sábado, 7 de enero de 2017

¡Paralelismo! Naruto


-Naruto.-

El vibrar que acompañaba la estridente melodía de un teléfono móvil, indicaba que un nuevo mensaje había llegado al buzón. Este era el décimo texto que había recibido esa mañana y estaba totalmente seguro, que como los nueve anteriores, venían a decir lo mismo, en especial cuando se trataba de esa persona de la que ahora deseaba no pensar.

Cerró los ojos con fuerza por un corto periodo de tiempo y borró el mensaje recibido, metió el pequeño aparato dentro de su mochila, cogió su vieja chaqueta deportiva y salió del edificio con dirección a la universidad.

De camino a la facultad decidió atravesar el parque a paso lento aunque eso significaba que la ruta que seguía sería más larga pero tenía tiempo como para darse el placer de disfrutar con un pequeño paseo y apreciar la belleza a su alrededor.

Los jardines llenos de flores de colores y los cerezos que bañaban el aire con sus hojas de color rosas, daba un ambiente agradable y relajante, haciéndolo sentir su cuerpo más ligero. No pudo evitar inundar sus pulmones, para soltar el aire lentamente, disfrutando de la sensación de bienestar que le dejaba en su cuerpo.

A pesar de lo temprano que era, en su paseo vio muchas personas en el lugar. Algunos compañeros de universidad y parejas que al igual que el paseaban y se deleitaban del bonito panorama que ofrecía el parque.

Sus pasos lo llevaron hasta la fuente de piedra regida por las figuras de unos bailarines. Se acercó despacio, hasta llegar al borde de la fuente, viendo su reflejo en el ondeante agua y no pudo evitar sonreírse a sí mismo. Pero entonces, una risita juguetona llegó a sus oídos, demasiado familiar para él e interrumpiendo su tranquilidad.

Giró su rostro para dar con la persona que reía y allí vio, bajo un árbol de sakura a dos chicos acaramelados, como cualquier pareja enamorada que disfrutaba de estar juntos. Ahí… se encontraba un pelirrojo y un moreno abrazados cariñosamente sin percatarse de lo que sucedía cerca a ellos, más su atención estaba puesta en su compañero y las carantoñas que se hacían el uno al otro.

No pudo evitar tragar un poco de saliva con pesadez, sintiendo un poco de amargor en su garganta.
Bajó su cabeza y girando a su derecha, se fue alejando con la misma lentitud con la que había llegado hasta aquel punto del parque y una sonrisa vacía instalada en sus labios.

Dudaba que la pareja se hubiese dado cuenta de su presencia pero tampoco le importaba en demasía, tan solo le había ayudado a concretar sus pensamientos el verlos juntos y debía de agradecerles el despejar cualquier vestigio de duda.

Suspiró y cerró por un momento lo ojos cuando estuvo lo suficientemente alejado de la fuente. Aquello no lo había esperado pero tampoco sintió el dolor punzante que antaño se clavaba en su pecho al verlo con otra persona que no fuese él y debía de estar contento por eso ya que era una de las señales que necesitaba que le decían que estaba mejorando.

Algunas imágenes aparecieron en su mente, en las que ellos estaban en las mismas situaciones como ese chico está con él ahora, junto a palabras de amor que le había susurrado en algún momento acompañado de arrumacos amorosos pero su corazón ya no palpitaba con fervor al recordarlas. Tampoco estaban las mariposas en su estomago a cada que retrataba su rostro en su mente. Ya no sentía esa necesidad de estar cerca de ese chico y estaba seguro que no quedaba nada en su interior que ofrecerle a él, pues se había encargado de destruir poco a poco cada ilusión y promesa de un futuro a su lado.

Volvió a sentir su teléfono móvil sonar en el interior de su mochila. Lo buscó para encontrarse otro mensaje de texto cuyo destinatario era aquel individuo y, como los anteriores, le pedía disculpas, prometiéndole que no lo volvería ha hacer y que todo había sido un error. No pudo reprimir el pensar de qué se trataba de un cínico.

̶ “¿Cómo era capaz de estar con una persona y a la vez, enviar mensajes para reconciliarse con otra persona?”̶  Se cuestionó mentalmente.

Apretó con fuerza el aparato, sin poder creer lo grosero que era aquel personaje del que alguna vez estuvo enamorado. Nuevamente, recordó su relación con ese sujeto y el pensamiento de que había perdido su tiempo en un noviazgo infructuoso en el que nunca fue valorado como se debía lo hizo enfadar ante el hecho de que se sentía como un juguete a manos de un niño.

Suspiró, otra vez, consiguiendo tranquilizarse un poco. Volviendo a guardar el teléfono en su mochila  y dirigirse de una vez a la universidad a paso apresurado.

El descaso había llegado por fin, después de dos clases de pura charla aburrida, salió corriendo a la biblioteca necesitaba buscar algunos libros para llevarse a casa y poder terminar el trabajo que le había encargado hace dos semana el profesor Pain y que tendría que entregar en una semana más si no deseaba suspender el trimestre.

Al llegar a la biblioteca, preguntó a la encargada por donde buscar los libros que le hacían falta y la mujer, encantada, le indicó el pasillo de grandes estanterías para que quince minutos más tarde ya tenía tres libros en sus manos. Aun seguía hojeando libros para tener la mayor información posible para su trabajo, cuando escuchó la voz de una chica. Curioso se acercó al final del pasillo pero sin salir a este, quedando oculto por la estantería, donde observó a una muchacha que se disculpaba humildemente con un sonrojo en las mejillas. No podía ver a quién se dirigía pero si pudo oír perfectamente su voz, la cual era perfectamente conocida para él.

̶  Ten más cuidado la próxima vez, ¿vale?  ̶  Aconsejó la sensual voz varonil.

̶ S-si… lo tendré en cuenta, y… me preguntaba s-si… ¿podría ayudarte? ̶ Pudo ver como aumentaba el sonrojo de la chica.

̶ Bueno estaba buscando a alguien. ̶ Dijo la voz y la chica suspiró desesperanzada. ̶ Pero al parecer no se encuentra aquí. Aunque he encontrado una belleza en su lugar y me estoy preguntando si quisieras ir conmigo a tomar… ¿un café o un té?.  ̶ La señorita, completamente ilusionada, aceptó con un fuerte rubor en sus pómulos y ambos salieron de allí con destino a la cafetería de la facultad.

̶ Sinvergüenza. ̶  Fue el mormullo que escapó de sus labios.

Salió de la biblioteca con todos los libros en los brazos, quería llegar al aula para acomodarlos dentro de su mochila pero al doblar la esquina se golpeó de frente con alguien y los libros cayeron al suelo. Se disculpó con la otra persona rápidamente, ya que la torre de libros que llevaba no lo dejaba ver bien por donde iba, y empezó a recoger los libros, cuando una voz masculina y dócil  lo sacó de su tarea.

̶ Perdóname a mí, corría sin ver por donde pasaba. ̶ Se disculpó la otra persona. ̶ ¡Ah! Estás en la clase del profesor Pain. ̶ Afirmó aquella voz con un tono de sorpresa.

Levantó su rostro y se quedó sin aliento por un momento debido a que el chico se parecía mucho a Sasuke y, por un instante, creyó estar frente a él pero no era Sasuke. Ya que Sasuke tiene el pelo de punta en la parte de atrás y el joven frente suyo lo tenía completamente liso y su piel era mucho más pálida.

̶  ¡Oh!, perdona no me he presentado. Soy Sai. ̶  Se presentó con una sonrisa extraña.

̶ Si…estoy en la clase del señor Pain y me llamo Naruto. ̶ Se presentó y confirmó lo dicho por Sai.

̶ Yo estuve en su clase el año pasado. Es muy estricto con sus tareas y será mejor que no insultes su clase. ̶ Hablaba mientras le daba en las manos los libros que aun estaban en el suelo. ̶ Recuerdo que a uno de mis compañeros le hizo hacer un trabajo, ajunto a una disculpa de cinco hojas firmada por él, por su mal comportamiento y la que tuvo que leer enfrente de toda la clase. Todo ocurrió por no haber entregado su proyecto a tiempo y por ello, se negó a recogerlo. Entonces el chico le gritó a la cara que su clase no servia para nada y que solo estaba para rellenar el horario de la carrera que estudiaba.
̶  Lo tendré en cuenta. ̶ Respondió  sin creérselo demasiado.

̶ Si quieres te puedo echar una mano con ese trabajo. Yo lo hice el año pasado. ̶ Se ofreció a ayudarlo.  ̶  Sería mi forma para que me disculpes por haber tirado tus libros.

̶ ¡Eh!, pero si fue un accidente y… ̶  No lo dejó terminar.

̶ ¡Nada de eso!, te espero a la salida, ¿ok? – Terminó Sai sin darle tiempo a Naruto de replicar, pues el moreno se marchó y ya se le hacía tarde para la clase del profesor Kakashi.

Ha pasado un mes… en la que ambos chicos se han conocido y el trabajo para la clase del profesor Pain había sido finalizado, entregado y aprobado con excelente calificación. Ambos chicos se han divertido juntos y han aprendido mucho, el uno del otro y descubriendo que tenían gustos similares.
Ha pasado un mes… en que el teléfono móvil de Naruto ha recibido muchas llamadas que no han sido contestadas, junto a muchos mensajes de disculpa pidiendo otra oportunidad, al igual que su correo electrónico repleto de e-mails que no ha respondido.

Ha pasado un mes… donde un chico de pelo color azabache ha llamado insistentemente a un chico rubio que no ha respondido a sus llamadas, mensajes o e-mails.

Ha pasado un mes… donde Sasuke ha buscado a Naruto por toda la universidad pero que desgraciadamente no ha encontrado.

Ha pasado un mes… en la que Sasuke no ha podido disfrutar con nadie íntimamente porque solo ha podido pensar en el joven de cabellos dorados, añorando su presencia y necesitando todo el ser de Naruto, sin sentir su completa satisfacción junto a sus conquistas ocasionales o los halagos de sus admiradoras y admiradores.

Ha pasado un mes… en que el joven de pelo color petróleo se ha dado cuenta de la falta que le hace el muchacho de ojos azules. Es por ese motivo que ha salido a mitad de la clase del profesor Orochimaru y se dirige al aula en la que se encuentra Naruto para contarle lo que siente, disculparse y solicitar una nueva oportunidad.

Por fin había llegado, se encontraba frente a la puerta de la clase y en la que  el chico rubio estaba dentro, teniendo que recorrer de un extremo a otro el edificio.

Tomó aire reteniéndolo unos segundos en sus pulmones para soltarlo pausadamente. Estaba completamente nervioso, iba a confesar su amor por primera vez, pues anteriormente había sido el joven de ojos zafiros el que se confesó y el solo aceptó porque le parecía lindo y sin poder imaginar que pudiera sentir algo más que un simple «me gustas».

El chico de pelo negro y mirada seria golpeó la puerta de madera. Un “adelante” procedente del interior del aula se pudo oír.

Sasuke abrió la puerta con el corazón encogido. Echó una rápida mirada a los alumnos y pudo distinguir la figura de Naruto en la tercera fila, para volver rápidamente su vista al profesor de pelo naranja y extraños ojos que impartía la clase.

̶ ¡Buenos días!, ¿podría salir un momento Uzumaki Naruto? ̶ Saludó y formuló su pregunta lo más rápido que pudo.

̶  ¿Joven no podría esperar hasta la hora de descanso? ̶ Preguntó el profesor.

̶  Se trata de una urgencia. ̶ Insistió Sasuke.

̶  Está bien…Uzumaki puede ir. ̶ Dio permiso el profesor con molestia en su tono de voz.
El chico se levantó de su lugar y salió del aula seguido del moreno, que cerró la puerta tras de sí.
Una vez fuera, el de ojos azules apoyó su espalda en la pared.

̶ ¿Qué es lo que quieres? si se trata del por qué no te he respondido a los mensaje y llamadas, creo que eso quedó claro la última vez. ̶ El rubio fue directo al grano, provocando dolor en el otro joven, que no lo demostró exteriormente.

̶ Bueno… una parte era eso y otra es que quiero que me perdones, Naruto. Se que he cometido errores y… lo siento tanto. ̶ Desvió su mirada al suelo. ̶ Se que no he sido el mejor novio del mundo y te he hecho mucho daño. Pero… solo quiero pedirte una cosa. ̶ Levantó su rostro, cogió las manos del chico delante de él, al mismo tiempo que se ponía de rodillas. ̶ Por favor, por favor perdóname, y vuelve conmigo. Comencemos desde cero, te prometo que no te defraudaré está vez, me he dado cuenta de que te amo. Por favor… ̶ Terminó de hablar con los ojos cristalizados.

̶ Sasuke… ¿cuántas veces me has dicho eso?, ¿cuántas veces te he perdonado?, ¿cuántas veces “hemos comenzado desde cero” y terminado de la misma manera? ̶  Cuestionó el rubio y el joven de pelo oscuro bajo su cabeza con los ojos fuertemente apretados. No hubo respuesta, solo un corto silenció que fue roto por Naruto. ̶ Si lo qué quieres es el perdón, ya lo tienes pero no me pidas que vuelva contigo, ya es muy tarde para eso porque si volviésemos ha estar juntos solo sería sufrimiento para ambos. Solo nos haríamos daño. Adiós, Sasuke. ̶ Se despidió el de ojos zafiros, soltando su mano del de ojos negros y besando su mejilla derecha para irse de nuevo a clase.
̶ Naruto… ̶ Susurró Sasuke con un nudo en la garganta.

El azabache se levantó del suelo unos minutos después y no pudo evitar llorar. Su corazón lo sintió romperse en miles de millones de pedazos y como una presión inundaba todo su ser, encogiendo rápidamente su alma quebrada. Todo su cuerpo quedo completamente pesado. Era horrible lo que el chico sentía. El moreno tuvo que observar como el amor de su vida lo abandonaba y el único responsable había sido él mismo. En ese momento es que se daba cuenta de que estaba enamorado de Naruto, ahora tenía que aceptar el rechazo del rubio al que tantos desplantes le había hecho. Aceptar que había sido él, el responsable de que el de orbes zafiros ya no lo amase.

En ese instante, le llegó el recuerdo de una  de sus últimas discusiones con Naruto cuando aun eran pareja y no lo tomaba en cuenta. No consiguió evitar sonreír irónicamente, recordando esas palabras llenas de dolor y de las cuales se burló internamente del teatro que estaba presenciando. Esas palabras continuaron repitiéndose en su mente y sus lágrimas aumentaron junto a sus gimoteos.

-“Tu no me amas, si lo hicieras no te atreverías a hacerme esto. Tú… tú no amas a nadie…por eso espero que jamás lo hagas… para que no conozcas el daño que causa el amor, como lo he ido conociendo yo a tu lado.”-



Un año después.

La hora del descanso llegó y, como ya era costumbre, Sai fue en busca de Naruto con una sonrisa nerviosa en su rostro. No tardó mucho tiempo en encontrarlo por los pasillos de la universidad.
̶ ¿Naruto podemos hablar en un lugar privado?, quiero decirte algo… importante. ̶ Preguntó un nerviosismo Sai.

̶  Claro, vamos al patio de atrás de la universidad, allí hay muy pocas personas. ̶  Propuso el de ojos azules y el otro chico asintió.
Ya en el patio trasero de la universidad, ambos chicos se sentaron en las grada de piedra de la vieja cancha de baloncesto.

Sai cogió las manos de Naruto entre las suyas y las apretó un poco mientras el rubio lo miraba con curiosidad por aquel repentino acto.

̶ Naruto se que nos conocemos hace un año y… que terminantes una relación algo larga y que te causó mucho sufrimiento pero debo decírtelo porque...creo que tienes que saberlo. ̶ Sai tragó saliva con dificultad, antes de seguir. ̶ Siento algo muy fuerte por ti y me gustaría... claro, si tu quieres, comenzar algo más... profundo. ̶ Terminó  confesándose el de piel más pálida con un ligero sonrojo en sus cara.

̶ Sai... me encantaría ser tu pareja, pues... tú también me gustas mucho pero me gustaría, que fuésemos despacio. Aun tengo presente lo de mi anterior relación y... no creo poder corresponderte por completo aún… ¿de acuerdo?. ̶ Tras estas palabras el rostro del azabache se iluminó y no logró reprimir abrazar a un ruborizado Naruto.

̶ ¡Gracias Naruto!, gracias por esta oportunidad. ̶ Dijo deshaciendo el abrazo y sonriendo ampliamente. ̶ Te quiero. ̶ No pudo reprimir decirlo, ahora que sabía que el rubio le estaba dando la oportunidad y que iba a aprovechar.

̶ Yo también te quiero, Sai. ̶ Respondió el rubito con una pequeña sonrisa y con la cara roja.



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