-Naruto.-
El vibrar que acompañaba la estridente melodía de un teléfono móvil, indicaba que un nuevo mensaje había llegado al buzón. Este era el décimo texto que había recibido esa mañana y estaba totalmente seguro, que como los nueve anteriores, venían a decir lo mismo, en especial cuando se trataba de esa persona de la que ahora deseaba no pensar.
Cerró
los ojos con fuerza por un corto periodo de tiempo y borró el mensaje recibido,
metió el pequeño aparato dentro de su mochila, cogió su vieja chaqueta deportiva
y salió del edificio con dirección a la universidad.
De
camino a la facultad decidió atravesar el parque a paso lento aunque eso
significaba que la ruta que seguía sería más larga pero tenía tiempo como para
darse el placer de disfrutar con un pequeño paseo y apreciar la belleza a su
alrededor.
Los
jardines llenos de flores de colores y los cerezos que bañaban el aire con sus
hojas de color rosas, daba un ambiente agradable y relajante, haciéndolo sentir
su cuerpo más ligero. No pudo evitar inundar sus pulmones, para soltar el aire
lentamente, disfrutando de la sensación de bienestar que le dejaba en su cuerpo.
A
pesar de lo temprano que era, en su paseo vio muchas personas en el lugar.
Algunos compañeros de universidad y parejas que al igual que el paseaban y se
deleitaban del bonito panorama que ofrecía el parque.
Sus
pasos lo llevaron hasta la fuente de piedra regida por las figuras de unos
bailarines. Se acercó despacio, hasta llegar al borde de la fuente, viendo su
reflejo en el ondeante agua y no pudo evitar sonreírse a sí mismo. Pero
entonces, una risita juguetona llegó a sus oídos, demasiado familiar para él e
interrumpiendo su tranquilidad.
Giró
su rostro para dar con la persona que reía y allí vio, bajo un árbol de sakura
a dos chicos acaramelados, como cualquier pareja enamorada que disfrutaba de
estar juntos. Ahí… se encontraba un pelirrojo y un moreno abrazados
cariñosamente sin percatarse de lo que sucedía cerca a ellos, más su atención
estaba puesta en su compañero y las carantoñas que se hacían el uno al otro.
No
pudo evitar tragar un poco de saliva con pesadez, sintiendo un poco de amargor
en su garganta.
Bajó
su cabeza y girando a su derecha, se fue alejando con la misma lentitud con la
que había llegado hasta aquel punto del parque y una sonrisa vacía instalada en
sus labios.
Dudaba
que la pareja se hubiese dado cuenta de su presencia pero tampoco le importaba
en demasía, tan solo le había ayudado a concretar sus pensamientos el verlos
juntos y debía de agradecerles el despejar cualquier vestigio de duda.
Suspiró
y cerró por un momento lo ojos cuando estuvo lo suficientemente alejado de la
fuente. Aquello no lo había esperado pero tampoco sintió el dolor punzante que
antaño se clavaba en su pecho al verlo con otra persona que no fuese él y debía
de estar contento por eso ya que era una de las señales que necesitaba que le
decían que estaba mejorando.
Algunas
imágenes aparecieron en su mente, en las que ellos estaban en las mismas
situaciones como ese chico está con él ahora, junto a palabras de amor que le
había susurrado en algún momento acompañado de arrumacos amorosos pero su
corazón ya no palpitaba con fervor al recordarlas. Tampoco estaban las
mariposas en su estomago a cada que retrataba su rostro en su mente. Ya no
sentía esa necesidad de estar cerca de ese chico y estaba seguro que no quedaba
nada en su interior que ofrecerle a él, pues se había encargado de destruir
poco a poco cada ilusión y promesa de un futuro a su lado.
Volvió
a sentir su teléfono móvil sonar en el interior de su mochila. Lo buscó para
encontrarse otro mensaje de texto cuyo destinatario era aquel individuo y, como
los anteriores, le pedía disculpas, prometiéndole que no lo volvería ha hacer y
que todo había sido un error. No pudo reprimir el pensar de qué se trataba de
un cínico.
̶ “¿Cómo era capaz de estar
con una persona y a la vez, enviar mensajes para reconciliarse con otra persona?”̶ Se cuestionó mentalmente.
Apretó
con fuerza el aparato, sin poder creer lo grosero que era aquel personaje del
que alguna vez estuvo enamorado. Nuevamente, recordó su relación con ese sujeto
y el pensamiento de que había perdido su tiempo en un noviazgo infructuoso en
el que nunca fue valorado como se debía lo hizo enfadar ante el hecho de que se
sentía como un juguete a manos de un niño.
Suspiró,
otra vez, consiguiendo tranquilizarse un poco. Volviendo a guardar el teléfono
en su mochila y dirigirse de una vez a
la universidad a paso apresurado.
El
descaso había llegado por fin, después de dos clases de pura charla aburrida, salió
corriendo a la biblioteca necesitaba buscar algunos libros para llevarse a casa
y poder terminar el trabajo que le había encargado hace dos semana el profesor
Pain y que tendría que entregar en una semana más si no deseaba suspender el
trimestre.
Al
llegar a la biblioteca, preguntó a la encargada por donde buscar los libros que
le hacían falta y la mujer, encantada, le indicó el pasillo de grandes
estanterías para que quince minutos más tarde ya tenía tres libros en sus
manos. Aun seguía hojeando libros para tener la mayor información posible para
su trabajo, cuando escuchó la voz de una chica. Curioso se acercó al final del
pasillo pero sin salir a este, quedando oculto por la estantería, donde observó
a una muchacha que se disculpaba humildemente con un sonrojo en las mejillas. No
podía ver a quién se dirigía pero si pudo oír perfectamente su voz, la cual era
perfectamente conocida para él.
̶ Ten más cuidado la próxima vez, ¿vale?
̶ Aconsejó la sensual voz
varonil.
̶ S-si… lo tendré en cuenta,
y… me preguntaba s-si… ¿podría ayudarte? ̶
Pudo ver como aumentaba el sonrojo de la chica.
̶ Bueno estaba buscando a
alguien. ̶ Dijo la voz
y la chica suspiró desesperanzada. ̶
Pero al parecer no se encuentra aquí. Aunque he encontrado una belleza en su
lugar y me estoy preguntando si quisieras ir conmigo a tomar… ¿un café o un té?. ̶
La señorita, completamente ilusionada, aceptó con un fuerte rubor en sus pómulos
y ambos salieron de allí con destino a la cafetería de la facultad.
̶ Sinvergüenza. ̶ Fue el mormullo que escapó de sus labios.
Salió
de la biblioteca con todos los libros en los brazos, quería llegar al aula para
acomodarlos dentro de su mochila pero al doblar la esquina se golpeó de frente
con alguien y los libros cayeron al suelo. Se disculpó con la otra persona
rápidamente, ya que la torre de libros que llevaba no lo dejaba ver bien por
donde iba, y empezó a recoger los libros, cuando una voz masculina y dócil lo sacó de su tarea.
̶ Perdóname a mí, corría sin
ver por donde pasaba. ̶
Se disculpó la otra persona. ̶
¡Ah! Estás en la clase del profesor Pain. ̶
Afirmó aquella voz con un tono de sorpresa.
Levantó
su rostro y se quedó sin aliento por un momento debido a que el chico se parecía
mucho a Sasuke y, por un instante, creyó estar frente a él pero no era Sasuke. Ya
que Sasuke tiene el pelo de punta en la parte de atrás y el joven frente suyo
lo tenía completamente liso y su piel era mucho más pálida.
̶ ¡Oh!, perdona no me he presentado. Soy Sai. ̶ Se presentó con una sonrisa extraña.
̶ Si…estoy en la clase del
señor Pain y me llamo Naruto. ̶
Se presentó y confirmó lo dicho por Sai.
̶ Yo estuve en su clase el
año pasado. Es muy estricto con sus tareas y será mejor que no insultes su
clase. ̶ Hablaba
mientras le daba en las manos los libros que aun estaban en el suelo. ̶ Recuerdo que a uno de mis
compañeros le hizo hacer un trabajo, ajunto a una disculpa de cinco hojas firmada
por él, por su mal comportamiento y la que tuvo que leer enfrente de toda la
clase. Todo ocurrió por no haber entregado su proyecto a tiempo y por ello, se negó
a recogerlo. Entonces el chico le gritó a la cara que su clase no servia para
nada y que solo estaba para rellenar el horario de la carrera que estudiaba.
̶ Lo tendré en cuenta. ̶ Respondió
sin creérselo demasiado.
̶ Si quieres te puedo echar
una mano con ese trabajo. Yo lo hice el año pasado. ̶ Se ofreció a ayudarlo. ̶ Sería
mi forma para que me disculpes por haber tirado tus libros.
̶ ¡Eh!, pero si fue un
accidente y… ̶ No lo dejó terminar.
̶ ¡Nada de eso!, te espero a
la salida, ¿ok? – Terminó Sai sin darle tiempo a Naruto de replicar, pues el
moreno se marchó y ya se le hacía tarde para la clase del profesor Kakashi.
Ha
pasado un mes… en la que ambos chicos se han conocido y el trabajo para la
clase del profesor Pain había sido finalizado, entregado y aprobado con
excelente calificación. Ambos chicos se han divertido juntos y han aprendido mucho,
el uno del otro y descubriendo que tenían gustos similares.
Ha
pasado un mes… en que el teléfono móvil de Naruto ha recibido muchas llamadas
que no han sido contestadas, junto a muchos mensajes de disculpa pidiendo otra
oportunidad, al igual que su correo electrónico repleto de e-mails que no ha
respondido.
Ha pasado
un mes… donde un chico de pelo color azabache ha llamado insistentemente a un
chico rubio que no ha respondido a sus llamadas, mensajes o e-mails.
Ha
pasado un mes… donde Sasuke ha buscado a Naruto por toda la universidad pero
que desgraciadamente no ha encontrado.
Ha
pasado un mes… en la que Sasuke no ha podido disfrutar con nadie íntimamente
porque solo ha podido pensar en el joven de cabellos dorados, añorando su
presencia y necesitando todo el ser de Naruto, sin sentir su completa
satisfacción junto a sus conquistas ocasionales o los halagos de sus
admiradoras y admiradores.
Ha
pasado un mes… en que el joven de pelo color petróleo se ha dado cuenta de la
falta que le hace el muchacho de ojos azules. Es por ese motivo que ha salido a
mitad de la clase del profesor Orochimaru y se dirige al aula en la que se
encuentra Naruto para contarle lo que siente, disculparse y solicitar una nueva
oportunidad.
Por
fin había llegado, se encontraba frente a la puerta de la clase y en la que el chico rubio estaba dentro, teniendo que
recorrer de un extremo a otro el edificio.
Tomó
aire reteniéndolo unos segundos en sus pulmones para soltarlo pausadamente.
Estaba completamente nervioso, iba a confesar su amor por primera vez, pues
anteriormente había sido el joven de ojos zafiros el que se confesó y el solo
aceptó porque le parecía lindo y sin poder imaginar que pudiera sentir algo más
que un simple «me
gustas».
El
chico de pelo negro y mirada seria golpeó la puerta de madera. Un “adelante”
procedente del interior del aula se pudo oír.
Sasuke
abrió la puerta con el corazón encogido. Echó una rápida mirada a los alumnos y
pudo distinguir la figura de Naruto en la tercera fila, para volver rápidamente
su vista al profesor de pelo naranja y extraños ojos que impartía la clase.
̶ ¡Buenos días!, ¿podría
salir un momento Uzumaki Naruto? ̶
Saludó y formuló su pregunta lo más rápido que pudo.
̶ ¿Joven no podría esperar hasta la hora de
descanso? ̶ Preguntó el
profesor.
̶ Se trata de una urgencia. ̶ Insistió Sasuke.
̶ Está bien…Uzumaki puede ir. ̶ Dio permiso el profesor con
molestia en su tono de voz.
El
chico se levantó de su lugar y salió del aula seguido del moreno, que cerró la
puerta tras de sí.
Una
vez fuera, el de ojos azules apoyó su espalda en la pared.
̶ ¿Qué es lo que quieres? si
se trata del por qué no te he respondido a los mensaje y llamadas, creo que eso
quedó claro la última vez. ̶
El rubio fue directo al grano, provocando dolor en el otro joven, que no lo
demostró exteriormente.
̶ Bueno… una parte era eso y
otra es que quiero que me perdones, Naruto. Se que he cometido errores y… lo
siento tanto. ̶ Desvió
su mirada al suelo. ̶
Se que no he sido el mejor novio del mundo y te he hecho mucho daño. Pero… solo
quiero pedirte una cosa. ̶
Levantó su rostro, cogió las manos del chico delante de él, al mismo tiempo que
se ponía de rodillas. ̶
Por favor, por favor perdóname, y vuelve conmigo. Comencemos desde cero, te
prometo que no te defraudaré está vez, me he dado cuenta de que te amo. Por
favor… ̶ Terminó de
hablar con los ojos cristalizados.
̶ Sasuke… ¿cuántas veces me
has dicho eso?, ¿cuántas veces te he perdonado?, ¿cuántas veces “hemos
comenzado desde cero” y terminado de la misma manera? ̶ Cuestionó el rubio y el joven de pelo oscuro
bajo su cabeza con los ojos fuertemente apretados. No hubo respuesta, solo un
corto silenció que fue roto por Naruto. ̶
Si lo qué quieres es el perdón, ya lo tienes pero no me pidas que vuelva
contigo, ya es muy tarde para eso porque si volviésemos ha estar juntos solo
sería sufrimiento para ambos. Solo nos haríamos daño. Adiós, Sasuke. ̶ Se despidió el de ojos
zafiros, soltando su mano del de ojos negros y besando su mejilla derecha para
irse de nuevo a clase.
̶ Naruto… ̶ Susurró Sasuke con un nudo
en la garganta.
El
azabache se levantó del suelo unos minutos después y no pudo evitar llorar. Su
corazón lo sintió romperse en miles de millones de pedazos y como una presión
inundaba todo su ser, encogiendo rápidamente su alma quebrada. Todo su cuerpo
quedo completamente pesado. Era horrible lo que el chico sentía. El moreno tuvo
que observar como el amor de su vida lo abandonaba y el único responsable había
sido él mismo. En ese momento es que se daba cuenta de que estaba enamorado de
Naruto, ahora tenía que aceptar el rechazo del rubio al que tantos desplantes
le había hecho. Aceptar que había sido él, el responsable de que el de orbes
zafiros ya no lo amase.
En ese
instante, le llegó el recuerdo de una de
sus últimas discusiones con Naruto cuando aun eran pareja y no lo tomaba en
cuenta. No consiguió evitar sonreír irónicamente, recordando esas palabras
llenas de dolor y de las cuales se burló internamente del teatro que estaba
presenciando. Esas palabras continuaron repitiéndose en su mente y sus lágrimas
aumentaron junto a sus gimoteos.
-“Tu no
me amas, si lo hicieras no te atreverías a hacerme esto. Tú… tú no amas a
nadie…por eso espero que jamás lo hagas… para que no conozcas el daño que causa
el amor, como lo he ido conociendo yo a tu lado.”-
Un año
después.
La
hora del descanso llegó y, como ya era costumbre, Sai fue en busca de Naruto
con una sonrisa nerviosa en su rostro. No tardó mucho tiempo en encontrarlo por
los pasillos de la universidad.
̶ ¿Naruto podemos hablar en
un lugar privado?, quiero decirte algo… importante. ̶ Preguntó un nerviosismo Sai.
̶ Claro, vamos al patio de atrás de la
universidad, allí hay muy pocas personas. ̶ Propuso el de ojos azules y el otro chico
asintió.
Ya en
el patio trasero de la universidad, ambos chicos se sentaron en las grada de
piedra de la vieja cancha de baloncesto.
Sai
cogió las manos de Naruto entre las suyas y las apretó un poco mientras el
rubio lo miraba con curiosidad por aquel repentino acto.
̶ Naruto se que nos conocemos
hace un año y… que terminantes una relación algo larga y que te causó mucho
sufrimiento pero debo decírtelo porque...creo que tienes que saberlo. ̶ Sai tragó saliva con
dificultad, antes de seguir. ̶
Siento algo muy fuerte por ti y me gustaría... claro, si tu quieres, comenzar
algo más... profundo. ̶
Terminó confesándose el de piel más
pálida con un ligero sonrojo en sus cara.
̶ Sai... me encantaría ser tu
pareja, pues... tú también me gustas mucho pero me gustaría, que fuésemos despacio.
Aun tengo presente lo de mi anterior relación y... no creo poder corresponderte
por completo aún… ¿de acuerdo?. ̶
Tras estas palabras el rostro del azabache se iluminó y no logró reprimir
abrazar a un ruborizado Naruto.
̶ ¡Gracias Naruto!, gracias por
esta oportunidad. ̶ Dijo
deshaciendo el abrazo y sonriendo ampliamente. ̶
Te quiero. ̶ No pudo
reprimir decirlo, ahora que sabía que el rubio le estaba dando la oportunidad y
que iba a aprovechar.
̶ Yo también te quiero, Sai. ̶ Respondió el rubito con una
pequeña sonrisa y con la cara roja.
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