sábado, 10 de junio de 2017

Ocultando nuestra naturaleza ~ Cap. 11

-Manipulación.-

…Detrás de la tienda de empeño ~ Konoha…

Hidan y Kakuzu habían llegado al lugar que Sai les había indicado. Ambos hombres atravesaron la oxidada puerta metálica para adentrarse en el oscuro interior del viejo edificio.

– Aquí no hay nadie. – Habló Hidan una vez dentro y mirando a todos los lados en busca de alguna señal de vida en aquel lugar.

– Así será más rápido. – Agregó Kakuzu adelantándose a una estrecha escalera ascendente.

El hombre de ojos violetas siguió a su compañero llegando al piso de arriba donde era más intenso el olor a humedad que desprendían las mohosas paredes y la luz que se filtraban se dejaba ver en el aire viciado las esporas de polvo flotando.

La habitación estaba amontonada con viejos y destrozados muebles y telas roídas que se movían con apariencia fantasmagórica debido al aire que se colaba por las grietas de la pared por donde entraba la luz.

Ambos hombres caminaron por el casi laberíntico cuarto hasta una especie de armario de metal un poco oxidado.

Kakuzu sacó una llave que correspondía a la cerradura del armario y se acercó con intenciones de abrir el mueble cuando de la oscuridad, apareció un hombre alto y fornido con el rostro cubierto de cicatrices.

El desconocido se quedó parado a una distancia de un metro y medio, observándolos detenidamente como si esperara algún tipo de movimiento que lo accionara para atacar a los dos miembros de Akatsuki.

– Debe de ser ese tal Ibiki que nombró Sai. – Le murmuró el hombre de ojos verdes a su compañero de cabello blanco, quien asintió y se acercó más a su compañero en un estado de alerta por si tendría que combatir irremediablemente.

Kakuzu introdujo la llave en la cerradura y el clic del interior verberó por toda la estancia, indicando que consiguió abrir el cierre la metálica puerta del armario para con un sonido chirriante y molesto para los oídos, abrió la puerta del compartimento donde esperaba en el interior una pequeña caja de cartón. La cual, Kakuzu se apresuró en abrir para ver una pequeña probeta con tapón que guardaba un líquido trasparente en su interior.

Kakuzu guardó el tubo en el interior de su bolsillo y saco otra probeta que depositó en el interior de la frágil caja para volver a dejar todo como estaba y cerrar el armario antes de retirarse.

– ¡Vámonos!. – Ordenó el hombre de ojos verdes a su compañero que asintió antes de retirarse a su lado.

…Restaurante cerca del parque Binju ~ Konoha…

Danzou comía tranquilamente el plato de espaguetis a la boloñesa que había pedido junto al resto de rastreadores al lado suyo.

Torune degustaba un exquisito filete con papas frita y algo de ensalada y Fuu almorzaba un delicioso pescado en salsa con su guarnición de verduras mientras que Zabusa y Haku habían pedido el mismo platillo, lasaña.

– Cuando salgamos de aquí, buscareis el rastro de las prendas que habéis obtenido en ese apestoso lugar. – Ordenó Danzou llevándose la copa de vino a la boca.

– Sí, señor. – Fue la respuesta de todos los rastreadores que comían junto al anciano.

…Mansión Hyuuga ~ Konoha…

– ¿Así que aun no habéis encontrado al chico?. – Preguntó Hiashi por el teléfono. – Os he encargado la misión porque pensé que era lo suficientemente buena para vosotros. Neji, sólo espero que no traiciones mi confianza. – Hablaba el patriarca Hyuuga para escuchar como su sobrino le respondía con nerviosismo y repetía el por qué no habían logrado atrapar al escurridizo individuo. – Os advertí de que habría quienes se entrometería. Solo te pido resultado, al menos tráeme la muestra si no puedes encontrar a un fugado de CING.  – Volvió a hacer una pausa para escuchar lo que tenía que decirle su sobrino.

– Hermano. – Se atrevió a romper aquel incomodo silencio Hazashi que estaba recostado en la cama que se encontraba su hermano y mostraba su desnudo torso.

– ¿Qué?. – Preguntó con pesadez el líder Hyuuga volviendo su atención a su gemelo.

Pero Hazashi no pudo hablar porque la puerta fue golpeada tres veces.

– Señor, ha llegado un nuevo mensaje de Shizune. – Informó una voz masculina desde el exterior.

– Entra. – Ordenó Hiashi, esta vez, volviendo toda su atención a la puerta por donde un miembro del clan entraba con una nota en las manos.

Hizashi suspiró con fastidio ante la inoportuna interrupción.

…Guarida de Akatsuki ~ Konoha…

Naruto dormía abrazado a su pareja después de haber pasado despierto la noche y parte de la madrugada a causa de la lujuria pero su descanso fue interrumpido por unos suaves toques en la puerta que lograron despertarlo.

El rubio miró a su novio, que gruñó por los golpecitos mientras usaba las mantas como un bloqueador de aquel ruido molesto.

– Naruto, soy Sai. ¿Podría hablar contigo?. – La voz del otro lado habló después de volver a golpear la puerta y no recibir respuesta.

El hombre de ojos azules bufó molesto y salió de la cama donde dejó abrigado con las mantas a Sasuke.

Naruto buscó sus ropas por el esparcidas por suelo de la habitación y no tardó en encontrarlas y vestirse pero antes de salir del cuarto, el rubio dio una última mirada a su pareja.

– ¿Qué es lo que quieres?. – Preguntó el de marquitas en el rostro mientras cerraba la puerta tras de si para no incomodar a Sasuke.

El confusor arrugó la nariz con molestía al percibir el olor a sexo que desprendió la habitación de la que había salido el Uzumaki y, rápidamente, comprendió lo que pasó entre aquel extraño chico del peinado de trenzas el rubio.

– Por favor, quisiera hablar en un lugar más íntimo y no aquí. Es algo que solo quiero contarte a ti, no a todo el mundo. – Pidió Sai mirando a las personas que se encontraban en la sala y los miraban curiosamente mientras continuaban con sus conversaciones.

– Está bien pero más vale que seas breve. No quiero dejarlo solo por mucho tiempo. – Aclaró Naruto, no muy seguro de seguir y escuchar a Sai.

Sai no dijo nada y comenzó a caminar hasta una de las puertas que abrió mostrando otro cuarto similar al que él ocupaba y donde había dejado a Sasuke durmiendo.

El moreno entró seguido de Naruto para cerrar la puerta cuando el rubio ingresó a la habitación. Después, Sai caminó hasta una de las camas en la que se sentó.

– Ese chico… ¿qué tipo… de relación tienes con él?. – Preguntó el paliducho asiendo una extraña mueca en su rostro.

– Es mi novio. – Aseguró el Uzumaki desde el lugar en que se encontraba.

– ¿Y qué hay de nosotros?, ¿lo qué éramos?, ¿lo qué somos?. – Inquirió el moreno mirando con dolor al contrario, haciéndole saber que no le había agradado aquella respuesta.

– ¿¡De que mierdas hablas, Sai!?. – Cuestionó el chico de marcas en las mejillas. – Entre nosotros no hay nada y si mal no recuerdo, tú te encargaste de destrozar lo que alguna vez existió. – Le recordó cerrando sus preciosos ojos zafiro. – No puedes venir y pretender que vaya a ser el mismo del pasado o que sienta lo mismo por ti. Yo amo a Sasuke, él es mi novio y tú y yo ya no somos nada.

– Eso fue un error y no sabes cuánto me arrepiento de eso porque yo te quiero a ti. No sabes cuando me duele escucharte decir eso y tan solo estás con él porque se parece a mí. – Afirmó Sai levantándose y acercándose al rubio.

– ¿Un error?, ¿parecerse a ti?. Por favor, Sai, no me hagas reír diciendo eso. No sé lo que intentas pero que te quede claro, nosotros terminamos, lo que sea que tuviéramos, hace cinco años atrás y eso no se puede cambiar, tampoco puedes llegar esperando que no ha pasado nada o no haya hecho rehecho mi vida con otra persona. – Aseveró Naruto dando media vuelta con intención de abandonar ese cuarto.

– ENTONCES, ¿POR QUÉ ME AYUDASTE?. – Gritó el confusor.

– Porque no soy alguien que dé la espalda a la gente que conoce y mucho menos a alguien herido tan solo por resentimientos de lo que ocurrió en el pasado. – Respondió el Uzumaki sintiendo como el cuerpo de Sai se apoyaba en su espalda, apretando su suéter con fuerza.

– ¿Acaso no hay nada que pueda hacer?. – Quiso saber el más pálido.

– Sai. – Naruto suspiró antes de darse la vuelta y alejar de su cuerpo al confusor. – Si en ese entonces me hubieras buscado y me hubieras dicho todo eso, lo más probable es que me lanzara a tus brazos pero ya no. Todos esos sentimientos ya no te pertenecen, ahora son de otra persona. – Contestó mirando al hombre frente suyo.

– Sabes que esto no debe ser así, ¿verdad?. – Apretó sus puños Sai. – Cuando fui en tu busca, los de Raíz me capturaron y todo este tiempo he estado en CING pensando en ti. En nuestro amor. – Argumentó el chico de pelo negro.

– No se puede cambiar el pasado, Sai. Ha pasado tiempo y tienes que entender que yo estoy con otra persona. – Dijo Naruto apartando la mirada del chico frente a él.

– ¿Lo amas?. – Murmuró el confusor sintiendo como una lágrima rodaba por su mejilla.

– Sí, lo amo. Te lo he estado diciendo todo el tiempo y te lo digo ahora, lo amo. – Le confirmó el Uzumaki.

– Entonces, bésame por última vez. – Le pidió Sai levantando su rostro bañado en lágrimas con todo su globo ocular de color negro que hicieron contacto con los ojos azules del contrario. – Ámame por última vez, Naruto. Por favor, despidámonos apropiadamente. – Le suplicó el paliducho.

La pupila del Uzumaki se dilató y su cuerpo se acercó al contrario para abrazarlo con fuerza y sin apartar la mirada de aquella dos cuencas negras capturó los labios de Sai sin parpadear en un beso intenso pero algo tosco y carente de sentimientos.

– Ámame por última vez, por favor. – Repitió sintiendo como sus ropas eran retiradas si despegar sus ojos de los contrarios porque sabía que si lo hacía, el rubio saldría del control de su poder y todo se desvanecería.

Cuando el hombre de ojos azules terminó de desvestir al hombre de pelo azabache comenzó a quitar sus ropas, quedando desnudo para volver a besar los labios contrarios.

– Tómame, Naruto. Despidamos nuestro amor en este momento. – Ordenó Sai pero antes de que algo más sucediera la puerta fue golpeada violentamente.

– Naruto, ¿estás ahí?. Por favor, ábreme. – Al otro lado se escuchó la voz de Sasuke acompañada de más golpes a la puerta.

– No te preocupes, no es nada importante. Ahora, solo somos tú y yo, así que tómame. – Insistió el confusor viendo como el rubio estaba saliendo del trance impuesto debido a la voz del sujeto que aporreaba la puerta.

Naruto asintió con la cabeza a las órdenes de su maestro, como una simple marioneta, para seguir con lo que le pedía dirigiéndose a la cama más cercana junto a Sai pero antes de que pudiesen llegar al mueble, la puerta fue derrumbada por una patada de Itachi, quien entró a la habitación acompañado de su hermano menor.

…~…

– ¡NARUTO!. – Aulló dolorosamente Sasuke viendo a las dos personas junto a la cama para intentar salir corriendo de ese cuarto pero la mano de su hermano lo detuvo.

– Sasuke, cálmate y fíjate en los ojos de Sai. – Le pidió en voz baja el de coleta que soltó a su hermano para acercarse a su cuñado que había caído como una roca al suelo y yacía desmayado.

Ante el grito de dolor, el Uzumaki pareció salir del trance en que lo tenía Sai y cayó al suelo inconsciente por la violencia que fue interrumpida la hipnosis.

Sasuke con mucho sufrimiento miró a los ojos de aquel hombre que le dedicaba una sonrisa triunfadora y burlesca para darse cuenta que todo el globo ocular del confusor estaba envuelto por un manto negro que comenzaba a retirarse.

Sasuke no pudo evitar el fruncir el ceño con furia al percatarse de lo que realmente estaba sucediendo y pretendía lograr aquel desconocido.

El elemental eléctrico cerró sus puños con fuerzas y caminó hasta donde se encontraba aquel moreno que lo miraba con asco, sin ningún tipo de escrúpulo al estar completamente desnudo ante los hermanos Uchiha.

– ¿Que miras, idiota?. – Le escupió Sai cada palabra de la pregunta formulada despectivamente poniendo sus brazos en jarras. – ¿Acaso te molesta que Naruto me prefiera a mí antes que a ti?. – Rió Sai con malicia en un intento de que aquel chico con peinado de trenzas abandonará la habitación creyéndose engañado y así poder tener al rubio a su merced.

Sasuke apretó con fuerzas los puños para golpearlo con un puñetazo en la cara consiguiendo ladearle el rostro y dejarle marcada la blanca mejilla.

– Solo eres basura. – Escupió el Uchiha menor mirándolo con repugnancia. – ¿Después de dañarlo tanto por qué ahora intentas volverlo hacer sufrir?. Entiende de una vez, Naruto está conmigo y me ama a mí, no a ti. Lo que sea que pasó ya no existe entre él y tú. – Habló Sasuke controlando sus ganas de gritarle cada una de sus palabras a aquel chico frente a él mientras su cuerpo temblaba de ira por lo lejos que había llegado Sai para separar al Uzumaki de su lado.

– ¡ESO A TU NO TE IMPORTA!. ÉL ME PERTENECE ANTES DE QUE TÚ LO CONOCIERAS Y RECOGIERAS MI MIGAJAS. – Gritó enfurecido Sai. – Él solo está contigo porque te pareces a mí, solo eres un sustituto. – Dijo con veneno en su voz.

– Eso no es cierto. A ti nunca te ha importado y él jamás estará contigo de nuevo, por eso tienes que hacer uso de tu poder, para que te preste atención. – Respondió para acercarse a su hermano que había  conseguido despertar al rubio.

– Solo eres un maldito. – Farfulló con rencor Sai para abalanzarse sobre Sasuke pero antes de que consiguiera tocarlo, fue lanzado hacia la pared por una fuerza invisible.

Naruto se acercó a Sasuke y lo abrazó.

– No sé lo que ha pasado para que este desnudo pero lo siento, Sasuke. Yo solo te amo a ti, perdóname. – Murmuraba derramando lágrimas el Uzumaki en la oreja de su pareja pensando que este no le creería debido a la comprometida situación.

– Yo también te amo, Naruto, y sé que tú no has hecho nada. – Respondió correspondiendo el abrazo de su novio para luego separase un poco y contemplar el rostro de su amante que comenzó secar las gotitas saladas que derramaban aquellos zafiros que lo hechizaban. – Pero ahora, vístete o me enfadare contigo. – Sentenció Sasuke a lo que el rubio asintió con la cabeza para buscar sus ropas y comenzar a vestirse a toda velocidad.

Itachi miraba al confusor que se levantaba del suelo para luego mirar a su cuñado que sabía era el responsable de haber lanzado a Sai por los aires sin ni siquiera acercarse al moreno ya que ni Sasuke ni él tenían un don capaz de hacer algo así.

– Es un quínetico*. – Afirmó mirando al hombre de ojos azules con sorpresa, pues eran muy escasos lo que eran poseedores de ese don.

– ¿Es que importa?. – Cuestionó Naruto de mala mientras se vestía ya que revelar su don era exponerse demasiado.

– No hay tiempo para esto, hermano. Mejor vámonos de aquí, no quiero seguir cerca de él – Señaló Sasuke a Sai.

– ¿¡Él es tu hermano!?. – Esta vez fue el turno de sorprenderse de Naruto viendo como ambos asentían.

– Espero que cuides bien de mi pequeño hermano y no vuelvas a dejar que te manipulen porque quizás la próxima vez no vas a tener suerte para explicarte o ser perdonado. – Le aconsejó Itachi. – Tampoco me gustaría entérame que has hecho sufrir a Sasuke. – Le dedicó al rubio una mirada amenazante en la que pretendía advertirle de las consecuencias que acarrearía si se enteraba que su hermano estaría sufriendo por su causa.

– Claro que no, señor. – Respondió el Uzumaki tragando saliva con fuerza mientras Sasuke se acercaba a él.

Ambos hermanos sonrieron y una vez,  que el chico de cachetes marcados acabó de vestirse.

…~…

Sai se levantó después de un rato en el que permaneció mirando la puerta cerrada por la que se habían marchado los tres hombres.

– Creo que no solo he llegado tarde sino que también, te he perdido para siempre. – Susurró el confusor al comprender que no podría conseguir al rubio tan fácilmente para soltarse a llorar en silencio. – Y para colmo, estoy seguro que me estarás odiando, aún más que aquel día. – Farfulló en voz baja su lamento.

…Detrás de la tienda de empeño ~ Konoha…

Neji junto a las dos hermanas habían llegado a aquel jardín silvestre en medio de la ciudad de Konoha.

– Y la pequeña selva que fluye en el río, oculta en el hormigón y los hierros que guardan la cueva del venenoso que arrebatará el poder a los titanes de las sombras donde la parca los espera para llevar al mundo etéreo de la soledad infinita. – Recitó Hanabi socarronamente mientras se adelantaba. – Pues casi no encontramos este lugar con esa mierda de acertijo, espero que no aparezca un tigre o un dragón con tanta metáfora, luego resulta que es un lagarto lo que aparece. – Río tras sus propias palabras burlesca la adolescente.

– No entiendo a tu padre, Hinata, ¿para qué nos hizo correr detrás de ese sujeto si lo que en realidad quiere es el maldito frasco que robaron de Raíz?. – Cuestionó Neji a su prometida que aun caminaba un poco adolorida. – Me está dando jaqueca su indecisión. – Añadió frotándose la frente con cansancio.

La chica no respondió a su primo y miró al cielo que se había tornado de preciosos colores naranjas y rosas debido al atardecer.

– ¡Hermana!. – Llamó Hanabi desde la puerta que había frente a la pareja. – Date prisa o te quedarás atrás y te quedarás de la diversión. – Le advirtió la adolescente.

…Almacén de la zona industrial ~ Konoha…

– Así es, dadá. Tsunade ha escapado de CING, lo he visto. – Repetía Karin a sus padres.

– ¿Y sabes cómo se encuentra?. – Preguntó Jiraiya a su hija con precaución en su voz por lo celoso que era su compañero pero sus palabras no evitaron que Orochimaru frunciera el ceño.

– Ella está bien, no he visto que se muestre herida o sangrando. – Le respondió la pelirroja tocándose la barbilla con uno de sus dedos, en señal de estar recordado ese detalle.

– ¿Has visto dónde está?. – Preguntó nuevamente el hombre de larga cabellera blanca a la chica de ojos escarlata, haciendo enfadar más al hombre de ojos dorados.

– No, solo sé que llegó al muelle por el este, en un bote pequeño pero no creo que la encontremos si vamos ahora en su busca. – Contestó la mujer de gafa un poco confusa por el interés de su padre por Tsunade.

– ¿Y no has visto a alguno de los muchachos que nos pueden llevar a la muestra robada de Raíz?. – Inquirió Orochimaru con los brazos cruzados cambiando el tema que le molestaba.

– Lo siento, dadi pero no he visto nada de ellos, ni siquiera a alguno de los que acompañaban al rubio. – Contestó agachando la cabeza la pelirroja con frustración. – Cada vez que intento tener una predicción de donde se encuentra solo veo gente, mucha gente desconocida y ruido. Me es casi imposible permanecer en ese sitio más de un segundo.

– Gracias, Karin, puedes retirarte. – Le agradeció el hombre de pelo negro y la pelirroja se giró con claras intenciones de salir de esa sala pero al estar cerca de la puerta, esta se abrió mostrando a un chico de pelo azul y una sonrisa de sierra en su boca.

La pelirroja arrugó el entrecejo y paso con aire petulante a un lado del recién llegado, abandonando la habitación en la que estaban sus padres.

El recién llegado silbó con descaro antes de acercarse con una sonrisa a los hombres que lo observaban del otro extremo de la habitación. El chico de pelo azul agrandó su sonrisa de cierra mientras se dirigía a  la pareja.

– Señor, un mensaje de Mizuki. – Habló sacando el pequeño cilindro de papel y entregándoselo al líder del clan  antes de retirarse cuando el objeto fue recogido por el de ojos dorados.

…Calles de Konoha…

– Ha sido demasiado fácil, ¿no lo crees, Kakuzu?. – Cuestionó Hidan a su compañero. – Pensé que sería más complicado y divertido. Incluso, esperaba que nos generara un entretenimiento si ese sujeto, Ibiki, arremetía contra nosotros, estaba preparándome para un enfrentamiento cuando apareció de la nada.

– Hidan, deja de molestar o llamaremos la atención de algún miembro de Raíz. – Pidió Kakuzu a su acompañante.

– Pues me importa una jodida mierda, si esos malditos aparecen, haré una fiesta para Jashin-sama. – Anunció el hombre de ojos violetas para estallar en carcajadas.

Kakuzu suspiró cansado de oír las estupideces de su religioso compañero y continuó sin detenerse a esperar al seguidor de Jashin, que se había parado en medio de la calle a reír como un desquiciado atrapando la mirada de las personas que pasaban por ese lugar en ese instante.

…Detrás de la tienda de empeño ~ Konoha…

Los Hyuuga subieron al segundo piso encontrándose con Ibiki.

– ¿Y ese quién es?. – Preguntó al aire Hanabi mirando al hombre que apareció ante ellos.

– No tengo la menor idea pero si intenta detenernos, no lo conseguirá. – Anunció Neji dando un paso adelante en una posición de defensa.

El desconocido para los Hyuuga desapareció en las sombras, tan sigilosamente como se mostró ante ellos.

– ¿Se ha ido?. – Está vez fue Hinata mirando a todos los lados.

– Es un camaleón*. – Afirmó el castaño. – ¡Estad alerta, aun sigue aquí!. – Ordenó a sus primas que asintieron a con la cabeza.

Caminaron con todos sus sentidos alerta, entre el montón de muebles en aquella habitación en penumbras, hasta llegar al armario metálico que destacaba del resto de muebles viejos ya que tenía un mejor aspecto.

Neji estiró su brazo para intentar abrirlo cuando una especie de pepita apareció de la nada dirigiéndose al castaño. Neji retrocedió por instinto para descubrir que la pequeña pepita de apariencia liquida caía al suelo y este se prendía fuego.

– ¡Mierda! ¡Este tío también es un elemental!. – Masculló mirando desde el lugar del que había sido lanzada aquella pepita líquida que contenía el poder del fuego. – Es un dúo*, no bajéis la guardi…– Pero no terminó su mandato cuando otra pepita apareció en dirección a Hinata y el castaño se había lanzado hacia su prometida para salvarla del final que contenía el ser tocado por ella y ambos, Hinata y Neji, lograron esquivarla sin ser tocados por la pepita.

La pepita cayó al suelo donde se prendió y cuando giraron al lugar de procedencia de la pequeña pepita, vieron a Ibiki mirándolos amenazantemente con sus ojos de color dorado tan brillante como las pepitas que genera.

– Esto no será fácil. – Susurró Neji. – Hinata, intenta acercarte al armario mientras que Hanabi y yo intentaremos distraer a ese dúo. – Decretó a su prometida que asintió con las mejillas sonrosadas. – ¿Has entendido, Hanabi?. – Le preguntó a la adolescente que asintió en posición de defensa en su lugar.

– No saldréis vivos de aquí. – Declaró Ibiki escupiendo hacia la pareja que gracias a Neji consiguieron esquivar la pepita de saliva que cayó sobre una vieja silla que se incendió.

…Guarida de Akatsuki ~ Konoha…

Naruto había terminado de darse una ducha en el cuarto de baño que parecía más un vestuario de instituto o de un gimnasio, debido a que en los cuartos no contaban con bañera o ducha y entró a la habitación que le asignaron donde se encontraba su pareja.

– Sasuke, ¿estás enfadado?. – Preguntó Naruto al entrar a la habitación después de haberse dado una ducha y vestido para encontrarse a su novio sentado en la cama de espaldas a la puerta.

Uchiha había deshecho sus trenzas porque se había duchado también y estaba secándolo con un pequeño secador de cabello, lo cual le iba a llevar tiempo hacerlo. El pelo húmedo de Sasuke brillaba haciéndolo parecer una capa que flotaba a su espalda.

Sasuke no respondió a su compañero y el Uzumaki se sentó en la cama ocupada por el elemental  y lo vio con los ojos cerrados.

– Se que no estás de humor, Sasuke. – Le dijo al chico de pelo azabache pero este, continuó igual y Naruto suspiró antes de continuar. –Yo… lo siento. No sabía que iba a ocurrir eso, te lo aseguro. – Se explicó con pesadumbre en su voz.

Sasuke se giró para enfrentar la mirada de su novio que estaba con la cabeza baja y con un aura de decepción y tristeza sobre él.

– Naruto… – Llamó al rubio que lo miró con aquellos grandes ojos azules. – Sé que no eres culpable de lo que pasó y que fue Sai el que te estaba manipulando con ayuda de su habilidad pero no puedo evitar que me duela y me sienta traicionado. – Se sincero el Uchiha.

Naruto desvió la mirada de esos ojos negros que brillaban con aflicción.

– Lo sé. – Le confirmó el quínetico. – Pero yo solo te amo a ti. ¿Qué puedo hacer para no dañarte a cada instante? ¿Por qué ocurre esto?. Lo cierto, es que no lo entiendo nada de lo que está pasando o de lo que me pasa y es que no dejo de arruinar todo en un segundo, tengo que ser un idiota demasiado grande porque a cada decisión que tomo, últimamente, lo único que consigo es causarte daño. Tú no te mereces a alguien como yo a tu lado, Sasuke. – Apretó sus puños con fuerza volviendo sus nudillos blancos.

El elemental se levantó rápidamente de la cama y se abrazó al rubio con fuerza.

– ¡No vuelvas a decir eso, Naruto!. Estoy seguro que no he podido elegir a mejor persona que a ti, todo este tiempo me lo has demostrado y tampoco entiendo como hemos terminado en esta circunstancias de malos entendidos pero creo, que es una prueba de la vida para ambos y nos hará más fuerte, si la superamos juntos. – Reveló apoyando su blanca frente en el hombro del otro rubio. – No me vuelvas a dejar. No nos abandones, Naruto.  Nosotros te necesitamos. – Pidió el Uchiha.

– Sasuke. – Llamó apretando aquellas manos que se enredaban en su estómago. – No lo haré. – Afirmó el Uzumaki.

Pero todo momento romántico fue interrumpido cuando la puerta fue abierta con brusquedad por  Itachi.

– Lamento interrumpir pero debemos irnos, rápido. – Alertó a la pareja. – Kisame nos ha llamado, poniéndonos sobre aviso de la aparición de rastreadores en el edificio y Konan a sentido su presencia acercarse. Parece que han logrado romper nuestra seguridad antes de lo esperado, debemos irnos antes de que lleguen aquí. – Les comunicó a la pareja antes de que pudiesen formular la pregunta.

Ambos chicos asintieron y se levantaron de la cama.

– ¿Y por dónde saldremos?. – Preguntó Sasuke junto a su novio siguiendo a su hermano hasta el baño donde ya se encontraban todos ahí, con la excepción de Kakuzu y Hidan, quienes aún no regresaban de su tarea y Kizame que estaba esperando a sus dos compañeros.

– Por ahí. – Señaló Itachi a una trampilla metálica en el suelo del baño.

La pareja vio el hueco con recelo para luego darse la mano en un atisbo de ánimo.

– ¡NARUTO!. – Gritó Moegi abrazándose al hombre de ojos azules y  marcas en las mejillas en busca de protección aunque ese acto, ocasionó un gruñido de Sasuke.

– Escuchadme bien. – Pidió Pain. – Yo bajaré primero para asegurar la zona y después lo hará Sasori, la última en bajar será Konan, ¿de acuerdo?. – Preguntó a todos los presentes.

– ¡Sí!. – Respondieron todos al unisonó.

Ante la atenta mirada de todos, el hombre de cabello naranja saltó dentro del hueco, el cual estaba oscuro y el sonido de chapoteo, indicaba que el hombre de mirada ondeante había caído sobre agua.

– ¿A qué lugar llegaremos por ahí, Itachi?. – Pregunto Sasuke abrazándose a su amado, intentando buscar seguridad en ese momento ya que el adentrarse en un lugar oscuro y profundo no era alentador, aún este se tratara de su vía de huida.

Sasuke pudo sentir como su abrazo fue correspondido y consiguió calmar los nervios por la adrenalina que aumentaba por la proximidad de ser descubierto por los rastreadores.

– Es una entrada directa al alcantarillado de Konoha. – Fue la simple respuesta del de coleta.

La voz del líder de Akatsuki se escuchó de las profundidades del agujero captando la atención de todos los presentes y Sasori se adelantó, imitando a Pain, introduciéndose en el agujero que los llevaba a la cloacas de la ciudad.

Después del pelirrojo se adentraron en aquel angosto agujero Deidara, Tobi, Juugo, Sakura con Aya en brazos, Sai, Itachi, Moegi, Sasuke, Naruto y, finalmente, Konan.

…Entrada al casino Tres Lunas ~ Konoha…

Kakuzu y Hidan acaban de llegar, gracias a un taxi que tomaron por la insistencia del hombre de ojos violetas en que se encontraba agotado.

Ambos hombres se dirigían a la puerta cuando fueron intercedidos por Kisame.

– ¿Qué pasa?. – Preguntó escuetamente el hombre que adora al dios Jashin.

– Rastreadores. – Fue la respuesta del hombre azul.

– ¿Pero cómo?¿Y los demás?. – Ahora quiso averiguar Hidan.

– Algún chivato. El resto se dirigen al norte por las ruta de emergencia y Pain me ha pedido que os diga nuestro lugar de encuentro, así que desde aquí, cada uno irá por un lugar diferente para llegar. – Contesto Kisame entregándoles un papel con una dirección. – Recordad destruirlo. – Indicó señalando con la mirada los papeles que le había dado con su destino.

Hidan y Kakuzu asintieron antes de alejarse del lugar.



Aclaración de  los términos:

* Quínetico: Se denomina a las personas que tienen el don de poder mover objetos con la mente.

* Camaleón: Se denomina a las personas con el don de camuflarse en los entorno haciéndose invisible (igual que el camaleón).

* Dúo: Son aquellas personas que poseen dos dones o poderes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario