-Gaara.-
Había
conseguido una beca de estudios que le permitiría ingresar a la famosa
Universidad Hokage de la ciudad de Konoha, en el País del Fuego. No solo quería
asistir a esa universidad por lo famosa que era sino porque se trataba de la
universidad más prestigiosa del mundo; de ella habían salido los doctores,
científicos o escritores más famosos de los últimos tiempos. Igualmente,
deseaba conocer otros lugares y desenvolverse en otro ambiente que no fuera el
de la ciudad de Tsuna junto a la presión que ejercía su familia, a pesar de
obtener buenas calificaciones. Por eso, no dudó ni un solo segundo en aceptar
la beca cuando se la ofrecieron.
Gaara
no podía pedir que su vida fuera mejor, pues todo marchaba a pedir de boca. Sus
notas no bajaban del sobresaliente y la popularidad aumentaba al ser “el chico
nuevo venido del extranjero”.
Sin
saber cómo, finalmente descubrió que le encantaba el sexo y no dudaba en
acostándose con cualquiera. Alegando, que se trataba de la mejor forma de
liberar su tensión acumulada en las clases, sin importarle que al día siguiente
despertara en un lugar diferente, con una persona desconocida o el poder
contraer alguna enfermedad de trasmisión sexual, pues en la mayoría de las
veces olvidaba usar la protección.
El
pelirrojo era invitado a infinidad de fiesta y como era de esperarse delante de
él apareció el ser perfecto y no dudó el dirigirse a su presa. Mostrándole
todos sus encantos en el arte de la seducción y como si fuera un cuento de
hadas, a las pocas horas yacían los dos teniendo sexo en el interior del cuarto
de baño de aquella pequeña casa en la que festejaban los universitarios.
Ese fue el día que marco
un antes y un después en el chico de ojos jades. Por ello, decidió tatuarse en
su frente el kanji de amor en color rojo porque eso fue lo que sintió con aquel
joven, ¡amor a primera vista!, ¡amor palpitando en su carne!, ¡amor que
embriagaba su cabeza! y ¡amor que hacía codiciar a su atractivo amante!.
En su
desesperación no tardo en encontrar toda la información posible e insinuarse a
cada momento, sin importarle que estuviese acompañado. Sabía que debía
deshacerse de un estúpido rubio que creía tener el título de novio, cosa
simple, pero en ese momento, necesitaba buscar un doble del chico de sus sueños,
Uchiha Sasuke, para mantener intimidad porque no podía dejar de pensar en él o
ver la cara de cualquiera que compartiera su mismo lecho.
-Gaa...
Gaara aah... te amo… ah…- Gemía un chico de pelo negro.
-Más…
Aah… más…- Repetía una y otra vez sin mirar al joven con el que estaba teniendo
sexo.
Y todo
terminó cuando el orgasmo llegó a sus sofocados cuerpos anunciando el fin del
ejercicio.
Hacía
cuatro meses que tenía como amante al idiota de Sai, uno de sus compañeros de
clase y uno de sus tantos pretendientes porque sí, Gaara sabía que aquel
paliducho estaba enamorado de él pero era algo que solía ocasionar.
Miró
al chico que se había recostado a su lado. Al percibir que no era su amado
frunció el ceño para levantarse rápidamente, vestirse y salir de aquella
habitación. Se dirigió al parque cercano a la universidad. Allí podía ver a los
ancianos que salían a pasear, las madres llevaban a sus hijos a jugar y los
enamorados a pasar un rato en compañía de su amado/a.
Suspiró
pesadamente y continúo su caminar pero la tranquilidad se rompió cuando escucho
unos reclamos y, sin pensar, se dirigió hasta donde se encontraba un pequeño
grupo de personas. Probablemente movido por la curiosidad se había acercado.
