Sentí los labios de mi
marido rosar la piel de mi frente, supuse era un beso con el que me despertó.
El olor a humo de madera quemada mezclado con el olor de su propio sudor hizo
que abriera mis ojos para ver al hombre rubio que se retiraba con dirección al
baño.
̶ Naru...
̶
Lo llamé con un bostezo.
Vi como se detenía para
mirarme y sonreír.
̶ No pretendía despertarte, dattebayo.
Vuelve a dormir. ̶
Me dijo dulcemente en voz suave.
Sacudí mi cabeza y miré
el despertador digital que reposaba sobre la mesa de noche, eran las 6:30 de la
madrugada.
̶ Está bien. ̶ Tras estas
palabras me volví a acurrucar en la cama donde volví a caer dormido.
No sabía qué hora era
pero la voz de Kohaku y Hikari me volvieron a despertar. Los pequeños nos
llamaban felices, ¿y cómo no estarlo?, era Navidad y los regalos les esperaban
bajo el adornado árbol.
Sin embargo, me sentía
demasiado cómodo envuelto en los protectores brazos de Naruto y el agradable
calor del lecho como para levantarme pero no me quedó opción cuando sentí como
mis hijos subían a la cama, comenzando a saltar para que les hiciéramos caso.
- ¡Kohaku, Hikari bajad
de la cama si queréis que me levante!. - Les ordené.
Me sentía molesto, les
había dicho infinidad de veces que no saltaran en la cama pero parecía que no
había forma de hacerlos entender que saltar sobre la cama no era correcto.
Los niños no me
hicieron caso y siguieron dando brincos y con temor, me protegí mi vientre.
Incluso, creo que mi cuerpo tembló un poco al sentir un pisotón de uno de mis
hijos en una de mis piernas. Admito, que me da miedo que en su juego lleguen a
caer o pisar mi vientre, ya que podría perderlo y solo tengo un mes de embarazo
porque al tener tan poco tiempo de gestación, contando que soy un hombre fértil,
es muy fácil llegar a abortarlo.
- ¡Haced caso a vuestro
oto-chan, dattebayo!. - Escuché como Naruto le ordenaba con una voz seria
mientras me abrazaba pero los pequeños parecían tampoco hacerle caso. - ¡ Si
seguís así no habrá regalos por no ser niños buenos, dattebayo!. - Terminó y
pareciera que el mundo se hubiese detenido para Kohaku y Hikari que pararon de
saltar y se bajaron de la cama tan rápido como les fue posible.
- Esperad en vuestra
habitación. - Les indiqué y los niños salieron con el rostro agachado por la
advertencia de su padre, algo que me entristeció pero era consciente de que era
la única forma de que obedecieran.
Una vez que ambos
salieron, toqué el brazo de mi esposo para que me dejara libre y me senté en la
cama.
̶ ¿Me
dirás lo que te ocurre, dattebayo?
̶ ¿Eh?.
̶
Giré mi cabeza para ver como se
incorporaba en nuestro lecho.
̶ Estos días has estado demasiado
cuidadoso con todo, incluso cuando hacemos el amor, Sasuke, dattebayo. Hasta
hace un momento estabas temblando aterrorizado de nuestros hijos por saltar en la
cama, dattebayo. ¿Qué pasa contigo?. ̶ Era evidente que se daría cuenta pero ¿cómo
no ser cuidadoso después del embarazo de Ai?, casi pierdo a mi bebé cuando me
caí accidentalmente en el parque junto a mis hijos en el que los llevo a jugar
y por ello, se adelantó el parto pero por suerte, es un hermoso bebé de 2
añitos idéntico a Naruto aunque tiene la misma nariz que yo.
̶ Estoy embarazado. ̶ Fui directo al grano
porque sabía que si se lo decía de alguna manera más sutil o con insinuaciones
mi marido no entendería lo que estaba tratando de revelarle. ̶ ¡Feliz Navidad!. ̶ Agregué antes de
sentir sus brazos en mi cintura para darme la vuelta y proporcionarme un
apasionado beso que me dejó sin aliento.
Tuve que agarrarme de
su fuerte cuello para no caer al suelo.
̶ Si ese es mi regalo me encanta,
dattebayo. ¿Y de cuánto estas, dattebayo? ̶ Me
preguntó tocando mi plano vientre completamente emocionado con la
noticia.
̶ De un mes. ̶ Confesé para poner mi
mano sobre la de Naruto que me miraba con brillantes ojos. ̶ Parece que cumplirás
lo que me dijiste antes de que naciera Kohaku. ̶ Le recordé conmemorado sus
palabras de que tendríamos una gran familia para que olvidara el dolor de lo
que pasó cuando vivía con mis padres.
Naruto agrandó su
sonrisa antes de volverme a besar pero esta vez de manera más suave y cariñosa.
Todo momento romántico
entre nosotros se rompió cuando escuchamos el llanto de Ai junto al grito de
Kohaku desde su habitación.
̶ ¡OTO-CHAN,
AI ESTÁ LLORANDO, DATTEBAYO!.
̶ Será mejor que vayamos para que esos pequeños
pillos habrán sus regalos de Navidad y Ai deje de llorar. Seguro tiene hambre. ̶ Le ronroneé a mi
esposo al sentir como estaba devorando deliciosamente mi cuello.
̶ Tienes razón, dattebayo. Hay que darle
la noticia de que tendrán un nuevo hermanito o hermanita, dattebayo. ̶ Susurró Naruto dejándome libre de sus garras para
ir con los niños.
Con una sonrisa fuimos
a por nuestros hijos, Naruto llevaba la cámara de video y yo la de fotos para
captar el cómo los niños abrían sus regalos pero antes tuve que cambiar el
pañal de Ai.
Llegamos al árbol
cubierto de guirnaldas, estrellas y bolas de colores donde estaban los regalos.
Dejé a Ai sentado en la
alfombra con su oso de peluche para fotografiarlo junto a sus hermanos mayores y
otra más cerca del árbol con su padre pero no pudieron aguantar la curiosidad
de lo que había en los paquetes envueltos.
Hikari y Kohaku
comenzaron a moverlos los misteriosos paquetes, intentando averiguar qué era lo
que encerraban en el interior.
̶ ¿Cuál es el mío, dattebayo?. ̶ Preguntó impaciente Kohaku dando saltitos en
el suelo junto a su hermana que lo imitaba igual de emocionada mientras tanto,
Naruto nos grababa con la cámara de vídeo.
Sonreí a mi hijo antes
de coger un paquete de color rojo con lunares azules y un pequeño moño dorado.
̶ Este es de...Hikari Uzumaki. ̶ Anuncié con seriedad dándole el paquete a mi
pequeña con una sonrisa.
Hikari abrió el regalo
con ilusión de encontrarse con lo más maravilloso del mundo que su imaginación
podía recrear.
̶ Y este es de...Kohaku Uzumaki. ̶ Escuché la risita de Naruto sin dejaba de
grabar.
Preparé la cámara e
hice la fotografía de los dos pequeños sacando sus juguetes.
̶ ¿Hikari qué es, dattebayo?. ̶ Le preguntó Kohaku con
curiosidad con su avión de juguete en la mano pero Hikari solo le mostró la
muñeca de cabello rojo y ojos azules a su hermano con felicidad para abrazar el
juguete encantadoramente, no pude evitar hacer otra fotografía a mi pequeña que
arrullaba la muñeca en su pechito.
̶ Este es de Ai Uzumaki. ̶ Anuncié acercándome a mi hijo menor para
ayudarlo a romper el envoltorio y sacar un teléfono de juguete que al presionar
un número se iluminaba y sonaba una melodía. ̶ Naruto, haznos una foto. ̶ Pedí entregándole la
cámara para que nos fotografiara.
̶ ¡Vamos oto-chan! Aún quedan más
regalos, dattebayo. ̶
Me apuraba mi primogénito emocionado en espera de abrir los regalos que
quedaban.
Sonreí a mi hijo para
volver a coger otros paquetes y entregárselo a ambos, del cual descubrieron que
eran dos enormes estuches llenos de lápices de colores y pinturas, solo que el
estuche de Kohaku tenía el dibujo de un águila y el de Hikari el de un
unicornio con un cuaderno en el que poder dibujar y pintar lo que sus
infantiles metes imaginasen.
El segundo regalo de Ai
fue un triciclo y los últimos regalos de los niños fue ropa.
Kohaku recibió una
chaqueta azul vaquera con una camisa de manga larga y cuello alto de color
blanca con el dibujo de un coche amarillo a la altura de su pecho.
Hikari recibió un
hermoso vestido lila con unas medias de color blanco y Ai un jersey color ocre
con unos pantaloncitos blancos.
Solo quedaban dos
paquetes y uno de ellos tenía mi nombre, era pequeño y estaba envuelto en un
hermoso papel azul claro con estrellas plateadas. No sabía de que se podía
tratar y cuando lo abrí me encontré con la sorpresa de que erra una fina
pulsera de oro en la que ponía nuestros nombres. El nombre de Naruto y el mío.
Al reverso de la pulsera estaba la fecha de nuestro matrimonio junto a la
corta frase de "Te amo".
Mire a Naruto con el
asombro aún pintado en mi rostro porque jamás de los jamases me hubiera
imaginado algo así y menos con la economía que teníamos en casa siendo Naruto
el único que trabajaba. No es porque yo no quisiese trabajar sino que e
intentando buscar un empleo pero debido a que soy doncel nadie me acepta y
mucho menos cuando descubren que tengo hijos o estaba en embarazado.
Sé que a Naruto no le
importa y no vivimos mal con su sueldo de bombero pero yo también quisiera
contribuir en traer dinero a casa y no solo quedándome en nuestro domicilio
para hacer todas las tareas domesticas y cuidar de mis hijos. Son en momentos
como estos en los que me hubiese gustado haber recibido estudios universitarios
y no que mis padres me dejaran encerrado en casa como si fuese un monstruo por
mi género.
̶ ¿Te gusta, dattebayo?. ̶ La pregunta de mi esposo me sacó de mis
pensamientos.
̶ ¿Qué?
̶ Te he preguntado si ¿te gusta,
dattebayo?. ̶ Me repitió para acariciar mi pelo largo ya
que decidí dejarlo crecer porque cuando vivía con mis padres lo llevaba corto.
̶
Es preciosa pero ¿cómo...? ̶ Me interrumpió con un corto beso.
̶ Cuando te conocí vi esa pulsera en el
escaparate de una joyería y no pude evitar pensar que te quedaría muy bien,
dattebayo. Siempre que pasaba delante de la tienda me detenía a verla,
dattebayo. Quería cómpratela cuando nos declaramos pero no podía pagarla porque
era muy cara, dattebayo. Pensé que jamás podría obsequiártela pero no me rendí,
dattebayo. Y he estado ahorrando todo este tiempo para poder tenerla para ti,
dattebayo.
Las lágrimas querían
salir de mis ojos del sentimiento tan cálido que me inundó y fue por eso que me
abracé a mi esposo.
̶ Gracias, Naruto. Te amo. ̶ Fue lo único que pude
pronunciar sintiendo como me abrigaba con sus brazos.
̶ Oto-chan, oto-san aun queda un regalo,
dattebayo. ̶
Nos interrumpió Kohaku. Cogí el paquete y se lo acerqué a Naruto que lo recibió
con una sonrisa mientras me enjuagaba las lágrimas que retenía en mis ojos.
̶ No es mucho pero espero que te guste. ̶ Aclaré con una sonrisa.
̶ No digas tonterías, Sasuke. Todo lo que venga
de ti me encanta, dattebayo.
Naruto abrió su regalo
encontrándose con una bufanda, un gorro y unos guantes de color azul oscuro.
̶ Justo lo que me hacía falta, dattebayo.
- Indicó poniéndose el gorro y los guantes mientras se enrollaba la bufanda en
su cuello.
Sonreí al ver como se
ponía las prendas que yo mismo había hecho para él porque su vieja bufanda
estaba roída. Sus añejos guantes habían acabado en la basura junto a su viejo
gorro.
Después preparé el
desayuno donde comunicamos a los niños de que pronto habría un nuevo integrante
en la familia y ellos se pusieron muy felices al recibir la noticia de un nuevo
hermanito o hermanita. Incluso, escuche como Kohaku y Hikari discutían sobre el
sexo del bebé.
El resto del día fue
muy tranquilo porque la pasamos en casa disfrutando de la calidez de nuestro
hogar porque en el exterior estaba todo nevado y hacía mucho frío.
Naruto se fue a la cama
para descansar. Ya que solo había dormidos unas horas antes de bajar a abrir
los paquetes y los niños disfrutaban de sus regalos de Navidad.
Al atardecer, cuando
Naruto despertó decidimos ir a dar un paseo caminando por el barrio hasta el
parque que estaba cubierto de nieve y el río helado donde la gente
patinaba sobre él.
Nos quedamos observando
un rato a los patinadores. Yo llevaba a Ai en brazos y Naruto cargaba a Hikari
mientras que Kohaku iba entre los dos y nos cogía, a Naru y a mí, de las manos.
Realmente, me sentía
feliz de lo afortunado que era de estar con Naruto y tener esos maravillosos
hijos y el que venía en camino.
De regreso a casa comenzó
a nevar, así que cuando llegamos a nuestro humilde pero cálido hogar hice
chocolate caliente que tomamos con galletas con la felicidad y
tranquilidad que nos proporciona el tenernos unos a otros.
~Fin.~
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