus propias conjeturas del rumor que circulaba en la ciudad. – Aurou y Erd, os ocupareis de limpiar nuevamente esta ala del cuartel. – Ordenó, interrumpiendo la discusión que se había formado. – Petra, hoy también te ocuparas de la colada mientras que Günter y Eren os encargares de cortar esas enredaderas del exterior de la fachada ya que no permiten que las ventanas de algunas habitaciones se puedan abrir correctamente, usad los equipos tridimensionales si es necesario.

– ¡Sí, sargento!. – Exclamaron todos antes de marcharse mientras que Rivaille se dirigió al sótano para terminar de limpiar los calabozos que aún aguardaban a ser fregados.

El día pasó más lento de lo habitual para Levi pero aún así, logró terminar con su deber de limpieza en el sótano antes de que la tarde se desvaneciese para ir a comprobar el trabajo de sus subordinados, los cuales habían cumplido sus labores aunque Aurou y Erd aún estaban terminando de limpiar el ala norte del cuartel y su trabajo estaba siendo favorable.

Petra que se había hecho cargo de la colada estaba terminando de recoger las telas y ropas limpias de ese día.

Rivaille terminó su escrutinio cuando observó como Günter y Eren, con ayuda de sus equipos tridimensionales, estaban concluyendo de podar las plantas trepadoras mostrando el dañado estado de la fachada del edificio a causa de las raíces de las enredaderas que se había ocupado de deteriorar el exterior de las paredes del viejo cuartel.

La cena esa noche pasó tranquila, con algunos comentarios de los antiguos miembros del equipo de Rivaille sobre lo exhaustos que estaban o el pequeño intento de Eren de también integrarse, buscando el momento oportuno para dar su aporte.
Sin embargo, esa noche para Levi estaba transcurriendo igual que la anterior a causa de los molestos sueños en los que Irvin llegaba para llevarse a Eren.

Agotado, Rivaille se levantó de su cama en plena noche y recorrió los enormes, oscuros y silenciosos pasillos del viejo cuartel de las tropas de reconocimiento hasta llegar a la cocina donde se puso a hervir agua para prepararse un té mientras su cabeza no dejaba de rememorar sus pesadillas. Aunque era normal que el capitán se pasara a comprobar que todo estaba bien, al fin y al cabo, Eren era un chico especial y peligroso a la vez pero eso no dejaba de molestarle porque si Irvin era un eficiente líder para la legión de exploración y se ganara todo su respeto, a Levi le incomodaba formar parte del protocolario recibimiento que tendría que hacer, sin mencionar, que la llegada de Irvin significaba nuevas órdenes y nuevas advertencias.

Después de tomar el té, Rivaille regresó a su cama con el fin de intentar dormir lo que quedaba de la noche sin volver  a tener uno de aquellos sueños frustrante pero la suerte no corría de su lado y Rivaille continuó teniendo las pesadillas que volvieron a hacer que fuera el primero en levantarse.

Como ya era costumbre, después de desayunar, Rivaille anunció la tarea que tenía que hacer cada uno. Erd, Aurou y Günter se ocuparían de reparar la fachada del cuartel con las herramientas y otros útiles que habían encontrado en el almacén de armamento, ya que ahí habían descubierto todo tipo de objetos que no se trataba solo de  armas y depósitos del gas que utilizaban para propulsarse mientras usaban sus equipos tridimensionales. Mientras tanto, Petra continuaría a cargo de la colada porque aún había muchas cortinas y sábanas sin lavar, además, de sus propias ropas que al final del día, no solo estaban sucias sino que desprendía olor a sudor y eso, no era higiénico.

Ese día, Rivaille y Eren estarían colocando las cortinas ya limpias en las ventanas, lo cual daría un aspecto más acogedor al viejo cuartel y, a pesar, de estar trabajando juntos, Rivaille no habló más que lo necesario con el adolescente, aún estaba irritado a causa de lo que había soñado en esas dos noches.

