-Juicio de evaluación.-
Rivaille
caminaba a paso veloz por el pasillo hasta llegar a su habitación dentro del
cuartel general de la legión de reconocimiento en la que él tenía el cargo de
sargento pero, en más de una ocasión, detestaba pertenecer a la milicia, como
ese mismo día que después de escuchar a Irvin como le daba un discurso
reprobando su actitud y falta de disciplina para, finalmente, darle un
golpecito en la espalda diciendo que había hecho un buen trabajo al ayudar a
las fuerzas estacionarias aunque, luego, tuvo como sanción el tener que prestar
sus servicios no solo para aniquilar a los titanes que aún habían en el
interior de Trost sino para ayudar a Hanji en la captura de dos ejemplares para
el estudio.
Rivaille
miró toda su alcoba para soltar un gruñido al aire y prepararse para comenzar a
limpiar el cuarto, en que cualquier soldado estaría seguro que podría comer en
ese suelo debido a lo pulcro que estaba, pero, para Levi, el ocuparse en la
limpieza no solo lo calmaba sino también mantendría su mente y cuerpo ocupado
en lo que su irritabilidad iba desapareciendo.
Rivaille
había terminado de limpiar y se dirigió a la única ventana que había en su
alcoba para respirar un poco de aire fresco pero sus ojos no pasaron inadvertido
a un grupo de soldados perteneciente a la policía militar que estaban en el
patio del cuartel general de las tropas de exploración hablando con Irvin y Mike
en lo que bien pudo apreciar que los miembros pertenecientes a la policía
militar estaban enojados.
– No metáis
vuestras narices, esto no es un problema que incumba a la legión de
reconocimiento. Todo lo que está dentro de los muros es trabajo de la policía
militar. – Advirtió el que parecía ser el portavoz del grupo, cuyas ropas
estaba bordado el emblema del unicornio.
– ¿Era
eso lo qué has venido a decirme?. – La voz de Irvin no mostró ningún tipo de
emoción, el comandante Smith permanecía tranquilo e ignorando la advertencia.
– ¡Serás…!
– Exclamó aquel individuo dando un paso adelante pero Mike se apresuró a
ponerse frente a Irvin como si de un guarda espaldas se tratase.
–
Alguien que huele a mierda de perro no tiene derecho a continuar aquí. –
Interrumpió Mike tocándose la punta de su nariz para darle entender al hombre
frente a él que tenía un olfato muy sensible. – Deberían volver a la taberna en
la que soléis emborracharos.
–
Señores, ya habéis cumplido con lo que veníais a decirme, así que nada más os
retiene en el cuartel general de la legión de reconocimiento, os invito
amablemente a marcharos sin causar alboroto. – Intervino Irvin al intuir que la
situación estaba demasiado tensa.
Los
miembros de la policía militar se marcharon del cuartel general de las tropas
de exploración maldiciendo.
–
¡Rivaille, si estas aburrido, tengo un trabajo para ti!. – Gritó Irvin que se
había percatado de que el sargento Levi había estado presenciando la discusión
que había mantenido con la policía militar. – ¡Te espero en mi despacho!. –
Indicó antes de retirarse del patio para ingresar en el edificio.
Rivaille
gruñó inconforme antes de asearse para presentarse en el despacho del capitán
Smith, había sudado después de haber terminado de limpiar toda su alcoba
fehacientemente.
Irvin
parecía estar comentando algún tipo de informe con Mike cuando Rivaille llegó
al despacho.
–
Levi, ¿tú viste a Eren Jaeger?. Es cierto lo que cuentan los rumores, ¿puede
obtener un cuerpo de titán?. – Irvin fue directo al grano una vez que Rivaille
entró en el despacho.
– Vi a
Eren Jaeger pero no sé si se trataba de un titán. – Contestó Levi.
– ¿No
viste al titán que selló la entrada de Trost?. – Preguntó Irvin entrelazando
sus dedos para reposar su mentón sobre sus manos.
– Sí
vi al titán que cargaba la roca y selló la entrada.
–
Entonces, ¿por qué no nos cuentas que fue lo que pasó cuando llegaste a Trost?.
– Preguntó Irvin queriendo conocer la versión del sargento frente a él.
–
Cuando estaba cruzando la entrada de Trost, vi al titán cargando la roca antes
de sellarla. Logré cruzar antes de que fuera obstruido el pasaje y, entonces,
vi como los soldados de las tropas estacionarias daban sus vidas como alimento
a los titanes aunque no pude tener tiempo para conocer el estado en que se
encontraba Trost en ese momento y entré en acción cuando dos titanes de doce
metros se dirigieron a donde estaba un cadete. Solo hice lo que tenía que hacer,
aunque cuando me giré para ver a ese cadete, observé como estaba ayudando a un
mocoso a levantarse sobre el cuerpo del titán que había sellado el acceso a
Trost pero no estaba completamente consciente, así que lo mejor fue llevarlo
hasta un lugar seguro para que se recuperara. – Contó Rivaille.
– Eso
era lo que quería saber. – Murmuró Irvin. – Rivaille, ¿te gustaría hacerte
cargo de él?.
–
¿¡Eh…!? – Fue lo único que dijo Levi para mostrar su confusión a esa pregunta,
él ya contaba con un buen equipo y no necesitaba ni deseaba tener a un engendro
como lo era Eren Jaeger.
– He
solicitado una petición para que la legión de reconocimiento se quede con Eren
Jaeger y, creo, que tú eres el hombre perfecto para este trabajo. – Explicó
Irvin. – Pero por el momento, solo tendrás que supervisarlo en su encierro para
mostrar nuestro interés sobre el chico. Así que será mejor que te apresures a
ir.
