sábado, 10 de junio de 2017

Ocultando nuestra naturaleza ~ Cap. 7

-Tiempo.-

…Casa de Sakura ~ Konoha…

La dueña de la casa se adentró a la habitación dejando la bandeja sobre la mesita de noche para tomar asiento en la cama en la que estaba el moreno. La sanadora colocó su mano sobre el hombro del elemental.

– ¿Por qué…?. – Murmuró Sasuke al sentir el contacto  de la mujer.

– No lo sé, Sasuke. – Abrazó a su amigo aun sorprendida por escuchar sin querer de que era uno de esos gestadores que ella pensaba se trataba un rumor más sobre los individuos que poseían dones y lo que pasaba en CING.

Ahora, entendía el por qué jamás el Uchiha se mostrara receloso al estar cerca de los hombres y era evidente su desinterés hacia las mujeres aunque no era alguien que revelara su sexualidad abiertamente como muchas otras personas hacían, ni siquiera se lo había confiado a ella.

Sasuke correspondió el abrazo de su amiga, aferrándose a ella y comenzando a llorar desconsoladamente por lo ocurrido con su novio.

…~…

Moegi miraba con incomodidad la escena frente a sus ojos desde el pasillo sintiéndose culpable por haber aparecido en la vida de ellos, pensando que el haber contado la verdad de sus predicciones en esos momentos había sido responsable de la reacción en el Uzumaki aunque era consciente de la inevitabilidad producida por el hecho de que el extraño chico de sus visiones y Naruto se encontraran en el futuro cercano.

La adolescente bajó las escaleras con sus ojos aguados hasta llegar a la sala donde Aya estaba jugando con sus muñecas.

La niña al verla sonrió mientras se ponía en pie del suelo donde estaba sentada para acercarse a Moegi.

– Mo – chan, juega conmigo. – Pidió la hija de Sakura agarrando y dando leves tironcitos de la falda de la adolescente.

La vidente sonrió y limpió sus ojos con sus manos para seguir a la niña y sentarse a su lado donde tomó una de las muñecas que comenzó a peinar la larguísima melena del juguete.

…Almacén en la zona industrial ~ Konoha…

Orochimaru se encontraba junto a su esposo frente al grupo que suponía debía haber capturado al individuo que tenia la maldita muestra robada de CING.

– ¡CALLAOS DE UNA MALDITA VEZ!. – Gritó sintiendo dolor de cabeza por lo que se masajeó la frente con una de sus manos. – Me estáis dando jaqueca. – Habló con irritación sin dejar de masajearse la frente por donde comenzaba a punzar el dolor.

Jiraiya abrazó a su marido, enredando su fuerte brazo a la cintura, y todo el grupo suspiró de alivio al verse salvado de una cruel tortura, gracias a la presencia del hombre de pelo blanco y largo aunque todos sabían que no serían parte del castigo que pueda establecer Orochimaru, Kimimaru y Karin.

– Relájate, seguro tuvieron algún inconveniente inevitable. – Dijo tranquilizando al de ojos dorados y viendo el asentimiento de todo el grupo. – Karin… ¿por qué no nos cuentas lo que ha pasado con todo detalle?.

– Por supuesto, papá. – Se adelantó al grupo la de ojos rojos dispuesta a comenzar su relato sintiendo toda la atención en ella. – Como dije antes, encontré al chico con mi habilidad y efectivamente, lo rastreadores lo tenían preso pero Ukon y Sakon, quienes debían de custodiarlo, se dejaron influenciar por su poder y colaboraron en su escape. – Reveló señalando a los gemelos que bajaron su mirada y temblaron cuando sintieron la penetrante mirada viperina.

– ¿¡QUÉ HICIERON QUE!?. – Se alteró Orochimaru deshaciendo el abrazo de su cónyuge.

– Por favor Orochimaru, deja que nuestra hija termine de contarnos. – Solicitó Jiraiya sujetando fuertemente la cintura del moreno para que tuviese paciencia y así, escuchar el resto de lo sucedido. – Continua, manzanita. – Pidió a su hija con el sobrenombre cariñoso con el cual llamaba a su hija desde que nació.

