martes, 4 de julio de 2017

Huellas del pasado ~6~

-Un obsequio sorpresa.-

Naruto había intentado dormir pero después de lo ocurrido al salir de aquel antro gay, en el que solo había entrado a despejar su mente con ayuda del alcohol, le fue imposible, así que había comenzado a leer todas las copias sobre el juicio que había hecho en la biblioteca pero la información, al ser en su mayoría titulares de la prensa local, era demasiado vaga. Incluso, el artículo que había fotocopiado sobre el juicio no decía nada que no supiese ya, puesto que solo anunciaba el ingreso de Obito Uchiha a prisión después de que el juez Jiraiya Sannin lo declarara como el ejecutor de la muerte de Kushina Namikaze.

Naruto necesitaba hacer el primer artículo cuanto antes para enviárselo a Karin, mostrando la verdad y no las mentiras que estaban exponiendo la familia Uchiha, o al menos, Madara y Obito con ayuda de Ebisu Aoyama. Sabía muy bien, que no podía darse el lujo de dejar escapar esa oportunidad que le había ofrecido su jefa pero la información que tenía era tan buena como un guisante en un plato de verduras y decir que se estaba frustrando no lo ayudaba en nada, solo le provocaba una jaqueca que lo incitaba a recostarse en la cama para dormir las horas necesarias, las cuales se había saltado por culpa del estrés que le indujo aquel extraño hombre que terminó acosándolo antes de volver al hotel.

El periodista suspiró antes de recostarse en el enorme sofá mientras encendía la televisión con el mando a distancia, para hacer zapping, percatándose que no había nada interesante en los canales televisivos, solo encontrándose con películas de acción, romanticismo o que recordaba las festividades de las fechas en las que se encontraban. Sin mencionar los pocos programas que se estaban trasmitiendo a esas horas de la mañana que anunciaba el desfile de navidad que se realizaría dentro de cuatro días en la ciudad para hacer disfrutar a los niños con los típicos villancicos, carrozas demasiados decoradas en que la publicidad de los grandes almacenes o famosas marcas de dulces y refresco la patrocinaban en conjunto con el ayuntamiento de la ciudad y personas que han sido contratadas para emular a personajes ficticios y carismáticos de las populares fechas que a Naruto no le causaba ningún sentimiento de alegría.

Sin embargo, Naruto tuvo la obligación de detenerse en un canal en el que aparecía una imagen de Obito Uchiha de fondo mientras se producía una entrevista.

“– Cuando leí en el periódico sobre lo ocurrido con el señor Obito Uchiha me conmovió su persistencia y despertó mi interés en su historia, así que no dudé, ni por un segundo, en ponerme en contacto con el señor Obito para que me diera permiso de contar su historia en un libro que demostrara como un inocente fue juzgado y condenado injustamente por un crimen que no cometió, señorita Haruno. – Respondía el hombre que estaba sentado frente a la llamativa presentadora del programa en el que se encontraba sin dejar de gesticular compulsivamente para hacer comprender su emoción de lo que le implicaba embarcarse en su actual trabajo a la mujer que lo entrevistaba.

– Tengo entendido, que la familia Uchiha es muy conservadora con su vida privada y he de suponer que no le fue fácil conseguir el consentimiento del señor Obito para poder estar recreando su vida en un libro. – Insinuó perspicazmente la popular presentadora de ese programa de televisión, Sakura Haruno.

– Está en lo cierto. Cuando me presenté con mi nombre, el cual no les pasó desapercibido debido a que soy un conocido escritor, el señor Obito Uchiha estaba un poco receloso de mí, de que Deidara Katsu* quisiese escribir la historia de sus vivencias y todo los padecimientos que soportó antes y después de entrar en prisión al ser condenado injustamente pero después de una larga charla el señor Obito accedió a mi propuesta de narrar sus crónicas, al comprender que el mundo debía de saber de su vida. – Deidara se levantó para mirar fijamente a la cámara que lo enfocaba en ese instante. – Espero que el señor Obito Uchiha no solo demuestre su inocencia ante un juez, tal como pretende, sino también que con el libro que estoy escribiendo sobre él, todo el mundo se percatará de la crueldad a la que fue sometido ilícitamente. – Argumentó el escritor con rotundidad. – Quiero que con la biografía de Obito Uchiha, no solo se trate de un buen libro sino prevenir que personas inocentes vuelvan a ser condenadas por un delito que no cometieron. –  Añadió antes de volver a sentarse en el cómodo asiento para coger el vaso de agua que había en la pequeña mesa de cristal a un lado de él, y la presentadora, para tomar un trago.

– Eso es impresionante, señor Katsu. Estoy segura que muchos de nuestros espectadores no solo comprarán su libro porque se traten de seguidores de sus obras sino, también, porque se tratará de una novela que narrará un acontecimiento tan actual y humano que podrá sobrecoger el corazón de los lectores. Le deseo mucha suerte y gracias por venir, señor Katsu. – Aportó la presentadora con seriedad mientras el escritor sonreía como una muestra de aceptación a las palabras de Sakura Haruno. – Y hasta aquí ha llegado «Las mañanas con Sakura*», mañana tendremos como invitado al conocido cantante Agari Kaisen y hablaremos sobre una de las enfermedades en la que las mujeres son las mayores afectadas y en menor medida los hombres pero los cuales, no son excluidos a padecer el cáncer de mama. También sabremos que podremos hacer para prevenir esta enfermedad, con la ayuda y los consejos que nos aportará el doctor Shinnō*…“

Naruto soltó el mando a distancia del televisor para llevarse las manos a la cabeza con desesperación, en un intento de calmarse después de escuchar aquella entrevista televisiva, el hacer un libro por un reconocido escritor y exponer el caso en el que Obito Uchiha fue juzgado de asesinato, sin duda, era un fuerte punto para que muchas personas creyera en la inocencia del hombre que destrozó una familia porque Naruto estaba seguro de que Obito había sido el causante de la muerte de su madre.

– Esto no puede estar ocurriendo. No, no puede pasar de verdad, tengo que estar soñando. – Se repetía Naruto mientras que las cancioncillas de los anuncios indicaban que el televisor continuaba encendido. – Necesito descansar. Necesito… ¡Mierda!. – Gritó antes de apagar la televisión y caminar hasta la cama a grandes zancadas para dejarse caer sobre el colchón.

Naruto tardó un rato en dormirse debido a que su cerebro no dejaba de hacerse preguntas sobre todo lo que estaba sucediendo hasta que logró conciliar el sueño pero cuando se despertó se percató de que ya había anochecido.

Naruto telefoneó para que le subieran la comida y sabiendo lo que tardaría en llegar el botones con el carrito que contenía los platos de su cena, se fue a dar una ducha, así que no fue extraño que Naruto recibiera su comida con el pelo húmedo y vistiendo uno de los blancos albornoces del hotel.

Después de que el periodista terminara de secar su cuerpo para vestirse con un cómodo pijama y comer su cena antes de comenzar a escribir su artículo conmemorando la escasa información del caso de Kushina Namikaze y la sentencia del juez Jiraiya Sannin sobre Obito Uchiha en la que todas las pruebas y testimonios le apuntaban como responsable del crimen.

Cuando Naruto terminó el artículo que daría comienzo en “Diario Técnica”, como el único medio que lo apoyaría a demostrar que Obito Uchiha era, es y será, el autor de la muerte de su madre.

– Lástima que Karin no acceda a recibir los artículos por e-mail. – Se lamentó Naruto antes de guardar en una pequeña memoria USB el artículo que había escrito en su ordenador portátil ya que tendría que esperar al siguiente día para imprimir el documento, así como para enviar por fax a la oficina de su jefa.

Naruto se recostó sobre el sofá para comenzar a ojear los pequeños artículos que había encontrado sobre la familia Uchiha antes de que Obito fuera juzgado y sentenciado por asesinato.

Sin embargo, todo lo referente a la familia Uchiha no presentaban ningún rasgo que hablase más allá de las empresas y acuerdos o programas empresariales que emprendían.

Naruto bufó con frustración mientras dejaba las copias a un lado, encendía el televisor y sé quedó viendo una película que provocó que volviese a dormirse, sin apenas percatarse. Para cuando despertó los primeros rayos del sol intentaban entrar a la habitación de hotel atreves de la cortina.

El periodista sintió la necesidad de estirar sus articulación sin poder evitar el emitir un sonoro bostezo que fue acompañado del crujir de sus huesos antes de dirigirse al baño donde se ducharía para terminar de despertarse en esa mañana.

Antes de ir a una tienda en la que le permitiría imprimir y enviar por fax el escrito con el que comenzaría a exponer a Obito Uchiha como el verdadero responsable de lo ocurrido hace cuarenta años, Naruto tuvo la obligación de acercarse a una lavandería ya que gran parte de las prendas, que había llevado consigo, las había utilizado.

En lo que terminaba de lavarse sus ropas, Naruto caminó hasta un pequeño café frente a la lavandería donde desayunó un café cargado, ya que lo necesitaba, con napolitanos de crema mientras hojeaba el periódico local de la mañana que se encontraba en la barra de aquel café y donde se presentaban dos artículos en los que se mencionaba a Obito Uchiha, uno fue la desconsiderada entrevista que se había hecho hacía días atrás y el otro mostraba a aquel escritor que aseguraba estar impresionado por la fortaleza que mostró poseer Obito Uchiha al tener que soportar una condena injusta.

El periodista suspiró profundamente para calmar sus emociones y pagar su desayuno antes de recoger sus prendas ya secas de la lavandería y enviar el fax a Karin. Después, de haber enviado el fax al periódico al que trabajaba, Naruto regresaba al hotel para dejar sus prendas cuando su teléfono móvil comenzó  a sonar, mostrando el número con el nombre de la persona que lo estaba llamando.

– Karin... – Pronunció el nombre de la mujer con tedio.

– ¿¡Qué mierda me has enviado, Naruto!? . – Gritó Karin asiendo que el hombre tuviese que despegar el aparato de su oreja. – Este artículo no tiene calidad, no es un trabajo propio de ti, solo son reseñas que comentan lo ocurrido, ni siquiera mencionas a personas que participó en el juicio o como fue procedido y no hablemos que le falta personalidad. Tú no has indicado la postura que tienes con respecto a Obito Uchiha o lo acaecido en lo que has escrito.

– Sé que ese artículo es una basura, Karin. Sé que parece el trabajo de un principiante pero créeme, he estado buscando información sobre los Uchiha pero esa familia parece tener el culo más limpio que una patena. – Naruto suspiró, pues él mismo sabía que su trabajo había sido una basura, que el artículo que le envió a Karin no valía nada pero por el momento no podía ofrecer nada mejor. – Tómalo como un artículo introductorio sobre los Uchiha, sé que deja mucho que desear pero aún debo de investigar un poco más, sé que esa familia no es tan buena como quiere aparentar. El siguiente artículo que te envié será mejor, Karin.

– Naruto. – Suspiró la mujer al otro lado de la línea telefónica. – Sé que puedo confiar en ti pero no soy yo a la que tienes que convencer, no sé si tienes alguna pista o lo que sea, yo solo sé que este articulo no es bueno y a los de arriba le importa un pimiento que lleves trabajando aquí casi veintidós años. Ellos solo quieren resultado y eso se consigue con calidad en las noticias que se muestra en el periódico. – Karin hizo una pequeña pausa como si estuviera pensando en lo que debía de decirle a continuación a Naruto. – Intentaré convencer a los directores generales para que añadan tu articulo pero quiero que el próximo que me envíes sea un artículo de verdad, no una redacción de lo que fue el juicio de Obito Uchiha que hasta un niño podría hacer. – Añadió con pasividad como si estuviese hablándole a un crío.

– Lo siento, Karin, sé que esperabas un primer artículo mejor. Yo lo espera hacer pero por ahora la única información fiable que he obtenido ha sido esa. Estoy seguro que voy a encontrar algo bueno. Una noticia que recompense lo que haces por mí en este momento y por ese artículo que te envié. – Afirmó Naruto.

– Confío en ti, Naruto. Sé que no tengo por qué dudar de tus palabras.

– Gracias… Karin. – Agradeció antes de cortar la llamada y volver a guardar su teléfono móvil en uno de los bolsillos de su abrigo.

Después de haber dejado su ropa limpia guardada en el armario de la habitación de hotel en la que se estaba alojando decidió coger un taxi que lo acercó a su antiguo barrio, que si en el pasado formaba parte de uno de los barrios construido en los límites de la ciudad de Konoha, ahora la ciudad lo había engullido y transformado en parte de ella.

En el trayecto a su antiguo barrio, Naruto se sentía nervioso porque hacía cuarenta años que no pisaba aquel sitio, aquel lugar donde la vida de su madre había sido extinguida y porqué es ese barrio también se levantaba la casa de la familia Uchiha, una casa donde debía de estar en ese momento el hombre que no dudó en arrebatarle a su madre cuando solo tenía siete años de edad. Por lo que la idea de poder encontrar paseando a Obito Uchiha por la zona con plena libertad los enfurecía y lo atemorizaban al mismo tiempo porque Naruto no sabía si podría contenerse ante una mirada del asesino de su madre.

Naruto pagó al hombre y se bajó del taxi a la entrada del barrio y fue recibido por el frío invernal que le provocó el llevarse sus manos cubiertas por guantes al rostro como si quisiera comprobar que su cara no se había vuelto un cubito de hielo.

El periodista no pudo evitar sorprenderse mientras avanzaba por el barrio ya que este  había cambiado mucho y algunas casas ahora se habían convertido en pequeños dúplex y adosados que inspiraban tranquilidad y confianza para cualquier persona que paseara por allí o deseaba un lugar apacible en el que vivir.

Sin embargo, algunas de las pequeñas casas que recordaba que reinaban aquel barrio de Konoha, así como puestos comerciales que aún estaban vigentes, se mantenían sólidos ante las nuevas construcciones y recordaba haber entrado en ellos en compañía de sus padres.

Un sentimiento de nostalgia invadió a Naruto que formó una leve sonrisa mientras reprimía un gemido que luchaba por salir de su boca ante las vagas alusiones que había vivido junto a sus padres antes de que su felicidad se terminara.

Un conocido olor llegó hasta la nariz del periodista que sonrió ante el familiar aroma y guió sus pasos hasta el lugar del que procedía aquel olor.

El viejo letrero de madera aún conservaba el nombre del pequeño local de ramen y el lugar había sido remodelado aunque le pareció que era más pequeño de lo que recordaba.

Naruto se sentó en uno de los taburetes de la barra y una chica de cabellera castaña se apresuró a preguntarle que deseaba.

– ¿Aún hacéis el ramen especial con puerco?. – Preguntó a la joven sin siquiera tomarse la molestia de leer el pizarrón de la pared que exponía los diferentes tipos de ramen que cocinaban y miró como la mujer parpadeó un poco ante la pregunta.

– ¿Se refiere al ramen kurobuta*?. Sí, aún lo preparamos pero no  muchas personas extranjeras lo piden debido a que su sabor es muy fuerte, ¿usted ya había venido por aquí antes?. – Preguntó la chica con amabilidad y la curiosidad brillando en sus grandes ojos.

– Sí, se puede decir que ya hace años de la última vez que vine por aquí. – Sonrió haciendo sonrojar a la joven.

La mujer sonrió a Naruto antes de acercarse a otro cliente que acababa de entrar al establecimiento para atenderlo mientras que Naruto esperaba a que su pedido le fuera entregado.

Naruto cuando terminó de comer el ramen que había pedido pagó el platillo y salió del establecimiento sintió el deseo de acercarse a la casa en la que había vivido aunque no estaba seguro de si en el lugar aún se encontrar la casa en la que vivió o estuviera otro edificio construido allí.

Cuando llegó al lugar en el que se encontraba la casa en la que había vivido felizmente hasta los siete años, Naruto no puede reprimir el jadear mientras que una de sus manos se dirigió al pecho donde su corazón tamborileaba con fuera mientras sus ojos no dejaban de apreciar el edificio.

Ante Naruto aún seguía el edificio que contenía la mayoría de los recuerdos de su madre y el dolor hacía presión en su pecho. La casa seguí siendo igual aunque se podía apreciar que el porche se había cerrado, convirtiéndose en una habitación más.

– ¿Minato...?

Naruto pudo oír aquel débil susurro que pareció haber sido pronunciado con temor y cuando el periodista se giró para ver a la persona que había hablado, se encontró con una mujer estaba temblando como si frente a ella se encontrar un fantasma.

– ¡Hola!. – Saludó con amabilidad Naruto mientras emitía una pequeña sonrisa.

– ¿Na-Naruto...? – Farfulló la desconocida mientras se llevaba las manos a la boca y comenzaba a derramar lágrimas. – ¡Eres el pequeño Naruto!. – Prácticamente gritó la mujer segundo después de apreiar de que, evidentemente, no se trataba de Minato Namikaze sino de su hijo, Naruto Namikaze.

Naruto no sabía exactamente qué hacer ante la reacción de la desconocida ya que él, no recordaba quien era la mujer que parecía tan sorprendida como feliz de verlo frente a ella.

– Disculpe pero yo... – Intentó hablar Naruto.

–De seguro que no me recuerdas, eras a´n un pequeño niño cuando te marcaste pero yo soy Shizune Kato*, la sobrina de Tsunade Senju. Cuando eras pequeño mi tía era tu vecina. – Se presentó la mujer como si comprendiera que el periodista no la reconocía.

Naruto asintió con la cabeza al reconocer el nombre de Tsunade, a la cual apenas recordaba.

– ¿Y... cómo se encuentra su tía?. – Preguntó más por educación que porque le importara saber sobre la mujer que en el pasado fue su vecina.

– Ella murió. – Respondió Shizune con tristeza.

– ¡Oh! Lo siento, no sabía.

– No te preocupes, ya han pasado tres años y mi tía fue una mujer fuerte, no todos llegan a alcanzar una gran longevidad y mi tía fue una privilegiada en ese sentido. – Sonrió la mujer como si se sintiera orgullosa como si el tiempo de vida de una persona fuese una proeza. – Yo ahora vivo en la que fue su casa, me gustaría hablar en un lugar más cómodo contigo y si no tienes prisa, podrías acompañarme a un té. – Pidió Shizune mientras señalaba una casita que hacia esquina en la misma calle que se encontraba la antigua morada de Naruto.

Naruto asintió con la cabeza mientras pensaba que shizune podría darle información sobre los Uchiha o sobre algún acontecimiento del juicio que él no recordaba o desconocía.

El periodista esperaba en la pequeña sala de casa que debido a los muebles, la habitación parecía estar más estrecha de lo que realmente era aunque las decenas de cuadros, retratos y figurillas de cristal y porcelana le daban el típico ambiente tranquilo que poseía las casas de las abuelas.

Shizune no tardó en llegar a donde había dejado a Naruto con una bandeja con dos tazas de té houjicha* y galletas de arroz.

– Has crecido mucho Naruto, la última vez que te vi aún eras un niño. – Comentó mientras le ofrecía la taza de té al periodista. – Mi tía te tenía un gran apreció y te recordaba a menudo. Yo intenté buscarte después de su muerte pero no logré encontrar tu paradero. La última dirección que tenía sobre ti era de un piso en el país del Remolino pero al parecer te mudaste de ese lugar cuando tu padre falleció.

– Lo siento. – Se sintió en la obligación de decir Naruto.

– No, no tienes que decir nada, mi tía jamás me pidió que te buscara, ella siempre me decía “Naruto es un chico, fuerte como sus padres. Él estará bien y con saber eso, estoy feliz”. – Confesó Shizune antes de tomar un poco de té. – Ella fue una mujer fuerte hasta su último día en este mundo y creo que te quería como si fueras uno más de sus sobrinos. Incluso, dejó algo para ti en su herencia, esa era la razón de que te estuviese buscando ya que me sentí responsable de hacerte llegar su obsequio. – Tras estas palabras Shizune se levantó del cómodo mueble y se dirigió a un armario que se encontraba en la sala para sacar un pequeño arcón de plástico que estaba bien cerrado con un pequeño candado de metal, el cual puso en la pequeña mesa de la sala. – Mi tía te dejó esto, yo no sé lo que tiene dentro pero sé que Tsunade lo estaba guardando para ti desde hacía mucho tiempo. – Reveló la mujer antes de acercarse a un mueble para abrir un cajón y comenzar a rebuscar hasta encontrar aquello que deseaba hallar y acercarse a Naruto para poner sobre las manos del hombre una llave. – Esta es la llave para abrirlo.

Naruto miró por un momento la pequeña llave y luego el pequeño arcón como si no estuviese seguro de que hacer con él pero sin más, decidió dejar la taza de té sobre la pequeña mesita a un lado del arcón y abrir el recipiente para saber qué era lo que guardaba.

El periodista se sorprendió al abrir el arcón, estaba lleno de recortes de periódicos locales que habían ocupado el caso de su madre pero también había una carta que no dudó en coger y abrirla para saber lo que había dentro pero la carta no decía más allá que las palabras de “Esto es parte de tu pasado, espero te sea de ayuda para aclarar muchas de tus dudas”.

– Es posible que Tsunade… ¿presintiera que esto iba a ocurrir?, ¿sabría que yo era periodista o qué hice todo el esfuerzo para que Obito Uchiha no saliera de la prisión?. – No podía dejar de pensar Naruto al leer la carta y mirando todos los artículos que relataban desde la desaparición de Kushina Namikaze hasta el juicio en el que se condenó a Obito Uchiha por asesinato.

– Mi tía era una mujer muy sensible, supongo que guardó todos esos periódicos porque pensaría de que algún día volverías con la intención de conocer como fue todo lo ocurrido con tu madre ya que eras muy pequeño cuando ocurrió. – Rompió el silencio que se había formado Shizune a lo que contenía el interior del arcón.

– Señora Kato, esto es algo increíble. No puede imaginar lo agradecido que ahora mismo le estoy a su tía y con usted. – Confesó Naruto haciendo que la mujer parpadease sin comprender a que se refería ante aquellas palabras. – Pero… ahora… usted está al corriente de que Obito Uchiha está en libertad. De que ese hombre vuelve a ser noticia para la prensa por sus declaraciones. – Casi escupió las últimas palabras con furia.

– Sí, vi la entrevista por la televisión. – Confirmó antes de volver a beber un poco de té de la taza que abrazaba con sus pequeñas manos. – Ese hombre aún continúa teniendo la misma actitud de cuando era joven.

– ¿A qué se refiere?. – Preguntó Naruto ante el comentario despectivo de la mujer.

– Bueno, yo no conozco personalmente a Obito Uchiha pero las pocas veces que recuerdo haberlo escuchado hablar con sus amigos o conocidos, portaba esa actitud arrogante aunque supongo que el haber crecido dentro de una familia como lo son los Uchiha no es fácil y le ha forjado esa conducta. – Repuso Shizune. – Además, en ese tiempo, él era un chico muy popular entre todas las chicas del barrio. No había ninguna jovencita que en ese tiempo que no estuviese suspirando por él y, también, estaban los rumores aunque eso nunca se pueden confirmar de que fuesen reales.

– ¿Rumores?, ¿qué tipo de rumores?. – Preguntó con interés Naruto.

– Pues los típicos rumores que se crean sobre las personas que destacan de lo demás como que son uno despreocupados o que se droga. Ya sabes que no faltan ese tipo de comentarios entre los jóvenes y adultos ya sea por envidias, celos o rencores. – Dijo de manera casual. – Nada interesante como te puedes dar cuenta.

– Shizune, yo soy periodista y estoy trabajando sobre el caso de los Uchiha y quiero demostrar que Obito Uchiha no es ninguna alma de caridad como se le está embelleciendo en la prensa últimamente. Quiero demostrar que Obito no es alguien de fiar. – Confesó Naruto mirando directamente a los ojos de la mujer. – Me gustaría que me ayudase con lo que sabe sobre Obito Uchiha, necesito de alguien que fuera más consciente de lo que pude haber sido yo, pues solo tenía siete años cuando ocurrió lo de mi madre y hay muchos detalles que seguramente yo he pasado por alto al no percatarme de ellos. Por favor, cuénteme. – Prácticamente rogó a la mujer.

– Puedo comprender tus razones pero… ¿no has pensado que quizás es inocente?. La confesión de Ebisu Aoyama fue bastante razonable. Incluso, su excusa del por qué escondió esa información tiene sentido porque Ebisu siempre ha sido un miedoso. – Explicó la mujer dejando la taza de té sobre la mesa.

– No dudo que sea un miedoso ese tal Ebisu Aoyama pero… ¿qué pasa con lo que han dicho de mi madre?. ¿Usted que la conocía, cree qué Kushina Namikaze era una mujer desvergonzada?. – Inquirió Naruto.

– No, eso no es verdad. Conocí a tus padres desde el momento que llegaron al barrio y ciertamente, tu madre desde el mismo instante que la vi creí que era la mujer más hermosa que había visto y tu padre, era todo un caballero. – Shizune sonrió rememorando las imágenes en su mente. – Creo que llegué a pensar de que tus padres se trataban de actores de películas de cine pero entonces… tu madre desapareció y pocos días después se anunciaba el asesinato de Kushina. –  Comentó afligida la mujer. – Yo fui una de las personas que llamaron a juicio, recuerdo que me preguntaron que hacía ese día porque había estado en la bolera junto a Kurenai Yuji, era mi amiga desde el colegio, y vimos el vehículo de tu madre estacionado frente al edificio pero no estaba ella por allí.

– ¿Recuerda qué otras personas fueron llamados a testificar en ese juicio?. – Preguntó Naruto mientras sacaba su teléfono móvil y activaba la grabadora que portaba el pequeño aparato. – Espero que no le moleste que la grabe con mi teléfono móvil, señora Kato. – Informó Naruto. – Pero su información me será de interés para mi trabajo como periodista.

– No te preocupes, no tengo por qué ocultar la verdad y entiendo que lo poco que recuerdo y sé te será de ayuda. – Respondió Shizune para comenzarle a relatar su experiencia del juicio en la que Obito fue juzgado y acusado del omisidio de Kushina Namikaze aunque mucha de los datos que le otorgaba la mujer carecían de verdadero valor.

– ¿Mizuki Touji también declaró en el juicio acerca del asesinato de Kushina Namikaze? ¿Recuerda lo que contó?. – Preguntó con seriedad Naruto, como el profesional que era.

– Sí, por supuesto. Mizuki también fue llamado al juicio ya que era amigo de Obito Uchiha. Bueno, eso parecía ser en aquel tiempo. Recuerdo que antes de que ocurriera el asesinato de Kushina, Mizuki y Obito tuvieron una pelea dos días después del día del Espíritu del Fuego*, no sé exactamente cuál fue el motivo del enfrentamiento pero sé que desde ese día ninguno de los dos se volvió a hablar aunque hubieron comentarios a que se debía por causa de la chica con la que estaba saliendo Obito, también recuerdo que escuché que la discusión fue porque Mizuki le debía dinero a Obito y este no se lo devolvía. – Shizune se encogió de hombres antes de escupir. – Surgieron muchas habladurías. – Sonrió. – Mizuki dijo en el juicio que ese día se la había pasado cortando el césped en varias casas del barrio y que había visto a Kushina esa mañana cuando te llevaba al colegio y más tarde vio el vehículo de tu madre frente a la bolera mientras regresaba a su casa, después de terminar de arreglar el jardín de uno de los vecinos para el que trabajaba de jardinero.

Naruto cortó y guardó la grabación en su teléfono móvil hasta que llegase a la habitación de hotel donde podría transferirla al ordenador. Luego, de lo que Shizune le había revelado había comenzado a buscar en el interior del arcón para contrastar las palabras de Shizune con el artículo que redactaba la declaración de Mizuki Touji.

– Naruto, ya ha anochecido. Si lo deseas puedes quedarte en esta casa, puedo ofrecerte la habitación de invitados para que descanses. – Naruto apartó la vista del papel para mirar a la mujer y luego a la ventana donde la oscuridad se había cernido y los pequeños copos de nieves que caían brillaban gracias a la luz de las farolas de la calle.

– Gracias por su amabilidad, señora Kato, pero no estaría bien que me aprovechase de su hospitalidad aunque ¿podría pedirle un favor?. – Pidió Naruto para ver como la madura mujer  asentía con la cabeza. – Si recuerda algo más, por favor llámeme a este número de teléfono. – Naruto le entregó un papel en el que había apuntado su teléfono móvil. – Me estoy hospedando en el hotel Balanza. – Indicó Naruto y Shizune volvió a asentir con la cabeza para ver como el periodista guardaba todos los recortes de periódicos y la carta en el interior del pequeño arcón antes de retirarse de la casa para regresar al hotel.

El barrio era muy silencioso, más de lo que Naruto recordaba y el que la nieve no dejase de caer no ayudaba lo suficiente para poder caminar hasta donde estaba una de las paradas de autobuses que podría llevarlo hasta el hotel.

– Quizás debí aceptar la hospitalidad de la señora Kato. – Pensó Naruto sin dejar de caminar mientras que sentía a cada paso más frío.

Un vehículo pasó al lado de Naruto y se detuvo, algo que provocó que el periodista se detuviese, pensando en que posiblemente el propietario de aquel automóvil de alta gama fuera a recoger o acercar a alguna persona que vivía en alguna de las casas cercanas a donde se había detenido el vehículo pero el periodista se sorprendió más al percatarse como las luces de los faros del vehículo cambiaban por unas luces blancas intensas, indicándole que estaba retrocediendo.

Naruto arrugó el entrecejo, preguntándose el por qué estaba retrocediendo la persona que conducía aquel vehículo y cuando la ventanilla del copiloto del vehículo estuvo paralela a Naruto, el cristal comenzó a bajarse lentamente para ver en su interior un rostro que ya reconocía.

– Tú… – Suspiró Naruto con algo de molestia.

– Parece que nos volvemos a encontrar. – Comentó antes de sonreír. – ¿Por qué no subes?, puedo acercarte a donde me digas. – Ofreció con amabilidad.

– No es necesario, puedo arreglármelas solo. – Desestimó la oferte propuesta el periodista.

– Tranquilo, no voy a hacerte nada solo quiero ayudarte. Además, de que me gustaría hablar contigo, creo que no nos presentamos como debíamos, Naruto. – Terminó murmurando lo último pero que Naruto llegó a escuchar.

– Ya te dije que me las puedo apañar solo. – Repitió el periodista antes de volver a ponerse a caminar pero el individuó también puso en marcha el vehículo al mismo ritmo que él. – Será estúpido, si viene otro automóvil solo conseguirá formar un atasco y esto es un barrio residencial, de seguro acabaría viniendo la policía por el escándalo. – Pensaba Naruto mientras miraba hoscamente al conductor del automóvil. – ¿Por qué no dejas de seguirme así, y continúas tu camino?. No voy a subirme. – Sugirió en un intento de convencerlo.

– No dejaré de seguirte hasta que subas al vehículo, el parte meteorológico ha anunciado tormenta de nieve para esta noche, la cual creo que ha comenzado desde hace rato y tengo esperanzas en que acepte a que te acerque al lugar en el que debes de estarte quedando porque dudo mucho de que los servicios de transporte públicos estén fusionando. – Insistió, observando al periodista que se volvió a detener y él también detuvo su automóvil.

– ¿Es qué te sabes todo? ¿o es qué te dedicas a acosar a la gente?. – Inquirió Naruto con enfado.

– Cálmate un poco, no sabía que estarías por aquí y ya regresaba a mi casa. Solo fue una casualidad. – Contestó un poco molesto por ver al periodista enervándose sin motivos. – ¿Entonces, subes?.

Naruto farfulló una maldición antes de abrir la puerta y sentarse en el asiento del copiloto del sofisticado automóvil y a pesar de no soltar el pequeño arcón, consiguió ponerse el cinturón de seguridad.

– ¿A dónde te llevo? ¿si quieres podemos ir a mi casa?, no queda lejos de aquí. – Espetó con tono casual.

– ¿Qué estas pensando?. No voy a ir a tu casa solo acércame al barrio Ohayo, de ahí no tienes que preocuparte por mí. – Gruñó sintiendo como el vehículo comenzaba a ponerse en marcha por la calle que ya estaba blanca debido a los abundantes copos de nieve que no dejaban de caer.

– ¿Siempre eres así?. – Preguntó con interés el conductor.

– ¿Y qué hay de ti?, ¿disfrutas molestando a las personas que no quieren nada contigo?. – Volvió a gruñir Naruto para escuchar como su acompañante suspiraba.

– Lo siento. Supongo que no te agrado después de lo que pasó pero yo no soy así normalmente, esa noche estaba algo tomado, ya sabes, el alcohol te ayuda a ahogar penas y hacer cosas que jamás hubieses pensado que eres capaz de hacer.

– No tienes que contarme tu vida ni darme explicaciones de tu conducta, no soy tu mujer ni tu padre. – Le recordó Naruto mirando como el parabrisas limpiaba con avidez los copos que colisionaban con el cristal de la luna del vehículo.

– Ya lo sé, solo pretendo ser amable. No deberías de ser tan malhumorado con la gente, mucho menos cuando no recuerdas ni siquiera su nombre. – Repuso un poco molesto el dueño del vehículo.

– Yo no te pedía que me llevarás, has sido tú solito el que has insistido en acercarme y no voy a cambiar mi carácter porque a alguien le apetezca. – Rezongó Naruto escuchando otro suspiro del conductor.

– Entonces no recuerdas mi nombre, no has respondido a ello. Te propongo que nos volvamos a presentar y me des una oportunidad, al menos dame esa oportunidad o como devolverme un favor. Usa la escusa que creas más conveniente pero tengamos un nuevo inicio, como si lo ocurrido no hubiese pasado. – Miró a su acompañante por el rabillo del ojo.

– ¿Piensas que voy a caer ante tu influjo?. Solo estas soñando.

– No lo tomes así. Solo es una propuesta inofensiva. – Escuchó como el periodista resoplaba con incomodidad ante sus palabras.

– No se trata de si es algo inofensivo o peligroso, en este momento no tengo tiempo para amistades o vivir romances o aventuras amorosas, Sasuke.

– ¡Vaya!. Recordabas mi nombre. – Sasuke sonrió con felicidad al escuchar su nombre salir de la boca de Naruto. – Y cualquier momento es bueno para el amor, no por nada se dice que es imprevisible.

El periodista decidió no responder y Sasuke condujo hasta llegar al barrio en el que se encontraba el hotel en el que se hospedaba pero, Sasuke no le permitió a Naruto bajarse del vehículo hasta que le dijo en donde se estaba hospedando y una vez, el periodista se bajó del automóvil del sujeto, se apresuró a adentrarse en el hotel porque sin duda alguna, Naruto necesitaba descansar después de ese agotador día.


Aclaración de  los términos:

* Deidara Katsu: Debido a que no se conoce el apellido de Deidara (al menos yo no lo conozco y si lo he leído no lo recuerdo) he decidido que tenga como apellido la palabra que utilizaba para hacer explosionar su arcilla explosiva.

* Las mañanas con Sakura: Es el nombre que se me ocurrió para el programa de televisión de Sakura Haruno.

* Shinnō: Seguramente recordareis a este personaje de la segunda película de Naruto Shippuden.

* Kurobuta: Significa cerdo negro, así que el ramen que está pidiendo Naruto se trata de un ramen que contiene carne de cerdo negro.

* He supuesto que el apellido de Shizune ha de ser Kato ya que su tío Dan, que fue novio de Tsunade, se apellida así. Por lo tanto en este fic, Shizune ocupará el apellido de su tío, además de ser también sobrina directa de Tsunade.

* Houjicha: El houjicha es té bancha tostado, por eso es de color marrón. Supuestamente, es un té de calidad inferior pero con un peculiar sabor y textura arteciopelada.

* Espíritu del Fuego: Es un día de mi invención, el cual sería festivo/feriado para la gente de Konoha y el país del fuego, el cual se realizaría el veintiuno de abril (en el calendario real, el 21 de abril es el día mundial de la creatividad y la imaginación)

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