– No
soy ninguna niñera.
– Es
una orden, Levi, no una pregunta. – Le recordó el capitán Smith. – Quiero que
ahora vayas al calabozo en el que se encuentra Eren Jaeger y supervises que
todo funciona como es debido porque es posible que esa habilidad de Eren Jaeger
no sea exclusiva de él y debemos saber cómo funciona. – Reveló en un intento de
despertar la curiosidad de Levi.
–
Rivaille. – Llamó Mike que se había mantenido presente y en silencio todo ese
tiempo para entregarle una nota con la indicación de donde se encontraba
encerrado Eren Jaeger.
Rivaille
se marchó del despacho de Irvin para ir hasta los calabozos de la corte
tribunal de Trost donde se encontraba Eren Jaeger cautivo.
Por el
camino, Rivaille escuchaba el rumor que hacía la gente de la ciudad y todas las
habladurías tenía como protagonista a un titán que había ayudado a la humanidad
en la que algunas personas veían al titán como la oportunidad de la humanidad
por estar batallando a su lado mientras que otros solo lo catalogaban como una
amenaza.
–
Cuanto lío se ha formado por una aberración. – Comentó hastiado Erd.
– Lo mismo
ocurrió con la secta de los muros después de la pérdida del muro María, mucha
gente se unió a ella en busca de una esperanza mientras otros siguen
desconfiando de ese extraño grupo y, por último, nos queda los que los tachan
de embusteros y la gente que prefiere ignorarlos. – Habló Günter aún y cuando
su compañero no necesitaba que alguien le diera esa explicación.
– Ese
chico de seguro será un pobre diablo y todas esas esperanzas o rumores de que
está aliado con un titán son simple blasfemias. – Increpó Aurou en busca de un
poco de protagonismo entre sus compañeros.
– No
es algo malo el que la gente busque esperanza. – Comentó Petra.
–
Sargento Rivaille, ¿usted qué piensa?. – Preguntó Erd Gin después de que sus
compañeros hubiesen aportado sus pensamientos a causa de un sencillo comentario
suyo que había desencadenado la discusión.
– No
importa lo que yo piense, eso se decidirá en el juicio. – Respondió con apatía
Levi.
Después
de estas palabras del sargento, continuaron en silencio hasta llegar al edificio
de la corte tribunal.
Rivaille
después de darle órdenes a sus subordinados no dudó en encaminarse al calabozo
donde Eren se encontraba preso en espera de juicio. Al llegar frente a la celda,
había dos guardias pertenecientes a la policía militar.
– Abrid
la puerta. – Ordenó Rivaille mirando al interior de la celda donde Eren estaba inconsciente
sobre una cama y con grilletes que le reducían la movilidad.
– No
po… – Intentó hablar uno de los guardias.
–
Tengo órdenes del capitán Irvin Smith pertenecientes a las tropas de
exploración el hacerme cargo del estado de ese mocoso, así que no me hagáis
repetirlo. – El tono de voz molesto junto a su ensombrecida mirada fue lo
suficiente intimidatorio como para que los guardias dudara en si abrirle la
puerta al hombre enviado por un capitán no perteneciente a la policía militar.
– Soy el Sargento Rivaille de la legión de exploración y reconocimiento,
cerdos. – Se vio obligado a presentarse aún más furioso por el hecho de que los
hombres no abrieran la puerta de la celda.
–
Enseguida, señor. – Aceptaron y dijeron al unísono los guardias ante el
nerviosismo que le provocaba Rivaille sobre ellos. Además, ambos guardias
habían escuchado historias sobre el sargento Rivaille de la brigada de
exploración y no querían comprobar directamente cuan cierto eran aquellos
rumores.
Rivaille
entró a la celda sin prestarle mucha atención a los detalles, se acercó a Eren
que se removía en la cama indicando que estaba soñando algo que no era muy
agradable y entonces, un leve gimoteo escapo de los labios del adolescente.
Levi
llevó una de sus manos a la frente del chico que ante el contacto pareció
calmarse y mientras Eren parecía volver a la tranquilidad dentro de sus sueños,
Rivaille se percataba de que las marcas en su rostro habían desaparecido.
Levi
chasqueó la lengua antes de deshacer el contacto que había creado con Eren para
salir del calabozo pero, nada más haber salido de la celda, se encontró con el
capitán Dawk.
– ¿Qué
haces tú aquí?. – Preguntó Dawk sin ocultar el tono molesto en su voz.
– Soy
el encargado de supervisar a Eren Jaeger por las tropas de reconocimiento y
expedición. – Contestó Levi como si fuese algo que ya debería saber Dawk.
– La
legión de expedición no tiene autorización de estar aquí. Nosotros, la policía
militar, somos los que nos haremos cargos, así que retírese y...
– Nosotros,
el escuadrón de reconocimiento y expedición tenemos más derecho que ustedes de
estar aquí y custodiar a Eren Jaeger que un puñado de cobardes, capitán Dawk. –
La voz autoritaria de Zoe Hanji afloró a espalda de Dawk por donde venía la
mujer de gafas.
– ¿Qué
haces aquí?, ¿deberías estar jugando con los especímenes que capturamos?. –
Preguntó Rivaille antes de que el capitán de la policía militar hablara.
– Solo
he venido a ver a ese chico y saber sobre su hermoso poder. – El tono ensoñador
de Hanji hizo que Rivaille chasquera la lengua con irritación.