– Por fortuna, mi siguiente predicción después de encontrar a esos dos durmiendo en un banco a pleno día, siendo la diversión de medio mundo. – Señaló nuevamente a los gemelos con el seño fruncido por el enfado. – Era la ubicación de ese rubio que siempre acaba con él. – Contó colocándose mejor las gafas. – Al parecer Tayuya no lo mató del todo y se encontraba en el Templo del Fuego. Nos dirigimos allí, dejando en claro de no matarlo, tan solo apresar al rubio. – Hizo una pausa tomando aire para seguir informando. – Allí encontramos en una de las habitaciones a la molesta mocosa, la nieta de Tsunade, y a otro que acompañaba al rubio en el mercado. Ambos estaban durmiendo en el templo, seguramente los monjes le dieron asilo. – Jiraiya prestó mayor atención ante la mención de su antigua amiga y hacía años que no sabía de ella. – Ahí se quedaron Kimimaru y los gemelos para hacer guardia por si aparecia el maldito rubio pero el tipo ese, el que acompaña a la mocosa, consiguió derrotar a Sakon y Ukon sin dificultad. – Habló la pelirroja apretando los puños hasta dejar sus nudillos blancos.

– ¿También te derrotó a ti, hijo?. – Preguntó Orochimaru mirando a los ojos verdes de Kimimaru, de quien se sentía tan orgulloso no solo por ser su hijo sino también por tener un don tan extraño y útil.

– No. – Confesó tranquilamente devolviendo la mirada a su progenitor. – El rubio apareció por sorpresa y huyó con los otros dos. Él fue quien consiguió inmovilizarme para escapar con sus compañeros – Afirmó con tranquilidad.

– ¿Cómo es eso de “que surgió por sorpresa y logró inmovilizarte”?. – Quiso saber el de cabello blanco mayor acentuando las últimas palabras sin soltar a su esposo, pues no era muy común que alguien lograra inmovilizar a una persona que poseeyera un don tan especial como el de Kimimaru.

– Verás…– Interrumpió la de ojos escarlata tomando nuevamente la palabra.

+_+_+_Flash back +_+_+_

Karin continuó inspeccionando el resto de las habitaciones junto a Jirobo, Kidomaru y Tayuya pero la mayoría de los cuartos estaban vacios o algún aprendiz de monje que se encontraba durmiendo y no era de extrañar, pues aun estaba saliendo el sol.

Finalmente, llegaron a lo que reconocieron como las famosas termas del templo que tenían la fama de ser curativas.

El grupo entró y para su sorpresa se encontraron con una escena insólita donde el rubio que buscaban y una de las orgullosas sacerdotisas guardiana del Templo del Fuego juntos, que parecía estar disculpándose la mujer con el hombre.

Sin embargo, ellos no tenían tiempo para ver una escena tan extraña, por lo que decidieron intervenir y llevarse al rubio de una vez para que los condujera al ladrón de la muestra.

– Que hermosa imagen. – Interrumpió Karin con una maliciosa sonrisa por el sorprendido rostro de la pareja. – Es una pena que no podamos dejar que continuéis vuestra charla porque necesitamos al caballero. – Señaló con su dedo índice al rubio mientras Jirobo se adelantaba.

– ¿QUÉ CREEÍS QUE HACEÍS?. – Gritó Shion con enfado soltando las manos de Naruto. – ¡ESTO ES UN TEMPLO! ¡SE TIENE QUE MOTRAR RESPETO Y CULTO A KAMI-SAMA!. – Gritó la rubia sacerdotisa mirando con el entrecejo fruncido al grupo de desconocidos que apareció ridiculizando sus disculpas. – ¡ABANDONADLO INMEDIATAMENTE!. – Ordenó señalando la salida.

Rieron todos los Hebi ante la orden de la mujer.

– ¡MALDITOS!. – Volvió a gritar Shion avergonzada por las risas y abalanzándose hacia ellos por sentirse humillada.

– ¡No, Shion!. – Exclamó el de ojos azules pero ya era demasiado tarde porque la rubia fue lanzada por los aires de un solo puñetazo de Jirobo.

Naruto corrió hasta donde había caído la mujer de ojos lilas, percatándose que se quejaba de dolor por el golpe y con un pequeño hilillo de sangre escurriendo de su boca. Sin duda alguna, el gordo la había golpeado en el estómago y Shion tendría suerte si sus huesos no estaban roto.

– Maldito herculiano*. – Masculló el Uzumaki mirando a Jirobo con furia y dispuesto a enfrentarse.

Antes de que alguno de los Hebi pudiera hacer un comentario jocoso, una voz de tonalidad dulce llamó la atención de los presentes.

– ¡Vaya! Así que ese sujeto es el hombre zorro. – Comentó como si tal cosa una adolescente de nácarados ojos señalando a Naruto. – Ahora comprendo él por qué de ese nombre. Realmente, parece uno de esos animalejos. – Añadió antes de reir  sin importarle lo que estaba ocurriendo o el riesgo que se tenía al estar en ese lugar y momento.

– Hanabi, ¿qué ocurrió con tu educación?. – Reprendió su primo con falsa molestia junto a Hinata, quien miraba al grupo de Hebi.

– Hyuuga. – Arrastró las palabras Karin entrecerrando sus ojos con desconfianza.

– Si nos disculpas, venimos por el kitsune. – Anunció Hinata con un leve sonrojo en las mejillas cuando llamó al desconocido rubio, zorro, en voz alta.

– ¡NO OS DEJAREMOS QUE LO HAGAÍS!. – Gritó la pelirroja  poniendo sus manos en la cadera. – Él es nuestro.

– Eso lo veremos. – Dijó el de cabello largo y castaño Hyuuga tomando posición de ataque junto a sus primas.

La batalla comenzó en donde las patadas, puñetazos, agilidad, saltos y velocidad combinados con los poderes sobrenaturales de los contrincantes en busca de obtener su objetivo eran constantes en la pelea pero su combate fue interrumpido con la llegada de los monjes del templo al lugar.

La mujer de ojos escarlata giró su cabeza en busca del de ojos azules pero ya no se encontraba ahí, sólo estaba la sacerdotisa siendo ayudada por dos monjes.

– ¡RETIRADA!. – Vociferó huyendo del lugar seguida de sus compañeros.

+_+_+_End flash back +_+_+_

– Cuando llegamos a la habitación donde estaba Kimimaru junto a esos gemelos estúpidos, solo pudimos salir de ahí a toda prisa y ya no estaba ni la mocosa ni el hombre que la acompaña. – Terminó su relato la mujer de lentes.

…Calles de Konoha…

Hacía algunas horas que la noche había caído sobre Konoha y la gente continuaba transitando las calles y saliendo o entrando en los establecimientos que aun continuaban abiertos.

Naruto salía de uno de los tantos bares que había en esa calle que se encontraba, donde había entrado cuando sus pies se cansaron de caminar sin rumbo fijo hasta llegar ahí, un negocio de aspecto retrograda, que no era particularmente atrayente y destacaba con los brillantes establecimientos de su alrededor, pero que gritaba ser el mejor sitio de la zona si buscabas alcohol, placer y entretenimiento.

El rubio entró en el local con el único objetivo de emborracharse, de poder despejar su cabeza abrumada por todo lo sucedido, ya que sentía que no había podido asimilar todo lo ocurrido recientemente, debido a lo rápido que ha pasado todo, y en especial, las palabras de Sasuke, ocasionando que apareciera el miedo y la preocupación en él.

Naruto simplemente necesitaba un momento de paz, de  relajación, en donde toda esa alocada persecución cesase. En donde los rastreadores, los mafiosos de Hebis o el clan de los Hyuuga no estuviesen tras su pellejo.

Necesitaba un momento, en el que volviera a estar todo como en un principio, él y su novio conviviendo en armonía, sin preocuparse al 100% de su supervivencia o de saber que no pasaría nada entre ellos.

Era por esos inconvenientes, los que debía afrontar día tras día por ser una de las pocas personas que nacieron con un don, por lo que el Uzumaki deseaba ser un humano más del montón, sin la preocupación ni responsabilidad que suponía tener un poder.

Naruto deseaba ser alguien normal, sin un poder especial y dejar de huir sin el temor de que tu ser amado desaparezca sin más. Sin el miedo de ser atacado en cualquier momento y la constante búsqueda de un refugió en el que poder dormir con tranquilidad o temer que en algún momento desaparecerás para siempre, ya sea porque has sido asesinado o porque termines como cobaya humana de CING.

Ahora, que Sasuke le había dicho todo aquello, su mundo volvió a dar un giro completo y la posibilidad de que estuviese en estado, lo habían bloqueado y aterrado. Ellos no podían ser padres de un ser que tenía todas las cartas para nacer con un don, un inocente que tendría saber desde el instante que viniera al mundo el que no tendría ni un solo segundo de normalidad y Naruto no lo deseaba. No quería que un niño o una niña tenga que pasar por todo aquello que él ha vivido pero sobretodo, porque él no deseaba presenciar como un hijo o una hija suyo, tuviese que vivir toda su existencia como lo hacia la gente que nacía con un don y la preocupación de que el peligro asecha en cada esquina. Incluso, el riesgo podría presentarse mientras dormía, era algo demasiado inquietante.

También, estaba el sentimiento de haberse convertido horas atrás en un maldito cobarde, cuando el Uchiha le había confesado la verdad, salió corriendo y gritándole mentiroso cuando se suponía quedarse ahí, consolarlo y calmarlo pero había salido corriendo para acabar refugiándose en el alcohol, evitando afrontar la situación o aceptar sus propias consecuencias como se debía pero ¿qué podía hacer en ese momento en el que la vida se había tornado más fuerte que él?.

Después de sus tormentoso torbellino de frustraciones, donde había una multitud de preguntas incapaz de de responder por sí mismo, Naruto lo había decidido, porque era vergonzoso lo hecho y tenía que regresar, estar al lado de su pareja, quien en esos momentos lo necesitaba más que nunca.

Naruto volvía a la casa de la mujer de cabello rosa para afrontar esa prueba con su novio y confirmarle lo imbécil que era. Tenía su apoyo para criar al ser que crecía en su vientre y afrontar todas sus responsabilidades como padre de la criatura. Incluso, pensaba suplicarle hasta que lo perdonara por su reprobatorio comportamiento pero, simplemente, no podía dejar las cosas así.

Todos los pensamientos y planes de Naruto fueron interrumpidos por un gruñido que le llamó la atención al pasar cerca de una oscura callejuela.

La curiosidad hizo que el de ojos azules se dirigiera en busca del ser que hacia semejante sonido.

Cuanto más se acercaba podía ver la forma de quien gruñía. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, logró distinguir la silueta de una persona acurrucada y la posibilidad que se tratara de un vagabundo pasó por su cabeza pero notó que sus ropas no pertenecían a uno, lo que le incitó a continuar, acercándose un poco más al individuo.

Sus ojos azules se abrieron al máximo cuando reconoció a la persona que estaba acorrucada en aquel portal emitiendo adoloridos gemidos y temblando.

– ¿S-Sai…? – Preguntó en voz baja el Uzumaki completamente sorprendido y dudando de que fuese él.

…Sótano del casino Tres Lunas ~ Konoha…

Todo el grupo estaba reunido nuevamente.

– Al parecer toda la información es la misma. – Dijo Kakuzu escuchando a su lado a Hidan rezarle a su dios en voz baja después de haber visto toda la información.

– Entonces… ¿es cierto lo qué ese muchacho nos decía?. – Preguntó exaltado Deidara mirando a su líder.

– No se excite Deidara - sempai. Tobi está aquí para calmarlo porque Tobi es un buen chico. – Gritó el enmascarado abrazando al rubio por la cintura y frotando su cabeza entre el cuello y el hombro del rubio que intentaba apartar de él al enmascarado.

– Así es. – Afirmaba Pain viendo como el rubio golpeaba a Tobi, una vez que logró apartarlo de él.

– Solo espero que no se demore mucho en volverse a poner en contacto con nosotros. – Habló Kisame que también disfrutaba de la escena del rubio y el tonto del grupo.

…Casa de Sakura ~ Konoha…

La mujer de cabello rosa subió al cuarto de invitados, donde el Uchiha estaba y donde la dueña de la casa había salido hace rato.

Sakura tocó tres veces la puerta pero no recibió respuesta alguna de su amigo, por lo que abrió la puerta para comprobar el estado de Sasuke.

Uchiha se encontraba recostado de lado en la cama, siendo que la mujer de cabellos rosas solo podía ver su espalda, con un suspiró se adentró a la habitación.

– Sasuke, ¿por qué no bajas y comes algo?. – Pidió Sakura viendo la bandeja que le había llevado al mediodía, cuando ocurrió la desagradable discusión con Naruto, con todos los alimentos intactos. – Eso te repondrá y ahora es importante que comas un poco. Recuerda que una criatura está creciendo en tu vientre. – Intentó convencer al moreno.

Sasuke no respondió, a pesar de estar despierto y saber que lo que decía la dueña de la casa en la que se encontraba era cierto, no le apetecía mirar a su amiga a la cara y mucho menos tener que hablar para explicarle que había perdido el apetito. Sencillamente, no tenía fuerzas para nada en ese momento porque su mente solo pensaba en cierto rubio de ojos azules junto a la desastrosa conversación que tuvieron, la cual se estaba repitiendo constantemente en sus pensamientos.

– Me llevaré la bandeja pero traeré otra si en un rato no bajas para comer un poco. – Afirmó la anfitriona. – Y… por favor, piensa en tu estado, él o ella necesita de ti, de que te alimentes. – Habló con preocupación la sanadora antes de marcharse y cerrar la puerta de la habitación.

Sakura estaba bajando la escalera con la bandeja en la mano y podía escuchar a su hija hablando con Moegi que veían la televisión. Sabía que su esposo se encontraba en la cocina terminando de fregar los platos por el sonido del agua que provenía de allí.

Todo parecía estar bien con ellos y aunque la actitud de Sasuke era preocupante, no parecía que nada fuera a cambiar ese momento de extraña calma pero está fue destrozada antes de poder ser apreciada en su totalidad cuando la puerta de la casa fue aporreada.

Las niñas dejaron su conversación y, tal parecía que fue el mismo instante que su esposo terminó de fregar los utensilios de cocina sucios porque ya el agua no se escuchaba correr.

El enorme hombre salió de la cocina secándose las manos con una tela que terminó poniendo en uno de sus amplios hombros y la mujer de cabellos rosas dejó la bandeja con rapidez sobre la mesa de la cocina. Sakura pudo escuchar como la puerta de su casa era aporreada, una y otra vez.

– Sakura. – La llamó su marido para señalar a su hija que miraba desde la sala donde veía la televisión y al igual que el resto de los ocupantes de aquel pequeño hogar, estaba mirando hacia la puerta principal de la vivienda.

La mujer no tenía que preguntar el por qué  su cónyuge la llamó, Sakura se apresuró en acercarse a Aya y cogerla en sus brazos.

La niña se aferró a la camisa de su  cuerpo, asustada por aquellos fuertes y violentos golpes a la puerta de la casa.

Cuando el hombre de la casa comprobó que su hija y esposa estaban juntas, en un lugar donde podían huir si era necesario, Juugo abrió la puerta con todos sus sentidos alerta a que posiblemente fueran enemigos pero se encontró con un hombre rubio de estatura promedia con la respiración agitada.

Juugo intuyó que aquel individuo debía de tratarse de alguien que buscaba su ayuda pero no se percató hasta que vio a su acompañante que esa ayuda era para su compañero y no para el propio rubio.

El de cabello naranja levantó una ceja ante la escena que presentaba esos dos desconocidos.

– ¡SAKURA!. – Gritó provocando que Juugo frunciera el ceño con molestia ante la confianza con la que llamó a su pareja.

– ¡NARUTO!. – Gritó sorprendida Moegi desde el interior de la casa al reconocer la voz de de ojos azules.

Sakura reaccionó ante los gritos emocionado de la adolescente y dejo a su pequeña hija en el suelo, liberando toda la tensión acumulada por el desconcierto de quien llamaba a su puerta, para acercarse presurosa a la entrada visualizando lo mismo que su marido.

– Amor, déjalo entrar. Lo conozco. – Le pidió a su esposo, ya que no era ninguna novedad para el gran hombre que ayudaba en la curación de heridas de personas con don. Sakura no reprimió su molestia cuando miró al Uzumaki para, después, observar al desconocido que el rubio cargaba a su espalda. – ¿Quién es?. – Inquirió la mujer de ojos verdes.

– ¿Puedo pasar?, se encuentra muy mal. – Solicitó Naruto para ver como la mujer asentía, comprendiendo que la entrada de la casa no era el mejor lugar para hablar ni permanecer demasiado tiempo con alguien en ese estado.

Naruto entró y se tomó la confianza de recostar a Sai sobre el sofá de la sala observado todos sus movimientos por los dueños de la casa.

– ¿Quién es?. – Repitió la pregunta Sakura.

– Se llama Sai. – Reveló para mirar a la mujer. – ¿Puedes ayudarlo?. – Le pidió Naruto. – Lo encontré así y no sé lo que le ha ocurrido. – Explicó ante la mirada acusadora de la de cabellos rosas.

– Llévate a Aya a su habitación. – Ordenó la mujer a su esposo que sin protestar acató la orden de su mujer. – Parece que abusas de la confianza, ¿verdad?. – Afirmó acercándose al moreno recostado sobre su sofá. – Ayudaré a tú amigo pero con una sola condición. – Indicó mientras se cruzaba de brazos.

Naruto asintió con la cabeza.

– Antes que nada, quiero que sepas que eres un completo idiota por lo de esta mañana. – Acusó con furia. – Y si fuese por mí, no volverías a acercar a Sasuke en lo que te queda de vida pero, aunque detesto admitirlo, él te necesita. – Tomó un poco de aire antes de continuar. – Solo quiero que subas ahí arriba y lo convenzas para que se alimente aunque después desaparezcas junto a este tipo. Me da exactamente igual lo inmaduro que seas como para no sentirte responsable del estado de mi amigo o de si has estado jugando con él pero él se arriesgó por ti cuando fue en tu busca al Templo del Fuego, es hora de devolverle el favor para que no haga algo de lo que se arrepentirá el resto de su vida. – Terminó con desdén en su voz la de ojos verdes.

Naruto bajo su mirada arrepentida porque él sabía lo imbécil que fue al comportarse de esa manera con el moreno porque aquella confesión solo lo venció y no sabía cómo reaccionar o comportarse ante la magnitud de la noticia después de todo lo ocurrido.

– No tienes que preocuparte por eso. – Naruto apretó sus puños con fuerza. – Se mejor que nadie que he sido un estúpido. – Aclaró con dolor en su voz.

Sakura sonrió al comprender que el rubio decía la verdad y sólo necesitaba tiempo para reflexionar después de toda esa información.

– Entonces a que esperas, sube y habla con él porque no es a mí a quien tienes que disculparte por comportarte como un patán. – Animó la mujer de cabellos rosas al hombre frente a ella. – Y no te preocupes, ya te he dado mi palabra de que ayudaré a tu amigo aunque no creas que mi casa es un hospital para estar trayendo a todos tus conocidos heridos de esta manera.

Naruto volvió a asentir y abandonó la acogedora sala mientras tanto, Sakura concentró su atención en el chico que tenía que ayudar, viendo por el rabillo de sus ojos a Moegi que se acercaba a donde estaba ella de forma cautelosa y con el rostro más pálido de lo usual.

Naruto subió la escalera corriendo hacia la habitación en la que había dejado al Uchiha con los nervios a flor de piel porque no tenía ni la más mínima idea de cómo comenzar la conversación o si tendría oportunidad de explicarse, ya que la reacción que podría tomar Sasuke era un enigma para el rubio en esos momentos.

Antes de darse cuenta, Naruto ya se encontraba frente a la puerta blanca del cuarto donde sabía estaba su novio. El rubio intentó calmar su ansiedad para luego, dar unos suaves golpecitos en la puerta pero no hubo respuesta alguna de su interior, por lo que decidió abrir la puerta con lentitud en espera de escuchar la voz del Uchiha pero al no oir nada, introdujo su cabeza al interior de la habitación donde solo pudo ver un bulto en la cama que podía intuir que se trataba de Sasuke.

Naruto terminó de adentrarse a la alcoba y cerró la puerta tras de sí. Caminó hasta la cama y acarició la cabeza sintiendo como aquel cuerpo reaccionaba a su tacto porque el moreno no estaba dormido.

El rubio sonrió y se recostó en el lecho, abrazando a Sasuke por la espalda olisqueando la agradable fragancia de aquel hermoso pelo oscuro, consiguiendo apaciguar sus nervios ante la inmovilidad del Uchiha.

– Sasuke… yo… lo siento. – Se disculpó apretando al chico a su cuerpo y al no recibir respuesta prosiguió. – Sé que he sido un completo idiota al reaccionar de ese modo y que estas en todo tu derecho de estar enfadado conmigo. – Uzumaki sentía un gran nudo en la garganta por lo que tuvo que tragar saliva para aclarar su voz. – Sasuke, yo te amo. Quiero que sepas que eres lo más grande que hay en mi vida y no te imaginas como me duele el haberte lastimado de esa manera. – El chico de ojos azules no pudo contener que su voz saliera rescrebrajada a pesar de sus intentos de aclarar su garganta. – Sé que no tengo derecho de estar así, contigo y que lo mejor sería que despareciera de tu vida pero antes quiero que estés seguro de que estoy muy arrepentido por lo ocurrido en la mañana y sobre todo, de que te amo con toda mi vida. Os amo a los dos. – Terminó sintiendo como lágrimas traicioneras abandonaron sus ojos y sintiendo como su corazón se encogía de dolor mientras tamborileaba con fuerza en su pecho.

Había pasado unos minutos pero al no recibir respuesta alguna del Uchiha, Naruto deshizo el abrazo, besando la cabeza de hebras negras antes de ponerse de pie.

Uzumaki había acogido aquel silencio como un “fuera de mi vida” de parte del elemental y lo entendía porque él era el responsable de haber arruinado su relación con el Uchiha.

– Sasu…ke, Sakura me ha pedido antes de que subiera que comieras algo aunque no te apetezcas, al menos, hazlo por nuestro hijo. – Se sorbió la nariz antes de darse la vuelta. – Adiós, Sasuke y cuidaos mucho. – Se despidió con una fuerte opresión en su pecho sintiéndose incapaz de poder solucionar las cosas en ese preciso instante.

Cuando iba a dar un paso para salir de aquel cuarto sintió como era abrazado por la espalda.

– Idiota…– Susurró la voz del Uchiha a su espalda. –¿Así piensas solucionar lo ocurrido?. ¿Así crees qué conseguirás que te perdone?, ¿dónde está el hombre que luchó para conseguir mi corazón? ¿¡Dónde está!?.– Casi gritó Sasuke apretando el abrazo. – Yo también te amo, tonto. – Declaró en voz baja casi imperceptible para Naruto.

– Sasuke. – Susurró el Uzumaki. – ¿Eso… quiere decir que…?

