-No acabar con el chico titán.-
El
camino de vuelta había sido bastante agotador, escuchando los lloriqueos de
Hanji ante el asesinato de los dos titanes y los intentos de Moblit de animar a
la teniente que solo lograba producirle jaqueca.
Rivaille
subió directamente a su habitación, el día siguiente sería duro y aunque
deseaba ver a Eren sabía que no era correcto, a esas horas de la noche ya todos
se encontraban durmiendo profundamente siendo así que no le fuera extraño el no
haber tenido ningún tipo de recibimiento al llegar a la fortaleza por parte de
los miembros de su equipo.
Lo que
restaba de noche pasó rápido para el sargento, aún se sentía muy agotado debido
al largo camino que implicaban de ir de Trost a ese viejo castillo y aunque no
solía acostumbrar a sentirse perezoso, esa mañana deseaba completamente
quedarse en su lecho para seguir descansando, así que no dudó en chasquear su
lengua como un simple gesto de incomodidad antes de ir a darse una ducha,
vestirse y bajar al comedor donde la escena de paz se destruía con una
estridente risa de parte de la teniente.
Sentados
a la mesa, se encontraba el equipo de Levi al completo con Hanji y Moblit a un
lado, hablando animadamente acerca de lo que parecía ser planes de estudios
para realizar a Eren, era obvio que el dramatismo causado por la pérdida de los
titanes con los que experimentaba había sido dejado de lado por la teniente
para centrarse en Jaeger, algo que de alguna manera molestaba a Rivaille debido
a que era consciente que Zoe no iba a separar del adolescente en lo que
estuviera allí.
–
¡Levi!. – Llamó con su voz entusiasta Hanji al percatarse de la presencia del
sargento. – Hoy comenzaremos con los estudios de Eren, quiero saber todo acerca
de él.
Levi
ignoró a la mujer hasta sentarse en su lugar, sirviéndose él mismo una taza de
té mientras la mujer volvía a concentrar su mirada en Jaeger que parecía
haberse puesto nervioso y las pocas veces que dirigía una mirada hacia el
sargento rápidamente la apartaba, un hecho que no pasó desapercibido para
Rivaille, el cual se preguntaba si había ocurrido algo en su ausencia.
– Y te
transformarás en titán para mí. – Dijo Hanji con un sonrojo en las mejillas y
ojos brillantes de gozo que observaban al quinceañero de una forma hambrienta
como si fuera un lobo que estaba degustando a su presa antes de atreverse a
devorarla completamente.
– No
puede transformarse en titán o ya no habrá más sujetos disponibles como el
mocoso. – Habló Levi provocando que la atención de la teniente ahora estuviese
sobre él.
– ¿A
qué te refieres, Rivaille?. – Preguntó Zoe cambiando su voz entusiasta por una
seria y el brillo de sus ojos transformarse en confusión.
– Si
el mocoso se transforma en titán tendremos que matarlo ya que existe la
probabilidad de que no pueda controlarlo. – Comentó con simpleza antes de tomar
otro sorbo de té. – Ocurrió en Trost, instantes antes de que pudiera llevar a
cabo la tarea de obstruir el pórtico destruido por el titán colosal. – Recordó
de forma cruel antes de mirar a Eren que parecía avergonzado por ese hecho.
–
¿¡Eh…!?. – Gritó la teniente antes de llevarse las manos a la cabeza con un
movimiento exagerado y comenzar a lloriquear mientras se debatía con voz
angustiada entre arriesgarse a perder a Eren al pedirle que hiciera aparecer el
titán que había sellado la puerta de Trost o intentar estudiar al muchacho como
humano mientras hacía hipótesis que probablemente no le darían ninguna
información valiosa ya que no estaría en su forma de titán.
– He
pensado algo. – Anunció Rivaille levantándose del lugar y acallando a Hanji que
lo miró sorprendida ante las palabras del sargento.
Todos
los presentes en el comedor siguieron a Levi en absoluto silencio aunque en sus
cabezas no dejaba de dar vuelta que era eso que tenía en mente Rivaille hasta
una de las habitaciones que parecía un aula, ya que contaba con una pizarra,
pupitres, sillas y estanterías con libros.