–
¡Esto es una ofensa para la humanidad!. – Exclamó Dawk antes de marcharse a
grandes zancadas del lugar.
Hanji
corrió hasta los barrotes de la celda para comprobar que Eren estaba durmiendo
haciendo que su euforia decreciera antes de volver hacia donde estaba Rivaille.
–
Entonces te asignaron a ese chico, Rivaille. Tienes que cuidarlo bien, hazlo
por mí. – Pidió como si de una niña pequeña se tratase y le estuviera pidiendo
a su padre que le comprara algún dulce.
– Lo
único que te interesa es el que pueda transformarse en titán porque quieres experimentar
con él. – Afirmó Rivaille pasando a un lado de la mujer para salir del
calabozo.
– No
seas así, Rivaille. Sabes que esa cualidad es magnífica. Incluso, es posible
que su poder nos aporte más datos sobre los titanes y el por qué aparecieron en
el mundo. – Remitía Hanji con entusiasmo. – Imagina Rivaille, él podrá decirnos
si es capaz de sentir en su forma de titán, algo que no hemos conseguido cuando
he interrogado a las muestras capturadas.
Levi
continuó escuchando hablar a Hanji hasta que la mujer abandonó el edificio para
ir a ocupar su tiempo en sus titanes de estudio mientras que él tenía que pasar
los días allí y enviarle un informe a través de un mensajero sobre el estado de
Eren ya que en esos momentos, ese era su trabajo.
La
media noche había pasado cuando Rivaille volvía hacia donde se encontraba Eren
pero antes de llegar escuchó a los guardias creando alboroto, lo que le indicó
que Eren Jaeger se había despertado.
Rivaille
se acercó un poco a la celda para comprobar que el chico aún permanecía
adormilado antes de marcharse de allí para dar su informe personal al capitán
Smith sobre que Eren Jaeger había recuperado la conciencia, dejando a cargo de
la supervisión a Erd Gin y a Günter Shurltz.
Rivaille
no tardó en llegar al cuartel general de las tropas de exploración ubicado en
Trost para encaminarse a pasos rápidos hasta la habitación donde debía de
encontrarse Irvin durmiendo.
Golpeó
la puerta con firmeza y esperó una palabras que le permitirán entrar pero nunca
aparecieron, sino que el propio Irvin se había levantado de su cama para
atender a la persona que lo había despertado y encontrándose con el sargento
Rivaille.
–
¿Rivaille?. – Fue lo único que pronunció el capitán Smith mientras se intentaba
evitar un bostezo.
– Eren
Jaeger ha despertado. – Anunció con brevedad Levi.
–
Espera aquí. – Ordenó Irvin
Irvin
sonrió antes de volver a cerrar la puerta para minutos después salir de su cuarto
vestido con el uniforme que revelaba a Smith como un miembro de la legión de
reconocimiento.
Rivaille
e Irvin habían llegado al edificio donde se encontraba Eren encarcelado.
–
Rivaille, ya te lo dije anteriormente pero me gustaría que Eren Jaeger quede
bajo tu custodia. – Recordó Irvin a Levi. – Ya has tenido contacto con el chico
y eso facilita un poco las cosas.
– No
voy a tener a un bueno para nada como subordinado. – Respondió Levi.
– No
deberías de decir eso, al menos, espera a que hable con el chico y si después
de oírlo continúas pensando así, le diré a Mike que se haga responsable de él.
– Aconsejó Irvin.
–
Sería más apropiado encomendárselo a Hanji. – Murmuró.
–
Hanji ahora está ocupada con los nuevos especímenes y aunque le interesa Eren
no puedo dejarlo a su cuidado, no sería apropiado que Eren se transforme en
titán en el centro de Trost. – Explicó Irvin. – Además, Eren es especial, no
puedo dejar que Zoe sea quien lo supervise. Su obsesión por los titanes
excedería los limites de Eren y no es buena idea el que eso ocurra. Tú eres más
apropiado para este trabajo.
– Va a
ser juzgado y no puedes estar seguro de que no se trate de una amenaza pero ya
estas contando con él como si conocieras el veredicto del juez. – Advirtió
Rivalle un poco molesto por la importancia que le estaba dando todo el mundo a
Eren y él en esos tres días solo lo había visto dormir.
Irvin
no respondió y solo dedicó una sonrisa, el resto del trayecto hasta la celda en
la que estaba Eren permanecieron en silencio pero al llegar, se percataron que
Eren se había vuelto a dormir.
–
Parece que aún está agotado. Será mejor que nos quedemos aquí hasta que vuelva
a despertar. – Comentó mientras se marchaba en busca de algún asiento en el que
sentarse mientras esperaban a que Eren despertara.
–
Sería más fácil despertar a ese mocoso. – Susurró Rivaille para sí mismo
mientras se acercaba a los barrotes de la celda y comenzar, nuevamente, a
escrutar a Eren que se removía inquieto emitiendo algunos gruñidos. – Abrid la
puerta. – Ordenó Rivaille al percatarse que algo brillante había salido de la
camisa de Eren y estaba atado a su cuello.
Los
guardias obedecieron y cuando Rivaille entró, fue directo a coger el objeto que
colgaba del cuello de Eren para descubrir que se trataba de una llave, algo en
su interior le indicó que debía de cogerla y mostrársela a Irvin, así que lo
hizo, tomó la llave sin despertar a Eren y salió de la mazmorra.
