martes, 4 de julio de 2017

Huellas del pasado ~1~

-Una mala noticia.-

Las nubes grises cubrían el azul del cielo para dejar sobre la ciudad su cargamento de nieve que caía en pequeñas motitas blancas.

Los copos que descendían hacía la superficie terrestre parecían bailar con la invernal brisa hasta que, finalmente, colisionaban con la extensión helada, amontonándose y dejando la ciudad cubierta de un blanco puro.

Sin embargo, el helado clima de invierno no parecía molestarle para nada a la multitud de niños que correteaban en el parque y utilizaban la nieve para su diversión, haciendo graciosas esculturas blancas o emprendiendo una batalla de bolas de nieve mientras sus madres conversaban con un vaso de café caliente entre sus manos sin dejar de observarlos, y acudir de inmediato en ayuda de su hijo o hija en el caso de que se hiciera daño mientras jugaban.

Las parejas y grupos de amigos disfrutaban en la enorme pista de patinaje en la que se había convertido el congelado lago o saboreando el café, chocolate o té caliente que vendían en un pequeño puesto cerca de la pista de patinaje.

A Naruto no parecía importarle lo que estuviesen haciendo todas aquellas personas que parecían estar disfrutando de la tarde mientras que él, no podía evitar dejar de mirar su reloj de pulsera ya que se había retrasado, unos veinticinco minutos de la hora acordada, la persona que lo había citado en el parque.

Naruto suspiró por tercera vez en lo que llevaba esperando en el lugar para sacar su teléfono móvil y cerciorar de que en el mensaje que había recibido horas atrás, indicaba que se encontraba en el sitio correcto y que la hora acordada ya había pasado unos cuantos minutos.

Volvió a suspirar antes de dirigir su mirada hasta un grupo de niños que no dejaban de gritar con euforia mientras hacían un muñeco de nieve.

Se permitió el sonreír ante los juegos y risas de los menores pero su atención al grupo de niños fue desviada al escuchar una voz demasiado cercana y conocida para él que había gritado su nombre.

– Llagas tarde. – Afirmó Naruto mientras miraba al recién llegado que no dejaba de jadear y tenía atado a su cuello la correa de la cámara fotográfica que colgaba y le era útil en su trabajo.

– Lo siento pero ya sabes cómo está el tráfico en estos días. – Se excusó mientras se quitaba la mochila de la espalda para poder abrirla y rebuscar en el interior de la mochila algo que parecía ser importante. – ¡Aquí esta!. – Gritó emocionado cuando encontró lo que parecía una hoja de periódico demasiado doblada sobre sí misma. – Toma, creo que te interesa leer esto. – Indicó desdoblando la hoja de periódico y entregándosela a Naruto que no dudó en cogerla para comenzar a leerla.

– ¿¡Qué se supone que es esto!?. – Inquirió apretando los dientes con fuerza mientras que su cuerpo comenzaba a temblar ante lo que estaba leyendo. – Este asesino no debería salir de la cárcel, no es ninguna víctima como dice esta reportera. – Farfulló con rabia.

– Lo sé pero tú ya no puedes hacer nada al respecto. Los Uchiha han hecho público la libertad de Obito como si su ingreso en prisión hubiera sido un error judicial. – Comentó volviendo a acomodarse la mochila a su espalda. – No se trata de ninguna novedad que una familia tan reconocida como son los Uchiha, quieran lucir la libertad de uno de sus miembros al ser liberado por buen comportamiento de la prisión o que busque la manera de exculparse del delito que ha cometido. Esto ya ha ocurrido antes, ¿recuerdas?. Solo que han pagado de más a esa novata para que vanaglorie a Obito Uchiha como si fuese un inocente hombre que ha sido castigado por las circunstancias que lo llevaron a entrar a la cárcel.

– Tú no entiendes la gravedad que significa su libertad, Sai. Obito Uchiha es un asesino en potencia, es un lobo con piel de oveja y si continúan adelante su liberación, solo provocará que haya otra víctima más, bajo sus manos. – Espetó Naruto con firmeza. – No hay nada en ese hombre que indique inocencia o bondad porque hasta la última célula de su anatomía huele a podrida culpabilidad. No es como en los casos anteriores en que alguien importante ha sido juzgado por estafa, fraude o robo. Obito Uchiha fue a prisión por matar a una persona.

– Lo sé pero esa es tu opinión, no la del juez que ha aceptado que Obito Uchiha vaya a ser libre. Creo que deberías de olvidarte de él. Este tipo de persona es peligrosa, sobre todo cuando estamos hablando del archiconocido apellido Uchiha. –  Sugirió Sai Shimura poniendo su mano cubierta por guantes de lana blanca, debido al frío, sobre el hombro izquierdo de Naruto. – Te he visto mandar cartas a la prisión donde estaba encarcelado Obito Uchiha para impedir que todas las veces que pidió o se sugirió su libertad ante su buen comportamiento hayan retrasado este momento. Sé que escribiste al alcaide de la prisión, al juez que decidía en esta ocasión si debía de continuar encarcelado o no pero tú ya sabías que esto iba a suceder. Has hecho todo lo posible, deberías de sentirte conforme y no presionarte, también tienes una vida que vivir. Tu deber no es estar atado al dolor del pasado y mucho menos a ese hombre. No conviertas a Obito Uchiha en tu obsesión personal, Naruto.

– Solo podré pensar en mi vida y felicidad cuando me asegure que ese hombre no saldrá del lugar en el que debe estar. – Aseguró Naruto apartando la mano que su amigo tenía en su hombro. – Solo cuando lo vea nuevamente encerrado en la prisión seré feliz.

– Sé que conoces lo que ocasionará tu aparición en Konoha en estos momentos, Naruto. – Dijo Sai mirando la espalda de su amigo. – Déjalo de una vez y no agraves la situación más de lo que ya está porque es posible que el único perjudicado en todo esto seas tú.

– No, Sai. El dolor que Obito Uchiha impregnó en mi padre y en mí, es una herida que seguirá abierta si ese hombre es liberado. – Contestó para marcharse del lugar dejando a su amigo solo.

Sai chasqueó la lengua inconforme ya que no le gustaba lo que él mismo había ocasionado en Naruto al enseñarle el artículo referido a la libertad de Obito Uchiha pero sintió que debía de ser él el que le comunicara la decisión del juez a Naruto antes de que se enterara por la televisión o cualquier otro medio informativo ya que presentía que Naruto sería capaz de hacer una disparate si se encontraba solo a la hora de conocer esa noticia.

Naruto se bajó del taxi que había tomado desde el parque que minutos atrás se encontró con Sai para recibir tan horrible noticia. Ahora, se estaba frente al enorme edificio cuya fachada estaba pintada de verde claro y que poseía grandes ventanas de cristales oscuros que tan bien conocía, debido a que se trataba de las oficinas del periódico en el que trabajaba como periodista de actualidad y que le había bridado la oportunidad de introducirse a la vida laboral justo en el momento que había logrado terminar sus estudios universitario de periodismo en la universidad de esa misma ciudad.

Naruto sabía que siempre estaría agradecido con  “Diario Técnica”, pero sobre todo, con sus superiores que lo acogieron a pesar de su inexperiencia y, en especial, con Karin, quien le había conseguido primicias en la que pudo mostrar su capacidad de investigación en ese pequeño periódico de la Republica del Remolino.

Naruto saludó al entrar al edificio a la recepcionista que parecía estar ocupada con las llamadas telefónicas ante de internarse en el ascensor donde pulsó el botón correspondiente que lo llevarían a la tercera planta para dirigirse al despacho de su jefa, Karin Uzumaki*.

La musiquilla que sonaba dentro del elevador solo consiguieron ponerlo más ansioso ante la lentitud que parecía mostrar el aparato en llevarlo hasta la planta que deseaba llegar y, por si eso no le fuera suficiente, el ascensor se detuvo en la segunda planta donde ingreso Shion, una irritante periodista de prensa rosa* pero que debido al descuido de Naruto, en la fiesta de navidad del año pasado que acostumbraba organizar el periódico, se había visto enredado con Shion en unas circunstancias que no había deseado haber tenido. Realmente, no recordaba mucho de la noche, salvo que había despertado al lado de la chica pero, desde ese día, Shion no había dejado de perseguirlo en un intento de tener una cita a pesar de dejarle en claro de que los sucedido esa noche había sido algo espontaneo y carente de intensiones amorosas y cordura.