Como
pudo se abrió paso y para su sorpresa ahí estaba su hombre de ensueño y el que
reclamaba no era otro que su “novio” con lágrimas corriendo por su rostro. Un
sentimiento egoísta se apoderó de él y lo hizo sonreír ante el sufrimiento que
mostraba tener el rubio. Consciente de que podía aprovechar la oportunidad para
estar con Sasuke y dejara en el olvido al rubio para siempre.
̶ ¡TE HE DICHO QUE NO!. ̶ Gritó El rubio. – Aquí acaba todo Sasuke.
̶ Naruto, sabes que tú no
puedes dejarme. ̶ Habló de lo más calmado como si fuera una
escena cotidiana de su vida. – Yo te amo.
-Amar,
Amar… no me hagas reír Uchiha. ̶
Vociferó con dolor. ̶ Tú no me amas, si lo hicieras no te
atreverías a hacerme esto. Tú… tú no amas a nadie…por eso espero que jamás lo
hagas… para que no conozcas el daño que causa el amor, como lo he ido
conociendo yo a tu lado. ̶ Acabó de decir para salir corriendo con rumbo
desconocido.
Sasuke
se quedó ahí, parado con la mirada en la figura del rubio que se alejaba para
sonreír y con tono burlón comentar para sí mismo, más que para los
espectadores.
̶ Volverá, siempre vuelve ese
dobe. ̶ Tras esas palabras se dio la vuelta en sentido
contrario al rubio y emprender su marcha pero su brazo izquierdo fue agarrado
por Gaara.
Sin
duda esa era la oportunidad de volver a tener al moreno en su cama, al menos
hasta que el rubio volviese suplicando su compañía. Algo que Gaara no esperaba
que hiciese.
Había
transcurrido una semana en la que no había visto a Sai pero había sido la
semana más maravillosa de su vida porque al parecer su sueño se había hecho
realidad. El rubio no volvió a aparecer ni estar cerca de su Sasuke y eso prácticamente
lo convertían en pareja. Ya que al moreno no le importaba dar muestras
afectivas en público.
Sin
embargo, ese día había recibido un mensaje de Sai, se preguntaba que quería.
Además, suponía que debía dejar las cosas claras para que lo dejase tranquilo.
Al fin y al cabo, solo había estado con él como un sustituto de Sasuke por su
parecido físico.
Y ahí
estaban los dos, en uno de los muchos pasillos de la universidad pero de los
pocos que a esas horas se encontraban desiertos.
̶ Bien ya estamos solos, ¿qué es lo que quieres
Sai? ̶ Habló parco el pelirrojo, el cual tenía un
semblante serio y de desinterés con el otro joven, pues ahora mismo podía estar
teniendo sexo desenfrenado con su
Sasuke.
̶ Bueno, quería saber si...
¿te gustaría salir conmigo, Gaara? ̶
Preguntó el moreno con un pequeño rubor
en sus mejillas y los nervios recorriendo su cuerpo que pudo notar a la
perfección.
El
pelirrojo lo miró escrutadoramente y algo confundido antes de responderle.
̶ ¿Hablas enserio? ̶ Sai afirmó con un cabeceo. Entonces el
muchacho más bajo giró todo su cuerpo para encarar al otro y mirarlo a los ojos
con agresividad. – ¡Olvídalo!, no pienso salir con alguien como tú. ̶ Terminó sonriendo con burla.
̶ ¿Pero... por qué? Solo dame
una oportunidad para... ̶ Persistió el moreno.
̶ Ya estoy saliendo con
alguien y sin duda es mucho mejor que tú. ̶
Fue la despectiva respuesta de Gaara al
recordar al Uchiha y su agresiva naturaleza en la cama. ̶ Y no
insistas, no tienes posibilidades conmigo. Tu solo fuiste uno más. ̶ Finalizó dándole la espalda y alejándose del
de ojos oscuros riéndose por la cara del muchacho.
A la
mañana siguiente, Subaku no Gaara le había pedido a Sasuke que lo acompañara a
su aula y para su suerte el Uchiha acepto. El de ojos jades solo tenía el
propósito de darle una lección al idiota de Sai y mostrarle a todos los
chismosos de su clase el buen espécimen que tenía a su lado.
Al
llegar al aula lo buscó, hasta que lo encontró sentado y en ese momento llamó
al Uchiha. Cuando su ex amante notó su presencia, el pelirrojo miró a la clase
con una sonrisa triunfadora, se volvió a su acompañante que lo había abrazado
por la cintura y le plantó un fogoso beso en los labios.
Sabía
que toda la clase los observaba y los mormullos no se hicieron esperar. La
pareja se separó y el pelirrojo con aire triúnfate se despidió del Uchiha antes
de acercó al moreno sentándose en el lugar de al lado con un aura orgullosa,
burlona e ignorando por completo el estado de su vecino de pupitre.
La
hora del descanso llegó y vio como Sai salía como alma que lleva al diablo.
Sonrió antes de levantarse e ir a buscar a su novio. Las cosas no podían ir
mejor para Gaara.
Había
pasado un mes y el pelirrojo comenzó a notar como su moreno se alejaba poco a
poco. Como sus encuentros pasionales se iban reduciendo y cada vez que hacían
el amor ya no era como el comienzo.
Gaara
no quería aceptar que aquella persona se estaba alejando de él poco a poco. No
quería aceptar que aquel fuego se había apagado por parte del Uchiha. No quería
aceptarlo porque sabía que eso solo significaba sufrir. Porque sabía que eso
era aceptar su derrota y que el moreno no lo amaba solo había sido un simple calentón
con el que se había hecho ilusiones de un futuro inexistente de ambos.
El Subaku
sabía que Sasuke tarde o temprano lo abandonaría y ese día llegó. Con un
hermoso atardecer el muchacho de ojos negros lo llevó hasta una cafetería.
̶ Gaara…
̶ Los llamó captando la atención de aquellas
esmeraldas. – Se que lo que te voy a decir es… difícil y… doloroso.
̶ Entonces no lo digas,
Sasuke. ̶ Contestó poniendo su pálida mano sobre la del
contrario.
̶ No Gaara, lo he pensado
mucho y tienes que saberlo. – Dio un cansado suspiro. ̶ Hace
unos días fui a buscar a Naruto a su clase. ̶
Se detuvo para dar un sorbo a su café.
El
pelirrojo no reprimió una mueca de desagrado al oír el nombre.
̶ Le pedí que volviera conmigo. ̶ Continuó clavando sus pupilas en las
contrarias.
̶ ¿Y él aceptó?. ̶ Preguntó con un nudo en su garganta, temiendo
que lo dejara por aquel rubio que solo parecía saber llorar.
̶ No, él me rechazó. ̶ Otro suspiro. – Este tiempo que no ha estado
cerca de mí me he dado cuenta que lo amo. Lo amo de verdad pero ya lo perdí
para siempre. ̶ Una solitaria lágrima rodó por la nacarada
mejilla. ̶ Solo los idiotas se dan cuenta del
amor cuando ya es demasiado tarde.
El
pelirrojo se levantó con su cuerpo tembloroso y limpió la escurridiza lágrima
para luego decir con miedo.
̶ ¿Qué me quieres decir
Sasuke?. ̶ Aunque, realmente, sabía la evidente
respuesta.
̶ Ya te he causado mucho
daño, Gaara. ̶ Quitó
con delicadeza la mano de su acompañante. ̶
Y sé que no te podré amar como mereces, por eso será mejor que esta relación se
acabé aquí. ̶ El Uchiha dejó el dinero de las consumiciones
sobre la mesa. ̶ Espero que encuentres a alguien que realmente
te merezca. ̶ Besó la mejilla de un atónito pelirrojo. ̶ Hasta siempre…Gaara. ̶ Se despidió.