Cuando la tarde llegó, todos estaban trabajando en sus tareas encomendadas por el sargento Rivaille pero ese atardecer también trajo consigo la llegada de Irvin Smith al cuartel.

– ¡Sargento Rivaille!. – Llamó Petra entrando en una enorme sala en la que Rivaille estaba terminando de colocar la última cortina de esa habitación con ayuda de Eren, el cual estaba sujetando la escalera en la que estaba subido Levi. – El capitán Irvin acaba de llegar. – Anunció con nerviosismo.

Rivaille chasqueó la lengua ante lo dicho por Ral y descendió de la escalera para ponerse frente a Petra.

– Petra, ve a hacer la cena. – Le ordenó a la mujer frente a él que esperaba escuchar órdenes.

– Pero la colada… – Increpó Petra al recordar lo que iba a hacer cuando vio aparecer a Irvin.

– Eren se ocupará de eso. – Aseguró Rivaille.

– Sí, sargento. – Contestó la chica antes de marcharse a la cocina.

– Eren, lleva la escalera a la despensa y guarda todo lo demás antes de encargarte de lo que estaba haciendo Petra. – Indicó Rivaille mientras se llevaba una mano a la cabeza como si intentase mitigar una jaqueca.

– ¡Sí!. – Exclamó Eren para coger la escalera y marcharse del lugar.

Rivaille suspiró antes de salir de la sala e ir a recibir a Irvin.

El capitán Irvin Smith había llegado junto al teniente Mike y otros dos soldados de las tropas de exploración, habían dejado sus caballos en los establos y volviendo al patio, el cual aún no había sido limpiado de la maleza que lo cubría, cuando Irvin vio acercarse a Rivaille.

– ¡Levi! Parece que este lugar te tiene bien entretenido. – Comentó divertido Smith en forma de saludo a sabiendas de la obsesión del sargento por la limpieza.

– Más de lo que usted puede imaginar. – Contestó sardónico Rivaille. – Al menos, ahora, está más adecuado para la convivencia que cuando llegué hace unos días atrás a este cuartel. – Le hizo saber y escuchó como Irvin respondía con una risa, al tomar las palabras de Rivaille como si se tratase de una broma bastante divertida.

El teniente Mike Zakarius no había prestado la más mínima atención a la charla que estaban manteniendo el capitán con el sargento sino que como era habitual en él, olfateó el aire para saber donde se encontraba cada uno de los subordinados de Rivaille hasta que un peculiar aroma llegó a su nariz perteneciente al chico problemático que era el tema de cualquier humano pero, también, era uno de los varios motivos que habían llevado a Irvin hasta ese lugar donde lo ocultaban.

– Noroeste. – Susurró Mike a Irvin y que Rivaille logró escuchar para indicarle el lugar en el que Eren se encontraba en ese momento consiguiendo que las carcajadas de Smith se extinguieran.

– Bien, esta noche nos quedaremos aquí y mañana regresaré a Trost pero antes, quiero comentarte las instrucciones que ha sugerido el generalísimo Dallyz para la próxima expedición al exterior aunque eso ya te lo contaré mañana antes de marchar de vuelta a Trost. – Indicó Irvin.

– Bien. – Accedió Rivaille no muy contento por la noticia de saber que tendría la batuta de anfitrión como si fuese una especie de sirviente personal de Irvin. – Todos están ocupados. – Alegó escuetamente para darle a entender a Irvin que él sería quien los llevaría hasta unas habitaciones limpias en las que podrían descansar.

Rivaille comenzó a caminar y fue seguido por los recién llegados hasta el interior del edificio para escuchar como Irvin parecía divertirse alabando el buen trabajo de limpieza que había llevado a cabo el sargento para hacer que el viejo cuartel fuese un lugar habitable mientras que Rivaille solo apretaba sus dientes para no soltar un improperio que podría originarle alguna sanción.

Rápidamente, Levi llegó frente a las últimas puertas, una puerta frente a la otra, antes de mirar a las dos últimas personas que lo seguían y que estaban en un lugar opuesto a donde Rivaille y sus hombres tenían sus habitaciones.

– Considero que la alcoba de la derecha le será de agrado. – Dijo Rivaille a Irvin con parquedad mientras le señalaba el cuarto que creía mejor debía ocupar el capitán de las tropas de exploración.

– Rivaille. – Llamó Irvin al ver como el sargento se retiraba. – ¿Cómo está Eren? ¿has tenido algún problema con él?. – Inquirió Smith haciendo notar la preocupación que sentía hacia el adolescente ocasionando que las manos del sargento se cerrasen en un puño con bastante fuerza.

– Es un soldado más. – Contestó Rivaille con simpleza pero sin mirar a la cara a su superior. – Petra está a cargo de la comida. – Dijo dando a entender con esa simple oración a los hombres que pronto estaría la cena hecha, pues ya ambos hombres conocían el carácter del sargento y podían apreciar que estaba más irritado de lo habitual.

Rivaille se marchó del lugar y contrario a lo que cualquiera hubiese pensado que se dirigiría el sargento de la legión de exploración después del intercambio de palabras con el capitán Smith, Levi no fue a la cocina para comprobar si Petra estaba haciendo un buen trabajo sino que se encamino al exterior del edificio con un único objetivo en mente, ir a donde estaba Eren.

– Sargento. – Advirtió Erd al ver salir a Levi. – Ya terminamos con el muro que estábamos reparando pero aún queda mucho trabajo por hacer para reponer la fachada del cuartel.

– Bien, mañana seguiréis trabajando en la fachada. – Aclaró Rivaille. – Irvin ya ha llegado, no dejéis que os vea en esas condiciones. – Advirtió el sargento mientras escrutaba lo sucios que se encontraban los cuatro hombres frente a él.

– Sí, sargento. – Respondieron al unísono los cuatro hombres.

Rivaille continuó su camino, dejando a sus subordinados recogiendo las herramientas que habían utilizado para recomponer uno de los muros de la gran fortaleza que era ese viejo cuartel.

Cuando Levi llegó a su destino, se percató de que la colada aún estaba sin recoger y no pudo evitar bufar con enfado ya que le había dicho a Eren que se ocupara de ello pero tal parecía que el muchacho se había entretenido en algún lugar y la colada aún no había sido recogida.

– ¡Sargento!. – Exclamó Eren cuando al retirar una de las blancas sábanas se encontró sorpresivamente con Rivaille con los brazos extendidos como si hubiese intentado coger la tela en el mismo instante que él la había retirado.

– He venido a ayudarte. – Habló Rivaille en un intento de justificar su presencia y el por qué se encontraba con las manos extendida sobre su cabeza aunque eso no hizo que dejara de sentirse ridículo al quedarse de aquella manera tan extraña aunque se alegró de ver que el quinceañero sí que estaba haciendo la labor que le había encomendado.

Eren miró a Rivaille con confusión ante las palabras dichas por el sargento pero no objetó nada y continuó recogiendo las ropas secas junto a Rivaille sin que ninguno de los dos hablara solo dedicándose a la tarea que estaban haciendo.

Cuando regresaron al edificio, Rivaille se dirigió al comedor donde ya todos estaban esperando para comenzar a cenar y fue en ese mismo momento que Petra comenzó a servir el cocido que había preparado, así que cuando Eren entró al comedor ya todos se encontraban degustando la cena.

– ¡Eren!. – Llamó Irvin con una sonrisa al ver entrar al adolescente al comedor y captando la atención de todos los presentes.

Eren no pudo evitar sonrojarse cuando se acercó al capitán Smith sintiendo todas las miradas sobre él, incluso cuando hizo el reglamentario saludo militar para mostrar su respeto a Irvin empuñando su mano derecha en su pecho, justo donde se encontraba su corazón, y tenía su otro brazo doblado detrás de su espalda y su mano estaba cerrada, también, en puño.