Cuando
Irvin regresó, Rivaille le había pedido a sus hombres que se retirarán del
lugar solo quedando los guardias pertenecientes a la policía militar y a los
cuales, ignoraba la mayor parte del tiempo para entregarle la llave que había
arrebatado del cuello de Eren al capitán Smith comunicándole quien era su
propietario y durante dos horas en las que Eren tardó en volver a despertarse,
ambos hombres esperaron en absoluto silencio.
Eren
despertó nuevamente, bastante desorientado debido a no reconocer a primera
instancia en el lugar en el que se encontraba y, también, estaba aturdido al
percatarse de que habían dos hombres frente a él.
–
Eren. – Llamó Irvin pero no pareció que el chico lo escuchase. – Eren. –
Repitió el nombre y entonces, Eren cerró y abrió los párpados repetidas veces
que indicaba que estaba acostumbrándose a la penumbra.
Eren
se sentía demasiado agotado y su cuerpo parecía pesar más, como si estuviese
exhausto, pero, entonces, su mente le recordó vagamente lo que había realizado
y era capaz de hacer mientras algo en su interior le dijo que los hombres
frente a él le estaban hablando por lo que se concentró en poder oír lo que
decían, aún sin llegar a visualizar bien a las personas que estaban
observándolo al otro lado de los barrotes.
–
¿Quieres preguntar algo?. – Inquirió el capitán Smith con seriedad después de
haberle contado a Eren el motivo del por
qué estaba en ese lugar, sin llegar a mencionar que estaba en espera de ser
juzgado.
Eren
miró a aquel hombre que tan bien conocía, él había sido su héroe en la
infancia, uno de las personas que eran dignas de admiración según su criterio,
porque Irvin Smith capitán de las fuerzas de exploración le había estado
hablando pero él solo había logrado escuchar la pregunta que no sabía
exactamente que responder o que es lo que debía decir en ese caso.
Entonces,
Eren paseó su mirada a la persona a su lado quedando aún más sorprendido a la
vez que desconcertado, al percatarse que se trataba del sargento Rivaille, uno
de los mejores hombres que poseía las tropas de reconocimiento.
–
¿Dónde… estoy?. Yo… – Algo avergonzado, Eren optó por formular la pregunta más
simple e intriga le causaba porque si ya se lo había comunicando no había estado
plenamente consciente de ellos, sin mencionar que su mente le otorgaba algunos
flashazos de lo que había pasado en Trost.
–
Estas dentro de un calabozo, bajo tierra, al cuidado de la policía militar pero
nosotros hemos obtenido un permiso para estar aquí. – Explicó Irvin antes de
sacar la llave que Rivaille le había entregado horas atrás.
–
¡Eso…! – Exclamó Eren un poco nervioso al ver la llave que le había entregado
su padre en las manos del capitán Smith.
– Sí,
es tuya pero te la devolveré más tarde. – Confirmó Irvin las sospechas de Eren.
– He escuchado que está llave pertenece al sótano de tu casa de Shingasina y,
posiblemente, haya información importante sobre los titanes. ¿Es cierto?.
– S-sí,
es posible que haya algo que explique los misterios de los titanes. – Respondió
con nerviosismo el joven.
– No
recuerdas y tampoco sabes dónde puede estar tu padre. Esto es algo que parece
ser apropiado para esta situación, ¿correcto?. – Por primera vez en ese tiempo
Rivaille fue el que habló, indicando su irritabilidad por tener que estar a
cargo de Eren.
–
Rivaille, no juzgues de esa manera a Eren. En la posición en la que se encuentra
no tendría por qué mentir. – Intervino Irvin ante las mordaces palabras de
Levi. – Aún desconocemos muchos puntos y lo más importante en este momento es
conocer sus propósitos.
–
¿Mis… propósitos…? – Inquirió perplejo Eren sintiendo que se había desestimado
algún detalle importante en aquella conversación.
– En
cualquier caso, necesitamos tu fuerza de titán para recuperar el muro María
sellando la puerta rota de Shingasina, destruida por el titán colosal, aunque
resulta extraño esto, parece que el destino de la humanidad descansa sobre los
hombros de un titán, de ti, Eren. – Reveló Irvin con seriedad. – Pero… tu
capacidad de transformarte nos hace pensar que es posible que aquellos titanes,
el titán colosal y el titán acorazado, sean igual que tú. Humanos con la
capacidad de convertirse en un titán. – Explicaba con voz calma el capitán
Smith. – Sin embargo, tus intenciones parece ser esta llave, una llave que
puede liberar a la humanidad de su jaula. – Terminó levantando, nuevamente, la
llave de Eren para que el muchacho la viese.
– Pero…
yo… – Murmuró Eren sin poder evitar recordar fragmentos que habían ocurrido en
el pasado, que habían ocurrido aquel día que la muralla María caía ante la
invasión de los titanes.
–
Responde, mocoso. – Exigió Levi al ver como Eren parecía haberse olvidado de
ellos al sumergirse en sus pensamientos. – ¿Qué vas a hacer?. – Presionó
cansado de que el muchacho se tardara tanto, en lo que para Rivaille parecía
tener una respuesta rápida.
–
¡Quiero unirme a la legión de exploración para matar a todos los titanes que me
sean posibles, señor!. – La voz de Eren salió más grave de lo normal debido al
rencor que sentía al recordar los hechos traumáticos que había vivido en el
pasado.
Rivaille
no pasó por desapercibido la mirada decidida, ni el odio que parecía destilar
la voz de Eren, llegando a pensaba que podría pertenecer a un demonio y no a un
chico de dieciséis años porque la voz de Eren hizo que el cabello de la nuca de
Rivaille se erizara e incluso, una punzada apareció en el estómago del sargento
que solo llegaba a sentir cuando comenzaba a excitarse y, sin lugar a dudas,
Eren en ese instante, había logrado emocionar a Levi.
–
¡Oh...! – Exhaló Rivaille. – No está mal. – Murmuró antes de encaminarse hasta
los barrotes de la celda que no dudó en agarrar sin dejar de mirar la cara que
en ese momento le parecía la más hermosa del mundo. – Yo me encargaré del
mocoso, Irvin, ya puedes comunicárselo a los de alto rango aunque no es por
nada en particular, no confío en él y creo que podría traicionarnos en algún
momento y si llega a ocurrir, no voy a dudar en matarlo. No creo que haya
problema con mi decisión porque soy el más capacitado para hacerse responsable
de él. – Rivaille analizó cada una de las reacciones de Eren al escuchar sus
palabras. – Acepto tu solicitud. – Dijo en esta ocasión refiriéndose a Eren que
se sobresaltó ante esas palabras.
– Está
bien. – Se permitió sonreír Irvin al saber que por fin el terco de Rivaille
había aceptado el puesto que le había estado proponiendo todo ese tiempo. –
Rivaille, retirémonos. Eren necesita descansar.
Rivaille
no dijo nada y comenzó a dirigirse hacia la salida mientras escuchaba a Irvin
felicitar a Eren por su incorporación en el escuadrón de reconocimiento antes
de despedirse del muchacho para alcanzar a Rivaille.
–
Rivaille, no tenías que soltar todo ese discurso si decidiste aceptar la
oferta. Espero no se haya sentido intimidado por tus palabras porque sería una
lástima el perderlo. – Habló Irvin con algo de dureza en la voz aunque estaba contento
de que Levi finalmente aceptara la propuesta.
– Solo
quería comprobar su obediencia a la humanidad, aún es un mocoso y no voy a
malgastar mi tiempo cambiando pañales. – Escupió Rivaille toscamente.
–
Cuando el juicio termine, saldrás de Trost con Eren para ocupar el antiguo
cuartel general del escuadrón de exploración. Será el mejor lugar para mantener
a Eren y para controlarlo si llega a convertirse en titán. – Informó Irvin pero
Rivaille no respondió. – Quiero que estés presente en el juicio, así que deja
que tus subordinados supervisen a Eren para que estés bien descansado ese día
porque intuyo que deberemos de estar en todas nuestras facultades para
presenciarlo aunque eso no significa que dejes de estar al corriente sobre el
estado de Eren en los días que restan e informarme. Considero que será
interesante para ti presenciar el proceso en el que será juzgado Eren.
Aurou,
Günter, Petra y Erd se ocuparon esos días de la supervisión de Eren en el
tiempo que quedaba para que se iniciara el juicio sobre la peligrosidad que
representaba Eren Jaeger mientras que Rivaille, solo tomaba los informes del
trato y estado que tenía Eren en esos días y, también, debía informar al
capitán Smith.
Tan
solo quedaba dos días para el juicio pero ese día, Rivaille a duras penas logró
dormir unas horas cuando el sol lo había vuelto a despertar al comenzar a
salir, provocando el levantarlo de la cama para ir mover la cortina de la
ventana e intentar descansar un poco más ya que por algún motivo se sentía
ansioso por la proximidad del juicio de Eren Jaeger pero cuando Rivaille se
disponía tirar de la tupida tela que impediría el ingreso de los rayos de sol a
la habitación se sorprendió al comprobar cómo en el patio un miembro de las
tropas estacionarias se encontraba allí, hablando con Irvin, el cual aceptó lo
que fuera que le hubiese dicho el soldado para dirigirse a las caballerizas y
salir cabalgando fuera del cuartel general de Trost.
Rivaille
decidió no tomar importancia a lo que había visto después de mover la cortina
volvió a su cama en un intento de dormir un poco más.
El día
había llegado y pronto sería la hora del juicio, Rivaille se encontraba ya en
el edificio de la corte tribunal como muchas de las personas que presenciarían
el acto.
–
Rivaille, ven conmigo. – Llamó Irvin que había acabado de llegar. – Mike y
Hanji se ocuparan de acompañar a Eren hasta la sala de la corte. – Le comunico
a Levi, el cual no respondió y solo se dispuso a seguirlo. – Al parecer, la
policía militar también a pedido el quedarse con Eren, ya han estado
interrogando a los cadetes que eran compañeros de Eren para obtenerlo aunque no
creo que sus fines sean los más acertados.
–
¿Estas pensando algún plan, Irvin?. – Inquirió Rivaille.
– No.
– Confesó el capitán Smith. – La verdad, es nuestra única arma contra las
palabras de la policía militar y rezar para que el juez Dalliz Zacklay decida
que las tropas de exploración sea la que deba quedarse con Eren Jaeger.
– Ya
he decidido que Eren estará bajo mi mando. – Recordó Rivaille como si no fuera
posible que el juez encargado del juicio decidiera algún otro veredicto.
–
Rivaille, hemos llegado. – Dijo al estar frente a una enorme puerta de madera
que estaba abierta debido a que estaban ingresando las personas que estarían
presente en el juicio de Eren.
–
Parece que todos los cerdos se han reunido. – Murmuró Levi mirando como frente
a él en la parte que ocupaba la policía militar también se encontraban los
jefes comerciante e incluso, oradores de la secta de los muros que eran fácil
de reconocer por sus peculiares ropas.
– Por
favor, pido silencio. El juez que presidirá este juicio será el generalísimo
Dalliz Zacklay. – Habló el portavoz antes de que comenzara el acto. – Eren
Jaeger es acusado de traición a la raza humana, amenaza a la seguridad civil e
infiltración de los titanes al territorio humano.
Cuando
el portavoz terminó de recitar todo los delitos de los que se le acusaban a
Eren, las puertas de la sala del tribunal se abrieron dejando paso a Eren, el
cual venía esposado y escoltado por los dos guardias perteneciente a la policía
militar que lo llevaron hasta el centro de la sala donde lo hicieron
arrodillarse para anclarlo con un poste de acero que impediría la posibilidad a
que Eren pudiese moverse y atentar contra la vida de alguno de los presentes.
Rivaille
no dejaba de observar al muchacho desde que entró percatándose de la cara de
terror que tenía. Además, de que los enormes ojos de Eren indicaban confusión y
Levi presentía que Eren no era consciente de lo que estaba sucediendo pero su
atención fue interrumpida cuando el juez Zacklay entró en la sala para ocupar
su lugar, dando así comienzo al juicio.
–
Comenzamos. – Habló Dalliz mientras se recogía las mangas de su camisa y miraba
al joven que se encontraba inmovilizado en mitad de la sala. – Eren Jaeger,
eres un soldado que ha hecho el juramento de proteger a la humanidad, aún a
costa de tu propia vida, ¿cierto?.
– Sí.
– Respondió cohibido Eren.
–
Tienes que saber que esto es un caso especial y por ello, eres juzgado por un
tribunal militar. Quiero decir, que yo seré quien tomará la decisión sobre lo
que representas para la humanidad y, esto concluirá, con mi buen criterio de si
debes vivir o morir. ¿Tienes algo que decir al respecto?. – Preguntó después de
explicar las condiciones en que se realizaría ese juicio.
– No,
nada, señor. – Contestó Eren comprendiendo que su existencia ahora dependería
de la persona frente a él.
– Muy
bien, iremos al grano. – Indicó el juez ajustando sus gruesas gafas para poder
leer los papeles frente a él. – El que tu existencia fuera ocultada, no es algo
posible, pero esto no lleva a que debemos dar
un anuncio oficial y procurar proporcionar información sobre los
titanes. Por lo que en este juicio decidiré cual será el grupo militar que
tiene que hacerse cargo de ti, si es mejor que quedes al resguardo de la
policía militar o sería mejor que estés al cuidado del destacamento de
reconocimiento. – Explicó el generalísimo Dalliz. – Empezaré otorgándole la
palabra a la policía militar.
–
Gracias, señor. – Habló Nile Dawk, capitán de la policía militar. – Nuestro
propósito es el analizar el cuerpo del Eren Jaeger para beneficio de la
humanidad y matarlo lo más rápido posible, quedando la existencia de Eren
Jaeger como un héroe que ayudó a conseguir una victoria a la humanidad. –
Manifestó Nile. – Esta base ha sido tomada debido a que la existencia de una
persona con la cualidad de un titán representa un problema que podría destruir
la paz y crear una guerra civil.
– ¡No
es necesario todo eso, solo pertenece a una calamidad que consiguió invadir los
sagrados muros de Dios y debe morir inmediatamente!. – Acusaba el sacerdote de
la secta de los muros.
–
Tranquilícese, estamos en medio de un tribunal militar, no lo olvide. –
Advirtió Dalliz al sacerdote por atreverse a interrumpir sin tener la palabra
para interferir en el juicio. – Bien, ahora puede hablar la legión de
exploración.
–
Bien, señor. – Respondió Irvin con voz clara. – Nuestra intensión es aceptar a
Eren Jaeger como un miembro más de nuestro escuadrón y utilizar su poder para
recuperar el muro María. – Terminó de hablar el capitán Smith y los murmullos
se hicieron en la sala.
– ¿No
dirá nada más?. – Preguntó el juez Zacklay.
– Así
es, señor. – Contestó Irvin. – El utilizar a Eren Jaeger para recobrar el muro
María es lo más importante para la humanidad.
–
Entiendo pero, ¿de dónde piensa partir su expedición, capitán Smith?.
Comandante Pixis, recuérdeme si el acceso de Trost ha sido bloqueado en su
totalidad. – Cuestionó Dalliz Zacklay.
– Así
es, Trost ya no cuenta con una puerta por la que entrar o salir de la ciudad a
las tierras de los titanes, señor. – Habló Pixis que también estaba presente en
el juicio.
–
Pedimos permiso para salir por la puerta este, Caranés, y hacer una ruta hasta
llegar a Shingasina. – Interrumpió Irvin.
– ¡Un
momento!, deberíamos reforzar los muros y sellar las puertas para que no haya
posibilidades de que esto vuelva a pasar ya que es el único punto débil de la
ciudad que el titán colosal es capaz de destruir. – Intervino un comerciante
con terror a una nueva invasión de los titanes dando lugar a una discusión
sobre el sellado de las puertas y reforzamiento de los muros.
– Así
se habla, cerdo. – Interrumpió Rivaille hablando por primera vez desde que
comenzó el juicio y cansado de escuchar todas aquella palabrería. – ¿Está
seguro de que podremos reforzar las puertas? Y les recuerdo que son nuestros
compañeros los que mueren en manos de los titanes. ¿Será que un cerdo no es
capaz de ver a los pobres que no tienen que comer debido a que no tienen
tierras que cultivar?.
– Solo
digo que estaríamos más seguros. – Contestó el comerciante.
–
¡Silencio, blasfemo!. ¿Quién se cree que es para atreverse a tocar la obra de
Dios?. – Cuestionó enfurecido el sacerdote iniciando una nueva discusión con el comerciante.
–
¡Silencio!. – Exigió el juez mientras golpeaba la mesa para poder continuar el
juicio. – Dejen los altercados personales para otros lugares. – Aclaró antes de
volver su vista hacia el chico que estaba en espera de un veredicto. – Jaeger,
¿cómo soldado puedes asegurar que utilizarás y controlaras tu poder de titán a
favor de la humanidad?.
– Sí,
señor. – Contestó Eren.
– Sin
embargo, en el informe de Trost se escribió que al completar su transformación
de titán atacaste a Mikasa Ackerman. – Leyó Dalliz y Eren no pudo evitar mirar
con horror a su hermana adoptiva, no recordaba ese suceso. – ¿Quién es Mikasa
Ackerman?.
– Soy
yo. – Respondió Mikasa algo molesta por lo que Riko había hecho.
–
Bien, ¿es verdad que Eren Jaeger te atacó con su poder de titán?. – Inquirió
Zacklay.
– Si,
así es. – Respondió Mikasa y los murmullos de los presente volvieron a
escucharse por toda la sala. – Pero antes de que ocurriera eso… Eren me salvó
en dos ocasiones con su poder de titán. La primera vez, no tenía posibilidades
de escapar frente a un titán pero el apareció para enfrentarlo y la segunda
vez, nos salvó a Armin y a mí de la bala de un cañón. – Recordó con seguridad.
– Quiero que tenga esto presente.
– ¡No
estoy de acuerdo!. – Habló el capitán Dawk. – La valoración de Mikasa Ackerman
no pueden ser tomadas en cuenta porque son de sentido personal. Mikasa Ackerman
fue adoptada por el doctor Jaeger cuando era una niña después de perder a sus
padres. Además, descubrimos que en esa época Eren Jaeger y Mikasa Ackerman
asesinaron a tres hombres adultos acusados de ladrones y secuestradores cuando
contaban con la edad de nueve años aunque fuera en defesa propia, no podemos
permitir pasar por alto este suceso. – Informó Nile causando que la sala
nuevamente se llenara de susurros. – ¿Debemos confiar en alguien así?.
–
Entonces… ella también… ¡ella no puede ser humana!. – Señaló atemorizado el
mercader a Mikasa causando que otras personas se unieran a sus suposiciones.
– ¡Que
yo sea un monstruo no significa que Mikasa no sea humana!. – Gritó Eren ante
todas aquella incoherencias hacia Mikasa comenzando a discrepar con aquellas
personas que consiguieron enfurecerlo y el muchacho terminó gritando para
empezar a dar un discurso de lo que pensaba sobre todos ellos que solo sabían
acusar e ignorar el hecho de que vivían al borde de la extinción dentro de una
prisión llamada muros.
Ante
las palabras de Eren, Dawk se sintió amenazado por el chico y ordenó el que
apuntaran a Eren con la intención de dispararle sin importar el lugar en el que
se encontraba o lo que se estaba juzgando ahí.
Sin
embargo, Rivaille que había escuchado y visto todo el intento de Eren para
defender a Mikasa, olvidándose del lugar en el que se encontraba y lo que se
estaba juzgando, hizo que Levi saltara la pequeña barrerá para correr hasta
estar los suficientemente cerca de Eren, propinándole a Jaeger una patada tan
fuerte que le hizo escupir uno de los dientes pero eso no detuvo a Rivaille, quien
continuó golpeando al chico sin misericordia o temor a que se transformara en
titán como decían, Eren era capaz de hacer.
–
Opino que la forma más eficaz de disciplina es el dolor. No necesitan palabras
que enseñen algo sino una lección y en este momento, es más sencillo. – Comentó
Rivaille deteniéndose esos minutos para volver a patear a Eren frente a los
sorprendidos ojos de todos los presente al juicio.
–
Espera, Rivaille. – Se escuchó la voz del capitán Dawk.
– ¿Qué
pasa?. – Preguntó con apatía Rivaille dejando a Eren para mirar a Nile.
– Eso
es peligroso, ¿no has pensado que podría transformarse en titán debido a lo que
le estás haciendo y así cobrar su venganza?. – Cuestionó asustado Dawk.
– ¿De
qué hablas?. – Preguntó volviendo a darle una patada a Eren antes de cogerlo
por los pelos y mostrar la cara maltrecha del chico al capitán de la policía
militar. – ¿No querían diseccionarlo?. – Rivaille soltó a Eren, dejando que el
chico cayese al suelo. – Con su poder fue capaz de matar a veinte titanes hasta
que se quedó sin fuerzas y, es cierto, que es una amenaza pero no le veo que
deba de ser igual para mí. ¿Y ustedes? porque deberéis de pensar en eso, con
todo lo que habéis dicho frente a él. ¿Creéis que podréis con él?. – Argumentó
Levi despreocupadamente.
–
Señor, sugiero que Rivaille tenga la responsabilidad de Eren Jaeger ya que es
un misterio su poder de titán y cualquiera que esté a su alrededor estaría en
un peligro constante. También, poder llevar a Eren Jaeger en la próxima
expedición al exterior. – Indicó Irvin.
– ¿Es
para comprobar la capacidad de Eren?. – Preguntó el juez Dalliz.
– Sí, si
Eren es capaz de controlar su poder de titán, será una fuerza importante para
el futuro de la humanidad. Por ello, será una gran oportunidad de comprobarlo
antes de volver a juzgarlo. – Contestó con seguridad el capitán Smith.
–
Supervisar a Eren Jaeger… ¿cree poder efectuarlo, Rivaille?. – Cuestionó el
generalísimo Zacklay.
– Si
se refiere a matar, no tengo problema pero el caso, es si él no hace nada. –
Respondió antes de mirar hacia donde se encontraba la chica por la que Eren
estuvo a punto de estropear todo y comprobar cómo la mujer lo miraba con un
rostro que solo indicaba el deseo de matarlo pero eso le era indiferente, así
que volvió a mirar al juez para prestar atención a su veredicto.
–
Finalmente, he llegado a una conclusión, Eren Jaeger estará a cargo del
sargento Rivaille de las tropas de exploración en conocimiento de prueba hasta
el próximo juicio. Ese es mi veredicto. – Concluyó para levantarse de su
asiento y marcharse de la sala el generalísimo Dalliz Zacklay.
Todos
los presentes comenzaron a retirarse, la mayoría de ellos rezongando acerca de
lo sucedido mientras que los guardias de la policía militar liberaban a Eren para
que los miembros de las tropas de exploración se hicieran cargo del adolescente.
–
Levántate y sígueme. – Ordenó Levi y Eren solo pudo asentir a pesar de estar
adolorido.
Rivaille
llevó a Eren a una habitación cercana y por el camino, el capitán Smith, Hanji
y Mike se unieron a Rivaille y Eren. Cuando llegaron, Hanji se ocupó de encontrar
lo necesario para asistir las heridas que Levi había dejado a Eren.
–
¡Vaya…! ¡fue horrible!. ¿Te duele?. – Preguntó Hanji pasando un algodón con antiséptico
para limpiar una de las heridas del rostro de Eren.
– Un
poco. – Dijo Eren antes de ponerse la gasa empapada con antiinflamatorio para
bajar la hinchazón de su mejilla después de que el sargento Rivaille le hubiera
golpeado constantemente en el rostro.
– ¿Y
cómo te duele?. – Preguntó emocionada Hanji desconcertando a Eren.
–
Perdona por lo ocurrido pero gracias a lo que pasó, ahora estas bajo nuestra
tutela, Eren. – Habló Irvin acercándose a Eren. – Pero gracias a este dolor que
tuviste que pasar, fue la única forma de tener nuestra oportunidad y hacer que
las cartas se giraran a nuestro favor en el último momento. – Declaró Irvin con
amabilidad antes de acuclillarse y extender su mano hacia Eren que no pudo
evitar sonrojarse al ver frente a él a su héroe de la infancia apoyándolo.
– ¡Un
placer, señor!. – Se apresuró a decir antes de estrechar la mano de Irvin Smith
con emoción.
Rivaille
que había estado observando todo, no pudo evitar sentirse molesto con la escena
que se estaba produciendo, así que dejó la pared en la que estaba apoyando su
espalda e interrumpir el momento de adoración que parecía tener Eren hacia
Irvin.
Rivaille
dejó caer su cuerpo bruscamente sobre el sofá antes de cruzar sus piernas y
dejar uno de sus brazos reposando sobre el reposa espalda del sofá para mirar
fijamente al chico que había cambiado su rostro de felicidad por uno receloso y
eso, lo había molestado un poco más.
–
¡Dime, Eren…! – Llamó la atención del chico a pesar de que sabía tenerla desde
el momento que se sentó en el mueble.
–
¿¡Si…!? – Fue lo único que pudo decir Eren al ver al hombre tan cerca de él en
ese momento después de lo que había sucedido.
– ¿Me
odias?. – Preguntó Rivaille en un intento de ser amable.
– N-no…
señor. Entiendo que era necesario lo que hizo. – Dijo con cierto temor al
hombre que no parecía sentir emociones.
–
Bien. – Fue lo único que respondió Levi.
– Pero
no tenías que haber sido tan brusco, pudiste haberte moderado, Rivaille. –
Comentó Hanji. – Le rompiste un diente, mira. – Dijo Zoe mostrándole a Levi el
diente de Eren que había recogido como una muestra y lo tenía envuelto en un
pañuelo.
Eren
estaba estupefacto mirando su diente roto porque no recordaba en qué momento
había ocurrido aquello, ni sentía que le faltara alguno de sus dientes en su
dentadura, por lo que no dejaba se estar asombrado ante la pieza dental que Zoe
sostenía sobre un pañuelo frente a sus ojos como si se tratase de un objeto
extraño, valioso y ajeno a él.
– No
me lo muestres, es repugnante. – Aseguró Rivaille girando su rostro al lado
contrario.
– Es
una muestra muy importante. – Contradijo Hanji.
–
Eren, es mejor que ser diseccionado por locos como ella. ¿No crees?. – Habló
Rivaille refiriéndose a que era mejor estar bajo su tutela a ser objeto de
estudios por personas como Hanji.
– No
digas esas cosas de mí. Yo no voy a matar a Eren. – Aclaró Hanji a Rivaille. – ¡Ey…
Eren!, ¿me dejas ver tu boca?. – Pidió Zoe y Eren accedió abriendo su boca sin
saber exactamente para que la teniente Hanji le pedía algo así. – El diente… ha
crecido. – Afirmó sorprendida Zoe.
–
Entonces, es cierto que puede regenerarse. – Recordó Irvin uno de los informes
sobre Eren en los que se aseguraba que el chico había perdido un brazo y una
pierna antes de transformarse en titán.
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