– ¡Oh!¡ Hola, Naruto!, ¿pensaba que hoy era tu día libre y no vendrías por aquí?. – Inquirió Shion acercándose al aludido con premura mientras intentaba que su voz sonara más dulce y seductora. – Es toda una sorpresa. – Comentó en un intento de hacer sonreír al hombre.

– ¡Buenos días, Shion!. – Fue el corto saludo de Naruto antes de suspirar rogando a que el ascensor se apresurara en moverse y llevarlo a su destino ya que en ese momento, carecía de la paciencia suficiente para escuchar y rechazar a la mujer de buenas maneras.

Shion rió grácilmente como si Naruto hubiese bromeado mientras retiraba un mechón de pelo rubio de su rostro para colocarlo detrás de su oreja coquetamente sin dejar de mirar a su compañero.

– Eres tan elocuente como siempre. – Añadió la mujer con ironía. – Pero a mí me gustas como eres. – Confesó mientras paseaba su mirada por todo el cuerpo de Naruto sin un ápice de vergüenza. – Si fuera por mí, formaríamos una hermosa pareja y repetiríamos lo ocurrido el año pasado, en navidad, tantas veces como… – Pero Shion fue interrumpida.

– Ya te he dicho que no estoy interesado, sabes que lo que ocurrió aquella vez no volverá a pasar. – Interrumpió Naruto antes de ver agradecido como las puertas del elevador se abrían mostrándole su destino. – ¡Adiós, Shion y que tengas un buen día!. – Se despidió sin escuchar lo que la mujer le decía pero que suponía debía de ser alguna advertencia a que no podría evitar el destino de enamorarse de ella como siempre le recordaba para intentar convencerlo de que aceptara tener una cita con ella.

Naruto pasó por el pasillo que formaban las mesas y cubículos de sus compañeros hasta llegar frente a la puerta perteneciente al despacho en el que debía de encontrarse Karin.

Golpeó con suavidad la puerta antes de abrir y localizar a la mujer hablando por teléfono mientras le indicaba con la mano que entrase y cerrase la puerta a su espalda ya que su conversación telefónica estaba llegando a su fin.

Karin no tardó en colgar el teléfono para mirar a Naruto.

– Hoy es tu día libre, ¿qué haces aquí?. – Preguntó Karin con seriedad y rapidez ignorando el saludarlo.

– Quiero tomar mis vacaciones. – Respondió Naruto provocando que Karin entrecerrara sus párpados antes de ajustarse las gafas como si las hubiese tenido mal puesta.

– ¿Vacaciones?. – Repitió con algo de escepticismo. – Naruto, tú nunca pides vacaciones. Jamás las aceptas y no dejas de refunfuñar como un anciano cuando debes tomarlas diciendo que son horas malgastadas para tu trabajo y hoy… ¿hoy quieres que te deje ir de vacaciones?.

– Así es. – Afirmó Naruto.

– ¿Por qué?. – Preguntó Karin recostándose sobre su enorme y cómodo asiento de cuero negro. – Dame una respuesta convincente para intervenir por ti con los de arriba y que te sea concedido unos días de descanso cuando sabes que en estas fechas es cuando un periodista como tú tiene más trabajo.

– Necesito algunos días para descansar. ¿No eres tú la qué asegura que es la mejor medicina para revitalizar a un periodista de su agotamiento?, ¿para lograr qué el estrés desaparezca?. Bien, pues necesito mis vacaciones.

– Naruto, me estas mintiendo. – Aseguró Karin levantándose de su asiento para rodear su mesa y quedar frente a frente a Naruto. – Dime la verdad, nos conocemos desde hace  veintidós años y no solo soy tu compañera de trabajo y amiga. También, soy tú superior. – Le recordó la mujer.

