-Manipulación.-
…Detrás de la tienda de empeño ~ Konoha…
Hidan
y Kakuzu habían llegado al lugar que Sai les había indicado. Ambos hombres
atravesaron la oxidada puerta metálica para adentrarse en el oscuro interior
del viejo edificio.
– Aquí
no hay nadie. – Habló Hidan una vez dentro y mirando a todos los lados en busca
de alguna señal de vida en aquel lugar.
– Así
será más rápido. – Agregó Kakuzu adelantándose a una estrecha escalera
ascendente.
El hombre
de ojos violetas siguió a su compañero llegando al piso de arriba donde era más
intenso el olor a humedad que desprendían las mohosas paredes y la luz que se
filtraban se dejaba ver en el aire viciado las esporas de polvo flotando.
La
habitación estaba amontonada con viejos y destrozados muebles y telas roídas
que se movían con apariencia fantasmagórica debido al aire que se colaba por
las grietas de la pared por donde entraba la luz.
Ambos
hombres caminaron por el casi laberíntico cuarto hasta una especie de armario
de metal un poco oxidado.
Kakuzu
sacó una llave que correspondía a la cerradura del armario y se acercó con
intenciones de abrir el mueble cuando de la oscuridad, apareció un hombre alto
y fornido con el rostro cubierto de cicatrices.
El
desconocido se quedó parado a una distancia de un metro y medio, observándolos
detenidamente como si esperara algún tipo de movimiento que lo accionara para
atacar a los dos miembros de Akatsuki.
– Debe
de ser ese tal Ibiki que nombró Sai. – Le murmuró el hombre de ojos verdes a su
compañero de cabello blanco, quien asintió y se acercó más a su compañero en un
estado de alerta por si tendría que combatir irremediablemente.
Kakuzu
introdujo la llave en la cerradura y el clic del interior verberó por toda la
estancia, indicando que consiguió abrir el cierre la metálica puerta del
armario para con un sonido chirriante y molesto para los oídos, abrió la puerta
del compartimento donde esperaba en el interior una pequeña caja de cartón. La
cual, Kakuzu se apresuró en abrir para ver una pequeña probeta con tapón que
guardaba un líquido trasparente en su interior.
Kakuzu
guardó el tubo en el interior de su bolsillo y saco otra probeta que depositó
en el interior de la frágil caja para volver a dejar todo como estaba y cerrar
el armario antes de retirarse.
– ¡Vámonos!.
– Ordenó el hombre de ojos verdes a su compañero que asintió antes de retirarse
a su lado.
…Restaurante cerca del parque Binju ~
Konoha…
Danzou
comía tranquilamente el plato de espaguetis a la boloñesa que había pedido
junto al resto de rastreadores al lado suyo.
Torune
degustaba un exquisito filete con papas frita y algo de ensalada y Fuu
almorzaba un delicioso pescado en salsa con su guarnición de verduras mientras
que Zabusa y Haku habían pedido el mismo platillo, lasaña.
–
Cuando salgamos de aquí, buscareis el rastro de las prendas que habéis obtenido
en ese apestoso lugar. – Ordenó Danzou llevándose la copa de vino a la boca.
– Sí,
señor. – Fue la respuesta de todos los rastreadores que comían junto al
anciano.
…Mansión Hyuuga ~ Konoha…
– ¿Así
que aun no habéis encontrado al chico?. – Preguntó Hiashi por el teléfono. – Os
he encargado la misión porque pensé que era lo suficientemente buena para
vosotros. Neji, sólo espero que no traiciones mi confianza. – Hablaba el
patriarca Hyuuga para escuchar como su sobrino le respondía con nerviosismo y
repetía el por qué no habían logrado atrapar al escurridizo individuo. – Os
advertí de que habría quienes se entrometería. Solo te pido resultado, al menos
tráeme la muestra si no puedes encontrar a un fugado de CING. – Volvió a hacer una pausa para escuchar lo
que tenía que decirle su sobrino.
–
Hermano. – Se atrevió a romper aquel incomodo silencio Hazashi que estaba
recostado en la cama que se encontraba su hermano y mostraba su desnudo torso.
– ¿Qué?.
– Preguntó con pesadez el líder Hyuuga volviendo su atención a su gemelo.
Pero
Hazashi no pudo hablar porque la puerta fue golpeada tres veces.
–
Señor, ha llegado un nuevo mensaje de Shizune. – Informó una voz masculina
desde el exterior.
–
Entra. – Ordenó Hiashi, esta vez, volviendo toda su atención a la puerta por
donde un miembro del clan entraba con una nota en las manos.
Hizashi
suspiró con fastidio ante la inoportuna interrupción.
…Guarida de Akatsuki ~ Konoha…
Naruto
dormía abrazado a su pareja después de haber pasado despierto la noche y parte
de la madrugada a causa de la lujuria pero su descanso fue interrumpido por unos
suaves toques en la puerta que lograron despertarlo.
El
rubio miró a su novio, que gruñó por los golpecitos mientras usaba las mantas
como un bloqueador de aquel ruido molesto.
–
Naruto, soy Sai. ¿Podría hablar contigo?. – La voz del otro lado habló después
de volver a golpear la puerta y no recibir respuesta.
El hombre
de ojos azules bufó molesto y salió de la cama donde dejó abrigado con las
mantas a Sasuke.
Naruto
buscó sus ropas por el esparcidas por suelo de la habitación y no tardó en
encontrarlas y vestirse pero antes de salir del cuarto, el rubio dio una última
mirada a su pareja.
– ¿Qué
es lo que quieres?. – Preguntó el de marquitas en el rostro mientras cerraba la
puerta tras de si para no incomodar a Sasuke.
El
confusor arrugó la nariz con molestía al percibir el olor a sexo que desprendió
la habitación de la que había salido el Uzumaki y, rápidamente, comprendió lo
que pasó entre aquel extraño chico del peinado de trenzas el rubio.
– Por
favor, quisiera hablar en un lugar más íntimo y no aquí. Es algo que solo
quiero contarte a ti, no a todo el mundo. – Pidió Sai mirando a las personas
que se encontraban en la sala y los miraban curiosamente mientras continuaban
con sus conversaciones.
– Está
bien pero más vale que seas breve. No quiero dejarlo solo por mucho tiempo. –
Aclaró Naruto, no muy seguro de seguir y escuchar a Sai.
Sai no
dijo nada y comenzó a caminar hasta una de las puertas que abrió mostrando otro
cuarto similar al que él ocupaba y donde había dejado a Sasuke durmiendo.
El
moreno entró seguido de Naruto para cerrar la puerta cuando el rubio ingresó a
la habitación. Después, Sai caminó hasta una de las camas en la que se sentó.
– Ese
chico… ¿qué tipo… de relación tienes con él?. – Preguntó el paliducho asiendo
una extraña mueca en su rostro.
– Es
mi novio. – Aseguró el Uzumaki desde el lugar en que se encontraba.
– ¿Y
qué hay de nosotros?, ¿lo qué éramos?, ¿lo qué somos?. – Inquirió el moreno
mirando con dolor al contrario, haciéndole saber que no le había agradado
aquella respuesta.
– ¿¡De
que mierdas hablas, Sai!?. – Cuestionó el chico de marcas en las mejillas. –
Entre nosotros no hay nada y si mal no recuerdo, tú te encargaste de destrozar
lo que alguna vez existió. – Le recordó cerrando sus preciosos ojos zafiro. –
No puedes venir y pretender que vaya a ser el mismo del pasado o que sienta lo
mismo por ti. Yo amo a Sasuke, él es mi novio y tú y yo ya no somos nada.
– Eso
fue un error y no sabes cuánto me arrepiento de eso porque yo te quiero a ti.
No sabes cuando me duele escucharte decir eso y tan solo estás con él porque se
parece a mí. – Afirmó Sai levantándose y acercándose al rubio.
– ¿Un
error?, ¿parecerse a ti?. Por favor, Sai, no me hagas reír diciendo eso. No sé
lo que intentas pero que te quede claro, nosotros terminamos, lo que sea que
tuviéramos, hace cinco años atrás y eso no se puede cambiar, tampoco puedes
llegar esperando que no ha pasado nada o no haya hecho rehecho mi vida con otra
persona. – Aseveró Naruto dando media vuelta con intención de abandonar ese
cuarto.
– ENTONCES,
¿POR QUÉ ME AYUDASTE?. – Gritó el confusor.
–
Porque no soy alguien que dé la espalda a la gente que conoce y mucho menos a alguien
herido tan solo por resentimientos de lo que ocurrió en el pasado. – Respondió
el Uzumaki sintiendo como el cuerpo de Sai se apoyaba en su espalda, apretando
su suéter con fuerza.
–
¿Acaso no hay nada que pueda hacer?. – Quiso saber el más pálido.
– Sai.
– Naruto suspiró antes de darse la vuelta y alejar de su cuerpo al confusor. –
Si en ese entonces me hubieras buscado y me hubieras dicho todo eso, lo más
probable es que me lanzara a tus brazos pero ya no. Todos esos sentimientos ya
no te pertenecen, ahora son de otra persona. – Contestó mirando al hombre
frente suyo.
–
Sabes que esto no debe ser así, ¿verdad?. – Apretó sus puños Sai. – Cuando fui
en tu busca, los de Raíz me capturaron y todo este tiempo he estado en CING
pensando en ti. En nuestro amor. – Argumentó el chico de pelo negro.
– No
se puede cambiar el pasado, Sai. Ha pasado tiempo y tienes que entender que yo
estoy con otra persona. – Dijo Naruto apartando la mirada del chico frente a
él.
– ¿Lo
amas?. – Murmuró el confusor sintiendo como una lágrima rodaba por su mejilla.
– Sí,
lo amo. Te lo he estado diciendo todo el tiempo y te lo digo ahora, lo amo. –
Le confirmó el Uzumaki.
–
Entonces, bésame por última vez. – Le pidió Sai levantando su rostro bañado en
lágrimas con todo su globo ocular de color negro que hicieron contacto con los ojos
azules del contrario. – Ámame por última vez, Naruto. Por favor, despidámonos
apropiadamente. – Le suplicó el paliducho.
La
pupila del Uzumaki se dilató y su cuerpo se acercó al contrario para abrazarlo
con fuerza y sin apartar la mirada de aquella dos cuencas negras capturó los
labios de Sai sin parpadear en un beso intenso pero algo tosco y carente de
sentimientos.
– Ámame
por última vez, por favor. – Repitió sintiendo como sus ropas eran retiradas si
despegar sus ojos de los contrarios porque sabía que si lo hacía, el rubio
saldría del control de su poder y todo se desvanecería.
Cuando
el hombre de ojos azules terminó de desvestir al hombre de pelo azabache
comenzó a quitar sus ropas, quedando desnudo para volver a besar los labios
contrarios.
–
Tómame, Naruto. Despidamos nuestro amor en este momento. – Ordenó Sai pero
antes de que algo más sucediera la puerta fue golpeada violentamente.
– Naruto,
¿estás ahí?. Por favor, ábreme. – Al otro lado se escuchó la voz de Sasuke
acompañada de más golpes a la puerta.
– No
te preocupes, no es nada importante. Ahora, solo somos tú y yo, así que tómame.
– Insistió el confusor viendo como el rubio estaba saliendo del trance impuesto
debido a la voz del sujeto que aporreaba la puerta.
Naruto
asintió con la cabeza a las órdenes de su maestro, como una simple marioneta,
para seguir con lo que le pedía dirigiéndose a la cama más cercana junto a Sai
pero antes de que pudiesen llegar al mueble, la puerta fue derrumbada por una
patada de Itachi, quien entró a la habitación acompañado de su hermano menor.
…~…
–
¡NARUTO!. – Aulló dolorosamente Sasuke viendo a las dos personas junto a la
cama para intentar salir corriendo de ese cuarto pero la mano de su hermano lo
detuvo.
– Sasuke,
cálmate y fíjate en los ojos de Sai. – Le pidió en voz baja el de coleta que
soltó a su hermano para acercarse a su cuñado que había caído como una roca al
suelo y yacía desmayado.
Ante
el grito de dolor, el Uzumaki pareció salir del trance en que lo tenía Sai y
cayó al suelo inconsciente por la violencia que fue interrumpida la hipnosis.
Sasuke
con mucho sufrimiento miró a los ojos de aquel hombre que le dedicaba una
sonrisa triunfadora y burlesca para darse cuenta que todo el globo ocular del
confusor estaba envuelto por un manto negro que comenzaba a retirarse.
Sasuke
no pudo evitar el fruncir el ceño con furia al percatarse de lo que realmente
estaba sucediendo y pretendía lograr aquel desconocido.
El
elemental eléctrico cerró sus puños con fuerzas y caminó hasta donde se
encontraba aquel moreno que lo miraba con asco, sin ningún tipo de escrúpulo al
estar completamente desnudo ante los hermanos Uchiha.
– ¿Que
miras, idiota?. – Le escupió Sai cada palabra de la pregunta formulada
despectivamente poniendo sus brazos en jarras. – ¿Acaso te molesta que Naruto
me prefiera a mí antes que a ti?. – Rió Sai con malicia en un intento de que
aquel chico con peinado de trenzas abandonará la habitación creyéndose engañado
y así poder tener al rubio a su merced.
Sasuke
apretó con fuerzas los puños para golpearlo con un puñetazo en la cara
consiguiendo ladearle el rostro y dejarle marcada la blanca mejilla.
– Solo
eres basura. – Escupió el Uchiha menor mirándolo con repugnancia. – ¿Después de
dañarlo tanto por qué ahora intentas volverlo hacer sufrir?. Entiende de una
vez, Naruto está conmigo y me ama a mí, no a ti. Lo que sea que pasó ya no
existe entre él y tú. – Habló Sasuke controlando sus ganas de gritarle cada una
de sus palabras a aquel chico frente a él mientras su cuerpo temblaba de ira
por lo lejos que había llegado Sai para separar al Uzumaki de su lado.
– ¡ESO
A TU NO TE IMPORTA!. ÉL ME PERTENECE ANTES DE QUE TÚ LO CONOCIERAS Y RECOGIERAS
MI MIGAJAS. – Gritó enfurecido Sai. – Él solo está contigo porque te pareces a
mí, solo eres un sustituto. – Dijo con veneno en su voz.
– Eso
no es cierto. A ti nunca te ha importado y él jamás estará contigo de nuevo,
por eso tienes que hacer uso de tu poder, para que te preste atención. –
Respondió para acercarse a su hermano que había
conseguido despertar al rubio.
– Solo
eres un maldito. – Farfulló con rencor Sai para abalanzarse sobre Sasuke pero
antes de que consiguiera tocarlo, fue lanzado hacia la pared por una fuerza
invisible.
Naruto
se acercó a Sasuke y lo abrazó.
– No
sé lo que ha pasado para que este desnudo pero lo siento, Sasuke. Yo solo te
amo a ti, perdóname. – Murmuraba derramando lágrimas el Uzumaki en la oreja de
su pareja pensando que este no le creería debido a la comprometida situación.
– Yo
también te amo, Naruto, y sé que tú no has hecho nada. – Respondió
correspondiendo el abrazo de su novio para luego separase un poco y contemplar
el rostro de su amante que comenzó secar las gotitas saladas que derramaban
aquellos zafiros que lo hechizaban. – Pero ahora, vístete o me enfadare
contigo. – Sentenció Sasuke a lo que el rubio asintió con la cabeza para buscar
sus ropas y comenzar a vestirse a toda velocidad.
Itachi
miraba al confusor que se levantaba del suelo para luego mirar a su cuñado que
sabía era el responsable de haber lanzado a Sai por los aires sin ni siquiera
acercarse al moreno ya que ni Sasuke ni él tenían un don capaz de hacer algo
así.
– Es
un quínetico*. – Afirmó mirando al hombre de ojos azules con sorpresa, pues
eran muy escasos lo que eran poseedores de ese don.
– ¿Es
que importa?. – Cuestionó Naruto de mala mientras se vestía ya que revelar su
don era exponerse demasiado.
– No
hay tiempo para esto, hermano. Mejor vámonos de aquí, no quiero seguir cerca de
él – Señaló Sasuke a Sai.
– ¿¡Él
es tu hermano!?. – Esta vez fue el turno de sorprenderse de Naruto viendo como
ambos asentían.
–
Espero que cuides bien de mi pequeño hermano y no vuelvas a dejar que te
manipulen porque quizás la próxima vez no vas a tener suerte para explicarte o
ser perdonado. – Le aconsejó Itachi. – Tampoco me gustaría entérame que has
hecho sufrir a Sasuke. – Le dedicó al rubio una mirada amenazante en la que
pretendía advertirle de las consecuencias que acarrearía si se enteraba que su
hermano estaría sufriendo por su causa.
–
Claro que no, señor. – Respondió el Uzumaki tragando saliva con fuerza mientras
Sasuke se acercaba a él.
Ambos
hermanos sonrieron y una vez, que el
chico de cachetes marcados acabó de vestirse.
…~…
Sai se
levantó después de un rato en el que permaneció mirando la puerta cerrada por
la que se habían marchado los tres hombres.
– Creo
que no solo he llegado tarde sino que también, te he perdido para siempre. –
Susurró el confusor al comprender que no podría conseguir al rubio tan
fácilmente para soltarse a llorar en silencio. – Y para colmo, estoy seguro que
me estarás odiando, aún más que aquel día. – Farfulló en voz baja su lamento.
…Detrás de la tienda de empeño ~ Konoha…
Neji
junto a las dos hermanas habían llegado a aquel jardín silvestre en medio de la
ciudad de Konoha.
– Y la
pequeña selva que fluye en el río, oculta en el hormigón y los hierros que
guardan la cueva del venenoso que arrebatará el poder a los titanes de las
sombras donde la parca los espera para llevar al mundo etéreo de la soledad
infinita. – Recitó Hanabi socarronamente mientras se adelantaba. – Pues casi no
encontramos este lugar con esa mierda de acertijo, espero que no aparezca un
tigre o un dragón con tanta metáfora, luego resulta que es un lagarto lo que
aparece. – Río tras sus propias palabras burlesca la adolescente.
– No
entiendo a tu padre, Hinata, ¿para qué nos hizo correr detrás de ese sujeto si
lo que en realidad quiere es el maldito frasco que robaron de Raíz?. –
Cuestionó Neji a su prometida que aun caminaba un poco adolorida. – Me está
dando jaqueca su indecisión. – Añadió frotándose la frente con cansancio.
La
chica no respondió a su primo y miró al cielo que se había tornado de preciosos
colores naranjas y rosas debido al atardecer.
–
¡Hermana!. – Llamó Hanabi desde la puerta que había frente a la pareja. – Date
prisa o te quedarás atrás y te quedarás de la diversión. – Le advirtió la
adolescente.
…Almacén de la zona industrial ~ Konoha…
– Así
es, dadá. Tsunade ha escapado de CING, lo he visto. – Repetía Karin a sus
padres.
– ¿Y
sabes cómo se encuentra?. – Preguntó Jiraiya a su hija con precaución en su voz
por lo celoso que era su compañero pero sus palabras no evitaron que Orochimaru
frunciera el ceño.
– Ella
está bien, no he visto que se muestre herida o sangrando. – Le respondió la
pelirroja tocándose la barbilla con uno de sus dedos, en señal de estar
recordado ese detalle.
– ¿Has
visto dónde está?. – Preguntó nuevamente el hombre de larga cabellera blanca a
la chica de ojos escarlata, haciendo enfadar más al hombre de ojos dorados.
– No,
solo sé que llegó al muelle por el este, en un bote pequeño pero no creo que la
encontremos si vamos ahora en su busca. – Contestó la mujer de gafa un poco
confusa por el interés de su padre por Tsunade.
– ¿Y
no has visto a alguno de los muchachos que nos pueden llevar a la muestra
robada de Raíz?. – Inquirió Orochimaru con los brazos cruzados cambiando el
tema que le molestaba.
– Lo
siento, dadi pero no he visto nada de ellos, ni siquiera a alguno de los que
acompañaban al rubio. – Contestó agachando la cabeza la pelirroja con
frustración. – Cada vez que intento tener una predicción de donde se encuentra
solo veo gente, mucha gente desconocida y ruido. Me es casi imposible
permanecer en ese sitio más de un segundo.
–
Gracias, Karin, puedes retirarte. – Le agradeció el hombre de pelo negro y la
pelirroja se giró con claras intenciones de salir de esa sala pero al estar
cerca de la puerta, esta se abrió mostrando a un chico de pelo azul y una
sonrisa de sierra en su boca.
La
pelirroja arrugó el entrecejo y paso con aire petulante a un lado del recién
llegado, abandonando la habitación en la que estaban sus padres.
El
recién llegado silbó con descaro antes de acercarse con una sonrisa a los
hombres que lo observaban del otro extremo de la habitación. El chico de pelo
azul agrandó su sonrisa de cierra mientras se dirigía a la pareja.
–
Señor, un mensaje de Mizuki. – Habló sacando el pequeño cilindro de papel y
entregándoselo al líder del clan antes
de retirarse cuando el objeto fue recogido por el de ojos dorados.
…Calles de Konoha…
– Ha
sido demasiado fácil, ¿no lo crees, Kakuzu?. – Cuestionó Hidan a su compañero.
– Pensé que sería más complicado y divertido. Incluso, esperaba que nos
generara un entretenimiento si ese sujeto, Ibiki, arremetía contra nosotros,
estaba preparándome para un enfrentamiento cuando apareció de la nada.
–
Hidan, deja de molestar o llamaremos la atención de algún miembro de Raíz. –
Pidió Kakuzu a su acompañante.
– Pues
me importa una jodida mierda, si esos malditos aparecen, haré una fiesta para
Jashin-sama. – Anunció el hombre de ojos violetas para estallar en carcajadas.
Kakuzu
suspiró cansado de oír las estupideces de su religioso compañero y continuó sin
detenerse a esperar al seguidor de Jashin, que se había parado en medio de la
calle a reír como un desquiciado atrapando la mirada de las personas que
pasaban por ese lugar en ese instante.
…Detrás de la tienda de empeño ~ Konoha…
Los Hyuuga
subieron al segundo piso encontrándose con Ibiki.
– ¿Y
ese quién es?. – Preguntó al aire Hanabi mirando al hombre que apareció ante
ellos.
– No
tengo la menor idea pero si intenta detenernos, no lo conseguirá. – Anunció
Neji dando un paso adelante en una posición de defensa.
El
desconocido para los Hyuuga desapareció en las sombras, tan sigilosamente como
se mostró ante ellos.
– ¿Se
ha ido?. – Está vez fue Hinata mirando a todos los lados.
– Es
un camaleón*. – Afirmó el castaño. – ¡Estad alerta, aun sigue aquí!. – Ordenó a
sus primas que asintieron a con la cabeza.
Caminaron
con todos sus sentidos alerta, entre el montón de muebles en aquella habitación
en penumbras, hasta llegar al armario metálico que destacaba del resto de
muebles viejos ya que tenía un mejor aspecto.
Neji
estiró su brazo para intentar abrirlo cuando una especie de pepita apareció de
la nada dirigiéndose al castaño. Neji retrocedió por instinto para descubrir
que la pequeña pepita de apariencia liquida caía al suelo y este se prendía
fuego.
–
¡Mierda! ¡Este tío también es un elemental!. – Masculló mirando desde el lugar
del que había sido lanzada aquella pepita líquida que contenía el poder del
fuego. – Es un dúo*, no bajéis la guardi…– Pero no terminó su mandato cuando
otra pepita apareció en dirección a Hinata y el castaño se había lanzado hacia
su prometida para salvarla del final que contenía el ser tocado por ella y
ambos, Hinata y Neji, lograron esquivarla sin ser tocados por la pepita.
La
pepita cayó al suelo donde se prendió y cuando giraron al lugar de procedencia
de la pequeña pepita, vieron a Ibiki mirándolos amenazantemente con sus ojos de
color dorado tan brillante como las pepitas que genera.
– Esto
no será fácil. – Susurró Neji. – Hinata, intenta acercarte al armario mientras
que Hanabi y yo intentaremos distraer a ese dúo. – Decretó a su prometida que
asintió con las mejillas sonrosadas. – ¿Has entendido, Hanabi?. – Le preguntó a
la adolescente que asintió en posición de defensa en su lugar.
– No
saldréis vivos de aquí. – Declaró Ibiki escupiendo hacia la pareja que gracias
a Neji consiguieron esquivar la pepita de saliva que cayó sobre una vieja silla
que se incendió.
…Guarida de Akatsuki ~ Konoha…
Naruto
había terminado de darse una ducha en el cuarto de baño que parecía más un
vestuario de instituto o de un gimnasio, debido a que en los cuartos no
contaban con bañera o ducha y entró a la habitación que le asignaron donde se
encontraba su pareja.
–
Sasuke, ¿estás enfadado?. – Preguntó Naruto al entrar a la habitación después
de haberse dado una ducha y vestido para encontrarse a su novio sentado en la
cama de espaldas a la puerta.
Uchiha
había deshecho sus trenzas porque se había duchado también y estaba secándolo
con un pequeño secador de cabello, lo cual le iba a llevar tiempo hacerlo. El
pelo húmedo de Sasuke brillaba haciéndolo parecer una capa que flotaba a su
espalda.
Sasuke
no respondió a su compañero y el Uzumaki se sentó en la cama ocupada por el
elemental y lo vio con los ojos
cerrados.
– Se
que no estás de humor, Sasuke. – Le dijo al chico de pelo azabache pero este,
continuó igual y Naruto suspiró antes de continuar. –Yo… lo siento. No sabía
que iba a ocurrir eso, te lo aseguro. – Se explicó con pesadumbre en su voz.
Sasuke
se giró para enfrentar la mirada de su novio que estaba con la cabeza baja y
con un aura de decepción y tristeza sobre él.
–
Naruto… – Llamó al rubio que lo miró con aquellos grandes ojos azules. – Sé que
no eres culpable de lo que pasó y que fue Sai el que te estaba manipulando con
ayuda de su habilidad pero no puedo evitar que me duela y me sienta
traicionado. – Se sincero el Uchiha.
Naruto
desvió la mirada de esos ojos negros que brillaban con aflicción.
– Lo
sé. – Le confirmó el quínetico. – Pero yo solo te amo a ti. ¿Qué puedo hacer
para no dañarte a cada instante? ¿Por qué ocurre esto?. Lo cierto, es que no lo
entiendo nada de lo que está pasando o de lo que me pasa y es que no dejo de
arruinar todo en un segundo, tengo que ser un idiota demasiado grande porque a
cada decisión que tomo, últimamente, lo único que consigo es causarte daño. Tú
no te mereces a alguien como yo a tu lado, Sasuke. – Apretó sus puños con
fuerza volviendo sus nudillos blancos.
El
elemental se levantó rápidamente de la cama y se abrazó al rubio con fuerza.
– ¡No
vuelvas a decir eso, Naruto!. Estoy seguro que no he podido elegir a mejor persona
que a ti, todo este tiempo me lo has demostrado y tampoco entiendo como hemos
terminado en esta circunstancias de malos entendidos pero creo, que es una
prueba de la vida para ambos y nos hará más fuerte, si la superamos juntos. –
Reveló apoyando su blanca frente en el hombro del otro rubio. – No me vuelvas a
dejar. No nos abandones, Naruto.
Nosotros te necesitamos. – Pidió el Uchiha.
–
Sasuke. – Llamó apretando aquellas manos que se enredaban en su estómago. – No
lo haré. – Afirmó el Uzumaki.
Pero todo
momento romántico fue interrumpido cuando la puerta fue abierta con brusquedad
por Itachi.
–
Lamento interrumpir pero debemos irnos, rápido. – Alertó a la pareja. – Kisame
nos ha llamado, poniéndonos sobre aviso de la aparición de rastreadores en el edificio
y Konan a sentido su presencia acercarse. Parece que han logrado romper nuestra
seguridad antes de lo esperado, debemos irnos antes de que lleguen aquí. – Les
comunicó a la pareja antes de que pudiesen formular la pregunta.
Ambos
chicos asintieron y se levantaron de la cama.
– ¿Y
por dónde saldremos?. – Preguntó Sasuke junto a su novio siguiendo a su hermano
hasta el baño donde ya se encontraban todos ahí, con la excepción de Kakuzu y
Hidan, quienes aún no regresaban de su tarea y Kizame que estaba esperando a
sus dos compañeros.
– Por
ahí. – Señaló Itachi a una trampilla metálica en el suelo del baño.
La
pareja vio el hueco con recelo para luego darse la mano en un atisbo de ánimo.
–
¡NARUTO!. – Gritó Moegi abrazándose al hombre de ojos azules y marcas en las mejillas en busca de protección
aunque ese acto, ocasionó un gruñido de Sasuke.
–
Escuchadme bien. – Pidió Pain. – Yo bajaré primero para asegurar la zona y
después lo hará Sasori, la última en bajar será Konan, ¿de acuerdo?. – Preguntó
a todos los presentes.
–
¡Sí!. – Respondieron todos al unisonó.
Ante
la atenta mirada de todos, el hombre de cabello naranja saltó dentro del hueco,
el cual estaba oscuro y el sonido de chapoteo, indicaba que el hombre de mirada
ondeante había caído sobre agua.
– ¿A
qué lugar llegaremos por ahí, Itachi?. – Pregunto Sasuke abrazándose a su
amado, intentando buscar seguridad en ese momento ya que el adentrarse en un
lugar oscuro y profundo no era alentador, aún este se tratara de su vía de
huida.
Sasuke
pudo sentir como su abrazo fue correspondido y consiguió calmar los nervios por
la adrenalina que aumentaba por la proximidad de ser descubierto por los
rastreadores.
– Es
una entrada directa al alcantarillado de Konoha. – Fue la simple respuesta del
de coleta.
La voz
del líder de Akatsuki se escuchó de las profundidades del agujero captando la
atención de todos los presentes y Sasori se adelantó, imitando a Pain,
introduciéndose en el agujero que los llevaba a la cloacas de la ciudad.
Después
del pelirrojo se adentraron en aquel angosto agujero Deidara, Tobi, Juugo,
Sakura con Aya en brazos, Sai, Itachi, Moegi, Sasuke, Naruto y, finalmente,
Konan.
…Entrada al casino Tres Lunas ~ Konoha…
Kakuzu
y Hidan acaban de llegar, gracias a un taxi que tomaron por la insistencia del
hombre de ojos violetas en que se encontraba agotado.
Ambos
hombres se dirigían a la puerta cuando fueron intercedidos por Kisame.
– ¿Qué
pasa?. – Preguntó escuetamente el hombre que adora al dios Jashin.
–
Rastreadores. – Fue la respuesta del hombre azul.
–
¿Pero cómo?¿Y los demás?. – Ahora quiso averiguar Hidan.
–
Algún chivato. El resto se dirigen al norte por las ruta de emergencia y Pain
me ha pedido que os diga nuestro lugar de encuentro, así que desde aquí, cada
uno irá por un lugar diferente para llegar. – Contesto Kisame entregándoles un
papel con una dirección. – Recordad destruirlo. – Indicó señalando con la
mirada los papeles que le había dado con su destino.
Hidan
y Kakuzu asintieron antes de alejarse del lugar.
Aclaración de los términos:
* Quínetico:
Se denomina a las personas que tienen el don de poder mover objetos con la
mente.
*
Camaleón: Se denomina a las personas con el don de camuflarse en los entorno
haciéndose invisible (igual que el camaleón).
* Dúo:
Son aquellas personas que poseen dos dones o poderes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario