» Los personajes no me pertenecen y no hay intenciones de lucro al escribir esta corta historia.«
Manga/Anime: Naruto/Naruto Shippuden
Para mayores de 13 años.
Clasificado: Yaoi
Clasificado: Yaoi
Pareja: Hashirama Senju/Nagato Uzumaki
Género: Romance.
Dedicado: A Desy (Naru) por su cumpleaños, espero te guste.
Género: Romance.
Dedicado: A Desy (Naru) por su cumpleaños, espero te guste.
Despertó sintiendo como el peso y fuerza de un brazo lo estrechaba hacia el cuerpo que dormía a su lado, clamando su calor y presencia, ocasionando que esa mañana, igual a muchas mañanas anteriores, no quisiera levantarse del lecho tan cómodo y cálido en el que se encontraba.
Una sonrisa se delineó en los finos labios de Nagato, antes de girar su delgado cuerpo hacia el lado de la cama donde se encontraba su compañero durmiendo.
El pelirrojo picó, con su dedo índice, la mejilla morena de su amante, observando como fruncía el ceño mientras exhalaba un leve bufido de molestia, y Nagato dejaba salir una leve risilla por el gracioso gesto que había adquirido el rostro contrario ante el juguetón contacto que había realizado.
– Tenemos que levantarnos o se nos hará tarde. – Susurró el pelirrojo delineando con su dedo el tabique de la nariz contraria.
– No importa, ahora yo quiero estar aquí. – Farfulló abriendo perezosamente los ojos para mirar aquellos extraños ojos ondeantes.
– ¡A-RRI-VA!. – Dijo por sílabas Nagato y picando con su dedo la mejilla del otro hombre a cada silaba pronunciada. – No quiero que lleguemos tarde.
– No hagas eso, Nagato. – Pidió agarrando la muñeca del pelirrojo que reía por lo que la leve molestia le había generado.
– Entonces, ¿si te levantas, Hashirama?. – Preguntó mordiéndose el labio inferior para no reír por el mohín que había hecho el mayor. – Hay que despertar y prepararse para llegar con tiempo.
– Sí, sí… pero deja de maltratar mi mejilla. – Accedió levantándose de la cama y dejando ver su cuerpo semidesnudo ya que un pantalón de pijama impedía la total visión de más piel tostada. – Iré a correr, puedes ir tomando una ducha. – Aclaró mientras cambiaba su pantalón de pijama por uno deportivo y se ponía una camisa blanca.
Nagato canturreó un gemido desde la cama de donde miraba cada movimiento del mayor con deleite, sin deseos de abandonar aún su lugar en el mueble.
– ¿No vas a levantarte de la cama o solo querías que yo lo hiciera?. – Preguntó el Senju percatándose de que su compañero no se había movido de su lugar mientras se ponía los calcetines.
– Quizás… solo quería molestar.
Hashirama bufó ante la respuesta del pelirrojo mientras negaba con la cabeza para abandonar la alcoba dejando a Nagato solo.
El pelirrojo se levantó con pereza de la cama mientras el recuerdo de cómo conoció aquel hombre, con el que hasta el día de hoy compartía su vida, había hecho que el tiempo pasara volando.
Había terminado de ducharse y vestirse con el esmoquin mientras se peinaba el cabello, el cual había crecido y pasado un poco sus hombros, preguntándose de sí debería recoger su pelo en una coleta.
Tomó una cinta y se hizo la coleta pero el que su rostro quedara tan al descubierto no le agradaba debido a que se podía ver con más facilidad sus ojos, pues a Nagato no le agradaba demasiado sus extraños ojos debido a que causaba recelo y en su niñez le había resultado difícil hacer amistades porque los otros niños temían de su mirada, por lo que el pelirrojo había tomado la decisión de usar cortes de cabello que ocultaran, especialmente, sus ojos. Una decisión que se convirtió en un hábito hasta esos días donde aún le molestaba que sus ojos fueran tan visibles a los demás porque la gente seguía otorgándole aquel sentimiento de rechazo por tener un rasgo físico tan extraño en sus globos oculares aunque a su pareja no parecía afectarle.
– Si vas así, voy a sentirme celoso. – Irrumpió la voz de Hashirama a espaldas de Nagato quien dio un saltito por la inesperada aparición de su pareja.
– No… no, solo estaba pensado que debo ir a cortar mi cabello, ya está muy largo. – Comentó deshaciendo la coleta y dejando que su rojo pelo volviera a caer.
– A mí me gusta como lo tienes. – Opinó el mayor mientras comenzaba a vestirse. – Te ves más sexy.
– Buen intento pero no vas a convencerme de que me deje el pelo largo. – Indicó con un suspiro desganado por no haber reparado antes en su cabello y, ahora, tener ese problema. – Es bastante molesto para mí, tener el cabello tan largo.
– ¡Oh! Tenía que intentarlo. – Dijo mientras terminaba de abotonar su camisa para acercarse al espejo. – ¿Debería yo también cortarme el cabello?. – Preguntó mirándose en el espejo su larga melena oscura.
– No. – Se apresuró a contestar el pelirrojo para darle un beso en la mejilla.
– ¡Oh!, así que me faltó el beso para poder convencerte. – Dijo divertido Hashirama mientras tomaba el peine.
– No lo creo. – Contestó Nagato mientras se levantaba para ir en busca de los gemelos.
Cuando ambos estaban preparados, se marcharon hasta el lugar donde se celebraría la fiesta.
– Nagato, ¿te preocupa algo?. Es raro que no estés hablando mientras nos dirigimos a la ceremonia. – Curioseó Hashirama preocupado ante el mutismo del pelirrojo.
– Estaba recordando cómo nos conocimos y todo este tiempo que hemos estado juntos.
– Es extraño.
– ¿El qué es extraño?. – Cuestionó el pelirrojo.
– El que estés recordando eso, normalmente te pones nostálgico cuando se acerca la fecha de nuestro aniversario pero en esta ocasión es la boda de tus mejores amigos. ¿Sucede algo?. – Volvió a preguntar preocupado.
– No. – Suspiró. – Supongo que se debe a que fue gracias a su noviazgo que te conociera.
– ¿A qué te refieres?
– Ya conoces la historia y no es que ocurra algo malo, solo que me siento agradecido, creo que si Yahiko no se hubiera declarado a Konan aún estaría sufriendo y suspirando por un amor no correspondido. Tampoco te hubiera conocido en aquel parque porque si Yahiko no le hubiera pedido a Konan salir, seguiría en esa tortura en la que era consciente que no tenía ninguna oportunidad pero necesitaba saber que ellos formalizaban en algo más serio para yo poder ser libre, poder comenzar y encontrar un amor que me correspondiese.
– Pensé que se debía a que te seguían molestando con lo de ser “un recuerdo” para mí. – Acotó Hashirama un poco molesto deteniendo el vehículo en un semáforo mientras esperaba que la luz cambiase para continuar.
– Hace mucho que no sucede, supongo que hemos demostrado lo suficiente para hacer entender que no soy un recuerdo de nadie para ti o tal vez, no estaríamos aquí, juntos. – Aseguró el pelirrojo poniendo su mano sobre la del Senju.
– Entonces, ¿por qué tanta nostalgia?
– Ya te lo dije y creo es inevitable que lo haga, después de todo, me siento muy feliz por ellos, sabía que iba a pasar y sería lo mejor.
– De alguna manera suenas un poco celoso por la boda.
– No estoy celoso, tan solo siento que el tiempo ha pasado volando y… – Nagato cayó abruptamente al ver como su compañero se deprimía. – ¿Qué pasa?
– Yo esperaba que dijeras “sí, estoy celoso y quisiera que nosotros también nos casemos”. – Dijo en un intento de simular la voz del pelirrojo, quien rió por lo dicho.
– Pero nosotros ya estamos casado, Hashirama. – Le recordó con una sonrisa.
– Eso no importa, una boda puede repetirse cada año si es necesario. – Habló en el mismo tono deprimido.
– Sería un poco excesivo si se hiciera así. – Suspiró Nagato, aún divertido por la trivialidad por la que se había deprimido el hombre pero su conversación fue interrumpida por los cláxones de los demás vehículos detrás de su automóvil en espera de que se pusiera en marcha después de cambiar la luz del semáforo.
Continuaron su camino hasta el lugar donde se celebraría el matrimonio y donde ya se encontraban muchas personas invitadas al enlace.
La pareja saludó y conversó con alguno de los invitados que conocían antes de que la ceremonia iniciara. La cual transcurrió con expectación por los asistentes, lágrimas de los familiares, sonrisas tímidas y alegres, sonrojos y miradas de la pareja que contraía nupcias hasta que finalmente el «Sí, quiero» se selló con el beso de los recién casados.
Los asistentes no se demoraron en acercarse a la pareja recién casada para felicitarla y desearle la felicidad para su vida conyugal antes de dirigirse al banquete donde le esperaba un festín de platillos tradicionales de la región.
La comida pasó con risas y algún accidente ocasionado por los invitados al evento donde culminaron con el tradicional baile que fue iniciado por la pareja de los recién casados seguido por los padrinos y finalmente, el resto de asistentes se unieron a la pista para danzar.
Hashirama había tomado la mano de Nagato para conducirlo a un lugar más tranquilo de donde los asistentes a la boda aún bailaban y reía.
– El día ha pasado en un suspiro. – Murmuró el mayor mientras caminaban por el jardín.
– Ha sido divertido y ellos se veían muy bien. – Comentó mientras recargaba la cabeza sobre el brazo de Hashirama. – Debieron de haberse casado mucho antes, no entiendo porque Yahiko tardó tanto en pedirle matrimonio a Konan. – El pelirrojo escuchó la risa de su acompañante como respuesta a su opinión mientras tomaban asiento en uno de los bancos.
– Es una decisión difícil, siempre está el temor de ser rechazado porque aunque los demás vean que no hay problema se siente diferente cuando eres uno de los dos. – Explicó mirando el cielo con los diferentes colores del ocaso para oír la risilla del pelirrojo. – ¿Qué pasa?
– Has entrado en tu modo de profesor.
– ¿Modo profesor?
– Sí, es cuando te pones a explicar algo aunque no sea necesario o algo que la gente sabe o presupone.
– ¡Oh!. – Se deprimió.
– No te pongas así, es una buena cualidad tuya y te hace ver como un gran líder. – Aseguró Nagato, dando unos golpecitos en su hombro para animarlo.
– No es como si fuera el presidente de un país, solo soy juez. – Farfulló con un mohín y malestar.
– Eso es porque no te lo has propuesto.
– No. Es mucha responsabilidad liderar un país y casi no tendría tiempo para descansar, ni para ti. – La risa de Nagato regresó.
– Parece que te estás tomando seriamente mis palabras.
– Lo siento, solo estaba pensando en lo complicado que es la política. – Indicó avergonzado con un leve rubor mientras escuchaba la risa del pelirrojo.
– Antes dijiste que es complicado pedir matrimonio, ¿fue para ti difícil el proponérmelo?.
– Mmm… se supone que eso se suponía. – Respondió para escuchar como suspiraba su acompañante.
– Quizás pero no parece que a ti te tomara tiempo para asustarte o el que tuvieras miedo a que dijese que no.
– ¿Parecía tan seguro de mí mismo?
– No era como si estuvieras nervioso. – Respondió mientras se encogía de hombros.
– Es bueno saberlo.
– Pero, ¿me vas decir o no?. – Se impacientó el pelirrojo.
– ¡Oh!, parece que alguien le pica la curiosidad. – Comentó divertido Hashirama viendo como Nagato fruncía el ceño. – Yo… no sabía si estarías en de acuerdo, después de todo era un hombre viudo y los problemas que te ocasionó mi hijo o mi hermano luego de conocerte debido a la diferencia de edad. No podía evitar pensar que era un hombre demasiado mayor para estar a tu lado aunque mi apariencia diga lo contrario. Tenía todo eso tan presente y no sabía que podría suceder pero terminé obligando a Madara a que me acompañara hasta un bar, a que escuchara todas mis preocupaciones para que luego mi amigo de la infancia me golpeara los suficientemente fuerte para recordarme que lo importante de todo es que te quiero demasiado como para no dar el paso. – Una sonrisa nostálgica se instaló en el rostro del mayor. – Dos días después, ya estábamos en aquel restaurante, con los violinistas alrededor nuestro tocando «My way», yo mostrándote un anillo y preguntándote si deseabas casarte conmigo. – Entrelazó los dedos con los de la mano contraria. – Estaba en ese momento tan asustado y preguntándome lo que dirías que cuando escuché tu respuesta, solo podía estar feliz y sin recordar que escasos segundos, estaba dudando de si aceptarías o no.
– Al menos, ya sé porque tenías un chichón. – Sonrió Nagato mientras se acercaba al mayor. – Fue la mejor pedida, que alguien pudo haber tenido y todo eso, si no me hicieron desistir de estar a tu lado en un comienzo, no iba a alejarme en ese momento de ti. – Murmuró antes de besar los labios contrarios.
Las manos de Nagato se habían soltado del agarre para abrazar el cuello de su compañero mientras el mayor lo sostenía de la cintura ya que el pelirrojo se había levantado al inicio del beso para terminar sentado sobre las piernas del Senju.
– Nagato, te quiero. – Susurró Hashirama mientras seguía abrazado para ver como una sonrisa aparecía en los labios del hombre delgado.
– Yo también, te quiero. – Murmuró mientras la farola que había detrás del banco en el que estaban sentados se encendía.
Fin.
¡Yu!❤❤❤ me gustado mucho el fic, fue tan lindo regalo y la historia muy hermosa,😈 algún día te sacaré la precuela y la conti del fic xD ¡Muchas gracias!😍😘❤
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado el one y bueno, tenía que escribirlo después de decirte que lo iba a hacer XD
EliminarEs un one shot, no tiene continuación, no es un long fic D: estaré alerta para evitar ser convencida porque siento que esta historia se arruinaría si fuera más extendida. ¡Gracias a ti, por leer!