sábado, 10 de junio de 2017

Ocultando nuestra naturaleza ~ Cap. 5

-Explicaciones.-

…En un local con aspecto abandonado ~ Este de Konoha…

Haku caminaba llevando a un Zabusa medio inconsciente y herido que consiguió poner en pie en busca de un lugar para descansar y donde poder curar esas heridas a su compañero.

Haku dejó a Zabusa en el suelo antes de entrar en un restaurante de aspecto abandonado y al cabo de unos minutos, salió en busca del hombre que dejó apoyado contra la pared del edificio.

El de cabello largo venía acompañado de un hombre de pelo negro y gafas oscuras.

– Ebizu, cógelo por el brazo izquierdo mientras yo lo llevo por el brazo derecho. – Ordenó Haku antes de volver a mover a Zabusa.

Ebizu asintió con la cabeza y ayudó a levantar a Zabusa para después entrar al recinto.

…Calles de Konoha…

Ya había anochecido y Sai caminaba con prisa por las calles, hacía horas que había dejado atrás a esos gemelos gracias a su poder.

El moreno entró a la oscuridad de un callejón, ocultándose de las curiosas miradas de los transeúntes y no era para menos, estaba en un estado lamentable, con golpes en el rostro, además, de que sus ropas se encontraban sucias.

El de ojo ónix se apoyó a una de las paredes, del poco iluminado, callejón. Suspiró fatigado mientras levantaba una de sus manos para con dos de sus dedos tocar sus labios notando la herida en ellos. Sai hizo una mueca de disgusto al percibir la fina cicatriz y se dio la vuelta, apoyando su frente sobre la fría pared.

– Y yo, que quería verte. – Murmuró para él mientras apretaba los puños.

…Templo del Fuego ~ Konoha…

Naruto había pedido una habitación a Shion para que Sasuke descansase, después de que aquella mujer de pelo rosa utilizara su poder en el Uchiha y Moegi para sanarlos.

Naruto, ahora se encontraba ahí, con su novio descansando en un futón, escuchando a Shion discutiendo con la mujer de ojos verdes sin importarle el escándalo que hacían, por lo que Naruto sostenía a Sasuke de la mano, quien estaba recostado en el futón, y Moegi abrazada a él llorando a lágrima viva contándole algo que no lograba entender debido al sollozo. Por suerte, los monjes se habían marchado y Naruto no estaba seguro de aguantar a alguien más creando alboroto.

El Uzumaki sentía que le estaba entrando dolor de cabeza con tanto grito por lo que en un acto inconsciente, se llevó su mano derecha a la cabeza para frotarse con hastío mientras fruncía el ceño y los ojos cerrados fuertemente, creando millones de arruga en sus parpados que no dejaba de indicar su molestia.

–¡CALLAOS!. – Gritó el de ojos azules logrando el mutismo y la atención de todas las mujeres que se encontraban en la habitación.

Moegi dejó de lloriquear y deshizo el abrazo para retirase un poco atemorizada por el grito que dio el marcas en las mejillas.

El rubio suspiró con cansancio e irritación.

– Quiero qué me expliquéis ¿qué está ocurriendo? y ¿qué pasó con Sasuke?. – Pidió con severidad acariciando el cabello color petróleo con delicadeza. – Y hacer el favor de no estar gritando de nuevo, no estoy de humor para aguantar vuestras tonterías. – Terminó mirando fieramente a las presentes.

Todas las féminas tragaron  saliva con brusquedad al sentir aquella fiera mirada que despertaba su alerta de que el rubio podía ser peligroso si necesitaba de ello.

– Bueno…¿Y quién empieza?. – Preguntó mirando a las mujeres tomando asiento cerca del futón en el que estaba su novio. – ¿Nadie?. – Continuó y clavó sus azules iris en la mujer de pelo rosa. – ¿Qué tal si nos presentamos? Yo soy Naruto ¿y tú eres?.

– Me llamo Sakura y soy amiga de Sasuke. Además, de sanadora como has podido ver. – Se presentó la de ojos verdes.

– Bien, ya veo que conoces a Moegi. – Afirmó mirando a la adolescente que asintió. – Ella es…

– Soy Shion, la suprema sacerdotisa del Templo del Fuego, es decir, en donde os encontráis en este momento. – Interrumpió al Uzumaki presentándose a las dos chicas, poniendo sus brazos en jarra y mirando con superioridad a las otras dos chicas. – Los monjes fuimos quienes te encontramos, Naruto y he estado manteniéndote con vida. – Luego miró a las mujeres. – Hace bastante tiempo que conozco a Naruto, él nos ayudó en el pasado y el templo lo ayuda a él. – Comentó como si fuera un saber general.

Naruto volvió a suspirar con fastidió.

– Bien, ahora ¿me queréis decir que ha pasado?. – Cuestionó nuevamente.

– Ella nos atacó. – Señaló velozmente Moegi apuntando a la rubia.

– Eso no es del todo cierto. – Se intentó defender la de ojos lilas.

– ¡Por supuesto que lo es!. – Apoyó Sakura a la de cabello naranja. – Sasuke, Moegi y yo vinimos al templo para buscarte. – Miró a Naruto. – Y cuando por fin te encontramos, ella apareció gritando con un aspecto que asustaba y nos atacó sin siquiera escucharnos. – Terminó señalando con su dedo índice a Shion cuando dijo la palabra “ella”.

Uzumaki miró a la sacerdotisa con elevando una de sus cejas con incredulidad.

– ¡Las cosas no sucedieron así!. – Volvió a afirmar la sacerdotisa. – Yo volvía a la sala para ver cómo te encontrabas y si era necesario que volviera a usar mi poder en ti. – Miró con ojos afligidos al de marquitas en el rostro. – Y me los encontré a tu alrededor de una forma sospechosa y pensé que querían hacerte daño. Por eso, les pregunté que quienes eran pero no me respondieron. Entonces, comenzó la pelea. – Argumentó ocultando sus ojos con el flequillo al bajar su cabeza para mirar algún punto del suelo.

– ¡MENTIRA!. – Gritó la adolescente. – Te estábamos diciendo que no éramos enemigos pero aun así, no nos escuchaste y te lanzaste hacia nosotros. – Reveló apretando sus puños y golpeando el suelo con los pies a modo de rabieta para acentuar sus palabras.

Shion iba contestar cuando Naruto se adelantó.

– ¡A ver si me he enterado bien de todo este lío!, porque me da la impresión de que el enfrentamiento solo fue una ¿equivocación?. – Pasó una mano por su dorado cabello  y continuó hablando con irritación en su voz. – Ustedes y mi novio…

– ¿¡Novio!?. – Lo cortó Shion completamente sorprendida para girar sus ojos al chico que estaba dormitando en el futón.

– Si al final parece que no fui la única que se sorprende por el hecho. – Murmuró Moegi intentando que nadie pudiera escuhcarla, siendo un comentario para ella misma, pero que también fue perceptible para la de cabello rosa que sonrió divertida.

– La verdad, es que yo también me sorprendí de que se tratará de su pareja, nunca imaginé que a Sasuke le gustasen ese tipo de hombre. – Le dijo al oído señalando al de ojos azules.

– Sí, no tiene nada de extraño que seamos pareja. – Afirmó Naruto mirando a Sakura  decirle algo a la adolescente que no pudo escuchar. – Como iba diciendo. – Se pasó una mano por la cabeza peinando su pelo dorado con sus dedos. – Ustedes y Sasuke, vinieron al templo en mi busca con la intención de ayudarme. – Recitó señalando a la de cabello rosa y a la adolescente. Viendo como la de ojos jades y  Moegi asentían con la cabeza.

– Y cuando por fin encontraron la habitación en la que estaba, apareció Shion. – Las chicas volvieron a asentir mirando a la rubia que arrugó el entrecejo molesta. – Después de unas palabras en la que intentabais decir quienes erais, empezó un enfrentamiento por…¿mi causa?. – Naruto terminó señalándose a él mismo con incredulidad y ante lo absurdo que parecía haber ocasionado todo.

– Prácticamente…sí, eso es lo que ocurrió. – Respondió Moegi con las mejillas coloreadas de un sube rosa.

Cuando Shion escuchó eso, dio la charla por finalizada, así que se dirigió a la puerta corredera de papel con enfado debido a la conclusión a la que había llegado el de ojos azules en la que no parecía estimarse, el que ella lo había salvado de la muerte en primer lugar.