Su
cuerpo se movió de forma automática hasta llegar al apartamento en el que
residía se desvistió y se ducho. Se puso un pijama de rayas verdes y cuando se
acostó en la cama sus brazos se enredaron en la almohada y sus lágrimas
empezaron a surgir con fuerza. Finalmente estalló en un llanto amargo cuando
asimiló que lo habían dejado sin tener en cuenta sus emociones, sin saber cómo
conservar a la persona que quería tener a su lado pero siendo consciente de que
todo ese tiempo estaba viviendo en un sueño del cual acababa de despertar a la
cruda realidad.
Un año
después.
Gaara
se encontraba en el interior de una cafetería con karaoke y notó como poco a
poco está se llenaba de personas a pesar de que ya era un poco tarde pero al
pelirrojo poco le importaba, aun seguía lamentando la pérdida de su relación
con Sasuke, buscando una culpa o error que ocasionó la ruptura.
Cansado
de tanto alboroto dejó el dinero en la mesa y estaba dispuesto a irse del
lugar, cuando se percató de un chico que hacía tiempo con el que no hablaba
desde hacía un mucho. A pesar de haberse cruzado en los pasillos de la
universidad ni siquiera lo miraba como hacía un año atrás parecía como si lo
ocurrido en el pasado no hubiera existido nunca y fueran desconocidos.
Decidió
acercarse y hablar con él. También, pensó en que ese joven podría ser el
apropiado para olvidarse de su amor no correspondido y…¿por qué no intentarlo?.
Recordó que aquel chico le había declarado su amor desde mucho antes de estar
cerca del Uchiha y había una gran posibilidad de que siguiera enamorado de él,
al fin y al cabo, fueron amantes por un tiempo.
̶ ¿Sai?. ̶ Preguntó con voz tímida, al mismo tiempo que
se sentaba sin pedir permiso enfrente del chico de mirada negra.
̶ Buenas noches, Gaara. ̶ Saludó amablemente.
̶ ¡Hola!, ¿sabes...? He estado
pensando en todo este tiempo. Lo que pasó y quería pedirte disculpas de la
manera en que te traté, la verdad fui muy grosero. ̶ El
pelirrojo agachó la cabeza en señal de arrepentimiento y apretó su mandíbula
con fuerza.
̶ No te preocupes. ̶ Le respondió el de pelo carbón.
̶ Bueno... me preguntaba si
aún sigues sintiendo algo por mí. Podría darte una oportunidad y ¿quién
sabe? Tal vez... bueno, digo, no estás
tan mal. ̶ Hablaba el chico del tatuaje en la frente.
Pero
ese momento fue interrumpido por una voz algo chillona.
̶ Hay una cola enorme para ir
al baño. ̶ Dijo el recién llegado al moreno para sentarse
a su lado. Luego lo miró como si no lo hubiese visto hasta ese mismo momento. ̶ ¡Eh...!¡Hola!. ̶ Le saludó.
̶ Naruto el es Gaara, un
compañero de clase. ̶ Presentó Sai.
̶
Eso no es importante. ̶
Dijo con rapidez, mientras le echaba una
mirada en la que expresaba un “lárgate idiota” rubio con cara de tonto.
Vio
como el tal Naruto se removía inquieto en su asiento, hasta que uno de los
fuertes brazos de Sai rodeó la cintura del de ojos azules y lo acercó a su
cuerpo en señal de protección.
̶ Gaara, no puedo negar que es una tentadora
oferta la que me has dado, pero antes deja presentarte a Naruto. ̶ Una sonrisa extraña se formó en los labios del
moreno.
̶ No me interesa quién sea
este bueno para nada. ̶ Intervino molesto.
Sin
embargo, Sai continuó hablado. ̶ Naruto es mi novio.
El
pelirrojo volvió a mirar al rubio. Lo observó un rato, hasta que reconoció al
joven de pupilas azules sintiendo fuego en su estómago, y de nuevo puso su
atención en el chico de ojos ébanos.
̶
¿Y qué si es tu novio? No es la gran cosa, solo míralo parece un zorro
asustado en tus brazos, con esas marcas en su cara. Ni siquiera es atractivo. ̶ Escupió con malicia,
recordando que por su culpa Sasuke lo había abandonado.
̶ Puedes decir lo que quieras
pero él es mejor que tú en muchos sentidos. ̶
Sai casi gritó la oración que en algún momento él mismo le había escupido.
Muchos
de los clientes y camareros del establecimiento se quedaron mirando desconcertado
el acontecimiento. Incluso las jóvenes que cantaban en el karaoke suspendieron
su actuación para prestarle toda la atención.
Cuando
una tercera persona entró en escena.
̶ Señores... a-aquí está sus pedidos. ̶ Interrumpió temerosa la camarera, pero ninguno
de los chicos la miró.
̶ G-gracias. ̶ Murmuró Naruto.
El joven
del tatuaje se levanto de la mesa. – Entonces es un no. ̶ Sentenció con furia contenida mientras
apretaba sus puños. El interpelado solo cabeceó en una respuesta afirmativa.
Gaara
se acercó al chico que le había quitado toda su felicidad y le dio un puñetazo
en el rostro.
̶ ¡Cabrón! ¿Cómo te atreves a
quitármelo? ¿Cómo te atreves a arruinar mi vida?. ̶ Gritó
el pelirrojo furia y con el puño en alto para golpear de nuevo al joven. Pero
una pálida mano se interpuso bloqueando la trayectoria del puño y recibiendo un
golpe que lo tiró al suelo de parte del pelinegro.
̶ ¿¡Qué coño te pasa!? Él no
te ha quitado nada y has sido tu solito el que se destruye la vida. No lo
culpes por tus acciones. ̶
Le gritó Sai por segunda vez.
̶ Sí, sí que me ha quitado
algo, ese engendro te ha engatusado, te ha quitado de mi vida... ̶ Gritaba el muchacho de ojos verdes con la mirada
nublada y viendo la cara de Sasuke en Sai.
̶ Él no me ha engatusado ni nada por el estilo,
yo nunca he sido tuyo y sencillamente tu mismo fuiste el que provocó todo. ¿Es
que no recuerdas lo que pasó? ̶
Lo interrumpió, escupiéndole cada
palabra en la cara como si fueran bofetadas.
El
chico de las ojeras echó una última mirada de odio al rubio que se había
quedado al margen como un espectador con su mejilla enrojecida por el golpe y
salió corriendo del establecimiento.
Corrió
todo los que sus piernas dieron. Sin un rumbo fijo. Sin mirar por donde pasaba,
solo corría preso del dolor hasta tropezó en medio del frío pavimento y
continuo llorando.
̶ ¿Te encuentras bien? – Pregunto una voz.
El
taheño levanto su rostro con los ojos llenos de lágrimas.
̶ Espera, te ayudo a levantarte. ̶ Le ofreció aquel extraño chico con grandes
cejas y pelo negro cortado en forma de tazón. – Soy Rock Lee. ¿Y tú eres…?
̶ …
̶ Bueno, no importa si no
deseas responderme pero esta zona es peligrosa, no deberías estar por aquí. ̶ Le informó el moreno.
̶ ¿Y tú?.
̶ Que alegría así que sabes
hablar.- Le sonrió. –Yo vengo al dojo que está allí. ̶ Le
señaló el lugar. – Me gusta practicar artes marciales.
Tres
meses después.
̶ Vamos Gaara puedes hacerlo solo concéntrate. ̶ Le animaba Lee.
̶ Pero es que no puedo más,
es casi imposible que continúe asiendo flexiones. ̶ Respondió derrumbándose en el suelo.
̶ Está bien, está bien. ̶ Dijo
sonriendo y acercándose para entregarle una botella de agua, pero cuando estaba
cerca, Lee tropezó y cayó sobre el pelirrojo uniendo sus labios.
Rápidamente
Lee se levantó completamente colorado.
̶ Lo siento Gaara, yo no quería. – Intentaba disculparse.
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