-Explicaciones.-
…En un local con aspecto abandonado ~ Este
de Konoha…
Haku
caminaba llevando a un Zabusa medio inconsciente y herido que consiguió poner
en pie en busca de un lugar para descansar y donde poder curar esas heridas a
su compañero.
Haku dejó
a Zabusa en el suelo antes de entrar en un restaurante de aspecto abandonado y
al cabo de unos minutos, salió en busca del hombre que dejó apoyado contra la
pared del edificio.
El de
cabello largo venía acompañado de un hombre de pelo negro y gafas oscuras.
–
Ebizu, cógelo por el brazo izquierdo mientras yo lo llevo por el brazo derecho.
– Ordenó Haku antes de volver a mover a Zabusa.
Ebizu
asintió con la cabeza y ayudó a levantar a Zabusa para después entrar al
recinto.
…Calles de Konoha…
Ya había
anochecido y Sai caminaba con prisa por las calles, hacía horas que había
dejado atrás a esos gemelos gracias a su poder.
El moreno
entró a la oscuridad de un callejón, ocultándose de las curiosas miradas de los
transeúntes y no era para menos, estaba en un estado lamentable, con golpes en
el rostro, además, de que sus ropas se encontraban sucias.
El de ojo
ónix se apoyó a una de las paredes, del poco iluminado, callejón. Suspiró
fatigado mientras levantaba una de sus manos para con dos de sus dedos tocar
sus labios notando la herida en ellos. Sai hizo una mueca de disgusto al
percibir la fina cicatriz y se dio la vuelta, apoyando su frente sobre la fría
pared.
– Y
yo, que quería verte. – Murmuró para él mientras apretaba los puños.
…Templo del Fuego ~ Konoha…
Naruto
había pedido una habitación a Shion para que Sasuke descansase, después de que
aquella mujer de pelo rosa utilizara su poder en el Uchiha y Moegi para
sanarlos.
Naruto,
ahora se encontraba ahí, con su novio descansando en un futón, escuchando a Shion
discutiendo con la mujer de ojos verdes sin importarle el escándalo que hacían,
por lo que Naruto sostenía a Sasuke de la mano, quien estaba recostado en el
futón, y Moegi abrazada a él llorando a lágrima viva contándole algo que no
lograba entender debido al sollozo. Por suerte, los monjes se habían marchado y
Naruto no estaba seguro de aguantar a alguien más creando alboroto.
El
Uzumaki sentía que le estaba entrando dolor de cabeza con tanto grito por lo
que en un acto inconsciente, se llevó su mano derecha a la cabeza para frotarse
con hastío mientras fruncía el ceño y los ojos cerrados fuertemente, creando
millones de arruga en sus parpados que no dejaba de indicar su molestia.
–¡CALLAOS!.
– Gritó el de ojos azules logrando el mutismo y la atención de todas las
mujeres que se encontraban en la habitación.
Moegi
dejó de lloriquear y deshizo el abrazo para retirase un poco atemorizada por el
grito que dio el marcas en las mejillas.
El
rubio suspiró con cansancio e irritación.
– Quiero
qué me expliquéis ¿qué está ocurriendo? y ¿qué pasó con Sasuke?. – Pidió con
severidad acariciando el cabello color petróleo con delicadeza. – Y hacer el
favor de no estar gritando de nuevo, no estoy de humor para aguantar vuestras
tonterías. – Terminó mirando fieramente a las presentes.
Todas
las féminas tragaron saliva con
brusquedad al sentir aquella fiera mirada que despertaba su alerta de que el
rubio podía ser peligroso si necesitaba de ello.
–
Bueno…¿Y quién empieza?. – Preguntó mirando a las mujeres tomando asiento cerca
del futón en el que estaba su novio. – ¿Nadie?. – Continuó y clavó sus azules
iris en la mujer de pelo rosa. – ¿Qué tal si nos presentamos? Yo soy Naruto ¿y
tú eres?.
– Me
llamo Sakura y soy amiga de Sasuke. Además, de sanadora como has podido ver. –
Se presentó la de ojos verdes.
– Bien,
ya veo que conoces a Moegi. – Afirmó mirando a la adolescente que asintió. –
Ella es…
– Soy
Shion, la suprema sacerdotisa del Templo del Fuego, es decir, en donde os
encontráis en este momento. – Interrumpió al Uzumaki presentándose a las dos
chicas, poniendo sus brazos en jarra y mirando con superioridad a las otras dos
chicas. – Los monjes fuimos quienes te encontramos, Naruto y he estado
manteniéndote con vida. – Luego miró a las mujeres. – Hace bastante tiempo que
conozco a Naruto, él nos ayudó en el pasado y el templo lo ayuda a él. –
Comentó como si fuera un saber general.
Naruto
volvió a suspirar con fastidió.
– Bien,
ahora ¿me queréis decir que ha pasado?. – Cuestionó nuevamente.
– Ella
nos atacó. – Señaló velozmente Moegi apuntando a la rubia.
– Eso
no es del todo cierto. – Se intentó defender la de ojos lilas.
– ¡Por
supuesto que lo es!. – Apoyó Sakura a la de cabello naranja. – Sasuke, Moegi y
yo vinimos al templo para buscarte. – Miró a Naruto. – Y cuando por fin te
encontramos, ella apareció gritando con un aspecto que asustaba y nos atacó sin
siquiera escucharnos. – Terminó señalando con su dedo índice a Shion cuando
dijo la palabra “ella”.
Uzumaki
miró a la sacerdotisa con elevando una de sus cejas con incredulidad.
– ¡Las
cosas no sucedieron así!. – Volvió a afirmar la sacerdotisa. – Yo volvía a la
sala para ver cómo te encontrabas y si era necesario que volviera a usar mi
poder en ti. – Miró con ojos afligidos al de marquitas en el rostro. – Y me los
encontré a tu alrededor de una forma sospechosa y pensé que querían hacerte
daño. Por eso, les pregunté que quienes eran pero no me respondieron. Entonces,
comenzó la pelea. – Argumentó ocultando sus ojos con el flequillo al bajar su
cabeza para mirar algún punto del suelo.
– ¡MENTIRA!.
– Gritó la adolescente. – Te estábamos diciendo que no éramos enemigos pero aun
así, no nos escuchaste y te lanzaste hacia nosotros. – Reveló apretando sus
puños y golpeando el suelo con los pies a modo de rabieta para acentuar sus
palabras.
Shion
iba contestar cuando Naruto se adelantó.
– ¡A
ver si me he enterado bien de todo este lío!, porque me da la impresión de que
el enfrentamiento solo fue una ¿equivocación?. – Pasó una mano por su dorado
cabello y continuó hablando con
irritación en su voz. – Ustedes y mi novio…
– ¿¡Novio!?.
– Lo cortó Shion completamente sorprendida para girar sus ojos al chico que
estaba dormitando en el futón.
– Si
al final parece que no fui la única que se sorprende por el hecho. – Murmuró Moegi
intentando que nadie pudiera escuhcarla, siendo un comentario para ella misma,
pero que también fue perceptible para la de cabello rosa que sonrió divertida.
– La
verdad, es que yo también me sorprendí de que se tratará de su pareja, nunca
imaginé que a Sasuke le gustasen ese tipo de hombre. – Le dijo al oído
señalando al de ojos azules.
– Sí, no
tiene nada de extraño que seamos pareja. – Afirmó Naruto mirando a Sakura decirle algo a la adolescente que no pudo
escuchar. – Como iba diciendo. – Se pasó una mano por la cabeza peinando su
pelo dorado con sus dedos. – Ustedes y Sasuke, vinieron al templo en mi busca
con la intención de ayudarme. – Recitó señalando a la de cabello rosa y a la
adolescente. Viendo como la de ojos jades y
Moegi asentían con la cabeza.
– Y
cuando por fin encontraron la habitación en la que estaba, apareció Shion. –
Las chicas volvieron a asentir mirando a la rubia que arrugó el entrecejo
molesta. – Después de unas palabras en la que intentabais decir quienes erais,
empezó un enfrentamiento por…¿mi causa?. – Naruto terminó señalándose a él
mismo con incredulidad y ante lo absurdo que parecía haber ocasionado todo.
–
Prácticamente…sí, eso es lo que ocurrió. – Respondió Moegi con las mejillas
coloreadas de un sube rosa.
Cuando
Shion escuchó eso, dio la charla por finalizada, así que se dirigió a la puerta
corredera de papel con enfado debido a la conclusión a la que había llegado el de
ojos azules en la que no parecía estimarse, el que ella lo había salvado de la
muerte en primer lugar.
–
Podéis quedaros aquí a descansar. – Comunicó antes de abandonar la habitación y
cerrar la puerta tras ella fuertemente.
–
Bueno, yo tengo que irme a casa o mi esposo se preocupará. Moegi ven a
visitarme cuando quieras y dile a Sasuke que me llamé cuando despierte.
¡Adiós!– Informó Sakura para al igual que Shion, salir de allí.
Había
quedado un silencio un tanto incómodo que fue roto después de unos minutos.
– ¿Y
cómo os enterasteis de que me encontraba aquí?. – Preguntó el rubio al darse
cuenta que ese dato no se los habían dicho.
–
Bueno… yo te vi. – Anunció la adolescente apretando con sus manos la correa de
su inseparable bolso.
– ¿Me
viste?. – Preguntó Naruto.
– Mi
poder es el de ver el futuro, aunque no es seguro y confiable al cien por
ciento, porque este siempre puede cambiar, dependiendo de lo que hagamos en el
presente o las decisiones que se tomen. – Le contó con un pequeño sonrojo en
sus carrillos.
– Así
que eres una vidente. – Confirmó el de ojos azules viendo como Moegi asentía
con la cabeza. – No es de extrañar, eres nieta de Tsunade, la gran oráculo. –
Comentó como si tal cosa. – Bien pequeña vidente, ahora quiero que me digas ¿para
qué necesitas mi ayuda y el por qué nos atacaron los Hebi?, porque dudo mucho
haber hecho algo para llamar su atención
y tengo la impresión de que tú lo sabes. – Argumentó con seriedad.
La
adolescente abrió con sorpresa los ojos para mirar al rubio y suspirar. Había
llegado el momento de tener que contarle a Naruto la verdad.
– Ya
te he dicho con anterioridad que mi abuela ha sido capturada por Raíz. – Le
recordó la adolescente con sus ojos fijos en los contrarios. – No es la primera
vez que la capturan como sabrás. Al fin y al cabo, es conocida por ser una de
los pocos oráculos vivientes que existen. – Informó viendo como el rubio
asentía para que continuase. – Yo he tenido visiones de un chico de pelo negro
que está unido a mi abuela y también a ti. Evidentemente, no es Sasuke. – Tragó
un poco de saliva. – Por alguna razón las visiones que tengo de él son muy confusas
y borrosas. – Volvió a detenerse para arrugar un poco el ceño. – Lo único que
sé, es que a pesar de que el futuro de ese chico cambia a cada decisión que
toma siempre apareces tú y yo. Solo sé que ese chico tiene algo importante en
su poder. Algo que quiere Raíz y también es el punto donde mi abuela aparece…
aunque algunas veces es para enfrentarse a nosotros y otras para ayudarnos.
Eso… no está claro debido a los continuos cambios que parece decidir en su vida.
– Eso
no es todo, ¿cierto?. – Habló mirándola con los ojos entrecerrados.
Moegi
negó con su cabeza.
– Al
final… al final… sin importar que mi abuela esté de nuestro lado o como enemiga
de nosotros, se repite la visión de la muerte. – Confesó comenzando a derramar
lágrimas. – No hay ninguna diferente… en todas acabamos muertos de alguna
manera…Todos los que nos cruzamos… en el camino de ese chico, encontraremos… la
muerte.
Naruto
abrió los ojos y giró su rostro con preocupación al futón donde se encontró
unos ojos negros completamente húmedos.
–¡Sasuke!.
– Consiguió pronunciar sintiendo como el de ojos negros enredaba sus brazos en
su cuello para darle un fugaz beso.
–
¿Cuánto hace que estas despierto?. – Preguntó la chica con incomodida y
asustada de sus propias palabras.
– Lo
suficiente como para escuchar que ese hombre al que quieres que busque Naruto, os
traerá la muerte. – Reveló apoyando su frente en el pecho del rubio. – Naruto,
no lo hagas si tú mueres, yo…
– Eso
es imposible. – Se adelantó la de cabello naranja antes de que el rubio dijese
algo. Al mismo tiempo, se limpiaba con brusquedad su cara. – En todas mis
visiones sus caminos se encuentran y en todas acabamos de la misma forma.
Uchiha
no quería oír a la adolescente con sus malos augurios, apretó la camisa de
Naruto con fuerza hasta que sintió como los protectores brazos de su pareja se
enredaban en él y comenzaban a acariciar su espalda con cariño, en un
inconsciente intento de tranquilizarlo.
– A mí
me da igual si muero pero… Sasuke, ¿qué ocurrirá con él? ¿Morirá también si te
ayudo?. – Aulló sujetando con fuerza al moreno envuelto en sus fuertes brazos.
Moegi
apartó su afligida mirada de la pareja compuesta por dos hombres frente a ella.
– No
lo sé. – Confesó la menor y aprovechó para sorber por su nariz. – No he podido
verlo en mis visiones. Por eso, me sorprendió tanto cuando lo vi en tu…quiero
decir, vuestra casa. – Se corrigió en su explicación cayendo sobre sus rodillas
en el suelo de vieja madera.
Esa no
fue la respuesta que el de ojos azules esperaba pero si podía hacer algo para
evitar ese destino y proteger a su moreno amante debía encontrarlo.
Uzumaki
no le importaba que él tuviese que morir, si con ello su novio continuaba vivo
pero sus pensamientos fueron interrumpidos por el chico que estaba aferrado a
él.
– Aun
si yo no muero será… como si lo estuviese. Naruto, si tu mueres…yo…. yo… –
Sasuke se abrazó al pecho del Uzumaki con fuerza y escondiendo su rostro en el
hueco del cuello y el hombro del rubio sin poder dejar de sollozar.
…Calles de Konoha ~ Sur de la ciudad…
Neji
conducía su preciado y caro automóvil de color beige e iba acompañado por sus
primas.
En el
asiento del copiloto iba su prima Hinata, observando unas hojas de papel, y en
el asiento trasero estaba Hanabi, mirando por la ventanilla sin interés alguno
el exterior.
– Dice
que se encontrará con un hombre zorro de pelaje dorado. – Informó lo escrito en
los papeles Hinata para luego mirar a su primo. – Y al final escribió “Llegará la oscuridad de una forma atroz para
todos los que estén a su alrededor porque a él lo sigue el monstruo de la
codicia.” – Leyó la última anotación con preocupación.
– ¿Se
refiere a la muerte?. –Preguntó Hanabi dirigiendo sus perlados ojos a los
asientos delanteros.
– Lo
más probable. – Afirmó Neji con el ceño fruncido y apretando el volante con
fuerza en señal de que eso no le gustaba nada.
Hinata
dio un pequeño respingo en el asiento, apretando los papeles que tenía en sus
manos al escuchar la confirmación de Neji ya que la posibilidad de que no se
cumpliera esa predicción era un porcentaje muy pequeño pero se tranquilizó un
poco cuando sintió la mano de Neji sobre su pierna.
– No
te preocupes, yo estaré allí y no dejaré que nada malo ocurra. – Afirmó asiendo
sonrojar a la mujer.
–
Ne…Neji, gracias.– Susurró poniendo su mano sobre la mano que reposaba sobre su
pierna.
El
conductor sonrió al sentir el cálido contacto.
– Por
favor, estoy delante. – Recordó Hanabi con el ceño fruncido mirando los mimos
que estaban dándose los mayores. – Y es más importante encontrar a ese hombre
zorro. – Finalizó con un suspiro de molestia.
– Eso
será mañana, ahora debemos descansar. – Habló Neji mirando a Hinata de forma
pícara con una sonrisa ladina en sus labios antes de retomar su atención a la
carretera por la que estaba conduciendo.
La mayor
de las hermanas desvió la mirada hacia la ventanilla con su cara completamente
roja por la descarada insinuación del único hombre que las acompañaba.
Hanabi
bufó con fastidio ante la escena amorosa que estaban protagonizando su primo y
su hermana, preguntándose el por qué tenía que soportar el estúpido espectáculo
de esos dos.
…Templo del Fuego ~ Konoha…
Estaba
amaneciendo, Naruto podía percibir con sus azules ojos los primeros rayos de
sol golpeaban la pared de la habitación en la que se encontraba ya que se
colaban por la cortina veneciana.
Cerró
los ojos acercando su rostro a aquella cabellera azabache, cuyo dueño aún
seguía durmiendo. El rubio sintió el cosquilleo de las suaves y finas hebras de
pelo en su nariz pero eso no le impidió el hundirse entre ellas para percibir
el delicioso aroma que desprendía aquel cuerpo acostado a su lado.
La
mano del rubio se movió hasta el plano estómago que comenzó a acariciar con
delicadeza de manera que parecía querer tranquilizar al dueño del cuerpo que
abrazaba y sonrió.
Naruto
se apegó más al cuerpo del moreno y deseó despertarlo a besos para degustar la boca contraria, demostrándole de esa manera como lo amaba pero no podía hacer algo así, en ese momento debido a lo bien que se veía durmiendo.
Naruto
no podía disfrutar de una placentera mañana con su novio por el simple
hecho, de que una adolescente de cabello naranja estaba durmiendo en el futón
de al lado y no le apetecía escuchar los gritos llamándolo pervertido por querer besar a su novio. Todo esto solo significaría que Sasuke se enojaría por semanas.
Naruto
suspiró derrotado, conocía demasiado al Uchiha como para ser consciente de que
era alguien con un fuerte carácter y podía sentir resentimiento por gastarle
una simple broma.
El de
ojos azules se levantó a regañadientes con desilusión y molestia por no poder cumplir ese deseo. Naruto dio un beso casto en la frente a su pareja
antes de salir de la habitación.
El
rubio se detuvo un instante parar mirar ambos futones y finalmente, cerró la
puerta para encaminarse al baño donde lo esperaba una buena ducha fría.
Moegi
se encontraba durmiendo con todo su pelo esparramado en la almohada y sus
brazos extendidos a lo ancho del futón con los puños cerrados que sobresalía
del lecho.
Sasuke
apenas y se había movido continuaba durmiendo de lado y sólo se le podía ver un
poco su cabello oscuro.
Apenas
y había pasado unos minutos cuando la puerta donde descansaban Sasuke y Moegi
fue abierta nuevamente.
–
Karin, aquí tampoco está. – Informó Jirobo al mismo tiempo que la pelirroja
metía su cabeza en la habitación para inspeccionarla, con sus propios ojos escarlatas,
el interior del cuarto en el que buscaban a alguien. – Solo hay una cría y un
tipo durmiendo.
La
pelirroja sonrió mirando a la adolescente y recordando que el moreno era el que
iba con el rubio al que buscaban y una sonrisa maliciosa apareciera en los
labios de Karin.
–
Estamos cerca, esos dos son los que se escaparon la última vez. – Señaló a los
ocupantes de la habitación mientras hablaba en un susurró para no despertar a
las dos personas que dormían ahí. – ¡Ukon, Sakon!. – Llamó a los gemelos que se
encontraba completamente golpeados y con algunos vendajes. – Quedaos aquí, si
ese rubio aparece intentad atraparlo sin matarlo. – Ordenó mirando
significativamente a la chica del sombrero.
Tayuya
simplemente agachó la cabeza.
– Yo
también me quedare, hermana. – Se ofreció Kimimaru adelantándose para entrar en
la habitación. – Si ese rubio aparece, me ocuparé de que estos dos no la
vuelvan a fastidiar. – Explicó antes de que su hermana pudiese formar la
pregunta por su ofrecimiento.
La
mujer de gafas asintió con la cabeza y continuó su camino dejando a los gemelos
y al de ojos verdes en el lugar, el trío entró rápidamente en la habitación.
Kimimaru
cerró la puerta una vez todos estaban dentro de la alcoba y caminó hasta la
cama donde estaba el moreno.
–
Chicos. – Llamó el de cabello largo a los gemelos. – En lo que esperamos ¿por
qué no nos divertimos?. – Habló con una sonrisa maliciosa.
Los
hermanos se miraron y sonrieron entendiendo a que se refería Kimimaru. Luego,
volvieron a mirar al hombre acuclillado que estaba oliendo el espeso pelo
azabache.
–
Primero, encarguémonos de la cría. – Ordenó levantando la vista para clavar sus
inexpresivos ojos verdes en la de los hermanos. – No quiero que moleste
mientras nos divertimos.
Los
gemelos volvieron a asentir mirando a Moegi que se había movido un poco en el
futón.
Kimimaru
se acercó al armario y sacó unas sabanas, las cuales rasgó. Rompió las telas
sin dificultad en varios y largos jirones y se las lanzó a Ukon.
Se
acercaron los tres a la chica de cabello naranja y la despertaron poniéndole
una mordaza en la boca, hecha con la frazada que anteriormente rompió, para
impedir que gritase y luego, atarla con un jirón de la sábana para impedir que
escupiese la mordaza.
Moegi
se revolvió intentando escapar de esos hombres, que en un principio no
reconoció hasta que un flash apareció por su mente, pero todos sus esfuerzos
fueron inútiles porque esos tres eran más fuertes que ella.
No
tardaron mucho en atarla y colocarle un trozo de tela en los ojos para que no
viese nada. A pesar, de que si podría escuchar todo lo que ocurría allí y
lágrimas empezaron a empapar la tela que cubría sus ojos.
Acto
seguido, los tres hombres se acercaron al otro futón con no muy buenas
intenciones.
Sasuke
se despertó al escuchar la tela siendo cortadas con brusquedad. Abrió sus
negros ojos sin moverse y vio a un desconocido frente a él que por sus ropas
dedujo que no era un monje. Sin duda, ese tipo era el que estaba haciendo el
ruido.
Antes
de que el desconocido se diese la vuelta escuchó algunos pasos a su espalda,
poniéndolo al corriente de que estaba acompañado.
Tenía
los ojos fuertemente cerrado oyendo los pasos alejarse un poco recordando con
horror que ahí también se encontraba Moegi y aunque no le agradaba la
adolescente, no quería que le ocurriera nada malo. Después de todo, Sasuke se
sentía agradecido con ella por llevarle al lado de Naruto. El corazón del
moreno dio un brinco de espanto, a sabiendas de que esas personas no eran
monjes del templo y podía deducir que no tenían buenas intenciones. Aunque la
adolescente no le agradara tenía que hacer algo para ayudarla y salir ambos
de la habitación lo antes posible.