– Podéis quedaros aquí a descansar. – Comunicó antes de abandonar la habitación y cerrar la puerta tras ella fuertemente.

– Bueno, yo tengo que irme a casa o mi esposo se preocupará. Moegi ven a visitarme cuando quieras y dile a Sasuke que me llamé cuando despierte. ¡Adiós!– Informó Sakura para al igual que Shion,  salir de allí.

Había quedado un silencio un tanto incómodo que fue roto después de unos minutos.
– ¿Y cómo os enterasteis de que me encontraba aquí?. – Preguntó el rubio al darse cuenta que ese dato no se los habían dicho.

– Bueno… yo te vi. – Anunció la adolescente apretando con sus manos la correa de su inseparable bolso.

– ¿Me viste?. –  Preguntó Naruto.

– Mi poder es el de ver el futuro, aunque no es seguro y confiable al cien por ciento, porque este siempre puede cambiar, dependiendo de lo que hagamos en el presente o las decisiones que se tomen. – Le contó con un pequeño sonrojo en sus carrillos.

– Así que eres una vidente. – Confirmó el de ojos azules viendo como Moegi asentía con la cabeza. – No es de extrañar, eres nieta de Tsunade, la gran oráculo. – Comentó como si tal cosa. – Bien pequeña vidente, ahora quiero que me digas ¿para qué necesitas mi ayuda y el por qué nos atacaron los Hebi?, porque dudo mucho haber hecho algo para llamar  su atención y tengo la impresión de que tú lo sabes. – Argumentó con seriedad.

La adolescente abrió con sorpresa los ojos para mirar al rubio y suspirar. Había llegado el momento de tener que contarle a Naruto la verdad.

– Ya te he dicho con anterioridad que mi abuela ha sido capturada por Raíz. – Le recordó la adolescente con sus ojos fijos en los contrarios. – No es la primera vez que la capturan como sabrás. Al fin y al cabo, es conocida por ser una de los pocos oráculos vivientes que existen. – Informó viendo como el rubio asentía para que continuase. – Yo he tenido visiones de un chico de pelo negro que está unido a mi abuela y también a ti. Evidentemente, no es Sasuke. – Tragó un poco de saliva. – Por alguna razón las visiones que tengo de él son muy confusas y borrosas. – Volvió a detenerse para arrugar un poco el ceño. – Lo único que sé, es que a pesar de que el futuro de ese chico cambia a cada decisión que toma siempre apareces tú y yo. Solo sé que ese chico tiene algo importante en su poder. Algo que quiere Raíz y también es el punto donde mi abuela aparece… aunque algunas veces es para enfrentarse a nosotros y otras para ayudarnos. Eso… no está claro debido a los continuos cambios que parece decidir en su vida.

– Eso no es todo, ¿cierto?. – Habló mirándola con los ojos entrecerrados.

Moegi negó con su cabeza.

– Al final… al final… sin importar que mi abuela esté de nuestro lado o como enemiga de nosotros, se repite la visión de la muerte. – Confesó comenzando a derramar lágrimas. – No hay ninguna diferente… en todas acabamos muertos de alguna manera…Todos los que nos cruzamos… en el camino de ese chico, encontraremos… la muerte.

Naruto abrió los ojos y giró su rostro con preocupación al futón donde se encontró unos ojos negros completamente húmedos.

–¡Sasuke!. – Consiguió pronunciar sintiendo como el de ojos negros enredaba sus brazos en su cuello para darle un fugaz beso.

– ¿Cuánto hace que estas despierto?. – Preguntó la chica con incomodida y asustada de sus propias palabras.

– Lo suficiente como para escuchar que ese hombre al que quieres que busque Naruto, os traerá la muerte. – Reveló apoyando su frente en el pecho del rubio. – Naruto, no lo hagas si tú mueres, yo…

– Eso es imposible. – Se adelantó la de cabello naranja antes de que el rubio dijese algo. Al mismo tiempo, se limpiaba con brusquedad su cara. – En todas mis visiones sus caminos se encuentran y en todas acabamos de la misma forma.

Uchiha no quería oír a la adolescente con sus malos augurios, apretó la camisa de Naruto con fuerza hasta que sintió como los protectores brazos de su pareja se enredaban en él y comenzaban a acariciar su espalda con cariño, en un inconsciente intento de tranquilizarlo.

– A mí me da igual si muero pero… Sasuke, ¿qué ocurrirá con él? ¿Morirá también si te ayudo?. – Aulló sujetando con fuerza al moreno envuelto en sus fuertes brazos.

Moegi apartó su afligida mirada de la pareja compuesta por dos hombres frente a ella.

– No lo sé. – Confesó la menor y aprovechó para sorber por su nariz. – No he podido verlo en mis visiones. Por eso, me sorprendió tanto cuando lo vi en tu…quiero decir, vuestra casa. – Se corrigió en su explicación cayendo sobre sus rodillas en el suelo de vieja madera.

Esa no fue la respuesta que el de ojos azules esperaba pero si podía hacer algo para evitar ese destino y proteger a su moreno amante debía encontrarlo.

Uzumaki no le importaba que él tuviese que morir, si con ello su novio continuaba vivo pero sus pensamientos fueron interrumpidos por el chico que estaba aferrado a él.

– Aun si yo no muero será… como si lo estuviese. Naruto, si tu mueres…yo…. yo… – Sasuke se abrazó al pecho del Uzumaki con fuerza y escondiendo su rostro en el hueco del cuello y el hombro del rubio sin poder dejar de sollozar.

…Calles de Konoha ~ Sur de la ciudad…

Neji conducía su preciado y caro automóvil de color beige e iba acompañado por sus primas.

En el asiento del copiloto iba su prima Hinata, observando unas hojas de papel, y en el asiento trasero estaba Hanabi, mirando por la ventanilla sin interés alguno el exterior.

– Dice que se encontrará con un hombre zorro de pelaje dorado. – Informó lo escrito en los papeles Hinata para luego mirar a su primo. – Y al final escribió  “Llegará la oscuridad de una forma atroz para todos los que estén a su alrededor porque a él lo sigue el monstruo de la codicia.” – Leyó la última anotación con preocupación.

– ¿Se refiere a la muerte?. –Preguntó Hanabi dirigiendo sus perlados ojos a los asientos delanteros.

– Lo más probable. – Afirmó Neji con el ceño fruncido y apretando el volante con fuerza en señal de que eso no le gustaba nada.

Hinata dio un pequeño respingo en el asiento, apretando los papeles que tenía en sus manos al escuchar la confirmación de Neji ya que la posibilidad de que no se cumpliera esa predicción era un porcentaje muy pequeño pero se tranquilizó un poco cuando sintió la mano de Neji sobre su pierna.

– No te preocupes, yo estaré allí y no dejaré que nada malo ocurra. – Afirmó asiendo sonrojar a la mujer.

– Ne…Neji, gracias.– Susurró poniendo su mano sobre la mano que reposaba sobre su pierna.

El conductor sonrió al sentir el cálido contacto.

– Por favor, estoy delante. – Recordó Hanabi con el ceño fruncido mirando los mimos que estaban dándose los mayores. – Y es más importante encontrar a ese hombre zorro. – Finalizó con un suspiro de molestia.

– Eso será mañana, ahora debemos descansar. – Habló Neji mirando a Hinata de forma pícara con una sonrisa ladina en sus labios antes de retomar su atención a la carretera por la que estaba conduciendo.

La mayor de las hermanas desvió la mirada hacia la ventanilla con su cara completamente roja por la descarada insinuación del único hombre que las acompañaba.

Hanabi bufó con fastidio ante la escena amorosa que estaban protagonizando su primo y su hermana, preguntándose el por qué tenía que soportar el estúpido espectáculo de esos dos.

…Templo del Fuego ~ Konoha…

Estaba amaneciendo, Naruto podía percibir con sus azules ojos los primeros rayos de sol golpeaban la pared de la habitación en la que se encontraba ya que se colaban por la cortina veneciana.

Cerró los ojos acercando su rostro a aquella cabellera azabache, cuyo dueño aún seguía durmiendo. El rubio sintió el cosquilleo de las suaves y finas hebras de pelo en su nariz pero eso no le impidió el hundirse entre ellas para percibir el delicioso aroma que desprendía aquel cuerpo acostado a su lado.

La mano del rubio se movió hasta el plano estómago que comenzó a acariciar con delicadeza de manera que parecía querer tranquilizar al dueño del cuerpo que abrazaba y sonrió.

Naruto se apegó más al cuerpo del moreno y deseó despertarlo a besos para degustar la boca contraria, demostrándole de esa manera como lo amaba pero no podía hacer algo así, en ese momento debido a lo bien que se veía durmiendo.

Naruto no podía disfrutar de una placentera mañana con su novio por el simple hecho, de que una adolescente de cabello naranja estaba durmiendo en el futón de al lado y no le apetecía escuchar los gritos llamándolo pervertido por querer besar a su novio. Todo esto solo significaría que Sasuke se enojaría por semanas.

Naruto suspiró derrotado, conocía demasiado al Uchiha como para ser consciente de que era alguien con un fuerte carácter y podía sentir resentimiento por gastarle una simple broma.

El de ojos azules se levantó a regañadientes con desilusión y molestia por no poder cumplir ese deseo. Naruto dio un beso casto en la frente a su pareja antes de salir de la habitación.

El rubio se detuvo un instante parar mirar ambos futones y finalmente, cerró la puerta para encaminarse al baño donde lo esperaba una buena ducha fría.

Moegi se encontraba durmiendo con todo su pelo esparramado en la almohada y sus brazos extendidos a lo ancho del futón con los puños cerrados que sobresalía del lecho.

Sasuke apenas y se había movido continuaba durmiendo de lado y sólo se le podía ver un poco su cabello oscuro.

Apenas y había pasado unos minutos cuando la puerta donde descansaban Sasuke y Moegi fue abierta nuevamente.

– Karin, aquí tampoco está. – Informó Jirobo al mismo tiempo que la pelirroja metía su cabeza en la habitación para inspeccionarla, con sus propios ojos escarlatas, el interior del cuarto en el que buscaban a alguien. – Solo hay una cría y un tipo durmiendo.

La pelirroja sonrió mirando a la adolescente y recordando que el moreno era el que iba con el rubio al que buscaban y una sonrisa maliciosa apareciera en los labios de Karin.

– Estamos cerca, esos dos son los que se escaparon la última vez. – Señaló a los ocupantes de la habitación mientras hablaba en un susurró para no despertar a las dos personas que dormían ahí. – ¡Ukon, Sakon!. – Llamó a los gemelos que se encontraba completamente golpeados y con algunos vendajes. – Quedaos aquí, si ese rubio aparece intentad atraparlo sin matarlo. – Ordenó mirando significativamente a la chica del sombrero.

Tayuya simplemente agachó la cabeza.

– Yo también me quedare, hermana. – Se ofreció Kimimaru adelantándose para entrar en la habitación. – Si ese rubio aparece, me ocuparé de que estos dos no la vuelvan a fastidiar. – Explicó antes de que su hermana pudiese formar la pregunta por su ofrecimiento.

La mujer de gafas asintió con la cabeza y continuó su camino dejando a los gemelos y al de ojos verdes en el lugar, el trío entró rápidamente en la habitación.

Kimimaru cerró la puerta una vez todos estaban dentro de la alcoba y caminó hasta la cama donde estaba el moreno.

– Chicos. – Llamó el de cabello largo a los gemelos. – En lo que esperamos ¿por qué no nos divertimos?. – Habló con una sonrisa maliciosa.

Los hermanos se miraron y sonrieron entendiendo a que se refería Kimimaru. Luego, volvieron a mirar al hombre acuclillado que estaba oliendo el espeso pelo azabache.

– Primero, encarguémonos de la cría. – Ordenó levantando la vista para clavar sus inexpresivos ojos verdes en la de los hermanos. – No quiero que moleste mientras nos divertimos.

Los gemelos volvieron a asentir mirando a Moegi que se había movido un poco en el futón.

Kimimaru se acercó al armario y sacó unas sabanas, las cuales rasgó. Rompió las telas sin dificultad en varios y largos jirones y se las lanzó a Ukon.

Se acercaron los tres a la chica de cabello naranja y la despertaron poniéndole una mordaza en la boca, hecha con la frazada que anteriormente rompió, para impedir que gritase y luego, atarla con un jirón de la sábana para impedir que escupiese la mordaza.

Moegi se revolvió intentando escapar de esos hombres, que en un principio no reconoció hasta que un flash apareció por su mente, pero todos sus esfuerzos fueron inútiles porque esos tres eran más fuertes que ella.

