sábado, 10 de junio de 2017

Ocultando nuestra naturaleza ~ Cap. 12

-Improvisación.-

…Alcantarillado de Konoha…

Pain iba caminado a la cabeza del grupo, con una linterna que les ayudaba a ver el camino en medio de aquella oscuridad, y en la retaguardia estaba Konan e Itachi.

Naruto llevaba a Sasuke en su espalda ya que el fuerte hedor de la alcantarilla le había causado nauseas y se encontraba muy mareado como para caminar por si mismo mientras que Moegi, caminaba al lado de la pareja sin poder evitar mirar constantemente hacia atrás con el miedo de que alguien o algo apareciera a sus espaldas.

Delante de Naruto estaba el matrimonio, al que habían involucrado fortuitamente, Sakura iba abrazada a uno de los musculosos brazos de su marido, quien, también llevaba en  brazos a la pequeña y temerosa Aya, quien se abrazaba al cuello de su padre.

Sai iba delante del matrimonio, cerca de Tobi que tarareaba en voz baja una cancioncilla de anuncio publicitario que había visto en la televisión. El confusor no deseaba ver a la pareja y evitaba con todas su fuerzas mirar hacia atrás, por lo que su mirada constantemente se encontraba con el pelirrojo y el rubio que estaban avanzando cogidos de la mano frente a él.

– Pain, están siguiéndonos. – Comunicó Konan al líder de Akatsuki.

– ¿Cómo es posible?. – Preguntó Deidara sorprendido.

– Puede que alguno de ellos sea un vidente. – Respondió Sasori encogiéndose de hombros dando a entender que era lo más probable.

– ¡Mierda!. ¿Puedes percibir de cuántos son?. – Habló el hombre de piercing deteniéndose para mirar a la mujer de pelo azul y por consiguiente, el grupo también se detuvo.

Konan cerró sus ojos por un instante

– Es un grupo pequeño, no más de cinco personas. – Respondió la centinela.

Pain se llevó su mano libre al mentón y se lo frotó con fuerza.

– Ellos no tardaran el alcanzarnos y no es conveniente tener un enfrentamiento aquí, es demasiado angosto y las posibilidades de ganar son limitada. Además, hay dos niñas y un enfermo como para optar por una pelea sin precauciones. – Pensó en voz alta el hombre de ojos ondeantes. – La única opción es que algunos de nosotros se quede aquí y se enfrenten a esos rastreadores para que el resto pueda escapar. – Pain suspiró antes de proseguir. – Konan y Tobi. – Llamó. – Vosotros debéis continuar porque sois los únicos que podéis alertar al resto y ocultar su presencia de la nariz de los rastreadores. – Indicó el líder. – Ustedes. – Miró al matrimonio. – También escapareis junto a vuestra hija y la muchacha. – Les anunció señalando a Moegi. – El chico enfermo también irá en el grupo de huida. – Declaró mirando a Sasuke que apretó los hombros de Naruto con fuerza. – Sai también irá ya que tiene información importante de Raíz y  la información de lo cómo ha de usarse la muestra. – Terminó mirando al resto.

– Yo también puedo quedarme y ayudaros a frenarlos. – Se ofreció Juugo. – No me importa morir, si de esa manera puedo salvar a mi familia. – Declaró el enorme hombre.

– No es conveniente. – Dijo Pain. – Debes cuidar de tu familia y puedes ser de más ayuda si fallamos aquí. – Le explicó viendo como el hombre asentía.

– Pero aunque vayamos a la par con los rastreadores, seguimos siendo demasiados para poder enfrentarnos. – Observó Sasori. – Este lugar no nos permitirá movernos demasiado ni con facilidad.

– Tienes razón. – Confirmó el hombre de piercing. – Alguien más debe ir en el grupo de escape. – Anunció mirando a  sus compañeros.

– Itachi, ve tú. Eres uno de los más actos, por si las cosas se tuercen aquí. – Ordenó mirando al moreno de coleta.

Itachi giró su rostro hacia su hermano, que tenía su rostro escondido en el hombro del rubio y no estaba seguro de si estaba llorando por la elección de su líder en que tendría que separarse del otro hombre.

– Pain, sería mejor que fuera él quien continúe con el grupo de huida. – Expuso Itachi señalando a su cuñado.

– No, esto no se trata de ser mejor, se trata de supervivencia y de que Akatsuki continúe existiendo. Por lo que esta es la mejor opción, iras con el grupo que continua adelante, ya está decidido, así que salid de aquí y no miréis atrás. No queda mucho tiempo para que lleguen. – Ordenó el líder de los opositores a Raíz. – Además, confío en ti para protegerlos. – Miró a la mujer de pelo azul que se adelantó y besó los labios del líder de Akatsuki ante la mirada de todos los presentes. – Estaréis bien, me ocuparé de que no os sigan. – Le susurró al terminar el beso.

– No mueras aquí Pain, te estaremos esperando. – Susurró Konan antes de girarse a los demás. – ¡Vámonos!. – Ordenó comenzando a liderar al grupo que no se enfrentaría a los rastreadores.

Itachi se acercó a la pareja para llevar, ahora él, a su hermano en la espalda porque era conciente de que Sasuke aun estaba debilitado después de haber devuelto todo el desayuno a lo largo del camino en aquella mal oliente cloaca.

– Lo siento, chicos. – Habló el hombre moreno de coleta.

– No es justo, no es justo…– Repetía Sasuke entre sollozos. – Naruto, no me… dejes por favor.  Lo prometiste… – Pedía Sasuke apretando su agarre con el Uzumaki.

– Lo sé. No me he olvidado de ello pero ahora, lo importante es que estéis a salvo. – Intentaba convencer a su novio aunque el mismo rubio no estaba seguro de si saldría con vida de aquel lugar si tenía que enfrentarse a los rastreadores. – Por favor, sé fuerte y continua. – Le suplicó al Uchiha menor.

– Promete… que sobrevivirás y… te reunirás con nosotros. – Le pidió Sasuke al chico de ojos azules.

– ¿Es qué no confías en mí? Haré todo lo necesario para no morir, Sasuke. Además, tengo muchos motivos para continuar viviendo. – Le dijo el Uzumaki dejando al elemental eléctrico en el lodoso suelo.

Sasuke se abrazó al Uzumaki y lo besó, sin importarle las miradas de los demás o la que le lanzaba Sai con veneno, porque ellos necesitaban ese contacto en el que sellaban sus palabras.

– Eso no es una promesa pero te estaré, quiero decir, te estaremos esperando. – Volvió a besar a su novio antes de subirse sobre la espalda de su hermano mayor que emprendió camino con el resto del grupo.

…~…

Naruto vio como se alejaba el grupo en el que iba su novio que no aparto la mirada de él hasta desparecer en la oscuridad del alcantarillado.

El Uzumaki se acercó a los otros cuatro cuando la luz de las linternas desapareció en los oscuros túneles.

– ¿Y qué hacemos ahora? Tendrás algún plan, ¿cierto?. – Curioseó el  quínetico.

– El único plan que he tenido en mente es que ellos se alejaran. – Declaró el hombre de cabello naranja. – Debemos improvisar y lo único que se me ocurre es emboscarlo. Si es que llegan aquí, aprovechar la cantidad de túneles que se abren a cada paso, es nuestra única oportunidad ya que realmente, estas cloacas son laberínticas y si no conoces el lugar a la perfección para no perderte en la Konoha subterránea, terminas dando vueltas. – Explicó el de piercing señalando el suelo como referencia a que “la Konoha subterránea” era el sistema de alcantarillado que abarcaba a toda la ciudad.

– Me parece muy bien todo pero debemos darnos prisa, hum. – Interrumpió Deidara antes de que el Uzumaki pudiese decir algo más que tendría una respuesta innecesarias para el pensamiento de Deidara.

– Pain, será mejor que quedemos ocultos detrás de los pilares, al menos, nos dará una oportunidad de atacarlos por sorpresa. – Habló Sasori.

– ¡Son rastreadores! No hay forma de pillarlos por sorpresa porque si no lo recuerdas, ahora que vuestro compañero de la máscara naranja no está aquí, somos carne de cañón para esos rastreadores. – Les recordó Naruto cruzando sus brazos.

– No te precipites, rubio. – Gruñó Pain apretando sus puños y la linterna de sus manos. – El mal olor de aquí abajo, nos permite camuflarnos o al menos, el no ser detectado tan fácilmente por la nariz de los perros de Raíz. – Indicó.

– Pero no nuestra presencia. – Protestó Naruto.

– ¡Callaos!. – Interrumpió la discusión Sasori. – Ocupemos un lugar o estaremos muertos antes de saber qué pasó. – Todos asintieron aunque Naruto lo hizo a regañadientes ante la fragilidad de ese plan de ataque.

Cada uno se escondió detrás de una columna diferente y Pain apagó la linterna.

Solo se escuchaba el sonido de la mugrienta agua correr y el salpicar de los desagües de algún retrete que desembocaba en aquella cloaca o alguna rata que había caído a la pantanosa agua que nadaba hasta algún otro lugar que le permitiera continuar su recorrido.

De pronto, se pudo ver una luz de poca intensidad debido a que se encontraba lejos pero acercándose a donde estaban ellos ocultos.

La luz estaba acompañada de algunas voces y el de chapotear en la fangosa agua hasta estar a unos metros de donde estaban escondidos los tres Akatsukis y Naruto.

– Señor, es casi imposible captar alguno de los olores con esta peste. – La voz de Zabusa retumbó en la zona. – Ni si quiera puedo captar alguno de los olores que tomamos en  esa madriguera.

– Este lugar es un laberinto. – Afirmó Haku mirando todos lo pasadizos para adelantarse un poco y seguir inspeccionando la zona hasta detenerse para sacar algunas de sus agujas que lanzó ante la atenta mirada de todos.

Deidara saltó cayendo en medio del túnel salpicando la hedionda agua al ver como las agujas habían sido lanzadas hacia él.

– Fíjate Zabusa, parece que el pequeño Haku encontró a un ratoncito y tú solo te la pasas quejando por ensuciarte un poco. – Habló Fuu en tono burlón mirando al Momochi.

Deidara miró a todos los hombres y como al final del grupo estaba, para su asombro, el líder de Raíz pero no tuvo mucho tiempo para continuar observando al cruel viejo porque unas agujas fueron lanzadas, nuevamente, hacia él.

Sasori salió de su escondite extendiendo sus manos en dirección a su compañero y tiró hacia atrás sus manos y Deidara fue retirado hasta el lado del pelirrojo.

– ¡Mierda!. – Farfulló Haku mirando a la pareja con enfado.

– Haku. – Lo llamó Zabusa posicionándose al lado del de ojos castaños. – Ten bien abiertos los ojos con ese pelirrojo, parece ser un marionetista*, y no me apetecería tener que matarte si ese sujeto te atrapa con su poder. – Aconsejó el de rostro vendado.

– Yo te digo lo mismo. – Respondió Haku.

Naruto y Pain permanecían atentos escondidos en sus lugares para poder intervenir y ayudar a sus compañeros.

– ¿Los matamos, señor?. – Preguntó Torune a Danzou.

– Intentad capturarlos y sino hay más remedio, acabad con ellos. – Ordenó el anciano.

– Estad atentos, aun no sabemos que habilidad esconde el rubio. – Informó Fuu.

– Fuu, tu don es más aconsejable para enfrentarte al pelirrojo, así que déjanos al rubio a nosotros. – Habló Torune para comenzar la batalla pero cuando se acercaron a la pareja que estaba en posición de ataque para abalanzarse encima de los rastreadores, estos fueron a parar a las fecales aguas debido a que fueron golpeados.

Naruto y Pain habían salido de sus escondrijos golpeando a los atacantes.

– ¡MALDITOS!. – Gritó Zabusa, abalanzándose, sin impórtale cual fuera el oponente frente a él.

Después de un rato, en el que no cesaban los golpes, Danzou sacó su arma y disparó al aire captando la atención de todos los hombres y el que se paralizará aquel enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Luego, apuntó hacía uno de de sus enemigos.

– Ya me cansé de tanto jueguito. – Comunicó viendo como el restos de rastreadores sacaba sus armas para apuntar a los Akatsukis y Naruto. – ¿Dónde está el chico?.

– No sé de quién nos habla. – Dijo Pain.

– Yo no lo creo. ¿Dónde está, Sai?. – Exigió el anciano apuntando ahora al hombre de cabello naranja.

– No conocemos a nadie con ese nombre. – Esta vez fue Sasori.

Danzou arrugó el entrecejo con enfado.

– No me creas un estúpido. Sé que ha contactado con vosotros así que no compliquéis más las cosas y decidme su paradero. – Amenazó el anciano pero nadie dijo nada.

El anciano furioso disparó su arma hiriendo en el brazo derecho a Sasori, quien gritó de dolor por el punzante, ardiente y agresivo proyectil que abrió su carne.

La mente de Pain trabajaba a mil por hora para buscar una forma de salir de allí antes de que todos ellos encontraran su muerte en esa apestosa cloaca.

– ¡Deidara!. – Llamó a su compañero a fijar su mirada en las columnas cerca de los rastreadores y que los separaba. – La segunda columna. – Dijo el hombre de cabello naranja abandonando su escondite.

Deidara miró hacia el lugar que le indicaba su líder para sonreír antes de asentir con la cabeza y sacó una esfera de goma que cabía perfectamente en su mano y la lanzó con fuerza a la columna. Cuando la pequeña pelota chocó con la columna de piedra, está explotó estruendosamente.

Todos los rastreadores prestaron solo atención a la pequeña esfera que iba a chocar inevitablemente con la columna.

– ¡CORRED!. – Gritó Pain antes de que la pelota chocara contra la columna intuyendo que se iba a derrumbar el pasadizo y antes de que los de Raíz los disparase.

Naruto salió corriendo junto al resto de los Akatsukis, escuchando la fuerte explosión y como temblaba el lugar debido a que se estaba derrumbando.

– ¿Por qué no volasteis el túnel desde el principio? Nos hubiéramos evitado el recibir golpes o que alguno de nosotros acabara herido. – Inquirió el Uzumaki impresionado por la explosión y mirando al pelirrojo cuando mencionó la palabra “herido”.

– Porque es un riesgo mostrar nuestra habilidad a los de Raíz. – Le explicó Sasori que iba corriendo a su lado presionando su herida. – Dei es un bomber*, su habilidad es poco habitual y si es expuesto a ellos con frecuencia, se darán cuenta de que no son explosivos electrónicos sino bombas hecha con su energía. Eso, pondría a Dei como uno de los objetivos de Raíz y lo mismo pasaría con algunos de nosotros. – Explicó el pelirrojo.

El quínetico asintió con la cabeza al comprender.

– Además, teníamos que dejar la sorpresa para el final. – Habló en tono burlón Deidara.

…Barrio Hotaru (luciérnaga) ~ Norte de Konoha…

El grupo formado por Konan, el matrimonio con su pequeña hija, Tobi, Sai, Itachi, Moegi y Sasuke, salían a la superficie por una vieja alcantarilla en lo que parecía el garaje de un viejo y casi derruido edificio.

Itachi dejó a su hermano en el suelo al ver como alguien conocido para Akatsuki se acercaba hacia ellos.

Sasuke se tambaleó mareado, cerca de Itachi, y se tuvo que agarrar del brazo de su hermano para no caer debido a lo mareado que aun estaba sintiendo, con su estomago deseando querer emerger por su garganta.

– ¿Dónde estamos?. – Preguntó Moegi mirando a su alrededor con curiosidad e intentando reconocer el lugar.

– En Hotaru. – Respondió Konan saludando con la mano al sujeto que se acercaba.

– Pero este lugar es uno de los suburbios de Konoha, podemos estar en peligro. – Dijo Sakura abrazándose a su esposo con temor y mirando con preocupación a su pequeña, que dormía en los brazos de su padre.

– No es tan malo, si conoces la zona y sabes por donde caminar. – Contestó Itachi a la Haruno viendo como su hermano estaba echando el estómago a su lado.

– ¡Hola!. – Saludó aquel hombre de pelo azul claro y ojos violetas a Konan. – Habéis tardado un poco y oléis como un vertedero.

– Suigetsu, tenemos que ir a un lugar seguro porque Raíz está siguiéndonos. – Le comunicó, la única mujer de Akatsuki sin hacer caso a la mofa del hombre que había ido en su busca. Luego miró al resto del grupo. – El es Suigetsu Hozuki, nos ayuda de vez en cuando aunque no os fiéis de él. – Presentó al desconocido.

– Debería de tener una presentación más amable. – Se quejó Suigetsu que escrutaba al grupo y sus ojos se detuvieron en Sasuke y luego en Sai para después, sonreír con malicia.

…Almacén de la zona industrial ~ Konaha…

Karin miraba como su hermano Kimimaru y  Ukon que estaban sentados en el enorme sofá delante de la televisión jugaban a un estúpido videojuego de carreras de coches y estos se movían de un lado a otro, intentando imitar las curvas de la carretera que habían en el juego.

En la mesa cerca del enorme sofá estaban Tayuya, Sakon, Kidomaru y Jirobo jugaban a las cartas.

La mujer de gafas bufó cansada de tanto aburrimiento porque desde que salieron de aquella casa no había podido localizar al chico de pelo negro o al rubio o a la nieta de Tsunade, ni siquiera a la mujer de pelo rosa.

Otro suspiro salió de los labios de Karin y dejó caer su espalda sobre la pared cuando sintió como su visión se volvía oscura y su cuerpo se quedaba sin fuerzas.

Todos los ocupantes de la habitación miraron en dirección a donde se encontraba la pelirroja desmayada en el suelo, acercándose rápidamente hasta ella, pero antes de que alguien pudiese tocarla, Karin abrió sus ojos y se levantó de un salto con una gran sonrisa sin importarle el chichón que tenía en su frente.

– Los tengo. – Dijo Karin en un susurro mientras su sonrisa se ampliaba.

 …Sótano del casino Tres Lunas ~ Konoha…

Haku terminaba de subir, saliendo de aquel apestoso hueco que los había llevado al sistema de alcantarillado de Konoha y que ahora, se encontraba destruido en esa zona.

Danzou olió sus ropas que apestaba debido a que se habían manchado con la asquerosa agua de la cloaca.

– Nos quedaremos aquí y limpiaremos nuestras ropas. – Ordenó el anciano para comenzar a desvestirse sin pudor alguno frente sus subordinados. – Fuu, lava mis ropas. – Ordenó antes de meterse bajo una de las duchas que ahí se encontraban para darse un buen baño.

 Zabusa se acercó a su compañero de equipo.

– Hiciste un buen trabajo, Haku. – Felicitó palmeando el hombro del menor. – Si no fuera por ti y tu don de elemental de hielo, hubiéramos acabado muerto en ese apestoso agujero.

– Solo cumplí con mi deber. – Respondió el chico de ojos caramelo con un pequeño sonrojo ante las palabras de su compañero.

…Alcantarillado de Konoha…

Deidara estaba vendando el brazo de Sasori que parecía no querer dejar de sangrar, a pesar de que la bala solo lo rosó y no se adentro en el interior del musculo, aprovechando ese momento también para descansar un poco.

– ¿Por dónde iremos ahora?. – Preguntó Naruto mirando al líder de Akatsuki con impaciencia, pues deseaba estar en una cama con su novio y no ahí.

– No podremos ir por el camino habitual, está destruido a causa de la explosión. Tendremos que ir por el camino largo. –  Explicó el de piercing. – Nos llevará como unas cinco horas llegar hasta Hotaru.

– ¿Hotaru? ¿Es ahí a dónde nos dirigimos?. – Inquirió el chico de marquitas en la cara.

– Sí. – Fue la respuesta de Pain. – ¡Chicos, nos vamos! – Anunció antes de emprender camino al barrio de Hotaru.

…Zona industrial ~ Konoha…

–¿Estás segura de que es por aquí, Tsunade?. – Preguntó el hombre de pelo gris que la acompañaba.

– Sí, Kakashi. – Afirmó la mujer de grandes senos mirando la cantidad de naves y almacenes industriales de la zona.

– ¿Cómo puede estar segura de que te ayudará?. – Quiso saber el hombre mirando los cálidos colores que bañaban el cielo debido a que el sol se ocultaba.

– Él es un gran amigo y una persona de confianza. – Le contestó la rubia con una sonrisa al recordar a la persona que buscaban.

Kakashi se encogió de hombros para quitarle importancias al asunto mientras continuaban.

– De todas formas, debemos apresurarnos porque pronto anochecerá, ya han empezado a salir las estrellas. – Indicó el hombre de ojos bicolor mirando a las primeras estrellas que habían aparecido en la bóveda celeste.

Tsunade asintió con la cabeza y apresuraron sus pasos.

…Calles de Konoha…

Neji conducía con dirección a la mansión Hyuuga con una enorme sonrisa de triunfo al haber conseguido la muestra de CING.

A su lado estaba Hinata, con sus ropas quemadas, al igual que él, y el cuerpo cubierto de arañazos y golpes debido al combate que habían mantenido con el dúo que custodiaba la muestra.

Neji no pudo soltar una risilla, al recordar que su prometida se había desmayado una vez habían entrado al automóvil mientras que el asiento trasero de su vehículo, estaba recostada Hanabi que se había quedado dormida unos minutos antes.

Se detuvo en un semáforo y sacó el pequeño frasco de su bolsillo para admirarlo con arrogancia.

– Ne-Neji… – Rompió el silencio la dulce voz de su prometida que lo llamaba en sueños.

El hombre de cabello castaño guardo la muestra, nuevamente, en el bolsillo de su chaqueta para acariciar el delicado rostro de Hinata, quien lloraba en sueños, algo que lo enterneció, aunque no era la primera vez que veía a su prima llorar mientras dormía.

– Estoy aquí. – Le susurró para besar la mejilla de la muchacha sentada en el asiento del copiloto y retirarse lentamente, sin importarle los claxon que empezaban a sonar detrás de su vehículo porque el semáforo había cambiado de color.

Retiró un mechón azabache del rostro de la chica antes de volver a sonreír y pisar el acelerador para continuar su camino hasta la mansión Hyuuga.

…En un garaje del barrio Hotaru ~ Konoha…

El grupo guiado por Suigetsu, había llegado a un enorme garaje desde hacía horas. El destartalado garaje que se apreciaba desde fuera era muy diferente por dentro porque había sido reconstruido en su interior convirtiéndose en una especie de albergue para gente como ellos, personas que poseían algún don y buscaban refugio.

Sasuke no había entrado a ninguna de las habitaciones que le ofrecieron, se había quedado en el asiento de lo que parecía una recepción, mirando a las personas que entraban o salían frente a él, incluso podía ver el exterior, donde gente caminaba a su destino debido a que la puerta de cristales reciclados permitía la visión a la calle.

– Sasuke, deberías ir a la cama y descansar un poco. – Le aconsejó su hermano.

– No, yo quiero esperar a Naruto. Sé que el regresará y quiero estar despierto para cuando aparezca. – Anunció Sasuke para luego dar un enorme bostezo de lo casado que estaba.

– Sasuke, se que estas preocupado por tu pareja pero no te hará bien el no descansar. Piensa que ese ser que espera también se verá afectado a causa de no cuidarte. – Insistió el hermano mayor.

– Aunque me fuese a la cama no conseguiría descansar, prefiero estar  aquí  y esperarlo. – Respondió el hermano menor.

– Está bien pero será mejor que vaya por algo de comer porque casi no has comido nada y no quiero que mi sobrino o sobrina nazca con desnutrición porque su drame sea un caprichoso. – Informó con una sonrisilla el mayor de los Uchihas al ver como su hermanito se ruborizaba por lo dicho.

–¡Tonto!. –Murmuró Sasuke sonrojado viendo como su hermano se iba.

Sasuke quedó, nuevamente, sólo en la recepción del lugar, mirando como las pocas farolas de la calle comenzaban a encenderse pero no pasó mucho tiempo, cuando sintió otra presencia que se sentaba despreocupadamente a su lado.

– ¡Hola! ¿Por qué no estas en una habitación como los demás?. – Preguntó la persona que se sentó al lado del moreno.

Sasuke giró su cabeza para encontrarse que quién le estaba haciendo esa pregunta, era aquel chico que había presentado Konan cuando salieron de la alcantarilla y guiado hasta esa edificación.
– No tengo por qué. – Respondió el Uchiha para volver a fijar sus negros ojos en la oscura calle a través de la puerta.

– Pues yo creo que estas esperando a alguien que se está demorando demasiado en llegar. – Afirmó el hombre de pelo azul claro. – Quizás no va a venir.

– Eso no es algo que te importe. – Gruñó con enfado Sasuke, al percibir como aquel individuo invadía su espacio personal y ponía su mano derecha sobre su muslo izquierdo en completa confianza. – Y deja de manosearme, idiota. – Ordenó dándole un manotazo para apartar aquella mano que no tenía su permiso para tocarlo.

– No te enfades, princesa pero es algo casi imposible de acatar. – Respondió el hombre de ojos violetas antes de coger el rostro de Sasuke y forzarlo a que lo besara.

Sasuke sintió asco de ese beso y como Suigetsu intentaba abrirle la boca para colar su lengua. Sasuke forcejeó, intentando despegarlo de él, pero parecía que era imposible y sintió ganas de llorar al ver que su fuerza no era suficiente. No obstante, el recuerdo de Naruto y el sentimiento de protección hacia su bebé le ayudaron a reunir el suficiente poder en sus manos para soltar una descarga eléctrica que consiguió aturdir y apartar a Suigetsu de él. Ese momento, Sasuke aprovechó para levantarse del asiento y huir de aquel lugar con rapidez, limpiándose con el dorso de su mano la boca, empleando más fuerza de la necesaria.

Sasuke corrió todo lo que pudo hasta acabar en el mismo lugar por el que salieron del alcantarillado y se dejó caer en el suelo, quedando sentado en el pavimento donde comenzó a derramar lágrimas por lo sucedido.

– Naruto… regresa te necesito… – Pidió en voz baja el elemental eléctrico y abrazándose las piernas en un intento de protegerse del frío de la noche, calmando la angustia que sintió cuando fue besado sin su consentimiento.

…~…

Itachi había llegado a la recepción con una pequeña bandeja de comida y solo se encontró con que el lugar estaba vacío.

– Sasuke… – Susurró el Akatsuki de coleta con desconcierto.

…Mansión Hyuuga ~ Konoha…

Neji acababa de llegar a la mansión y se dirigía al despacho de su tío con un aura triunfante. Lo seguían sus primas, a paso lento por los solitarios pasillos de la mansión que de vez en cuando se aparecía una de las tantas mujeres que trabajaban para el clan Hyuuga.

Finalmente, llegaron ante la enorme puerta de madera y donde se encontraba en su interior Hiashi y Hizashi.

Sin anunciarse, Neji tocó la puerta para abrirla, encontrándose con los mayores, que lo miraron por la forma violenta con la que abrió la puerta.

Neji sacó de su bolsillo el pequeño frasco para acercarse a la mesa donde estaba su padre, al que ni siquiera miró, junto a su tío para dejar la probeta sobre el escritorio y girarse con intenciones de salir de ese lugar.

– Ahí la tienes pero aun no hemos conseguido dar con el chico, volveré a salir a ver si consigo encontrarlo. – Dijo antes de abandonar la habitación seguido de su prometida.

– ¡Qué ánimos!. – Comentó Hanabi encogiéndose de hombros para hacer una reverencia a su progenitor y salir del despacho cerrando la puerta.

…Albergue del barrio Hotaru ~ Konoha…

Cuando Suigetsu vio a Sasuke solo pudo pensar en querer probar la boca del chico con el extraño peinado, así que cuando encontró la oportunidad no dudó en acercarse y besarlo.

El hombre de ojos violetas admitía que le atraían los chico con aspecto delicado y de ojos negros pero, a pesar de que el moreno no poseía un aspecto delicado, si que contenía un aura que lo hacía ver como alguien frágil. Suigetsu no podía explicarlo pero podía apreciar esa chispa de debilidad en Sasuke y esa chispa era la que acrecentaba su atracción hacia él.

El hombre de cabello azul claro sintió como el chico que tenía inmovilizado no lo aceptaba e intentaba resistirse y él sólo quería probar la boca que lo llamaba en silencio pero antes de darse cuenta, una descarga eléctrica lo aturdió, alejándolo del chico en sus brazos que  aprovechó para escapar. Vio como salía a la calle y se perdía en esta sin tener tiempo de detenerlo y saciar su atracción hacia Sasuke, ocasionando que Suigetsu apretase la mandíbula con fuerza para levantarse del asiento y dirigirse a su habitación con furia, cruzándose en el pasillo con Itachi, que llevaba una pequeña bandeja de comida, al cual ni siquiera le hizo caso.

Sin embargo, parecía que en esa noche la suerte volvía a sonreírle a Suigetsu cuando sus ojos encontraron al otro chico moreno de piel extremadamente blanca cruzar frente a él. Hozuki sonrió con malicia ante un recuerdo vago de su mente y dejó que su cuerpo se convirtiera en líquido para seguir los pasos de Sai sin ser visto, el hombre de ojos violeta se movía arrastrándose por el suelo, en forma de plasta hasta la habitación donde el confusor entró.

Sai cerró la puerta y comenzó a desnudarse sin saber que era observado por unos lujuriosos ojos violetas. Finalmente, el paliducho quedó en ropa interior y se dirigió a la cama para poder dormir cuando sintió que su cuerpo quedo atrapado por una especie de cinta que lo envolvía.

La cinta se estiró de un extremo hacia arriba un metro de altura y la cabeza de Suigetsu se formó para mirar a su presa con socarronería.

– ¿Te acuerdas de mí, primor?. – Preguntó con una enorme sonrisa el chico de ojos violetas percibiendo como el cuerpo bajo él, tembló. – Parece que sí recuerdas nuestro encuentro en aquel callejón de Uma (Caballo). Te reconocí al verte pero tú estabas tan distraído que me dolió. – Suigetsu lamió con descaro la frente del confusor. – No te preocupes, seré gentil y nos divertiremos. – Le susurró en el oído al moreno girándolo sin ningún cuidado para recuperar su forma humana. – Estamos solo, permíteme presentarme apropiadamente, Konan no fue muy amable. Soy Suigetsu Hozuki, morfo* que ayuda a cambio de información, dinero o entretenimiento, Hacer trabajos gratis no es lo mío, pequeño. – Se presentó tomando a Sai de la cintura y pegándolo a su cuerpo.

Sai, únicamente, tragó saliva mientras buscaba la forma de salir de ahí y huir del hombre frente a él.

…Zona industrial ~ Konoha…

Tsunade tocaba la enorme puerta metálica de uno de los tantos almacenes que había en aquella zona pero parecía no haber nadie en la edificación.

– ¿Estás segura de qué es aquí Tsunade?. – Preguntó a un lado el hombre de cabello gris.

– Sí. – Afirmó la rubia volviendo a tocar con fuerza.

– Puede que se hayan mudado o hayan salido. – Insinuó Kakashi al ver que la puerta no se abría.

– Estoy segura que es este lugar pe…– La mujer se interrumpió al pasar por sus ojos unas imágenes a gran velocidad. – Kakashi, cambiamos de planes debemos irnos y rápido. – Ordenó la oráculo a su acompañante.

– ¿Qué? ¿Pero a dónde?. – Preguntó el hombre de ojos bicolor, al ver como la mujer emprendía camino, pero sus preguntas no fueron contestadas.

…Albergue del barrio Hotaru ~ Konoha…

Itachi seguía buscando a su hermano con la bandeja en la mano pero era como si se hubise ido del lugar y era algo que lo estaba poniendo nervioso porque podría estar en problemas o encontrarse mal, en su estado la posibilidad de desmayarse era alta. Por eso, se había dirigido a la pareja que dirige y se encarga del mantenimiento de aquel albergue, Rock Lee, un humano, casado con Ten Ten, una ilusora*, pero, desafortunadamente, ellos tampoco los habían visto.

El moreno entró a la sala de ocio que contaba con una gran librería repleta de libros, mangas y revistas, un televisor de 84 pulgadas, un billar, un futbolín y una diana con dardos para el disfrute de los huéspedes pero allí, solo estaba Konan, leyendo un libro con la cubierta de color marfil.

Itachi suspiró con angustia al no ver ahí tampoco a su hermano, solo quedaba la opción de que estuviera en una de las habitaciones compartidas o saliese del albergue ya que esto último, le preocupaba porque él sabía, perfectamente, que el embarazo en los gestores afectaba a su poder y no es aconsejable el uso excesivo del don. Itachi volvió la mirada al pasillo que llevaba a la salida del recinto pensando en que si su hermano había salido podía estar en peligro.

…Calles de Konoha…

Los rastreadores junto a su líder salieron del hotel, completamente limpios y sin el mal olor de la cloaca en sus ropas. El anciano hablaba por teléfono móvil hasta que por fin colgó y les informó de su nuevo destino al resto del grupo.

Zabusa paró un taxi por orden de Danzou en el que todos subieron apresuradamente.

– ¡Buenas noches!, ¿a dónde los llevo señores?. – Preguntó el conductor.

– Hotaru. – Fue la respuesta de Fuu.

– ¿Estáis seguro?. Ese barrio es muy peligroso y a estas horas, no es recomendable ir. – Les advirtió el hombre.

– No se preocupe y llévenos a Hotaru. – Insistió Torune.

El hombre dueño del vehículo no dijo nada más y prendió camino a Hotaru.

…Barrio Hotaru ~ Konoha…

Sasuke estaba encogido y temblando de frío apoyado en una columna en medió de la oscuridad mirando aquel hueco de alcantarilla con el anhelo de ver aparecer a su rubio novio.

El chico de cabello negro escuchaba el rugido de los motores de los pocos vehículos que transitaban cerca de donde se encontraba como el sonido de las voces de personas que transitaban por los alrededores y otros sonidos que podían proceder de algún animalejo o de procedencia desconocida.

Uchiha se abrazó con fuerza a sí mismo para poder infundirse valor y no sentirse solo, así como para no perder su calor corporal con el frío nocturno.

– Tú estás conmigo también, así que no estoy solo y tu papá prometió volver pronto. – Acarició con su mano derecha su plano vientre. – Sólo hay que esperar porque Naruto es muy fuerte y vendrá a nuestro encuentro, no dejará que Raíz llegue a nosotros. – Y en ese momento una lágrima escapó de sus ojos ónix. – No nos dejará solos, él dijo que regresaría.


Aclaración de  los términos:

* Marionetista: Se trata de las personas con el don de lanzar unos hilos invisibles que manipulan las extremidades y cuerpo de otras personas o animales moviéndolos a su voluntad como una marioneta.

* Bomber: Se denomina a las personas capaces de crear bombas al transferir su energía a objetos, animales o personas capaces de detonarla a su propia voluntad.

* Morfó: Se trata de las personas con el don manipular su cuerpo como si ni tuviese huesos.

* Ilusor/a: Son las personas con el don capaz de crear una ilusión  (espejismo) a sus enemigos en los que son capaces de trasmitir los estados meteorológicos, el tacto de lo que recree el ilusor, dolor e incluso, provocar la muerte del ser que halla caído en la ilusión.

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