Sin
embargo, Levi se percató en todo momento que Eren se había quedado atrás y las
veces que le había observado por el rabillo del ojo, el adolescente los seguía
con la cabeza agachada, no sabía bien que había pasado o por qué se encontraba
así pero sin lugar a dudas, la actitud de Jaeger le molestaba.
Con
irritabilidad, Rivaille cogió una de las tizas para dibujar en la pizarra algo
que tuviese una apariencia humana para comenzar a explicar la única forma que
había ideado su mente de soldado para que Eren, a pesar en estar su modo titán,
poder extraer su cuerpo humano del ser que lograba crear de la nada y así no
perder a Jaeger.
Los
ojos de Rivaille no dejaron de mirar al adolescente, cuyo rostro no solo
parecía sorprendido por lo arriesgado que se presentaba esa estratagema para
detenerlo donde la última opción, en caso de lograr sacarlo del cuerpo de titán
aún y fuese con la carencia de alguna de sus extremidades era el matarlo.
La
explicación de Levi había sido clara y concisa en la que las pocas preguntas
junto el hacer entender al quinceañero de que no era el único que corría
peligro al ser un titán, había causado diferentes reacciones a cada una de las
personas que lo habían acompañado hasta ese lugar pero a diferencia de cómo
habían entrado en esa habitación, se habían retirado comentando acerca de lo
que implicaba el detener a Jaeger si no sabía controlar a su gigante junto a
los comentarios mordaces de Aurou donde afirmaba como imposible el que Eren
pudiera crear un titán de la nada.
–
¡Eren!. – Llamó Levi cuando alcanzó al adolescente en el pasillo. – ¡Ven!. –
Ordenó mientras le cogía la mano al muchacho y así llevarlo hasta una de las
tantas habitaciones que habían por allí.
Rivaille
y Eren había entrado a uno de los grandes despacho con los que contaban en el
lugar y tras entrar, Levi se ocupó de asegurar la puerta para que nadie los
molestase, especialmente Hanji.
Jaeger
apenas había reaccionado de lo que había hecho el sargento, quien lo había
arrastrado prácticamente hasta el interior de aquel despacho, solo pareció
darse cuenta de lo ocurrido cuando sintió los labios del mayor besar los suyos
y en ese momento, no pudo evitar el reaccionar empujando a Levi para separarlo
de él.
– Lo
siento… – Musitó al darse cuenta lo que había hecho. – Pero… no puedo, yo no
puedo.
– ¿Qué
es lo que te ocurre?. – Fue directo al grano omitiendo sus sentimientos al
haber sido rechazado de esa manera.
– Yo… –
Titubeó aún recordando lo ocurrido en el almacén de armamento y con el dolor de
haberle fallado a Rivaille.
–
¡Habla de una vez, mocoso!. – Ordenó con enfado, no entendía por qué parecía
costarle tanto decir lo que le pasaba después de todo lo que había ocurrido en
esos días entre ellos debía de contarle con total libertad lo que fuera que
tuviese. – No tenemos todo el día. – Añadió observando cómo Eren se mordía el
labio inferior.
– ¡YO
LE HE SIDO INFIEL!. – Gritó Jaeger al sentirse tan presionado mientras miraba a
otro lado.
–
¿¡Qué!?. – Preguntó tan sorprendido como desorientado Rivaille que llevó una
mano a su frente mientras absorbía aquellas palabras.
– Lo
siento… yo no quería que pasara pero estaba oscureciendo y vi la luz en el
almacén de armamento cuando entré, vi a Erd y Günter haciendo eso y yo no pude
evitar que mi cuerpo reaccionara de esa manera. – Habló atropelladamente
Jaeger.
Rivaille
miraba al chico mientras lo escuchaba sin comprender demasiado lo que sea que
pasó, así que sería mejor ir por partes y antes de proceder tomó una gran
bocanada de aire para sacarlo con lentitud.
– No
he entendido nada. – Afirmó Levi. – Explícate mejor. – Exigió mientras se fue a
sentar a un pequeño sofá donde no dudó en cruzar sus piernas como solía hacer,
una vez tomó asiento.
– Al
regresar aquí me quedé cepillando a mi caballo antes de ir a mi habitación o
ayudar en la cocina pero mientras cruzaba el patio vi que en el almacén de
armamento había una luz, así que me dirigí al almacén para saber por qué había
luz del interior pero al entrar descubrí que esa luz se debía a Erd y Günter… –
Eren se detuvo al llegar a ese punto mientras sus mejillas adquirían un tono
rosa intenso. – ¡Juro que no lo hice a propósito!. – Se apresuró a decir
mientras apretaba sus puños.
–
¿Y…?. – Animó a Jaeger para que continuara con lo que estaba contando.
– Vi a
Erd Gin y Günter teniendo sexo, sargento. – Contestó con la cara completamente
roja. – No fue mi intención hacer eso, lo siento mucho, sargento. – Se
disculpaba.
– Viste
a dos hombres follando, entonces, ¿por qué dices que eres infiel?. – Cuestionó
Rivaille. – ¿Es qué te uniste a ellos?. –
Preguntó mientras apretaba sus puños con fuerza al pensar que Eren fuese
capaz de aceptar acostarse con otros hombres.
–
¡No!. No me acosté con ellos pero… me quedé viendo. – Respondió avergonzado. –
No quise hacerlo pero lo hice y mientras miraba mi cuerpo… – Chasqueó la lengua
con frustración.
– Eso
no te hace infiel, mocoso. – Aclaró Levi antes de levantarse de su lugar para
acercarse al adolescente. – Solo viste como follaban dos hombres y te exististe
pero… ¿acaso fue con ellos con los que saciaste tu necesidad?. – Preguntó
deliberadamente mientras llevaba una de sus manos al mentón de Jaeger para
obligar a que lo viera a los ojos.
– Con…
con usted. – Indicó Eren con vergüenza.
–
Entonces, no podemos llamar a eso infidelidad. – Le dijo mirándolo a los ojos.
– Siempre y cuando pienses en mí no puede llamarse infidelidad. – Terminó de
decir logrando hacer que el quinceañero pareciera conforme con la respuesta y
dejarse besar tan hambrientamente a como Levi necesitaba.
Los
gritos de Hanji llamando por ambos alertó a Eren y Levi que había llevado el
momento a algo más candente.
– Ni
se te ocurra detenerte… – Amenazó Rivaille sintiendo que pronto llegaría al
clímax, aún desconociendo como era posible que Eren lograba hacerle sentir
aquello sin necesidad de estimular su pene.
Jaeger
no dijo nada para continuar embistiendo hasta, finalmente, lograr ambos el
preciado orgasmo para después de unos segundos, salir del interior de Levi y
comenzar a acomodar sus ropas aún con la respiración agitada.
Rivaille
también se había acomodado sus ropas pero antes de dirigirse a la puerta para
salir del despacho no dudó en abrir la ventana y disipar el olor a sexo que
envolvía la habitación.
Eren
fue el primero en salir del despacho seguido de Levi quien no dudó en
inmiscuirse cuando Hanji intentaba llevarse al joven sin siquiera dejarlo hacer
sus tareas pero la llegada del sargento y sus mordaces palabras impidieron que
la teniente se saliera con la suya, logrando que Eren hiciera sus quehaceres
primero antes de ser estudiado por Zoe.
Durante
las dos primeras semana en que había comenzado los estudios a Eren, Zoe se vio
obligada, debido al poco tiempo que Rivaille le dejaba libre para su
investigación, a analizar la anatomía de Jaeger aunque esta no variaba en
absoluto a la de cualquier humano, así que Hanji no dejaba de lloriquear por no
poder ni atreverse a llevar aún sus estudios más allá que de un simple
reconocimiento médico, sin la posibilidad de poder ver la capacidad de regeneración
de Eren debido al riesgo de perderlo o que se hubiera extinguido esa capacidad,
provocando que la teniente se sintiera frustrada al respecto.
En esas
semanas, las noches seguían siendo su momento intimo para Levi y Eren aunque
Rivaille era quien bajaba al sótano muy entrada la noche para estar con Eren y
en la madrugada, justo antes de cualquiera de sus miembros de equipo o la
propia teniente con sus dos subordinados que la acompañaban en todo momento se
despertarse, el sargento era lo suficientemente rápido para despertar antes de
que alguien más lo hiciera.
– ¡Por
fin!. – Gritó Hanji. – ¡Por fin es el día en que Eren me mostrará su fantástico
titán!. – Aullaba de emoción la teniente con las mejillas sonrojadas.
– Hoy
es el discurso para que se incorporen nuevos soldados al escuadrón. –
Interrumpió Levi y no pudo evitar el disfrutar como la teniente cambiaba su
rostro de ensueño por uno de frustración. – Él quiere que Eren esté allí. – Le
recordó con malicia para acto seguido, escuchar un grito de Hanji continuado de
un lloriqueó al ver que debía de esperar más para presenciar como Eren formaba
un titán de la nada.
–
¡Esto es imperdonable… cómo pueden hacerme esto…! – Protestó Hanji su disgusto
para salir del comedor rezongando y a grandes zancadas.
– ¡Espéreme,
señora!. – Llamó Moblit que junto al otro soldado que la acompañaba salieron
corriendo detrás de la teniente al verla marcharse de la habitación.
Petra
se levantó de su lugar para comenzar a recoger los platos, vasos y cubiertos de
la mesa, provocando que Aurou también se levantara para ayudarla mientras que
Erd y Günter se retiraron del lugar sin decir nada.
– Prepárate,
Eren, debemos ir hasta Trost para conocer quiénes de tus compañeros formaran
parte de la legión de reconocimiento. – Dijo Levi antes de levantarse pero al
hacerlo, se vio nuevamente sentado sobre su silla, debido a que sintió como si
su cabeza quisiera volar y salir de su cuerpo. – ¡Mierda!. – Exclamó, ya le
había pasado lo mismo esa mañana al levantarse y también cuando estaba en su
alcoba antes de bajar al comedor, incluso se había desmayado, por ello el que
hubiera tardado en bajar a desayunar.
– ¿Se
encuentra bien, sargento Rivaille?. – Preguntó Eren al ver como el hombre que
quedaba allí no solo había tenido la intención de ponerse en pie sino que
repentinamente el rostro del hombre se había puesto blanco.
La voz
de Eren había llegado como un rumor que no alcanzó a descifrar las palabras que
decía, así que se limitó a gruñir antes de mirar al joven.
–
¿Sargento…? – Preguntó un poco angustiado Eren, sin entender que era lo que
ocurría al mayor.
–
¡Vamos, hay que preparar a los caballos para partir!. – Ordenó cuando se sintió
un poco mejor para levantarse y caminar hasta el adolescente al que obligó de
ponerse en pie para poder cogerlo del brazo, por si le volvía a ocurrir lo
mismo que cualquier otra cosa.
Eren
asintió con la cabeza aunque no pudo evitar mostrar en su rostro el estar algo preocupado
por el aspecto enfermizo que aparentaba tener Levi en ese instante, solo fue unos
segundos que el aspecto del sargento cambiara.
Ambos
salieron del edificio y Eren sintió como Levi lo soltaba y caminaron hasta el
establo en absoluto silencio donde se escuchaba las quejas de Hanji de no poder
aún observar el titán que era capaz de crear el adolescente.
Sin
embargo, en el resto de tiempo y horas, Rivaille no volvió a sentirse mal y
finalmente, llegaron al lugar donde Irvin saldría a dar su discurso pero antes de
ello, no dudó en devolverle a Eren su llave mientras él aparecía en el estado
con una réplica exacta de la llave de Jaeger que utilizó para su discurso para
atraer a los cadetes de unirse a las tropas de exploración y reconocimiento.
Eren
observó, al igual al resto del equipo de Levi, como solo unos pocos se habían
quedado para formar parte de ese sector de la legión y pudo reconocer a algunos
rostros como los de sus dos amigos. No obstante, no le fue permitido hablar con
ellos ya que debían de marcharse nuevamente al cuartel en el que había estado
confinado junto al equipo de Rivaille.
Sin
embargo, en esta ocasión, Levi volvió a quedarse para reunirse con el
comandante Smith y darle su informe sobre Eren pero antes de regresar, Levi se
encaminó a un médico, no es que se sintiera mal pero aquellos mareos se habían
repetido en todo el día, aunque había tenido que camuflarlos como buenamente
podía para que los demás no se percataran por lo que no deseaba parecer
enfermo.
– Creo
que le haré una simple prueba. – Dijo el doctor al que había asistido mientras
sacaba un pequeño recipiente de cristal. – Necesito que orine aquí. – Aclaró al
ver el rostro inmutable del sargento mirando con desdén el pequeño recipiente.
– Pero antes, permítame su brazo, voy a hacerle un análisis de sangre también.
Rivaille
accedió gruñendo un poco por tales pruebas aunque una vez realizadas, se le
comunicó que no estarían listas hasta el día siguiente, siendo de esa manera
que Levi se marchó del lugar hasta el cuartel donde tenían resguardado al único
ser que albergaba una esperanza a la humanidad.
La
noche pasó rápido y a la mañana siguiente, Levi fue despertado por los gritos
de emoción de Hanji, provocando que el sargento suspirase con molestia en más
de una ocasión en medio del desayuno, donde él solo pudo tomar té ya que por
alguna razón le producía nauseas toda la comida frente a él.
–
¡Este es el lugar!. – Aulló la teniente llegando a una casa abandonada que
tenía un pozo seco. – Es una lástima que tengamos que usar ese pozo y no poder
ver a tu titán en tierra firme, Eren. – Se lamentó Hanji ya que por el camino,
Levi le había explicado de forma muy escueta donde y en qué lugar se produciría
el que Jaeger creara a su titán.
Eren
sonrió un poco al escuchar a la mujer mientras descendía de su caballo y
esperaba a que el sargento terminara de asegurar la escala por la que
descendería al fondo seco del pozo.
– Este
pozo tiene alrededor de 15 metros, Eren, cuando veas la señal transfórmate, ¿de
acuerdo?. – Habló entusiasta Hanji.
– Sí.
– Respondió el quinceañero.
Hanji
y Rivaille se alejaron lo suficiente con ayuda de sus caballos y lanzaron la
véngala de humo para esperar. No obstante, después de unos minutos no había
ocurrido nada, así que regresarán preocupados para saber el por qué no se
transformaba, Jaeger.
– Lo
siento… yo no puedo… – Dijo Eren al percatarse de la presencia de los dos
oficiales que se acercaron a donde se encontraban para percatarse como las
manos de Jaeger estaban llenas de mordidas y cubiertas de sangre.
–
Sube, mocoso.– Ordenó Levi y Eren asintió antes de comenzar a subir por la
escala con alguna mueca de dolor al ir agarrando la cuerda mientras ascendía
hasta, finalmente, salir del pozo donde rápidamente Rivaille se ocupó de lavar,
curar y vendar las manos de Eren.
–
¡No…! ¿¡por qué…!? – Lloriqueaba Hanji al ver que no pudo llevarse a cabo la
creación del titán de Eren.
–
Regresemos, la comida ha de estar lista. – Dijo Levi cuando terminó de vendar
las manos del joven e ignorando los sollozos de Zoe.
Sin
embargo, lo que Levi no esperaba es que al llegar y ver la comida, le ocurriera
igual que al desayuno, por lo que prefirió comer algo de fruta antes de tomar
el té.
– La
próxima vez no falles. – Le dijo Rivaille antes de alejarse de la mesa donde
Eren estaba junto al resto del equipo.
El
muchacho no pudo evitar sentirse decepcionado con él mismo ya que sabía que
todos esperaban el que lograra crear el titán con el que selló la apertura en
Trost cuando la pequeña cucharilla cayó al suelo e iba a recogerla provocando que
sorpresivamente su brazo explotara provocando que se creara el brazo procedente
de un titán al querer coger la cucharilla.
– ¿¡Qué…!?.
– Gritó el adolescente al ver lo ocurrido.
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