-Aceptando una extraña propuesta.-
Rivaille
azotó la puerta sin preocuparse de que, posiblemente, alguien lo escuchara, se
encontraba demasiado confundido como para prestar atención a nimiedades como
era el haber dado un portazo al ingresar en su habitación pero, al entrar a su
alcoba, le pareció el lugar más sucio del mundo aunque no era así. Quizás
debido al malestar que le estaba carcomiendo por dentro, pronosticándole un
agudo dolor de cabeza que se convertiría en una terrible jaqueca si continuaba
formulándose preguntas inconscientemente en su mente. O, posiblemente, a que
necesitaba hacer algo que lo agotara lo suficiente como para que su cerebro
dejase de hacerse preguntas necias que no tenían una respuesta convincente.
Rivaille
comenzó a limpiar afanosamente cada rincón de su alcoba en su intento de quedar
lo suficientemente exhausto para cuando se acostará y cerrase sus ojos, fuera
transportado al mundo de Morfeo al instante, impidiendo que su cabeza estuviera
molestándolo de tal manera que solo desembocaría en una terrible jaqueca.
Cuando
terminó de limpiar su habitación satisfactoriamente, Rivaille necesitaba una
ducha, pues se sentía tan cansado que el mero pensamiento de preparar un baño
le desalentaba a asearse, así que una ducha era la mejor opción porque podría lavar
su cuerpo rápidamente antes de ir a la cama para dormir.
Durante
la ducha el sargento, pudo dejar su mente en blanco solo preocupándose de lavar
su cuerpo y sentir como caía el agua limpia sobre su piel logrando reblandecer
cada musculo de su fisionomía. Incluso, cuando terminó su aseo, Rivaille se
quedó un poco más dentro del baño, sentado sobre el wáter cerrado como si se
encontrara en una sauna de vapor porque la pequeña nube de vaho que el agua
caliente había formado estaba relajando su cuerpo, aún más si era posible, y el
sargento necesitaba de ese momento de calma y silencio donde su mente no
pensara en nada más que el sentir su propia respiración.
Tal y
como había estimado, Rivaille no tardó ni un segundo en concebir el sueño
cuando se recostó en su cama. No obstante, no tardó mucho tiempo en volver a
abrir sus ojos al despertar sobresaltado después de que una nueva pesadilla lo atormentase.
Una pesadilla en la que Eren volvía a ser protagonista y él la víctima de la
tortura que estaba propiciándole su subconsciente.
Levi
llevó las manos a su cara, notando el sudor para soltar un gruñido antes de
coger el pañuelo que solía dejar sobre la pequeña mesa de noche con la que se
secó el sudor. Aquel sueño le hizo suponer a Rivaille que se volvería a repetir
si, nuevamente, se dejaba envolver por la somnolencia.
Sin
embargo, Rivaille decidió dar un paseo por los pasillos del cuartel para
olvidar la pesadilla y cuando regresase a su cama poder dormir sin la
preocupación de ser asaltado por tormentosos sueños que tuviese a Jaeger de
protagonista.
Levi
encendió el candil que había sobre la mesa de noche y salió de la habitación
con la pequeña lámpara en una de sus manos para dar un paseo por los oscuros y
silenciosos pasillos del cuartel que a esas horas parecían más inhóspitos que
durante el día.
Había
pasado una hora en el que Rivaille estaba deambulando por los pasillos de ese
viejo cuarte con el candil sujeto en su mano derecha para alumbrar su camino
mientras que su cabeza no dejaba de hacerle cuestiones que el sargento no podía
responder por sí mismo y eso le frustraba porque Rivaille en toda su vida jamás
se había encontrado en una situación así, en que encontrar una solución a sus
por qué le era demasiado difícil o, tal vez, las respuestas concebidas en su
mente no eran del todo aceptable para el ego del sargento.
Finalmente,
Rivaille llegó a la cocina donde se dispuso a hervir agua para tomarse un té
que lo relajará un poco y cuando Levi preparó la infusión caminó hasta un taburete
donde se sentó para, luego, tomar un sorbo de la infusión mientras se
concentraba en sentir como el líquido caliente inundaba su boca para descender
por su garganta y caer en su estómago.
Levi
se tomó su tiempo sin pensar en nada ni en nadie o, al menos, alejando con cada
sorbo sus dudas, solo sintiendo el silencio, el cómo sus pulmones se vaciaban y
llenaban de aire mientras su nariz capturaba el suave aroma del té.
Simplemente,
Rivaille estaba disfrutando de un instante de pura paz mientras saboreaba el
sabor intenso que le brindaba la infusión recién preparada pero cuando su tisana
se terminó de su taza y después de fregarla, Rivaille regresó a su habitación
un poco más serenado.
Al
llegar la mañana, Rivaille se sentía más cansado de lo habitual, si era cierto
que el día anterior había amanecido demasiado bien y en la noche buscó la forma
de despejar su mente de preguntas innecesarias. Esa mañana, Rivaille lucía unas
enmarcadas ojeras producto de que no había podido dormir debido al insomnio
sufrido esa noche como si el té que se había bebido y el ritual que había
seguido para tranquilizar sus nervios le hubiera proporcionado el efecto
contrario al que deseaba, una energía que no necesitaba cuando tan solo deseaba
dormir sin tener preocupaciones y sueños desesperados que lo despertaban a cada
hora de la noche.
Rivaille
chasqueó la lengua cuando llegó al comedor y ver como Irvin y Mike ya se
encontraban ahí conversando junto a los dos soldados que habían traído con
ellos aunque todos ellos, parecían estar preparados para partir ya que incluso,
portaban la caperuza verde con el emblema que identificaba a la legión de
reconocimiento grabado en la parte de la espalda.
– ¡Levi!.
– Llamó Irvin al verlo aparecer en el comedor para acercarse al sargento. – Nosotros
partimos ya, nos gustaría acompañar a tu equipo y a ti en el desayuno pero no
nos será posible. – Informó el capitán Smith con seriedad. – En unas semanas
podré enviarte a Hanji para que comiencen los estudios en Eren mientras tanto
no pases por desapercibido ningún cambio en el chico. No es necesario que te
diga nada más, ¿cierto?.
–
Estaré observándolo en todo momento. – Afirmó Rivaille refiriéndose a Eren y
dándole a entender a Irvin que cumpliría con sus órdenes.
–
Estoy seguro de ello, sabía que eras la persona idónea para poner al cuidado de
Eren. – Irvin sonrió antes de girarse hacia el pequeño grupo de hombres. – Cuídalo
bien, ya sabes que él es alguien valioso no solo para la legión de
reconocimiento sino también para la humanidad. – Añadió antes de mirar a las
personas que partirían con él. – ¡Nos vamos!. – Ordenó Irvin para comenzar a
caminar a la salida del cuartel en busca de sus caballos para dirigirse
nuevamente a Trost siendo seguido por Mike y los otros dos miembros de la
legión de reconocimiento.
Después
de la marcha de Irvin y sus hombres comenzaron a aparecer el resto del equipo
de Rivaille, que sin decir una sola palabra cada uno se marchó a hacer el deber
que debía ocupar mientras se preparaba el desayuno aunque como ya parecía ser
una costumbre, Jaeger fue el último en despertar e incorporarse a hacer su
tarea encomendada.
Esa
mañana parecía que nadie tenía ganas de hablar, muy contradictorio a como había
ocurrido en los días anteriores y algunos de los miembros del equipo de Rivaille
parecían tener un ánimo desalentador esa mañana.
–
Bien, ahora que Irvin se ha marchado volveremos al mismo ritmo de trabajo que
estábamos teniendo. – Rivaille rompió el silencio. – Tan solo contaremos con
dos comidas para poder favorecer un poco este lugar. – Acotó mirando a todas
las personas de su equipo. – Günter, Aurou y Erd, continuareis con el arreglo
de la fachada. Petra te encargarás de la colada, se ha amontonado demasiada
ropa sucia en estos días y, también, cambia las sábanas y mantas de las
habitaciones que han ocupado Irvin y los otros. Eren, tú y yo nos ocuparemos de
la limpieza del ala sur. – Ordenó Rivaille mirando a cada uno de los presentes
con severidad.
– ¡Sí,
sargento!. – Respondieron al unísono.
Después
de comer, todos se marcharon a realizar el trabajo encomendado por el sargento
Rivaille sin demasiados ánimos.
La
mañana parecía transcurrir con lentitud y Rivaille no dejaba de mirar a Eren
que se encontraba en el mismo lugar, estaban limpiando la biblioteca.
Rivaille
no dejaba de observar por el rabillo del ojo a Eren que se encontraba bastante
nervioso y tenso, una conducta que solo provocaba en Eren descuido, pues volcó
tres cubos de agua con jabón mientras fregaba la escalera que daba a los pisos
superiores de la enorme biblioteca, también había tropezado causando que los
libros que cargaba en sus manos terminaran en el suelo y alguno se deterioraran
más de lo que estaban debido al impacto.
Rivaille
suspiró al recordar todos los accidentes que estaba ocasionando el quinceañero
de manera fortuita y decidió acercarse a Jaeger cuando la estantería llena de
pergaminos y mapas quedó vacía en un parpadeo a causa de que el adolescente se
las había arreglado para que todo aquel material valioso terminaran en el suelo.
–
Eren. – Rivaille llamó al adolescente que se sobresaltó al escuchar su nombre
pero no miró al sargento sino que continuó con su mirada fija en los pergaminos
que había tirado accidentalmente. – Estás más torpe que de costumbre.
– Lo
siento, sargento. – Se apresuró a disculparse Jaeger mientras colocaba algunos
de los rollos de papel nuevamente en la estantería y Rivaille chasqueó su
lengua con incomodidad por las palabras del adolescente.
– Es
por mí. – Acotó Rivaille apoyándose en la estantería mientras cruzaba sus
brazos sobre su pecho y logrando que Eren no volviese a acuclillarse para
recoger el desorden sino que permaneció de pie para mirar a Rivaille.
–
¿¡Eh…!? – El chico no pudo evitar indicar su asombro con un pequeño monosílabo
mientras sus ojos se abrían un poco más de lo usual. – No, no es así. –
Contestó atropelladamente Eren.
–
¡Oh…! – Exclamó Rivaille cerrando sus ojos. – Así que sí es por mi causa. –
Afirmó antes de volver a abrir los ojos para mirar al quinceañero.
Eren
apretó la mandíbula y los puños mientras respiraba con fuerza, mostrando su
incomodidad ante las palabras de Rivaille, al adolescente no le apetecía
continuar abordando el tema pero podía intuir que el sargento quería saber que
era lo que le ocurría y no era bueno imaginando instantáneamente alguna escusa
creíble.
–
¡Usted me besó!. – Gritó Eren el motivo de su frustración y, al mismo tiempo,
se maldijo por haber gritado. – L-lo siento. – Rápidamente se disculpó al
percatarse de que había chillado a un superior y en especial a Rivaille, quien
su rostro intimidatorio pareció haberse ensombrecido más por su causa.
–
¡Oh…! – Fue lo único que dijo Levi al saber que era lo que tenía tan despistado
a Jaeger. – Mocoso. – Murmuró sin apartar la vista de Eren mientras descruzaba
sus brazos.
– No m…
– Estaba hablando Eren al sentirse ofendido por la forma en que lo había
llamado Rivaille pero no consiguió terminar de hablar cuando sintió como su
camisa era agarrada por el sargento y lo obligaba a inclinarse para estar
frente a los amenazadores ojos grises.
– Alguien
como yo no pierde el tiempo jugando con mocosos. – Arrastró cada palabra
Rivaille como si se tratase de una serpiente que estuviese advirtiendo cuan
peligroso podía llegar a ser. – Parece que no has aprendido nada en este
tiempo. – Comentó más serio de lo que quería que sonara la oración.
– S-sargento...
– Farfulló Eren antes de sentir como Rivaille lo obligaba nuevamente a besarlo
pero en esta ocasión fue diferente.
Rivaille
estaba consciente de lo que estaba haciendo y por qué estaba besando a Eren, no
era como en la primera ocasión que había sido impulsado por la llegada de
Irvin, el miedo que se había negado a reconocer de que el capitán arrebatara a
Jaeger de su condominio y toda la atracción que el adolescente había despertado
en él desde el primer instante que fue consciente de la presencia de Eren en el
mundo. Todo lo que había desembocado en algo mucho más intenso y grande de lo
que habría experimentado en el pasado o de lo que el propio Rivaille deseara
tener sobre alguien porque tenía que admitir que sus pesadillas y su
atormentada mente solo estaban girando en torno a Eren y que todo esos indicios
era señales que le gritaban que Jaeger le gustaba.
Eren
se mostró desconcertado al comienzo del beso, bastante inesperado para el
adolescente aunque no fuera la primera vez que experimentara la situación con
el sargento, en que la lengua de Rivaille volvió a encontrar la oportunidad de
adentrarse en su boca mientras una de las manos de Rivaille apresó su nuca atrayendo
más su cabeza hacia el sargento, propiciando que sus labios se apretaran con
más fuerza, si es que eso era posible, y en su infructuoso intento de liberarse
para alejarse de Rivaille, tan solo logró que los dedos de sus manos se clavaran
en los fuertes hombros del hombre que lo besaba bruscamente, en su labor de
empujar al sargento pero que obtenía el efecto contrario porque Rivaille
parecía apegarse más a su cuerpo y aunque su lengua se movía violentamente para
sacar de su boca la lengua de Rivaille, en cierta forma le agradaba el contacto.
No
obstante, Eren estaba intentando ignorar todas las sensaciones que estaba
experimentando su cuerpo, en especial, Eren estaba intentando ignorar como su
estómago parecía agitarse y un sus mejillas se sentían arder ante un beso, un
beso del cual Jaeger no había pensado volviese a ocurrir.
Rivaille
sentía que no podía continuar sintiendo la cálida boca de Jaeger ya que sus
pulmones poco a poco se habían estado vaciando del preciado aire y en un
pequeño impulso, antes de separarse no se contuvo de morder el labio inferior
de Eren provocando que el adolescente gimiera para, luego, soltarlo con la
respiración agitada y sin poder apartar su mirada del rostro del chico frente a
él.
Sin
embargo, aunque Rivaille había liberado la nuca de Eren, permanecía teniendo el
agarre de la camisa del chico pero Eren parecía haber desistido de intentar
empujar o separar a Rivaille de él ya que se encontraba cansado y sus pulmones
solo le urgía tomar bocanadas de aire, tan valioso para continuar viviendo.
El
quinceañero tan solo retiró sus manos de los hombros de Rivaille para que sus
brazos cayeran lánguidos a los lados de su cuerpo una vez su respiración
pareció normalizarse y aunque tenía ganas de llevar el dorso de sus manos a su
boca para limpiar sus labios, no lo hizo, a pesar de que sintiera la boca
quemarle, Jaeger se contuvo de dejarse guiar por su impulso.
– ¿Por
qué…? – Consiguió preguntar Eren después de algunos minutos que para él habían
parecido horas en la que la pregunta que había dejado aflorar de sus labios era
la única que estaba en su cabeza.
Ante
la pregunta Rivaille frunció el ceño y soltó la camisa de Jaeger con tosquedad,
sin apartar por un minuto sus ojos del adolescente que estaba con la cabeza
baja logrando que su cabello ocultara un poco sus expresivos ojos verdes que no
miraban a nada en concreto.
– No
es obvio. – Aclaró Rivaille mostrando enfado en su voz, al creer suficiente
aquel acto para darle a comprender a Jaeger lo que estaba pasando, sobretodo,
lo que había detonado en él.
–
Pero… ¿usted…? ¿yo…? – Farfulló Eren volviendo a enfrentar con su mirada al
hombre más bajo que él pero sin lograr decir nada coherente, a pesar, de que su
voz salió más angustiada de lo que él hubiera deseado, no podía encontrar las
palabras concretas para expresarse.
Rivaille
arrugó más su entrecejo mientras dejaba escapar un bufido porque podía
comprender la reacción de Eren y es que tampoco para Rivaille era fácil
enfrentar y aceptar la situación pero aún si Jaeger no sentía lo mismo que él,
aún si no era aceptado, tampoco podía ser egoísta y obligarlo y, mucho menos,
utilizar su rango para cometer ese tipo de abuso, el cual se consideraría un
agravio pero Rivaille tampoco dejaría pasar la oportunidad que se le había dado.
