-Improvisación.-
…Alcantarillado de Konoha…
Pain
iba caminado a la cabeza del grupo, con una linterna que les ayudaba a ver el
camino en medio de aquella oscuridad, y en la retaguardia estaba Konan e Itachi.
Naruto
llevaba a Sasuke en su espalda ya que el fuerte hedor de la alcantarilla le
había causado nauseas y se encontraba muy mareado como para caminar por si
mismo mientras que Moegi, caminaba al lado de la pareja sin poder evitar mirar
constantemente hacia atrás con el miedo de que alguien o algo apareciera a sus
espaldas.
Delante
de Naruto estaba el matrimonio, al que habían involucrado fortuitamente, Sakura
iba abrazada a uno de los musculosos brazos de su marido, quien, también
llevaba en brazos a la pequeña y
temerosa Aya, quien se abrazaba al cuello de su padre.
Sai
iba delante del matrimonio, cerca de Tobi que tarareaba en voz baja una
cancioncilla de anuncio publicitario que había visto en la televisión. El
confusor no deseaba ver a la pareja y evitaba con todas su fuerzas mirar hacia
atrás, por lo que su mirada constantemente se encontraba con el pelirrojo y el
rubio que estaban avanzando cogidos de la mano frente a él.
–
Pain, están siguiéndonos. – Comunicó Konan al líder de Akatsuki.
–
¿Cómo es posible?. – Preguntó Deidara sorprendido.
–
Puede que alguno de ellos sea un vidente. – Respondió Sasori encogiéndose de
hombros dando a entender que era lo más probable.
–
¡Mierda!. ¿Puedes percibir de cuántos son?. – Habló el hombre de piercing
deteniéndose para mirar a la mujer de pelo azul y por consiguiente, el grupo
también se detuvo.
Konan
cerró sus ojos por un instante
– Es
un grupo pequeño, no más de cinco personas. – Respondió la centinela.
Pain
se llevó su mano libre al mentón y se lo frotó con fuerza.
–
Ellos no tardaran el alcanzarnos y no es conveniente tener un enfrentamiento aquí,
es demasiado angosto y las posibilidades de ganar son limitada. Además, hay dos
niñas y un enfermo como para optar por una pelea sin precauciones. – Pensó en
voz alta el hombre de ojos ondeantes. – La única opción es que algunos de
nosotros se quede aquí y se enfrenten a esos rastreadores para que el resto
pueda escapar. – Pain suspiró antes de proseguir. – Konan y Tobi. – Llamó. –
Vosotros debéis continuar porque sois los únicos que podéis alertar al resto y
ocultar su presencia de la nariz de los rastreadores. – Indicó el líder. –
Ustedes. – Miró al matrimonio. – También escapareis junto a vuestra hija y la
muchacha. – Les anunció señalando a Moegi. – El chico enfermo también irá en el
grupo de huida. – Declaró mirando a Sasuke que apretó los hombros de Naruto con
fuerza. – Sai también irá ya que tiene información importante de Raíz y la información de lo cómo ha de usarse la muestra.
– Terminó mirando al resto.
– Yo
también puedo quedarme y ayudaros a frenarlos. – Se ofreció Juugo. – No me
importa morir, si de esa manera puedo salvar a mi familia. – Declaró el enorme
hombre.
– No
es conveniente. – Dijo Pain. – Debes cuidar de tu familia y puedes ser de más
ayuda si fallamos aquí. – Le explicó viendo como el hombre asentía.
– Pero
aunque vayamos a la par con los rastreadores, seguimos siendo demasiados para
poder enfrentarnos. – Observó Sasori. – Este lugar no nos permitirá movernos
demasiado ni con facilidad.
–
Tienes razón. – Confirmó el hombre de piercing. – Alguien más debe ir en el
grupo de escape. – Anunció mirando a sus
compañeros.
–
Itachi, ve tú. Eres uno de los más actos, por si las cosas se tuercen aquí. – Ordenó
mirando al moreno de coleta.
Itachi
giró su rostro hacia su hermano, que tenía su rostro escondido en el hombro del
rubio y no estaba seguro de si estaba llorando por la elección de su líder en que
tendría que separarse del otro hombre.
– Pain,
sería mejor que fuera él quien continúe con el grupo de huida. – Expuso Itachi señalando
a su cuñado.
– No,
esto no se trata de ser mejor, se trata de supervivencia y de que Akatsuki continúe
existiendo. Por lo que esta es la mejor opción, iras con el grupo que continua
adelante, ya está decidido, así que salid de aquí y no miréis atrás. No queda
mucho tiempo para que lleguen. – Ordenó el líder de los opositores a Raíz. –
Además, confío en ti para protegerlos. – Miró a la mujer de pelo azul que se
adelantó y besó los labios del líder de Akatsuki ante la mirada de todos los
presentes. – Estaréis bien, me ocuparé de que no os sigan. – Le susurró al
terminar el beso.
– No
mueras aquí Pain, te estaremos esperando. – Susurró Konan antes de girarse a
los demás. – ¡Vámonos!. – Ordenó comenzando a liderar al grupo que no se
enfrentaría a los rastreadores.
Itachi
se acercó a la pareja para llevar, ahora él, a su hermano en la espalda porque
era conciente de que Sasuke aun estaba debilitado después de haber devuelto
todo el desayuno a lo largo del camino en aquella mal oliente cloaca.
– Lo
siento, chicos. – Habló el hombre moreno de coleta.
– No
es justo, no es justo…– Repetía Sasuke entre sollozos. – Naruto, no me… dejes
por favor. Lo prometiste… – Pedía Sasuke
apretando su agarre con el Uzumaki.
– Lo
sé. No me he olvidado de ello pero ahora, lo importante es que estéis a salvo.
– Intentaba convencer a su novio aunque el mismo rubio no estaba seguro de si
saldría con vida de aquel lugar si tenía que enfrentarse a los rastreadores. –
Por favor, sé fuerte y continua. – Le suplicó al Uchiha menor.
–
Promete… que sobrevivirás y… te reunirás con nosotros. – Le pidió Sasuke al chico
de ojos azules.
– ¿Es
qué no confías en mí? Haré todo lo necesario para no morir, Sasuke. Además,
tengo muchos motivos para continuar viviendo. – Le dijo el Uzumaki dejando al
elemental eléctrico en el lodoso suelo.
Sasuke
se abrazó al Uzumaki y lo besó, sin importarle las miradas de los demás o la
que le lanzaba Sai con veneno, porque ellos necesitaban ese contacto en el que
sellaban sus palabras.
– Eso
no es una promesa pero te estaré, quiero decir, te estaremos esperando. –
Volvió a besar a su novio antes de subirse sobre la espalda de su hermano mayor
que emprendió camino con el resto del grupo.
…~…
Naruto
vio como se alejaba el grupo en el que iba su novio que no aparto la mirada de
él hasta desparecer en la oscuridad del alcantarillado.
El
Uzumaki se acercó a los otros cuatro cuando la luz de las linternas desapareció
en los oscuros túneles.
– ¿Y
qué hacemos ahora? Tendrás algún plan, ¿cierto?. – Curioseó el quínetico.
– El
único plan que he tenido en mente es que ellos se alejaran. – Declaró el hombre
de cabello naranja. – Debemos improvisar y lo único que se me ocurre es
emboscarlo. Si es que llegan aquí, aprovechar la cantidad de túneles que se
abren a cada paso, es nuestra única oportunidad ya que realmente, estas cloacas
son laberínticas y si no conoces el lugar a la perfección para no perderte en la Konoha subterránea,
terminas dando vueltas. – Explicó el de piercing señalando el suelo como
referencia a que “la Konoha
subterránea” era el sistema de alcantarillado que abarcaba a toda la ciudad.
– Me
parece muy bien todo pero debemos darnos prisa, hum. – Interrumpió Deidara
antes de que el Uzumaki pudiese decir algo más que tendría una respuesta
innecesarias para el pensamiento de Deidara.
– Pain,
será mejor que quedemos ocultos detrás de los pilares, al menos, nos dará una
oportunidad de atacarlos por sorpresa. – Habló Sasori.
– ¡Son
rastreadores! No hay forma de pillarlos por sorpresa porque si no lo recuerdas,
ahora que vuestro compañero de la máscara naranja no está aquí, somos carne de
cañón para esos rastreadores. – Les recordó Naruto cruzando sus brazos.
– No
te precipites, rubio. – Gruñó Pain apretando sus puños y la linterna de sus
manos. – El mal olor de aquí abajo, nos permite camuflarnos o al menos, el no
ser detectado tan fácilmente por la nariz de los perros de Raíz. – Indicó.
– Pero
no nuestra presencia. – Protestó Naruto.
–
¡Callaos!. – Interrumpió la discusión Sasori. – Ocupemos un lugar o estaremos
muertos antes de saber qué pasó. – Todos asintieron aunque Naruto lo hizo a
regañadientes ante la fragilidad de ese plan de ataque.
Cada
uno se escondió detrás de una columna diferente y Pain apagó la linterna.
Solo
se escuchaba el sonido de la mugrienta agua correr y el salpicar de los
desagües de algún retrete que desembocaba en aquella cloaca o alguna rata que
había caído a la pantanosa agua que nadaba hasta algún otro lugar que le
permitiera continuar su recorrido.
De
pronto, se pudo ver una luz de poca intensidad debido a que se encontraba lejos
pero acercándose a donde estaban ellos ocultos.
La luz
estaba acompañada de algunas voces y el de chapotear en la fangosa agua hasta
estar a unos metros de donde estaban escondidos los tres Akatsukis y Naruto.
– Señor,
es casi imposible captar alguno de los olores con esta peste. – La voz de
Zabusa retumbó en la zona. – Ni si quiera puedo captar alguno de los olores que
tomamos en esa madriguera.
– Este
lugar es un laberinto. – Afirmó Haku mirando todos lo pasadizos para adelantarse
un poco y seguir inspeccionando la zona hasta detenerse para sacar algunas de
sus agujas que lanzó ante la atenta mirada de todos.
Deidara
saltó cayendo en medio del túnel salpicando la hedionda agua al ver como las
agujas habían sido lanzadas hacia él.
–
Fíjate Zabusa, parece que el pequeño Haku encontró a un ratoncito y tú solo te
la pasas quejando por ensuciarte un poco. – Habló Fuu en tono burlón mirando al
Momochi.
Deidara
miró a todos los hombres y como al final del grupo estaba, para su asombro, el
líder de Raíz pero no tuvo mucho tiempo para continuar observando al cruel
viejo porque unas agujas fueron lanzadas, nuevamente, hacia él.
Sasori
salió de su escondite extendiendo sus manos en dirección a su compañero y tiró
hacia atrás sus manos y Deidara fue retirado hasta el lado del pelirrojo.
–
¡Mierda!. – Farfulló Haku mirando a la pareja con enfado.
–
Haku. – Lo llamó Zabusa posicionándose al lado del de ojos castaños. – Ten bien
abiertos los ojos con ese pelirrojo, parece ser un marionetista*, y no me
apetecería tener que matarte si ese sujeto te atrapa con su poder. – Aconsejó
el de rostro vendado.
– Yo
te digo lo mismo. – Respondió Haku.
Naruto
y Pain permanecían atentos escondidos en sus lugares para poder intervenir y
ayudar a sus compañeros.
– ¿Los
matamos, señor?. – Preguntó Torune a Danzou.
–
Intentad capturarlos y sino hay más remedio, acabad con ellos. – Ordenó el
anciano.
–
Estad atentos, aun no sabemos que habilidad esconde el rubio. – Informó Fuu.
– Fuu,
tu don es más aconsejable para enfrentarte al pelirrojo, así que déjanos al
rubio a nosotros. – Habló Torune para comenzar la batalla pero cuando se
acercaron a la pareja que estaba en posición de ataque para abalanzarse encima de
los rastreadores, estos fueron a parar a las fecales aguas debido a que fueron
golpeados.
Naruto
y Pain habían salido de sus escondrijos golpeando a los atacantes.
– ¡MALDITOS!.
– Gritó Zabusa, abalanzándose, sin impórtale cual fuera el oponente frente a él.
Después
de un rato, en el que no cesaban los golpes, Danzou sacó su arma y disparó al
aire captando la atención de todos los hombres y el que se paralizará aquel
enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Luego, apuntó hacía uno de de sus enemigos.
– Ya
me cansé de tanto jueguito. – Comunicó viendo como el restos de rastreadores
sacaba sus armas para apuntar a los Akatsukis y Naruto. – ¿Dónde está el
chico?.
– No
sé de quién nos habla. – Dijo Pain.
– Yo
no lo creo. ¿Dónde está, Sai?. – Exigió el anciano apuntando ahora al hombre de
cabello naranja.
– No
conocemos a nadie con ese nombre. – Esta vez fue Sasori.
Danzou
arrugó el entrecejo con enfado.
– No
me creas un estúpido. Sé que ha contactado con vosotros así que no compliquéis
más las cosas y decidme su paradero. – Amenazó el anciano pero nadie dijo nada.
El
anciano furioso disparó su arma hiriendo en el brazo derecho a Sasori, quien gritó
de dolor por el punzante, ardiente y agresivo proyectil que abrió su carne.
La
mente de Pain trabajaba a mil por hora para buscar una forma de salir de allí
antes de que todos ellos encontraran su muerte en esa apestosa cloaca.
–
¡Deidara!. – Llamó a su compañero a fijar su mirada en las columnas cerca de
los rastreadores y que los separaba. – La segunda columna. – Dijo el hombre de
cabello naranja abandonando su escondite.
Deidara
miró hacia el lugar que le indicaba su líder para sonreír antes de asentir con
la cabeza y sacó una esfera de goma que cabía perfectamente en su mano y la
lanzó con fuerza a la columna. Cuando la pequeña pelota chocó con la columna de
piedra, está explotó estruendosamente.
Todos
los rastreadores prestaron solo atención a la pequeña esfera que iba a chocar
inevitablemente con la columna.
– ¡CORRED!.
– Gritó Pain antes de que la pelota chocara contra la columna intuyendo que se
iba a derrumbar el pasadizo y antes de que los de Raíz los disparase.
Naruto
salió corriendo junto al resto de los Akatsukis, escuchando la fuerte explosión
y como temblaba el lugar debido a que se estaba derrumbando.
– ¿Por
qué no volasteis el túnel desde el principio? Nos hubiéramos evitado el recibir
golpes o que alguno de nosotros acabara herido. – Inquirió el Uzumaki impresionado
por la explosión y mirando al pelirrojo cuando mencionó la palabra “herido”.
–
Porque es un riesgo mostrar nuestra habilidad a los de Raíz. – Le explicó
Sasori que iba corriendo a su lado presionando su herida. – Dei es un bomber*,
su habilidad es poco habitual y si es expuesto a ellos con frecuencia, se darán
cuenta de que no son explosivos electrónicos sino bombas hecha con su energía.
Eso, pondría a Dei como uno de los objetivos de Raíz y lo mismo pasaría con
algunos de nosotros. – Explicó el pelirrojo.
El
quínetico asintió con la cabeza al comprender.
– Además,
teníamos que dejar la sorpresa para el final. – Habló en tono burlón Deidara.
…Barrio Hotaru (luciérnaga) ~ Norte de
Konoha…
El
grupo formado por Konan, el matrimonio con su pequeña hija, Tobi, Sai, Itachi,
Moegi y Sasuke, salían a la superficie por una vieja alcantarilla en lo que
parecía el garaje de un viejo y casi derruido edificio.
Itachi
dejó a su hermano en el suelo al ver como alguien conocido para Akatsuki se
acercaba hacia ellos.
Sasuke
se tambaleó mareado, cerca de Itachi, y se tuvo que agarrar del brazo de su
hermano para no caer debido a lo mareado que aun estaba sintiendo, con su
estomago deseando querer emerger por su garganta.
–
¿Dónde estamos?. – Preguntó Moegi mirando a su alrededor con curiosidad e
intentando reconocer el lugar.
– En
Hotaru. – Respondió Konan saludando con la mano al sujeto que se acercaba.
– Pero
este lugar es uno de los suburbios de Konoha, podemos estar en peligro. – Dijo
Sakura abrazándose a su esposo con temor y mirando con preocupación a su
pequeña, que dormía en los brazos de su padre.
– No
es tan malo, si conoces la zona y sabes por donde caminar. – Contestó Itachi a
la Haruno viendo como su hermano estaba echando el estómago a su lado.
–
¡Hola!. – Saludó aquel hombre de pelo azul claro y ojos violetas a Konan. –
Habéis tardado un poco y oléis como un vertedero.
–
Suigetsu, tenemos que ir a un lugar seguro porque Raíz está siguiéndonos. – Le
comunicó, la única mujer de Akatsuki sin hacer caso a la mofa del hombre que
había ido en su busca. Luego miró al resto del grupo. – El es Suigetsu Hozuki,
nos ayuda de vez en cuando aunque no os fiéis de él. – Presentó al desconocido.
–
Debería de tener una presentación más amable. – Se quejó Suigetsu que escrutaba
al grupo y sus ojos se detuvieron en Sasuke y luego en Sai para después,
sonreír con malicia.
…Almacén de la zona industrial ~ Konaha…
Karin
miraba como su hermano Kimimaru y Ukon
que estaban sentados en el enorme sofá delante de la televisión jugaban a un
estúpido videojuego de carreras de coches y estos se movían de un lado a otro,
intentando imitar las curvas de la carretera que habían en el juego.
En la
mesa cerca del enorme sofá estaban Tayuya, Sakon, Kidomaru y Jirobo jugaban a
las cartas.
La
mujer de gafas bufó cansada de tanto aburrimiento porque desde que salieron de
aquella casa no había podido localizar al chico de pelo negro o al rubio o a la
nieta de Tsunade, ni siquiera a la mujer de pelo rosa.
Otro
suspiro salió de los labios de Karin y dejó caer su espalda sobre la pared
cuando sintió como su visión se volvía oscura y su cuerpo se quedaba sin
fuerzas.
Todos
los ocupantes de la habitación miraron en dirección a donde se encontraba la
pelirroja desmayada en el suelo, acercándose rápidamente hasta ella, pero antes
de que alguien pudiese tocarla, Karin abrió sus ojos y se levantó de un salto
con una gran sonrisa sin importarle el chichón que tenía en su frente.
– Los
tengo. – Dijo Karin en un susurro mientras su sonrisa se ampliaba.
…Sótano
del casino Tres Lunas ~ Konoha…
Haku
terminaba de subir, saliendo de aquel apestoso hueco que los había llevado al
sistema de alcantarillado de Konoha y que ahora, se encontraba destruido en esa
zona.
Danzou
olió sus ropas que apestaba debido a que se habían manchado con la asquerosa
agua de la cloaca.
– Nos
quedaremos aquí y limpiaremos nuestras ropas. – Ordenó el anciano para comenzar
a desvestirse sin pudor alguno frente sus subordinados. – Fuu, lava mis ropas.
– Ordenó antes de meterse bajo una de las duchas que ahí se encontraban para
darse un buen baño.
Zabusa se acercó a su compañero de equipo.
–
Hiciste un buen trabajo, Haku. – Felicitó palmeando el hombro del menor. – Si
no fuera por ti y tu don de elemental de hielo, hubiéramos acabado muerto en
ese apestoso agujero.
– Solo
cumplí con mi deber. – Respondió el chico de ojos caramelo con un pequeño
sonrojo ante las palabras de su compañero.
…Alcantarillado de Konoha…
Deidara
estaba vendando el brazo de Sasori que parecía no querer dejar de sangrar, a
pesar de que la bala solo lo rosó y no se adentro en el interior del musculo,
aprovechando ese momento también para descansar un poco.
– ¿Por
dónde iremos ahora?. – Preguntó Naruto mirando al líder de Akatsuki con
impaciencia, pues deseaba estar en una cama con su novio y no ahí.
– No
podremos ir por el camino habitual, está destruido a causa de la explosión.
Tendremos que ir por el camino largo. –
Explicó el de piercing. – Nos llevará como unas cinco horas llegar hasta
Hotaru.
–
¿Hotaru? ¿Es ahí a dónde nos dirigimos?. – Inquirió el chico de marquitas en la
cara.
– Sí.
– Fue la respuesta de Pain. – ¡Chicos, nos vamos! – Anunció antes de emprender
camino al barrio de Hotaru.
…Zona industrial ~ Konoha…
–¿Estás
segura de que es por aquí, Tsunade?. – Preguntó el hombre de pelo gris que la
acompañaba.
– Sí,
Kakashi. – Afirmó la mujer de grandes senos mirando la cantidad de naves y
almacenes industriales de la zona.
–
¿Cómo puede estar segura de que te ayudará?. – Quiso saber el hombre mirando
los cálidos colores que bañaban el cielo debido a que el sol se ocultaba.
– Él
es un gran amigo y una persona de confianza. – Le contestó la rubia con una
sonrisa al recordar a la persona que buscaban.
Kakashi
se encogió de hombros para quitarle importancias al asunto mientras
continuaban.
– De
todas formas, debemos apresurarnos porque pronto anochecerá, ya han empezado a
salir las estrellas. – Indicó el hombre de ojos bicolor mirando a las primeras
estrellas que habían aparecido en la bóveda celeste.
Tsunade
asintió con la cabeza y apresuraron sus pasos.
…Calles de Konoha…
Neji
conducía con dirección a la mansión Hyuuga con una enorme sonrisa de triunfo al
haber conseguido la muestra de CING.
A su
lado estaba Hinata, con sus ropas quemadas, al igual que él, y el cuerpo
cubierto de arañazos y golpes debido al combate que habían mantenido con el dúo
que custodiaba la muestra.
Neji
no pudo soltar una risilla, al recordar que su prometida se había desmayado una
vez habían entrado al automóvil mientras que el asiento trasero de su vehículo,
estaba recostada Hanabi que se había quedado dormida unos minutos antes.
Se
detuvo en un semáforo y sacó el pequeño frasco de su bolsillo para admirarlo
con arrogancia.
–
Ne-Neji… – Rompió el silencio la dulce voz de su prometida que lo llamaba en
sueños.
El
hombre de cabello castaño guardo la muestra, nuevamente, en el bolsillo de su
chaqueta para acariciar el delicado rostro de Hinata, quien lloraba en sueños,
algo que lo enterneció, aunque no era la primera vez que veía a su prima llorar
mientras dormía.
–
Estoy aquí. – Le susurró para besar la mejilla de la muchacha sentada en el
asiento del copiloto y retirarse lentamente, sin importarle los claxon que
empezaban a sonar detrás de su vehículo porque el semáforo había cambiado de
color.
Retiró
un mechón azabache del rostro de la chica antes de volver a sonreír y pisar el
acelerador para continuar su camino hasta la mansión Hyuuga.
…En un garaje del barrio Hotaru ~ Konoha…
El
grupo guiado por Suigetsu, había llegado a un enorme garaje desde hacía horas.
El destartalado garaje que se apreciaba desde fuera era muy diferente por
dentro porque había sido reconstruido en su interior convirtiéndose en una
especie de albergue para gente como ellos, personas que poseían algún don y
buscaban refugio.
Sasuke
no había entrado a ninguna de las habitaciones que le ofrecieron, se había
quedado en el asiento de lo que parecía una recepción, mirando a las personas
que entraban o salían frente a él, incluso podía ver el exterior, donde gente
caminaba a su destino debido a que la puerta de cristales reciclados permitía
la visión a la calle.
–
Sasuke, deberías ir a la cama y descansar un poco. – Le aconsejó su hermano.
– No,
yo quiero esperar a Naruto. Sé que el regresará y quiero estar despierto para
cuando aparezca. – Anunció Sasuke para luego dar un enorme bostezo de lo casado
que estaba.
–
Sasuke, se que estas preocupado por tu pareja pero no te hará bien el no
descansar. Piensa que ese ser que espera también se verá afectado a causa de no
cuidarte. – Insistió el hermano mayor.
–
Aunque me fuese a la cama no conseguiría descansar, prefiero estar aquí y
esperarlo. – Respondió el hermano menor.
– Está
bien pero será mejor que vaya por algo de comer porque casi no has comido nada
y no quiero que mi sobrino o sobrina nazca con desnutrición porque su drame sea
un caprichoso. – Informó con una sonrisilla el mayor de los Uchihas al ver como
su hermanito se ruborizaba por lo dicho.
–¡Tonto!.
–Murmuró Sasuke sonrojado viendo como su hermano se iba.
Sasuke
quedó, nuevamente, sólo en la recepción del lugar, mirando como las pocas
farolas de la calle comenzaban a encenderse pero no pasó mucho tiempo, cuando
sintió otra presencia que se sentaba despreocupadamente a su lado.
–
¡Hola! ¿Por qué no estas en una habitación como los demás?. – Preguntó la
persona que se sentó al lado del moreno.
Sasuke
giró su cabeza para encontrarse que quién le estaba haciendo esa pregunta, era
aquel chico que había presentado Konan cuando salieron de la alcantarilla y
guiado hasta esa edificación.
– No
tengo por qué. – Respondió el Uchiha para volver a fijar sus negros ojos en la
oscura calle a través de la puerta.
– Pues
yo creo que estas esperando a alguien que se está demorando demasiado en
llegar. – Afirmó el hombre de pelo azul claro. – Quizás no va a venir.
– Eso
no es algo que te importe. – Gruñó con enfado Sasuke, al percibir como aquel
individuo invadía su espacio personal y ponía su mano derecha sobre su muslo
izquierdo en completa confianza. – Y deja de manosearme, idiota. – Ordenó
dándole un manotazo para apartar aquella mano que no tenía su permiso para
tocarlo.
– No
te enfades, princesa pero es algo casi imposible de acatar. – Respondió el
hombre de ojos violetas antes de coger el rostro de Sasuke y forzarlo a que lo
besara.
Sasuke
sintió asco de ese beso y como Suigetsu intentaba abrirle la boca para colar su
lengua. Sasuke forcejeó, intentando despegarlo de él, pero parecía que era
imposible y sintió ganas de llorar al ver que su fuerza no era suficiente. No
obstante, el recuerdo de Naruto y el sentimiento de protección hacia su bebé le
ayudaron a reunir el suficiente poder en sus manos para soltar una descarga
eléctrica que consiguió aturdir y apartar a Suigetsu de él. Ese momento, Sasuke
aprovechó para levantarse del asiento y huir de aquel lugar con rapidez,
limpiándose con el dorso de su mano la boca, empleando más fuerza de la
necesaria.
Sasuke
corrió todo lo que pudo hasta acabar en el mismo lugar por el que salieron del
alcantarillado y se dejó caer en el suelo, quedando sentado en el pavimento
donde comenzó a derramar lágrimas por lo sucedido.
–
Naruto… regresa te necesito… – Pidió en voz baja el elemental eléctrico y
abrazándose las piernas en un intento de protegerse del frío de la noche,
calmando la angustia que sintió cuando fue besado sin su consentimiento.
…~…
Itachi
había llegado a la recepción con una pequeña bandeja de comida y solo se
encontró con que el lugar estaba vacío.
–
Sasuke… – Susurró el Akatsuki de coleta con desconcierto.
…Mansión Hyuuga ~ Konoha…
Neji
acababa de llegar a la mansión y se dirigía al despacho de su tío con un aura
triunfante. Lo seguían sus primas, a paso lento por los solitarios pasillos de
la mansión que de vez en cuando se aparecía una de las tantas mujeres que
trabajaban para el clan Hyuuga.
Finalmente,
llegaron ante la enorme puerta de madera y donde se encontraba en su interior
Hiashi y Hizashi.
Sin
anunciarse, Neji tocó la puerta para abrirla, encontrándose con los mayores,
que lo miraron por la forma violenta con la que abrió la puerta.
Neji
sacó de su bolsillo el pequeño frasco para acercarse a la mesa donde estaba su
padre, al que ni siquiera miró, junto a su tío para dejar la probeta sobre el
escritorio y girarse con intenciones de salir de ese lugar.
– Ahí
la tienes pero aun no hemos conseguido dar con el chico, volveré a salir a ver
si consigo encontrarlo. – Dijo antes de abandonar la habitación seguido de su
prometida.
– ¡Qué
ánimos!. – Comentó Hanabi encogiéndose de hombros para hacer una reverencia a
su progenitor y salir del despacho cerrando la puerta.
…Albergue del barrio Hotaru ~ Konoha…
Cuando
Suigetsu vio a Sasuke solo pudo pensar en querer probar la boca del chico con
el extraño peinado, así que cuando encontró la oportunidad no dudó en acercarse
y besarlo.
El
hombre de ojos violetas admitía que le atraían los chico con aspecto delicado y
de ojos negros pero, a pesar de que el moreno no poseía un aspecto delicado, si
que contenía un aura que lo hacía ver como alguien frágil. Suigetsu no podía
explicarlo pero podía apreciar esa chispa de debilidad en Sasuke y esa chispa
era la que acrecentaba su atracción hacia él.
El
hombre de cabello azul claro sintió como el chico que tenía inmovilizado no lo
aceptaba e intentaba resistirse y él sólo quería probar la boca que lo llamaba
en silencio pero antes de darse cuenta, una descarga eléctrica lo aturdió,
alejándolo del chico en sus brazos que
aprovechó para escapar. Vio como salía a la calle y se perdía en esta
sin tener tiempo de detenerlo y saciar su atracción hacia Sasuke, ocasionando
que Suigetsu apretase la mandíbula con fuerza para levantarse del asiento y
dirigirse a su habitación con furia, cruzándose en el pasillo con Itachi, que
llevaba una pequeña bandeja de comida, al cual ni siquiera le hizo caso.
Sin
embargo, parecía que en esa noche la suerte volvía a sonreírle a Suigetsu
cuando sus ojos encontraron al otro chico moreno de piel extremadamente blanca
cruzar frente a él. Hozuki sonrió con malicia ante un recuerdo vago de su mente
y dejó que su cuerpo se convirtiera en líquido para seguir los pasos de Sai sin
ser visto, el hombre de ojos violeta se movía arrastrándose por el suelo, en
forma de plasta hasta la habitación donde el confusor entró.
Sai cerró
la puerta y comenzó a desnudarse sin saber que era observado por unos
lujuriosos ojos violetas. Finalmente, el paliducho quedó en ropa interior y se
dirigió a la cama para poder dormir cuando sintió que su cuerpo quedo atrapado
por una especie de cinta que lo envolvía.
La
cinta se estiró de un extremo hacia arriba un metro de altura y la cabeza de
Suigetsu se formó para mirar a su presa con socarronería.
– ¿Te
acuerdas de mí, primor?. – Preguntó con una enorme sonrisa el chico de ojos
violetas percibiendo como el cuerpo bajo él, tembló. – Parece que sí recuerdas
nuestro encuentro en aquel callejón de Uma (Caballo). Te reconocí al verte pero
tú estabas tan distraído que me dolió. – Suigetsu lamió con descaro la frente
del confusor. – No te preocupes, seré gentil y nos divertiremos. – Le susurró
en el oído al moreno girándolo sin ningún cuidado para recuperar su forma
humana. – Estamos solo, permíteme presentarme apropiadamente, Konan no fue muy
amable. Soy Suigetsu Hozuki, morfo* que ayuda a cambio de información, dinero o
entretenimiento, Hacer trabajos gratis no es lo mío, pequeño. – Se presentó
tomando a Sai de la cintura y pegándolo a su cuerpo.
Sai,
únicamente, tragó saliva mientras buscaba la forma de salir de ahí y huir del
hombre frente a él.
…Zona industrial ~ Konoha…
Tsunade
tocaba la enorme puerta metálica de uno de los tantos almacenes que había en
aquella zona pero parecía no haber nadie en la edificación.
–
¿Estás segura de qué es aquí Tsunade?. – Preguntó a un lado el hombre de
cabello gris.
– Sí.
– Afirmó la rubia volviendo a tocar con fuerza.
–
Puede que se hayan mudado o hayan salido. – Insinuó Kakashi al ver que la
puerta no se abría.
–
Estoy segura que es este lugar pe…– La mujer se interrumpió al pasar por sus
ojos unas imágenes a gran velocidad. – Kakashi, cambiamos de planes debemos
irnos y rápido. – Ordenó la oráculo a su acompañante.
–
¿Qué? ¿Pero a dónde?. – Preguntó el hombre de ojos bicolor, al ver como la
mujer emprendía camino, pero sus preguntas no fueron contestadas.
…Albergue del barrio Hotaru ~ Konoha…
Itachi
seguía buscando a su hermano con la bandeja en la mano pero era como si se
hubise ido del lugar y era algo que lo estaba poniendo nervioso porque podría
estar en problemas o encontrarse mal, en su estado la posibilidad de desmayarse
era alta. Por eso, se había dirigido a la pareja que dirige y se encarga del
mantenimiento de aquel albergue, Rock Lee, un humano, casado con Ten Ten, una
ilusora*, pero, desafortunadamente, ellos tampoco los habían visto.
El
moreno entró a la sala de ocio que contaba con una gran librería repleta de
libros, mangas y revistas, un televisor de 84 pulgadas , un billar,
un futbolín y una diana con dardos para el disfrute de los huéspedes pero allí,
solo estaba Konan, leyendo un libro con la cubierta de color marfil.
Itachi
suspiró con angustia al no ver ahí tampoco a su hermano, solo quedaba la opción
de que estuviera en una de las habitaciones compartidas o saliese del albergue
ya que esto último, le preocupaba porque él sabía, perfectamente, que el
embarazo en los gestores afectaba a su poder y no es aconsejable el uso
excesivo del don. Itachi volvió la mirada al pasillo que llevaba a la salida
del recinto pensando en que si su hermano había salido podía estar en peligro.
…Calles de Konoha…
Los rastreadores
junto a su líder salieron del hotel, completamente limpios y sin el mal olor de
la cloaca en sus ropas. El anciano hablaba por teléfono móvil hasta que por fin
colgó y les informó de su nuevo destino al resto del grupo.
Zabusa
paró un taxi por orden de Danzou en el que todos subieron apresuradamente.
–
¡Buenas noches!, ¿a dónde los llevo señores?. – Preguntó el conductor.
–
Hotaru. – Fue la respuesta de Fuu.
–
¿Estáis seguro?. Ese barrio es muy peligroso y a estas horas, no es
recomendable ir. – Les advirtió el hombre.
– No
se preocupe y llévenos a Hotaru. – Insistió Torune.
El
hombre dueño del vehículo no dijo nada más y prendió camino a Hotaru.
…Barrio Hotaru ~ Konoha…
Sasuke
estaba encogido y temblando de frío apoyado en una columna en medió de la
oscuridad mirando aquel hueco de alcantarilla con el anhelo de ver aparecer a
su rubio novio.
El
chico de cabello negro escuchaba el rugido de los motores de los pocos
vehículos que transitaban cerca de donde se encontraba como el sonido de las
voces de personas que transitaban por los alrededores y otros sonidos que
podían proceder de algún animalejo o de procedencia desconocida.
Uchiha
se abrazó con fuerza a sí mismo para poder infundirse valor y no sentirse solo,
así como para no perder su calor corporal con el frío nocturno.
– Tú
estás conmigo también, así que no estoy solo y tu papá prometió volver pronto.
– Acarició con su mano derecha su plano vientre. – Sólo hay que esperar porque
Naruto es muy fuerte y vendrá a nuestro encuentro, no dejará que Raíz llegue a
nosotros. – Y en ese momento una lágrima escapó de sus ojos ónix. – No nos
dejará solos, él dijo que regresaría.
Aclaración de los términos:
* Marionetista:
Se trata de las personas con el don de lanzar unos hilos invisibles que
manipulan las extremidades y cuerpo de otras personas o animales moviéndolos a
su voluntad como una marioneta.
*
Bomber: Se denomina a las personas capaces de crear bombas al transferir su
energía a objetos, animales o personas capaces de detonarla a su propia
voluntad.
*
Morfó: Se trata de las personas con el don manipular su cuerpo como si ni
tuviese huesos.
* Ilusor/a: Son las personas con el don capaz de crear una
ilusión (espejismo) a sus enemigos en
los que son capaces de trasmitir los estados meteorológicos, el tacto de lo que
recree el ilusor, dolor e incluso, provocar la muerte del ser que halla caído
en la ilusión.
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