martes, 1 de agosto de 2017

L.c.d.l.s.d.t. Capítulo ~2~

-Juicio de evaluación.-


Rivaille caminaba a paso veloz por el pasillo hasta llegar a su habitación dentro del cuartel general de la legión de reconocimiento en la que él tenía el cargo de sargento pero, en más de una ocasión, detestaba pertenecer a la milicia, como ese mismo día que después de escuchar a Irvin como le daba un discurso reprobando su actitud y falta de disciplina para, finalmente, darle un golpecito en la espalda diciendo que había hecho un buen trabajo al ayudar a las fuerzas estacionarias aunque, luego, tuvo como sanción el tener que prestar sus servicios no solo para aniquilar a los titanes que aún habían en el interior de Trost sino para ayudar a Hanji en la captura de dos ejemplares para el estudio.

Rivaille miró toda su alcoba para soltar un gruñido al aire y prepararse para comenzar a limpiar el cuarto, en que cualquier soldado estaría seguro que podría comer en ese suelo debido a lo pulcro que estaba, pero, para Levi, el ocuparse en la limpieza no solo lo calmaba sino también mantendría su mente y cuerpo ocupado en lo que su irritabilidad iba desapareciendo.

Rivaille había terminado de limpiar y se dirigió a la única ventana que había en su alcoba para respirar un poco de aire fresco pero sus ojos no pasaron inadvertido a un grupo de soldados perteneciente a la policía militar que estaban en el patio del cuartel general de las tropas de exploración hablando con Irvin y Mike en lo que bien pudo apreciar que los miembros pertenecientes a la policía militar estaban enojados.

– No metáis vuestras narices, esto no es un problema que incumba a la legión de reconocimiento. Todo lo que está dentro de los muros es trabajo de la policía militar. – Advirtió el que parecía ser el portavoz del grupo, cuyas ropas estaba bordado el emblema del unicornio.

– ¿Era eso lo qué has venido a decirme?. – La voz de Irvin no mostró ningún tipo de emoción, el comandante Smith permanecía tranquilo e ignorando la advertencia.

– ¡Serás…! – Exclamó aquel individuo dando un paso adelante pero Mike se apresuró a ponerse frente a Irvin como si de un guarda espaldas se tratase.

– Alguien que huele a mierda de perro no tiene derecho a continuar aquí. – Interrumpió Mike tocándose la punta de su nariz para darle entender al hombre frente a él que tenía un olfato muy sensible. – Deberían volver a la taberna en la que soléis emborracharos.

– Señores, ya habéis cumplido con lo que veníais a decirme, así que nada más os retiene en el cuartel general de la legión de reconocimiento, os invito amablemente a marcharos sin causar alboroto. – Intervino Irvin al intuir que la situación estaba demasiado tensa.

Los miembros de la policía militar se marcharon del cuartel general de las tropas de exploración maldiciendo.

– ¡Rivaille, si estas aburrido, tengo un trabajo para ti!. – Gritó Irvin que se había percatado de que el sargento Levi había estado presenciando la discusión que había mantenido con la policía militar. – ¡Te espero en mi despacho!. – Indicó antes de retirarse del patio para ingresar en el edificio.

Rivaille gruñó inconforme antes de asearse para presentarse en el despacho del capitán Smith, había sudado después de haber terminado de limpiar toda su alcoba fehacientemente.

Irvin parecía estar comentando algún tipo de informe con Mike cuando Rivaille llegó al despacho.

– Levi, ¿tú viste a Eren Jaeger?. Es cierto lo que cuentan los rumores, ¿puede obtener un cuerpo de titán?. – Irvin fue directo al grano una vez que Rivaille entró en el despacho.

– Vi a Eren Jaeger pero no sé si se trataba de un titán. – Contestó Levi.

– ¿No viste al titán que selló la entrada de Trost?. – Preguntó Irvin entrelazando sus dedos para reposar su mentón sobre sus manos.

– Sí vi al titán que cargaba la roca y selló la entrada.

– Entonces, ¿por qué no nos cuentas que fue lo que pasó cuando llegaste a Trost?. – Preguntó Irvin queriendo conocer la versión del sargento frente a él.

– Cuando estaba cruzando la entrada de Trost, vi al titán cargando la roca antes de sellarla. Logré cruzar antes de que fuera obstruido el pasaje y, entonces, vi como los soldados de las tropas estacionarias daban sus vidas como alimento a los titanes aunque no pude tener tiempo para conocer el estado en que se encontraba Trost en ese momento y entré en acción cuando dos titanes de doce metros se dirigieron a donde estaba un cadete. Solo hice lo que tenía que hacer, aunque cuando me giré para ver a ese cadete, observé como estaba ayudando a un mocoso a levantarse sobre el cuerpo del titán que había sellado el acceso a Trost pero no estaba completamente consciente, así que lo mejor fue llevarlo hasta un lugar seguro para que se recuperara. – Contó Rivaille.

– Eso era lo que quería saber. – Murmuró Irvin. – Rivaille, ¿te gustaría hacerte cargo de él?.

– ¿¡Eh…!? – Fue lo único que dijo Levi para mostrar su confusión a esa pregunta, él ya contaba con un buen equipo y no necesitaba ni deseaba tener a un engendro como lo era Eren Jaeger.

– He solicitado una petición para que la legión de reconocimiento se quede con Eren Jaeger y, creo, que tú eres el hombre perfecto para este trabajo. – Explicó Irvin. – Pero por el momento, solo tendrás que supervisarlo en su encierro para mostrar nuestro interés sobre el chico. Así que será mejor que te apresures a ir.

– No soy ninguna niñera.

– Es una orden, Levi, no una pregunta. – Le recordó el capitán Smith. – Quiero que ahora vayas al calabozo en el que se encuentra Eren Jaeger y supervises que todo funciona como es debido porque es posible que esa habilidad de Eren Jaeger no sea exclusiva de él y debemos saber cómo funciona. – Reveló en un intento de despertar la curiosidad de Levi.

– Rivaille. – Llamó Mike que se había mantenido presente y en silencio todo ese tiempo para entregarle una nota con la indicación de donde se encontraba encerrado Eren Jaeger.

Rivaille se marchó del despacho de Irvin para ir hasta los calabozos de la corte tribunal de Trost donde se encontraba Eren Jaeger cautivo.

Por el camino, Rivaille escuchaba el rumor que hacía la gente de la ciudad y todas las habladurías tenía como protagonista a un titán que había ayudado a la humanidad en la que algunas personas veían al titán como la oportunidad de la humanidad por estar batallando a su lado mientras que otros solo lo catalogaban como una amenaza.

– Cuanto lío se ha formado por una aberración. – Comentó hastiado Erd.

– Lo mismo ocurrió con la secta de los muros después de la pérdida del muro María, mucha gente se unió a ella en busca de una esperanza mientras otros siguen desconfiando de ese extraño grupo y, por último, nos queda los que los tachan de embusteros y la gente que prefiere ignorarlos. – Habló Günter aún y cuando su compañero no necesitaba que alguien le diera esa explicación.

– Ese chico de seguro será un pobre diablo y todas esas esperanzas o rumores de que está aliado con un titán son simple blasfemias. – Increpó Aurou en busca de un poco de protagonismo entre sus compañeros.

– No es algo malo el que la gente busque esperanza. – Comentó Petra.

– Sargento Rivaille, ¿usted qué piensa?. – Preguntó Erd Gin después de que sus compañeros hubiesen aportado sus pensamientos a causa de un sencillo comentario suyo que había desencadenado la discusión.

– No importa lo que yo piense, eso se decidirá en el juicio. – Respondió con apatía Levi.

Después de estas palabras del sargento, continuaron en silencio hasta llegar al edificio de la corte tribunal.

Rivaille después de darle órdenes a sus subordinados no dudó en encaminarse al calabozo donde Eren se encontraba preso en espera de juicio. Al llegar frente a la celda, había dos guardias pertenecientes a la policía militar.

– Abrid la puerta. – Ordenó Rivaille mirando al interior de la celda donde Eren estaba inconsciente sobre una cama y con grilletes que le reducían la movilidad.

– No po… – Intentó hablar uno de los guardias.

– Tengo órdenes del capitán Irvin Smith pertenecientes a las tropas de exploración el hacerme cargo del estado de ese mocoso, así que no me hagáis repetirlo. – El tono de voz molesto junto a su ensombrecida mirada fue lo suficiente intimidatorio como para que los guardias dudara en si abrirle la puerta al hombre enviado por un capitán no perteneciente a la policía militar. – Soy el Sargento Rivaille de la legión de exploración y reconocimiento, cerdos. – Se vio obligado a presentarse aún más furioso por el hecho de que los hombres no abrieran la puerta de la celda.

– Enseguida, señor. – Aceptaron y dijeron al unísono los guardias ante el nerviosismo que le provocaba Rivaille sobre ellos. Además, ambos guardias habían escuchado historias sobre el sargento Rivaille de la brigada de exploración y no querían comprobar directamente cuan cierto eran aquellos rumores.

Rivaille entró a la celda sin prestarle mucha atención a los detalles, se acercó a Eren que se removía en la cama indicando que estaba soñando algo que no era muy agradable y entonces, un leve gimoteo escapo de los labios del adolescente.

Levi llevó una de sus manos a la frente del chico que ante el contacto pareció calmarse y mientras Eren parecía volver a la tranquilidad dentro de sus sueños, Rivaille se percataba de que las marcas en su rostro habían desaparecido.

Levi chasqueó la lengua antes de deshacer el contacto que había creado con Eren para salir del calabozo pero, nada más haber salido de la celda, se encontró con el capitán Dawk.

– ¿Qué haces tú aquí?. – Preguntó Dawk sin ocultar el tono molesto en su voz.

– Soy el encargado de supervisar a Eren Jaeger por las tropas de reconocimiento y expedición. – Contestó Levi como si fuese algo que ya debería saber Dawk.

– La legión de expedición no tiene autorización de estar aquí. Nosotros, la policía militar, somos los que nos haremos cargos, así que retírese y...

– Nosotros, el escuadrón de reconocimiento y expedición tenemos más derecho que ustedes de estar aquí y custodiar a Eren Jaeger que un puñado de cobardes, capitán Dawk. – La voz autoritaria de Zoe Hanji afloró a espalda de Dawk por donde venía la mujer de gafas.

– ¿Qué haces aquí?, ¿deberías estar jugando con los especímenes que capturamos?. – Preguntó Rivaille antes de que el capitán de la policía militar hablara.

– Solo he venido a ver a ese chico y saber sobre su hermoso poder. – El tono ensoñador de Hanji hizo que Rivaille chasquera la lengua con irritación.

– ¡Esto es una ofensa para la humanidad!. – Exclamó Dawk antes de marcharse a grandes zancadas del lugar.

Hanji corrió hasta los barrotes de la celda para comprobar que Eren estaba durmiendo haciendo que su euforia decreciera antes de volver hacia donde estaba Rivaille.

– Entonces te asignaron a ese chico, Rivaille. Tienes que cuidarlo bien, hazlo por mí. – Pidió como si de una niña pequeña se tratase y le estuviera pidiendo a su padre que le comprara algún dulce.

– Lo único que te interesa es el que pueda transformarse en titán porque quieres experimentar con él. – Afirmó Rivaille pasando a un lado de la mujer para salir del calabozo.

– No seas así, Rivaille. Sabes que esa cualidad es magnífica. Incluso, es posible que su poder nos aporte más datos sobre los titanes y el por qué aparecieron en el mundo. – Remitía Hanji con entusiasmo. – Imagina Rivaille, él podrá decirnos si es capaz de sentir en su forma de titán, algo que no hemos conseguido cuando he interrogado a las muestras capturadas.

Levi continuó escuchando hablar a Hanji hasta que la mujer abandonó el edificio para ir a ocupar su tiempo en sus titanes de estudio mientras que él tenía que pasar los días allí y enviarle un informe a través de un mensajero sobre el estado de Eren ya que en esos momentos, ese era su trabajo.

La media noche había pasado cuando Rivaille volvía hacia donde se encontraba Eren pero antes de llegar escuchó a los guardias creando alboroto, lo que le indicó que Eren Jaeger se había despertado.

Rivaille se acercó un poco a la celda para comprobar que el chico aún permanecía adormilado antes de marcharse de allí para dar su informe personal al capitán Smith sobre que Eren Jaeger había recuperado la conciencia, dejando a cargo de la supervisión a Erd Gin y a Günter Shurltz.

Rivaille no tardó en llegar al cuartel general de las tropas de exploración ubicado en Trost para encaminarse a pasos rápidos hasta la habitación donde debía de encontrarse Irvin durmiendo.

Golpeó la puerta con firmeza y esperó una palabras que le permitirán entrar pero nunca aparecieron, sino que el propio Irvin se había levantado de su cama para atender a la persona que lo había despertado y encontrándose con el sargento Rivaille.

– ¿Rivaille?. – Fue lo único que pronunció el capitán Smith mientras se intentaba evitar un bostezo.

– Eren Jaeger ha despertado. – Anunció con brevedad Levi.

– Espera aquí. – Ordenó Irvin

Irvin sonrió antes de volver a cerrar la puerta para minutos después salir de su cuarto vestido con el uniforme que revelaba a Smith como un miembro de la legión de reconocimiento.

Rivaille e Irvin habían llegado al edificio donde se encontraba Eren encarcelado.

– Rivaille, ya te lo dije anteriormente pero me gustaría que Eren Jaeger quede bajo tu custodia. – Recordó Irvin a Levi. – Ya has tenido contacto con el chico y eso facilita un poco las cosas.

– No voy a tener a un bueno para nada como subordinado. – Respondió Levi.

– No deberías de decir eso, al menos, espera a que hable con el chico y si después de oírlo continúas pensando así, le diré a Mike que se haga responsable de él. – Aconsejó Irvin.

– Sería más apropiado encomendárselo a Hanji. – Murmuró.

– Hanji ahora está ocupada con los nuevos especímenes y aunque le interesa Eren no puedo dejarlo a su cuidado, no sería apropiado que Eren se transforme en titán en el centro de Trost. – Explicó Irvin. – Además, Eren es especial, no puedo dejar que Zoe sea quien lo supervise. Su obsesión por los titanes excedería los limites de Eren y no es buena idea el que eso ocurra. Tú eres más apropiado para este trabajo.

– Va a ser juzgado y no puedes estar seguro de que no se trate de una amenaza pero ya estas contando con él como si conocieras el veredicto del juez. – Advirtió Rivalle un poco molesto por la importancia que le estaba dando todo el mundo a Eren y él en esos tres días solo lo había visto dormir.

Irvin no respondió y solo dedicó una sonrisa, el resto del trayecto hasta la celda en la que estaba Eren permanecieron en silencio pero al llegar, se percataron que Eren se había vuelto a dormir.

– Parece que aún está agotado. Será mejor que nos quedemos aquí hasta que vuelva a despertar. – Comentó mientras se marchaba en busca de algún asiento en el que sentarse mientras esperaban a que Eren despertara.

– Sería más fácil despertar a ese mocoso. – Susurró Rivaille para sí mismo mientras se acercaba a los barrotes de la celda y comenzar, nuevamente, a escrutar a Eren que se removía inquieto emitiendo algunos gruñidos. – Abrid la puerta. – Ordenó Rivaille al percatarse que algo brillante había salido de la camisa de Eren y estaba atado a su cuello.

Los guardias obedecieron y cuando Rivaille entró, fue directo a coger el objeto que colgaba del cuello de Eren para descubrir que se trataba de una llave, algo en su interior le indicó que debía de cogerla y mostrársela a Irvin, así que lo hizo, tomó la llave sin despertar a Eren y salió de la mazmorra.

Cuando Irvin regresó, Rivaille le había pedido a sus hombres que se retirarán del lugar solo quedando los guardias pertenecientes a la policía militar y a los cuales, ignoraba la mayor parte del tiempo para entregarle la llave que había arrebatado del cuello de Eren al capitán Smith comunicándole quien era su propietario y durante dos horas en las que Eren tardó en volver a despertarse, ambos hombres esperaron en absoluto silencio.

Eren despertó nuevamente, bastante desorientado debido a no reconocer a primera instancia en el lugar en el que se encontraba y, también, estaba aturdido al percatarse de que habían dos hombres frente a él.

– Eren. – Llamó Irvin pero no pareció que el chico lo escuchase. – Eren. – Repitió el nombre y entonces, Eren cerró y abrió los párpados repetidas veces que indicaba que estaba acostumbrándose a la penumbra.

Eren se sentía demasiado agotado y su cuerpo parecía pesar más, como si estuviese exhausto, pero, entonces, su mente le recordó vagamente lo que había realizado y era capaz de hacer mientras algo en su interior le dijo que los hombres frente a él le estaban hablando por lo que se concentró en poder oír lo que decían, aún sin llegar a visualizar bien a las personas que estaban observándolo al otro lado de los barrotes.

– ¿Quieres preguntar algo?. – Inquirió el capitán Smith con seriedad después de haberle contado a Eren  el motivo del por qué estaba en ese lugar, sin llegar a mencionar que estaba en espera de ser juzgado.

Eren miró a aquel hombre que tan bien conocía, él había sido su héroe en la infancia, uno de las personas que eran dignas de admiración según su criterio, porque Irvin Smith capitán de las fuerzas de exploración le había estado hablando pero él solo había logrado escuchar la pregunta que no sabía exactamente que responder o que es lo que debía decir en ese caso.

Entonces, Eren paseó su mirada a la persona a su lado quedando aún más sorprendido a la vez que desconcertado, al percatarse que se trataba del sargento Rivaille, uno de los mejores hombres que poseía las tropas de reconocimiento.

– ¿Dónde… estoy?. Yo… – Algo avergonzado, Eren optó por formular la pregunta más simple e intriga le causaba porque si ya se lo había comunicando no había estado plenamente consciente de ellos, sin mencionar que su mente le otorgaba algunos flashazos de lo que había pasado en Trost.

– Estas dentro de un calabozo, bajo tierra, al cuidado de la policía militar pero nosotros hemos obtenido un permiso para estar aquí. – Explicó Irvin antes de sacar la llave que Rivaille le había entregado horas atrás.

– ¡Eso…! – Exclamó Eren un poco nervioso al ver la llave que le había entregado su padre en las manos del capitán Smith.

– Sí, es tuya pero te la devolveré más tarde. – Confirmó Irvin las sospechas de Eren. – He escuchado que está llave pertenece al sótano de tu casa de Shingasina y, posiblemente, haya información importante sobre los titanes. ¿Es cierto?.

– S-sí, es posible que haya algo que explique los misterios de los titanes. – Respondió con nerviosismo el joven.

– No recuerdas y tampoco sabes dónde puede estar tu padre. Esto es algo que parece ser apropiado para esta situación, ¿correcto?. – Por primera vez en ese tiempo Rivaille fue el que habló, indicando su irritabilidad por tener que estar a cargo de Eren.

– Rivaille, no juzgues de esa manera a Eren. En la posición en la que se encuentra no tendría por qué mentir. – Intervino Irvin ante las mordaces palabras de Levi. – Aún desconocemos muchos puntos y lo más importante en este momento es conocer sus propósitos.

– ¿Mis… propósitos…? – Inquirió perplejo Eren sintiendo que se había desestimado algún detalle importante en aquella conversación.

– En cualquier caso, necesitamos tu fuerza de titán para recuperar el muro María sellando la puerta rota de Shingasina, destruida por el titán colosal, aunque resulta extraño esto, parece que el destino de la humanidad descansa sobre los hombros de un titán, de ti, Eren. – Reveló Irvin con seriedad. – Pero… tu capacidad de transformarte nos hace pensar que es posible que aquellos titanes, el titán colosal y el titán acorazado, sean igual que tú. Humanos con la capacidad de convertirse en un titán. – Explicaba con voz calma el capitán Smith. – Sin embargo, tus intenciones parece ser esta llave, una llave que puede liberar a la humanidad de su jaula. – Terminó levantando, nuevamente, la llave de Eren para que el muchacho la viese.

– Pero… yo… – Murmuró Eren sin poder evitar recordar fragmentos que habían ocurrido en el pasado, que habían ocurrido aquel día que la muralla María caía ante la invasión de los titanes.

– Responde, mocoso. – Exigió Levi al ver como Eren parecía haberse olvidado de ellos al sumergirse en sus pensamientos. – ¿Qué vas a hacer?. – Presionó cansado de que el muchacho se tardara tanto, en lo que para Rivaille parecía tener una respuesta rápida.

– ¡Quiero unirme a la legión de exploración para matar a todos los titanes que me sean posibles, señor!. – La voz de Eren salió más grave de lo normal debido al rencor que sentía al recordar los hechos traumáticos que había vivido en el pasado.

Rivaille no pasó por desapercibido la mirada decidida, ni el odio que parecía destilar la voz de Eren, llegando a pensaba que podría pertenecer a un demonio y no a un chico de dieciséis años porque la voz de Eren hizo que el cabello de la nuca de Rivaille se erizara e incluso, una punzada apareció en el estómago del sargento que solo llegaba a sentir cuando comenzaba a excitarse y, sin lugar a dudas, Eren en ese instante, había logrado emocionar a Levi.

– ¡Oh...! – Exhaló Rivaille. – No está mal. – Murmuró antes de encaminarse hasta los barrotes de la celda que no dudó en agarrar sin dejar de mirar la cara que en ese momento le parecía la más hermosa del mundo. – Yo me encargaré del mocoso, Irvin, ya puedes comunicárselo a los de alto rango aunque no es por nada en particular, no confío en él y creo que podría traicionarnos en algún momento y si llega a ocurrir, no voy a dudar en matarlo. No creo que haya problema con mi decisión porque soy el más capacitado para hacerse responsable de él. – Rivaille analizó cada una de las reacciones de Eren al escuchar sus palabras. – Acepto tu solicitud. – Dijo en esta ocasión refiriéndose a Eren que se sobresaltó ante esas palabras.

– Está bien. – Se permitió sonreír Irvin al saber que por fin el terco de Rivaille había aceptado el puesto que le había estado proponiendo todo ese tiempo. – Rivaille, retirémonos. Eren necesita descansar.

Rivaille no dijo nada y comenzó a dirigirse hacia la salida mientras escuchaba a Irvin felicitar a Eren por su incorporación en el escuadrón de reconocimiento antes de despedirse del muchacho para alcanzar a Rivaille.

– Rivaille, no tenías que soltar todo ese discurso si decidiste aceptar la oferta. Espero no se haya sentido intimidado por tus palabras porque sería una lástima el perderlo. – Habló Irvin con algo de dureza en la voz aunque estaba contento de que Levi finalmente aceptara la propuesta.

– Solo quería comprobar su obediencia a la humanidad, aún es un mocoso y no voy a malgastar mi tiempo cambiando pañales. – Escupió Rivaille toscamente.

– Cuando el juicio termine, saldrás de Trost con Eren para ocupar el antiguo cuartel general del escuadrón de exploración. Será el mejor lugar para mantener a Eren y para controlarlo si llega a convertirse en titán. – Informó Irvin pero Rivaille no respondió. – Quiero que estés presente en el juicio, así que deja que tus subordinados supervisen a Eren para que estés bien descansado ese día porque intuyo que deberemos de estar en todas nuestras facultades para presenciarlo aunque eso no significa que dejes de estar al corriente sobre el estado de Eren en los días que restan e informarme. Considero que será interesante para ti presenciar el proceso en el que será juzgado Eren.

Aurou, Günter, Petra y Erd se ocuparon esos días de la supervisión de Eren en el tiempo que quedaba para que se iniciara el juicio sobre la peligrosidad que representaba Eren Jaeger mientras que Rivaille, solo tomaba los informes del trato y estado que tenía Eren en esos días y, también, debía informar al capitán Smith.

Tan solo quedaba dos días para el juicio pero ese día, Rivaille a duras penas logró dormir unas horas cuando el sol lo había vuelto a despertar al comenzar a salir, provocando el levantarlo de la cama para ir mover la cortina de la ventana e intentar descansar un poco más ya que por algún motivo se sentía ansioso por la proximidad del juicio de Eren Jaeger pero cuando Rivaille se disponía tirar de la tupida tela que impediría el ingreso de los rayos de sol a la habitación se sorprendió al comprobar cómo en el patio un miembro de las tropas estacionarias se encontraba allí, hablando con Irvin, el cual aceptó lo que fuera que le hubiese dicho el soldado para dirigirse a las caballerizas y salir cabalgando fuera del cuartel general de Trost.

Rivaille decidió no tomar importancia a lo que había visto después de mover la cortina volvió a su cama en un intento de dormir un poco más.

El día había llegado y pronto sería la hora del juicio, Rivaille se encontraba ya en el edificio de la corte tribunal como muchas de las personas que presenciarían el acto.

– Rivaille, ven conmigo. – Llamó Irvin que había acabado de llegar. – Mike y Hanji se ocuparan de acompañar a Eren hasta la sala de la corte. – Le comunico a Levi, el cual no respondió y solo se dispuso a seguirlo. – Al parecer, la policía militar también a pedido el quedarse con Eren, ya han estado interrogando a los cadetes que eran compañeros de Eren para obtenerlo aunque no creo que sus fines sean los más acertados.

– ¿Estas pensando algún plan, Irvin?. – Inquirió Rivaille.

– No. – Confesó el capitán Smith. – La verdad, es nuestra única arma contra las palabras de la policía militar y rezar para que el juez Dalliz Zacklay decida que las tropas de exploración sea la que deba quedarse con Eren Jaeger.

– Ya he decidido que Eren estará bajo mi mando. – Recordó Rivaille como si no fuera posible que el juez encargado del juicio decidiera algún otro veredicto.

– Rivaille, hemos llegado. – Dijo al estar frente a una enorme puerta de madera que estaba abierta debido a que estaban ingresando las personas que estarían presente en el juicio de Eren.

– Parece que todos los cerdos se han reunido. – Murmuró Levi mirando como frente a él en la parte que ocupaba la policía militar también se encontraban los jefes comerciante e incluso, oradores de la secta de los muros que eran fácil de reconocer por sus peculiares ropas.

– Por favor, pido silencio. El juez que presidirá este juicio será el generalísimo Dalliz Zacklay. – Habló el portavoz antes de que comenzara el acto. – Eren Jaeger es acusado de traición a la raza humana, amenaza a la seguridad civil e infiltración de los titanes al territorio humano.

Cuando el portavoz terminó de recitar todo los delitos de los que se le acusaban a Eren, las puertas de la sala del tribunal se abrieron dejando paso a Eren, el cual venía esposado y escoltado por los dos guardias perteneciente a la policía militar que lo llevaron hasta el centro de la sala donde lo hicieron arrodillarse para anclarlo con un poste de acero que impediría la posibilidad a que Eren pudiese moverse y atentar contra la vida de alguno de los presentes.

Rivaille no dejaba de observar al muchacho desde que entró percatándose de la cara de terror que tenía. Además, de que los enormes ojos de Eren indicaban confusión y Levi presentía que Eren no era consciente de lo que estaba sucediendo pero su atención fue interrumpida cuando el juez Zacklay entró en la sala para ocupar su lugar, dando así comienzo al juicio.

– Comenzamos. – Habló Dalliz mientras se recogía las mangas de su camisa y miraba al joven que se encontraba inmovilizado en mitad de la sala. – Eren Jaeger, eres un soldado que ha hecho el juramento de proteger a la humanidad, aún a costa de tu propia vida, ¿cierto?.

– Sí. – Respondió cohibido Eren.

– Tienes que saber que esto es un caso especial y por ello, eres juzgado por un tribunal militar. Quiero decir, que yo seré quien tomará la decisión sobre lo que representas para la humanidad y, esto concluirá, con mi buen criterio de si debes vivir o morir. ¿Tienes algo que decir al respecto?. – Preguntó después de explicar las condiciones en que se realizaría ese juicio.

– No, nada, señor. – Contestó Eren comprendiendo que su existencia ahora dependería de la persona frente a él.

– Muy bien, iremos al grano. – Indicó el juez ajustando sus gruesas gafas para poder leer los papeles frente a él. – El que tu existencia fuera ocultada, no es algo posible, pero esto no lleva a que debemos dar  un anuncio oficial y procurar proporcionar información sobre los titanes. Por lo que en este juicio decidiré cual será el grupo militar que tiene que hacerse cargo de ti, si es mejor que quedes al resguardo de la policía militar o sería mejor que estés al cuidado del destacamento de reconocimiento. – Explicó el generalísimo Dalliz. – Empezaré otorgándole la palabra a la policía militar.

– Gracias, señor. – Habló Nile Dawk, capitán de la policía militar. – Nuestro propósito es el analizar el cuerpo del Eren Jaeger para beneficio de la humanidad y matarlo lo más rápido posible, quedando la existencia de Eren Jaeger como un héroe que ayudó a conseguir una victoria a la humanidad. – Manifestó Nile. – Esta base ha sido tomada debido a que la existencia de una persona con la cualidad de un titán representa un problema que podría destruir la paz y crear una guerra civil.

– ¡No es necesario todo eso, solo pertenece a una calamidad que consiguió invadir los sagrados muros de Dios y debe morir inmediatamente!. – Acusaba el sacerdote de la secta de los muros.

– Tranquilícese, estamos en medio de un tribunal militar, no lo olvide. – Advirtió Dalliz al sacerdote por atreverse a interrumpir sin tener la palabra para interferir en el juicio. – Bien, ahora puede hablar la legión de exploración.

– Bien, señor. – Respondió Irvin con voz clara. – Nuestra intensión es aceptar a Eren Jaeger como un miembro más de nuestro escuadrón y utilizar su poder para recuperar el muro María. – Terminó de hablar el capitán Smith y los murmullos se hicieron en la sala.

– ¿No dirá nada más?. – Preguntó el juez Zacklay.

– Así es, señor. – Contestó Irvin. – El utilizar a Eren Jaeger para recobrar el muro María es lo más importante para la humanidad.

– Entiendo pero, ¿de dónde piensa partir su expedición, capitán Smith?. Comandante Pixis, recuérdeme si el acceso de Trost ha sido bloqueado en su totalidad. – Cuestionó Dalliz Zacklay.

– Así es, Trost ya no cuenta con una puerta por la que entrar o salir de la ciudad a las tierras de los titanes, señor. – Habló Pixis que también estaba presente en el juicio.

– Pedimos permiso para salir por la puerta este, Caranés, y hacer una ruta hasta llegar a Shingasina. – Interrumpió Irvin.

– ¡Un momento!, deberíamos reforzar los muros y sellar las puertas para que no haya posibilidades de que esto vuelva a pasar ya que es el único punto débil de la ciudad que el titán colosal es capaz de destruir. – Intervino un comerciante con terror a una nueva invasión de los titanes dando lugar a una discusión sobre el sellado de las puertas y reforzamiento de los muros.

– Así se habla, cerdo. – Interrumpió Rivaille hablando por primera vez desde que comenzó el juicio y cansado de escuchar todas aquella palabrería. – ¿Está seguro de que podremos reforzar las puertas? Y les recuerdo que son nuestros compañeros los que mueren en manos de los titanes. ¿Será que un cerdo no es capaz de ver a los pobres que no tienen que comer debido a que no tienen tierras que cultivar?.

– Solo digo que estaríamos más seguros. – Contestó el comerciante.

– ¡Silencio, blasfemo!. ¿Quién se cree que es para atreverse a tocar la obra de Dios?. – Cuestionó enfurecido el sacerdote iniciando una  nueva discusión con el comerciante.

– ¡Silencio!. – Exigió el juez mientras golpeaba la mesa para poder continuar el juicio. – Dejen los altercados personales para otros lugares. – Aclaró antes de volver su vista hacia el chico que estaba en espera de un veredicto. – Jaeger, ¿cómo soldado puedes asegurar que utilizarás y controlaras tu poder de titán a favor de la humanidad?.

– Sí, señor. – Contestó Eren.

– Sin embargo, en el informe de Trost se escribió que al completar su transformación de titán atacaste a Mikasa Ackerman. – Leyó Dalliz y Eren no pudo evitar mirar con horror a su hermana adoptiva, no recordaba ese suceso. – ¿Quién es Mikasa Ackerman?.

– Soy yo. – Respondió Mikasa algo molesta por lo que Riko había hecho.

– Bien, ¿es verdad que Eren Jaeger te atacó con su poder de titán?. – Inquirió Zacklay.

– Si, así es. – Respondió Mikasa y los murmullos de los presente volvieron a escucharse por toda la sala. – Pero antes de que ocurriera eso… Eren me salvó en dos ocasiones con su poder de titán. La primera vez, no tenía posibilidades de escapar frente a un titán pero el apareció para enfrentarlo y la segunda vez, nos salvó a Armin y a mí de la bala de un cañón. – Recordó con seguridad. – Quiero que tenga esto presente.

– ¡No estoy de acuerdo!. – Habló el capitán Dawk. – La valoración de Mikasa Ackerman no pueden ser tomadas en cuenta porque son de sentido personal. Mikasa Ackerman fue adoptada por el doctor Jaeger cuando era una niña después de perder a sus padres. Además, descubrimos que en esa época Eren Jaeger y Mikasa Ackerman asesinaron a tres hombres adultos acusados de ladrones y secuestradores cuando contaban con la edad de nueve años aunque fuera en defesa propia, no podemos permitir pasar por alto este suceso. – Informó Nile causando que la sala nuevamente se llenara de susurros. – ¿Debemos confiar en alguien así?.

– Entonces… ella también… ¡ella no puede ser humana!. – Señaló atemorizado el mercader a Mikasa causando que otras personas se unieran a sus suposiciones.

– ¡Que yo sea un monstruo no significa que Mikasa no sea humana!. – Gritó Eren ante todas aquella incoherencias hacia Mikasa comenzando a discrepar con aquellas personas que consiguieron enfurecerlo y el muchacho terminó gritando para empezar a dar un discurso de lo que pensaba sobre todos ellos que solo sabían acusar e ignorar el hecho de que vivían al borde de la extinción dentro de una prisión llamada muros.

Ante las palabras de Eren, Dawk se sintió amenazado por el chico y ordenó el que apuntaran a Eren con la intención de dispararle sin importar el lugar en el que se encontraba o lo que se estaba juzgando ahí.

Sin embargo, Rivaille que había escuchado y visto todo el intento de Eren para defender a Mikasa, olvidándose del lugar en el que se encontraba y lo que se estaba juzgando, hizo que Levi saltara la pequeña barrerá para correr hasta estar los suficientemente cerca de Eren, propinándole a Jaeger una patada tan fuerte que le hizo escupir uno de los dientes pero eso no detuvo a Rivaille, quien continuó golpeando al chico sin misericordia o temor a que se transformara en titán como decían, Eren era capaz de hacer.

– Opino que la forma más eficaz de disciplina es el dolor. No necesitan palabras que enseñen algo sino una lección y en este momento, es más sencillo. – Comentó Rivaille deteniéndose esos minutos para volver a patear a Eren frente a los sorprendidos ojos de todos los presente al juicio.

– Espera, Rivaille. – Se escuchó la voz del capitán Dawk.

– ¿Qué pasa?. – Preguntó con apatía Rivaille dejando a Eren para mirar a Nile.

– Eso es peligroso, ¿no has pensado que podría transformarse en titán debido a lo que le estás haciendo y así cobrar su venganza?. – Cuestionó asustado Dawk.

– ¿De qué hablas?. – Preguntó volviendo a darle una patada a Eren antes de cogerlo por los pelos y mostrar la cara maltrecha del chico al capitán de la policía militar. – ¿No querían diseccionarlo?. – Rivaille soltó a Eren, dejando que el chico cayese al suelo. – Con su poder fue capaz de matar a veinte titanes hasta que se quedó sin fuerzas y, es cierto, que es una amenaza pero no le veo que deba de ser igual para mí. ¿Y ustedes? porque deberéis de pensar en eso, con todo lo que habéis dicho frente a él. ¿Creéis que podréis con él?. – Argumentó Levi despreocupadamente.

– Señor, sugiero que Rivaille tenga la responsabilidad de Eren Jaeger ya que es un misterio su poder de titán y cualquiera que esté a su alrededor estaría en un peligro constante. También, poder llevar a Eren Jaeger en la próxima expedición al exterior. – Indicó Irvin.

– ¿Es para comprobar la capacidad de Eren?. – Preguntó el juez Dalliz.

– Sí, si Eren es capaz de controlar su poder de titán, será una fuerza importante para el futuro de la humanidad. Por ello, será una gran oportunidad de comprobarlo antes de volver a juzgarlo. – Contestó con seguridad el capitán Smith.

– Supervisar a Eren Jaeger… ¿cree poder efectuarlo, Rivaille?. – Cuestionó el generalísimo Zacklay.

– Si se refiere a matar, no tengo problema pero el caso, es si él no hace nada. – Respondió antes de mirar hacia donde se encontraba la chica por la que Eren estuvo a punto de estropear todo y comprobar cómo la mujer lo miraba con un rostro que solo indicaba el deseo de matarlo pero eso le era indiferente, así que volvió a mirar al juez para prestar atención a su veredicto.

– Finalmente, he llegado a una conclusión, Eren Jaeger estará a cargo del sargento Rivaille de las tropas de exploración en conocimiento de prueba hasta el próximo juicio. Ese es mi veredicto. – Concluyó para levantarse de su asiento y marcharse de la sala el generalísimo Dalliz Zacklay.

Todos los presentes comenzaron a retirarse, la mayoría de ellos rezongando acerca de lo sucedido mientras que los guardias de la policía militar liberaban a Eren para que los miembros de las tropas de exploración se hicieran cargo del adolescente.

– Levántate y sígueme. – Ordenó Levi y Eren solo pudo asentir a pesar de estar adolorido.

Rivaille llevó a Eren a una habitación cercana y por el camino, el capitán Smith, Hanji y Mike se unieron a Rivaille y Eren. Cuando llegaron, Hanji se ocupó de encontrar lo necesario para asistir las heridas que Levi había dejado a Eren.

– ¡Vaya…! ¡fue horrible!. ¿Te duele?. – Preguntó Hanji pasando un algodón con antiséptico para limpiar una de las heridas del rostro de Eren.

– Un poco. – Dijo Eren antes de ponerse la gasa empapada con antiinflamatorio para bajar la hinchazón de su mejilla después de que el sargento Rivaille le hubiera golpeado constantemente en el rostro.

– ¿Y cómo te duele?. – Preguntó emocionada Hanji desconcertando a Eren.

– Perdona por lo ocurrido pero gracias a lo que pasó, ahora estas bajo nuestra tutela, Eren. – Habló Irvin acercándose a Eren. – Pero gracias a este dolor que tuviste que pasar, fue la única forma de tener nuestra oportunidad y hacer que las cartas se giraran a nuestro favor en el último momento. – Declaró Irvin con amabilidad antes de acuclillarse y extender su mano hacia Eren que no pudo evitar sonrojarse al ver frente a él a su héroe de la infancia apoyándolo.

– ¡Un placer, señor!. – Se apresuró a decir antes de estrechar la mano de Irvin Smith con emoción.

Rivaille que había estado observando todo, no pudo evitar sentirse molesto con la escena que se estaba produciendo, así que dejó la pared en la que estaba apoyando su espalda e interrumpir el momento de adoración que parecía tener Eren hacia Irvin.

Rivaille dejó caer su cuerpo bruscamente sobre el sofá antes de cruzar sus piernas y dejar uno de sus brazos reposando sobre el reposa espalda del sofá para mirar fijamente al chico que había cambiado su rostro de felicidad por uno receloso y eso, lo había molestado un poco más.

– ¡Dime, Eren…! – Llamó la atención del chico a pesar de que sabía tenerla desde el momento que se sentó en el mueble.

– ¿¡Si…!? – Fue lo único que pudo decir Eren al ver al hombre tan cerca de él en ese momento después de lo que había sucedido.

– ¿Me odias?. – Preguntó Rivaille en un intento de ser amable.

– N-no… señor. Entiendo que era necesario lo que hizo. – Dijo con cierto temor al hombre que no parecía sentir emociones.

– Bien. – Fue lo único que respondió Levi.

– Pero no tenías que haber sido tan brusco, pudiste haberte moderado, Rivaille. – Comentó Hanji. – Le rompiste un diente, mira. – Dijo Zoe mostrándole a Levi el diente de Eren que había recogido como una muestra y lo tenía envuelto en un pañuelo.

Eren estaba estupefacto mirando su diente roto porque no recordaba en qué momento había ocurrido aquello, ni sentía que le faltara alguno de sus dientes en su dentadura, por lo que no dejaba se estar asombrado ante la pieza dental que Zoe sostenía sobre un pañuelo frente a sus ojos como si se tratase de un objeto extraño, valioso y ajeno a él.

– No me lo muestres, es repugnante. – Aseguró Rivaille girando su rostro al lado contrario.

– Es una muestra muy importante. – Contradijo Hanji.

– Eren, es mejor que ser diseccionado por locos como ella. ¿No crees?. – Habló Rivaille refiriéndose a que era mejor estar bajo su tutela a ser objeto de estudios por personas como Hanji.

– No digas esas cosas de mí. Yo no voy a matar a Eren. – Aclaró Hanji a Rivaille. – ¡Ey… Eren!, ¿me dejas ver tu boca?. – Pidió Zoe y Eren accedió abriendo su boca sin saber exactamente para que la teniente Hanji le pedía algo así. – El diente… ha crecido. – Afirmó sorprendida Zoe.

– Entonces, es cierto que puede regenerarse. – Recordó Irvin uno de los informes sobre Eren en los que se aseguraba que el chico había perdido un brazo y una pierna antes de transformarse en titán.


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