-Al final.-
…Tres
meses más tarde…
…Mansión Hyuuga ~ Konoha…
Hinata
se encaminaba con pasos rápidos hacia el despacho principal de su familia,
donde se encontraba el líder de su clan. Sin siquiera tocar, abrió la puerta
donde estaba el líder del clan Hyuuga, firmando unos documentos.
El
hombre miró a la joven que mostraba una enorme sonrisa en su rostro, lo que
provocó que levantara una de sus cejas, ante la confusión que le provocaba la
felicidad de la morena, sumado a la forma tan poco protocolaria de entrar a su
despacho.
– ¿A
qué se debe que irrumpas de esa manera aquí?. – Preguntó el líder del clan con
interés.
– ¡NEJI,
ESTOY EMBARAZADA!. – Gritó eufórica Hinata corriendo hacia su esposo que la
recibió entre sus brazos.
– ¿¡De
verdad!?. ¿Estás segura qué no se trata de una falsa alarma?. – Preguntó Neji
con sus ojos nacarados iluminados por la esperanza de que aquellas palabras
fueran ciertas.
– No
es una falsa alarma, Neji. Me he hecho tres pruebas y un análisis de sangre y en
todas a dado positivo. ¡Vamos a ser padres!. – Confirmó Hinata completamente
feliz antes de recibir un demándate beso de su cónyuge.
– Creo
que voy a tomarme el resto del día libre y celebrarlo con mi esposa, todo el
día en la habitación. – Susurró con picardía Neji escuchando la risita de
Hinata.
– Me
parece una perfecta idea pero antes, no quieres decírselo a tus padres. –
Preguntó la morena sintiéndose triste con el recuerdo de que su padre había
muerto hace tres meses, al igual que su hermana, Hanabi pero en diferentes
circunstancia donde la extinta organización de Raíz había estado involucrada.
– Sí
pero se lo diremos mañana. Hoy quiero sólo complacer a la mujer de mi vida.
Además, es imposible que mi padre se mueva de donde se encuentra. – El Hyuuga
habló recordando que su padre debido a un disparo sin movilidad en sus piernas y
sólo podía desplazarse en sillas de rueda. Sin mencionar, que su madre
continuaba viva y ahora se dedicaba al completo a cuidado y atención de su
esposo, como siempre Shizune había deseado y hecho.
Neji
cargó a Hinata entre sus fuertes brazos, escuchando la risita juguetona de su
esposa para salir al pasillo donde estaba Yamato junto a una mujer del clan
Hyuuga con la que estaba coqueteando.
El castaño
al ver a Neji se sobresaltó e hizo una rápida reverencia cuando el actual líder
del clan pasó a su lado con Hinata en sus brazos.
– Si
quieres andar de novios con alguien que pertenezca al clan Hyuuga debes
conseguir la aprobación del líder Hyuuga. – Le recordó Neji a Yamato mientras
pasaba a su lado.
– Lo
sé, Neji-sama. – Respondió atropelladamente Yamato consiguiendo que el actual
líder del clan Hyuuga se detuviese en espera de la petición. – Neji-sama, ¿me
permitiría cortejar a la señorita Hiyori-sama?. – Pidió arrodillándose ante el
matrimonio.
– Sólo
si la señorita, Hiyori Hyuuga, desea ser cortejada por usted. – Respondió
mirando a la chica que sonrojada asintió. – Bien, pues puede comenzar el
cortejo. – Terminó de declarar Neji para continuar su camino dejando a la nueva
parejita a solas en aquel pasillo de la mansión.
– ¿Hay
que ver cómo eres, Neji? Pero por fin le diste permiso. – Habló Hinata
recostando su cabeza en el hombro de su marido.
– ¡Je!,
sólo me divertía un poco pero como ya era la quita vez que me lo pide, me
parecía un abuso retrasar el noviazgo. – Comentó el actual líder Hyuuga divertido
para seguir su camino hasta su alcoba.
…En el interior de un barco con destino al
País de la Ola…
Karin
miraba el horizonte donde los diferentes azules chocaban, creando el beso del
cielo con el océano cuando sitió como era abrazada por la espalda.
– ¿Qué
piensas, Karin?. – Preguntó Kabuto en voz baja cerca de su oído.
–
Estaba recordado lo de haces tres meses y el cómo extraño a nuestro padres y
Kimimaru. – Confesó la pelirroja sintiendo como el mayor le daba la vuelta para
quedar frente a frente.
–
Sabes que no podemos cambiar el pasado pero podemos hacer nuestra propia vida
lejos de esos recuerdos de Konoha. – Le recordó Kabuto a la muchacha. – Admito
que esos días fueron muy ajetreados para acabar en tragedia, sólo podemos pedir
a Kami-sama que nuestros padres se sigan amando donde quieran que estén y que
Kimimaru tendrá que pagar su demencia en la cárcel de La Taza, aún no puedo
creer que se atreviera a matar a un policía cuando fue arrestado en medio de
aquel enfrentamiento sin sentido al que nos vimos siendo arrastrados por la
tristeza de dadá cuando murió papá. – Suspiró con pesadumbre. – Yo también los
echo de menos pero eres consciente de que no pudimos hacer nada por drame
cuando fue alcanzado por una bala.
– Lo
sé. – Afirmó Karin cerrando sus ojos carmesí comenzando a llenarse de lágrimas.
– No puedo dejar de pensar en ellos, aunque Kimimaru sea un estúpido es nuestro
hermano, por muchos errores que haya cometido y la vida continúe… Los extraño.
–
Sabes que te prometí que le escribiremos y lo visitaríamos una vez al año,
después de que nos hayamos instalado en la ciudad del Puente. – Le recordó
Kabuto a la mujer que asintió para después abrazar a Karin mientras esta apoyaba
su cabeza en el hombro del hombre que la reconfortaba.
…Ciudad de Tsuna ~ País de La Arena…
Un
pelirrojo se levantaba de la enorme cama con tan sólo la parte baja del pijama.
Caminó guiado por el delicioso olor a café recién hecho pero antes de poder
probar el café que desprendía un delicioso aroma, abrazó a la persona que
miraba por la ventana de la cocina la concurrida calle de Tsuna mientras
saboreaba el delicioso café en una taza.
–
¡Buenos días, Sai!. – Susurró en el oído del moreno.
–
Gaara, prácticamente ya es la hora de almorzar.– Reprochó Sai.
– Pero
yo me acabo de levantar, así que para mi aun es por la mañana. – Dijo Gaara antes
de besar el blanquecino cuello del chico. – ¿Aun me pregunto lo qué provocó que
volvieras a mi lado?¿acaso el idiota de Naruto te puso los cuernos después como
venganza?. – Preguntó deshaciendo el abrazo para servirse un poco de café. –
Sea lo que sea, agradezco que te hiciera recapacitar para que volvieses a mi
lado porque estaba a punto de cometer una locura sino aparecías. – Declaró el
pelirrojo bebiendo un poco del negro líquido.
– Eres
un exagerado. Sabes que Naruto no es un idiota y tampoco sería capaz de lo que
dices. No deberías de hablar así de él. – Defendió Sai a Naruto. – Si volví a
tu lado, simplemente era porque comprendí que debía darte una oportunidad y
quizás tenías razón en lo que ambos estamos en el mundo para estar juntos. – Le
aclaró. – “Aunque también porque
comprendí lo egoísta y estúpido que me estaba comportando con respecto a
Naruto.” – Pensó Sai mientras tomaba otro trago de café para luego, mirar a
Gaara con una pequeña sonrisa. – “Es hora
de que yo también me dé una oportunidad e intentar enamórame de ti, Gaara. Al menos, fuiste a la persona que mi mente
hizo que viera ante mis ojos cuando aquel idiota me secuestro y comenzó a
hablar de mi madre.” – Pensaba mientras dejaba la taza de café sobre la
mesa para abrazarse al hombre del tatuaje en la frente.
–
¿Umm…?.
– ¿Ta
apetece que salgamos a dar un paseo?. – Le preguntó el moreno al pelirrojo.
–
Claro, así podré presumir de novio. – Afirmó divertido el chico de ojos verdes
antes de atrapar los labios de Sai.
…En una casa cerca de la plaza Rei ~ Konoha…
Sakura
había acabado de llegar del trabajo y de haber recogido a Aya del colegio.
–
Mami… – Llamó la niña a su madre. – Hoy hice un dibujo en el cole y cuando se
lo enseñé a la señorita se puso a llorar. – Anunció la pequeña viendo como su
madre sonreía sin comprender las palabras de la niña mientras ella buscaba en
su mochila su dibujo, una vez que lo encontró se lo dio a la mujer de cabello
rosa, quien miró aquel dibujo hecho por su hija.
– Que
bonito Aya y dime ¿quiénes son las personas que has dibujado y pintado al lado
de la casa?. – Preguntó Sakura a su hija.
– Es
nuestra casa.– Corrigió Aya. – Esta eres tú, mamá. – Señaló a una muñeca
pintada de rosado. – Esta soy yo. – Señaló a una muñeca pintada de rojo. – Y
este que está en el cielo es papá. – Señaló un muñeco que había pintado de
naranja sobre los otros dos garabatos.
– Es
muy bonito, cariño. Anda ve a jugar mientras yo preparo la comida. – Pidió la Haruno sintiendo como sus
ojos se inundaba porque a pesar de que su esposo había muerto hacía tres meses
atrás aun lo recordaba y dolía el recuerdo al mismo tiempo que tocaba su pequeño
vientre abultado de tres meses. – “Si aun
estuvieras aquí, Juugo, estoy segura que estaría muy feliz de volver a ser
padre, me dejaste antes de que yo misma supiera que estaba esperando nuestro
segundo hijo.” – Pensó mientras sollozaba poniéndose el delantal para
comenzar a hacer la comida.
…Sótano del casino Tres Lunas ~ Konoha…
Konan
y Deidara arrullaban a un bebé cada uno en sus brazos para que se durmiera. Cuando
Hidan se acercó a sus dos compañeros.
–
Estoy seguro que si escuchan una canción de cuna se dormián por fin Nagato y Yahiko.
– Afirmó el hombre de ojos violeta mirando con ternura a los mellizos hijos de
su líder y Konan.
– Pues
yo no conozco ninguna. – Habló Deidara sin dejar de arrullar al bebé de pelo
rojo.
– Yo
si sé una. – Reveló Konan para comenzar a cantar una bonita nana.
Deidara
y Hidan miraban con asombro como los dos pequeños por fin se dormían ante la
hermosa voz de su madre.
–
¡Vaya! Al parecer a veces tienes buenas ideas. – Comentó en voz baja Deidara
para seguir a Konan hasta el cuarto donde dejaron a los bebés acostado en sus
respectivas cunas.
– ¿Qué
quieres decir?. – Preguntó irritado Hidan también en voz baja para no despertar
a los bebés mientras seguía al rubio.
– Chicos
no discutías o empezareis a hablar alto y los pequeños se despertaran. –
Advirtió Konan arropando a Yahiko que había heredado el cabello naranja de
Pain.
– Lo
siento. – Se disculparon al unisonó los dos hombre en voz baja antes de salir
de aquella alcoba que habían acondicionado para los bebés.
…Cárcel de Konoha…
En el
interior de una fría y sucia celda se encontraba un cuerpo, que respiraba
forzosamente, que estaba sujeto a la pared de piedra por una cadena que
terminaba en grilletes en las extremidades del individuo.
La
persona que estaba en aquel lugar tenía una máscara de metal que sólo cubría su
ojos y es que aquella persona, desprendía un nauseabundo olor debido a la falta
de higiene.
Esa
persona no era otra que Danzou, el que alguna vez fue una persona respetable
para el gobierno del País del Fuego, ahora era un criminal cumpliendo su
condena en aquella prisión del País del Fuego.
El
chirrido de la puerta al abrirse no hizo que el anciano levantara la cabeza
para saber de quién se trataba. Tampoco lo hicieron los pasos al acercarse, ni
el humo de cigarrillo que choco sobre su torso desnudo.
– Mi
padre pensaba que eras alguien respetable y digno de admiración. Hablaba de ti
con estima. – Habló la persona que había entrado.
– Tu
padre era un estúpido, Asuma. – Se burló Danzou levantando la cabeza para mirar
al presidente.
Asuma
golpeó con fuerza la pared a un lado del anciano escuchando como este emitió un
leve sonido para terminar en carcajadas.
– Das
asco, Danzou. – Escupió el Sarutobi. – Simplemente eres un monstruo que incluso
ha llegado a injertarse los ojos de sus víctimas en tu cuerpo como si fuera una
especie de trofeoo. – Reveló viendo el brazo izquierdo de Danzou con repulsión.
El
anciano río estrepitosamente ante las palabras del presidente.
– No
sabes lo que dices. – Habló el preso girando su cabeza hacia donde intuía
estaba Asuma. – Los verdaderos monstruos están ahí fuera, ellos son poseedores
de terroríficos poderes que llevaran al mundo al desastre. – Decía muy
convencido el anciano.
–
Estas demente y para tu fortuna, pasarás lo que resta de vida en este lugar. –
Murmuró el hombre de barba. – Pero eso no importa, desde hace tres meses que
aparecen más y más casos que te condenan.
– Le informó Asuma apagando el cigarrillo en la pared antes de salir de aquel
lugar.
…Hospital Anshin (tranquilidad) en el
centro de la ciudad de La Taza…
Naruto
comenzaba a despertar en aquel cuarto de color blanco y silencioso. Miró a su
alrededor para saber donde se encontraba hasta recordar de que aquellas
características pertenecían a las habitaciones de hospital o una clínica pero
toda su atención fue desviada al escuchar el sonido de una puerta abriéndose.
En el umbral
de la puerta se encontraba Kakashi junto Sasuke, quien tenía el vientre
abultado de unos cinco meses, y el Uchiha dejó caer la pequeña bolsa de
caramelos que traía para comenzar a llorar ante lo que sus ojos negros veían,
casi sin poder creerlo.
– Sasu...ke.
– Habló Naruto con la voz áspera y la garganta seca para luego, sonreír un poco
sintiendo dolor en los músculos de su cara.
– Naruto…
– Pronunció Sasuke para caminar como autómata hasta la cama donde estaba
acostado el rubio comenzando a llorar de felicidad. – Estas despierto…Naruto,
estas despierto… – Repetía tocando el rostro del Uzumaki para asegurarse de que
no se trataba de un sueño. – ¡KAKASHI-SAN, NARUTO HA DESPERTADO!. – Gritó el moreno girándose hacia el hombre de
cabello color gris antes de caer desmayado pero que por suerte, el Hatake
consiguió sujetar antes de que cayera al suelo y lo acostó en la misma cama en
la que se encontraba Naruto.
El
rubio acarició el rostro de Sasuke y luego, el enorme vientre en el que crecía
el fruto de su amor por el Uchiha y no pudo evitar sonreír.
– Me
alegro de que hayas despertado por fin, Naruto. – Rompió el silencio el Hatake
mostrando una sonrisa bajo la máscara que llevaba. – Sasuke no se ha despegado
de ti en ningún momento. Es muy fuerte, él ha permanecido a tu lado todo este
tiempo y lo he visto rezar a Kami-sama cada día porque despertaras. Él te ama
mucho. – Reveló sentándose en una silla.
–
¿Cuanto llevo dormido, Kakashi?. – Preguntó el Uzumaki acariciando
completamente maravillado aquel vientre que poseía el moreno.
– Tres
meses. – Respondió el Hatake mirando feliz al hijo de Minato.
– ¿Y
qué hago en un hospital? Aquí podrían saber lo que soy. Además, Sasuke pude
estar en peligro en este lugar como este. Lo normal es que los hombre no puedan
embarazarse. – Besó la frente de Sasuke con cariño y la preocupación brillando
en sus ojos. – Tengo sed.
– No
tienes de que preocuparte, Naruto. – Tranquilizó el Hatake acercándole un vaso
de agua al chico de ojos azules para que bebiese. – En este hospital sólo
aceptan pacientes y médicos como nosotros, no hay humanos normales aquí, así
que podemos estar tranquilos. – Informó el hombre de ojos bicolor.
– Debe
de ser muy caro y no tengo dinero para pagar mi estadía en este hospital. –
Habló cabizbajo el Uzumaki.
–
Tampoco tienes que preocuparte por eso. Tsunade junto a su nieta, los Akatsukis,
el detective Shisui al que parece le caíste bien y yo decidimos hacernos cargo
de los gastos. Incluso, de las revisiones de Sasuke, para que vuestro bebé nazca
en perfectas condiciones y Sasuke no tenga ningún riesgo cuando llegue el
momento del nacimiento. – Le comunicó Kakashi, logrando asombrar al rubio que
le entregó el vaso, con agua aun en su interior.
–
Gracias, Kakashi. Gracias a todos. – Agradeció Naruto comenzando a llorar de
felicidad ante lo dicho por el hombre de cabello gris porque no pensó que los
pudieran ayudar a él y a su pareja.
– No
tienes porque darlas, Naruto, eso es lo que hacen los amigos y yo lo hago
porque te considero como si fueses mi hijo. – Confesó Kakashi. – Será mejor que
me vaya e informe a los médicos de que has despertado. – Anunció antes de
abandonar la habitación el hombre. – Estoy seguro que todos se alegraran de que
hayas despertado. – Terminó antes de abandonar la habitación.
Naruto
se acorrucó abrazando a su novio y pensando en dormir porque se sentía
demasiado cansado al recibir tanta información de una sola vez pero al cabo de
unos minutos, fue interrumpido por los doctores que comenzaron a examinarlo
para comprobar que se encontraba en perfecto estado hasta que lo volvieron a
dejar solo junto a su novio.
Cuando
Sasuke despertó, ya estaba atardeciendo,
y miró al chico acostado a su lado en su cama viendo que estaba completamente
dormido.
– ¿Habrá
sido un sueño?. – Se preguntó Sasuke acariciando el rostro del rubio
despertándolo con su caricia.
–
¡Sasuke, hola!. – Saludó el Uzumaki, viendo como el Uchiha volvía a derramar
lágrimas.
–
¡Hola! Te he extrañado mucho. – Reconoció el moreno sin poder contenerse.
– Lo
sé. Kakashi me contó. – Respondió el rubio acariciado el rostro de su
compañero. – Veo que te has cortado el pelo, te queda bien. – Alagó acariciando
aquel cabello que Sasuke se había cortado de una forma peculiar (peinado del
manga).
–
Estaba cansado de tener el pelo tan largo. – Sonrió Sasuke dejándose acariciar
por Naruto y es que hacía mucho, que necesitaba el contacto del contrario. –
Cuando vi que te habías interpuesto para impedir que yo acabara herido, pensé
que ibas a morir aquel día, Naruto. – Confesó apretando el camisón de hospital
que vestía el Uzumaki.
– No
te pongas triste, Sasuke. Todo salió bien, estoy vivo pero en ese momento, solo
pensé que no podía permitirme perderte, ni a ti ni a nuestro bebé. Me alegro de
haber hecho caso a mi pensamiento y saber que estáis bien. – Confesó el Uzumaki
limpiando las lágrimas que derramaba el Uchiha.
–
¡Tonto!. Ese día me asusté mucho y luego, cuando te trajeron aquí te tuvieron
que intervenir con urgencia los médicos. Me dijeron que habías perdido
demasiada sangre y que tu estado era muy crítico pero cuando por fin, te
recuperaste no despertabas. Entonces, me dijeron que habías entrado en coma y
no sabían cuando despertarías. – Lloró el elemental apretando sus puños en el
camisón del Uzumaki.
–
Sasuke, tranquilo. Estoy bien y ya he despertado. No tienes de que preocuparte.
Además, que le haces mal al bebé. – Habló con dulzura el hombre de ojos azules
intentando que el hombre de ojos negros se calmara.
Finalmente,
Sasuke se tranquilizó y dejó de llorar para quedar abrazado a su novio.
– ¿Y
sabes el sexo del bebé, Sasuke?. – Preguntó
con curiosidad el de marquitas en el rostro.
– No.
– Confesó el Uchiha. – La doctora me ha dicho si quería saberlo pero no quiero
conocer si será niño o niña, si tú no está a mi lado para oírlo. – Sasuke se
había ruborizado ante su declaración.
– Me
alegro de saberlo pero pronto me darán de alta e iré contigo a una de tus
revisiones. Podremos conocer que será y buscar su nombre. – Dijo el Uzumaki
acariciando el vientre del moreno. – ¿Quiénes te han acompañado a las
revisiones, Sasuke?. – Preguntó con curiosidad porque estaba seguro que había
ido con más de una persona o al menos, con una diferente a cada uno de esos
controles para verificar que la criatura viene en buen estado.
– Al
principió, me acompañaba Tsunade y Moegi pero estas últimas revisiones, ha sido
Kakashi. – Respondió el moreno con una sonrisa, sintiendo las caricias del
rubio sobre su cuerpo para dejarse dormir sin darse cuenta al igual que su
pareja.
Una
semana después a Naruto le dieron de alta y descubrió que Danzou había sido interrogado,
torturado y juzgado para finalmente cumplirse el veredicto del juez por ser
acusado de varios asesinatos, secuestros y abusos, además, del homicidio de
Hiruzen Sarutobi.
También,
fue a la primera revisión médica con Sasuke, donde les revelaron el sexo del
bebé, que se trataba de un varón, lo que le causó una enorme felicidad a la
pareja y mucho entusiasmo por lo que habían hecho una lista con todos los
nombres que le gustaban para poder escoger uno para su bebé.
Dos
semanas más tarde de que Naruto fue dado de alta del hospital, apareció desde
Konoha el detective Shisui. El cual les comunicó su llegada a la ciudad por
teléfono. La pareja esperó en el aeropuerto y lo llevaron hasta su nuevo hogar.
Una
pequeña casita de paredes blancas que habían arrendado en la ciudad de La Taza,
con dos habitaciones y con una pequeña terraza al frente.
Estaban
tomando un poco de té en la pequeña sala de su hogar, escuchando los detalles
del juicio de Danzou.
– Al
parecer, ahora estaremos tranquilos sin los rastreadores persiguiéndonos a
todos lados. – Argumentó Naruto sentado junto a su novio cuando recordó algo. –
¿Puedo hacerle una pregunta Shisui-san?. – Naruto vio como el hombre asentía
con una sonrisa dándole permiso. – ¿Cómo es que no se incomoda por el estado de
Sasuke?. Normalmente, la gente que ve o está cerca de un hombre embarazado se
comporta rara.
–
Bueno, es que yo también soy alguien como ustedes y sé de la existencia de los
gestadores. – Afirmó el hombre. – Y por supuesto, podría ser incómodo el ver
uno en persona pero yo mismo sufrí uno en carne propia. Desafortunadamente,
jamás llego a completarse ya que sufrí un aborto a causa de un accidente. –
Confesó el hombre con tristeza por el recuerdo.
– Lo
siento mucho. – Hablaron a la vez la pareja.
– No
pasa nada pero creo que yo también debo confesaros algo más. – Reveló el hombre
levantándose de su cómodo asiento ante la mirada confusa de la pareja. – Yo no
soy quien creen que soy. – Declaró.
Ambos
chicos se miraron sin comprender para después volver a mirar al detective de
Konoha.
– No
entendemos lo que dice Shisui-san. – Reveló Sasuke viendo como el detective se
acercaba al baño donde entró para quitarse unas prótesis de su rostro, lavarse
su cara y salir nuevamente ante la pareja.
– Pues
muy simple, mi verdadero nombre no es Shisui. – Se quitó el sombrero de lana
que siempre llevaba dejando caer su largo pelo negro suelto que llegaba hasta
su cintura. – Sino Itachi Uchiha. – Confesó con una sonrisa ante los dos chicos
completamente sorprendidos por la persona ante ellos.
–
¿Pero cómo? Tú moriste en el incendio del albergue de Hotaru. – Habló Naruto
viendo como su cuñado negaba con la cabeza.
– Eso
creyeron ustedes pero en realidad, no morí sino que fue un clon. Yo soy un dúo,
tengo el mismo don que mi padre. – Reveló viendo como Sasuke comenzaba a llorar
para levantarse del sofá y abrazarlo. – Tengo tanto el don de elemental de
fuego como el de clon. – Aclaró a su cuñado.
–
¿Entonces, el tú que estaba con nosotros en la guarida de Akatsuki fue un clon en todo momento?. – Preguntó el
rubio.
– Sí.
Mis clones pueden durar incluso meses, ya que yo los formó al pasar mi energía
a los objetos que cambian a forma humana hasta ser idénticos a mí. – Respondió
el mayor de los hermanos. – Cuando yo me uní a Akatsuki también lo hice a la
policía, ascendiendo en el cuerpo policial hasta ser detective, pero lo hice
como Shisui para que no me relacionaran. Sólo tuve que recogerme el pelo,
utilizar algunas prótesis feciales de silicona y maquillarme el rostro para que
nadie me reconociera. – Explicó Itachi. – Siento mucho el sufrimiento que os
haya causado con la mentira de mi muerte pero no podía revelar mi identidad por
seguridad. No hasta este momento que me asegurara de que podríamos vivir vidas
pacificas.
–
¿Pero por qué entrantes a la policía, hermano?. – Preguntó Sasuke sentándose al
lado de Naruto nuevamente.
–
Porque quería saber si existía algo para poder destruir a Raíz y saber si ellos
estaban involucrados en la muerte de mamá y su extraña enfermedad. – Reveló el
Uchiha mayor. – Además, un día una mujer pelirroja se acercó a mí cuando aún
era un crío de 10 años. Ella me dijo que en algún momento del futuro, el
gobierno querría deshacerse de Raíz y Danzou, al ser un hombre tan avaricioso y
egoísta haría algo que acabaría siendo su fin y por lo que hemos podido ver, la
profecía se cumplió a la perfección. – Reveló recordando a aquella mujer de
ojos azules y larguísimo cabello rojo.
– ¿Y
encontraste algo?. – Preguntó con curiosidad Naruto sin prestar atención a
todas las palabras de Itachi.
–
Descubrí que si había una relación con los experimentos de Raíz y mi madre pero
no conseguí respuesta a cómo hacer desaparecer la organización aunque años después,
sería el mismo presidente el que se encargaría de hacer desaparecer a Raíz, tal
y como me dijo la mujer. – Respondió el Uchiha mayor. – Además, hay algo que
debo contarte Sasuke.
– ¿El
qué?. – Preguntó el menor de los hermanos.
– Es
sobre nuestra madre y lo que te voy a decir es algo que ocurrió mucho antes de
que tú nacieras. – Declaró Itachi viendo como su hermano asentía mientras
entrelazaba su mano con la del rubio. – Cuando Mamá era joven era muy bella y
eso hacía que muchos hombres se le acercase, entre todos ellos nuestro padre. –
Reveló mirando a su hermano que sonrió para que continuara. – Papá con su
insistencia, cortejó a nuestra madre y dos años después se casaron y un año más
tarde nací yo. Las cosas iban bien, éramos una familia feliz. Papá trabajaba
arduamente para traer dinero a casa y mamá cuidaba de mí. – Itachi apretó los
puños. – Pero un día aparecieron unos hombres, uno de ellos tenía la barbilla
marcada con una equis y mamá me ocultó bajo una trampilla del suelo de la casa
en la que vivíamo. Incluso, puso la alfombra sobre la trampilla en la que
estaba oculto. Escuché como mamá gritaba y las pisadas de un lado a otro hasta
que un gran golpe sonó, como si alguien se hubiese caído al suelo. Después se
la llevaron, ese día… fue el día que Raíz secuestró a mamá. Cuando papá llegó
lo escuche gritar y llorar, así que lo llamé hasta que me encontró oculto en la
trampilla, me preguntó sobre nuestra madre y yo le conté todo lo que escuche y papá
salió a buscarla pero regresó sin ella, así era todos los días durante tres
años porque pasaron tres años, que no sabíamos nada de mamá hasta que un día
volvió a casa. Ella llegó empapada y temblando. No supe lo que mamá le contó a
papá pero sé que después de eso mamá tenias pesadillas y se despertaba gritando,
pidiendo que le dieran a su hijo. Hasta el día que quedó embarazada de ti,
Sasuke. Para ella en ese momento, fuiste como una luz que consiguió calmar los
miedos que tenía hasta que cumpliste cinco año. – Itachi suspiró con fuerza. –
Ese día mamá volvió a ser secuestrada por Raíz y papá al intentar evitarlo fue
asesinado frente a nosotros, quizás no lo recuerdas porque era muy pequeño pero
consiguieron llevársela. Mamá logró regresar a casa cuatro meses después. Desde
ese día fuimos de un lado para otro de Konoha pero dos meses antes de que mamá
muriese, frente a ella estaba el mismo hombre con la equis en el mentón y vi
como le inyectó algo y como mamá caía al suelo convulsionándose después de eso,
comenzó su enfermedad hasta que finalmente murió. Ella fue asesinada aunque no
encontré pruebas, sé que lo que le inyectaron fue lo que la enfermó, lo que la
mató. – Terminó revelando Itachi y Sasuke asintió recordando la enfermedad de
su madre.
–
¿Estás diciéndome que probablemente tengamos un hermano?. – Preguntó Sasuke
después de unos minutos de silencio y analizar las palabras de su hermano mayor
viendo como Itachi asentía con la cabeza a su pregunta. – ¿Y sabes quién es?.
– Sí.
– Afirmó Itachi. – Nuestro hermano, por parte de madre, se llama Sai. – Tanto
Naruto como Sasuke tenían la boca abierta por la sorpresa.
– ¿Y
él lo sabe?. – Preguntó sintiendo como Naruto lo abrazaba cosa que agradecía en
ese momento porque lo necesitaba.
– Sí, él
lo ha sabido siempre y hace tres meses, me entregó esto. – Reveló Itachi
entregándole una carta a Sasuke.
–
Ahora entiendo porque Danzou me llamó Mikoto. – Dijo Sasuke mirando la carta.
– Era
algo de esperarse porque de todos nosotros, eres el que más se parece a nuestra
madre. – Admitió Itachi levantándose y dirigiéndose a la puerta.
– ¿A
dónde vas, Itachi?. – Preguntó con curiosidad el moreno menor.
– ¿No
pensará que me quedaré aquí para
soportar vuestros arrumacos? O no señor, yo me voy que hay un alguien
esperándome en esta ciudad. – Habló divertido el mayor de los Uchiha.
– ¿¡No
me digas que estás hablando de Kakashi!?. – Preguntó conmocionado Naruto viendo
como el de ojeras sonreía.
–
Llevamos saliendo hace cuatro años. Además el bebé que esperaba era de él pero
debido a un accidente lo perdí y creo que ya va siendo hora de volver a
intentarlo y tener a mi propio hijo o hija. – Confesó Itachi antes de abrir la
puerta del edificio. – Yo también me quedaré en esta bonita ciudad y ya saben dónde
encontrarme. ¡Adiós!. – Se despidió antes de abandonar la casa.
– A
pesar de todo, me alegro por mi hermano. – Afirmó Sasuke abriendo la carta de
Sai desdoblando el papel para comenzar a leer sintiendo como su pareja recogía
las tazas de té.
¡Hola Hermano!
No sé si debo llamarte hermano, Sasuke,
pero de alguna forma debía de iniciar la carta. Después de todo, no me conoces
y puede que ni siquiera conozcas nuestro lazo sanguíneo, sin mencionar el dolor
que te he causado. En estos día me he dado cuenta que amas mucho a Naruto y él
a ti. Por favor, cuídalo y no lo pierdas como lo hice yo porque no supe
apreciar el amor que me tenía. Yo ahora no puedo miraros a la cara después de
lo ocurrido. No mientras siga sintiéndome culpable o enamorado de Naruto porque
estoy cansado de hacer sufrir a los que me rodean así que hasta que no
encuentre el amor no nos volveremos a ver, ok?. No preguntes el por qué, no
estoy ahí para decírtelo a la cara pero es que sé que cometería otro error e
intentaría privarte de tu felicidad exigiendo al hombre que amo pero que sé que
no lo merezco y está junto a alguien mejor que yo. Mi hermano pequeño, Sasuke.
También sé que esperáis un hijo o hija,
es algo que me alegra y me disgusta a la vez porque yo soy hombre pero no soy
uno de esos gestores, lo que significa que no soy capaz de dar vida por mucho
que lo intente con otro hombre porque a mí no me van las mujeres, por si no te
has dado cuenta, soy gay. Espero forméis la familia feliz que toda persona
desea tener.
Creo que si nos hubiésemos conocido en
otras circunstancias, nos hubiésemos agradado y hasta podríamos ser amigos pero
por ahora, solo espero que me perdonéis y el día que yo esté listo, volveréis a
verme. ¡Cuídate mucho, Sasuke!.
P.D.: Esta carta se la he entregado a
Itachi y que si el muy tonto no te ha contado, es ese detective que se cree
superhéroe llamado Shisui.
Sasuke
sonrió al terminar de leer la carta y mirar a su novio que lo miraba con
curiosidad por saber que era lo que ponía pero en contra a todo lo que quería
saber el rubio, recibió un beso departe del moreno.
– “Yo no voy a perder a Naruto, hermano, porque
sin él mi vida no tendría sentido.” – Pensó Sasuke mientras degustaba
aquellos labios en un beso y sentía como el bebé en su vientre comenzaba a
moverse un poco por las sensaciones placenteras que sentía su drame. – “Aunque tengamos que estar ocultando nuestra
naturaleza al mundo para poder vivir en paz y felicidad entre los humanos
normales. No voy a alejarme de él o mejor dicho, de ellos.” – Sonrió
mentalmente al ver como su rubio deshacía de su camisa para continuar
degustándolo gozosamente y sentía a su bebé removerse en su interior.
Fin.