También,
se percató de que Naruto no estaba a su lado y la pregunta de “¿dónde estaba en
un momento como ese?” pasó por su cabeza, pero eso sólo era algo de lo que poco
debía preocuparse en ese instante. Lo primordial era alejarse de esos sujetos.
Sasuke
intentó concentrarse para que su poder acudiera a él. Lo podía sentir
recorriendo su cuerpo con lentitud.
Escuchó
los pasos acercarse a donde estaba y como la cobija fue retirada con brusquedad
cuando llegaron. Una mano tocó su brazo y Sasuke soltó su poder dándole una
fuerte descarga eléctrica al dueño de la mano que osó tocarlo.
Ukon
salió despedido con la fuerte descarga eléctrica hacia atrás ante la atenta y
sorprendida mirada de su hermano y Kimimaru. El hombre de labios pintados quedó
inconsciente en el suelo debido a la fuerte descarga del Uchiha.
Sasuke
aprovechó la distracción de los otros dos para ponerse en pie, descubriendo a
Moegi en la esquina bajo la ventana
completamente atada y amordazada.
– Que
interesante. – Habló Kimimaru viendo como Sakon corrió hasta el moreno con
intenciones de golpearlo corriendo la misma suerte que su hermano al recibir
una patada electrizada en su estómago. – Muy pocas veces me he encontrado con
un elemental*. – Continuó mirando a los ojos escarlata con unas extrañas comas
en el moreno (el sharingan). – Pero de todos ellos jamás había visto a un
elemental eléctrico. – Dejó caer su camisa mostrando su cuerpo. – Creo que eso
me hace desearte aun más. – Opinó cubriendo su cuerpo por una capa blanca.
Sasuke
miraba al de cabello blanco con la respiración agitada.
– Y te
aseguro algo, yo obtengo lo que deseo al precio que sea. – Confesó apareciendo
de sus antebrazos unas largas cuchillas color marfil. – ¿Crees poder hacer
frente a un acorazado*?. – Preguntó con una maliciosa sonrisa levantando un
brazo y apuntando al Uchiha con su larga cuchilla y su dedo índice.
Sasuke
tragó saliva con dificultad. Estaba agotado, por alguna extraña razón se
encontraba cansado y tan solo había utilizado su poder dos veces. Era
consciente que ese tipo no sería un hueso duro de roer pero al menos debía
intentarlo.
Kimimaru
se preparó para el ataque pero el de ojos negros lo consiguió esquivar para
alejarse del de cabello blanco que clavó su brazo en una de las puertas del
armario.
Sasuke
intentó nuevamente acumular su poder, ya que había notado que no podría
utilizarlo como lo había hecho con anterioridad. Al parecer le llevaría algo de
tiempo para realizar un ataque eléctrico que pudiese afectar a ese sujeto que
volvió a abalanzarse sobre él, consiguiendo hacerle una cortada en la mejilla
debido a que el Uchiha no prestó atención a los inconscientes cuerpos en el
suelo, se cayó al piso al tropezar con el cuerpo de Sakon cuando esquivo el
ataque. Sin embargo, eso no hizo que dejara de acumular su poder en su
interior.
Kimimaru
se acercó pisando una de las manos del Uchiha con fuerza escuchando el pequeño
gritito de dolor del de trenzas.
–
¡Vaya!¡Vaya! creo que conseguiré mi premio antes de lo esperado. – Habló
saboreando la gota de sangre que resbalaba por su cuchilla derecha.
Uchiha
aprovechó ese instante para descargar el poder que había conseguido acumular
hasta ese momento en su interior, en la mano bajo el pie del acorazado. Sabía
que no le haría nada pero al menos sería libre nuevamente para alejarse de ese
hombre.
Kimimaru
levantó su pie al instante de sentir un
pinchazo en su pierna, dejando libre la mano del chico de ojos brunos.
Sasuke
aprovechó para rodar por el suelo con su cuerpo, distanciándose del de ojos
verdes.
– ESO
SOLO HACE QUE ME EXITE, ENCANTO. – Gritó lanzándose nuevamente hacia el moreno
pero antes de que pudiera llegar al Uchiha, su cuerpo se golpeó contra la pared
como si una fuerza invisible lo hubiese proyectado al muro.
–
SASUKE, ¿estás bien? – Llamó Naruto con la respiración agitada desde la puerta
pero no recibió respuesta porque el moreno se desmayó por estar exhausto.
Uzumaki
chasqueó la lengua cogiendo a su novio antes de que su cabeza tocara el suelo,
después de dejar a Sasuke sobre el futón se dirigía hacia la adolescente y con
prisa la liberó de las ataduras. Cuando retiró la venda la muchacha tenía los
ojos enrojecidos y llorosos por el terror que sintió en todo ese momento. En
todo ese tiempo, Naruto no dejó de ejerces su poder contra el hombre de cabello
blanco que había lanzado con su don hasta la pared y donde lo tenía
inmovilizado.
–
Naruto… – Sollozó la adolescente.
– No
hay tiempo, debemos irnos ya. – Interrumpió cargando a su amado en su espalda
para salir corriendo del cuarto, seguido por Moegi, y liberando a Kimimaru de
su poder.
Kimimaru
volvió a la normalidad cuando la opresión que lo retenía desapareció, se
levantó del suelo y apretó sus puños con furia aunque en sus labios apareció la
curvatura que parecía ser una especie de sonrisa.
– Esto
será divertido. – Comentó el de ojos jade para sí mismo.
…Isla Luna…
–
Señor, el sujeto a escapado. Al parecer han intercedido colaborando en su
huida. – Informó el ambu de máscara dorada. – El rastreador, Zabusa Momochi, ha
sido herido por uno de los grupos opositores de CING y está siendo atendido en
la base 5 de Konoha. – Terminó de comunicar la noticia al viejo sentado tras el
enorme y caro escritorio.
Danzou
apretó fuertemente su bastón
– Puedes retirarte. – Ordenó el anciano
mientras meditaba la información que había acabado de recibir.
El
ambu obedeció y cerró la puerta del
lujoso despacho a su salida.
Tras
unos minutos en el silencio del director de CING en su despacho, el anciano se
levantó de su cómodo asiento y se dirigió hacia la temblorosa Tsunade, que ya
lloraba silenciosamente sobre el sillón al que estaba aprisionada en esos
instantes, desde que escuchó las palabras de aquel ambu.
Danzou
estrelló su bastón sobre el cuerpo tembloroso de la rubia, logrando un grito de
dolor y miedo de la mujer.
–
¡PERRA! TE HE DICHO QUE ME DIGAS TODO LO QUE PASA Y LO QUÉ ESTÁ HACIENDO MI
HIJO. – Aulló aun golpeando la pared y ocasionando que la mujer se asustara. – ¿Cómo te atreves a ocultarme dónde
está?. – Gritó. – ¿Acaso te
agrada que te castige?. ¡MIRAME, TSUNADE!. – Ordenó cogiendo del mentón a la mujer, viendo aquellos
ojos que derramaban lágrimas pero también mostraban su odio a Danzou, que hicieron gruñir al hombre con furia.
Aclaración de los términos:
* Oráculo:
Se trata de las personas con el don de poder ver las acciones del pasado,
presente y futuro de otras personas pero jamás ven las suyas propias.
*
Elemental: Se trata de las personas con el don de manipular algún elemento (fuego,
agua, tierra, viento, etc.) a su voluntad.
*
Acorazado: Se denomina a las personas que pueden proteger su cuerpo con algún
tipo de coraza.
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