– Señor. – Dijo con formalidad el quinceañero.

– Relájate, no tienes que ser tan formal, solo quería saludarte, Eren. – Reveló Irvin levantándose de la mesa  y apoyando su mano derecha sobre el hombro izquierdo del muchacho.

– S-Sí… – Murmuró Eren tímidamente mientras deshacía el saludo militar.

– Me gustaría hablar mañana contigo ya que hoy es demasiado tarde y no quiero privarte de tu cena. – Aclaró el capitán Smith amablemente.

– Pero… – Intentó replicar Eren.

– No te preocupes, Rivaille podrá prescindir de ti por unos minutos, ¿cierto Levi?. – Preguntó Irvin antes de mirar al sargento sentado en la otra mesa junto a su equipo pero Rivaille no dijo nada solo gruñó haciendo sonreír a Irvin. – Ves, no habrá problema si mañana no estás bajo las órdenes de Levi y vienes a conversar conmigo, así que ve a comer que seguramente has tenido un día duro. – Le dijo a Eren en tono gentil.

–S-si. – Contestó no muy seguro Eren de las palabras del capitán Smith y al girarse hacia la mesa en la que estaba Rivaille junto a todos los miembros de su equipo, Eren se encontró con la escrutadora mirada del sargento que parecía haberse ensombrecido más de lo habitual.

Rivaille después de cenar se marchó sin decir nada del comedor, ni siquiera respondió a las palabras que Irvin le había dicho cuando salió de la habitación, se sentía demasiado molesto como para responder banalidades.

Al llegar a su alcoba y cerrar la puerta detrás de sí, Rivaille dejó que todo el enfado saliera y arremetió en contra de los diversos objetos que habían sobre la superficie del escritorio tirándolo al suelo con fiereza antes de darle una patada al viejo e inocente mueble, que afortunadamente no se rompió, antes de llevar una de sus manos a su rostro para calmarse.

Levi estaba demasiado molesto y sabía que la causa de su enojo tenía dos nombres, Irvin Smith y Eren Jaeger, dos personas que a su juicio no deberían de acercarse el uno al otro porque no soportaba como Irvin mostraba un rostro demasiado amable hacia el chico que parecía brillar por la presciencia del capitán Smith cerca de él.

Más tranquilo después de soltar un poco de su frustración, Rivaille suspiró para comenzar a recoger todo lo que había tirado al suelo y ya se había acuclillado para recoger cuando escuchó como alguien golpeaba suavemente la puerta.

– Sargento… soy Eren. – Se dio a conocer la persona que llamaba al cuarto de Rivaille con nerviosismo.

Rivaille dejó escapar un suspiro pesado, antes de volver a ponerse erguido sobre sus piernas e ir a abrir la puerta para atender al muchacho.

– Pasa. – Accedió Rivaille para que Jaeger entrara ya que fuese lo que fuese que lo llevó hasta su alcoba para decirle, no iba a permitir que lo hablara en el pasillo.

Eren asintió con la cabeza antes de entrar a interior del cuarto de Rivaille y quedándose paralizado al ver el desorden que había pero el sargento ignoró la actitud de Eren para una vez cerrar la puerta, hacer lo que Jaeger había interrumpido.

– ¿Puedo ayudarle?. – Preguntó Eren aún más incómodo.

– No es necesario. ¿A qué has venido?. – Advirtió mientras seguía recogiendo el desorden. – Habla rápido, no creas que porque Irvin esté aquí tendrás el placer de dormir cuanto te apetezca. – Le recordó para mirar al adolescente.

– Yo… solo quería saber si está bien lo que dijo el capitán en el comedor. – Inquirió Eren con tono preocupado.

– ¿Es qué deseas faltarle el respeto a un superior?. – Preguntó Rivaille para mirar al chico después de dejar unos libros sobre el escritorio y comprobar cómo se había compungido de horror Jaeger. – Irvin es el capitán de las tropas de exploración, está por encima de mí para acometer lo que cree adecuado y sus ordenes opacan las mías. – Le recordó con desagrado. – Si no tienes intención de hablar con Irvin debes ser tu mismo quien se lo comunique.

– No, no es… lo siento. – Terminó disculpándose Eren que había terminado mirando el suelo y apretado sus puños. – Yo… lamento haberle incomodado. – Murmuró el adolescente con la clara intención de salir de allí pero el agarre en una de sus muñecas lo detuvo para mirar a la única persona que pudo hacerlo.

– Eren. – Llamó el muchacho que lo miró a la cara al escuchar su nombre. – Mañana no te quedes mucho tiempo hablando con Irvin, intenta que vuestra conversación se corta. – Pidió Rivaille apretando inconscientemente la muñeca de Jaeger.

– S-Sí, sargento. – Respondió Eren con nerviosismo ante la extraña mirada que le mostraba Rivaille.

Levi asintió con la cabeza y dirigió sus ojos hacia el agarre que tenía sobre la muñeca del adolescente pero no soltó la extremidad de muchacho sino que volvió a levantar la vista donde se encontró con los enormes ojos verdes de Eren.

– Puede que Irvin sea el capitán pero es a mí a quien debes agradecer que se te trate como un humano, a que el juez haya accedido que formes partes de la legión de reconocimiento, Eren. – Le recordó Rivaille entrecerrando los ojos.

– Lo sé, sargento y le estoy muy agradecido por ello, por formar parte de las tropas y estar dentro de su equipo bajo su cuidado, sargento. – Contestó Eren confundido por el cambio de giro que parecía haber tomado la charla.

Rivaille soltó la muñeca de Eren mientras emitía un gruñido de conformidad a lo dicho por el adolescente y Jaeger tomó aquello como un permiso para salir de la alcoba de su superior.

– Eren… – Llamó nuevamente Rivaille al chico que se detuvo justo cuando iba a abrir la puerta para sentir como sorpresivamente su cuello fue apresado y sus labios estrellados contra los del hombre que ocupaba la habitación con rudeza.

Debido al inesperado acto, Eren había abierto un poco su boca para apreciar como la lengua de Levi se colaba en su interior y comenzaba a recorrer su cavidad bucal y acariciara la paralizada lengua de Eren que estaba en estado de shock por el inesperado acontecimiento de Rivaille pero a pesar de que tan solo pasaron unos segundos antes de que finalmente Rivaille dejara el interior de la boca de Jaeger y despegarse de los labios del adolescente para con lentitud liberar el cuello del muchacho, al que había obligado a inclinarse para poder besarlo.

Rivaille tenía un suave sonrojo en su rostro y la respiración algo agitada aunque su corazón parecía desbocarse cuando giró hacia el muchacho que parecía haberse congelado por lo ocurrido.

– Eren. – Llamó pero el chico no parecía reaccionar, así que Rivaille volvió a llamarlo mientras palmeaba un poco una de las mejillas del adolescente que pareció haber despertado de su inconsciencia y al percatarse de quien estaba frente a él junto a lo que había sucedido hacía escaso tiempo atrás, el rostro de Eren enrojeció ferozmente mientras su cuerpo había comenzado a temblar. – ¿Estás bien?. – Preguntó Rivaille al ver como Jaeger temblaba.

– S-sí…, sí… – Contestó demasiado nervioso el quinceañero. – Será mejor que me retire, ¡qué descanse, sargento!. – Habló atropelladamente Eren antes de huir de la habitación de Rivaille mientras llevaba sus manos a su boca para cubrirla porque sentía que sus labios quemaban y el interior de su boca ardía.

Rivaille miró la puerta cerrarse antes de suspirar mientras negaba con la cabeza y, acto seguido, continuar recogiendo el estropicio que había hecho antes de Jaeger llegara pero en sus labios formaban una sutil línea de curva ascendente, Rivaille estaba sonriendo.


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