No tardaron mucho en atarla y colocarle un trozo de tela en los ojos para que no viese nada. A pesar, de que si podría escuchar todo lo que ocurría allí y lágrimas empezaron a empapar la tela que cubría sus ojos.

Acto seguido, los tres hombres se acercaron al otro futón con no muy buenas intenciones.

Sasuke se despertó al escuchar la tela siendo cortadas con brusquedad. Abrió sus negros ojos sin moverse y vio a un desconocido frente a él que por sus ropas dedujo que no era un monje. Sin duda, ese tipo era el que estaba haciendo el ruido.

Antes de que el desconocido se diese la vuelta escuchó algunos pasos a su espalda, poniéndolo al corriente de que estaba acompañado.

Tenía los ojos fuertemente cerrado oyendo los pasos alejarse un poco recordando con horror que ahí también se encontraba Moegi y aunque no le agradaba la adolescente, no quería que le ocurriera nada malo. Después de todo, Sasuke se sentía agradecido con ella por llevarle al lado de Naruto. El corazón del moreno dio un brinco de espanto, a sabiendas de que esas personas no eran monjes del templo y podía deducir que no tenían buenas intenciones. Aunque la adolescente no le agradara tenía que hacer algo para ayudarla y salir ambos de  la habitación lo antes posible.

También, se percató de que Naruto no estaba a su lado y la pregunta de “¿dónde estaba en un momento como ese?” pasó por su cabeza, pero eso sólo era algo de lo que poco debía preocuparse en ese instante. Lo primordial era alejarse de esos sujetos.

Sasuke intentó concentrarse para que su poder acudiera a él. Lo podía sentir recorriendo su cuerpo con lentitud.

Escuchó los pasos acercarse a donde estaba y como la cobija fue retirada con brusquedad cuando llegaron. Una mano tocó su brazo y Sasuke soltó su poder dándole una fuerte descarga eléctrica al dueño de la mano que osó tocarlo.

Ukon salió despedido con la fuerte descarga eléctrica hacia atrás ante la atenta y sorprendida mirada de su hermano y Kimimaru. El hombre de labios pintados quedó inconsciente en el suelo debido a la fuerte descarga del Uchiha.

Sasuke aprovechó la distracción de los otros dos para ponerse en pie, descubriendo a Moegi en la esquina  bajo la ventana completamente atada y amordazada.

– Que interesante. – Habló Kimimaru viendo como Sakon corrió hasta el moreno con intenciones de golpearlo corriendo la misma suerte que su hermano al recibir una patada electrizada en su estómago. – Muy pocas veces me he encontrado con un elemental*. – Continuó mirando a los ojos escarlata con unas extrañas comas en el moreno (el sharingan). – Pero de todos ellos jamás había visto a un elemental eléctrico. – Dejó caer su camisa mostrando su cuerpo. – Creo que eso me hace desearte aun más. – Opinó cubriendo su cuerpo por una capa blanca.

Sasuke miraba al de cabello blanco con la respiración agitada.

– Y te aseguro algo, yo obtengo lo que deseo al precio que sea. – Confesó apareciendo de sus antebrazos unas largas cuchillas color marfil. – ¿Crees poder hacer frente a un acorazado*?. – Preguntó con una maliciosa sonrisa levantando un brazo y apuntando al Uchiha con su larga cuchilla y su dedo índice.

Sasuke tragó saliva con dificultad. Estaba agotado, por alguna extraña razón se encontraba cansado y tan solo había utilizado su poder dos veces. Era consciente que ese tipo no sería un hueso duro de roer pero al menos debía intentarlo.

Kimimaru se preparó para el ataque pero el de ojos negros lo consiguió esquivar para alejarse del de cabello blanco que clavó su brazo en una de las puertas del armario.

Sasuke intentó nuevamente acumular su poder, ya que había notado que no podría utilizarlo como lo había hecho con anterioridad. Al parecer le llevaría algo de tiempo para realizar un ataque eléctrico que pudiese afectar a ese sujeto que volvió a abalanzarse sobre él, consiguiendo hacerle una cortada en la mejilla debido a que el Uchiha no prestó atención a los inconscientes cuerpos en el suelo, se cayó al piso al tropezar con el cuerpo de Sakon cuando esquivo el ataque. Sin embargo, eso no hizo que dejara de acumular su poder en su interior.

