-Extraños-
…En el piso de Naruto y Sasuke ~ Konoha…
El
rubio dejó al moreno recostado en la cama del dormitorio. Apartó unos mechones
de pelo oscuro con preocupación y besó con ternura la pálida frente.
Sabía
que tenían que irse de esa ciudad lo antes posible. No quería que esos sujetos
del CING volviesen a aparecer y terminaran por llevarse a uno de ellos o a
ambos a las instalaciones de Raíz para que experimentaran como si fuesen
conejillos de indias. Por eso, fue hasta el armario y saco dos mochilas para
comenzar a llenarla con lo indispensable para huir, no quería seguir en la
misma ciudad que estaban esos rastreadores quienes podrían localizarlos por
culpa de aquel pañuelo que se llevaron.
El timbre de la puerta volvió a sonar, sacando un gruñido de molestia al Uzumaki y sin más se dirigió a la puerta con todos sus sentidos alerta, por si se trataba de más rastreadores que buscaban algo o alguien de quien no tenía conocimiento.
Sin embargo,
frente a él se encontraba una cría de pelo naranja mirándolo con el ceño
fruncido.
–
¿Naruto?. – Preguntó la menor tras observarlo por unos segundos y sus mejillas
comenzaban colorearse de un intenso rosa al darse cuenta de lo atractivo que
era ese chico en persona.
–
¿Quién eres?. – Articuló el joven de marquitas en las mejillas al ver a la
muchacha.
– Soy Moegi,
la nieta de Tsunade Senju. – Respondió empujando al rubio y adentrándose en la
morada del de ojos azules sin ser invitada. – Mi abuela me dijo que tú me
ayudarías a encontrarlo. – Comentó sentándose en la butaca y cogiendo una de
las alitas de pollo del bote que había traído el rubio para almorzar junto a Sasuke.
– Pero no me dijo que eras tan guapo y tampoco, he podido apreciarte
completamente, quizás un 40% pero no el 100%. – Dio un mordisco a la carne con
las mejillas coloradas. – Está un poco frío. –Dijo mirando el bote con pollo mientras
seguía comiendo.
– ¿Es
que no tienes modales niña?.– Habló molesto el Uzumaki cerrando la puerta para
dirigirse a donde estaba la chica. –¡Y no te comas mi comida sin permiso!. –
Replicó. – Además, tengo cosas más importantes que hacer ahora. No tengo tiempo
para estar de niñero de una cría aunque seas la nieta de Tsunade - oba - chan.
–
¿Cómo el huir de esos rastreadores*? Sabes que será inútil. Darán contigo porque
ya tienen tú olor. Aunque vayas al fin del mundo, te seguirían y encontrarían,
no hay forma de escapar de ellos cuando atrapan tu aroma.
– ¡Me
importa un mierda eso!. – Gruñó furioso el de marquitas en el rostro. – ¿Por
qué voy a ayudar a una cría como tú? No creas que por decirme que eres nieta de
la vieja Tsunade me convencerás para jugar contigo.
La
adolescente dejó la comida y corrió para terminar abrazándose a la cintura del
rubio con fuerza donde comenzó a llorar.
– Por
favor, Naruto… Tú eres mi única esperanza para saber de mi abuela. – Suplicó. –
Para encontrarlo.
– Pero
yo…– Intentó hablar el rubio.
– ¡QUÉ
SIGNIFICA ESTO! – Gritó el moreno que se había acabado de despertar y se
dirigió fuera de la habitación al escuchar voces para encontrarse a una cría
abrazando a su novio.
–
¿Quién eres tú? – Preguntó Moegi recordando que en sus visiones no aparecía ese
chico desconocido para ella.
El de
ojos azules apartó a la chiquilla y se acercó presuroso a su novio que mostraba
sus ojos de color rojo por la imagen de ver a esa niña abrazándolo. Naruto
quería calmar a Sasuke antes de que hiciera algo que, sabía, no quería hacer.
– ¿Te
encuentras mejor, Sasu?. – Abrazó al
moreno. – No veas el susto que me diste.– Le contaba hundiendo su cabeza entre
el hombro y cuello del de ojos negros que al parecer se tranquilizó.
– ¿Quién
es esa, Naruto? – Volvió a cuestionar dejándose abrazar y con la mirada fija en
la menor.
Moegi
sólo los miraba confundida.
…Sótano del casino Tres Lunas ~ Konoha…
Un
grupo de personas se encontraba reunido, era un total de ochos extraños individuos.
– ¿Para
qué la reunión?. – Preguntó un rubio con media coleta alta y ojos azules. En
las palmas de sus manos había bocas que se movían como si estuviesen mascando
algo.
– Tobi
es buen chico y no sabe nada, Deidara - sempai. Tobi diría si lo supiese a
Deidara- sempai porque es un buen chico. – Dijo uno de ellos que llevaba una
máscara naranja.
– ¡CÁLLATE,
TOBI!. – Le gritó el rubio con enfado.
– ¡DEJEN
DE GRITAR, PAR DE IDIOTAS! ¡NO ME DEJÁIS REZARLE COMO MERECE A JASHIIN – SAMA!
– Gritó un hombre de pelo blanco peinado hacia tras y ojos violeta. En una de
sus manos había un rosario con un extraño símbolo que representaba a su
religión.
– Al
parecer… es sobre Raíz. – Dijo ignorando la discusión un moreno de pelo largo
atado en una coleta baja. Ojos rojos y unas grandes ojeras marcaban su cara.
– Así
es. – Confirmó un de cabello naranja con seis aretes en su rostro y
espeluznantes ojos ondeantes que entraba por la puerta. Iba acompañado de una mujer
de pelo azul recogido con una rosa blanca de papel y ojos de color bronce.
…En la habitación secreta ~ Konoha…
– Te esperaba, simplemente siéntate aquí. –
Señaló una silla un hombre alto con un pañuelo anudado en su cabeza.
El moreno
se sentó en el mueble ante la atenta mirada del hombre.
– Anko
me dio esto y esto es de Kakashi. – Contó mientras le entregaba la cajita junto
a la nota.
…Vía 130 ~ Konoha…
En el
interior de un vehículo que iba en dirección norte de la ciudad.
– No ceñor,
el rubio no estaba con el sujeto, solo había una putita en su ratonera. –
Informaba por su teléfono móvil a su superior, al mismo tiempo que conducía.
El
copiloto suspiró mirando por la ventanilla el atasco en el que se encontraban y
donde, al parecer, iban a estar un largo tiempo.
– No
se preocupe, lo tendremos vigilado y cuando aparezca le informaremos al
momento. – Cortó la llamada. – Ese maldito…
–
Zabusa, ya deberías saber como es este trabajo. – Intentó tranquilizar Haku.
– No
me lo recuerdes, que llevo en la organización mucho antes que tú. – Regañó con
molestia.
…Mercado Shuriken ~ Konoha…
Entre
toda la gente que transitaba las calles peatonales y diferentes puestos que
comenzaban a encender los farolillos, debido al crepúsculo del día, se
encontraban caminando dos chicos junto a una adolescente.
–
Entonces… él es tu novio. – Repetía por quinta vez Moegi señalando a Sasuke con
incredulidad.
– Ya
te he dicho que sí. – Confirmó con cansancio el de marquitas en la cara
colocando mejor la mochila que llevaba a la espalda.
–
¿Tienes algún problema con ello, niñata?. – Inquirió el de ojos negros apretando
la mano de su pareja con molestia debido a la forma que lo miraba la de cabello
naranja.
– Pues
sí. – Confirmó la adolescente cruzando sus brazos. – Porque no entiendo como
alguien como Naruto, está con un gruñón de novio. Él merece a alguien dulce y
agradable. – Explicaba la chica mirando al rubio con corazones en los ojos y
los carrillos sonrojados, que tocó con sus manos. – En pocas palabras, necesita
una gentil mujer a su lado. – Terminó mirándolo con superioridad, bajando sus
brazos dejándolos completamente rectos y sus manos cerradas en puño en tensión
por la mirada molesta que le dirigió Sasuke.
– Moegi.
– Interrumpió Naruto con molestia, a pesar de saber que se trataba de una cría
le molestaba que otros se metieran en su vida decidiendo lo que es mejor o no
para él. – Uno no se enamora por el físico o el género de la persona y tampoco
decide de quien enamorarse. Es el corazón el que manda. – Terminó desuniendo su
mano con la de su compañero para abrazarlo por la cintura y besar la mejilla de
Sasuke, haciéndolo sonrojar y una sonrisa petulante apareciera en su rostro.
–
Puede ser pero debes admitir que tu novio es como el hielo. – Se mofó la
muchacha riendo a carcajada por sus propias palabras y ganando un gruñido del
moreno.
Ambos chicos fruncieron el ceño.
– Si
no te agrado ¿por qué no te vas y dejas de molestarnos?. – Gruñó el azabache. –
Nada de lo que tú digas, hará que deje a Naruto o él me deje a mí. – Afirmó con
seguridad el chico de ojos negros abrazando el brazo del de marquitas ya que
había deshecho el abrazo a su cintura.
– Eso
no lo sabes. – Replicó con un mohín la adolescente. – Y no me iré porque
necesito la ayuda de Naruto. – Gruñó con los ojos entrecerrados.
– Pues
deja de molestar a Sasuke si quieres que te ayude. – Chantajeó el de ojos
azules, haciendo que el moreno sonriera con superioridad a la muchacha.
–
¿Entonces, me ayudaras?. –Preguntó ilusionada dando pequeños saltitos.
–
¿Ayudarla a qué?. – Curioseó el azabache borrando la sonrisa y mirando a su
novio que había vuelto a coger su mano.
– Es
la nieta de Tsunade - oba - chan. – Indicó antes de contarle. –Y quiere que la
ayude a encontrar a no sé quién. Lo cierto, que no me ha dicho a quien está buscando.
– Terminó encogiéndose de hombros.
Sasuke
asintió con la cabeza con confusión por la tosca y breve explicación.
– ¡A UN
HOMBRE!. – Gritó Moegi dando un pequeño salto.
– Que
escandalosa. – Suspiró el de ojos negros por la emoción que mostraba la chica.
– ¿Y
que se le va hacer?, es una cría. – Le respondió en el mismo tono el de ojos
azules, quien miraba a la de cabello naranja que caminaba delante de ellos observando
algunos de los puestos con curiosidad.
Siguieron
caminando hasta que llegaron por donde se encontraban los puestos de comida
pero en uno de ellos, estaban friendo calamares y el olor llegó a la nariz de
Sasuke, quien adquirió un color muy pálido en la piel. Sintiendo como lo poco
que había comido deseaba salir de su estómago. Rápidamente, soltó la mano
del Uzumaki y corrió hasta un cubo de
basura donde vomitó su almuerzo.
Sin
hacerse esperar, el rubio corrió detrás del Uchiha con preocupación y siendo
seguido de la muchacha de cabello naranja.
Sasuke
sintió unos brazos enredarse en su cintura, ayudándolo a que no cayera al suelo
cuando acabó de devolver lo que había en su estómago y no necesitaba mirara la
cara de la persona que lo sostenía para saber que se trataba del Uzumaki.
–
Sasuke… – Musitó su novio sintiendo como el de ojos negros se giraba para
recostar su cabeza en su hombro.
–
¿Está enfermo?. – Preguntó Moegi al rubio con duda por la reacción del moreno.
– No se
ha encontrado bien desde esta mañana. – Le confesó mientras apretaba al Uchiha entre
sus brazos y le acariciaba la espalda en un intento de reconfortar al de pelo ónix,
quien sólo se dejaba hacer, aún con su cabeza reposada en su hombro.
La de
ojos negros apartó la mirada de la escena amorosa de los chico, fijando sus
ojos en un puesto de suvenires que había cerca, cuando su visión se tornó
borrosa quedando sus pupilas plateadas durante unos segundos que para ella
fueron muchos minutos. Se giró hacia los mayores y con miedo en el rostro.
–
¡Tenemos que irnos! ¡RÁPIDO!. – Exclamó Moegi.
– ¿Qué
pasa?. – Cuestionó confundido Naruto ante la reacción de la muchacha.
– ¡Vienen
hacia aquí!. – Declaró con los ojos aguados agarrando la mano del rubio y
tirando de él para que se movieran.
–
¿Quienes?. – Esta vez fue el turno de Sasuke, siendo guiado por el rubio, quien
lo tenía semi-abrazado por la cintura, en una extraña huida.
– Los…
– Pero fue demasiado tarde porque frente a ellos apareció un grupo de siete
personas, provocando que se detuvieran atropelladamente.
–…Hebis
– Concluyó susurrando la menor retrocediendo sus pasos sin poder apartar su
mirada de aquellos sujetos.
–
¿DÓNDE ESTÁ?. – Gritó el más gordo del grupo, mirando a las tres personas
frente a él.
– ¡CORRED!.
– Gritó Naruto empujando a la niña y su novio a un lado, pues se percató de
cómo se estaba moviendo una pelirroja que llevaba un extraño sombrero de lana.
Sin
hacerse esperar, los tres salieron corriendo pero un sonido agudo llegó a sus
oídos y tuvieron que taparse los orejas cuando la pelirroja lanzó un el
estruendoso grito que parecía estrujar su cabeza, además de dañar sus tímpanos
pero eso, no les sirvió de nada ya que el sorpresivo ataque les había
alcanzado. Aquel sonido entró en sus oídos causándole un desgarrador dolor.
–
¡Seguidlos! ¡Rápido! O drame os matará de la manera más dolorosa posible. – Ordenó
Karin que se encontraba al final del grupo.
Sin
esperar nada más, los cinco salieron corriendo tras Naruto, Sasuke y Moegi.
– ¿Crees
que podrán…?– Comenzó a formular la
pregunta un chico de piel blanca, ojos verdes y pelo largo, plateado.
– No.
– Lo interrumpió Karin. –Volvamos a casa Kimimaru, ellos volverán pronto para
recibir su castigo.
El de
cabello blanco asintió y ambos, se retiraron del lugar mientras que sus
compañeros continuaban persiguiendo a las tres personas que huían.
– ¡CUIDADO!.
– Gritó Naruto empujando a su novio y a la chica con sus poderes, lo más lejos
posible de allí, al ver como el más gordo del grupo les lanzaba un enorme
barril lleno de de manzanas, el cual les era imposible esquivar debido a los
puestos. El tonel, le dio de lleno al de ojos azules tirándolo al suelo.
– ¡NARUTO!.
– Gritaron los dos de ojos negros desde el lugar en el que aterrizaron, al ver al rubio en el suelo y ser apresado por sus
perseguidores.
–
¡Aléjense! ¡No os preocupéis…– Pero fue interrumpido, cuando el gordo lo cogió
de una pierna y lo lanzó con fuerza sobre uno de los puesto.
Antes
de poder moverse Naruto para escapar, ya estaba la pelirroja a su lado suyo utilizando
su poder de ondas de sonido que tenían sus gritos.
El
rubio tan solo podía taparse los oídos pero eso no detenía su martirio, al
estar tan cerca la dueña de los gritos.
Naruto
se removía debido al fuerte dolor que le provocaba las ondas de voz de aquella
mujer, sabía que no podría resistir mucho tiempo, que su fin estaba cerca
porque el poder de esa chica era utilizar su voz. La cuál afectaba a su sistema
nervioso haciéndolo estallar como una bomba interna. Impidiendo defenderse con
su propio don al sentirse paralizado.
Moegi
acató lo dicho por el Uzumaki y sin pensarlo demasiado, cogió la mano del moreno
para tirar de él y alejarse del lugar.
El Uchiha
comenzó a llorar al ver a su novio ser torturado hasta la muerte por aquellas
personas. Él no lograba entender por qué los Hebis los atacaban, ellos no
habían hecho nada para captar su atención. Naruto no había hecho nada para ser
sometido a esa torturar que lo estaba haciendo desfallecer, no lo entendía.
Sasuke,
tenía su cuerpo estático como el de un muñeco debido al shock, ni si quiera se percató
cuando la adolescente lo tomó de la mano y comenzó a tirar de él para alejarse.
Ni siquiera sintió sus piernas moverse mientras huían de allí dejando a Naruto
detrás. Simplemente, podía apreciar que se alejaba pero no el movimiento de su
propio cuerpo, se estaban alejando del lugar a toda velocidad y sus ojos continuaban
fijos en su novio, quien se retorcía intentando detener el sonido con sus manos
que causaba la mujer que estaba a un lado de él, inmovilizándolo con su voz.
– ¡NARUTO!
– Gritó desgarradoramente.
… Sótano del casino Tres Lunas ~ Konoha…
–
Entonces, ¿sólo tendríamos que encontrar a ese chico?. – Preguntó Deidara sin
interés, acomodándose mejor en el sofá en el que estaba sentado junto a un
pelirrojo que parecía dormitar con el tema de la conversación.
– No
es necesario, él ya se ha puesto en contacto con nosotros. – Indicó el de
cabello naranja que era el líder del grupo. Su nombre era Pain y permanecía de
pie, cerca de la mujer de pelo azul.
– No
puedo esperar en encontrarlo y arrebatarle la muestra. Si la vendemos en el
mercado negro, el precio que se le pondría a un fármaco así, sería de millones.
– Afirmaba un enmascarado de ojos verdes, levantándose de su cómodo asiento,
imaginándose las bolsas repletas de dinero al concluir su venta.
– Eso
sería muy peligroso, Kakuzu. – Habló por primera vez el pelirrojo de ojos
castaños que permanecía sentado al lado de Deidara.
–
Estoy de acuerdo con Sasori, eso sería ponernos en peligro a todos los que
poseemos alguna cualidad especial. – Apoyó Pain dando unos pasos al frente. –
Ya es suficiente con Raíz.
– ¿De
qué nos vale el tenerla en nuestro poder si no podemos hacer nada con ella?.
–Inquirió un hombre de piel extrañamente azul y pequeños ojos negros. Con el
pelo azul oscuro y dientes de sierra. El cual, permanecía apoyando su espalda
en la pared cerca de la puerta.
… Calles de Konoha…
La
noche ya había envuelto la ciudad de Konoha pero eso no impedía que las calles
de la ciudad aun permanecieran atestadas de personas.
Un
grupo en particular caminaba pausadamente por ellas.
–
¿Tayuya, qué haremos?. – Preguntaba el hombre gordo con escaso pelo naranja que
caminaba a paso lento al final del grupo. –Si Orochimaru se entera de que nos
hemos pasado y ahora está muerto. ¡Nos matará lenta y dolorosamente!.
–
Jirobo, querrás decir: “cuando Orochimaru se entere de que Tayuya se ha cargado
al muchacho que debíamos llevarle”. – Corrigió un hombre de pelo gris con
labios pintados de verde y ojos negros que iba en la cabeza del grupo.
–Yo
también me lo pregunto, Ukon. – Se carcajeó su hermano gemelo que caminaba a su
lado mirando a la pelirroja de ojos negros con diversión. – A lo mejor usa su
súper don y si tiene suerte, lo asesina. Ya sabes cómo son los sónicos*.
–
¡CALLAOS, PERROS!. – Gritó Tayuya mirando con furia a los hermanos delante de
ella que reían e incluso, se estaban limpiando las lágrimas que le saltaban
debido a las risotadas.
–
¡Tayuya!. – Llamó un hombre de coleta alta y ojos negros como su cabello, quien
iba caminando a su lado.
– Ya
lo sé, Kidomaru. – Susurró la mujer agachando la cabeza y dejando caer los
hombros en estado de abatimiento.
Todos
sabían que Orochimaru no se tomaría muy bien la muerte del rubio y
especialmente, la pelirroja temía por el castigo impuesto porque era consciente
de que sus compañeros la delatarían cuando su jefe le preguntara sobre la
muerte del hombre que debían capturar.
… Callejón cerca del parque Binju ~ Konoha…
El
azabache lloraba desconsoladamente en la oscuridad de aquel callejón, golpeando
con todas sus fuerzas la pared a cada momento.
–
Sasuke, debemos irnos de aquí, puede ser peligroso. – Titubeó la muchacha
mirando a ambas salidas de aquel oscuro callejón que no le infundía ninguna
seguridad.
–
¡CÁLLATE! ¡ESO DA IGUAL! LO HAN MATADO ANTE MIS NARICES Y YO… YO NO HE HECHO
NADA PARA IMPEDIRLO… PARA AYUDARLO. – Gritó el moreno con los ojos hinchados del
llanto. – Naruto… idiota…– Masculló entrecortado debido al sollozo.
La
adolescente lo miraba con angustia, sintiendo como las emociones del moreno
también se instalaban en ella y no tardó mucho tiempo en cuestionarse a sí misma
por lo ocurrido.
Porque
ella era una vidente*, ¿no?. Entonces… ¿por qué no los advirtió con
antelación?, ¿por qué ella no tenía un poder más útil que lo hubiese podido
ayudar?. Si es que Moegi, a pesar de no conocer a Naruto, podía sentir que le
agradaba el rubio y ahora, el chico estaba exánime.
– Yo…
lo siento…– Se disculpó comenzando a sollozar. – Yo no pude verlos antes… Si mi
visión la… Naruto no estaría…– Moegi sorbió por su nariz para romper en llanto.
El
moreno miró con sus aguados ojos a la adolescente, quien tenía la cabeza
agachada, sollozando y con pequeñas gotitas que caían de su cara al suelo. A
pesar del dolor que sentía por perder a su ser amado, se acercó a la muchacha y
la abrazó. Ella no tenía ninguna culpa, aún era una mocosa que su mayor
preocupación debía ser el comer dulces y divertirse, ella no tenía oportunidad
de poder hacer algo para auxiliarlo.
– Tú
no tienes la culpa. – Aseguró en voz baja para sentir como su cuerpo se quedaba
sin fuerzas y sus ojos se cerraban dando paso a la desaparición del entorno. Al
final, el color negro predominara en su visión.
–
¡SASUKE!. – Gritó Moegi, al sentir como el azabache se desmayaba sobre ella y
ambos acababan en el suelo.
… Cafetería “El rayito de sol” ~ Konoha…
– Si
señor, estamos haciendo todo lo posible. – Hablaba Zabusa por su teléfono
móvil, al mismo tiempo que removía la taza de café que había frente a él. –Sí,
señor. Como usted dice.
Haku
miraba sin interés la taza de cappuccino que minutos antes había pedido, cuando
por fin escuchó como su compañero cortaba la comunicación con su superior y se
llevaba la taza a sus labios para beber de una vez, todo el oscuro líquido.
–
¡Vámonos, Haku!. El tiempo de descanso a terminado. – Ordenó el mayor dejando
el dinero sobre la mesa. – Al parecer, hay noticias de que se está moviendo por
el este de la ciudad.
El
chico de ojos castaños simplemente dio un suspiro cansado antes de coger su
cappuccino y tomarlo al igual que su compañero. Cuando terminó de tragar el
liquido de la taza, salió apresurado por la puerta de cristal de esa cafetería
y poder alcanzar a Zabusa que lo esperaba dentro del coche.
…Estación de trenes Hokages Sur ~ Konoha…
Sai
bajó las escaleras con parsimonia y se dirigió a la ventanilla donde vendían
los tickets de tren.
–
Disculpe señor, me gustaría tomar un tren al centro, cerca de la torre roja
¿Cuál sería el apropiado?. – Preguntó apresuradamente mirando a aquel hombre a
los ojos.
…En una casita a dos manzanas del parque
Binju ~ Konoha…
Dentro
de una de las habitaciones.
–
Gracias. –Agradeció Moegi con las mejillas sonrosadas y haciendo una reverencia
un tanto torpe a la mujer que tapaba con una manta al moreno que recostaron en
una cama.
– No
tienes por qué dármelas. Ha sido una suerte que pasara por ahí en ese momento –
Dijo la mujer de grandes ojos verdes y piel inmaculadamente blanca que rondaba
los 25 años. Cabello largo y rosa. – Aunque debo admitir, jamás pensé
encontrarme en un lugar como ese a Sasuke - kun junto a una niña. – Confesó la
de cabello rosa con su dedo índice en la barbilla, hablando más para sí misma
que para la adolescente que la acompañaba.
Moegi
miró con curiosidad y sorpresa a la de ojos verdes.
–
¿Conoces a Sasuke?. – Preguntó señalando al azabache.
La de
ojos jades asintió con una pequeña sonrisa.
– Nos
conocemos desde la niñez. – Reveló. – A propósito, no nos hemos presentado. Me
llamo Sakura.
Pero
antes de que Moegi pudiera decir alguna palabra, entró a la habitación un
hombre muy alto, que superaba el metro noventa centímetros. De unos 30 años más
o menos y ojos castaños. Pelo naranja corto y piel tostada. Poseedor de un
cuerpo fornido.
–
Sakura…– No terminó de hablar al ver al
moreno en la cama y la adolescente cerca de la cama. – ¿Qué ocurre?.
– Me
los encontré en un callejón cerca de aquí. – Confesó la de cabello rosa que se
había acercado al recién llegado para besar con cariño sus labios. Luego, se
giró para mirar a la de cabello naranja. – Él es mi esposo, Juugo. – Presentó
al de cabello naranja mientras entrelazaba sus dedos con los de su marido.
– Yo
soy Moegi. – Se presentó con vergüenza, a la vez que hacia una reverencia a los
propietarios.
…Almacén de la zona industrial ~ Konoha…
El
moreno de ojos amarillos se encontraba en una enorme cama, besando con lujuria a su compañero.
El
amante de Orochimaru era un hombre de largo pelo blanco. Piel tostada y ojos
negros. De cada ojo descendía una raya roja, cruzando su rostro hasta la
mandíbula.
–
Orochimaru…– Susurró el de cabello blanco con ensoñación, acariciando la nívea
piel de su amante.
–
Jiraiya, mi amor… ¿pareces que hoy estas muy motivado?. – Susurró juguetón para
terminar mordiendo el bronceado hombro del de cabello blanco, que tanto le
gustaba.
– ¡No
sabes cuánto!. – Afirmó con excitación, dejando a Orochimaru bajo su musculoso
cuerpo.
–Jiraiya...–
Gemió el de ojos amarillos complacido con su amante.
Y no
les importó continuar, cuando su armónico momento de pasión, fue roto con un
grito de horror que retumbó en el lugar, seguido de un estridente portazo.
–
¡AH…!. – Gritó Karin con la cara completamente roja y alejándose
presurosamente.– Al menos, pongan seguro a la puerta . – Se fue murmurando con enfado y apretando los puños con fuerza.
–
Karin, ¿ya le contaste a…? – Intentó preguntar un chico de 29 años con gafas
redondas, ojos negros y pelo plateado, largo atado en un coleta baja.
–
¡CÁLLATE, KABUTO! YA SE LO DIRÉ MÁS TARDE. – Chilló furiosa la mujer de ojos
rojos mirando al de cabello plateado con odio.
–
¡Vaya! ¿Qué carácter tienes hoy, hermanita?. – Se burló el de lentes dando
media vuelta.
…Estación de trenes Hokage Este ~ Konoha…
–
¿Debo tomar dos trenes más?. – Repitió con cansancio el moreno.
– Así
es, en cambió que decida ir en autobús o en taxi. – Informó la recepcionista.
–
¡Gracias!. – Agradeció para alejarse. – ¡Mierda! Estoy demasiado al Este y ya
no llegaré a tiempo. – Dijo subiendo las escaleras para salir del subterráneo.
Cuando
salió al exterior, se percató de que había anochecido y suspiró con molestia
para observar la solitaria zona en la que se encontraba, por lo que acabó
chasqueando la lengua.
– ¿Por
qué estacionaste tan lejos? Llegaremos tarde y será tu culpa. – Regañaba una
mujer no mayor de 20 años a un joven con lentes de, aproximadamente, la misma
edad.
– Lo
siento. – Se disculpaba el joven con paso presuroso.
Sai
sonrió y se acercó a ellos con rapidez.
La
pareja al percibir la presencia del desconocido se giraron para encararle pero
antes de que la pareja pudiera reaccionar, Sai ya tenía abrazada a la
sorprendida mujer.
– ¡Oh,
Kami - sama! ¿Cuánto tiempo? ¿Cómo has estado? ¡Jamás pensé el encontrarnos
aquí!. – Decía abrazando a la confusa chica como si la conociese mientras la
miraba a sus ojos chocolate.
A cada
palabra dicha por Sai, su pupila se fue agrandando hasta quedar todo el globo
ocular teñido de negro.
La
chica, a cada palabra que escuchaba por el extraño fue relajando su cuerpo y
sus carrillos tomaron un ligero color rosa para sonreír. Finalmente, la joven
correspondió al abrazo para separase un poco de Sai.
– ¿Lo
conoces Rin?. –Preguntó con recelo el acompañante de la chica.
–
¡Claro que sí!. –Intervino Sai con sus ojos oscuros. – Soy Sai. –Se presentó
sin más al chico que comenzaba a adquirir la misma actitud que la mujer, en el
momento que sus miradas chocaron.
– Sai,
el es Obito, mi prometido. –Presentaba al chico y este hizo una torpe
reverencia. – ¿Y qué haces por aquí?. – Curioseó con timidez y pestañeando un
poco de forma coqueta.
– Me
dirigía al centro de la ciudad pero al parecer, si continúo en tren no podré
llegar a tiempo donde me esperan. – Declaró el mayor. –Y es una verdadera
lástima porque tenía que atender un asunto urgente.
–
¡Oh…! No te preocupes, nosotros nos dirigíamos a unas manzanas de aquí pero
creo que ya llegamos demasiado tarde y será mejor no asistir. Podemos llevarte
ya que nuestros plan se ha arruinado, ¿cierto, Obito?. – Propuso Rin con
alegría mirando a su pareja.
–
¡Claro! no hay problema… – Respondió este cogiendo la mano de la mujer para
dirigirse al lugar en el que estaba estacionado su automóvil.
–
Fíjate que conmovedor, Haku. – Interrumpió acercándose dos personas. – La araña
ya tiene a dos moscas en su tela. – Ironizó el hombre de cara tapadas con
vendas.
– Es
cierto, Zabusa. – Apoyó su compañero con una pequeña sonrisa fijando sus ojos
en la pareja cerca de Sai. – Pero lo que no sabe la araña es que ahora, a ella
le toca ser la presa. – Amplió su sonrisa con malicia y esta vez, miró a Sai.
Rin
apretó con fuerza la mano de su prometido debido al nerviosismo y miedo que
estaba comenzando a sentir.
– ¿QUÉ
QUIEREN? PORQUE NO TENEMOS NADA. MEJOR VAYAN A MOLESTAR A OTRO LADO. – Aulló
Rin ante la amenazadora presencia de los desconocidos.
Ambos
rastreadores sonrieron y sin previo aviso, cinco agujas metálicas se impactaron
en el cuerpo de la chica. Rin cayó al suelo inconsciente ante la atenta mirada
de los hombres.
–¡RIN!.
– Gritó el joven para salir corriendo dirección a los desconocidos con
intenciones de golpearlo pero ni siquiera pudo hacer nada cuando recibió un
fuerte puñetazo en su barriga, sacándole todo el aire de los pulmones y
desvaneciéndose ante el fuerte dolor.
Obito
cayó al suelo, sin conocimiento.
– Que
patético. – Opinó Haku en voz baja al ver al moreno desmayado en el piso a
causa del golpe de su compañero.
–
Vendrás con nosotros, por las buenas o… – Zabusa apareció a la espalda de Sai
sin darle tiempo de reacción. –…por las malas. – Terminó golpeando la nuca del
moreno que se desmayó al recibir el impacto, sin tener tiempo de moverse para
huir.
–
Ponle esto. – Dijo Haku al acercarse donde estaba Zabusa y entregándole un
trozo de tela negra. – No quiero que esta rata intente su truquito con alguno
de nosotros. – Comunicó para dirigirse a la chica y comenzar a sacarle las
agujas del cuerpo. – Será mejor que les borre la memoria.
–
Bien. – Respondió Zabusa vendando los ojos de Sai con la tela para luego,
cargarlo como si se tratase de un costal.
Aclaración de los términos:
*
Rastreador: Son las personas capaces de encontrar a alguien o algo con solo
tener su olor. (Igualitos a un perro)
*
Sónico: Se denomina así a las personas capaces de reproducir altas ondas de
sonido utilizando su voz.
* Vidente: Se conoce con este término a las personas capaces
de ver las acciones futuras de otras personas y en algunas ocasiones de sí
mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario