-Un obsequio sorpresa.-
Naruto
había intentado dormir pero después de lo ocurrido al salir de aquel antro gay,
en el que solo había entrado a despejar su mente con ayuda del alcohol, le fue
imposible, así que había comenzado a leer todas las copias sobre el juicio que
había hecho en la biblioteca pero la información, al ser en su mayoría
titulares de la prensa local, era demasiado vaga. Incluso, el artículo que
había fotocopiado sobre el juicio no decía nada que no supiese ya, puesto que
solo anunciaba el ingreso de Obito Uchiha a prisión después de que el juez
Jiraiya Sannin lo declarara como el ejecutor de la muerte de Kushina Namikaze.
Naruto
necesitaba hacer el primer artículo cuanto antes para enviárselo a Karin, mostrando
la verdad y no las mentiras que estaban exponiendo la familia Uchiha, o al
menos, Madara y Obito con ayuda de Ebisu Aoyama. Sabía muy bien, que no podía
darse el lujo de dejar escapar esa oportunidad que le había ofrecido su jefa pero
la información que tenía era tan buena como un guisante en un plato de verduras
y decir que se estaba frustrando no lo ayudaba en nada, solo le provocaba una
jaqueca que lo incitaba a recostarse en la cama para dormir las horas
necesarias, las cuales se había saltado por culpa del estrés que le indujo
aquel extraño hombre que terminó acosándolo antes de volver al hotel.
El
periodista suspiró antes de recostarse en el enorme sofá mientras encendía la
televisión con el mando a distancia, para hacer zapping, percatándose que no
había nada interesante en los canales televisivos, solo encontrándose con
películas de acción, romanticismo o que recordaba las festividades de las
fechas en las que se encontraban. Sin mencionar los pocos programas que se
estaban trasmitiendo a esas horas de la mañana que anunciaba el desfile de
navidad que se realizaría dentro de cuatro días en la ciudad para hacer
disfrutar a los niños con los típicos villancicos, carrozas demasiados decoradas
en que la publicidad de los grandes almacenes o famosas marcas de dulces y
refresco la patrocinaban en conjunto con el ayuntamiento de la ciudad y
personas que han sido contratadas para emular a personajes ficticios y
carismáticos de las populares fechas que a Naruto no le causaba ningún
sentimiento de alegría.
Sin
embargo, Naruto tuvo la obligación de detenerse en un canal en el que aparecía
una imagen de Obito Uchiha de fondo mientras se producía una entrevista.
“– Cuando leí en el periódico
sobre lo ocurrido con el señor Obito Uchiha me conmovió su persistencia y
despertó mi interés en su historia, así que no dudé, ni por un segundo, en
ponerme en contacto con el señor Obito para que me diera permiso de contar su
historia en un libro que demostrara como un inocente fue juzgado y condenado
injustamente por un crimen que no cometió, señorita Haruno. – Respondía el
hombre que estaba sentado frente a la llamativa presentadora del programa en el
que se encontraba sin dejar de gesticular compulsivamente para hacer comprender
su emoción de lo que le implicaba embarcarse en su actual trabajo a la mujer
que lo entrevistaba.
– Tengo entendido, que la
familia Uchiha es muy conservadora con su vida privada y he de suponer que no
le fue fácil conseguir el consentimiento del señor Obito para poder estar
recreando su vida en un libro. – Insinuó perspicazmente la popular presentadora
de ese programa de televisión, Sakura Haruno.
– Está en lo cierto. Cuando me
presenté con mi nombre, el cual no les pasó desapercibido debido a que soy un
conocido escritor, el señor Obito Uchiha estaba un poco receloso de mí, de que
Deidara Katsu* quisiese escribir la historia de sus vivencias y todo los
padecimientos que soportó antes y después de entrar en prisión al ser condenado
injustamente pero después de una larga charla el señor Obito accedió a mi
propuesta de narrar sus crónicas, al comprender que el mundo debía de saber de
su vida. – Deidara se levantó para mirar fijamente a la cámara que lo enfocaba
en ese instante. – Espero que el señor Obito Uchiha no solo demuestre su
inocencia ante un juez, tal como pretende, sino también que con el libro que estoy
escribiendo sobre él, todo el mundo se percatará de la crueldad a la que fue
sometido ilícitamente. – Argumentó el escritor con rotundidad. – Quiero que con
la biografía de Obito Uchiha, no solo se trate de un buen libro sino prevenir
que personas inocentes vuelvan a ser condenadas por un delito que no
cometieron. – Añadió antes de volver a
sentarse en el cómodo asiento para coger el vaso de agua que había en la
pequeña mesa de cristal a un lado de él, y la presentadora, para tomar un
trago.
– Eso es impresionante, señor Katsu.
Estoy segura que muchos de nuestros espectadores no solo comprarán su libro
porque se traten de seguidores de sus obras sino, también, porque se tratará de
una novela que narrará un acontecimiento tan actual y humano que podrá
sobrecoger el corazón de los lectores. Le deseo mucha suerte y gracias por
venir, señor Katsu. – Aportó la presentadora con seriedad mientras el escritor
sonreía como una muestra de aceptación a las palabras de Sakura Haruno. – Y
hasta aquí ha llegado «Las mañanas con Sakura*», mañana tendremos como invitado al conocido
cantante Agari Kaisen y hablaremos sobre una de las enfermedades en la que las
mujeres son las mayores afectadas y en menor medida los hombres pero los cuales,
no son excluidos a padecer el cáncer de mama. También sabremos que podremos
hacer para prevenir esta enfermedad, con la ayuda y los consejos que nos
aportará el doctor Shinnō*…“
Naruto
soltó el mando a distancia del televisor para llevarse las manos a la cabeza
con desesperación, en un intento de calmarse después de escuchar aquella
entrevista televisiva, el hacer un libro por un reconocido escritor y exponer
el caso en el que Obito Uchiha fue juzgado de asesinato, sin duda, era un
fuerte punto para que muchas personas creyera en la inocencia del hombre que
destrozó una familia porque Naruto estaba seguro de que Obito había sido el
causante de la muerte de su madre.
– Esto
no puede estar ocurriendo. No, no puede pasar de verdad, tengo que estar
soñando. – Se repetía Naruto mientras que las cancioncillas de los anuncios
indicaban que el televisor continuaba encendido. – Necesito descansar. Necesito…
¡Mierda!. – Gritó antes de apagar la televisión y caminar hasta la cama a
grandes zancadas para dejarse caer sobre el colchón.
Naruto
tardó un rato en dormirse debido a que su cerebro no dejaba de hacerse
preguntas sobre todo lo que estaba sucediendo hasta que logró conciliar el sueño
pero cuando se despertó se percató de que ya había anochecido.
Naruto
telefoneó para que le subieran la comida y sabiendo lo que tardaría en llegar
el botones con el carrito que contenía los platos de su cena, se fue a dar una
ducha, así que no fue extraño que Naruto recibiera su comida con el pelo húmedo
y vistiendo uno de los blancos albornoces del hotel.
Después
de que el periodista terminara de secar su cuerpo para vestirse con un cómodo
pijama y comer su cena antes de comenzar a escribir su artículo conmemorando la
escasa información del caso de Kushina Namikaze y la sentencia del juez Jiraiya
Sannin sobre Obito Uchiha en la que todas las pruebas y testimonios le
apuntaban como responsable del crimen.
Cuando
Naruto terminó el artículo que daría comienzo en “Diario Técnica”, como el
único medio que lo apoyaría a demostrar que Obito Uchiha era, es y será, el
autor de la muerte de su madre.
–
Lástima que Karin no acceda a recibir los artículos por e-mail. – Se lamentó
Naruto antes de guardar en una pequeña memoria USB el artículo que había
escrito en su ordenador portátil ya que tendría que esperar al siguiente día
para imprimir el documento, así como para enviar por fax a la oficina de su
jefa.
Naruto
se recostó sobre el sofá para comenzar a ojear los pequeños artículos que había
encontrado sobre la familia Uchiha antes de que Obito fuera juzgado y
sentenciado por asesinato.
Sin
embargo, todo lo referente a la familia Uchiha no presentaban ningún rasgo que
hablase más allá de las empresas y acuerdos o programas empresariales que
emprendían.
Naruto
bufó con frustración mientras dejaba las copias a un lado, encendía el
televisor y sé quedó viendo una película que provocó que volviese a dormirse,
sin apenas percatarse. Para cuando despertó los primeros rayos del sol
intentaban entrar a la habitación de hotel atreves de la cortina.
El
periodista sintió la necesidad de estirar sus articulación sin poder evitar el
emitir un sonoro bostezo que fue acompañado del crujir de sus huesos antes de
dirigirse al baño donde se ducharía para terminar de despertarse en esa mañana.
Antes
de ir a una tienda en la que le permitiría imprimir y enviar por fax el escrito
con el que comenzaría a exponer a Obito Uchiha como el verdadero responsable de
lo ocurrido hace cuarenta años, Naruto tuvo la obligación de acercarse a una
lavandería ya que gran parte de las prendas, que había llevado consigo, las
había utilizado.
En lo
que terminaba de lavarse sus ropas, Naruto caminó hasta un pequeño café frente
a la lavandería donde desayunó un café cargado, ya que lo necesitaba, con
napolitanos de crema mientras hojeaba el periódico local de la mañana que se
encontraba en la barra de aquel café y donde se presentaban dos artículos en
los que se mencionaba a Obito Uchiha, uno fue la desconsiderada entrevista que
se había hecho hacía días atrás y el otro mostraba a aquel escritor que
aseguraba estar impresionado por la fortaleza que mostró poseer Obito Uchiha al
tener que soportar una condena injusta.
El
periodista suspiró profundamente para calmar sus emociones y pagar su desayuno
antes de recoger sus prendas ya secas de la lavandería y enviar el fax a Karin.
Después, de haber enviado el fax al periódico al que trabajaba, Naruto
regresaba al hotel para dejar sus prendas cuando su teléfono móvil comenzó a sonar, mostrando el número con el nombre de
la persona que lo estaba llamando.
–
Karin... – Pronunció el nombre de la mujer con tedio.
–
¿¡Qué mierda me has enviado, Naruto!? . – Gritó Karin asiendo que el hombre
tuviese que despegar el aparato de su oreja. – Este artículo no tiene calidad,
no es un trabajo propio de ti, solo son reseñas que comentan lo ocurrido, ni
siquiera mencionas a personas que participó en el juicio o como fue procedido y
no hablemos que le falta personalidad. Tú no has indicado la postura que tienes
con respecto a Obito Uchiha o lo acaecido en lo que has escrito.
– Sé
que ese artículo es una basura, Karin. Sé que parece el trabajo de un
principiante pero créeme, he estado buscando información sobre los Uchiha pero
esa familia parece tener el culo más limpio que una patena. – Naruto suspiró,
pues él mismo sabía que su trabajo había sido una basura, que el artículo que
le envió a Karin no valía nada pero por el momento no podía ofrecer nada mejor.
– Tómalo como un artículo introductorio sobre los Uchiha, sé que deja mucho que
desear pero aún debo de investigar un poco más, sé que esa familia no es tan
buena como quiere aparentar. El siguiente artículo que te envié será mejor,
Karin.
–
Naruto. – Suspiró la mujer al otro lado de la línea telefónica. – Sé que puedo
confiar en ti pero no soy yo a la que tienes que convencer, no sé si tienes
alguna pista o lo que sea, yo solo sé que este articulo no es bueno y a los de
arriba le importa un pimiento que lleves trabajando aquí casi veintidós años.
Ellos solo quieren resultado y eso se consigue con calidad en las noticias que
se muestra en el periódico. – Karin hizo una pequeña pausa como si estuviera
pensando en lo que debía de decirle a continuación a Naruto. – Intentaré
convencer a los directores generales para que añadan tu articulo pero quiero
que el próximo que me envíes sea un artículo de verdad, no una redacción de lo
que fue el juicio de Obito Uchiha que hasta un niño podría hacer. – Añadió con
pasividad como si estuviese hablándole a un crío.
– Lo
siento, Karin, sé que esperabas un primer artículo mejor. Yo lo espera hacer
pero por ahora la única información fiable que he obtenido ha sido esa. Estoy
seguro que voy a encontrar algo bueno. Una noticia que recompense lo que haces
por mí en este momento y por ese artículo que te envié. – Afirmó Naruto.
–
Confío en ti, Naruto. Sé que no tengo por qué dudar de tus palabras.
–
Gracias… Karin. – Agradeció antes de cortar la llamada y volver a guardar su
teléfono móvil en uno de los bolsillos de su abrigo.
Después
de haber dejado su ropa limpia guardada en el armario de la habitación de hotel
en la que se estaba alojando decidió coger un taxi que lo acercó a su antiguo
barrio, que si en el pasado formaba parte de uno de los barrios construido en
los límites de la ciudad de Konoha, ahora la ciudad lo había engullido y
transformado en parte de ella.
En el
trayecto a su antiguo barrio, Naruto se sentía nervioso porque hacía cuarenta
años que no pisaba aquel sitio, aquel lugar donde la vida de su madre había
sido extinguida y porqué es ese barrio también se levantaba la casa de la
familia Uchiha, una casa donde debía de estar en ese momento el hombre que no
dudó en arrebatarle a su madre cuando solo tenía siete años de edad. Por lo que
la idea de poder encontrar paseando a Obito Uchiha por la zona con plena
libertad los enfurecía y lo atemorizaban al mismo tiempo porque Naruto no sabía
si podría contenerse ante una mirada del asesino de su madre.
Naruto
pagó al hombre y se bajó del taxi a la entrada del barrio y fue recibido por el
frío invernal que le provocó el llevarse sus manos cubiertas por guantes al
rostro como si quisiera comprobar que su cara no se había vuelto un cubito de
hielo.
El
periodista no pudo evitar sorprenderse mientras avanzaba por el barrio ya que
este había cambiado mucho y algunas
casas ahora se habían convertido en pequeños dúplex y adosados que inspiraban
tranquilidad y confianza para cualquier persona que paseara por allí o deseaba
un lugar apacible en el que vivir.
Sin embargo,
algunas de las pequeñas casas que recordaba que reinaban aquel barrio de Konoha,
así como puestos comerciales que aún estaban vigentes, se mantenían sólidos
ante las nuevas construcciones y recordaba haber entrado en ellos en compañía
de sus padres.
Un
sentimiento de nostalgia invadió a Naruto que formó una leve sonrisa mientras
reprimía un gemido que luchaba por salir de su boca ante las vagas alusiones que
había vivido junto a sus padres antes de que su felicidad se terminara.
Un
conocido olor llegó hasta la nariz del periodista que sonrió ante el familiar
aroma y guió sus pasos hasta el lugar del que procedía aquel olor.
El
viejo letrero de madera aún conservaba el nombre del pequeño local de ramen y
el lugar había sido remodelado aunque le pareció que era más pequeño de lo que
recordaba.
Naruto
se sentó en uno de los taburetes de la barra y una chica de cabellera castaña
se apresuró a preguntarle que deseaba.
– ¿Aún
hacéis el ramen especial con puerco?. – Preguntó a la joven sin siquiera
tomarse la molestia de leer el pizarrón de la pared que exponía los diferentes
tipos de ramen que cocinaban y miró como la mujer parpadeó un poco ante la
pregunta.
– ¿Se
refiere al ramen kurobuta*?. Sí, aún lo preparamos pero no muchas personas extranjeras lo piden debido a que su sabor es muy fuerte, ¿usted ya había venido por aquí antes?. – Preguntó la chica con amabilidad y la curiosidad brillando en sus grandes ojos.
– Sí, se puede decir que ya hace años de la última vez que vine por aquí. – Sonrió haciendo sonrojar a la joven.
La mujer sonrió a Naruto antes de acercarse a otro cliente que acababa de entrar al establecimiento para atenderlo mientras que Naruto esperaba a que su pedido le fuera entregado.
Naruto cuando terminó de comer el ramen que había pedido pagó el platillo y salió del establecimiento sintió el deseo de acercarse a la casa en la que había vivido aunque no estaba seguro de si en el lugar aún se encontrar la casa en la que vivió o estuviera otro edificio construido allí.
Cuando llegó al lugar en el que se encontraba la casa en la que había vivido felizmente hasta los siete años, Naruto no puede reprimir el jadear mientras que una de sus manos se dirigió al pecho donde su corazón tamborileaba con fuera mientras sus ojos no dejaban de apreciar el edificio.
Ante Naruto aún seguía el edificio que contenía la mayoría de los recuerdos de su madre y el dolor hacía presión en su pecho. La casa seguí siendo igual aunque se podía apreciar que el porche se había cerrado, convirtiéndose en una habitación más.
– ¿Minato...?
Naruto pudo oír aquel débil susurro que pareció haber sido pronunciado con temor y cuando el periodista se giró para ver a la persona que había hablado, se encontró con una mujer estaba temblando como si frente a ella se encontrar un fantasma.
– ¡Hola!. – Saludó con amabilidad Naruto mientras emitía una pequeña sonrisa.
– ¿Na-Naruto...? – Farfulló la desconocida mientras se llevaba las manos a la boca y comenzaba a derramar lágrimas. – ¡Eres el pequeño Naruto!. – Prácticamente gritó la mujer segundo después de apreiar de que, evidentemente, no se trataba de Minato Namikaze sino de su hijo, Naruto Namikaze.
Naruto no sabía exactamente qué hacer ante la reacción de la desconocida ya que él, no recordaba quien era la mujer que parecía tan sorprendida como feliz de verlo frente a ella.
– Disculpe pero yo... – Intentó hablar Naruto.
–De seguro que no me recuerdas, eras a´n un pequeño niño cuando te marcaste pero yo soy Shizune Kato*, la sobrina de Tsunade Senju. Cuando eras pequeño mi tía era tu vecina. – Se presentó la mujer como si comprendiera que el periodista no la reconocía.
Naruto asintió con la cabeza al reconocer el nombre de Tsunade, a la cual apenas recordaba.
– ¿Y... cómo se encuentra su tía?. – Preguntó más por educación que porque le importara saber sobre la mujer que en el pasado fue su vecina.
– Ella murió. – Respondió Shizune con tristeza.
– ¡Oh! Lo siento, no sabía.
– No te preocupes, ya han pasado tres años y mi tía fue una mujer fuerte, no todos llegan a alcanzar una gran longevidad y mi tía fue una privilegiada en ese sentido. – Sonrió la mujer como si se sintiera orgullosa como si el tiempo de vida de una persona fuese una proeza. – Yo ahora vivo en la que fue su casa, me gustaría hablar en un lugar más cómodo contigo y si no tienes prisa, podrías acompañarme a un té. – Pidió Shizune mientras señalaba una casita que hacia esquina en la misma calle que se encontraba la antigua morada de Naruto.
Naruto asintió con la cabeza mientras pensaba que shizune podría darle información sobre los Uchiha o sobre algún acontecimiento del juicio que él no recordaba o desconocía.
– Sí, se puede decir que ya hace años de la última vez que vine por aquí. – Sonrió haciendo sonrojar a la joven.
La mujer sonrió a Naruto antes de acercarse a otro cliente que acababa de entrar al establecimiento para atenderlo mientras que Naruto esperaba a que su pedido le fuera entregado.
Naruto cuando terminó de comer el ramen que había pedido pagó el platillo y salió del establecimiento sintió el deseo de acercarse a la casa en la que había vivido aunque no estaba seguro de si en el lugar aún se encontrar la casa en la que vivió o estuviera otro edificio construido allí.
Cuando llegó al lugar en el que se encontraba la casa en la que había vivido felizmente hasta los siete años, Naruto no puede reprimir el jadear mientras que una de sus manos se dirigió al pecho donde su corazón tamborileaba con fuera mientras sus ojos no dejaban de apreciar el edificio.
Ante Naruto aún seguía el edificio que contenía la mayoría de los recuerdos de su madre y el dolor hacía presión en su pecho. La casa seguí siendo igual aunque se podía apreciar que el porche se había cerrado, convirtiéndose en una habitación más.
– ¿Minato...?
Naruto pudo oír aquel débil susurro que pareció haber sido pronunciado con temor y cuando el periodista se giró para ver a la persona que había hablado, se encontró con una mujer estaba temblando como si frente a ella se encontrar un fantasma.
– ¡Hola!. – Saludó con amabilidad Naruto mientras emitía una pequeña sonrisa.
– ¿Na-Naruto...? – Farfulló la desconocida mientras se llevaba las manos a la boca y comenzaba a derramar lágrimas. – ¡Eres el pequeño Naruto!. – Prácticamente gritó la mujer segundo después de apreiar de que, evidentemente, no se trataba de Minato Namikaze sino de su hijo, Naruto Namikaze.
Naruto no sabía exactamente qué hacer ante la reacción de la desconocida ya que él, no recordaba quien era la mujer que parecía tan sorprendida como feliz de verlo frente a ella.
– Disculpe pero yo... – Intentó hablar Naruto.
–De seguro que no me recuerdas, eras a´n un pequeño niño cuando te marcaste pero yo soy Shizune Kato*, la sobrina de Tsunade Senju. Cuando eras pequeño mi tía era tu vecina. – Se presentó la mujer como si comprendiera que el periodista no la reconocía.
Naruto asintió con la cabeza al reconocer el nombre de Tsunade, a la cual apenas recordaba.
– ¿Y... cómo se encuentra su tía?. – Preguntó más por educación que porque le importara saber sobre la mujer que en el pasado fue su vecina.
– Ella murió. – Respondió Shizune con tristeza.
– ¡Oh! Lo siento, no sabía.
– No te preocupes, ya han pasado tres años y mi tía fue una mujer fuerte, no todos llegan a alcanzar una gran longevidad y mi tía fue una privilegiada en ese sentido. – Sonrió la mujer como si se sintiera orgullosa como si el tiempo de vida de una persona fuese una proeza. – Yo ahora vivo en la que fue su casa, me gustaría hablar en un lugar más cómodo contigo y si no tienes prisa, podrías acompañarme a un té. – Pidió Shizune mientras señalaba una casita que hacia esquina en la misma calle que se encontraba la antigua morada de Naruto.
Naruto asintió con la cabeza mientras pensaba que shizune podría darle información sobre los Uchiha o sobre algún acontecimiento del juicio que él no recordaba o desconocía.
El
periodista esperaba en la pequeña sala de casa que debido a los muebles, la
habitación parecía estar más estrecha de lo que realmente era aunque las
decenas de cuadros, retratos y figurillas de cristal y porcelana le daban el
típico ambiente tranquilo que poseía las casas de las abuelas.
Shizune
no tardó en llegar a donde había dejado a Naruto con una bandeja con dos tazas
de té houjicha* y galletas de arroz.
– Has
crecido mucho Naruto, la última vez que te vi aún eras un niño. – Comentó
mientras le ofrecía la taza de té al periodista. – Mi tía te tenía un gran
apreció y te recordaba a menudo. Yo intenté buscarte después de su muerte pero
no logré encontrar tu paradero. La última dirección que tenía sobre ti era de
un piso en el país del Remolino pero al parecer te mudaste de ese lugar cuando
tu padre falleció.
– Lo
siento. – Se sintió en la obligación de decir Naruto.
– No,
no tienes que decir nada, mi tía jamás me pidió que te buscara, ella siempre me
decía “Naruto es un chico, fuerte como sus padres. Él estará bien y con saber
eso, estoy feliz”. – Confesó Shizune antes de tomar un poco de té. – Ella fue
una mujer fuerte hasta su último día en este mundo y creo que te quería como si
fueras uno más de sus sobrinos. Incluso, dejó algo para ti en su herencia, esa
era la razón de que te estuviese buscando ya que me sentí responsable de
hacerte llegar su obsequio. – Tras estas palabras Shizune se levantó del cómodo
mueble y se dirigió a un armario que se encontraba en la sala para sacar un
pequeño arcón de plástico que estaba bien cerrado con un pequeño candado de
metal, el cual puso en la pequeña mesa de la sala. – Mi tía te dejó esto, yo no
sé lo que tiene dentro pero sé que Tsunade lo estaba guardando para ti desde
hacía mucho tiempo. – Reveló la mujer antes de acercarse a un mueble para abrir
un cajón y comenzar a rebuscar hasta encontrar aquello que deseaba hallar y
acercarse a Naruto para poner sobre las manos del hombre una llave. – Esta es
la llave para abrirlo.
Naruto
miró por un momento la pequeña llave y luego el pequeño arcón como si no
estuviese seguro de que hacer con él pero sin más, decidió dejar la taza de té
sobre la pequeña mesita a un lado del arcón y abrir el recipiente para saber
qué era lo que guardaba.
El
periodista se sorprendió al abrir el arcón, estaba lleno de recortes de
periódicos locales que habían ocupado el caso de su madre pero también había
una carta que no dudó en coger y abrirla para saber lo que había dentro pero la
carta no decía más allá que las palabras de “Esto es parte de tu pasado, espero
te sea de ayuda para aclarar muchas de tus dudas”.
– Es
posible que Tsunade… ¿presintiera que esto iba a ocurrir?, ¿sabría que yo era
periodista o qué hice todo el esfuerzo para que Obito Uchiha no saliera de la
prisión?. – No podía dejar de pensar Naruto al leer la carta y mirando todos
los artículos que relataban desde la desaparición de Kushina Namikaze hasta el juicio
en el que se condenó a Obito Uchiha por asesinato.
– Mi
tía era una mujer muy sensible, supongo que guardó todos esos periódicos porque
pensaría de que algún día volverías con la intención de conocer como fue todo
lo ocurrido con tu madre ya que eras muy pequeño cuando ocurrió. – Rompió el
silencio que se había formado Shizune a lo que contenía el interior del arcón.
– Señora
Kato, esto es algo increíble. No puede imaginar lo agradecido que ahora mismo
le estoy a su tía y con usted. – Confesó Naruto haciendo que la mujer
parpadease sin comprender a que se refería ante aquellas palabras. – Pero…
ahora… usted está al corriente de que Obito Uchiha está en libertad. De que ese
hombre vuelve a ser noticia para la prensa por sus declaraciones. – Casi escupió
las últimas palabras con furia.
– Sí,
vi la entrevista por la televisión. – Confirmó antes de volver a beber un poco
de té de la taza que abrazaba con sus pequeñas manos. – Ese hombre aún continúa
teniendo la misma actitud de cuando era joven.
– ¿A
qué se refiere?. – Preguntó Naruto ante el comentario despectivo de la mujer.
–
Bueno, yo no conozco personalmente a Obito Uchiha pero las pocas veces que
recuerdo haberlo escuchado hablar con sus amigos o conocidos, portaba esa
actitud arrogante aunque supongo que el haber crecido dentro de una familia
como lo son los Uchiha no es fácil y le ha forjado esa conducta. – Repuso Shizune.
– Además, en ese tiempo, él era un chico muy popular entre todas las chicas del
barrio. No había ninguna jovencita que en ese tiempo que no estuviese
suspirando por él y, también, estaban los rumores aunque eso nunca se pueden
confirmar de que fuesen reales.
–
¿Rumores?, ¿qué tipo de rumores?. – Preguntó con interés Naruto.
– Pues
los típicos rumores que se crean sobre las personas que destacan de lo demás
como que son uno despreocupados o que se droga. Ya sabes que no faltan ese tipo
de comentarios entre los jóvenes y adultos ya sea por envidias, celos o
rencores. – Dijo de manera casual. – Nada interesante como te puedes dar cuenta.
– Shizune,
yo soy periodista y estoy trabajando sobre el caso de los Uchiha y quiero
demostrar que Obito Uchiha no es ninguna alma de caridad como se le está
embelleciendo en la prensa últimamente. Quiero demostrar que Obito no es
alguien de fiar. – Confesó Naruto mirando directamente a los ojos de la mujer.
– Me gustaría que me ayudase con lo que sabe sobre Obito Uchiha, necesito de
alguien que fuera más consciente de lo que pude haber sido yo, pues solo tenía
siete años cuando ocurrió lo de mi madre y hay muchos detalles que seguramente
yo he pasado por alto al no percatarme de ellos. Por favor, cuénteme. –
Prácticamente rogó a la mujer.
–
Puedo comprender tus razones pero… ¿no has pensado que quizás es inocente?. La
confesión de Ebisu Aoyama fue bastante razonable. Incluso, su excusa del por qué
escondió esa información tiene sentido porque Ebisu siempre ha sido un miedoso.
– Explicó la mujer dejando la taza de té sobre la mesa.
– No
dudo que sea un miedoso ese tal Ebisu Aoyama pero… ¿qué pasa con lo que han
dicho de mi madre?. ¿Usted que la conocía, cree qué Kushina Namikaze era una
mujer desvergonzada?. – Inquirió Naruto.
– No,
eso no es verdad. Conocí a tus padres desde el momento que llegaron al barrio y
ciertamente, tu madre desde el mismo instante que la vi creí que era la mujer
más hermosa que había visto y tu padre, era todo un caballero. – Shizune sonrió
rememorando las imágenes en su mente. – Creo que llegué a pensar de que tus
padres se trataban de actores de películas de cine pero entonces… tu madre
desapareció y pocos días después se anunciaba el asesinato de Kushina. – Comentó afligida la mujer. – Yo fui una de
las personas que llamaron a juicio, recuerdo que me preguntaron que hacía ese
día porque había estado en la bolera junto a Kurenai Yuji, era mi amiga desde
el colegio, y vimos el vehículo de tu madre estacionado frente al edificio pero
no estaba ella por allí.
–
¿Recuerda qué otras personas fueron llamados a testificar en ese juicio?. –
Preguntó Naruto mientras sacaba su teléfono móvil y activaba la grabadora que
portaba el pequeño aparato. – Espero que no le moleste que la grabe con mi
teléfono móvil, señora Kato. – Informó Naruto. – Pero su información me será de
interés para mi trabajo como periodista.
– No
te preocupes, no tengo por qué ocultar la verdad y entiendo que lo poco que
recuerdo y sé te será de ayuda. – Respondió Shizune para comenzarle a relatar
su experiencia del juicio en la que Obito fue juzgado y acusado del omisidio de
Kushina Namikaze aunque mucha de los datos que le otorgaba la mujer carecían de
verdadero valor.
– ¿Mizuki
Touji también declaró en el juicio acerca del asesinato de Kushina Namikaze? ¿Recuerda
lo que contó?. – Preguntó con seriedad Naruto, como el profesional que era.
– Sí,
por supuesto. Mizuki también fue llamado al juicio ya que era amigo de Obito
Uchiha. Bueno, eso parecía ser en aquel tiempo. Recuerdo que antes de que
ocurriera el asesinato de Kushina, Mizuki y Obito tuvieron una pelea dos días
después del día del Espíritu del Fuego*, no sé exactamente cuál fue el motivo
del enfrentamiento pero sé que desde ese día ninguno de los dos se volvió a
hablar aunque hubieron comentarios a que se debía por causa de la chica con la
que estaba saliendo Obito, también recuerdo que escuché que la discusión fue porque
Mizuki le debía dinero a Obito y este no se lo devolvía. – Shizune se encogió
de hombres antes de escupir. – Surgieron muchas habladurías. – Sonrió. – Mizuki
dijo en el juicio que ese día se la había pasado cortando el césped en varias
casas del barrio y que había visto a Kushina esa mañana cuando te llevaba al
colegio y más tarde vio el vehículo de tu madre frente a la bolera mientras
regresaba a su casa, después de terminar de arreglar el jardín de uno de los
vecinos para el que trabajaba de jardinero.
Naruto
cortó y guardó la grabación en su teléfono móvil hasta que llegase a la
habitación de hotel donde podría transferirla al ordenador. Luego, de lo que
Shizune le había revelado había comenzado a buscar en el interior del arcón
para contrastar las palabras de Shizune con el artículo que redactaba la
declaración de Mizuki Touji.
–
Naruto, ya ha anochecido. Si lo deseas puedes quedarte en esta casa, puedo
ofrecerte la habitación de invitados para que descanses. – Naruto apartó la
vista del papel para mirar a la mujer y luego a la ventana donde la oscuridad
se había cernido y los pequeños copos de nieves que caían brillaban gracias a
la luz de las farolas de la calle.
–
Gracias por su amabilidad, señora Kato, pero no estaría bien que me aprovechase
de su hospitalidad aunque ¿podría pedirle un favor?. – Pidió Naruto para ver
como la madura mujer asentía con la
cabeza. – Si recuerda algo más, por favor llámeme a este número de teléfono. –
Naruto le entregó un papel en el que había apuntado su teléfono móvil. – Me
estoy hospedando en el hotel Balanza. – Indicó Naruto y Shizune volvió a
asentir con la cabeza para ver como el periodista guardaba todos los recortes
de periódicos y la carta en el interior del pequeño arcón antes de retirarse de
la casa para regresar al hotel.
El
barrio era muy silencioso, más de lo que Naruto recordaba y el que la nieve no
dejase de caer no ayudaba lo suficiente para poder caminar hasta donde estaba
una de las paradas de autobuses que podría llevarlo hasta el hotel.
–
Quizás debí aceptar la hospitalidad de la señora Kato. – Pensó Naruto sin dejar
de caminar mientras que sentía a cada paso más frío.
Un
vehículo pasó al lado de Naruto y se detuvo, algo que provocó que el periodista
se detuviese, pensando en que posiblemente el propietario de aquel automóvil de
alta gama fuera a recoger o acercar a alguna persona que vivía en alguna de las
casas cercanas a donde se había detenido el vehículo pero el periodista se
sorprendió más al percatarse como las luces de los faros del vehículo cambiaban
por unas luces blancas intensas, indicándole que estaba retrocediendo.
Naruto
arrugó el entrecejo, preguntándose el por qué estaba retrocediendo la persona
que conducía aquel vehículo y cuando la ventanilla del copiloto del vehículo
estuvo paralela a Naruto, el cristal comenzó a bajarse lentamente para ver en
su interior un rostro que ya reconocía.
– Tú… –
Suspiró Naruto con algo de molestia.
–
Parece que nos volvemos a encontrar. – Comentó antes de sonreír. – ¿Por qué no
subes?, puedo acercarte a donde me digas. – Ofreció con amabilidad.
– No
es necesario, puedo arreglármelas solo. – Desestimó la oferte propuesta el
periodista.
–
Tranquilo, no voy a hacerte nada solo quiero ayudarte. Además, de que me
gustaría hablar contigo, creo que no nos presentamos como debíamos, Naruto. –
Terminó murmurando lo último pero que Naruto llegó a escuchar.
– Ya
te dije que me las puedo apañar solo. – Repitió el periodista antes de volver a
ponerse a caminar pero el individuó también puso en marcha el vehículo al mismo
ritmo que él. – Será estúpido, si viene otro automóvil solo conseguirá formar
un atasco y esto es un barrio residencial, de seguro acabaría viniendo la
policía por el escándalo. – Pensaba Naruto mientras miraba hoscamente al
conductor del automóvil. – ¿Por qué no dejas de seguirme así, y continúas tu
camino?. No voy a subirme. – Sugirió en un intento de convencerlo.
– No
dejaré de seguirte hasta que subas al vehículo, el parte meteorológico ha
anunciado tormenta de nieve para esta noche, la cual creo que ha comenzado
desde hace rato y tengo esperanzas en que acepte a que te acerque al lugar en
el que debes de estarte quedando porque dudo mucho de que los servicios de
transporte públicos estén fusionando. – Insistió, observando al periodista que
se volvió a detener y él también detuvo su automóvil.
– ¿Es
qué te sabes todo? ¿o es qué te dedicas a acosar a la gente?. – Inquirió Naruto
con enfado.
–
Cálmate un poco, no sabía que estarías por aquí y ya regresaba a mi casa. Solo
fue una casualidad. – Contestó un poco molesto por ver al periodista
enervándose sin motivos. – ¿Entonces, subes?.
Naruto
farfulló una maldición antes de abrir la puerta y sentarse en el asiento del
copiloto del sofisticado automóvil y a pesar de no soltar el pequeño arcón,
consiguió ponerse el cinturón de seguridad.
– ¿A
dónde te llevo? ¿si quieres podemos ir a mi casa?, no queda lejos de aquí. –
Espetó con tono casual.
– ¿Qué
estas pensando?. No voy a ir a tu casa solo acércame al barrio Ohayo, de ahí no
tienes que preocuparte por mí. – Gruñó sintiendo como el vehículo comenzaba a
ponerse en marcha por la calle que ya estaba blanca debido a los abundantes
copos de nieve que no dejaban de caer.
– ¿Siempre
eres así?. – Preguntó con interés el conductor.
– ¿Y
qué hay de ti?, ¿disfrutas molestando a las personas que no quieren nada
contigo?. – Volvió a gruñir Naruto para escuchar como su acompañante suspiraba.
– Lo
siento. Supongo que no te agrado después de lo que pasó pero yo no soy así
normalmente, esa noche estaba algo tomado, ya sabes, el alcohol te ayuda a
ahogar penas y hacer cosas que jamás hubieses pensado que eres capaz de hacer.
– No
tienes que contarme tu vida ni darme explicaciones de tu conducta, no soy tu
mujer ni tu padre. – Le recordó Naruto mirando como el parabrisas limpiaba con
avidez los copos que colisionaban con el cristal de la luna del vehículo.
– Ya
lo sé, solo pretendo ser amable. No deberías de ser tan malhumorado con la
gente, mucho menos cuando no recuerdas ni siquiera su nombre. – Repuso un poco
molesto el dueño del vehículo.
– Yo
no te pedía que me llevarás, has sido tú solito el que has insistido en
acercarme y no voy a cambiar mi carácter porque a alguien le apetezca. –
Rezongó Naruto escuchando otro suspiro del conductor.
– Entonces
no recuerdas mi nombre, no has respondido a ello. Te propongo que nos volvamos
a presentar y me des una oportunidad, al menos dame esa oportunidad o como
devolverme un favor. Usa la escusa que creas más conveniente pero tengamos un
nuevo inicio, como si lo ocurrido no hubiese pasado. – Miró a su acompañante
por el rabillo del ojo.
–
¿Piensas que voy a caer ante tu influjo?. Solo estas soñando.
– No
lo tomes así. Solo es una propuesta inofensiva. – Escuchó como el periodista
resoplaba con incomodidad ante sus palabras.
– No
se trata de si es algo inofensivo o peligroso, en este momento no tengo tiempo
para amistades o vivir romances o aventuras amorosas, Sasuke.
–
¡Vaya!. Recordabas mi nombre. – Sasuke sonrió con felicidad al escuchar su
nombre salir de la boca de Naruto. – Y cualquier momento es bueno para el amor,
no por nada se dice que es imprevisible.
El
periodista decidió no responder y Sasuke condujo hasta llegar al barrio en el
que se encontraba el hotel en el que se hospedaba pero, Sasuke no le permitió a
Naruto bajarse del vehículo hasta que le dijo en donde se estaba hospedando y
una vez, el periodista se bajó del automóvil del sujeto, se apresuró a
adentrarse en el hotel porque sin duda alguna, Naruto necesitaba descansar después
de ese agotador día.
Aclaración de los términos:
* Deidara
Katsu: Debido a que no se conoce el apellido de Deidara (al menos yo no lo
conozco y si lo he leído no lo recuerdo) he decidido que tenga como apellido la
palabra que utilizaba para hacer explosionar su arcilla explosiva.
* Las
mañanas con Sakura: Es el nombre que se me ocurrió para el programa de
televisión de Sakura Haruno.
* Shinnō: Seguramente recordareis a este
personaje de la segunda película de Naruto Shippuden.
* Kurobuta: Significa cerdo negro, así que el ramen que está pidiendo Naruto se trata de un ramen que contiene carne de cerdo negro.
* He supuesto que el apellido de Shizune ha de ser Kato ya que su tío Dan, que fue novio de Tsunade, se apellida así. Por lo tanto en este fic, Shizune ocupará el apellido de su tío, además de ser también sobrina directa de Tsunade.
* Houjicha: El houjicha es té bancha tostado, por eso es de color marrón. Supuestamente, es un té de calidad inferior pero con un peculiar sabor y textura arteciopelada.
* Espíritu del Fuego: Es un día de mi invención, el cual sería festivo/feriado para la gente de Konoha y el país del fuego, el cual se realizaría el veintiuno de abril (en el calendario real, el 21 de abril es el día mundial de la creatividad y la imaginación)
* Kurobuta: Significa cerdo negro, así que el ramen que está pidiendo Naruto se trata de un ramen que contiene carne de cerdo negro.
* He supuesto que el apellido de Shizune ha de ser Kato ya que su tío Dan, que fue novio de Tsunade, se apellida así. Por lo tanto en este fic, Shizune ocupará el apellido de su tío, además de ser también sobrina directa de Tsunade.
* Houjicha: El houjicha es té bancha tostado, por eso es de color marrón. Supuestamente, es un té de calidad inferior pero con un peculiar sabor y textura arteciopelada.
* Espíritu del Fuego: Es un día de mi invención, el cual sería festivo/feriado para la gente de Konoha y el país del fuego, el cual se realizaría el veintiuno de abril (en el calendario real, el 21 de abril es el día mundial de la creatividad y la imaginación)
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