– ¿Y qué quieres que te diga?. Necesito marcharme del Remolino con urgencia por cuestiones que solo me incumben a mí y no me gusta faltar a mi trabajo. En este momento necesito de esos días libres, necesito mis vacaciones.

– Está bien, me has dicho parte de la verdad. – Concedió Karin mientras suspiraba por la vaga respuesta de Naruto. – Sin embargo, intuyo que esto ha de ser por lo ocurrido con la noticia que implica a la familia Uchiha.

– ¿¡Qué!?. – Casi gritó Naruto ante las palabras de la mujer porque no pensaba que estuviera al tanto de lo que relacionaba a los Uchiha y a él.

– ¡Ay… Naruto!, ¿pensaste que no me iba a enterar?. Los Uchiha son una familia demasiado conocida en todo el mundo como para no recordar el caso que llevó a Obito Uchiha a la cárcel. – Mencionó Karin llevando sus manos a sus caderas. – Al principio, cuando me enteré, me resultó difícil el creerlo pero como recientemente los Uchiha han estado intentando poner en libertad a Obito Uchiha hasta ayer, que notificaron su pronta salida de prisión, no  me quedó otra que investigar un poco y descubrir que uno de mis compañeros de trabajo está relacionado directamente con lo sucedido hace cuarenta años atrás y que causó que Obito Uchiha esté entre rejas. – Declaró Karin antes de apoyar su trasero al borde de la mesa. – Debiste contármelo.

– No vi la necesidad de hacerlo. Tampoco es algo que desee recordar. – Contestó Naruto con simpleza en un intento de no ahondar en el tema que implicaba a su familia con Obito Uchiha.

– No sé qué te propones hacer, Naruto. Solo puedo pedirte que tengas cuidado, eres uno de los mejores periodistas que trabajan bajo mis órdenes, cumples puntualmente con tu trabajo, sin mencionar que me presentas artículos impresionantes y no quisiera poder prescindir de ti. – Advirtió Karin mientras lo señalaba con su dedo índice de su mano derecha. – Haré lo posible para que los de arriba te den dos semanas de vacaciones, espero te sea suficiente porque dudó que pueda lograr más tiempo para ti. – Aclaró antes de utilizar su mano derecha como un peine que deslizó entre sus rojos y largos cabellos. – Ya sabes que si te ausentas más de ese tiempo y por muy brillante que seas como periodista, así como si doy todo mi esfuerzo para impedirlo, tu puesto en este periódico se verá en problemas y podrías ser despedido.

– Lo sé. Me hago completamente responsable de lo que cause con respecto a mi puesto de trabajo en “Diario Técnica”. – Confirmó Naruto antes de sonreír. – Gracias, Karin.

– No las des, solo apresúrate y no hagas que me arrepienta de mi decisión. – Dijo Karin para ver como Naruto abandonaba con una sonrisa su despacho mientras ella, no dejaba de morderse el labio inferior con preocupación, así que decidió volver a su lugar para hacer una llamada telefónica antes de ir a hablar con sus superiores para otorgarle a Naruto unos días de vacaciones.

Naruto salió del edificio para detener a un taxi que lo acercara hasta donde estaba el inmueble en donde tenía su apartamento y vivía solo desde hacía años ya que después de haber vendido el pequeño piso que había compartido con su padre hasta que este murió devastado por la enfermedad en la que había desembocado la depresión que le había causado la forma en que su madre había sido arrebatada de sus vidas.

Minato había sido un buen hombre, un gran trabajador y un estupendo padre hasta que ocurrió aquella tragedia que destruyó a su familia provocando que Minato partiera de Konoha, donde había perdido una gran parte de su felicidad, para comenzar un continuo vagabundeo junto a su hijo por diferentes países y ciudades hasta llegar a la Republica del Remolino, el lugar en el que había nacido Kushina y la vida de Minato Namikaze se había apagado como si se tratase de una ironía del destino.

Sin embargo, Minato no consiguió reponerse de lo sucedido y había caído presa del alcohol en busca de un refugio que mitigara su dolor y descuidara los empleos en los que había sido contratado, causando que Naruto tuviera que esforzarse mucho en sus estudios para conseguir becas que le permitieron cursar y terminar la universidad aunque para des fortuna de Minato, jamás pudo ver como su único hijo terminaba su carrera universitaria ya que había fallecido el segundo año que Naruto estudiaba periodismo.

No obstante, Naruto no culpaba a su padre de haberse vuelto un alcohólico o de no proporcionarle un hogar estable. Sabía de primera mano el sufrimiento que estaba padeciendo Minato y, también, recordaba todas las veces que se había despertado a media noche al oír como su padre estaba llorando desconsoladamente mientras llamaba a su madre en pequeños gimoteos o como cuando el alcohol fue más fuerte que la propia voluntad de Minato y este, intentaba ocultar la botella de licor de la que estaba bebiendo porque, a pesar de todo esto, Naruto siempre recibió un abrazo de su padre cuando lo necesitaba o unas palabras de apoyo que le animarán a sentirse mejor y a continuar enfrentándose a la vida aunque Minato estuviese devastado en su interior.

Sin embargo, cuando Naruto descubrió a su único pariente vomitando sangre en el retrete del baño, no dudó en obligar a Minato a ir al hospital en el que los médicos se percataron de lo dañado que estaba su hígado y páncreas. Por mucho que Naruto ayudó a su padre para dejar el alcohol, el cáncer que se había extendido en el interior del cuerpo de Minato fue más fuerte y terminó con la vida de Minato sin darle ninguna oportunidad, dejando a Naruto solo.

Naruto había llamado a una de sus antiguas vecinas de Konoha, Tsunade Senju, para pedirle el favor de que se ocupara de que los restos de su difunto padre fuera enterrado en el mismo cementerio en el que estaba la tumba de su madre y, si era posible, al lado de Kushina.

La muerte de Minato había provocado que se rompiera el último lazo que Naruto mantenía con los habitantes de Konoha, una vez que Tsunade le había confirmado a Naruto que había logrado que Minato fuese sepultado al lado de Kushina.

El taxi había llegado a su destino y detrás de que Naruto le pagara el trayecto, subió al edificio hasta llegar a su apartamento sin encontrarse con ninguno de sus vecinos por el camino ya que había decidido subir por las escaleras y no por el ascensor debido a que no tenía el suficiente humor como para comenzar una charla con alguno de sus vecinos.

Naruto se disponía a abrir la puerta de su casa cuando su teléfono móvil había comenzado a sonar pero antes de coger la llamada decidió entrar a su vivienda encendió la luz y cerró la puerta para sacar el teléfono móvil del bolsillo de su pantalón y observar el nombre de Sai en la luminosa pantalla.

– ¿Qué quieres, Sai?. – Inquirió con fastidio mientras se deshacía de la bufanda que protegía su cuello del frío.

– Naruto, Karin me ha llamado para decirme que has pedido que te adelantaran  las vacaciones. – Contestó Sai con un tono de voz que indicaba que se encontraba disgustado.

– Sí, es cierto. –  Confirmó antes de caminar hasta la mesilla donde estaba su ordenador portátil para conectarse a Internet. – Tengo derecho a pedirlas ya que nunca lo he hecho y, normalmente, soy obligado a tomar mis vacaciones cuando a Karin le place. ¿Acaso tú no solicitaste tus vacaciones hace tres meses atrás?.

– No es lo mismo, Naruto. Yo pedí mis vacaciones para ir a casa de mis padres en el campo y desconectar de la ciudad pero tú pretendes ir a Konoha, ¿no te das cuenta qué estas poniendo tu vida en juego?, ¿acaso no me escuchaste cuando te lo dije en el parque?.

– Sai, no tienes que decirme lo que debo o no debo hacer, no soy ningún niño. – Naruto entró en una página web que se ocupaba de hacer reservas de pasajes y después de indicar que necesitaba un billete para ir desde el país del Remolino al país del Fuego cliqueó para aceptar la reserva del vuelo que saldría más próximo. – Te recuerdo que tengo cuarenta y siete años y soy perfectamente consciente de mis actos.

– Estas cometiendo un error, Naruto, como tu amigo me preocupo por ti y te pido que no vayas a Konoha. – Pidió Sai en un intento de hacer desistir a Naruto.

– Ya es demasiado tarde, Sai. Mi vuelo sale esta noche y no tengo intención de anularlo. – Informó Naruto mientras se apartaba del ordenador para entrar a su habitación y abrir el armario.

Sin embargo, Naruto escuchó como Sai cortaba la llamada y supuso que se habría enfadado ante lo que le había dicho, así que dejó el teléfono móvil sobre la mesita de noche mientras comenzaba a sacar su ropa del armario pero los insistentes golpes en la puerta de su apartamento lo obligó a dejar lo que estaba haciendo para ir hasta la puerta que estaba siendo aporreada.

Antes de abrir la puerta de su casa, Naruto miró por la mirilla que tenía la puerta y vio que se trataba de Sai, así que abrió la puerta para dejarle entrar.

Sai entró y cerró la puerta con fuerza a pesar de que su respiración estaba agitada, lo que indicaba que había estado corriendo y, por tanto, debía de estar cansado, no le impidió empujar a Naruto contra la pared donde lo acorraló con su cuerpo.

– Pensé… pensé que no eras tan idiota como para ir a meterte en la boca del lobo. – La voz de Sai salió compungida como si estuviera intentando retener sus emociones en lo más profundo de su interior. – Sé que tu madre murió por culpa de ese tal Obito Uchiha, casi de la misma manera, el dolor que dejó en tu familia asesinó a tu padre pero tú… ¿qué vas a hacer?. El juez al que le enviaste la carta pidiéndole que no liberara a Obito Uchiha ha desestimado tu opinión. Los Uchiha ya hicieron público que Obito saldrá en libertad el lunes por buen comportamiento y, aún así, vas a ir a Konoha pero ¿para qué?. ¿¡No te das cuenta que te estás exponiendo!?. – Gritó su última pregunta.

– Sai, nada de lo que digas va a hacerme cambiar de idea. – Naruto empujó suavemente a su amigo para liberarse del encierro en que lo tenía para caminar hasta la sala. – Me gustaría poder hacerte entender lo que siento. Esta necesidad de no poder quedarte inmóvil observando como un criminal, como lo es Obito Uchiha sale de la cárcel, que no solo mató a una mujer inocente sino que destruyó a toda una familia. Necesito ir a Konoha, necesito ir y hablar con el alcaide de la prisión y el juez Hidan Jashin. Necesito ver con mis ojos como Obito Uchiha vuelve a ingresar en la prisión estatal de Konoha para no salir en lo que le queda de vida. Necesito hacerlo por mis padres y, también, por mí porque si no lo hago siento que nunca podré ser feliz.

– Ya sabía que daba igual lo que te dijera pero no puedo evitar preocuparme por ti e intentar convencerte de que no cometas esa estupidez. – Sai se acercó a Naruto. – Ten cuidado y llámame, no importa la hora a la que sea o si es para contarme alguna tontería, quiero que me llames aunque sea de un teléfono público para poder estar seguro de que estás bien. – Pidió Sai extendió su mano derecha hacia Naruto.

– Está bien, lo haré porque estoy seguro de que Karin también te llamó para que me convencieras de no ir a Konoha. – Dijo Naruto estrechando la mano de Sai. – Aunque en el parque ya habías hecho tu intento infructuoso de que no fuera al país del Fuego.

– Debía intentarlo de nuevo y, aunque no lo parezca, ella se preocupa por ti, Naruto. Karin no solo es tu superior, también es tu amiga. – Aclaró Sai antes de soltar la mano de su amigo y marcharse de la casa de Naruto recordándole que tanto él como Karin se preocupaban por Naruto Namikaze.

Aclaración de  los términos:

* Karin Uzumaki: He decidido ponerle el mismo apellido que tiene Naruto y Kushina debido que en el manga se hizo mención de que Karin pertenece al clan Uzumaki como Nagato. Además, que vendría a ser un apellido común del Remolino.

*Prensa rosa: También se conoce como prensa del corazón o prensa amarilla ya que se trata de entrevistas relacionadas con personajes famosos, tanto locales como internacionales, en la mayormente son noticias de amores y desamores de actores de cine o escándalos que han propiciado.

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