-Resultados que causan miedos.-
Rivaille
observó lo ocasionado con el brazo derecho de Eren y, rápidamente, se puso en
frente del adolescente para detener a su equipo porque, posiblemente, se
convertiría en un asesinato ocasionando que en el sargento despertara el
impulso de defensa que conserva cualquier ser vivo para que no dañaran al joven
pero en su intento de calmar a su equipo no pudo detener a Hanji, que como era
de esperar, la teniente no dudó en aprovechar la oportunidad para tocar el monstruoso
brazo pegado a la extremidad de Eren mientras no dejaba de gritar, preguntar y
emocionarse con semejante suceso.
–
¡Ah…! ¡Cómo quema!. – Gritó Hanji soltando sus manos del brazo de titán, al
mismo tiempo que puso en más alerta a todos y produciendo que Eren se asustara
aún más y, por ello, quisiera deshacerse del brazo de titán lo antes posible,
tirando con todas sus fuerzas para sacar su extremidad de la masa de carne
hirviente que había aparecido sin ninguna explicación cuando trató de recoger la
cucharilla del suelo.
El
brazo de titán rápidamente comenzó a disolverse, una vez el adolescente logró
sacar su brazo del que había formado de la nada, y la teniente no tardó en
gritar sus lloriqueos debido a ello mientras que el equipo de Rivaille parecía
calmarse aunque aún era predecible el estado de desconfianza que presentaba
cada una de las personas del equipo que el propio Levi había creado, lo que
ocasionó que en ese instante, Levi se diera cuenta que todo el suceso le había
puesto nervioso ya que su subconsciente se había alarmado gritándole que
protegiera al muchacho sin pensar en nada más.
Después
de que todo quedara calmado y Eren se levantara sin mayor problema del suelo
más que un simple dolor en el trasero debido al golpe de la caída, Levi se
acercó a Hanji para indicarle que se llevaría a Eren a otro lugar ya que pudo
observar que el muchacho se veía asustado, aún.
–
Sígueme, Eren. – Ordenó Rivaille para comenzar a caminar después de ver como el
quinceañero asentía con la cabeza y se ponía en pie.
Regresaron
al cuartel y bajaron hasta el sótano aunque no llegaron a adentrarse en la
habitación del adolescente, siendo que Rivaille recargara su espalda en la
pared y Eren después de un rato en silencio terminara sentándose en la escalera
para sentir como la mano del sargento en ese instante pasó en una caricia sobre
el cabello de Jaeger antes de cruzar sus brazos sobre el pecho.
–
¿Cómo te sientes?. – Preguntó Levi al joven.
– Yo…
no quería hacer eso, solo intentaba recoger la cucharilla. – Explicaba Eren sin
responder a la pregunta que el mayor le hacía. – No lo hice a propósito.
Rivaille
suspiró con hastío ya que Eren aún no se percataba de la situación acontecida y
de lo que a sus hombres le había causado comportarse de la manera en que lo
hicieron pero no quiso interrumpirlo, sabía que el propio adolescente debía de
encontrarse en shock, pues ante lo que pasó, pudo apreciar que el mismo Eren
estaba tan asustado como el resto de su equipo.
– Creo…
que el hecho de que esté aquí es porque se me está permitiendo vivir, aún
cuando yo mismo soy alguien que puede considerarse un enemigo para la humanidad
pero... hasta ahora, no me había percatado de que pudiese cambiar las cosas y
todos ellos me vieran como un peligro. – Seguía farfullando Jaeger apesadumbrado.
– No fui capaz de darme cuenta de que no confían en mí.
– Era
de esperar y por eso, ellos son parte de mi equipo.– Respondió Levi sin
siquiera mirar al adolescente y al escucharlo gemir decidió proseguir. – Esa es
la idea generalizada que tiene el escuadrón de reconocimiento para sus miembros
y así puedan sobrevivir a cada expedición al exterior que se hace ya que no
contamos con una información precisa sobre los titanes, tampoco se conoce las
circunstancias del entorno cuando aparece uno de esos gigantes frente a ti, así
lo que te permite continuar vivo es el que seas rápido y no te confíes del
lugar en el que te encuentras aunque eso no anula las sensaciones o
sentimientos, tampoco sería extraño que tuvieras tus propias sensaciones cuando
apuntaron sus cuchillas hacia ti pero eso, no hará que le remuerda la
conciencia, estaban obedeciendo a su instinto y aprendizaje en el cuerpo de
exploración.
Eren
iba a decir algo cuando uno de los subordinados de Hanji bajó por la escalera
para indicarles que estaban todos reunidos esperándolos, por lo que rápidamente
subieron al comedor donde se encontraron con todos los miembros del equipo de
Rivaille, además de Hanji y sus subordinados, donde rápidamente Hanji comenzó a
explicar su teoría de cómo posiblemente funcionaba la capacidad de Eren para
transformarse en titán.
–
Tienes que tener un objetivo, como en todas las ocasiones pasadas, para que
puedas crear a tu titán. – Terminó de hablar Zoe.
–
Entonces, estás diciendo que no podemos hacer que Eren se transforme
deliberadamente, si deseamos que su objetivo principal sea el obstruir el hueco
de la muralla María. – Increpó Levi.
– Así
es. – Contestó Hanji para que después quedar en el silencio qué fue destruido
por el inesperado acto que hicieron los subordinados de Levi al morderse una de
sus manos, igual que lo hacía Eren, para mostrar su confianza hacia el propio
Jaeger, además de disculparse por lo sucedido cuando creó el brazo de titán,
que dejaron en claro luego de haber mordido el borde de una de sus manos.
– Dejen
las charlas para otra ocasión, mañana tenemos que ir a Trost ya que Irvin les
dará una nueva charla de bienvenida. – Interrumpió Rivaille la conversación
mientras se dirigía a la salida de la
estancia para dirigirse a su habitación. – Eren, tú también vienes. – Aclaró el
sargento antes de salir de la habitación.
La
noche pasó rápidamente pero Levi logró despertar antes que cualquiera en la
fortaleza debido a una enormes e inevitables ganas de vomitar, despertando a
Eren en su prisa por llegar frente al inodoro para sacar lo poco que había en
su estómago.
–
¿Sargento…? – Musitó Eren al estar frente a la puerta del baño observando como
Rivaille vomitaba.
–
Apresúrate a vestirte, tenemos que partir hacia Trost. – Se apresuró a decir
Levi, sin mirar el rostro del adolescente, en cuanto se recuperó para acto
seguido, salir de allí y dirigirse a su propia alcoba.
No
obstante, Eren no pudo evitar sentirse preocupado ya que se había dado cuenta
de que el sargento no se veía muy bien pero rápidamente extinguía esa
preocupación, recordando de que Rivaille era considerado uno de los hombres más
fuertes de toda la humanidad y no tenía de que preocuparse, así que sin más,
decidió acatar las palabras del sargento.
Cuando
llegaron al cuartel de Trost fue inevitable el que Eren se encontrase con sus
antiguos compañeros que habían decidido unirse a las tropas de reconocimiento
donde se enteró de que algunos de sus compañeros cadetes murieron en la
invasión de los titanes en Trost pero a duras penas pudo saludar a Mikasa y
Armin cuando el sargento lo llamó para conducirlo hasta donde estaba el
comandante Smith, donde la teniente Hanji comenzó a contarle la nueva teoría
que había adquirido sobre la capacidad de Eren de crear un titán para acto
seguido y después de algunos intercambios de palabras, Irvin y compañía se
dirigieron a una sala creada para dar conferencias donde inició un discurso de
bienvenida a los nuevos reclutas.
–
Rivaille. – Llamó Irvin al sargento después de que la bienvenida a los nuevos
reclutas terminara. – Cuida de Eren, él es imprescindible para esta expedición.
– Dijo mientras le entregaba una pequeña nota. – Hanji no viajará con ustedes,
necesito que haga un informe que debo entregar sobre los avances descubierto a
la habilidad de Eren a los altos cargos. –Explicó antes de desaparecer por los
pasillos del cuartel de Trost.
Levi
no dudó en leer el pequeño papel, donde Irvin había apuntado unas órdenes
específica. Además, de que le hacía conocedor de que la expedición se iba a
retrasar un poco más debido a las restricciones de algunos cargos importantes ante
el hecho de abrir la puerta de Caranés.
Rivaille
suspiró antes de volverse a su equipo y Eren.
–
Regresar al cuartel, yo tengo que hacer algunas diligencias antes de ir y no dejéis
de escoltar a Eren por todo el camino. – Comunicó Rivaille escuchando como
recibía de respuesta al unisonó de su equipo mientras se encaminaban a las
caballerizas en busca de sus respectivos caballos.
Rivaille
observó como su equipo junto a Eren abandonaron el recinto para dirigirse al
viejo cuartel general de las tropas de reconocimiento para luego, el montar
sobre su jamelgo e ir hasta la pequeña casa donde se encontraba el doctor al
que había asistido la última vez que había estado en Trost.
Después
de asegurar a su caballo para que no se alejara del lugar, se dirigió a la
puerta y tocó con firmeza, siendo que el propio médico fuera el que lo
recibiera.
–
¡Señor Ackerman!. – Exclamó el hombre al reconocer a quien llamaba a su puerta.
– He estado esperando su visita. Por favor, pase.
Rivaille
entró a la casa y siguió al hombre, cruzando la sala de estar hasta la
habitación que utilizaba para atender a sus pacientes.
– Por
favor, tome asiento. – Sugirió el médico mientras rebuscaba en una caja llena
de papeles unas hojas. – Aquí están los resultados de sus pruebas, señor
Ackerman. – Anunció el doctor sentándose en la silla al otro lado del
escritorio quedando frente al sargento. – Dígame, ¿se ha percatado de haber
empeorado o tiene nuevos síntomas?. – Inquirió.
– Ayer
y hoy en la mañana he vomitado. – Respondió escuetamente Levi y vio como el
médico escribía algo más en una pequeña libreta.
– ¿Ha
mantenido sexo últimamente?. – Preguntó el doctor sin apartar la mirada de la
libreta donde aún seguía anotando algo.
– Sí.
– Afirmó mientras levantaba una ceja que indicaba que la pregunta le había
resultado demasiado extraña.
– ¿Ha
tenido sexo con hombres últimamente?. – Especificó el doctor mirando al
sargento.
– ¿A
qué viene esto?. – Inquirió Levi confundido ante la última pregunta que había
formulado el hombre frente a él, el cual suspiró al sentir como su pregunta
había molestado al sargento.
–
Señor Ackerman, ¿ha escuchado en alguna ocasión acerca de la mutación humana?.
– Preguntó el médico para ver como Levi solo emitió un gruñido de molestia
provocando que llegara a la conclusión de que Rivaille no sabía sobre el tema.
– Verá… la mutación en los humanos se produce de manera excepcional en algunas
personas, en muchas ocasiones esa mutación se presenta externamente como puede ser
el que una persona tenga un dedo de más en alguna de sus manos o pies. En otras
ocasiones, la mutación que puede haber sufrido alguna persona no es apreciable
visiblemente ya que se ha producido en el interior del organismo. Esto conlleva
a que los afectados desarrollen trastornos o que dicha mutación al hacerse
notar se presente como síntomas de mal estar. – El médico llevó una mano a su
mentón, tocando en una caricia la perilla afilada que ocultaba su barbilla. –
Sin embargo, hay ocasiones que estas mutaciones no afectan a la persona que la
sufre hasta que por un acto u ocasión fortuita ocurre algo que provoca que se
revele…
–
¡Vaya al grano!. – Exigió molesto por tanta explicación innecesaria y que
comenzaba a generarle dolor de cabeza.
El
doctor suspiró mientras le pasaba el papel a Rivaille.
– Sus
pruebas están favorables, señor Ackerman. Usted se encuentra tan sano como un
roble pero… – El hombre detuvo y su rostro indicaba que estaba meditando.
–
¿Pero qué?. – Preguntó Rivaille.
–
Señor Ackerman, sobre lo que le estaba contando antes… usted es una de esas
personas que ha nacido con una mutación imperceptible en su cuerpo y es muy
probable que nunca se le haya notificado hasta ahora, ha sido en estos momentos
cuando la mutación que usted padece ha decidido mostrarse en su cuerpo. – Habló
con cierto nerviosismo el médico al ver como el sargento parecía molestarse a
cada palabra que decía.
– ¿Y a
qué viene su interés de con quién me acuesto?. – Preguntó arrastrando cada
palabra Rivaille porque no entendía él por qué venía la pregunta del doctor
para el hecho de que su cuerpo tuviera dos hígados.
–
Señor Ackerman, usted está embarazado. – Aclaró el médico directamente.
–
¿¡Qué!?. – La voz de Levi salió como un siseo peligroso después de unos
segundos que parecieron eternos y pesados en el lugar, preguntándose el
sargento si era cierto o no lo que creyó haber oído.
– Está
usted esperando un bebé. – Repitió el médico sin apartar la mirada del rostro
del sargento que parecía ponerse a cada milésima de segundo más pálido. –
¡Felicidades, señor Ackerman!, es usted uno de los pocos hombres que pueden
concebir, al igual que las mujeres. – Felicitó en un intento de ver alguna
reacción en el inmutable rostro de Rivaille que ya lucía tan blanco como una
tiza.
El
sargento solo escuchaba en su mente la pequeña oración dicha por el doctor
“Está usted esperando un bebé” e inconscientemente una de sus manos se movió a
su vientre cuando una duda asaltó su cabeza, despejando el rumor que lo había
horrorizado, alegrado, paralizado e innumerables sentimientos que no dejaban de
contradecirse en su ser.
– Debe
de haber un error. – Dijo repentinamente Rivaille.
– No hay
ningún error, señor Ackerman. Repetí todas las analíticas cinco veces y a parte
de estar usted en perfecto estado, está embarazado. – Agregó el doctor. – Por
eso le preguntaba acerca de si ha mantenido relaciones sexuales con algún
hombre recientemente porque, aunque desee mentirme, señor Ackerman, no es el
primer hombre que pasa por un embarazo y este tipo de mutación solo da señales
de su existencia cuando se ha logrado la fecundación.
Rivaille
gruñó, era demasiado confuso y hasta irreal porque de alguna manera Eren lo
había convertido en una incubadora andante, así se sentía en ese instante ante
el hecho de estar embarazado y la pregunta de cómo había logrado preñarlo, a
pesar de saber el cómo, no podía quitar de su mente el que ahora estuviera
embarazado de un mocoso de quince años, cosa que no consiguieron causarle sus
otras parejas y amantes varones que había tenido a lo largo de su vida.
–
Señor Ackerman, deje que le muestre un pequeño croquis* que he realizado en
base a la información que tengo acerca de cómo está formado su cuerpo. – Habló
el doctor mostrándole un dibujo que Rivaille solo identificó como círculos y
rayas, prácticamente parecía más un plano de una zona de la ciudad que un
dibujo representando un cuerpo humano. – Verá, esto de aquí es el útero, su
forma es bastante diferente al de la mujer ya que en un hombre tiene una forma
más redondeada y está conectado mediante un muy fino conducto a un ovario, por
ese motivo que pueda producir óvulos y embarazarse, señor Ackerman. – Explicaba
el médico mientras le señalaba cada zona nombrada. – Aunque, por alguna razón,
en los hombres, cuando el ovulo sale hasta el útero se queda ahí, en espera de
ser fecundado, como si el útero se tratase de una cámara que conserva el ovulo,
por ello que no aparezca menstruación en los hombres que nacen con esta
mutación en sus cuerpos. – Indicó.
– En
cualquier caso, ¿por qué me ocurrió esto?. Si ahí se encontraba un lo que
fuese. – Se señaló la barriga. – En espera de hacer aparecer un bebé, ¿por qué
ahora y no en otras ocasiones?. – Preguntó golpeando la mesa ante tanta
explicación que a duras penas comprendía y le costaba asimilar, lo cual lo
enfadaba más.
– Eso
se debe al acceso para que se produzca la fecundación, señor Ackerman. – Aclaró
el doctor sin sobresaltarse ante el estado de su paciente. – Como puede ver en
este dibujo, este conducto es el único acceso que hay para que pueda llevarse a
cabo la fecundación de su ovulo pero este conducto, que prácticamente es como
la vagina en una mujer, suele estar cerrado por una membrana, podría decirse
que es como si tuviese una tapa, la cual no es algo que se rompa pero sí que se
pueda abrir en medio de la fricción del sexo pero, de la misma manera, se
vuelve a cerrar por si sola ya que su cuerpo lo que hace con esto es evitar la
posibilidad de que sufra una infección interna en este lugar tan delicado ya
que el conducto está unido a su propio ano, por donde defeca y las heces si
llegaran a entrar podría cometer en su organismo un daño.
– Deje
tanta palabrería y respóndame a la pregunta de por qué en esta ocasión ha
pasado esto. – Exigió Levi sintiendo que cada vez le dolía más la cabeza, toda
aquella palabrería parecía no querer ser comprendida por él por mucho que
estaba intentando entender el dibujo junto a lo que le decía el médico.
–
Señor Ackerman, no puedo saber concretamente el por qué se ha llegado a abrir
esa pequeña membrada ahora si ya ha tenido más relaciones sexuales con hombres
y hasta estos momentos, no había ocurrido. Quizás deba dejar esa incógnita a la
casualidad de las circunstancia o la forma que haya tenido el coito pero sea el
motivo que produjera el que se abriera el acceso para que se realice la
fecundación, ha ocasionado que esa membrana permita el acceso con más facilidad
y, en un futuro, pueda volver a embarazarse, señor Ackerman. – Indicaba el
doctor para luego suspirar al ver como el sargento fruncía el ceño. – Solo
puedo asegurarle que no es fácil de que se abra ese pasaje pero una vez que se
ha llegado a replegar, es muy fácil de que continúe abriéndose. – Añadió de una
manera más simple el médico para asegurarse de que Rivaille estaba
comprendiendo en la situación que se exponía a partir de esos momentos si
continuaba teniendo sexo con hombres y en cuyo acto, Levi sería el pasivo.
Rivaille
no dijo nada debido a que su cerebro estaba demasiado ocupado repitiéndose el
que a partir de ese momento se había convertido en “mujer”, en mujer que con
pene y sin un pecho desarrollado pero que no dejaba de ser una si era capaz de
embarazarse, llegando a olvidar la palabras del doctor su imaginación fue más
allá, donde Rivaille se veía hasta menstruando durante días, lo cual provocó
que Levi se sintiese mareado y con nauseas ante tan horrible imagen de si
mismo.
– Le
voy a recetar algunas vitaminas y minerales que le ayudará a que su embarazo
pueda seguir su proceso satisfactoriamente, también le entregaré una lista con los
alimentos que sería mejor que evitara ya que podía complicar a su bebé y a
usted, señor Ackerman. – Habló después de un instante de silencio el médico mientras
comenzaba a escribir lo que le había dicho.
– No… –
Fue el casi imperceptible pero firme susurró que escapó de la boca del sargento
donde aún su cabeza continuaba imaginándose a sí mismo de manera extravagante.
–
¿Eh…? – Fue el sonido que emitió el doctor con confusión mirando a su paciente.
– ¿Y
hay alguna manera de deshacerme de… esto?. – Preguntó Rivaille al volver a la
realidad ante la voz dubitativa que había mostrado el hombre frente a él.
El
médico miró al sargento con el rostro completamente asombrado, existían
demasiadas leyes que protegían la vida humana pero de la misma manera, existía
el castigo de muerte ante la violación de alguna ley importante.
–
¿Sabe lo que está diciendo?. – Fue la trémula pregunta que pudo decir el
doctor. – Solo por haber dicho algo así en este lugar nos condenarían a los
dos, señor Ackerman. – Le recordó a Levi en forma de reproche. – Debería de
pensar lo que acaba de decir y reconsiderar el que va a ser padre, ¡es un
hijo!, ¡SU HIJO!. – Gritó el doctor lo último por qué no comprendía que podía
ser lo que a su paciente le había hecho formular esa pregunta. – Hay muchas
personas que no pueden tener hijos y quisieran estar en su lugar. Comprenda, es
una bendición el que usted pueda estar gestando un bebé. Especialmente, cuando
la humanidad está al borde de la extinción.
– ¡Usted
es el que no comprende!. – Refutó Levi apretando los puños y tampoco sabiendo cómo
decirle al hombre frente a él que alguien que pertenecía al escuadrón de
exploración había firmado su renuncia a tener una familia y si ya el embarazo
representaba un hecho complicado para su vida y trabajo, aún se agravaba más al
ser Eren el padre de lo que fuera que estaba creciendo dentro de él.
– Si
no desea tenerlo a su lado, puede darlo en adopción. – Habló el doctor ante
esas autoritarias palabras del sargento.
–
¡No!. – Insistió Rivaille mordiéndose el labio con fuerza, nadie podía saber
que podía quedar embarazado y mucho menos que lo estaba, en especial Eren
porque era un mocoso al que la palabra padre le quedaba demasiado lejana aún,
sin mencionar la capacidad que Jaeger poseía, hacia que Levi se tensara más
ante la posibilidad de que ese niño o niña que estaba creciendo en su interior
heredara la misma capacidad que Eren poseía si es que eso se podría trasmitir
de padres a hijos. – Usted no comprende pero esto no puede nacer.
– Le
recomiendo que se tome un tiempo para meditar su delicada situación, señor
Ackerman. Cuando lo haya hecho puede regresar aquí y dudo mucho que algún
médico dentro de estos muros vaya a aceptar hacer una barbarie así, mientras
tanto, ocúpese de tomar estas vitaminas y tener una buena alimentación. – Declaró el doctor levantándose de su asiento
mientras le entregaba los papeles que había estado escribiendo antes para que
el sargento tuviera un saludable embarazo. – ¡Qué tenga una buena noche!. –
Dijo mientras invitaba a Levi a salir de su consultorio.
Rivaille
gruñó ante aquello pero sabía que las palabras del hombre eran ciertas porque
ningún médico de esa jaula de piedra donde estaba confinada la humanidad iba a
concederle el aborto y aún así, Levi sabía que no podía contarle a nadie lo que
le pasaba y quien era el otro padre de ese bebé que engendraba en su vientre.
Aclaración de los términos:
*
Rivaille (Levi) Ackerman: En el manga se reveló, hace poco, que el apellido de
Rivaille es Ackerman, por ello, no lo había aportado a la historia hasta este
momento.
*
Croquis: Es un dibujo.
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