martes, 1 de agosto de 2017

L.c.d.l.s.d.t. Capítulo ~1~

-Regreso al muro Rosa.-


El capitán Irvin Smith había dado la orden de retirada para volver a la seguridad y protección que brindaba el muro Rosa después de detectar una anormalidad en el comportamiento de los titanes que se encontraban cerca, muy parecida a la que habían  presentado tener aquellos gigantes en el pasado cuando la humanidad perdió el territorio del muro María.

Hacía cinco años atrás había ocurrido la perdida de la muralla María, cuando la entrada de Shingasina fue destruida por el titán colosal y los titanes invadieron la ciudad causando innumerables muertes pero todo empeoró cuando apareció repentinamente el titán blindado que derribó otra sección de la pared que guarecía a los humanos. Esa vez, el territorio del muro María se perdió, siendo una derrota más para la humanidad.

Sin embargo, los miembros del destacamento de reconocimiento y expedición que se encontraban en esos instante en la tierra dominada por los titanes en nombre de la humanidad, no habían avanzado en la misión que los había hecho salir del territorio humano, teniendo que aceptar la orden de retirada del capitán Smith cuando aún ni siquiera habían recorrido ni una segunda parte del camino que deberían transitar para poder completar la ruta acordada en esas tierras infectadas de titanes que tenían la obligación de inspeccionar.

Cuando las tropas, que portaban como emblema las alas de la libertad en sus ropas, estaban lo suficientemente cerca de Trost, pudieron apreciar asombrados el enorme agujero que poseía la pared que salvaguardaba a la humanidad de su extinción y el enorme hueco estaba en el lugar que debía estar la puerta de la ciudad por donde un gran número de titanes se apiñaban para ingresar a la ciudad en busca de humanos a los que devorar.

– ¡No podemos pasar por ahí!. – Señaló Auruo al ver la gran cantidad de titanes que se dirigía o estaban entrando en Trost.

– ¡No dirigiremos a Caranés!. – Indicó Irvin pensando en la seguridad de sus compañeros ya que era una de las entradas más cercana para poder ingresar en el territorio de la humanidad al quedar la puerta de Trost imposibilitada para acceder a la ciudad mientras que el capitán Smith rezaba en su interior de que al llegar a Caranés, las tierras del muro Rosa no estuvieses infectadas ya por los titanes y, esperaba con todo su ser, que el titán acorazado no hubiese aparecido dándole una nueva victoria a los titanes como había ocurrido hacía cinco años atrás.

– ¡Sargento Rivaille!. – Gritó Petra angustiada al ver como el sargento no cambió el rumbo y dirigió a su caballo hacia la destruida puerta de Trost donde todos los titanes estaban ingresando a la ciudad.
– ¿¡Qué se supone que haces Levi!?. – Vociferó Irvin al percatarse de que Rivaille desobedecía su orden de ir a Caranés pero ya Rivaille se encontraba demasiado lejos como para escuchar su respuesta, solo pudo chasquear la lengua con inconformidad. – ¡No lo sigan, es una orden!. – Mandó Irvin al percatarse de que alguno de los soldados tenían la intensión de seguir a Rivaille.

Rivaille galopó, consiguiendo esquivar a los titanes que intentaron cogerlo con torpeza para podérselo comer y entró en el arcó maltrecho que había quedado al ser derribada violentamente la puerta de acceso a Trost.

Tan solo quedaban ya unos metros para que Levi pudiera salir de aquella especie de puente que formaba el muro Rosa cuando una sombra de quince metros cuyos ojos verdes resplandecían fantasmagóricamente se había posicionado frente a la salida del pasaje cargando una enorme roca que Rivaille intuyó, ese monstruo iba a taponar con la gigantesca piedra que cargaba el acceso a la ciudad de Trost por donde estaban entrado los titanes a la ciudad.

Rivaille apresuró a su caballo en un sprint angustioso para poder salir de ahí antes de que el lugar fueses sellado.

El estruendoso grito lanzado por la descomunal criatura, advirtió a Rivaille que el ser estaba preparado para taponar esa abertura pero Levi no podía perder la calma en ese momento, había sido su decisión el haber desobedecido las palabras del capitán Smith aunque esto luego le trajera una sanción y, también, tenia presente que si hasta ese día aún permanecía vivo, no iba dejar que su meta de entrar en Trost para saber el estado de la ciudad, se perdiera, porque él no iba a morir ahí y si estaba en su mano hacerlo, ayudaría a aniquilar al enemigo que había llevado a la humanidad a la casi extinción teniendo que vivir encerrado por paredes.

Rivaille presionó más a su caballo y vio como la roca gigantesca era movida para bloquear el pasaje pero antes de que el hueco por el que los titanes entraban a la ciudad fuera obstruido, Levi consiguió cruzar el pasadizo con ayuda de su caballo que relinchó y se levantó sobre sus dos patas traseras mientras daba coces en el aire con sus dos patas delanteras, una vez pisaron Trost, debido a la excitación de conseguir pasar el pasaje y al grotesco ruido que  hizo la piedra al ser incrustada en el hueco de la muralla Rosa.

Levi miró a su alrededor para percatarse de cómo los humanos estaban ofreciéndose en bandeja de plata a los titanes, al no utilizar sus equipos de maniobras tridimensionales, debido a que estaban en un lugar abierto, carente de paredes donde poder lanzar los enganches que le permitirían escapar con facilidad de la horrenda muerte.

– ¡Eren!. – Gritó alguien a espaldas de Rivaille y entonces vio a un joven rubio sobre la espalda del extraño titán que había sellado la entrada a Trost, quien no dejaba de llamar y buscar a alguien sobre el lomo del titán.

Sin embargo, su atención cambió rápidamente unos metros más adelante, donde dos titanes con sus insulsas sonrisas corrían hacia donde se encontraba el rubio y el cuerpo del titán que parecía haber perdido la energía que lo hacía moverse, comenzando a desintegrarse.

Como un acto reflejo, Rivaille desmontó a su caballo accionando la palanca de su equipo tridimensional y el enganche salió disparado por el aire hasta clavarse en uno de los cuerpos de los titanes, no dudó en propulsarse con el gas y cuando estimó oportuno, Rivaille giró sobre sí mismo como una peonza consiguiendo rebanar la parte sensible situadas en las nucas de los gigantes sin llegar a mancharse demasiado con la ardiente sangre de los titanes, logrando caer elegantemente sobre uno de los cuerpos de sus víctimas, dándole la espalda al rubio.

Con una simple ojeada, Levi comprobó que el titán más cercano estaba entretenido masticando el cuerpo de uno de los soldados perteneciente a las tropas estacionarias de los muros.

– ¿Qué está pasando aquí?. – Preguntó Rivaille dirigiendo su atención al soldado a su espalda cuyo emblema le indicaba que era un cadete recién graduado.

Sin embargo, Levi se sorprendió cuando se percató de que el rubio estaba extrayendo a un chico de la misma edad del cuerpo de aquel extraño titán y una joven se había acercado al rubio para ayudar a sacar de la nuca del titán al muchacho que parecía estar inconsciente pero que presentaba unas extrañas marcas alrededor de sus ojos.

– ¡Sargento Rivaille!. – Llamó Riko perteneciente a las tropas estacionarias mientras se acercaba a donde Levi se encontraba.

– ¿Qué ocurre aquí?. – Repitió su pregunta, esta vez dirigida a la mujer de gafas que había lanzado una véngala humeante de color al aire para indicar que algo había salido bien.

– La humanidad ha tenido por primera vez una victoria frente a los titanes, señor. – Informó causando cierto desconcierto en Rivaille que volvió a mirar a los tres jóvenes que estaban a sus espaldas. – El comandante Pixis ha iniciado el plan de sellar la entrada del muro Rosa para recuperar Trost después de que el titán colosal apareciera y destrozara la puerta. Eren Jaeger se ocuparía de sellar el acceso de los titanes a Trost al transformarse en titán y levantar esa enorme roca con la que ha bloqueado el acceso de la ciudad. – Habló Riko, al comprender de que debería decirle con más detalles lo que estaba pasando.

– ¿Transformarse en titán?. – Murmuró Rivaille su incredulidad aunque su tono de voz era calmado pero no permitió que la mujer le respondiera y se acercó a los tres jóvenes bajando del cadáver, en el que se encontraba, de un salto.

– ¿¡Mikasa…!? – Inquirió confundido el rubio al ver lo que hacía la chica a su lado.

Mikasa no dudó en dirigirle una mirada hostil y dejar a Eren con Armin para ponerse enfrente, sosteniendo en cada mano las cuchillas que tenían para cortar a los titanes, en un acto de protección y defensa.

– No dejaré que se lleven a Eren, Armin. – Respondió Ackerman sin apartar su mirada de aquel hombre con  rostro inexpresivo que se acercaba y que ella veía como una amenaza inminente a destruir su felicidad o, al menos, eso gritaba su intuición femenina.

–¿Uh…? – Fue el simple gemido que soltó Levi por sus labios mientras se detenía al ver a la mujer con instinto asesino que se había posicionado frente a los chicos y por sus movimientos, sabía que ella confía plenamente en sus habilidades pero los ojos de Levi la ignoraron para mirar al chico de pelo castaño que parecían haber sucumbido a la inconsciencia, a pesar de que tenía los ojos entre abierto mostrando su irises verdes.

– ¡Ackerman!, ¿qué cree que está haciendo?. – Gritó Riko poniéndose a un lado de Rivaille al ver el comportamiento de Mikasa. – No olvide que esta misión aún no ha terminado, debemos despejar el camino para mantener a salvo a Jaeger y ayudar a limpiar la ciudad de los titanes para que la humanidad vuelva a ocupar Trost. – Ordenó Brzenska.

Mikasa chasqueó la lengua inconforme antes de mirar a Eren con preocupación, pues no estaba dispuesta a abandonarlo, aún y si Armin estaba ahí para impedir que le hicieran algo a su familia, no podía dejar de sentirse inquietada.

– No te preocupes, Mikasa, yo cuidaré de Eren. Tú ocúpate de que pueda llevarlo hasta un lugar seguro. – Pidió Armin sosteniendo a Jaeger.

Mikasa asistió con la cabeza y Levi supo que la chica con extraños rasgos exóticos haría lo que el rubio le había pedido a regañadientes porque en la mirada de Ackerman se percibía que no quería separarse del joven de pelo castaño.

La líder de escudaron, Riko Brzenska, también se retiró del lugar donde solo quedaron los cadáveres de los titanes consumiéndose y los dos jóvenes cadetes recién graduados frente al sargento de la legión de reconocimiento.

Rivaille no dudó en acercarse a donde Armin se ponía en pie con el inmóvil cuerpo de su amigo, que parecía estar durmiendo, y sin intercambiar alguna palabra con el rubio, Rivaille cogió con su mano derecha el mentón del chico inconsciente para ver el rostro de Eren y examinarlo minuciosamente.

– ¿Qué es eso de transformarse en titán?. – Preguntó Levi sin mirar el rostro de Armin ya que se había concentrado el joven convaleciente, estudiando el rostro y memorizándolo.

– Yo… yo no lo entiendo bien, señor. – Habló Arlelt con nerviosismo, él tampoco sabía cómo era posible que su amigo fuera capaz de formar de la nada y controlar un cuerpo de titán porque hasta el momento solo se había preocupado a ayudar a Eren, de convencer a sus superiores de que Eren no era peligroso y podían utilizar su poder en beneficio de la humanidad. – ¡Eren a conseguido que la humanidad tenga su primera victoria!. – Se apresuró a recordar la misión que habían acabado de completarse con éxito.

Rivaille guardó sus cuchillas antes de tomar al chico desmayado, arrebatándolo del lado de Armin, algo que hizo que Arlelt se asustara.

– Yo lo llevaré. – Argumentó antes de saltar para luego subir a Eren sobre su caballo que se había acercado en espera de su jinete para, acto seguido, Rivaille montar.

Rivaille miraba el cuerpo que había arrojado como un costal en la cruz de su caballo y donde controlaba que el cuerpo del enigmático joven no se cayese, rápidamente se percató que era más alto que él pero, curiosamente, su peso era inferior al que Rivaille estimaba que debía de poseer ese adolescente.

Los soldados y los cadetes graduados se ocuparon de crear un camino seguro al aniquilar a los titanes cercanos que podían atacarlos mientras que Armin seguía, con su equipo de maniobras tridimensional, al caballo en el que viajaban Levi con Eren por si algún titán había escapado de ser detectado y se aproximaba con la única intención de devorarlos.

No tardaron en llegar a la puerta de la ciudad que albergaba las tierras de cultivo del muro Rosa y ponerse a salvo.

Rivaille desmontó su caballo pero dejó a Eren sobre el corcel e iba a interrogar un poco más a Arlelt pero antes de siquiera abrir la boca fue interrumpido por la aparición del comandante Pixis.

– ¿Él chico se encuentra bien?. – Preguntó el anciano al ver el cuerpo inconsciente a lomos del caballo de Rivaille.

– Parece que solo está descansando. – Respondió Levi pero no pudo seguir hablando en busca de información detallada de lo que estaba ocurriendo ahí, cuando un grupo perteneciente a la policía militar apareció con un papel en las manos que tenía el sello real.

– Eren Jaeger, queda detenido en nombre del rey en espera de juicio en el que se evaluará su peligrosidad para la humanidad. – Alegó el comandante Nile Dawk.

– ¡Esperen, ustedes no pueden hacer eso!. ¡Eren acaba de salvar Trost!, ¡gracias a Eren la humanidad ha tenido su primera victoria frente a los titanes!. – Gritaba Armin con el fin de lograr convencer a Nile de que no se lo llevaran arrestado.

– Es una orden directa y el rey ha autorizado que se realice la evaluación. – Respondió con simpleza Dawk mientras que sus compañeros se hacían cargo de coger el cuerpo de Eren y aún inconsciente esposarlo con unos grilletes en las muñecas y los tobillos.

– Comandante Nile, ¿es necesario tomarse ese tipo de seguridad con un chico que está inconsciente?. – Inquirió Pixis al ver como esposaban a Eren.

– No sabemos cuáles son sus propósitos, comándate Pixis, tampoco sus intenciones y por lo que respecta, el ser capaz de convertirse en titán ya es una amenaza. Quizás ni se trate de un humano. – Aclaró antes de marcharse con Eren del lugar.

– Comándate Pixis, Eren no es peligroso. – Afirmó Armin comenzando a derramar lágrimas al verse incapaz de conseguido hacer algo para que la policía militar no se llevaran a su amigo.

– ¡Armin!. – Llamó Mikasa que había llegado al lugar. – ¡Armin!, ¿dónde está Eren?. – Preguntó mirando a su alrededor en busca de su familia.

– Mikasa… se lo han… llevado, Mikasa. – Sollozó Armin apretando los puños.

– No se atormente jovencito, nada se podía hacer, solo nos queda rezar para que Eren no sea condenado como un ser peligroso. – Intervino Pixis antes de sacar de su chaqueta la pequeña licorera que siempre llevaba consigo para tomar un trago.
– Comándate Pixis. – Llamó Rivaille.

– ¡Ah…! – Suspiró Pixis al saber que era lo que quería saber el sargento Levi. – De seguro ya conocerá que el titán colosal volvió a aparecer, él fue el que destruyó la puerta de Trost como hace cinco años hizo con la puerta de Shingasina. Logramos evacuar a la gran mayoría de los ciudadanos pero eso no evitó que hubieran muertos y desaparecidos. – Pixis miró su licorera para acariciar con su pulgar las rosas grabadas antes de volver a encarar a Rivaille. – Procedimos a ejecutar el planeamiento que se dictaminó después de lo ocurrido con el muro María. No obstante, en esta ocasión no apareció el titán acorazado pero aún así, hubo problemas, fue entonces que Eren Jaeger se transformó en titán y derrotó él solo a una cantidad aproximada de veinte titanes. – El comandante Pixis hizo una pausa para analizar al hombre frente a él pero al ver que no decía ni hacía nada prosiguió. – Entonces, el cobarde del capitán Felman lo retuvo e incluso, le disparó con un cañón pero la capacidad de Eren de transformarse en titán no solo hizo que se salvará él sino también a sus amigos. – Pixis señaló a Armin y Mikasa que estaban hablando de cómo la policía militar se había llevado a Eren. – Por suerte, llegué a tiempo de que Felman cometiera una insensatez para lograr cerrar la entrada de Trost y los titanes no siguieran entrando pero, debo añadir, que con el plan que ideó ese jovencito, Armin Arlelt, y la voluntad de Eren Jaeger la humanidad ha conseguido tener su primera victoria en siglos. – Terminó Pixis para darle otro trago a su licorera y saborear el ardiente licor que portaba en su interior. – Dígame sargento, ¿usted no cree qué tener a alguien como Eren Jaeger luchando por la supervivencia de la humanidad es una gran oportunidad para empezar a tener nuestras victorias?. – Inquirió Pixis mirando a Rivaille que había escuchado todo en silencio.

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