Kimimaru se acercó pisando una de las manos del Uchiha con fuerza escuchando el pequeño gritito de dolor del de trenzas.

– ¡Vaya!¡Vaya! creo que conseguiré mi premio antes de lo esperado. – Habló saboreando la gota de sangre que resbalaba por su cuchilla derecha.

Uchiha aprovechó ese instante para descargar el poder que había conseguido acumular hasta ese momento en su interior, en la mano bajo el pie del acorazado. Sabía que no le haría nada pero al menos sería libre nuevamente para alejarse de ese hombre.

Kimimaru levantó su pie al instante de sentir  un pinchazo en su pierna, dejando libre la mano del chico de ojos brunos.

Sasuke aprovechó para rodar por el suelo con su cuerpo, distanciándose del de ojos verdes.

– ESO SOLO HACE QUE ME EXITE, ENCANTO. – Gritó lanzándose nuevamente hacia el moreno pero antes de que pudiera llegar al Uchiha, su cuerpo se golpeó contra la pared como si una fuerza invisible lo hubiese proyectado al muro.

– SASUKE, ¿estás bien? – Llamó Naruto con la respiración agitada desde la puerta pero no recibió respuesta porque el moreno se desmayó por estar exhausto.

Uzumaki chasqueó la lengua cogiendo a su novio antes de que su cabeza tocara el suelo, después de dejar a Sasuke sobre el futón se dirigía hacia la adolescente y con prisa la liberó de las ataduras. Cuando retiró la venda la muchacha tenía los ojos enrojecidos y llorosos por el terror que sintió en todo ese momento. En todo ese tiempo, Naruto no dejó de ejerces su poder contra el hombre de cabello blanco que había lanzado con su don hasta la pared y donde lo tenía inmovilizado.

– Naruto… – Sollozó la adolescente.

– No hay tiempo, debemos irnos ya. – Interrumpió cargando a su amado en su espalda para salir corriendo del cuarto, seguido por Moegi, y liberando a Kimimaru de su poder.

Kimimaru volvió a la normalidad cuando la opresión que lo retenía desapareció, se levantó del suelo y apretó sus puños con furia aunque en sus labios apareció la curvatura que parecía ser una especie de sonrisa.

– Esto será divertido. – Comentó el de ojos jade para sí mismo.

…Isla Luna…

– Señor, el sujeto a escapado. Al parecer han intercedido colaborando en su huida. – Informó el ambu de máscara dorada. – El rastreador, Zabusa Momochi, ha sido herido por uno de los grupos opositores de CING y está siendo atendido en la base 5 de Konoha. – Terminó de comunicar la noticia al viejo sentado tras el enorme y caro escritorio.

Danzou apretó fuertemente su bastón

 – Puedes retirarte. – Ordenó el anciano mientras meditaba la información que había acabado de recibir.

El ambu  obedeció y cerró la puerta del lujoso despacho a su salida.

Tras unos minutos en el silencio del director de CING en su despacho, el anciano se levantó de su cómodo asiento y se dirigió hacia la temblorosa Tsunade, que ya lloraba silenciosamente sobre el sillón al que estaba aprisionada en esos instantes, desde que escuchó las palabras de aquel ambu.

Danzou estrelló su bastón sobre el cuerpo tembloroso de la rubia, logrando un grito de dolor y miedo de la mujer.

– ¡PERRA! TE HE DICHO QUE ME DIGAS TODO LO QUE PASA Y LO QUÉ ESTÁ HACIENDO MI HIJO. – Aulló aun golpeando la pared y ocasionando que la mujer se asustara. – ¿Cómo te atreves a ocultarme dónde está?. – Gritó. – ¿Acaso te agrada que te castige?. ¡MIRAME, TSUNADE!. – Ordenó cogiendo del mentón a la mujer, viendo aquellos ojos que derramaban lágrimas pero también mostraban su odio a Danzou, que hicieron gruñir al hombre con furia.


Aclaración de  los términos:

* Oráculo: Se trata de las personas con el don de poder ver las acciones del pasado, presente y futuro de otras personas pero jamás ven las suyas propias.

* Elemental: Se trata de las personas con el don de manipular algún elemento (fuego, agua, tierra, viento, etc.) a su voluntad.

* Acorazado: Se denomina a las personas que pueden proteger su cuerpo con algún tipo de coraza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario