Agujero

» Los personajes no me pertenecen y no hay intenciones de lucro al escribir esta corta historia.«
Manga/Anime: Durarara!
Para mayores de 16 años.
Advertencia: Muerte de personaje.

Su sonrisa pronto se volvió una risa maníaca sin apartar sus divertidos ojos del cuerpo que yacía en el suelo. Había esperado tanto tiempo ese momento que ahora parecía uno más de sus sueños en el que lograba su propósito de deshacerse del monstruo de Ikebukuro.

Dando pequeño saltitos se acercó al inmóvil cuerpo que yacía sobre el charco de sangre que se formó después de que el afilado objeto atravesara el pecho de Heiwajima, justo donde se encontraba el corazón.

– Ne… Shizu-chan, parece que al final yo gané. – Habló al cadáver jactanciosamente mientras lo miraba con desprecio sin borrar la sonrisa de triunfo. – Pensar que tuve que usar una trampa como esta para poder acabar contigo, solo afirma que eras igual que un animal salvaje. – Escupió antes de volver a reír para girar sobre sí mismo y abandonar aquel callejón dejando a su víctima, quien fue su enemigo acerrimo.

La semana que siguió, se había presentado la noticia por los medios de comunicación del hallazgo del cadáver de Shizuo y procedido a una investigación policíaca para esclarecer el motivo del asesinato de Heiwajima como encontrar al responsable o responsables del crimen. También, se le practicó la autopsia al cuerpo antes de que fuera entregado a los familiares que deseaban ofrecer la honorifica despedida a su ser querido.

Izaya había visto de lejos el funeral con la sonrisa en los labios y sus ropas desaliñadas debido a que no había dejado de celebrar su victoria sobre la bestia de Ikebukuro pero allí estaba, mirando como se retiraban los participantes del doloroso escenario.

– No deberías estar aquí. – Leyó el sorpresivo PDA que se había puesto frente a su rostro para luego mirar a la dueña de aquel aparato.

– No deberías de ser tan huraña en este lugar y ante lo que estamos presenciando, Celty, he venido a despedir a mi gran amigo. – A pesar de su tono de voz dolido la sonrisa y mirada divertida en su rostro no ocultaba su mentira.

– Terminarás sufriendo lo que has hecho. – Escribió la dullahan para mostrarle la pantalla a Izaya quien rió antes de marcharse y la mujer sin cabeza regresara al lado de Shinra quien hablaba con Kadota.

Había pasado un año y el asesinato del hombre más fuerte de Ikebukuro seguía siendo un misterio para todos, excepto para Izaya. No obstante, Orihara sentía que todo se había vuelto muy aburrido después de que Shizuo desapareciera, aquella alegría que rebosaba se había ido lentamente dejandole un extraño agujero en su interior. Izaya ya no disfrutaba con sus juegos aunque continuaba siendo el gran informante de Shinjuku pero ya nada era como antaño.

– Esto era lo que quería. – Se dijo como un mantra apretando los puños y sentía el escozor en sus ojos mientras las palabras de Celty cada día le torturaban en su mente. – Pero… pero por qué… – Se preguntó a sí mismo llevándose una mano al pecho sin reconocer sus propias emociones. – Shizu-chan… lo siento. – Murmuró sintiendo como las incomprensibles lágrimas surcaban su rostro mientras recordaba al hombre que había sido su contrincante.