– Sé que debería darte una patada en el culo por lo de esta mañana. – Interrumpió a su compañero. – Pero por alguna estúpida razón yo no… no puedo estar sin ti, no ahora. – Afirmó el Uchiha. – Quiero demasiado a un tonto como para votar mi dignidad y orgullo a la basura, si de esta manera logro que continúes a mi lado. – Decía apretando su frente en la amplia espalda del Uzumaki. – Yo…lo siento. Debí decirte de un principio lo que sufría de una mutación.

Naruto se dio la vuelta y no pudo evitar sonreír un poco, al darse cuenta que ambos estaban llorando por las mismas emociones.

– Tú no tienes nada por lo que disculparte. – Sentenció el de ojos azules abrazando al chico que enterró su cabeza en su hombro. – Solo no volvamos a ocultarnos nada. – Pidió en un mormullo sintiendo como el moreno asentía en su hombro.

Uzumaki deshizo el abrazo lentamente, separándose un poco de su pareja y limpió en una caricia las saladas gotas que resbalaban por las pálidas mejillas de su compañero. Después levantó aquel pálido rostro por el mentón con delicadeza para mirarse a los ojos con todos aquellos sentimientos removiéndose en su interior y, los dos, sonrieron con timidez, como una pareja de adolescentes frente a su primer amor que teme sonrojarse a causa de sus sentimientos, antes de fundirse en un tierno y necesitado beso.

Naruto deslizó sus manos a la cintura de su pareja sintiendo como Sasuke apretaba la tela de su jersey. Sus bocas se abrieron para que sus lenguas pudiesen saludarse y bailar una húmeda danza.

Alguna que otra gotita salada se internaba en sus bocas que saborearon con gusto hasta que, finalmente, el beso tuvo que terminar por la falta de oxigeno, pues habían olvidado como respirar mientras el cálido contacto de sus bocas.

Ambos volvieron a mirarse a los ojos con la respiración agitada para llenar sus pulmones de aire mientras se formaba una sonrisa en los labios contrarios y volver a reclamar la boca contraria en un nuevo beso más dulce que el anterior pero, también, más corto.

Los dos chicos estaban abrazados cerca de la cama cuando el estómago de Sasuke rugió de hambre. Naruto rió un poco por la inoportuna interrupción pero demasiado feliz como para picotear los labios de su amante con los suyos.

– ¡Vamos! Tienes que comer algo. – Le dijo al moreno.

– Es nuestro hijo el que tiene hambre no yo. – Se excusó con un leve sonrojo.

Pero cuando dieron un paso para salir de la habitación, el estómago de Naruto también protestó de hambre, recordándole que no había probado bocado alguno aunque si había bebido algo de alcohol.

– Opino que tú también deberías comer. – Las palabras de Sasuke que si intentaron ser mordaces o dichas en venganza por su lo ocurrido solo quedaron disueltas como un chiste para el rubio. – Y darte una ducha, apestas a alcohol. – Añadió el Uchiha llevandose una mano a su nariz, en el leve intento de bloquear el olor que desprendía su compañero.

Naruto tan solo volvió a reir para besar la mejilla de Sasuke antes de salir de aquel cuarto acompañado de su novio, en dirección a la cocina de la casa de la mujer de cabellos rosas para conseguir algo de comer. Luego, le pediría a la dueña de la morada que le dejara darse un buen baño para quitarse ese olor a bebida.


Aclaración de  los términos:

* Herculiano: Se trata de las personas con enorme fuerza capaces de levantar tres veces sus peso. Esta palabreja la he creado del nombre de Hércules (Antes que nada herculiano es una palabra inventada y no existe en los diccionarios. Por lo menos yo no la he encontrado.). Para aquellos que no conozcan la historia de Hércules (o en su defecto no han visto las películas hecha de este personaje incluyendo la de Disney o algunas de las múltiples series que ha hecho) cabe destacar que era un  especie de superhombre, cuyo poder era la fuerza con la que derrotó innumerables enemigos. Aquí podréis saber más sobre este personaje  en Wikipedia

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