Porque Rivaille sentía que ese era el momento oportuno para dejar en claro
todo, ese era el momento más adecuado sin tener intromisiones molestas y es que
pronto vendría Hanji y con ella en medio, las cosas se volverían más difíciles
y frustrante a causa de la pasión que sentía Zoe hacia los titanes siendo que
Eren se volvería en el centro de toda la efusión de la teniente.
– ¿Es
qué tienes puesto tus ojos en alguien?. – Preguntó Rivaille y aunque le creaba
desasosiego la respuesta del adolescente, prácticamente escupió cada palabra
con desagrado, casi parecía que la pregunta fuera hecha con burla ante la
posibilidad de que Eren pudiera estar enamorado de alguien.
– ¡No!,
yo no. – Acentúo Eren su respuesta negando con su cabeza como si lo que Rivaille
le estuviera acusando de algún agravio. – Yo no… – Murmuró con el rostro rojo
como si quisiera decir algo más pero el hablar de ello con Rivaille le azoraba aunque
la respuesta nerviosa de Eren solo hizo que Levi se sintiera más confiado.
Rivaille
se volvió a acercar a Eren, invadiendo el espacio personal del chico sin
apartar sus ojos del adolescente que rápidamente desvió la mirada aunque su
cuerpo temblaba con nerviosismo ante lo que Rivaille estuviera pensando volver
a hacer.
–
Mantengamos una relación, Eren. – Dijo tomando el mentón de Eren para buscar de
esa manera la conexión con los ojos verdes del joven.
– Pero
sargento, yo no… – Eren no pudo continuar debido a que fue interrumpido.
– Solo
tienes que aceptar. – Le advirtió Rivaille mostrando un extraño brillo en sus
ojos grises. – La vida para un miembro del cuerpo de reconocimiento es corta,
algunos no llegamos a conocer aquello que hace que dos personas se unan y yo…
deseo eso contigo. – Confesó en un tono de voz baja y dureza, no se sentía
cómodo revelando sus intensiones sentimentales pero las palabras de Rivaille
fueron perfectamente audible para Eren que pareció sonrojarse más de lo que ya
estaba.
– Yo… –
Repitió Eren aquel pronombre personal que parecía haberse convertido en la
palabra favorita del adolescente.
–
Eren, no tienes tiempo para pensar sobre esto. – Habló irritado Rivaille en un
impulso ocasionado por su instinto que le gritaba que Eren lo estaba rechazando
mientras soltaba la barbilla del muchacho para apoyar sus manos en los hombros
del chico en un acto que indicaba que Rivaille no era una persona paciente. –
No te lo estoy pidiendo como sargento, no es ninguna orden. Te lo digo como
hombre, Eren.
–
¿Cómo… hombre…? – Repitió Jaeger en una pregunta las últimas palabras que había
dicho Rivaille.
–
Eren. – Llamó Rivaille al percatarse de que había pasado unos minutos y Eren
parecía estar absorto en sí mismo.
– El… –
Eren no pudo evitar tragar saliva mientras sus mejillas se encendían. – ¿El
tener una relación nos convertiría en amantes?. – Y las palabras salieron de la
boca del joven con miedo a lo que podía significar la palabra “relación” a la
que se refería Rivaille porque él no podía estar seguro de convertirse en ese
tipo de persona para alguien y mucho menos para Rivaille porque Eren nunca
había pensado en la posibilidad de llegar a tener algo así con alguien ya que
sus pensamientos solo estaban centrados en el sótano de su casa de Shingasina
y, también, en lograr acabar con los titanes que tanto sufrimiento eran capaces
de generar a la humanidad.
–
Depende. – Fue franco antes de proseguir. – No estoy diciendo que tengamos esa
clase de intimidad de inmediato. Eso no tiene por qué ocurrir, todo se dará de
la forma en que avance pero, por ahora, solo sería un estar juntos y poco más
de lo que estamos. – Explicó Rivaille mientras pensaba el que si Eren aceptaba
podría tener total plenitud de besarlo o tocarlo de manera significativa sin
necesidad de buscar una escusa o de que el adolescente hullera de su lado
asustado como había pasado la primera vez que se atrevió a probar los labios de
Eren.
–
¿Cómo una amistad?. – Inquirió Jaeger un poco confundido antes lo que quería
decirle Rivaille y él parecía no comprenderlo bien.
– No,
sería parecido pero no sería como una relación de amigos no si hacemos esto. –
Indicó Rivaille antes de coger la cara de Eren con sus manos y llevar el rostro
del chico hasta el suyo donde ambos labios colisionaron y otro beso inició pero
este beso fue más suave y calmado sin la brusquedad con los que habían sido
otorgados los otros. Siendo un beso que no solo quería mostrar la necesidad
sino también sentimientos.
Eren,
por primera vez ,se dejó llevar ante el beso no tan apurado, ni tan demandante
o forzados a como se habían dando los anteriores y con la timidez propia de la
inexperiencia e inseguridad del adolescente que era, llevó sus manos hasta la
cadera de Rivaille mientras que con recelo internaba su lengua en la cabida
bucal contraria sintiendo como las manos de Rivaille se deslizaron en una
caricia hasta su cuello donde los pelillos de su nuca están siendo tironeado
ligeramente por Rivaille como un pequeño juego que le animaba a prolongar y
disfrutar más ese beso.
Rivaille
no pudo evitar sonreír en medio del beso al sentir como Eren aceptaba el
contacto y como, de manera instintiva, Jaeger lo atrajo más, logrando que parte
del cuerpo de Rivaille estuviese pegado al de Eren como si fueran a fusionarse
en uno solo.
Rivaille
ahogó un gemido en la boca contraria al sentir como la húmeda y cálida lengua
de Eren se había internado dentro de su boca, memorizando cada rincón con temor
y fluidez hasta que Rivaille logró que la lengua de Eren se uniera a la suya en
un baile oculto que solo ellos podían conocer.
Sin
embargo, aunque el beso terminó, Eren seguí apegando a Rivaille a su cuerpo y
Levi continuaba jugueteando con los pelillos de la nuca de Jaeger mientras que
ambos compartían un sonrojo en sus caras y tenían los ojos aguados de pequeñas
lágrimas que el placer había cristalizado en las retinas de sus ojos mientras
recuperaban sus respiraciones.
– Los
amigos no hacen esto. – Acotó Rivaille ansioso por escuchar las palabras de
Jaeger que a pesar de haberle respondido con el beso, él necesitaba escuchar
esa afirmación del propio adolescente.
–
Pero… – Suspiró Eren logrando que Rivaille detuviese su jugueteo con los pelillos
de su la nuca. – ¿Esto no estaría mal?.
– Solo
estará mal si tú quieres que esté mal. – Regañó Levi separándose de Eren y
sintiéndose molesto con el chico. – Tú decides, Eren, ¿aceptas o no mi
propuesta? Porque no habrá otra oportunidad. – Advirtió Rivaille con irritación
mirando como el adolescente cambio su expresión por asombro mezclado con
incredulidad.
– Yo…
quisiera intentarlo. – Murmuró Eren apartando la mirada del rostro del
sargento.
Rivaille
bufó con fastidio mientras se preguntaba qué clase de respuesta había sido la
que le acababa de dar Jaeger cuando solo se limitaba en un “sí” o un “no”, no
en un “quisiera intentarlo”.
– ¿Se
supone qué eso es un “sí”?. – Preguntó Rivaille molesto por tener que ser él
quien tuviera que buscar la claridad a la cuestión que le había hecho al
quinceañero.
– Sí.
– Contestó una avergonzado Eren ante la propuesta que había acabado de aceptar
sin aún mirar a la cara a la persona.
Rivaille
asintió con la cabeza antes de coger la bayeta de Eren que estaba entre el montón
de pergaminos en el suelo para lanzarla a la cabeza al adolescente que pareció
despertar del ensimismamiento en el que se había sumido mientras se quitaba la
bayeta de la cabeza.
– Hay
mucho trabajo que hacer y ya hemos perdido demasiado tiempo, Eren. – Le recordó
Rivaille para volver marcharse hacia la sección de la biblioteca que estaba
limpiando y dejando a Eren allí.
– Sí,
sargento. – Respondió Eren cuando Rivaille se había marchado y ya no podía
escucharlo para volver a acuclillarse y ponerse a recoger todos los rollos de
papel con una inconsciente sonrisa en sus labios que era adornada con un suave
sonrojo en sus mejillas.
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